IMPACTO AMBIENTAL
Que el amblipígido no le quite el sueño[1]
Juan José Morales
Un preocupado lector me envió la foto de cierto animalejo con apariencia de araña que encontró en el baño de su casa y que por su tamaño y aspecto considera que puede representar un peligro para sus hijos, por lo cual ahora se siente muy preocupado, especialmente durante la noche.
No tiene por qué preocuparse. El bicho en cuestión no debe quitarle el sueño. Es enteramente inofensivo, y debe sentirse contento de que habite su casa, pues contribuye a mantenerla limpia de moscas, mosquitos, cucarachas y otros insectos indeseables, de los cuales es un activo depredador. No es una araña, aunque lo parezca, sino un amblipígido, un artrópodo que si bien, por poseer ocho patas y no seis como los insectos, pertenece al grupo de los arácnidos y por tanto está emparentado con las arañas, no es una de ellas ya que no produce seda. Tampoco «”y esto es lo más importante»” posee glándulas venenosas.
Un amblipígido de la especie Acanthophrynus coronatus, la cual tenemos en la península. Obsérvense sus pedipalpos cuajados de espinas, con los que atrapa y mata a sus presas, y las largas y delgadas patas delanteras, que usualmente lleva levantadas y moviéndolas como antenas. De hecho, las utiliza a modo de órganos sensoriales, sobre todo para detectar agua, que necesita beber constantemente.
De estos animales ya nos ocupamos hace años en esta misma columna. Se les encuentra en las zonas tropicales y subtropicales de todo el mundo y en la península de Yucatán tenemos varias especies. La mayor de ellas es la que científicamente se conoce como Acanthophrynus coronatus y que resulta realmente impresionante ya que con las patas extendidas puede abarcar más de 20 centímetros de diámetro. A esta especie pertenece el ejemplar fotografiado por nuestro amigo lector. Y si lo encontró en el baño, es porque buscan siempre estar cerca del agua «”la cual beben con frecuencia»” y no hay mejor lugar para ello, dentro de una casa, que el depósito de agua del sanitario, donde también están a salvo de depredadores. Otros sitios donde se les encuentra en los hogares son los tinacos y las cisternas. No es común, sin embargo, que entren a las viviendas. Normalmente viven ocultos en cavidades del suelo, entre rocas y piedras, bajo pedazos de madera, troncos en descomposición o la corteza suelta de los árboles, entre la hojarasca del suelo y en otros sitios sombríos y húmedos.
Es raro verlos en pleno día, pues rehúyen la luz solar y permanecen en sus refugios húmedos y oscuros. Es por la noche cuando salen en busca de animalillos con qué alimentarse. Para atraparlos utilizan los llamados pedipalpos, unos apéndices grandes y erizados de espinas que tienen en la cabeza y por su forma recuerdan vagamente las pinzas de un alacrán. Con ellos sujetan firmemente a sus presas y les infligen mortales heridas hasta inmovilizarlas o matarlas. Pero para el ser humano son enteramente inofensivos. El único daño que pueden causar «”accidentalmente por lo demás y sólo si se les toca»” es alguna pequeña herida con las espinas de sus pedipalpos.
Todas las especies de amblipígidos son grandes. El cuerpo mide entre uno y cinco centímetros de longitud, pero lo que los hace muy impresionantes y temidos «”aunque no temibles»” es el desmesurado tamaño de sus patas, que plenamente extendidas, en los mayores ejemplares pueden abarcar cerca de 25 centímetros de lado a lado. De ellas, las del primer par, el delantero, son tan largas y delgadas que parecen antenas, sobre todo porque casi siempre las llevan levantadas y orientadas hacia delante, moviéndolas continuamente. Hay quienes creen que pican con ellas, pero no es así. Les sirven como órganos sensoriales para orientarse, detectar posibles presas, encontrar pareja en el apareamiento sexual y, sobre todo, para localizar agua, que como decíamos, les resulta indispensable.
Activos depredadores, son a su vez depredados por aves y lagartijas sobre todo. Y en las casas, como señalábamos, resultan útiles por la cantidad de insectos indeseables que devoran. No en balde en algunos lugares de México se les conoce como limpiacasas.
De modo, pues, que si se topa usted en su hogar con un amblipígido, no le tema ni lo mate. Déjelo que siga eliminando fauna nociva.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Lunes 30 de septiembre de 2013
Me e leeido todo el texto y estuvo muy bueno, yo igual a pesar de saber que son inofencibas si me encuentro una en mi casa, o corro o me muero de un infarto