Detienen al asesino confeso

EXTRATERRESTRES ANTE LAS CÁMARAS, VOL 4[1]

CAPÍTULO 1

DETIENEN AL ASESINO CONFESO

FranciscoDasChagas2En diciembre de 2003, mientras terminaba el juicio de Valentina la policía detuvo a Francisco das Chagas Rodrigues de Brito, un mecánico de bicicletas de 39 años, acusado de haber matado y castrado al adolescente Jonathan Silva Vieria, de 14 años, en San Luiz, Maranhão. Jonathan vivía cerca de su trabajo. Lo había invitado a recoger açaí en el bosque. Antes de salir, el niño avisó a su hermana mayor a dónde y con quién lo haría y la niña se lo dijo a su madre Rita de Cássia Gomes da Silva. Cuando la policía comenzó a investigar la desaparición de Jonnathan, Chagas se convirtió en el principal sospechoso.

Nacido en el interior de Maranhão, en 1963 y de tan sólo 1 metro con 62 centímetros de altura, vivió en la ciudad de Altamira, Pará. A los 26 años, había comenzado a matar, sembrando el terror en todo el Norte de Brasil. En Altamira, habrían sido 12 niños. Otros tres sobrevivieron, arrastrándose de la maleza ensangrentados.

FranciscoDasChagas1Luego regresó a su estado natal y pasó a residir en la capital. Se instaló en un área de vivienda pública conocida como el Jardín Tropical. Durante ocho años atacó en el barrio, sin levantar sospechas.

Una de las víctimas, el niño Daniel Ferreira Ribeira, de sólo 4 años de edad, fue tomado del interior de su casa mientras su padre dormía. Chagas llegó a trabajar como voluntario en la reconstitución de la policía.

Chagas1En abril, en un barranco a 20 metros de su casa, los investigadores encontraron tres cuerpos de otras víctimas, incluyendo a Daniel. Al preguntarle por el hallazgo, el mecánico confesó entonces haber matado a 42 niños, de 4 a 15 años, en San Luiz y Altamira. El reo dio numerosos detalles sobre las víctimas y su modus operandi (algunos desconocidos para la policía y la prensa) y dijo que una voz en su cabeza le decía que debía matar y veía a un ser blanco flotando a unos 40 centímetros del piso para mostrar su próxima víctima.

Según la policía, los exámenes realizados en los cadáveres encontrados, la mayoría por medio de indicaciones dadas por el propio reo, mostraron semejanzas entre los crímenes. Rodrigues de Brito habría matado a los niños por asfixia o con objetos cortantes[2], abusado sexualmente de ellos y mutilándoles los órganos genitales. En algunos casos, los chicos aparecieron con sus cuerpos carbonizados y las cabezas arrancadas.

Chagas2El mecánico empezó atacando supuestamente a tres niños en Altamira, a los que dejó con vida, aunque castrados. Su primer crimen se remonta a 1989 y el intervalo máximo que transcurrió entre asesinatos fue de un año, según su confesión. También dijo que había vivido en Altamira entre 1977 y 1993, que entre 1991 y 1992 pasó varios meses en San Luiz y que en 1994 se trasladó definitivamente a esa ciudad y sus desplazamientos coincidían exactamente con oleadas de crímenes en ambas poblaciones. Los agentes se dieron cuenta de que había un castrador-asesino suelto, pero detuvieron a otros sospechosos.

En principio, los supervivientes castrados reconocieron a otro hombre, Rotilio Mendonça, como su agresor, lo que le valió el sobrenombre de «El Monstruo de Altamira». Rotilio ingresó en prisión y, tras su liberación, apareció muerto en extrañas circunstancias.

Valentina24Después surgió la teoría de que LUS era una secta que se entretenía con rituales satánicos. La principal acusada Valentina de Andrade fue la única absuelta por falta de pruebas.

Por otro lado, la policía de San Luiz también se dedicó a detener a sospechosos de los crímenes y un hombre fue condenado a 19 años de cárcel por haber castrado y matado a dos niños (uno de ellos era el hijo de su novia).

Chagas3La distancia entre Altamira y San Luiz dificultó que se estableciera una conexión entre los muertos castrados.

A pesar de la confesión de Rodrigues de Brito, la mayoría de los familiares de las víctimas de Altamira se opusieron a la liberación de los condenados porque creían que de ser culpable el mecánico de bicicletas, sería un integrante más del supuesto grupo satánico. Sostenían que las mutilaciones revelaban una gran destreza y que tenía que haber un profesional detrás.

Chagas4«Francisco Chagas es una farsa», afirmó Rosa Person, presidenta de la asociación de víctimas y madre de uno de los niños asesinados en Pará.

«Creemos que puede ser parte del grupo que mató a los niños. Pero nunca podría haber actuado solo. Lo que quiere hacer es cubrir a los poderosos».

Chagas5Lo que refuerza el argumento de los paranenses es que hubo al menos cinco ataques similares en Altamira, cuando Chagas ya estaba en estado de Maranhão. Traído a Altamira para ayudar a localizar los cuerpos de los desaparecidos, señaló un lugar equivocado. «Había huesos de animales en el lugar que mostró», dice Maria Raimunda dos Santos, una tía de los chicos muertos. Una hipótesis es que Chagas tuvo contacto con los miembros de la secta, aprendió su técnica y replicó los asesinatos macabros en Maranhão. Chagas, dijo que sólo conocía de vista a uno de los condenados de los asesinatos en Pará.

Con su confesión, Rodrigues de Brito se convertiría en el mayor asesino en serie de Brasil y se colocaría en un lugar destacado dentro de la clasificación internacional.

Chagas6Rodrigues fue sometido a varios juicios. En 2006 fue condenado a 20 años y ocho meses de prisión por la muerte de un adolescente de 15 años.

En su tercer juicio, en 2009 fue condenado a 59 años de prisión por la muerte de dos chicos, de 10 y 11 años, en San José de Ribamar, municipio del estado de Maranhão, al Norte de Brasil. Según autoridades de la ciudad, estaba acusado, además, del asesinato y la mutilación de otros 42 menores, entre 1989 y 2003. En noviembre obtuvo una nueva condena por 63 años.

Recorte8Rodrigues de Brito ha sido condenado hasta ahora por seis de los homicidios a penas que suman 211 años de prisión. Desde su arresto ha permanecido en prisión, en San Luiz, en el Complexo Penitenciário de Pedrinhas.

En los interrogatorios a los que fue sometido admitió que asesinó a 28 menores en el estado de Maranhão, en donde se tenían registros de 22 muertes, y otros 12 en el estado de Pará, e incluso llevó a la policía a diferentes locales en los que estaban enterradas algunas de sus víctimas.

Todas las víctimas, de sexo masculino y de menos de 15 años, desaparecieron en circunstancias similares en barrios periféricos de San Luiz y de Altamira (Pará) y algunas fueron encontradas con sus órganos sexuales extirpados. Los estrangulaba hasta que se desmayaban y abusaba sexualmente de ellos. La muerte llegaba por la estrangulación o más tarde por la hemorragia.

Según la policía, Rodrigues Brito escogía a sus víctimas entre niños y adolescentes pobres y los invitaba a los bosques densos, a recoger frutas o a cazar pájaros en el monte, donde los asesinaba a pedradas o por estrangulamiento y luego los castraba. Después de matarlos, realizaba un extraño ritual. Con un cono de hojas verdes, recogía la sangre de la herida de castración. Si era necesario, hacía nuevos agujeros en el cuerpo para llenar el cono. Dibujaba una cruz en el suelo y la cubría con la sangre del niño muerto. El órgano masculino lo envolvía en un trozo de la camisa de la víctima y lo arrojaba al agua. Podría ser un río, lago o mar. A menudo, los pequeños pedazos del cuerpo también eran amputados: orejas, dedos, piernas, manos o pezones. Al cadáver lo cubría con hojas de tucum, siempre tucum – una especie de árbol de palma espinosa común en la región.

Pero los testigos dijeron que Chagas no era un tipo raro. «Él era querido en el barrio pobre donde vivía», dijo la psicóloga María Adelaida de Freitas Caires, del Centro de Medicina Forense de HC.

Chagas tuvo reducción de la pena en un tercio, porque el jurado reconoció la semi-responsabilidad del reo. «Se trata del deterioro de la capacidad para determinar», dijo el fiscal de distrito.


[1] http://www.lulu.com/product/tapa-dura/extraterrestres-ante-las-c%C3%A1maras-volumen-4/10799590

http://www.lulu.com/product/tapa-blanda/extraterrestres-ante-las-c%C3%A1maras-volumen-iv/10799633

[2] Esos eran los cortes hechos por un cirujano experto de los que hablaba la fiscalía.

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