Exoneran a la "última bruja de Europa"

Anna Goeldi había sido decapitada, acusada de envenenar a una nena

Después de 226 años, fue exonerada en Suiza «la última bruja de Europa»

La acusación de brujería habría sido usada para ocultar una relación extramatrimonial.

Por:  Idafe Martín

Goeldi El cantón suizo de Glarus decapitó en 1782 a Anna Goeldi, de 48 años, tras acusarla de haber envenenado a una nena de 8 años, hija del matrimonio para el que trabajaba como asistente doméstica. La niña no murió y nunca pudo demostrarse el envenenamiento. La acusación incluyó el delito de «brujería» y, así, Goeldi fue la última mujer oficialmente ejecutada en Europa por bruja.

Ahora, 226 años después, el Parlamento del mismo cantón suizo exoneró a Goeldi, tras un largo debate y consultas con la jerarquía de las iglesias Protestante y Católica.

El año pasado el mismo cantón de Glarus, a instancias de la jerarquía de la Iglesia Protestante, rechazó exonerar a Goeldi, porque no veía «necesidad de celebrar una injusticia ocurrida 225 años antes». La rectificación, que se produjo el 27 de agosto, se explica ahora porque entonces la Iglesia Protestante no tenía autoridad legal para decidir sobre la vida o muerte de Goeldi y porque además la jerarquía eclesiástica había decidido que era culpable antes de celebrarse el juicio y porque el envenenamiento no estaba castigado con la pena de muerte si la víctima no moría.

Goeldi, según un libro aparecido el año pasado y obra del periodista suizo Walter Hauser, tuvo una relación íntima con el padre de la niña asesinada, Johann Jakob Tschudi. Así, la ejecución de Goeldi se habría llevado a cabo para esconder esa relación extramatrimonial y no para castigar el supuesto envenenamiento, aunque esa fuera la causa legal alegada entonces. Goeldi confesó su supuesto crimen tras ser torturada.

El Parlamento de Glarus dice ahora que, «además de torturar y ejecutar a una persona inocente, los jueces eclesiásticos sabían que no tenían derecho legal a hacerlo, que no se había demostrado el envenenamiento y que no había base legal para dictar una pena de muerte».

Goeldi no fue ni muchos menos un caso aislado. Entre los siglos XIV y XVIII, miles de mujeres, posiblemente más de 50.000, fueron ejecutadas -la mayoría en la hoguera, pero también ahorcadas y decapitadas- en Suiza y el resto de Europa.

Pero el caso de Goeldi fue excepcional porque su ajusticiamiento por «bruja» se produjo cuando estas prácticas ya estaban prácticamente abolidas en todo el continente. El cantón de Glarus anunció también que donará 118.000 dólares a una compañía de teatro que prepara una obra sobre Goeldi para dar «un signo adicional» de rehabilitación.

El año pasado se abrió un museo en Mollis, el pueblo en el que vivió y fue ejecutada, en el 225° aniversario de su muerte. Es la primera vez que un país europeo rehabilita a una mujer ejecutada por «bruja».

De la vida de Goeldi, conocida como «la última bruja de Europa», ya se habían hecho investigaciones históricas y publicado dos novelas de relativo éxito. Al año siguiente del asesinato, dos diarios alemanes, donde las acusaciones de «brujería» eran ya cosa del pasado, publicaron la historia de la muerte de Goeldi y acusaron a Suiza de haberla asesinado sin pruebas. Entonces ya se escribió que Goeldi había denunciado a su patrón un año antes por «acoso sexual».

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