Dos kinesiologías: la seria y la cómica

ESCRUTINIO

Dos kinesiologías: la seria y la cómica[1]

Juan José Morales

Una amiga me ha preguntado sobre la kinesiología. Lo que puedo decir es que en realidad hay dos kinesiologías: una que podría denominarse seria, real, de carácter científico, y otra que no pasa de ser una de tantas patrañas de embaucadores para sacarle dinero a los ingenuos.

La verdadera kinesiología es el estudio científico de los movimientos del cuerpo humano. La otra, la de los charlatanes, usualmente llamada kinesiología aplicada, es un supuesto tratamiento médico inventado por un norteamericano de nombre George Joseph Goodheart, Jr., y perfeccionado por su discípulo John Thie, ninguno de los cuales era médico. Goodheart originalmente era quiropráctico, y a partir de esa seudomedicina armó un batidillo con elementos de filosofía síquica, taoísmo, antiguas prácticas terapéuticas orientales, los meridianos de la acupuntura china, la energía del qui, la «inteligencia innata» de la quiropráctica, y otras confusas y nada científicas ideas, y a esa mescolanza le llamó kinesiología aplicada.

Consiste «”usemos las propias y rimbombantes palabras de Thie»” en «un tratamiento global destinado a localizar y tratar desequilibrios energéticos corporales, por medio de un test muscular especial». Dicho en términos más llanos, ofrece diagnosticar y curar toda clase de enfermedades habidas y por haber con sólo observar el movimiento y la fortaleza muscular del paciente.

La kinesiología aplicada se basa en el supuesto «”jamás demostrado»” de que cualquier problema que afecta a determinado órgano, se manifiesta en la debilidad de algún músculo específico. Un músculo pectoral débil, por ejemplo, indica problemas hepáticos.

clip_image002Estos son algunos músculos cuyo examen «”dicen los llamados kinesiólogos»” permite detectar y curar toda clase de padecimientos, desde leves alergias hasta graves problemas cardíacos o hepáticos. Basta, afirman, medir su fortaleza para saber cómo andan los órganos con los que, supuestamente, están conectados.

Y si al aplicar cierta sustancia bajo la lengua ese músculo se vuelve más fuerte, ello indica que con la sustancia en cuestión podrá curarse el mal. A la inversa, el hecho de que un músculo se debilite cuando el paciente se pone determinado alimento en la boca o «”aguántese la risa»” tan sólo con que lo sostenga en la mano, es para los kinesiólogos una manera infalible de diagnosticar alergias.

Por lo tanto, si alguien se siente enfermo, el diagnóstico resulta sencillísimo: basta ver qué músculo presenta señales de debilidad para saber cuál es el órgano afectado.

Y el tratamiento es más simple todavía: con sólo fortalecer ese músculo, el paciente recobrará la salud, aunque los «kinesiólogos prácticos» advierten prudentemente, para eludir cualquier acusación de engaño, que sus métodos no constituyen una cura por sí mismos, sino sólo son auxiliares en la curación.

En honor a la verdad, empero, hay que reconocer que si bien sus métodos de diagnóstico son de una simplicidad extraordinaria, los procedimientos curativos de la kinesiología no lo son tanto. Pueden consistir lo mismo en modificar la postura o la forma de caminar, que en estirar o comprimir algún músculo, aplicar presión o masaje en determinadas articulaciones, cambiar la dieta, estimular terminales nerviosas o nodos linfáticos, y «”para curar males hepáticos»” simplemente masticar pastillas de vitamina A.

Resulta innecesario decir que si se busca información sobre la kinesiología aplicada, solamente se le encontrará en revistas de modas, espectáculos, naturismo, hechos sobrenaturales, esoterismo, platillos voladores, misterios de la Atlántida, seres extraterrestres y cuestiones por el estilo, no en revistas médicas o científicas serias. Y en cuanto a estudios para probar las afirmaciones y métodos de los «kinesiólogos», las pocas veces que han accedido a someterse a comprobación sólo han quedado en ridículo.

Sencillamente, a la kinesiología «”la de mentirijillas, no la científica que estudia el movimiento de las partes del cuerpo humano»” no hay que tomarla en serio. Es cosa de risa»¦ aunque económicamente muy productiva para quienes la practican.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 15 de mayo de 2014

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