Supercherías sobre el maremoto en Japón

SUPERCHERÍAS SOBRE EL MAREMOTO EN JAPÓN[1]

 

Mario Méndez Acosta

Las catástrofes que padece la humanidad frecuentemente se convierten en campo propicio para el florecimiento de diversas supercherías, mitos y estafas.

La tragedia que vivió Japón como resultado del terremoto y el subsecuente tsunami ocurridos el pasado 11 de marzo, no ha sido la excepción. Según diversos proponentes del catastrofismo ficción y de la visión mágica, el desastre fue causado, ya sea por la Luna llena, por un ovni o hasta por un rayo lanzado por Estados Unidos, capaz de cambiar el clima o de ocasionar terremotos.

Se asegura así, que desde un lugar en Alaska, donde se encuentra un enorme arreglo de 180 antenas transmisoras, capaces de funcionar como una sola, y de emitir hasta casi 4 GW, cuyo objeto es transmitir en conjunto impulsos de radiación electromagnética hacia la ionósfera, con el fin de investigar su comportamiento al rebotar en la misma y su capacidad de envío de comunicaciones de ondas electromagnéticas a gran distancia y sin grandes pérdidas de energía.

Se culpa de esto a un proyecto estadounidense conocido por sus siglas HAARP (High Frecuency Active Auroral Research Program), es decir, Programa Activo de Investigación Auroral de Alta Frecuencia que, según una mitología moderna, se ha convertido en una especie de arma en unas hipotéticas guerras meteorológicas y, ahora, hasta geológicas.

La hipótesis del ovni se basa, como ocurre normalmente, no en testimonios de expertos presentes en el lugar, sino en imágenes borrosas en una grabación. Al parecer, se trata de la imagen de un helicóptero que vuela a poca altura, lo cual no impide que se desborde la imaginación de los ovniólogos que, de manera habitual, asocian la presencia de naves extraterrestres con desastres naturales.

La hipótesis de la influencia de la Luna se basa en el hecho de que una semana después del desastre en Japón, se presentó un fenómeno astronómico muy vistoso, conocido como la Súperluna, que no es otra cosa que la coincidencia de la Luna llena con el perigeo del satélite en su órbita, el cual deriva en una Luna llena 30% más brillante de lo normal. Todo lo anterior es fruto de la imaginación de un astrólogo llamado Richard Nolle. Esta idea parece olvidar que la Luna ejerce la misma atracción gravitatoria, al menos una vez cada día, así como cada mes, sobre cualquier punto del planeta y no importa que el hemisferio lunar que siempre mira hacia la Tierra esté iluminado o no por el Sol.

La noción de que el grado de iluminación de la Luna por el Sol tiene influencia sobre los humanos se basa en la creencia primitiva de que la porción no iluminada del disco lunar desaparece o deja de influir en la Tierra durante los días en que no hay luna llena.

En el caso de quienes afirman que el sismo en Japón se debió a la acción de un rayo capaz de cambiar el clima, lanzado por EU desde Alaska, a través del sistema HAARP, todo parte de las ideas de Benjamin Fulford, un periodista estadounidense avecindado en Japón, quien asegura que este país recibió la amenaza de ser atacado por un terremoto «si no se sometía a las presiones financieras de la mafia banquera de Wall Street». Al parecer el maremoto del día 11 de marzo vino a ser la realización de dicha amenaza.

Aquí hay varias incongruencias. En primer lugar, difícilmente los terremotos pueden ser considerados parte del clima. Estos fenómenos no son atmosféricos, sino causados por los desplazamientos graduales de las placas tectónicas continentales que, al chocar o deslizarse unas sobre otras, producen estas colosales liberaciones de energía que se convierten en las ondas de un sismo. La cantidad de energía liberada en los terremotos es muy grande y está muy por encima de la capacidad de manejo de la civilización humana; así pues, queda descontada la posibilidad de que respondiera a la acción de un rayo de señales electromagnéticas. También es inocultable que Estados Unidos tiene mucho mayores problemas con las finanzas y el comercio de China que con los de Japón, y no ha lanzado ningún rayo en contra de ese gran país.


[1] Publicado originalmente como: Méndez Acosta Mario, Supercherías sobre el maremoto en Japón, Ciencia y Desarrollo, Vol. , No. , México, mayo-junio 2011. Págs. .

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