El árbol congelado por un ovni: La historia de un absurdo

EL ÁRBOL CONGELADO POR UN OVNI: LA HISTORIA DE UN ABSURDO[1]

Por Jonathan Monti[2]

ArbolCongelado3El hecho ocurrió la mañana del 9 de abril de 1977 en la carretera federal México-Cuernavaca.

Los testigos principales fueron los señores Víctor Castorena Guerrero y Pablo Mújica García, quienes circulaban por ahí. Precisamente ellos narran lo ocurrido.

«Ese día íbamos a Cuernavaca por razones de trabajo, y a la altura del kilómetro 31, pasando Topilejo, sucedió algo extraordinario.

 

«Al dar la vuelta en un crucero, observé «“dice Castorena- un objeto enorme, azul que descendía en dirección a nosotros. Naturalmente, en el desconcierto, le grité al señor Mujica: «˜Â¡Mire!»™ Pero, debido al movimiento del coche, él ya no pudo verlo en ese momento.

 

«Al voltear para seguir la trayectoria de «˜aquello»™, vimos que lanzaba un rayo de forma cilíndrica y de color un poco más azul que el objeto. En un instante, el rayo de luz llegó a la tierra y después de tocar la vegetación en un área de 4 metros aproximadamente, desapareció. Una vez lanzado el rayo, el objeto cobró altura, alejándose a gran velocidad del sitio que pensamos que había quemado».

UN ÁREA CONGELADA

ArbolCongelado4Al acercarse descubrieron que en realidad el terreno estaba congelado.

«El sol «“cuenta Castorena- daba un matiz de ensueño a toda el área congelada: cada fragmento de hielo se unía a otro, manteniendo con fidelidad la formación de la Naturaleza. Era una construcción perfecta»¦ un regalo a la vista».

El área congelada abarcaba la mitad de un árbol y una gran parte del follaje que había a su alrededor, que en total medía aproximadamente 4 metros.

Todo se encontraba cubierto de hielo «“según los testigos- con asombrosa exactitud. Pareciera que cada planta, espiga o flor se encontraba dentro de una estructura de cristal.

Los testigos, no sin cierto esfuerzo, lograron arrancar «“según la historia- algunos pedazos de follaje envuelto en hielo. En ese momento otras personas que observaron el espectáculo bajaron de sus automóviles y recogieron también muestras de hielo.

Sin detenerse más, los testigos subieron a su auto, pero antes introdujeron en bolsas de plástico las ramas congeladas que habían recogido.

DIVULGARON SU HALLAZGO

ArbolCongelado5Al llegar a la ciudad de Cuernavaca, se dirigieron al restaurante de una amiga suya a quien inmediatamente mostraron las plantas envueltas en los pedazos de hielo.

Tras escuchar el relato, la señorita les recomendó que fueran al periódico «La Voz» a dar noticia del suceso.

En el periódico se encargaron de conducirlos a México para mostrar y presentar en radio y televisión la historia y las muestras.

Describiendo al ovni los señores agregaron que era de forma elipsoidal, semejante a dos platos unidos por su parte cóncava, y que despedía una luminosidad azul. Medía aproximadamente 20 metros y no emitió sonido alguno.

CONCLUSIÓN

ArbolCongelado6Este caso es el primer y único reporte de un incidente de tal magnitud. Sin arriesgar nada, a causa de su autenticidad, decidimos titular este artículo «el caso del absurdo», precisamente porque este incidente en verdad es así.

Fernando J. Téllez, quien investigó el caso, recientemente se preguntaba en el programa de televisión «Un mundo nos vigila», por qué un ovni habría congelado un área de 4 metros sin motivo aparente.

Precisamente esa es la pregunta lógica. Téllez asegura que, debido a que el fenómeno ovni en general es absurdo y quizá chocarrero, se producen tales incidentes.

«Tal vez los tripulantes de este ovni «“escribe Téllez- quisieron decir a los testigos con su sensacional despliegue: «˜Miren, aquí estamos, y somos capaces de hacer cosas como ésta. Comuníquenlo a sus semejantes»™. Tal vez lo que pretendan estos seres («¦) es hacernos cobrar conciencia de su realidad y de sus capacidades».

Quizás esto pueda ser así, pero, ¿qué es más probable? ¿Qué un ovni viniera desde otro planeta a congelar un área de 4 metros?, ¿o que dos señores, por el motivo que fuera, metieran dos ramas a su refrigerador e inventaran tal historia aportando como única evidencia eso y su testimonio? Para mí la respuesta resulta obvia; sin embargo, mejor saque usted sus propias conclusiones.

COLOFÓN[3]

ArbolCongelado1En la época en que Óscar García escribió este artículo ya estaba colaborando con los miembros de la Sociedad Mexicana para la Investigación Escéptica. Por ese entonces hacíamos la revista Perspectivas Ufológicas. Óscar, por su parte, escribía para algunas revistas de Editorial Mina (lo que luego nos permitió infiltrarnos en Contacto Ovni). Una de esas revistas era el Semanario de lo Insólito (aquel monumento a lo kitsch, lo burdo, lo grotesco), en donde no necesariamente tomaba una actitud crítica.

Óscar solía utilizar mi biblioteca ufológica a modo de consulta. Por eso me enteraba de sus proyectos y de sus artículos. Ocasionalmente pedía mi opinión, pero las más de las veces yo se la daba, sin esperar a que me la pidiera.

Cuando estaba escribiendo este artículo le dije que el caso resultaba altamente sospechoso. Por una parte, como Téllez ya había apuntado, es el único caso en la literatura ufológica en el que el ovni lanza un rayo que, en lugar de quemar, congela un área.

Óscar me cuestionó, «¿pero el árbol congelado?»

A lo que respondí: ¿Viste el árbol congelado, por lo menos en fotografías? Lo único que tienes son fotos de algunos tallos de hierbas dentro de un trozo de hielo. Eso lo puedes conseguir cortando esos tallos, metiéndolos en el refrigerador dentro de una bolsa de plástico llena de agua (curiosamente lo que mencionan Castorena y Mújica).

En efecto, no hay ni siquiera una sola foto del «árbol congelado». De hecho la historia desbarranca en esta parte. Castorena y Mújica van al periódico La Voz, a sugerencia de su amiga, y los periodistas, para dar seguimiento a lo que sería una noticia sensacional y ver con sus propios ojos el «árbol congelado», en lugar de dirigirse al sitio del encuentro (a unos 45 Km y de paso rumbo al DF), deciden llevar a los testigos hasta la ciudad de México (a 85 Km), en donde, según se interpreta en el artículo de Téllez, ya los estaban esperando para entrevistarlos en radio y televisión. Como si las cosas fueran así de fáciles y esos medios de comunicación no tuvieran una programación preestablecida (además, descontando el artículo de Téllez «“y el de García- en ninguna otra parte escuché o leí sobre este caso; es casi seguro que ni Castorena ni Mújica aparecieron en la radio y mucho menos en la televisión).

ArbolCongelado2Hubiese sido realmente impresionante ver la mitad de un árbol con un pesado bloque de hielo que, de seguro, arrancaría las ramas y doblaría el árbol. Pero nos perdimos de eso porque los «periodistas», supuestamente, prefirieron salir en televisión que realizar su trabajo, y no se detuvieron en el sitio en donde estaba el «árbol congelado» cuando viajaron rumbo a la Ciudad de México. ¿Qué les costaba tan sólo pararse unos segundos, tomar la foto y reanudar el viaje?

Existen sí, fotos del área, pero al parecer fueron tomadas posteriormente. En ellas aparecen Castorena y Mújica señalando el lugar en donde cayó el rayo. Sin embargo, no vemos ramas arrancadas, ni que el dichoso «árbol congelado» hubiese sufrido alguna alteración: sus hojas no están secas ni quemadas y, claro, tampoco tienen un solo fragmento de hielo.

Óscar me decía que esas fotos tal vez fueron tomadas por los periodistas de La Voz y no por personal de Contactos Extraterrestres. Pudiera ser, porque en ellas no aparece Téllez y sí se ven por lo menos otras dos personas distintas a Castorena y Mújica (¿los periodistas de La Voz?).

Pero eso en lugar de avalar el supuesto encuentro con un ovni, lo desmiente. Si en verdad estos periodistas se dirigieron al sitio del encuentro, lo único que demuestra es que nunca hubo un «árbol congelado» puesto que hay fotos de pedazos de hielo encapsulando algunas hierbas, y esos pequeños trozos de hielo no se han derretido, ¿porqué un enorme pedazo de hielo que cubrió la mitad de un árbol y una capa de hielo que cubrió un área de 4 metros (suponemos que cuadrados, pero en el artículo de Téllez nunca se menciona esta unidad de área, todo se expresa en unidades de longitud) ya habían desaparecido para cuando llegaron los fotógrafos?

Por otro lado, en una carretera tan transitada como la México-Cuernavaca, la aparición de un árbol congelado al lado de la carretera hubiese atraído a cientos de curiosos. Pero sólo tenemos a dos testigos (Castorena y Mújica) y a otros supuestos testigos no identificados, que fueron mencionados ¡por Castorena y Mújica!

En diversos casos presentados por Contactos Extraterrestres se enviaron muestras de terreno, fotos y otros materiales para que fueran analizados en diversos laboratorios. Recordamos aquí los casos de Cocoyoc, Puebla y Toluca y los laboratorios de Kodak. En éste caso Téllez afirma que llevaron las muestras de hielo a «que se realizara el análisis en varios laboratorios privados»¦ inclusive se recurrió a laboratorios dependientes de la Universidad Nacional Autónoma de México».

Téllez nos informa que todos esos laboratorios (de los que nunca da el nombre) se negaron a hacer los análisis «porque carecían de los componentes y reactivos necesarios» (¿para analizar agua?, eso no me lo creo).

ArbolCongelado7Téllez dice que la negativa fue «sencillamente porque cualquier institución privada u oficial lo menos que desea es verse involucrada en un análisis de algo etiquetado con la palabra ovni». ¿Y los laboratorios de Kodak? ¿Y el Instituto de Química de la UNAM? Estos dos laboratorios son mencionados por Contactos Extraterrestres como los laboratorios que realizaron varios análisis en otros tantos casos ovni investigados por personal de la revista. ¿Por qué en estos casos sí se prestaron a hacer los análisis y en el del «árbol congelado» no? Seguro que no fue porque no tenían los reactivos necesarios, y mucho menos porque tuvieran miedo de relacionarse con un caso ovni. Más bien creo que nunca se llevaron a analizar esos fragmentos de hielo, pero meter dos o tres frases conspiracionistas o contra el establishment científico queda muy bien en una revista ufológica.

Finalmente, según Téllez «los tripulantes del ovni» (¿cómo sabía Téllez que estaba tripulado?, en ese sentido Castorena y Mújica fueron más recatados y nunca hablaron de «marcianitos verdes») «quisieron hacer una demostración». Esta es una idea que tampoco compro. Sería una tontería que los «marcianitos verdes» hubieran dicho, «Miren, aquí estamos, y somos capaces de hacer cosas como ésta. Comuníquenlo a sus semejantes», porque si bien es cierto que la México-Cuernavaca es una carretera muy transitada, los habitantes de Zeta Ridículi (o los marcianitos verdes o los anunakis) hubieran tenido mucho más público si hubieran ido a congelar alguna zona de 4 metros (cuadrados) en el zócalo de la Ciudad de México.

Coincidimos con Óscar García en que «el árbol congelado por un ovni es la historia de un absurdo».


[1][1] Publicado originalmente en Semanario de lo Insólito, No. 117, México, marzo de 1994. Pág. 7.

[2] Pseudónimo de Óscar García.

[3] Escrito por el Tal Noguez el 1 de mayo del 2012.

2 pensamientos en “El árbol congelado por un ovni: La historia de un absurdo”

  1. Fabulosa Historia mi padre me la contó hace años ya que mi abuelo se la contó a él yo soy nieto del Sr. Víctor Castorena grandioso artículo, Saludos a su página por parte de la familia Castorena

  2. A mi me acaba de contar mi papá esta super historia , ya que soy una bisnieta de el Sr. Víctor Castorena; me sorprende que mi bisabuelo haya visto un OVNI que congelo un árbol,
    También saludos de la familia Castorena !!

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