El Monstruo del Loch Ness (Orígenes)

EL MONSTRUO DEL LOCH NESS: ORÍGENES

Encerrado entre colinas cubiertas de brezales. Formado hace más de 25,000 años, cuando los glaciares de Escocia septentrional se fundieron precipitándose en el Gran Glen (falla geológica de unos cien kilómetros de longitud). Es alimentado por ocho ríos y 228 arroyos. Los residuos vegetales arrastrados por estos riachuelos permanecen en suspensión y limitan la visibilidad a poco más de un metro, dándole un aspecto misterioso. Es el famoso Loch Ness

Su anchura máxima es de tres kilómetros y su longitud, de casi cuarenta kilómetros (es el más largo de los lagos del Gran Glen). Mantiene una temperatura baja: en un soleado día de verano puede oscilar entre 5ºC en el fondo y 14ºC en la superficie, y aunque sus aguas nunca se hielan, la temperatura superficial promedio es de 5ºC a 6ºC.

En la actualidad y debido a las fuerzas telúricas, el Loch Ness se encuentra a unos 16 metros sobre el nivel del mar.

El Loch «“que en gaélico significa lago- debe su fama a que supuestamente habita sus aguas un enorme monstruo, posiblemente un animal prehistórico.

TIEMPO DE LEYENDAS

Las tradiciones y leyendas de los pueblos escandinavos nos hablan de dragones y seres monstruosos. Los piratas vikingos llevaban pintados en sus escudos dragones y una cabeza de dragón también remataba las proas de sus navíos.

Toda la Edad Media está llena de dragones reproducidos por la plástica medieval de mil maneras. En las vidas de San Miguel, San Jorge, Sigurd y Beowulf, hay un dragón. También están los caballeros andantes que pelean contra los dragones para rescatar a su dama.

En cuanto al monstruo del Loch Ness, la primera comunicación escrita nos llega desde el año 565 de nuestra era a través de Adamnán que se tomó el trabajo de escribir un libro sobre San Columbano, Columkill o Columbán. En el capítulo 27 del Libro II, Adamnán escribió:

«Sobre el rechazo de cierto Monstruo del Agua, por las oraciones de un hombre santo.

«Cierta vez, este hombre bendito (san Columbán) se encontraba por unos días en la provincia de los pictos. Tuvo que cruzar el río Ness y cuando se acercó a la costa vio que los moradores del lugar estaban dando sepultura a un pobre infortunado que, le dijeron, había sido atacado por un monstruo del agua, que le había mordido «˜con una mordedura espantosa»™. Habían salido en un bote a buscar ayuda pero era demasiado tarde y el hombre murió.

«Al oír esto, Columbán ordenó a sus compañeros que se lanzaran al agua y buscaran el bote. En respuesta, uno de ellos, Lugne Mocumin, se despojó de sus ropas y se zambulló.

«Pero el monstruo estaba escondido en el fondo, y al ver que el agua era enturbiada por el nadador, avanzó hacia él con las fauces abiertas.

«Y el hombre santo estaba allí mirando, junto con todos los demás, los paganos tanto como los cristianos, todos llenos de terror. Entonces, él alzó la mano e hizo el signo de la cruz, y en el nombre de Dios llamó al monstruo, diciéndole: «˜Â¡No toques a este hombre y retrocede inmediatamente!»™

«La bestia oyó la voz del santo, y con gran miedo volvió a las profundidades más rápido de lo que había venido, aunque se había acercado tanto a Lugne Mocumin que no había habido entre el hombre y la bestia más distancia que el largo de un remo.

«Entonces los hermanos, viendo que la bestia se había alejado y que su amigo estaba a salvo, bendijeron a Columbán; y los bárbaros paganos presentes, asombrados por el milagro que habían visto, glorificaron al Dios de los cristianos».

La historia es apócrifa. Si bien es cierto que San Columbano pasó su vida predicando en las High Lands (Tierras Altas o Escocia), nunca tuvo tal encuentro.

Esta historia, junto con muchas más, fue inventada por Adamnán para engrandecer la figura del misionero y con ello pelear su canonización. Pero incluso el propio Adamnán menciona que el suceso ocurrió en el río Ness y no en el Loch Ness. Por otra parte, según Adamnán, San Columba tendría otros muchos encuentros con «monstruos» en otros lugares de Escocia, a lo largo de su vida. Además, esta es la única historia que menciona un ataque de Nessie, una criatura que normalmente es descrita como tímida.

Finalmente, recordemos que las biografías de los primeros santos, a menudo se embellecían o inventaban con propósito de persuasión religiosa. No eran registros históricos.

Otro de los muchos detalles que nos demuestra lo falaz de la historia es el hecho de que el «Monstruo de Agua» entendiera un lenguaje humano: el gaélico.

Estos «Monstruos de Agua» eran conocidos con el nombre de «Kelpie» (toros del agua o caballos del agua) y probablemente se trataba de ciervos que habitaban aquellas colinas[1].

Los investigadores han encontrado un panfleto que describe estos seres, publicado en 1823. En él se nos asegura que el toro del agua no es un ser temible: vive generalmente cerca de los lochans más pequeños, y sólo sale por la noche sin molestar a nadie.

Por otra parte, el caballo del agua era un fantasma, espíritu o un ser mítico maligno, aliado con el diablo y enemigo de la humanidad. Tim Dinsdale[2] nos dice al respecto:

«Se encontraba en los lochans y los ríos cerca de los caminos frecuentados por los viajeros, y tenía el hábito de disfrazarse para poder engañar mejor a sus víctimas. En uno de sus disfraces, el Kelpie aparecía, por ejemplo, en la figura de un hermoso caballo de montar, con riendas de plata y silla decorada.

«Mordisqueando pacíficamente la hierba esperaba el primer incauto dispuesto a montar sobre su lomo. Cuando esto ocurría, el terrible Kelpie se lanzaba al galope hacia el loch y se hundía en sus profundidades arrastrando al infortunado jinete. Y luego, horror de los horrores, devoraba su cuerpo.

«En otras ocasiones, el Kelpie usaba otro disfraz. Subía a la playa con el aspecto de un joven atractivo y enamoraba la primera muchacha que apareciera, para conducirla a la condenación eterna. Pero en este caso el Kelpie no podía ocultar su pelo mojado, o con algo de arena o con algas enredadas; y si la muchacha lo advertía a tiempo tenía la posibilidad de escapar».

Según el autor y naturalista sueco Bengt Sjögren, hoy en día las creencias en monstruos de lago, asociadas con la vieja leyenda de los kelpies, se ha transformado para dar paso a una nueva leyenda. Para el hombre moderno un plesiosauro es más «plausible, realista y contemporáneo», que un kelpie o «caballo de agua». Con todo no deja de ser folklore.

PRIMEROS INFORMES MODERNOS

Los reportes de Nessie comienzan hasta la década de los treinta del siglo veinte. Sin embargo algunos criptozoólogos mencionan un supuesto avistamiento en octubre de 1871 por un «D. Mackenzie«. Se supone que este Mackenzie vio algo que moviéndose lentamente antes de salir a una velocidad más rápida, pero no se ha descubierto ninguna fuente original de 1871, lo que indica que puede ser una invención.

Hasta antes de 1932 la región del Loch Ness era tan sólo una comarca olvidada de la campiña escocesa. Pequeños pueblos (o más bien caseríos) de pescadores se asentaban en las orillas del lago. Los más importantes, Fort Augustus e Inverness «“en los extremos opuestos del Loch-, poseían una población que no pasaba de los mil habitantes.

Los miembros de los concejos municipales se dieron cuenta que la región estaba quedando a la saga respecto al resto del país. El problema principal era la falta de vías de comunicación. Sólo había un viejo camino construido en 1731 por el general Wade, que unía Inverness con Fort Augustus. Tratando de remediar la situación solicitaron al gobierno la construcción de una moderna carretera, la A-82, que terminó de  construirse en 1933. Probablemente se pensó que el lago, como única atracción turística, no era suficiente como para llamar la atención de los turistas y, principalmente, de nuevos pobladores que engrandecieran la región. Este fue, posiblemente, el origen de la leyenda del monstruo del Loch Ness.

En 1855 «“y de esto hablaremos más adelante-, se había inventado el mito del monstruo del Lago Silver (estado de Nueva York). Los fines también habían sido de índole comercial y turístico.

En 1919, en las páginas de The Times de Londres, había aparecido un reportaje sobre un descomunal monstruo visto en el Congo Belga (ver más adelante otro artículo de esta misma serie). En 1931, en el mismo periodo se habló sobre el monstruo africano y se hizo mención del caso del Lago Silver (Estados Unidos). Posiblemente de ahí tomaron la idea para inventar al Monstruo del Loch Ness.

Los crédulos afirman que el monstruo apareció debido al enorme ruido y  ajetreo producido por los obreros que construían la carretera A-82. Lo cierto es que a partir de esa fecha nació la leyenda del Lago Ness.

Entre los primeros reportes, como muestra, tenemos los siguientes:

El 22 de Julio de 1933 el señor George Spicer y su esposa vieron «una extraordinaria forma de animal» cruzando la carretera frente a su coche. El señor Spicer dijo que era «la cosa más cercana a un animal prehistórico que he visto». El matrimonio lo describe como un animal de gran cuerpo (cerca de 1.2 metros de alto por 7.5 de largo), y de cuello largo, estrecho, ligeramente más grueso que la trompa de un elefante y tan largo como el ancho de la carretera (3.5 metros); el cuello tenía varias ondulaciones. Ellos no vieron extremidades a causa de un borde en la  carretera que ocultaba la parte inferior del animal. Estaba cruzando la carretera, a unos 20 metros de distancia, en dirección al lago, dejando sólo un rastro de maleza rota a su paso.

Para la gente del Loch Ness.org el avistamiento de los Spicer es fraudulento, pero fue el que inspiró la imagen de Nessie que conocemos actualmente.

Tal vez fueron los Spicer quienes inspiraron los avistamientos de «plesiosauros» de Alex Campbell. Éste último dijo haber visto un cuello de 1.9 metros de largo fuera del agua, seguido por una joroba de nueve metros. Pero después dijo que esta observación fue debida a un cormorán distorsionado por un espejismo (¿?) En realidad la credibilidad de Campbell es mínima: en toda su vida hizo dieciséis avistamientos.

En diciembre de ese año (1933) la señora Reid, de Inverfarigaig, dijo haber visto un extraño animal en la ladera de la orilla del lago. El «monstruo» estaba parcialmente oculto por un helecho; parecía un hipopótamo con gran cabeza redondeada y enorme melena, patas cortas y gruesas, y coloración oscura. La señora Reid fue muy vaga en cuanto a detalles. A la distancia que se encontraba, unos noventa metros aproximadamente, puede que la visión haya sido un ejemplar conjuntamente deforme de las reses de las altiplanicies escocesas, comunes en la zona. Un tipo enano, de extremidades cortas, satisfaría la descripción.

 Fue también en 1933 cuado se perpetró lo que hasta ahora ha sido el más burdo fraude en la historia del monstruo.

Las recientes historias sobre el monstruo habían orillado al Daily Mail de Londres ha investigar más profundamente el asunto. Los editores del periódico se pusieron en contacto con Marmaduke «Duke» A. Wetherell, famoso cazador de caza mayor y miembro de la Real Sociedad Zoológica y Geográfica. Lo contrataron para que investigara los avistamientos e intentara encontrar al monstruo del Lago Ness.

Wetherell arribó a Inverness a mediados de diciembre. Lo acompañaba el fotógrafo Gustave Pauli y el periodista del Daily Mail Mr. Memory. Inmediatamente se dieron a la tarea de rastrear al monstruo. Durante casi una semana los resultados fueron nulos, pero el 21 de diciembre Wetherell encontró extrañas huellas en el barro suave cerca del agua: «unas huellas imposibles de identificar».

El 23 de diciembre el Daily Mail publicaba la noticia bajo el encabezado: El monstruo del Loch Ness al fin ha sido descubierto.

«El bien conocido zoólogo y cazador londinense «“decía el periodista-, Mr. M. A. Wetherell, ha hecho un trascendental descubrimiento en las márgenes del lago Ness, donde encontró una serie de huellas desconocidas, que en su opinión pertenecen a un enorme animal cuyas patas, de unos veinte centímetros de diámetro, poseen cuatro dedos. Las huellas son profundas, por lo que la bestia debe tener un gran volumen y peso, según estima Mr. Wetherell».

Las huellas habían sido encontradas a lo largo de la orilla sureste del lago, cerca de Dores. Wetherell las describió como «de una bestia de cuatro dedos con patas de cerca de ocho pulgadas. En mi opinión fueron hechas por un poderoso animal de cerca de veinte pies de longitud».

Wetherell fue tratado como un héroe por el Daily Mail, pero su gloria fue efímera. Alguien había tomado moldes en yeso de las huellas y los había enviado al Museo Británico en Londres para que fueran examinados por los doctores W. T. Calman, del Departamento de Zoología, y A. C. Minton, del Departamento de Mamíferos. Los dos investigadores estuvieron de acuerdo en que las huellas habían sido hechas con la pata disecada delantera izquierda de un bebé hipopótamo, como la que popularmente se utilizaba como recipiente para las sombrillas.

Los científicos declararon a la prensa: «Las huellas encontradas por Mr. M. A. Wetherell no difieren ostensiblemente de las que produce la pata derecha de un hipopótamo joven. Comparadas con las obtenidas en el Zoológico de Londres con un ejemplar vivo, no muestran diferencias apreciables, por lo que se puede concluir que no pertenecen a ninguna especie desconocida».

El Daily Mail se encolerizó con Wetherell y el cazador fue avergonzado. Humillado, Wetherell se retiró de la vista del público.

Wetherell había cometido un error sumamente infantil: había hecho todas las huellas con la misma pata; no había diferencia entre las patas (o huellas de las patas) traseras y delanteras, ni en la izquierda y derecha. Las huellas pertenecían a uno de sus trofeos de caza, y probablemente se le ocurrió utilizar esa pata de hipopótamo debido al reciente reporte de la señora Reid que había señalado que el monstruo se parecía a un hipopótamo.

La historia de Wetherell y su pata de hipopótamo tendrían una secuela sesenta años más tarde.

ContinuarỦ


[1] En estos días se estrena la película The Water Horse: Legend of The Deep (Mi mascota es un monstruo).

[2] Dinsdale Tim, El enigma del plesiosaurio del lago Ness, ATE, Barcelona, 1976.

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