Ovnis reflectores

Misterio del ovni de Morrisville resuelto

The Raleigh Chronicle 31 de enero 2008

Morrisville – Después de que los residentes locales preguntaron a la prensa acerca de extrañas luces en el cielo, The Raleigh Chronicle parece haber encontrado la respuesta.

En el último par de semanas, algunos residentes de Morrisville justo a las afueras de la ciudad de Cary han estado viendo extrañas luces en el cielo.

Un residente dijo que vio las luces casi todas las noches durante una semana y las vio en el cielo sobre el sur de su barrio. El residente, que pidió no ser identificado, dice que a veces hay dos luces que hacen círculos que parecen «perseguirse entre sí» una y otra vez.

Además, las luces parecen estar directamente encima, a pesar de que no pudo encontrar la fuente de las luces en el suelo o en el aire.

The de Raleigh Chronicle investigó y se dirigió al barrio donde se observaron las luces. Como si fuera una señal, la luz comenzó a aparecer después de un tiempo y pudo verse en el cielo nocturno, proyectadas en las nubes bajas.

Las luces, efectivamente, parecen estar directamente encima, pero en esa noche particular, tal vez debido al contenido de humedad en el aire, fue visible claramente un haz de luz desde la Tierra, lo que indica que las luces parecen haber sido originadas por un reflector u otra fuente de luz en tierra.

Este reportero intentó rastrear la fuente de las luces durante la primera noche, pero cuando pasaban a través de las nubes, las luces o su fuente ya no eran visibles.

En la segunda noche, tuvimos más éxito y después de conducir mientras mirábamos hacia arriba, lo que no recomendamos a nadie, hemos sido capaces de seguir las luces a lo largo de algunos de los caminos secundarios detrás de la autopista 55 en Morrisville.

Al principio pensábamos que las luces provenían de Panther Creek High School, pero una vez que llegamos ahí, era evidente que estaban más allá de la escuela.

Después de dar un par de vueltas, llegamos a la fuente de la luz – un nuevo Harris Teeter en un centro comercial terminado recientemente en la Estación de Bomberos Carpenter Road, que está fuera de la carretera 55.

Harris Teeter tiene un reflector de luz en la cima de su edificio que ha venido funcionando durante varias noches para anunciar la nueva gran apertura de la tienda – y atraer la atención, lo que, evidentemente, hizo.

Las luces del reflector son claramente visibles en el tejado del edificio y en algunas ocasiones, actúan dos luces, lo que explica las «luces persiguiéndose una a la otra».

En una noche clara, las luces pueden ser proyectadas a millas de distancia para iluminar un círculo en las nubes bajas, ya que las nubes están de hecho encima, la luz también parece estar directamente encima.

Los residentes quedaron aliviados al escuchar la explicación y un tanto sorprendidos de escuchar que un simple reflector a varias millas de su barrio puede ser visto en las nubes justo encima de sus casas.

http://raleigh2.com/

Esto me recuerda el caso del Gas de los Pantanos. Se puede encontrar la historia en los siguientes enlaces

https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/06/el-gas-de-los-pantanos/

https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/06/el-gas-de-los-pantanos-ii/

https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/06/el-gas-de-los-pantanos-final/

El Monstruo del Loch Ness. La tecnología a la caza de un mito (3)

EL MONSTRUO DEL LOCH NESS: LA TECNOLOGIA A LA CAZA DE UN MITO 3

EXPERIENCIAS CON EL SONAR

La primera expedición para estudiar el Loch Ness fue la de Sir John Murray en 1901. Murray utilizó termistores para medir la temperatura del lago desde un barco anclado en la Abadía de Fort Augustus.

Durante esta expedición uno de los monjes de la abadía usó un traje de buceo para observar el crannog sumergido en Inchnacardoch Bay, en la Isla Cherry.

Diez años después regresó Sir Murray para medir la profundidad del lago utilizando un cable de sondeo. Encontró el valor de 230 metros.

Pasaron las dos Guerras mundiales hasta que en 1960 el doctor Tucker, del Museo Británico, organizó una expedición en 1960, pero esta aventura por poco se cancela cuando Tucker fue despedido del Museo por su poco común interés en el «monstruo del Loch Ness».

Tucker haló con su amigo, el ingeniero graduado de Cambridge, Peter Baker, y éste corrió con los gastos.

La expedición utilizó una serie de cámaras y ecosondas, pero sus resultados fueron explicados como errores en el barrido del sonar.

En 1961 la Universidad de Birmingham verificó la salinidad, acidez, contenido de oxígeno y penetración de la luz en el lago. También se detectó la termoclina y se hizo un registro más exhaustivo de la fauna.

En el 62 le tocó a la Universidad de Cambridge. Durante tres semanas llevaron trabajos de dragado y medición de la biomasa. Sus resultados demostraban una biomasa insuficiente para alimentar una colonia e grandes depredadores.

Después de las expediciones de las universidades de Birmingham y Cambridge, el LNPIB decidió realizar una vigilancia de manera metódica con cámaras de cine de 35 mm con telefotos montadas en el campamento base en Achnahannet, así como en los vehículos que se ocuparon de otros lugares durante los largos días de los meses de verano. Además realizaron pruebas con sonar, atractores de peces, submarinos, experimentos acústicos subacuáticos y fotografía submarina.

A pesar de la organización y disciplina de los miembros del LNPIB, sus resultados fueron decepcionantes[1] luego de todos esos años de vigilancia. Sin embargo lograron organizar la mayor parte de la documentación referente al lago y su monstruo. Registraron las fotografías, películas y experiencias con el sonar; recogieron casi un millar de relatos y eliminaron muchas de las causas de error. Llegaron a la conclusión que ni las fotografías, películas y registros de sonar mostraban, más allá de toda duda razonable, que hubiera un animal desconocido en el Loch Ness.

EXPEDICIÓN TUCKER

Clem Skelton, director cinematográfico independiente y asesor del Loch Ness Phenomena Investigation Bureau (LNPIB)[2] sugirió utilizar un aparato de sonar, localizado en un extremo del lago por la forma casi longitudinal de este último, el aparato podría recorrer toda su superficie con cada barrido de su haz.

La idea fue recogida por el profesor Gordon D. Tucker, jefe del Depar­tamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad de Birmingham, Inglaterra.

A finales de 1967 y principios del 68, Tucker utilizó un «sonar digital», un prototipo, en donde las entradas acústicas son llevadas a un computador digital, donde se les procesa y selecciona antes de ser transmitidas a un osciloscopio para su observación. El alcance del transductor era de 800 metros. El dispositivo se fijó bajo el agua en Temple Pier en la bahía de Urquhart y se dirigió hacia la orilla opuesta, de tal forma que cualquier objeto que pasara frente a él sería registrado.

A este equipo se acopló una cámara cinematográfica de 16 mm que había sido sincronizada con la pulsación energética captada, de manera que el re­torno acústico en forma de eco de cada una de las emisiones era fotografiado tal como quedaba registrado en la pantalla del osciloscopio.

Se utilizaron 14 rollos de película, el equivalente a unas 150 horas de vigilancia. Se suponía que el aparato podía distinguir objetos con una separación de un metro. El equipo sólo proporcionaba información en profun­didad, con un error máximo de 2º, no se tenía acceso a la información iz­quierda-derecha (azimut). En otras palabras, el equipo captaba los objetos que se encontraran en una zona limitada por un cono de 12º, tal como se presentarían a vista de pájaro.

Tucker escribió un artículo en donde describía los resultados de sus experimentos. Empero, esta nota no llenaba todos los requisitos que impone Nature (la revista científica más prestigiosa) a todo el material que se publica en sus páginas.

Tucker, ayudado por el doctor Hugh Braithwaite, reorganizó sus notas y envió una comunicación a la también excelente revista inglesa New Scientist[3] en donde informaba que había detectado ecos en el lago de lo que ellos «suponían debía ser el fabuloso monstruo del Loch Ness, ahora observado por vez primera en sus actividades submarinas».

Según Tucker se captaron varios registros animados de seis metros (20 pies) de longitud ascendiendo y en la parte inferior del loch.

El artículo del New Scientist despertó la polémica en el mundillo científico. Los directores de la revista Nature escribieron el siguiente editorial en su edición del 28 de diciembre[4]:

«El monstruo fue captado con un nuevo tipo dé equipo desarrollado en la Universidad de Birmingham y montado en el Loch durante las dos últimas semanas de agosto. Dos objetos, uno de cerca de 50 metros de longitud y otro mucho más pequeño que ascendían a una velocidad de 7.5 metros por segundo, fue lo que captó el sonar. Estos ingenieros excluyen la posibilidad de que se trate de peces.

«El equipo de sonar usado por los ingenieros de Birmingham fue probado por el Fisheries Laboratory de Lowestoft en donde se descubrió que era pro­penso a una intolerable tendencia a la ambigüedad. Por ejemplo, dos blancos del mismo rango pero diferente origen tienden a aparecer en la pantalla como un solo objeto mientras, bajo ciertas circunstancias, un banco de peces o un solo pez nadando horizontalmente a través del haz del sonar puede dar la impresión de un objeto con una alta velocidad de inmersión».

El doctor Peter F. Baker, del Emmanuel College, Cambridge, trató de defender la posición de Tucker en una carta al editor publicada por Nature el 11 de enero de 1969, pero sin lograrlo.

EXPEDICIÓN CARROLL

El investigador del Acuario de Nueva York, Andrew Carroll, propuso una operación de barrido móvil con un sonar en el Lago Ness. El proyecto fue financiado por la fundación Griffis (por Nixon Griffis, el entonces director del acuario).

El barrido por arrastre, se llevó a cabo en octubre usando el Ragintea. Uno de los barridos hizo contacto con un fuerte, eco animado durante casi tres minutos al norte de Foyers.

Se determinó que el objeto debería medir unos 20 metros ya que la intensidad del eco de retorno fue dos veces mayor a la esperada en una ballena piloto de 10 pies.

En ese mismo año se utilizó un submarino, el Viperfish, para sondear las profundidades del lago. El proyecto estuvo a cargo de Dan Taylor, bajo el patrocinio de la World Book Encyclopedia. El submarino se sumergió el 1 de junio, pero como tuvo muchos problemas técnicos y no produjo nuevos datos, se canceló la operación.

Se trató de pasar la estafeta a un submarino, sin nombre, construido por Westinhouse, que era transportado por The Deep Star III, construido por General Dynamics, pero también se canceló la operación.

El Piscie, propiedad de Vickers, Ltd., tuvo mejor suerte. Este submarino se utilizó para filmar la película La vida privada de Sherlock Holmes, con un maniquí del monstruo del Loch Ness. Cuando el monstruo ficción se soltó del Piscis durante la filmación y se hundió en el fondo del loch, los ejecutivos de Vickers aprovecharon la pérdida y la «˜fiebre del monstruo»™ para permitir que el submarino hiciera un poco de exploración.

Se supone que captaron un gran objeto con el sonar del submarino y cuando el piloto trató de acercarse, el eco desapareció rápidamente del sonar. Algunos dicen que en realidad fue sólo una declaración para promocionar la película.

LOVE

Durante el verano de 1969, llegó a Inverness la primera expedición norteamericana en busca de Nessie. Esta expedición fue organizada por la Field Enterprises of America y contaba con equipos de radar muy modernos y con un mini submarino. Al frente del equipo se encontraba el experto en sonar y electrónica Robert Love.

Según Love: «Los pases de búsqueda móvil con una embarcación de sonar produjeron en 1969 nuevas pruebas de que existe un animal, por lo menos, de grandes dimensiones en las profundidades del lago Ness en Escocia».

Esta claro que existe una gran variedad de dispositivos y máquinas ca­paces de ampliar los límites de los sentidos humanos. Sin embargo, y en úl­tima instancia, los resultados que nos dan estos aparatos son analizados y captados por los sentidos del hombre via una imagen producida por la panta­lla de un osciloscopio, via un registro en una banda de papel, o a través de la observación directa del propio fenómeno. Los resultados obtenidos en el lago Ness por las diversas expediciones están sujetos, por tanto, a estas mismas condiciones.

En otras palabras, el error humano siempre estará presente en todas las investigaciones de este tipo y nunca podremos eliminarlo.

Esto fue lo que ocurrió con los experimentos de Love. En 1983 los ingenieros americanos Rikki Razdan y Alan Kielar descubrieron errores matemáti­cos y de interpretación en los resultados de las expediciones anteriores. Los objetos que habían sido reportados con movimiento propio eran estacionarios y los equipos de sonar eran los que se movían ya sea llevados por la corriente o porque sim­plemente estaban acoplados a una embarcación en movimiento[5].

Los mismos Razdan y Kielar colocaron un arreglo de 144 aparatos de so­nar cubriendo un área de 900 metros cuadrados. Prácticamente nada viviente en el Loch podría escapar de ser detectado por este impresionante equipo. Después de seis semanas de rastreo continuo los ingenieros se dieron por vencidos: no habían podido detectar al famoso monstruo.

EXPEDICIÓN MACKAL

En 1970 el biólogo y profesor de la Universidad de Chicago, Roy Mackal, organizó la que llegaría a ser conocida como la «Big Expedition». Mackal llevó hidrófonos que desplegó a todo lo largo del Loch. Se registraron «chirridos parecidos a los de los pájaros».

En octubre se registraron «golpes» y «clics» con otro hidrófono en la bahía de Urquhart. Estos sonidos eran seguidos por una «turbulencia» que fu interpretada como la cola de un gran animal en movimiento.

Se pensó que eran animales utilizando la ecolocalización para atrapar a sus presas. La intensidad de las llamadas era mayor a profundidades de menos de 100 pies. Los miembros del LNPIB decidieron intentar la comunicación con los animales que producían los sonidos al reproducir las llamadas grabadas anteriormente en el agua y escuchar a través de hidrófonos. Los resultados fueron muy diversos. A veces los patrones o la intensidad del llamando cambiaba, pero a veces no había cambio en absoluto.

SATELITES ARTIFICIALES Y CEBOS SEXUALES

En 1980 Roger Parker, director de una empresa de investigación marina, contrató los servicios de un satélite artificial francés para dar con el paradero del monstruo del Loch Ness.

Parker colocó a todo lo largo del lago Ness tres boyas dotadas de un sistema electrónico para registrar cualquier movimiento, sonido o cambio de temperatura en las profundidades del lago. Toda la información era transmi­tida por los sensores flotantes al satélite francés Argos, y éste la envia­ba a Tolouse, en Francia, donde Parker la recibía por teléfono.

«El uso del satélite es mucho más barato que si colocáramos un recep­tor en tierra y sólo cuesta unas 5 libras (10 dó1ares) por hora» -dijo Par­ker[6].

Parker tenía una experiencia de tres años en la utilización de este tipo de boyas, pero de nada le sirvió pues nunca logró detectar al «monstruo».

Un año antes, Robert Rines (el mismo de las fotografías) pretendió usar dos delfines amaestrados para filmar a Nessie.

Había pedido asesoría del Instituto Oceanográfico de California y del Departamento de Marina de los Estados Unidos para entrenar dos delfines que recorrerían el fondo del lago, provistos con cámaras de televisión inalámbricas[7].

No se sabe cuales fueron sus resultados, pero al parecer fueron negativos lo mismo que los «engaños o cebos sexuales» que había utilizado con an­terioridad[8].

OPERACIÓN DEEPSCAN

Del 9 al 11 de octubre de 1987, se llevó a cabo la Operación Deepscan – la mayor exploración con sonar del Loch Ness. Veinte pequeñas embarcaciones equipadas con aparatos de sonar fueron desplegadas, barriendo de arriba abajo el Loch Ness en línea, formando una «cortina de sonar». El organizador era Adrian J. Shine, quien dijo que los objetivos científicos del proyecto eran estudiar la distribución de los recursos pesqueros, la temperatura del agua, y el contenido del loch.

Se detectaron muchos objetos estacionarios. Sólo hubo tres contactos de sonar en movimiento. Después de analizar las imágenes de sonar se pensó que podrían ser peces de gran tamaño o tal vez desechos. No se encontró ninguna colonia de monstruos a pesar de haber peinado por completo el lago.

DISCOVERY Y OTRAS TELEVISORAS

Discovery Communications lanzó su propia expedición en 1993. Se siguieron varias vías. Una de ellas fue una nueva investigación de la fauna del lago: se descubrió una nueva especie de nematodo. También se realizaron mejoras y análisis a la película de Tim Dinsdale, la foto del cirujano y las fotos e la aleta de Rines.

También encontraron, usando un equipo de sonar, que el lago presenta una rara especie de perturbación submarina debida a la energía almacenada generada por los vientos. Esto provoca un desequilibrio entre las capas más cálidas y más frías del loch. Todos los resultados fueron mostrados en un programa llamado Loch Ness Discovered.

Loch Ness Monster: Search for the Truth, fue el programa que mostraba los resultados de la expedición del Global Underwater Search Team (GUST) de 2001.

La BBC no pudo encontrar ningún rastro de un «monstruo marino» en el Loch. Durante su expedición de julio del 2003, en la que utilizaron 600 haces de sonar separados. El equipo de la BBC llegó a la conclusión de que Nessie simplemente no existe.

ContinuarỦ


[1] De hecho esta fue la razón de que cancelaran todas sus actividades hasta 1972.

[2] El LNPIB fue fundado en 1961 por Richard Fitter, Sir Peter Scott, James David MP y la autora de More Than A Legend, Constance Whyte. Su sede se encontraba en 23 Ashley Place, London SW1, Inglaterra

[3] Braithwaite Hugh, & D. Gordon Tucker, Sonar picks up stirrings in Loch Ness, New Scientist, 40, 664-666, 19 de diciembre de 1968.

[4] Editorial, Monsters by sonar, Nature, 220, (5174), 1272, 28 de di­ciembre de 1968.

[5] Anonimo, The (retouched) Loch Ness monster, Discover, 2, (9), 6, septiembre de 1968.

[6] Cable de la agencia EFE, Caza al monstruo del lago Ness, Londres, 5 de enero de 1980.

[7] Noticiero de lo insó1ito, Delfines en busca de Nessie, DUDA, (407), 1, 18 de abril de 1979.

Harris Chris, El hombre que más ha visto al monstruo de Loch Ness, DUDA, (413), 3-4, 30 de mayo de 1979.

[8] Cable de la agencia AFP, Trampa sexual para Nessi, Londres, 10 de febrero de 1976.