Los reptilianos: aquí están, pero no los vemos

ESCRUTINIO

Los reptilianos: aquí están, pero no los vemos[1]

Juan José Morales

Hace muchos años, en la revista Contenido, escribí un artículo de carácter científico-especulativo sobre cuál sería el panorama biológico de la Tierra si no hubiera ocurrido la gran extinción que hace 65 millones de años acabó con el predominio de los reptiles y abrió el camino al reinado de los mamíferos. Quizá «”decíamos entonces»” los reptiles hubieran seguido evolucionando hasta convertirse en seres superiores dotados de gran inteligencia, y lo que podría denominarse la raza humana estaría constituida por seres ovíparos de aspecto reptiliano, que alimentarían a sus crías regurgitando el alimento.

Esto viene a cuento porque un lector me pregunta sobre la teoría de los reptilianos, que ha sido propalada por la Internet y por ese infame y oscurantista canal de televisión de paga denominado History Channel, en una época bastante respetable y ahora dedicado a difundir las más absurdas y estúpidas patrañas anticientíficas.

El asunto de los reptilianos «”amigo lector»” es sólo un asunto sin pies ni cabeza. Alguien inventó «”y ganó muy buen dinero vendiendo el libro en que tal cosa afirmaba»” que hace 800 mil años llegó desde la constelación de Draco (otras versiones dicen que de la constelación de Orión) una flotilla de naves interestelares cargadas con seres de inteligencia sobrenatural pero de naturaleza cruel y malévola, de dos a tres metros de estatura que pesan entre 120 y 250 kilos, robustos, con manos de tres dedos y un pulgar, y pies de tres dedos con un cuarto al lado del tobillo. Su piel, verde, es rugosa y escamosa, y sus ojos, amarillo-verdosos o rojos, tienen pupilas como las de un gato.

imageEstos son los reptilianos. Andan entre nosotros, controlan los gobiernos, las finanzas y la economía, pero no podemos verlos porque pueden cambiar instantáneamente de forma, volverse invisibles o hacer que los veamos igualititos a nosotros. Por favor, no se ría. Si lo hace, podrían aparecérsele esta noche en sus pesadillas.

Esos son los reptilianos. Desde entonces han vivido entre nosotros, y han sido los gobernantes en todos los imperios y civilizaciones (aunque por lo visto se tardaron un poco en adoptar ese papel de amos del mundo, pues llegaron hace sus buenos 800 mil años pero las primeras civilizaciones surgieron hace apenas unos siete u ocho mil años, sin que en los más de 790 mil años anteriores los reptilianos hicieran otra cosa que rascarse la barriga).

Tan extraños seres, repetimos, controlan los gobiernos. Hitler fue uno de ellos, al igual que George Bush, la familia real británica, los más poderosos banqueros, industriales y comerciantes, y «”en suma»” todo aquel que posee gran riqueza y poder. O, para decirlo en pocas palabras: los reptilianos nos gobiernan y controlan la economía.

La pregunta inevitable, desde luego, es: ¿por qué no los vemos si son tan diferentes a nosotros?

Respuesta: porque son una especie de prestidigitadores, magos, brujos o hechiceros sin igual que pueden manipular al gusto sus propias moléculas y cambiar instantáneamente de forma para verse igualititos a nosotros, los humanos comunes y corrientes. O, cuando no quieren tomarse la molestia de hacerla de transformers, simplemente desaparecen, porque entre otras prodigiosas características también poseen el don de la invisibilidad. Y si tampoco quieren andar jugando a las escondidillas desapareciendo de nuestra vista, entonces le toman el pelo a la gente haciendo que los vean con figura humana, porque son igualmente capaces de influir sobre nuestra mente más eficazmente que el mejor de los hipnotistas.

Si todo lo anterior le parece una sarta de tonterías, disparates y absurdos, es porque efectivamente lo es. Sin embargo, hay quienes lo creen a pie juntillas, y es gracias a esos crédulos que una pequeña multitud de charlatanes y embaucadores hace fortuna con libros, documentales, conferencias y artículos sobre los reptilianos y su conjura para dominar el mundo.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 15 de enero de 2015

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