Archivo de la categoría: Artículos

Espejismos (Primera parte)

LOS ESPEJISMOS. UNA BROMA DE LA NATURALEZA

Estos fenómenos físicos provocan locura, según innumerables historias, a hombres solitarios que viajan a través del desierto o por alta mar. Aún en nuestros días, muchos desconocen que los espejismos son resultado de la refracción de la luz y se les confunde con fantasmas y alucinaciones.

Numerosos relatos referidos a los desiertos describen a hombres que en su intento por cruzarlos llegan a perder la razón. No han sido pocas las historias de individuos que, desesperados y sedientos e estos inhóspitos terrenos, enloquecen luego de haber visto esfumarse el tan ansiado oasis que, momentos antes, ocupara una parte del desolado escenario. De igual forma han visto desvanecerse ciudades o múltiples objetos vislumbrados desde la lejanía; como fantasmas que gustan de engañar los ojos del observador.

Sin embargo, el espejismo no es un fenómeno exclusivo de los desiertos. Algunos marineros, por ejemplo, han observado, desde sus embarcaciones, pequeñas islas en medio del mar. En las grandes urbes también tienen lugar los espejismos, y los más comunes son los «charcos de agua» que se observan sobre las carreteras.

La imagen de gente caminando sobre el agua es ciertamente real, pero es una imagen no un objeto. Uno podría suponer que ya que la imagen muestra gente caminando sobre el agua la gente realmente lo está haciendo. Usualmente al ver algo de esta clase, uno da por hecho la distinción entre imagen y objeto. Uno sabe que una persona que se ve un poco distorsionada que aparece en la pantalla de televisión es una imagen, y el individuo, perfectamente normal, está a considerable distancia frente a la cámara. Las imágenes vistas a través de lentes atmosféricas no son más ilusorias que las imágenes vista a través de telescopios o de lentes.

Todos los espejismos son formas distorsionadas de objetos reales, excepto el Fata Morgana. Este es el único capaz de producir imágenes que no corresponden a los objetos que los originan. En las superficies uniformemente iluminadas aparecen paredes de los que todo indicio de la figura original ha sido borrado. La brillantez de dichas paredes crea nuevas imágenes.

Los espejismos tampoco son alucinaciones o fantasías, como en un principio se creyó, sino efectos físicos, cuya existencia ha sido comprobada con fotografías. Se trata, en concreto, de simples imágenes refractadas de objetos reales; son distorsiones e un mundo circunvecino.

La palabra para designar a los espejismos en inglés, Mirage, proviene del vocablo francés «se mirer», ser reflectado, y aunque muchas de las imágenes vistas en el espejismo se parecen a aquellas vistas en espejos irregulares, el fenómeno de la reflexión no toma parte en los espejismos. Actuando como una lente más que como un espejo, la atmósfera produce espejismos por refracción. Las lentes atmosféricas no son como las que encontramos en las cámaras fotográficos, los telescopios o los binoculares. Las lentes hechas de vidrio tienen un índice de refracción uniforme y la luz que pasa por ellos cambia de dirección generando imágenes por su curvatura. En la atmósfera las lentes no tienen forma, ya que ambos, el observador y el objeto observado están dentro de ella. La atmósfera hace que la luz cambie de dirección como resultado de variaciones graduales de su índice de refracción.

Los Bahr el Shaitan o Lagos de Satán «“nombre con el que los árabes designan a los espejismos de agua en el desierto-, así como los «charcos» que aparecen en la cinta asfáltica, son imágenes refractadas del cielo; asimismo, las islas que se supone existen en el mar son resultado de la refracción de montañas, barcos y ciudades que, casi siempre, se encuentran a muchos kilómetros de distancia.

Así, lo que en realidad es una pequeña piedra aparece como un castillo, un pato como un monstruo, una montaña como una ciudad o una ínsula, etc., debido a que los espejismos deforman, amplían, contraen o distorsionan los objetos.

REFRACCÓN DE LA LUZ

La óptica define al espejismo como la aparición falaz de un objeto distante, resultado de la refracción (curvatura) de un rayo de luz provocada por la atmósfera. La refracción ocurre en el punto donde la luz pasa de un espacio a otro de diferente densidad. En el vacío, la luz viaja a una velocidad cercana a los 300,000 kilómetros por segundo; cuando pasa a través de la atmósfera o cualquier otro medio material su velocidad se reduce, y cuanto más denso, compacto y espeso es el aire o bloque transparente que atraviese, más dilata su trayectoria. En el agua, mientras tanto, la velocidad de la luz alcanza 226,000 kilómetros por segundo y en el vidrio (más denso que el agua) es de 200,000 kilómetros por segundo.

La luz siempre viaja en línea recta en un ambiente homogéneo; por eso, cuando la temperatura es constante el haz de luz no se desvía. Empero, al pasar de un ambiente a otro lo hace de manera oblicua y no perpendicular ni de frente. Cuando los rayos entran oblicuos éstos son frenados por la densidad para después viajar hacia abajo, pero una vez que éstos salen de su ambiente, reanudan su velocidad y camino originales.

El índice de refracción, que se obtiene dividiendo la velocidad de la luz en el vacío entre la velocidad de ésta en el medio de que se trate, depende de la humedad y la densidad del medio, comúnmente el aire, la que a su vez está subordinada a la temperatura y la presión. A temperaturas altas, la densidad del medio es baja y, por lo tanto, también lo es el índice de refracción. Cuanto mayor es el gradiente (la relación entre la diferencia de presión, temperatura, etcétera, de los lugares) de temperatura y, por ende, el gradiente del índice de refracción, la variación en la dirección de la luz aumenta. Cuando la temperatura es la misma, la luz no se desvía.

Los rayos de luz toman una trayectoria parabólica al pasar de un medio a otro. La curvatura del rayo, entonces, es proporcional al gradiente de temperatura, medido perpendicularmente al rayo, de forma que el rayo se curva más cuando viaja paralelamente a las líneas de temperatura constante. La curvatura del rayo provoca que la imagen se desplace de su posición original. Ya que el rayo siempre cambia su dirección de tal forma que el aire frío (más denso) quede dentro de la curva, la imagen se desplaza en dirección del aire tibio (menos denso).

Un ejemplo claro de refracción es el Sol. La atmósfera de la Tierra desvía los rayos de luz. Debido a esta manifestación, el Sol puede verse antes de que realmente aparezca en el horizonte; lo mismo sucede durante el ocaso, ya que los rayos desviados hacen que el Sol se observe cuando ya se ocultó.

ESPEJISMOS EN EL DESIERTO

En el desierto, los espejismos se producen en días bastante calurosos y sin viento, debido al doblamiento de las ondas de luz en capas de aire de diferente densidad.

La densidad del aire aumenta con la altura. Durante el día, la arena se calienta más que el aire; sin embargo, la región de la atmósfera que se halla más cerca del suelo caldeado por el Sol es calentada. Un rayo de luz procedente de un objeto elevado que se dirige hacia abajo, encuentra en su camino capas de aire cada vez menos densas; al entrar a las áreas más cálidas, se curva por refracción hasta que su pendiente se invierte, y luego se dirige hacia arriba en dirección a las capas más frías. De este modo, el rayo llega los ojos del observador como si viniera de frente. Entonces se podrá ver el objeto real y también la imagen invertida del mismo. Este fenómeno se conoce como espejismo inferior. Un ejemplo puede ser: una carretera aparentemente cubierta de agua o un lago lleno hasta los bordes debido a la refracción del cielo.

De todos los rayos que salen del mismo punto del objeto, pero de diferentes direcciones, aquel que se encuentra cerca de la superficie es el que sufre la desviación más marcada, ya que es ahí donde la temperatura cambia más rápidamente con la altura. Los únicos rayos importantes son los que llegan a los ojos del observador. Los rayos refractados hacen que el objeto se vea invertido. Tanto la imagen real como la invertida pueden ser extendidas o comprimidas verticalmente de acuerdo con la variación de la temperatura con la altura.

Un espejismo inferior es interpretado en el cerebro como una reflexión en la superficie del agua, pues ésta constituye el único lugar en el que se observan los objetos invertidos.

La capa de aire calentada por el suelo se desplaza hacia arriba de manera constante, y es sustituida por otra nueva. Este cambio ininterrumpido provoca que una capa de aire enrarecido (resultado de las diferentes temperaturas de la atmósfera) se encuentre junto a la arena caliente, e influya en la dirección de los rayos.

Este tipo de espejismo también puede observarse en el pavimento caliente. La carretera parece húmeda, pero se trata de áreas del cielo refractadas por el aire cuando está en contacto con una superficie candente.

En el desierto, en un día cálido en el que se llegue a forma una cubierta atmosférica demasiado caliente sobre las abrazadas arenas desérticas, un sujeto colocado a unos centenares de metros de un grupo de palmeras, verá dos grupos en lugar de uno. Al primero de ellos lo observará normalmente en razón de que una parte de los rayos de luz le llegarán de forma directa; el segundo, en tanto, lo vislumbrará debajo del primero en una posición invertida. Como antes se explicó, este fenómeno es creado por los rayos que siguen una trayectoria refractada hasta alcanzar los ojos del observador. Los rayos luminosos bajan en diagonal de las palmeras hacia el aire caliente y de ahí son refractadas hacia arriba. En este caso, como la luz del cielo es refractada por el aire enrarecido, el individuo tiene la impresión de que se trata de un lago donde se reflejan las palmeras.

En el espejismo inferior la superficie horizontal aparecerá convexa hacia arriba. La impresión es como estar en la parte superior de un plato invertido. Como resultado hay un horizonte óptico más allá del cual la superficie desaparece conforme se curva hacia fuera de la vista del observador (punto de desaparición de un espejismo inferior). Este fenómeno, algunas veces se llama «inversión o hundimiento» (sinking).

El perfil de temperatura que da lugar a este efecto es muy común en embalses de agua temprano por la mañana. El agua retiene su calor en la noche pero la tierra que la rodea se enfría. El aire frío de la tierra fluye hacia el agua tibia y se calienta de la parte inferior creando un perfil de temperatura en el que la temperatura decrece con la altura.

PUNTO DE DESAPARICIÓN DE UN ESPEJISMO INFERIOR

Otro aspecto importante de los espejismos inferiores es el punto de desaparición. Presentes las condiciones de espejismo, este fenómeno aparece cuando los rayos de luz, por ejemplo, llegan a una pared, partiendo de un objeto o sujeto ubicado a la mitad del tronco de un árbol «“en este caso un mono.

Los rayos numerados del 1 al 5 toman diferentes direcciones; al salir, cada rayo se inclina más que el anterior. Si un observador se coloca contra la pared, los rayos provenientes del objeto ubicado más o menos a una distancia lejana, llegarían de la siguiente manera: el rayo 1 llegaría al punto más alto (A), el rayo 2 al punto de abajo (B) y el 3 tomaría una trayectoria directa, alcanzando el siguiente punto (C). Hasta aquí todo sería normal. Sin embargo, los rayos 4 y 5 presentarían una marcada variación; el 4 tomaría una trayectoria hacia arriba hasta llegar al punto B, en tanto que el 5 llegaría al punto A.

De todos los rayos luminosos que parten del objeto colocado sobre el tronco, ninguno alcanza cualquier otro punto inferior al C. Si, en cambio, un observador se colocara en el punto A, éste podría ver directamente el objeto sobre el arbusto y, al mismo tiempo, la imagen invertida del mismo (causada por el rayo 5). Igualmente, vería dos imágenes en caso de que se colocara en el punto B; empero, el ángulo formado entre los dos rayos, provocaría que las imágenes se cerraran o juntaran más que en el punto A. Si la persona estuviera en un punto inferior al C, las dos imágenes formarían una sola, y si se ubicara en el punto C, únicamente observaría la parte superior del árbol. Por último, si el observador está en D, el objeto desaparecería. Esto es lo que se llama punto de desaparición.

En este tipo de espejismos hay una línea de desvanecimiento que pasa a través del objeto o sujeto (espalda del mono), esto provoca que aquello que está debajo no se vea. Parece ser que la imagen invertida es una reflexión que se produce en esta línea. Si la persona se aleja, la línea de desaparición se eleva y, entonces, sólo verá la parte superior del árbol, es decir, las imágenes real y refractada de la copa.

ESPEJISMOS SUPERIORES Y LATERALES

Hay un relato de un hombre que dice haber salvado la vida, en un recorrido por las montañas Rocosas, en América del Norte, gracias a que vio la imagen refractada de un oso que lo acechaba a la vuelta del camino. Este tipo de fenómeno es conocido como espejismo lateral y es producido bajo ciertas condiciones.

Por ejemplo, el espejismo de un objeto colocado a la vuelta de la esquina puede ser observado cuando se forma una capa de aire frío refractora a lo largo de una superficie vertical, como puede ser la pared helada de un acantilado.

La mayoría de los espejismos laterales son muy semejantes a los superiores. Sin embargo, algunos de aquellos siguen la misma mecánica de los inferiores. El espejismo lateral de un arco sigue un proceso muy parecido al del espejismo inferior. La superficie que se halla junto al perfil de la bóveda es calentada por el Sol; al aumentar la temperatura de la pared, el calor es transferido tanto hacia el interior del edificio como al aire que rodea dicha pared, formándose un gradiente a pocos centímetros de esta superficie. Como el cambio de temperatura es horizontal, la imagen se desplaza hacia un lado, dando como resultado un espejismo lateral.

Un objeto colocado a lo largo de una pared cercano al observador tendrá una sola imagen, pero si el observador está lejos entonces surgirán dos imágenes, y si está a una distancia intermedia el objeto tendrá tres imágenes: dos normales y una invertida en el eje vertical.

Los espejismos superiores, muy parecidos a casi todos los espejismos laterales, suceden comúnmente e las regiones polares, por lo que también se les conoce con el nombre de espejismos polares. Se les llama superiores porque la imagen se desplaza hacia arriba de la posición real de un objeto. Cuando la temperatura aumenta con la altura, una superficie horizontal, tal como un cuerpo de agua, aparecerá cóncavo hacia arriba. Esto da al observador, particularmente uno que este viendo con binoculares, la impresión de estar dentro de un plato superficial largo. La imagen se desplaza hacia arriba de la posición del objeto. Este fenómeno fue denominado por los marinos ingleses como looming (vislumbramiento).

Los espejismos superiores son creados por las inversiones de temperatura; en otras palabras, debido a la existencia de capas de aire caliente sobrepuestas a capas de aire frío. Como se sabe, los rayos luminosos viajan a una velocidad menor en medios muy densos, refractándose o inclinándose al pasar de las capas frías a las calientes.

Este tipo de espejismo se produce cuando la capa de aire que se encuentra más cerca del suelo tiene una temperatura baja, mientras la superior es más caliente. De esta manera el observador puede ver en el cielo imágenes de objetos que se encuentran a distancias lejanas.

Las temperaturas varían con la altura, produciendo elevaciones o inclinaciones en las dimensiones verticales de un objeto. Las elevaciones (towering), también llamadas ampliaciones, tienen lugar cuando la capa de inversión está colocada de tal manera que los rayos superiores que salen del objeto se curvan más que los inferiores, lo cual resulta en una elevación y una ampliación de las dimensiones verticales de dicho objeto.

Si los rayos parten de la base del objeto éstos se curvan hacia abajo más rápidamente que aquellos que salen de la parte superior, y ocurre el fenómeno de inclinación (stopping). Como la refracción de la atmósfera generalmente se incrementa con la distancia al cenit, la base de los objetos cercanos se eleva más que la parte superior, acortándose sus dimensiones verticales. En la figura podemos ver una gráfica de inversión de temperatura y las trayectorias que siguen los rayos dependiendo de la zona o la altura.

Los ufólogos alienistas

LOS UFÓLOGOS ALIENISTAS

Por Kentaro Mori

«La más excitante expresión que se oye en ciencia, la que anuncia nuevos descubrimientos, no es «Eureka» sino «Qué extraño».

Isaac Asimov

En el célebre cuento de Machado de Assis, el respetado Dr. Simão Bacamarte es el Alienista que decide aplicar en la pequeña ciudad de Itaguaí sus revolucionarias teorías sobre la salud -o la locura, y viceversa. Entusiasmado con el prospecto de revolucionar el mundo, emprende su «experiencia científica» deseando demarcar definitivamente los límites de la razón y de la locura. «La razón es el equilibrio perfecto de todas las facultades; fuera de ahí la locura, locura es y sólo locura».

Machado de Assis.

Gracias a este radicalismo, a su status, a la politiquería y principalmente a que Machado de Assis estaba escribiendo una buena historia, el Alienista comienzan a declarar alienado a cualquier infeliz que presente cualquier desequilibrio por momentáneo que fuese. Como todos los nobles ciudadanos de Itaguaí eventualmente actúan de forma incongruente, como todo ser humano normal, en el auge de la «experiencia» el Alienista tiene en la Casa Verde, el imponente manicomio por él creado, nada menos que cuatro quintas partes de toda la población de la ciudad. Es entonces que finalmente percibe que algo está errado y en una decisión «racional» formula una nueva teoría sobre la salud -o la locura, y viceversa.

Por consiguiente propone una teoría completamente opuesta a la anterior que lo lleva a liberar a todos los antiguos huéspedes de la Casa Verde, declarándolos ciudadanos sanos. En su nueva teoría se debía admitir el desequilibrio de las facultades y como hipótesis patológicas todos los casos en que el equilibrio fuese ininterrumpido. El Dr. Simão Bacamarte eventualmente descubre que la única persona en Itaguaí que nunca no presentó ningún desequilibrio de las facultades es él mismo. El Alienista se declara entonces alienado y el mismo se interna en la Casa Verde, en donde viene a morir algunos meses después sin conseguir «curarse» a sí mismo. Después de su muerte y de un entierro solemne, corrieron rumores de que desde el principio el alienado en la ciudad era el Alienista. Sin embargo son solo rumores, y por lo visto sin fundamento.

La novela de Machado de Assis, O Alienista.

La ufología esta repleta de Alienistas. No, no aquellos que declaran alienado todo sujeto con pequeños lapsos de razón, y sí los que declaran extraterrestre todo acontecimiento mínimamente extraño o aparentemente inexplicable. Su razonamiento es algo como «Lo terrestre es todo aquello fácilmente comprensible; fuera de allí extraterrestre, extraterrestre y solamente extraterrestre». ¿Vacas mutiladas? Extraterrestre. ¿Marcas y objetos extraños en el cuerpo? Extraterrestre. ¿Objetos cayendo cielo? ¿Señales en el radar? ¿Manchas en las películas? ¿Luces en el cielo? Obviamente extraterrestres.

Manicomio en el siglo XIX.

Los ufólogos Alienistas infelizmente han transformado la ufología en su propia Casa Verde, una casa repleta de inquilinos declarados como alienígenas a la menor señal de extrañeza. A pesar de eso, como no podría dejar de ser, el mundo no es como los Alienistas imaginan. Si un hombre decide coleccionar latas de cerveza, eso puede cuestionar su gusto pero no por eso declararlo loco. Todos tenemos nuestra idiosincrasia. Para que el sujeto pueda ser declarado mentalmente desequilibrado, no solo es necesario que comience a hablar con las latas, sino que ellas comiencen a responderle.

De la misma manera, si algo extraño es visto en los cielos, detectado en el radar, deja marcas en el suelo o en otra parte, permaneciendo sin identificar después de exhaustivas investigaciones, eso por sí solo no clasifica el acontecimiento como extraterrestre. Para eso es preciso no sólo evidencia física, concreta, comprobable y de la más alta calidad de que el evento ocurrió como se relata, sino que ocurrió y es de hecho extraterrestre. Sin ella, no podemos tener en nuestro frente un acontecimiento extraño, pero así como ni todo coleccionista de latas es alienado, no todo acontecimiento extraño es alienígena. En un mundo, nuestro mundo, donde suceden tantas cosas, ¿no se esperaría que algunas fueran extrañas e inexplicables? Blaise Pascal enunció una metáfora fascinante sobre el avance de la ciencia y lo desconocido: «El crecimiento del conocimiento es como una esfera en expansión en el espacio: Cuánto mayor nuestro conocimiento (simbolizado por el volumen de la esfera), mayor nuestro contacto con lo desconocido (la superficie de la esfera)».

O Alienista.

El error de los ufólogos Alienistas parece ser la misma presunción del Alienista de que todo se puede explicar y definir a través de un simple estudio limitado y ambicioso, lleno de certezas. Ellos se sienten satisfechos en declarar a los ovnis inexplicados como objetos extraterrestres. La consecuencia de esto es que como el Alienista, están llenando su Casa Verde sin llegar a lo que pretenden.

Cuando el Alienista Simão Bacamarte constató que su Casa Verde abrigaba a las cuatro quintas partes de la población local, notó que había algo equivocado. Los ufólogos Alienistas deben notar que su ufología ya está repleta de huéspedes, todos supuestamente alienígenas. Si su trabajo realmente estuviera bien hecho, a esta hora el mundo tendría conocimiento de increíbles y sólidos casos alienígenas que habitan la ufología. Sin embargo, cuando pedimos que traigan a sus inquilinos más seguramente alienígenas, ellos nos traen casos un tanto extraños pero sin evidencias realmente sólidas de que son alienígenas. Sus mejores inquilinos parecen ser coleccionistas de latas exquisitas, a veces muy exquisitas, pero seguramente no alienigenas. Los Alienistas ven los alienígenas que están desde el principio en sus propias cabezas.

Hay una última gran lección de ‘O Alienista’ a la ufología: Simão Bacamarte se equivocó al ir de un extremo al otro, liberando a todos los inquilinos del manicomio cuando vio que algo estaba equivocado en sus métodos. Entre los declarados mentalmente equilibrados estaban verdaderos alienados. Cuando percibimos que hay algo equivocado en la ufología de los Alienistas debemos tener el cuidado de no hacer lo mismo, dejando que el bebé juegue fuera con el agua de la bañera. Pueden existir legítimos alienígenas dentro de la ufología. Si la desconsideramos por completo corremos el riesgo de ser todos alienados, sin nunca descubrir si hay realmente algo por allí más allá de nuestras propias alienaciones -que irónicamente demuestran ser el obstáculo más grande en la búsqueda verdadera de alienígenas.

Extraterrestres disfrazados

EXTRATERRESTRES DISFRAZADOS

Si fotografiar extraterrestres no fuera algo ya de por sí extraño, fotografiar extraterrestres con máscaras o máscaras de extraterrestres alcanza las más altas cotas de lo improbable. Este es seguramente el caso más ridículo de todos los que conocemos en el ambiente de la fotografía de extraterrestres. Bueno, no; hay muchos otros casos igual de ridículos.

Todo comenzó el primero de noviembre de 1978. La mañana de aquel día, el reverendo Harrison E. Bailey se despertó por el ruido que hacían dos seres extrañísimos, que posteriormente supo eran extraterrestres. Estaban fuera de la ventana de su departamento en Pasadera, California. Los entes lo observaban con atención. Sólo eran cabezas sin cuerpo.

Pensando que se trataba de una pesadilla, el reverendo se dirigió al baño. Se echó agua en la cara y regresó a su recámara. Ahí, sobre la ventana, continuaban los «extraterrestres». Bailey tomó su cámara Polaroid, pero antes de poder sacar una foto, sintió en la cabeza que las «caras» trataban de comunicarse con él. Se trataba, sin duda, de un mensaje. El clérigo tomó un cuaderno y un lápiz y comenzó a anotar en taquigrafía. El mensaje era la típica jerga de los contactados: ecología rebozante de buenos deseos, cristianismo tergiversado y amor, mucho amor. Al final repitieron en diez ocasiones «Te amo», en chino, lo que resulta por demás extraño, ya que el reverendo dijo desconocer esa lengua.

Claro que eso no convencería ni siquiera a Maussan, ¿o sí?, (pensándolo bien, me temo que sí), por lo que Harrison les pidió que posaran para la foto. Los extraterrestres fueron magnánimos. No sólo una sino cinco fotos dejaron que sacara el sacerdote. Incluso accedieron ponerse unas máscaras de Halloween que el reverendo usaría aquella noche. Pero unas máscaras de Halloween no darían un gran efecto. Por eso comenzaron a producir una sustancia que formó unas largas extremidades blancas.

Harrison Bailey tomó cinco fotos de estas máscaras. También tomó otras de los mismos extraterrestres cuando adoptaron una forma humanoide. Sólo conozco la foto que publicamos. Bailey informó a los periodistas que:

De pronto, los alienígenas se fueron hacia el baño, pero para entonces su forma ya había cambiado y se mostraban como humanoides de poco más de un metro de altura.

Antes de desaparecer, los «extraterrestres» se volvieron a transformar, esta vez en globos luminosos que atravesaron el techo.

El religioso regresó a la cama y trató de olvidar el asunto. Pero después de dos meses de sufrir constantes pesadillas en las que los seres de las estrellas le decían que tenía que difundir su mensaje, Harrison se decidió hablar con la ufóloga Ann Druffel, quien era su amiga. Bailey le aseguró que no había utilizado flash, pero «las fotos con las máscaras parecen haber sido tomadas con flash», dijo Druffel, aunque admitió que «la luz pudo provenir de alguna fuente paranormal» ¿?.

Ann Druffel.

La señora Druffel llevó las fotos con algunos expertos. Cyril Permutt, de la Oficina para la Investigación de Fotografías Paranormales, de Londres, aseguró que las fotos eran auténticas. Pero un ufólogo de Los Angeles, de quien no se dio el nombre, dijo que «las fotos son vergonzosas; es probable que los extraterrestres fueran fabricados con medias de mujer».

Para comprobar la veracidad de la historia del reverendo, Druffel decidió invocar a los extraterrestres con la ayuda de una médium: Anita Furdeck. Justo un año después, el 1 de noviembre de 1979 llamaron a los extraterrestres, pero estos no se presentaron.

REFERENCIAS

Anónimo, Extraterrestres con máscaras, en DUDA, Lo increíble es la verdad, No. 625, 22 de junio de 1983, Pág. 23.

Luna Nubia, Reverendo norteamericano fotografió extraterrestres disfrazados, en Fama, México, 1985.

La mancha extraterrestre

LA MANCHA EXTRATERRESTRE

Víctor Corradi era un conocido ufólogo argentino. Director del Instituto de Estudios de Fenómenos Extrahumanos «Hombre Cósmico»; egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo; profesor de literatura, castellano, griego y latín.

Corradi dijo tener la primera fotografía que existe de un extraterrestre. Esto fue en 1979, pero ni en ese año era verdad1.

El médico Juan Nobital había obtenido el documento gráfico. Nobital, quien trabajaba en el Hospital Lencinas de Mendoza, había declarado a los medios de comunicación:

Juan Nobital.

Yo quería guardar silencio al respecto, pero de todos modos creo que esta fotografía puede ser de gran utilidad para los interesados. Por eso, merece que le preste atención.

Todo comenzó en la tarde del 18 de febrero de 1979, aproximadamente a las seis. Venía con mi mujer, mis hijos y dos sobrinos de una excursión al Cristo Redentor. Cuando pasamos por el Puente del Inca, mi esposa quiso detenerse para sacar unas fotografías.

La familia Nobital contaba con una sencilla cámara Kodak Instamatic. Todo transcurrió normalmente hasta después de ser revelada la película: en el costado derecho de una de ellas aparecía una extraña mancha que recordaba una figura humanoide. Los hijos de Nobital dijeron que era «un muñequito». Su color era naranja, casi rojizo. Alguien sugirió que era un defecto de la película. Pero para el ufólogo Corradi esa no era la explicación correcta.

Ese defecto seguro que no existe. Hicimos todas las pruebas posibles con el negativo, en el estudio de Atilio Spinello, uno de los más conocidos fotógrafos mendocinos. Es posible observar incluso que el «muñequito» esta vestido y tiene zapatos. También detrás de las personas hay unos puntos luminosos. A mí no me quedan dudas de que eso es una nave.

Yo mismo realicé prolongados estudios con las fotos antes de darlas al conocimiento público, y estoy seguro de que van a recorrer el mundo. No sólo están en ellas el humanoide sino la nave en la que aterrizó.

Nobital, Monica Cahen Danvers y Víctor Corradi en un programa de la TV argentina.

La supuesta nave que menciona Corradi se encuentra debajo de una piedra, arriba del «muñequito». Se trata de otras manchas anaranjadas, casi del mismo tono que el «extraterrestre».

Corradi llegó al conocimiento de dichas fotos durante una charla con el doctor Nobital. Este último las había guardado junto con las demás en un cajón del ropero ya que no le había dado ninguna importancia al asunto:

Jamás pensé que una foto familiar pudiera dar lugar a algo semejante, tan importante para la humanidad. A veces no sé por qué, tengo ganas de olvidarme por completo del asunto, pero es imposible.

Corradi desarrolló toda una teoría en torno al «muñequito».

Se trata de un humanoide perteneciente a una especie que ha convivido con los hombres durante infinidad de años, que tiene como objeto cuidarnos, pero no se puede ver a simple vista. En cambio, sí puede ser fotografiado.

La foto del «marcianito» de Mendoza. En primer término la esposa y los hijos de Nobital, a la derecha, el «marcianito».

Antes se llamaban duendes o hadas y luego fantasmas, pero no podían fotografiarse. Ahora, nos enfrentamos con los duendes fotografiados. Nuevas formas de un arquetipo que aguarda para emerger del inconsciente colectivo: ¿un ser extraterrestre?, ¿una entidad de otra dimensión?, ¿un monstruo de universos paralelos? Esto demuestra la avidez del hombre del siglo XX por enfrentarse con lo desconocido.

El «extraterrestre» o «muñequito» se encuentra frente a un par de sandalias, propiedad de la esposa de Nobital. Esta casi a la altura del codo izquierdo de uno de los hijos del médico mendocino. En las ampliaciones se puede ver su estructura nebulosa. Su cabeza es cónica, tiene el brazo izquierdo levantado, el derecho está amputado a la altura del antebrazo, mientras que el brazo no está pegado al tórax. Lo mismo ocurre con ambas piernas, siendo el efecto más evidente en la pierna derecha. Precisamente en el lado derecho no aparece cadera. Ninguna de las piernas termina en pies.

El marcianito señalado por una flecha. La nave es una forma «triangular» por arriba de él, casi en línea recta, y a la izquierda de la roca más grande.

De la nave se puede decir muy poco. Se encuentra arriba, a la derecha del muchacho (a la derecha según nuestro punto de visión, pero a la izquierda de él). Es una mancha amorfa que ni siquiera tiene la forma clásica del platillo volador.

El tono similar en ambas manchas («muñequito» y «nave») indica un origen común. Como dudo mucho que un extraterrestre posea forma humanoide, y que esa forma posea miembros que no estén conectados al cuerpo, creo que mi conclusión no estará lejos de la verdad. Con toda probabilidad se trata de una mancha de revelado.

REFERENCIAS

Pichel Marcelo Eduardo, ¿Fotografía de un humanoide enano o duende?, en Contactos Extraterrestres, No. 81, México, 6 de febrero de 1980, págs. 8-10.

Ruiz Noguez Luis, Extraterrestres de papel, en 100 fotos de extraterrestres, Corporativo Mina SA de CV, México, 1996, págs. 74-75.


1 No existe, hasta el momento, ninguna fotografía de extraterrestres. Pero si consideramos las supuestas fotografías de ET que ha mostrado la ufología, la de Corradi no es la primera.

Un casco con tuercas

UN CASCO CON TUERCAS

Durante la oleada de avistamientos ocurrida en Brasil en 1996, los fenómenos de Campo Largo, al Sureste del país, son de los más representativos.

Opacadas por el asunto Varghina, las grabaciones de Gerson Teodorosky, pudieron haberse convertido en otro clásico de la ufología brasileña. En estos videos se observa las evoluciones de un OVNI en forma de puro, que en su cuerpo presenta una hilera de seis luces. Al lado de la «nave nodriza» también aparecen dos clásicos platillos voladores de color oscuro, moviéndose a grandes velocidades.

Pero eso no es todo. Teodorosky tuvo la fortuna de grabar a uno de los tripulantes de los platillos o de la nave nodriza (aún no se confirma su identidad).

Uno de los fotogramas muestra la cabeza de un humanoide de enorme boca, sin labios y con una hilera de pequeños dientecitos puntiagudos. Los ojos aparecen hundidos en una especie de cavidad romboidal. Los párpados muestran un perfecto maquillaje o sombra, de color azul, que se desvanece hacia abajo. Las cejas están bien delineadas, como si hubiese ido al salón de belleza, son delgadas pero asimétricas: la izquierda se encuentra más arriba que la ceja derecha. Un coqueto mechón sobresale del casco del humanoide. Todo en él o en ella refleja mucho cuidado en la apariencia personal. Salir por el espacio no es cosa de descuidar la figura.

El caso en particular resulta muy ilustrativo. Es un casco que cubre, por lo que se ve, la cabeza y llega hasta la zona en donde se deberían encontrar las orejas. En este sitio, se abulta para unirse a una especie de carrillera, que tal vez cumpla la función de intercomunicador «manos libres». Lo interesante es que esta pieza está unida al casco por medio de un simple tornillo con tuerca. Esta tecnología extraterrestre me impresiona cada vez más. Extraño, muy extraño.