La selección natural… ¿una tautología?

LA SELECCIÓN NATURAL»¦ ¿UNA TAUTOLOGÍA?[1]

Mario Méndez Acosta

El asunto se ha politizado, ya que en cada vez mayor grado, los republicanos conservadores se adhieren a la doctrina del creacionismo dizque científico y califican a los evolucionistas de ateístas y otras lindezas.

Godless En este momento, un libro de Ann Coulter, titulado Godless: The Church of Liberalism (Sin Dios: la iglesia del liberalismo), ocupa el primer lugar en la lista de éxitos de librería del New York Times. El libro incluye cuatro capítulos en torno a la evolución. En ellos, Coulter, bien conocida por sus posturas de extrema derecha, intenta representar la evolución como una falsa ciencia, que funciona a los políticos liberales como una especie de mito fundacional del universo. La lectura del libro de Coulter resulta una experiencia alucinante pare cualquiera que haya estudiado biología en la secundaria. Su falta total de información o su deliberada falsa interpretación de los temas a este respecto hace muy difícil entender realmente lo que quiere decir. Lamentablemente, para muchas personas entre el público lector no está clara la diferencia que hay entre la complejidad de la ciencia y lo deliberadamente abstruso de los alegatos seudocientíficos, o que son el resultado de un franco analfabetismo científico.

Dice así la autora que el principal postulado de Darwin no resulta ser más que un argumento circular; según ella, a través del proceso evolutivo solo los más aptos sobreviven. Pero, ¿quiénes son los más aptos?… ¡pues los que sobreviven! Califica a quienes sostienen la teoría de la selección natural como integrantes de un culto fanático que infesta la comunidad científica y, como se trata de una tautología, no puede ser refutada por lo que no es una ciencia. Recalcan, finalmente, que no existe criterio alguno de aptitud que sea independiente de la supervivencia de una especie.

Conviene notar que Coulter y otros como ella no se atreve a afirmar que algún descubrimiento reciente haya demostrado que la teoría de la evolución resulte de algún modo inadecuada; simplemente acusan a los científicos de haber cometido una omisión lógica. Los científicos nunca esperan que una teoría importante y de gran influencia se derrumbe únicamente por detectársele un error lógico en su planteamiento. Ello ocurre solo cuando esa teoría deja de explicar un fenómeno natural con más fidelidad y provecho que alguna otra interpretación.

Nunca ha ocurrido que en la historia de la ciencia una teoría que logra aceptación general se derrumbe nada más porque un observador externo, sin mayor información, llegue casualmente y haga una observación ingeniosa. Coulter simplemente no entiende, o deforma, lo que significa la teoría de la evolución y el mismo concepto de supervivencia del más apto.

En primer Lugar, los mejor adaptados en la teoría de Darwin no son los que sobreviven, sino aquellos que dejan más descendencia, y esto lo logran porque cuentan con una ventaja sensible sobre sus competidores. Esa ventaja selectiva se les otorga al azar, mediante un proceso de mutación genética.

El biólogo evolutivo Stephen Jay Gould agrega que la evolución darwiniana es una respuesta al cambio gradual -el cual puede llegar a ser extremo- del medio ambiente, y el mismo criterio de mejor adaptación varia can el tiempo. No obstante el problema, los creacionistas no aceptan que el medio ambiente en nuestra Tierra cambie significativamente como para demandar un cambia radical de las características de la fauna y de la flora que prevalecen en un determinado tiempo, ya que ellos creen básicamente que Dios creo al mundo tal y como se encuentra en este momento.

El papel de los científicos evolucionistas en realidad es investigar que rasgo o característica de cada especie es la que le confirió a la misma ese margen de adaptación que les permitió subsistir.

REFERENCIAS

Is Natural Selection a Tautology? By Jason Rosenhouse CSICOP on line, July 2006 http://www.cicop.org/

Gould S.J., «Darwin»™s Untimely Burial», in «Ever Since Darwin: Reflections in Natural History», (1978), Penguin: London, 1991 p.42.


[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 199, México, septiembre de 2006, Págs. 60-61.

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