El kalanchoe, otra supuesta planta milagrosa

QUE NO LE DIGAN, QUE NO LE CUENTEN

El kalanchoe, otra supuesta planta milagrosa[1]

Juan José Morales

A mi correo ha llegado uno de esos típicos mensajes, de los muchos que circulan por la Internet, acerca de una planta milagrosa que supuestamente cura el cáncer. En esta ocasión, la maravilla corresponde al kalanchoe o espinazo del diablo; Kalanchoe daigremontiana por nombre científico.

Al decir del mensaje, basta echarse al estómago 30 gramos de sus hojas crudas diariamente para lograr una «sanación de daños celulares» (sic). Agrega el mensaje que el kalanchoe no sólo acaba con el cáncer, sino también «sirve para combatir efectivamente, tumores y abscesos, hipertensión, reumatismo, cólicos renales, diarreas, enfermedades psicológicas (esquizofrenia, crisis de pánico y miedos)…» y muchos padecimientos más, como «tos, úlceras, heridas de cualquier tipo, golpes, quemaduras, picaduras de insecto y otras enfermedades (sic) de la piel, enfermedades hepáticas» y una buena lista de etcéteras. Ya sea en forma de ensalada de hojas crudas, batido, infusión o jugo, tan prodigiosa planta hará desaparecer todos sus males como por ensalmo.

clip_image001Originario de Madagascar, el kalanchoe ha sido introducido en muchos países, ya sea como planta de ornato o por sus supuestas propiedades medicinales. Se le conoce con una diversidad de nombres, como bruja, yerba de bruja, prodigiosa, hoja del aire, siempreviva, colombiana, ojaransín, hojerilla, aranto, oreja de burro y madre de miles. Este último nombre se debe a que a lo largo de sus hojas produce (ver la foto) brotes que, si caen al suelo, echan raíces y forman una nueva planta.

Asegura igualmente el mensaje que «numerosos laboratorios en universidades y hospitales de todo el mundo han comprobado sus efectos anticanceroso, antihistamínico, antiinflamatorio, antidiabético, antiálgico (contra el dolor) y antiulceroso en úlceras de estómago.» Pero, como se sabe, las malévolas compañías farmacéuticas «”todas sin excepción»” son tan, pero tan poderosas, que no permiten jamás que se difunda un remedio sencillo, barato, efectivo y natural que acabe de una vez y para siempre contra el cáncer, pues se acabaría su criminal negocio de producir medicinas caras e inútiles contra ese mal. Por lo tanto, el kalanchoe sigue proscrito de la farmacopea.

Por lo visto «”como hemos señalado a propósito de otras plantas maravillosas por el estilo»”, los directivos de todas esas empresas, sin excepción, son lo bastante estúpidos para que a ninguno se le haya ocurrido que más dinero podrían ganar fabricando medicamentos a base de esta suerte de curalotodo.

En efecto, a pesar de todas las grandilocuentes afirmaciones acerca de las supuestas investigaciones en centros científicos y universidades que demostraron las portentosas propiedades curativas del diabólico espinazo, no hay un solo producto farmacéutico elaborado con él y en la literatura científica no puede encontrarse un solo informe que respalde las pomposas afirmaciones sobre su multieficacia.

Hay que tener mucho cuidado con esta planta. No por ser un producto natural está exenta de ser peligrosa. De hecho, puede tener efectos secundarios muy serios. Se ha visto, por ejemplo, que el extracto de kalanchoe bloquea la formación de linfocitos, un tipo de glóbulos blancos presentes sobre todo en el sistema linfático que constituyen una parte fundamental del sistema inmunológico que defiende al organismo de las infecciones. Esto significa que la ingestión de kalanchoe puede hacer al cuerpo más vulnerable ante las enfermedades en vez de curarlas.

Igualmente puede provocar reacciones alérgicas, interferir con el funcionamiento de la glándula tiroides, la cual regula el metabolismo y el crecimiento, y alterar el funcionamiento del corazón, cosa especialmente peligrosa si una persona tiene problemas cardíacos y está tomando fármacos para controlarlos.

En pocas palabras: automedicarse «naturalmente» con hojas de espinazo del diablo, yerba de bruja, aranto o como quiera llamársele, conlleva serios riesgos que es mejor evitar. Pero, sobre todo, no hay que dejarse embaucar por quienes ofrecen esa «planta sagrada» como un remedio contra el cáncer y una amplia gama de otras enfermedades.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 17 de marzo de 2016

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