Un demonio en aguas del Palizada

IMPACTO AMBIENTAL

Un demonio en aguas del Palizada[1]

Juan José Morales

De los lejanos ríos de la cuenca del Amazonas, en Sudamérica, llegaron a tierras mexicanas «”o más bien, fueron traídos»” unos temibles invasores, muy apropiadamente llamados peces diablo, también llamados comúnmente plecos o plecostomos, que ahora están diezmando a las poblaciones de peces nativos en una amplia región del país. Y ya se les ha detectado en el sur de Campeche, con riesgo de que lleguen más al norte y el este, hasta Yucatán y Quintana Roo.

clip_image002Un pleco o pez diablo Pterygoplichthys pardalis. Obsérvense sus duras y resistentes escamas y sus grandes y puntiagudas espinas dorsales eréctiles, que pueden matar a un ave que lo trague.

Los hay de numerosas especies, y a primera vista parecen totalmente inofensivos. Incluso, los acuaristas los utilizan como limpiadores en sus peceras, pues tienen una gran boca en forma de ventosa y recorren las paredes alimentándose con algas y desperdicios adheridos a ellas. De hecho, fueron importados con ese propósito y se vendían «”siguen vendiéndose»” en las tiendas de acuarofilia como peces limpiadores o limpiavidrios. Pero algunos ejemplares no tardaron en ser liberados accidentalmente o en forma deliberada por personas sensibles que, al crecer demasiado y ya no caber en su acuario, no se atrevieron a matarlos y «”sin saber el daño que causarían»” los echaron en algún arroyo, río o lago.

Así comenzó el problema. Gracias a su gran adaptabilidad y alta capacidad reproductiva, aquellos primeros ejemplares pronto se multiplicaron explosivamente, fueron propagándose y comenzaron a desplazar a las especies nativas. Su proliferación, además, se facilitó porque casi no tienen enemigos naturales, ya que están protegidos por su recubrimiento de duras escamas óseas y sus fuertes y puntiagudas espinas dorsales eréctiles, que levantan al sentirse en peligro y pueden matar a un ave que los trague.

De 1995 a la fecha, los peces diablo han causado un verdadero desastre ecológico en muchos lugares. En la presa del Infiernillo, en Michoacán, por ejemplo, acabaron con la pesca de bagre, carpa y tilapia, de la cual vivían 3 600 pescadores y sus familias «”más de 45 000 personas en total»”, y en Tabasco y Chiapas ya están afectando la pesca de mojarra y pejelagarto.

Ahora, ya los tenemos, por así decir, a la vuelta de la esquina. En aguas del río Palizada, en Campeche, se han detectado numerosos ejemplares de plecos de la especie Pterygoplichthys pardalis, que alcanza unos 40 centímetros de longitud. El hallazgo fue hecho por Armando T. Wakida-Kusunoki1 y Luis Enrique Amador-del Ángel, del Centro Regional de Investigación Pesquera del Instituto Nacional de la Pesca en Ciudad del Carmen y de él dan cuenta en un artículo publicado en la Revista Mexicana de Biodiversidad de la UNAM.

El Palizada, que desemboca en la laguna de Términos es «”hay que recordarlo»” uno de los brazos en que se desparrama en la parte final de su recorrido el gran sistema fluvial Grijalva-Usumacinta, por el cual corre el 30% del agua de México. En sus ecosistemas habitan dos tercios de las especies de plantas y animales del país, y en ambos ríos y sus tributarios se han identificado hasta la fecha 64 especies de peces, amén de tortugas, crustáceos, anfibios y otros animales acuáticos. Las poblaciones de aves son también muy nutridas, sobre todo en la zona del delta, donde incluso se estableció la reserva de la biósfera Pantanos de Centla para proteger esa gran biodiversidad.

La presencia de peces diablo en el tramo final de tan importante sistema fluvial, resulta, pues, alarmante. Y más alarmante aún resulta la posibilidad de que «”por descuido de acuaristas desconocedores del peligro que representan»” esos temibles invasores vayan a dar a los ríos subterráneos de la península de Yucatán y desplacen a los peces de especies únicas en el mundo que ahí habitan.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 24 de febrero de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales.

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