La historia de la psicofotografía (Final)

LOS OTROS SERIOS

En 1914 el profesor de filosofía de la Universidad de Columbia, James H. Hyslop estudió una serie de fotografías hechas en un periodo de varios años por la señora Marguerite Du Pont Lee, una de las herederas de la «powder people» de Du Pont[1]. La señora Lee comenzó sus «fotografías psíquicas» bajo la tutela del doctor Kemper Bocock, un ministro episcopal famoso por haber compuesto varios himnos religiosos, que había muerto diez años atrás y que se comunicaba con la señora mediante la escritura automática.

Las condiciones de observación y control de las imágenes de la señora Lee eran muy poco adecuadas, según declaró Hyslop.

Mediante escritura automática Bocock le pidió a la señora Lee que intentara la fotografía psíquica. Marguerite comenzó a fotografiar pinturas al óleo de Bocock o de ella misma, colocadas sobre una silla. Algunas de las fotos mostraban reflejos luminosos e incluso caras amorfas. Algunas de ellas se parecían al pastor. Luego la señora Lee le pidió a William M. Keeler, experto en fotografías de espíritus, que le ayudara en sus experimentos. De esa manera el espíritu de Bocock comenzó a aparecer más claramente en las fotografías: bailando, rezando y en otras distintas poses.

En 1920 murió Hyslop y su puesto lo tomó Walter F. Prince. Entonces todo cambió. Prince notó que en todas las fotografías de Bocock, la cabeza del ministro aparecía en tres cuartos o de perfil (ya sea de izquierda o derecha), pero siempre guardando la misma pose. Nunca sonreía ni mostraba ninguna expresión. Todas las fotografías se parecían a las únicas dos que se le habían tomado en vida (curiosamente de tres cuartos y de perfil).

El fantasma de Bocock tenía otra singularidad: su cuerpo podía ser gordo, delgado, alto o bajito, pero en todas las fotos parecía no tener cuello. Para Prince no había duda, se había tomado la cabeza de Bocock y se le fotografiaba sobre el cuerpo de otras personas.

Además de los ya mencionados en los cuatro artículos anteriores, se conocen varios médiums que en su momento afirmaron tener el poder de hacer fotografías de espíritus. Son muchos los nombres:

Johannes Bruz en 1976, E. L. T. Mesens en 1927, Reimers y Christian Schad en 1960. Todos ellos de Alemania.

Rogers y Raymond Welsh en los Estados Unidos. Welsh se especializa en «desnudos artísticos» de fantasmas[2]. Su ex esposa, Margaret E. W. Fleming, continuó con sus experimentos y fue estudiada por el mismo doctor Jules Eisenbud. El mismo doctor estudió a un par de hermanos, Richard Veilleux y Fred Veilleux, de Waterville, Maine, quienes a través de la ouija recibieron instrucciones para hacer fotografías de espíritus. Una de las fotografías más conocidas es la de la hija de Fred, Carol, quien obtuvo una cara flotando en el cementerio de Pine Grove, en junio de 1968

Hippolyte Ferdinand Baraduc, Bonnet, Louis Darget, David, Colombés, Delanne, M. M. De Saint-Albin, Duguid, Durville, Girod, Charles Lancelin, Lefranc, Luys, Roger Pillard y Warcollier en Francia.

Baraduc realizó las experiencia más bizarras. En mayo de 1907, tras la muerte de su hijo André Baraduc, observó una curiosa formación de vapores sobre el ataúd. Hippolyte fotografió los vapores. Seis meses después, el 15 de octubre de 1907, acongojada por la pena, murió Nadine, la esposa de Hippolyte.. Baraduc ya estaba preparado y comenzó a sacar fotografías cada cinco minutos. A los 15 y 20 minutos obtuvo las fotos que lo hicieron famoso: sobre el cuerpo inerte de Nadine se ven algunas luces que van difuminándose conforme pasa e tiempo.

La señora Ada Deane, Duguid, la señora Agnes Guppy, Gladys Hayter, Hudson, John Meyers, Reeves, Russel, Slater, la señora Vearcombe y Willians en Inglaterra.

La señora Hayter, de Londres, comenzó sus experimentos en fotografía psíquica cuando en 1970 compró una cámara Instamatic. Comenzaron a aparecer rayas luminosas, extrañas nieblas e incluso fantasmas.

Damián y Ermete Fontana en Italia. Este último nacido en Sassuolo, cerca de Módena, quien supuestamente producía fotografías psíquicas sobre placas fotográficas vírgenes con sólo la imposición de sus manos.

Adrien Majewski en Polonia.

En Japón, el doctor Tomokichi Fukurai, de la Universidad Imperial de Tokio, realizado entre 1910 y 1913, le valió su renuncia a la universidad. Su trabajo Toshi to Nensha (Fotografía de espíritus) fue publicado en 1913 y 18 años después fue traducido al inglés[3]. Fukurai trabajaba con placas secas que exponía a los «poderes» de sus médiums. Los experimentos consistían en tratar de fotografiar pensamientos de formas simples, caligrafías hasta seres humanos vivos. Los experimentos se realizaban a distancias de más de 500 kilómetros.

En 1910 era ayudante de profesor de sicología en esa universidad y comenzó a trabajar con una clarividente llamada Chizuko Mifune, pero resultó ser un fraude. Apenada por haber sido descubierta, Chizuko se suicidó en 1911, a los 25 años, tomando veneno[4]. Creyente convencido de lo sobrenatural, Fukurai no se amilanó y pronto encontró otra médium llamada Ikoku Nagao, que resultó que también hacía fraudes.

Fukurai continuó con sus estudios y en 1913 encontró a Sadako Takahashi quien, además de clarividente, tenía el poder de hacer fotografías de espíritus (Nensha). Los médiums se sucedieron uno a otro. Por el laboratorio de Fukurai pasaron entre otros: la señorita Tetsuko Moritake, la señora Tsuneyo Mifune, Tenshin Takeuchi, Isai Watanabe e incluso el famoso médium inglés William Hope.

Uno de sus mejores médiums la señora Sadako Takahashi, en estado de trance, se desdoblaba en un ser que se presentaba como «Duende».

El más espectacular de todos estos médiums estudiados por Fukurai lo fue el psíquico japonés Koichi Mita[5] quien, de acuerdo con Toshiya Nakaoka, director de la Asociación Japonesa para la Investigación Psicotrónica y del Instituto Fukurai de Psicología de Niza Kadori, «proyectó mentalmente una imagen del lado oscuro de la Luna en una placa fotográfica, 26 años antes que cualquiera la viera».

De acuerdo con el periodista John Cooke[6], la foto fue hecha en noviembre de 1933 en la ciudad de Gifu, y fue confirmada por el Lunik III en octubre de 1959.

Cooke afirma que la fotografía ha estado bajo estricto control desde que fue hecha. Sin embargo, no existen datos del original debido a que la ciudad de Gifu fue borrada del mapa durante la Segunda Guerra Mundial. Si en realidad existió un original la pregunta es ¿cómo logró «sobrevivir» a la guerra? No se sabe.

El ingeniero de la NASA, James Oberg hace el siguiente comentario[7]:

«El aspecto más desconcertante de la fotografía es que se parece mucho a las fotos del Lunik III. Empero, las fotografías del Lunik III son de una pobre calidad y contienen muchos errores de interpretación y otros (una cadena montañosa, orgullosamente bautizada como «Montañas Soviéticas», resultó ser un error de transmisión).

«Aún considerando la gran similitud de las fotografías (el ángulo de visión, distancia de la toma, condiciones luminosas, y otras numerosas variables que son idénticas) podemos suponer que la foto de Mita es una versión modificada o retocada de la foto rusa».

Las fotos más recientes del lado oscuro de la Luna son bastante distintas a las del Lunik II y de Mita. En resumen, es un fraude posterior a 1959.

Masuaki Kiyota es otro psíquico japonés. Fue descubierto por el parapsicólogo Tosio Kasahara y se hizo famoso por ser la versión japonesa de Uri Geller. Pero, además de doblar cucharas, Kiyota hace la rutina de Ted Serios. Nuevamente Eisenbud estudió este médium y lo expuso a los rayos X en 1984. Para Eisenbud los poderes de Kiyota eran auténticos. Pero no para la televisión nipona. En un programa de ese mismo 1984, se encontró, en una película de alta velocidad, que Masuaki hacía trampas. Actualmente Kasahara se ha dedicado a cantar pop.

Mencionaremos sólo tangencialmente el caso del padre benedictino Alfredo Marcello Pellegrino Maria Ernetti. (1925-1994), exorcista que trabajó en Venecia y dijo haber construido un «cronovisor» mediante el cual fue capaz de fotografiar a Cristo en el momento de su crucifixión. La fotografía ha aparecido en diversas publicaciones de lo paranormal pero en realidad es un acercamiento a la cara del Cristo de un crucifijo conservado en el Santuario del Amor Misericordioso, de Collevalenza, en la italiana provincia de Perugia.

LA FOTOGRAFÍA KIRLIAN

No podía faltar en este trabajo hacer mención de la famosa fotografía Kirlian.

Este tipo de fotografía con electricidad no es algo nuevo. Sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX. George Christopher Lichtemberg comenzó a experimentar con partículas de polvo electrificadas. Las fotos que él obtuvo fueron llamadas «Electrografías».

En 1898 durante la quinta exhibición fotográfica en Rusia, Jacob J. von Narkieviez- Jodko presentó varias fotografías realizadas a partir de una descarga eléctrica. Sus experimentos los inició en 1892 y utilizaba una placa electrificada. Llamó a este técnica simplemente Fotografía eléctrica. Ya habíamos visto que el coronel Eugéne Auguste Albert De Rochas D»™Aiglun hacía fotos utilizando una bobina de Rumkorff. Por la misma época, a principios del siglo XX, tanto el americano F. E. Nipler, como el checo B. Navratil revisaron las publicaciones sobre esta técnica. Navratil y el ruso M. Pogorelski continuaron las experiencias de Narkieviez-Jodko. En Porto Alegre (RS), Brasil el padre jesuita Roberto Landell de Moura inventó, en 1904, un ingenio bautizado como «Máquina Bioelectrográfica». En las fotos aparecía un halo, que él llamó «Perianto». Continuó sacando fotografías con ese aparato hasta 1912, año en que la iglesia católica le prohibió seguir sus investigaciones que ya se estaban dirigiendo más hacia el espiritismo. El mismo Hippolyte Baraduc se servía de un campo eléctrico para efectuar sus fotografías. Para tal efecto hacía uso de una bobina de Rumkorff. En 1939, los investigadores S. Prat y J. Schlemmer (también checoslovacos) publicaron fotografías de hojas envueltas en coronas de chispas[8]. Ellos pensaron en alguna radiación desconocida, tal como en el siglo XIX se había hablado de los Rayos N «descubiertos» por René Blondlot, los Rayos V, Rayos Y, Rayos Xx, etcétera, haciendo referencia a los Rayos X de Röntgen[9].

Finalmente, y anterior a los esposos Kirlian, en 1949 el profesor Georgi Spivak, de la Universidad de Moscú, también logró imágenes electrográficas[10].

El aparato Kirlian más elemental utiliza una bobina Tesla conectada a una placa de metal. Se coloca la película y el objeto que se va a fotografiar sobre la placa, en la oscuridad. Al pasar la corriente eléctrica sobre este dispositivo, la película registra una imagen del objeto rodeada de halos luminosos. Las cosas inanimadas dan lugar a una imagen constante invariable, mientras que las cosas vivientes emiten continuamente colores cambiantes, lo que por lo demás es del todo lógico, sin que tenga nada que ver el aura o cuerpo astral.

Si se utiliza corriente alterna tendremos como resultado el disparador de una cámara de alta velocidad, pues en el mismo fragmento de película se logran varias exposiciones, y ya que los metales son magníficos conductores, el destello es continuo y sin variación, mientras que las sustancias vivas se pueden considerar como dieléctricos, por lo que se podrá apreciar esa variación en forma y color.

Algunos autores presentan como prueba de la existencia del aura el hecho de que el resplandor va desapareciendo conforme la planta o tejido va muriendo. Pero es sólo el cambio de las propiedades dieléctricas al irse secando la planta. Otros presentan como prueba la variación en color relacionado con las emociones o las enfermedades.

EL INFORME ROGO

Uno de los principales detractores de la fotografía Kirlian como fuente de fotografías paranormales surgió dentro del mismo campo de la parapsicología. Se trataba del parapsicólogo americano Scott D. Rogo. Él llegó a las siguientes conclusiones:

«En los primeros años setenta en los Estados Unidos, empezó a oírse hablar por todas partes del trabajo de Semyon Kirlian y su esposa, quienes habían descubierto accidentalmente que, al colocar un objeto en un campo de alta frecuencia y fotografiarlo, aparecía un halo a su alrededor. Si bien al principio los Kirlian no se pronunciaron sobre la naturaleza de dicho halo o corona, algunos parapsicólogos entusiastas occidentales manifestaron de inmediato que la pareja había fotografiado el aura humana, el halo brillante que rodea el cuerpo.

«Los seguidores de la nueva moda pretendían que la enfermedad, la actitud mental, etc., causaban alteraciones en la corona y que indudablemente se había descubierto algo de orden psíquico. Pronto se emprendieron investigaciones sobre el efecto Kirlian, dirigidas por Douglas Dean en Newark, Nueva Jersey, y la doctora Thelma Moss en Los Angeles. Así mismo se investigaba en Sonoma State College de California. En los tres casos respetados parapsicólogos se pusieron al timón de lo que yo consideraba un barco a punto de hundirse. Se aventuraron todo tipo de hipótesis. Cualquier cambio en el pensamiento afectaba el aura, los sanadores psíquicos mostraban diseños distintos a las personas normales, etc. En realidad, los planos del aparato ruso original eran tan vagos y, en ciertos aspectos, tan carentes de significado que las máquinas empleadas en los Estados Unidos tuvieron casi que inventarse de nuevo.

«En 1972, visité uno de los principales laboratorios dedicados al efecto Kirlian. La visita sirvió de poco para animarme a creer que este tipo de fotografía fuera algo más que otra moda y otra falacia. En mi recorrido y en las diversas visitas que siguieron, me acompañó un joven ayudante, que realizaba la mayor parte del trabajo. Le pedí que me explicara exactamente cómo operaba el aparato, pero se reconoció con pesar incapaz de hacerlo. He aquí un principio poco prometedor.

«Pronto vi que, no sólo el conjunto del aparato era increíblemente defectuoso, sino que, además, sus operadores ignoraban hasta dónde llegaban sus posibilidades y las variables que intervenían. Me aseguraron que la humedad no alteraba el funcionamiento del equipo. Sin embargo, en dos ocasiones y a escondidas del operador, me lamí el dedo antes de fotografiarlo y… no apareció aura alguna. El ayudante se excitó mucho con este hecho y le concedió una gran importancia psíquica. Incluso después de confesarle que me había lamido el dedo, el asistente siguió sosteniendo que la humedad no desorganizaba el aparato. Se lo demostré de nuevo, repitiendo mi operación y fotografiando el dedo. Todo lo que conseguimos fue el débil contorno de una aura llena de agujeros.

«En otra visita, le mostré al ayudante que, variando la presión del dedo en la plataforma fotográfica, se obtenía un aura de distinto tamaño. El hombre se vio obligado a aceptarlo. Le expliqué cómo construir un dispositivo poco costoso, que equilibraría la plataforma y mediría la presión del dedo. Solucionando así el problema. Al cabo de varias semanas, no había instalado dispositivo alguno, y el equipo de investigación seguía fotografiando auras alegremente, sin preocuparse de las deficiencias del aparato. También demostré que el calor corporal modificaba los resultados de la máquina. Estoy convencido de que las variables incontroladas de presión, calor, tiempo de exposición, humedad, que se supone no afectan al proceso, son de hecho la causa de los insólitos resultados conseguidos. Cuando los pensamientos de una persona cambian, la variación va acompañada a menudo de cambios en la resistencia eléctrica de la piel y de otras características psicofisiológicas muy sutiles. Es esto lo que afecta a las fotografías, y no el aura humana.

«A pesar de todo, los resultados de estas «˜investigaciones»™ se han publicado en revistas y se les ha dado una gran difusión en los medios de comunicación. Mis críticas no van dirigidas a la fotografía Kirlian en sí, sino a muchos de los que se dedican a investigarla. Parecen como si sintieran antipatía contra los procedimientos experimentales correctos, además de padecer una falta de preparación tanto en ciencias físicas como en fotografía. No es extraño que se produzcan resultados increíbles. Cuando comuniqué a un investigador mi preocupación por estos procedimientos defectuosos, se limitó a responderme que, puesto que todo su trabajo era «˜exploratorio»™, no tenía necesidad de proceder a una experimentación controlada. Uno se pregunta de qué escuela de experimentación proviene este novicio».

Algunos parapsicólogos habían descubierto que, al fotografiar una porción de una hoja, en la fotografía aparecía la hoja entera. A este fenómeno se le dio el nombre de «efecto de la hoja fantasma». Scott Rogo dice a este respecto lo siguiente:

«El dictamen final sobre el efecto Kirlian se pronunció en 1974, en la convención de la Parapsychological Association, por medio de un informe del doctor William Joines. Joines «“que efectuó investigaciones rigurosamente controladas en la Universidad de Duke- demostró de modo concluyente que el efecto Kirlian y los extraños diseños presentados por la «˜aura»™ se explican sin dificultad por el efecto corona. Y Joines superó el efecto de la hoja fantasma al fotografiar un efecto de roca fantasma. La Universidad de Stanford, por su parte, llegó a conclusiones similares. Publicó un informe condenatorio sobre la fotografía Kirlian en la revista Psychic de diciembre de 1974.

«Sin embargo, estoy seguro de que, a pesar de sus descubrimientos, Joines será tildado de iconoclasta y que los parapsicólogos dedicados a investigar la fotografía Kirlian ignorarán cualquier hallazgo contrario a los suyos propios. Y continuarán tomando fotografías y admirando, llenos de reverencia, sus falsas auras»[11].

¿QUÉ FOTOGRAFIAMOS CON LA CÁMARA KIRLIAN?

En contra de lo que piensan los adeptos de la fotografía Kirlian[12] la simple estimulación de la piel con la corriente de alta frecuencia que se emplea en las fotos Kirlian da lugar a que el cuerpo irradie partículas eléctricas «“iones-, que dan como resultado varias descargas en corona (algo similar a los Fuegos de San Elmo) que son captadas en la placa. A este fenómeno se le llama «Emisión de electrones fríos».

Cuando se coloca un objeto en un campo eléctrico de alta frecuencia, se producen a su alrededor emisiones que pueden fotografiarse. Si se introduce un dedo en el campo, se estimulan las propiedades dieléctricas de la piel. Una película sensible recoge los electrones e iones producidos en el campo por el estímulo. El efecto no tiene nada nuevo. Se utilizaba hace años en la industria para detectar defectos en los metales.

El médico húngaro Albert von Szent-Györgyi, que en 1937 recibió el premio Nóbel de Medicina y Fisiología por su descubrimiento de la vitamina C, sus estudios de los procesos de oxidoreducción en organismos animales y vegetales y por su investigación en Bioquímica de las contracciones musculares, pensaba que las células eran como una fábrica que efectúa operaciones eléctricas. La célula transforma las sustancias químicas en energía (mecánica, eléctrica, calor, etc.), y viceversa. La célula se alimenta ya sea de sustancias químicas o de energía (luz), produciendo varios subproductos de deshecho, en su mayor parte en fase gaseosa.

Si sometemos una célula a un campo electromagnético de alta frecuencia, puede llegar a descomponerse o a emitir varios subproductos gaseosos que en un momento pueden ionizarse debido al alto potencial eléctrico.

Cada elemento que constituye un reactivo químico, emite en una diferente longitud de onda del espectro (diferente color), así, el sodio emite un color amarillo, el potasio un lila, el nitrógeno un azul, el neón un rojo, etc. Esto explica los tonos y cambios de colores presentes en las fotografías Kirlian.

La hipótesis se confirma al saber que las fotografías Kirlian de personas que han ingerido medicamentos u otros compuestos químicos presentan patrones de color diferentes de las personas que no los han ingerido.

En cuanto a la relación con las emociones o enfermedades es bien sabido que la bioquímica de la célula cambia debido a estos factores. Estos cambios biológicos se traducen en cambios químicos que a su vez producen diferentes colores en la placa.

Además, las variaciones en voltaje del aparto redundan en variaciones en el tono e intensidad de color de la fotografía tomada.

El ingeniero Sigurd von Wurmb[13] plantea este interrogante:

«¿Fotografiamos realmente con el método Kirlian el aura de un objeto o de un ser viviente o simplemente el campo electromagnético que el cuerpo engendra al ser circulado por una corriente, o las emanaciones térmicas del mismo al ser colocado en el seno de un campo magnético?»

Von Wurmb cita un artículo del ingeniero Franz Seidl, aparecido en la revista alemana Esotera (febrero de 1973) en que éste último critica la interpretación hecha sobre las fotografías Kirlian que aparentemente revelan la «muerte» de una hoja o «el apagar del aura». Seidl escribe:

«Si la hoja es fresca y llena de savia, ella es un mejor conductor de la corriente y muestra una aureola fuertemente marcada. Pero si ésta se seca, también desaparece la savia conductora de corriente y la fotografía queda semiborrada, sin fuerza. Esto se produce durante los ensayos en el campo de alta frecuencia. El «˜movimiento de puntos luminosos y galaxias»™ se debe al efecto térmico, que obliga a la savia a acelerar su recorrido por la hoja, evaporándose al mismo tiempo».

Finalmente, von Wurmb destaca que «lo que toma la fotografía Kirlian es la irradiación que produce la descarga de campos de alta frecuencia (30,000 voltios y 50,000 Hertz) sobre la película virgen, pero no el «˜aura»™».

Confirmando este último punto, el ingeniero L. R. Costa[14], señala que deben distinguirse las imágenes de «los fenómenos del campo bioplasmático obtenidas por la fotografía Kirlian de aquellas correspondientes al efecto corona o efecto Tesla, determinadas por elevados voltajes eléctricos».

El ingeniero Costa estima que las «Kirliangrafías obtenidas, según publicaciones diversas, pueden resultar de mucha utilidad para la ciencia médica».

De todo lo anterior vemos que sin necesidad de hacer uso de la hipótesis del aura humana, la fotografía Kirlian tiene una sencilla explicación física de ser: es simplemente un efecto corona.

Actualmente, con el advenimiento de las cámaras digitales ha aparecido una nueva moda de fotografías paranormales. Se trata de los llamados «orbs», y en estos no nos extenderemos mucho ya que sólo se trata de polvo (u otros objetos delante de la cámara) que reflejan la luz del flash.

Podemos concluir esta serie diciendo que no conocemos ninguna fotografía verdaderamente paranormal, o que por lo menos sea difícil de explicar en términos de la herramienta científica actual.

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Click Here to see A Museum Display of some of the World’s Most Famous Spirit Photos

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La mayor parte de las fotografías paranormales y de espíritus mostradas en esta serie pertenecen a un álbum recopilado por William Stainton Moses y fueron tomadas por William H. Mumler, Frederick A. Hudson, F. M.Parkes, Éduard Isidore Buguet entre 1862 y1880. El álbum se guarda actualmente en el College for Psychic Studies.

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[1] Hyslop H. James, Some Unusual Phenomena in Photography, Procedings America Society of Psychical Research, Parte 3, Vol. VIII, 1914.

[2] Fleming E. W. Margaret, The man in the polka dot tie and others strangers, Fate, Vol. 29, No. 315, Illinois, junio 1976.

[3] Fukurai Tomokichi, Clairvoyance and Thoughtography, Rider and Company, London, 1931. Reimpreso por Kessinger Publishing en mayo del 2003.

[4] Esta historia es la base de la película Ringu.

[5] Fukurai Tomokichi, Japan»™s greatest medium Kohichi Mita, Psychic Observer, No. 325, 1952.

[6] Cooke John, Psychic revealed Moon»™s dark side before anyone ever saw it, National Enquirer, 19 de septiembre de 1978.

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