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La historia de la psicofotografía (4)

TED SERIOS

El segundo «atributo» es estar lo mejor informado que se pueda.

Para tratar de alcanzar estos dos objetivos en el caso de Ted Serios comencemos por dar algunos datos generales acerca de él y de sus «portentosos» poderes.

Ted Serios nació en Kansas City, Missouri. Fue el primero de los hijos de un inmigrante griego August Serios, de oficio tabernero, y de Esther MacNeil. August también fue peleador profesional, hasta que Jim Londos lo lanzó fuera del ring en uno de sus famosos «giros de aeroplano», rompiéndole varios huesos. Antes de eso Gus Serios le pudo ganar dos de tres caídas al campeón mundial George Hakenschmitchs, el León Ruso.

Ted admiraba su padre de quien decía era el hombre más fuerte del mundo, y también el más gentil. Tratando de imitarlo, en la primaria Ted cargaba sacos de papas de más de 50 kilos, como si fuesen almohadas. A esa temprana edad comenzó con sus fechorías. Terminó el quinto año de primaria, pero nunca pasó del sexto, dándose por vencido a la edad de dieciséis años.

Serios recuerda que «todos sus problemas comenzaron» a la muerte de su padre, cuando él tenía veinte años. Por aquel entonces, poco después del inicio de la Gran Depresión, Ted inició su amistad con Matt, el «Terror del lado norte de Chicago». Se dedicaban a robar autos, los dejaban estacionados frente a la estación de policía y posteriormente llamaban para reportar el robo.

Trabajó como marino durante siete años, saltando de barco en barco evitando cualquier tipo de compromiso, hasta que finalmente su madre le consiguió un pequeño trabajo de mesero en un café en el pequeño pueblo de Harvard, a 100 kilómetros de Chicago. Pero este tipo de empleos ahogaba a Ted. Un buen día decidió abrir la caja registradora, comprar un auto convertible y lanzarse a la carretera. La intención, según Ted, era regresar el capital con los intereses ganados en una nueva agencia de taxis que pensaba formar con sus amigos.

Finalmente consiguió el puesto de elevadorcita en el Hotel Hilton de Chicago en 1955.

Ted mantenía una parvada de palomas, varios gatos y perros en un garaje, a poca distancia de la casa de su madre. Algunos vecinos llegaron a envenenar a sus mascotas y entonces Ted y Matt se vengaban ponchando las llantas y rompiendo las ventanas de sus autos.

Gran consumidor de revistas de ocultismo, Serios pasaba sus ratos libres practicando hipnotismo con otro compañero el hotel llamado George Johannes. Por medio de supuestos «viajes astrales» inducidos por el hipnotismo trataban de localizar el tesoro del pirata Jean Lafitte.

En una de estas sesiones de hipnotismo a Johannes se le ocurrió la forma de conseguir un «mapa del tesoro». En estado cataléptico Serios trataría de proyectar la imagen del lugar en donde el pirata había enterrado su tesoro a una placa fotográfica.

La noticia de estas sesiones de hipnotismo llegó a oídos de un periodista del Observer, quien publicó un reportaje sobre los elevadorcitas. Este artículo fue leído por la señora Pauline Oehler, vicepresidenta de la Sociedad de Parapsicología de Illinois, quien envió al señor Lewis a investigar el caso. Los resultados de estas investigaciones aparecieron en la revista de la Sociedad y posteriormente en la revista Fate[1].

Fue por medio de los trabajos de la señora Oehler y la Sociedad parapsicológica de Illinois, que el doctor Jules Eisenbud se enteró de la existencia de Serios. Eisenbud estudió durante algunos años al elevadorcita. Posteriormente el doctor Henry (Andrija) Puharich[2] también hizo algunas pruebas con Ted. Eisenbud escribió varios artículos[3] y un libro[4].

Tanto revuelo por Ted Serios y sus «fotografías del pensamiento» llamó la atención de los editores de la revista Popular Photography. Cuando enviaron a un equipo de investigadores «“un mago profesional[5] y dos fotógrafos expertos en magia- a estudiar a Serios, éste fue incapaz de provocar sus famosas fotografías[6].

Las sospechas del equipo se centraron en unos tubitos de cartón o de plástico, que Serios llamaba gismos, que Eisenbud decía haber examinado cuidadosamente, pero que los magos aseguraban que bastaba un pequeño juego de manos para sustituirlo por otro. Los investigadores sugirieron que ese otro podía tener ocultos diapositivas y una lente diminuta mediante la cual se podía proyectar la imagen hacia el objetivo de la cámara.

Los periodistas Charles Reynolds y David Eisendrath, construyeron un pequeño dispositivo que podía camuflarse dentro de un gismo, y obtuvieron resultados semejantes a los de Serios

La primera sesión con el doctor Eisenbud, en el departamento de Serios, es típica. Eisenbud le dio la cámara y la película, y trajo, porque alguien se lo sugirió, fotos en un sobre opaco, como «blancos».

Para la foto número 1 Serios dijo que intentaría una foto borrosa, o bien un punto chico, o un punto grande, o un signo más, o…, o… Salió una foto negra. En la número 2 trataría de proyectar un blanco oculto de Eisenbud (una fotografía del Kremlin), que según dijo en voz alta, era «una entrada, una calzada o una vereda, o…». La foto salió negra. Para la foto número 3 (el mismo blanco) describió «un grupo de edificios con dos personas». Negra. La número 4 fue otro blanco oculto (otra vista del Kremlin). Según Serios, «una casa blanca, con maderas blancas, y el techo verde». Nuevamente negra.

Hay que hacer notar que mientras la experiencia se realizaba, Serios bebía como cosaco para «calentarse» (expresión del propio Serios).

Se dejaron de lado los blancos. La fotografía número 6 salió borrosa. La número 7 negra. A esta altura todos estaban aburridos excepto Serios, que estaba bastante ebrio.

La atención y el control se habían relajado, por lo que no es de extrañar que la fotografía número 8 haya sido, en cierto sentido, «asombrosa». Era un borroso círculo irisado que contenía el fragmento desleído pero reconocible de una torre. La número 9 era muy oscura, pero mostraba la esquina diminuta de un edificio cuadrado, cerca del borde del marco. La número 10 era borrosa. La número 11 oscura, aunque se veían los perfiles borrosos de un edificio, incluyendo un letrero: «Stevens».

LOS ESTUDIOS DE EISENBUD

Durante las sesiones de estudio Serios prefería que la habitación estuviera poco iluminada, y que la cámara fuera una Polaroid 95 con luz de alarma. Invariablemente la película utilizada era de alta velocidad Polaroid tipo 47 en blanco y negro (equivalente a 3000 ASA). Las impresiones resultantes eran de 2 7/8 por 3 ¾ de pulgada. Además, usaba unos «gismos», pequeños tubitos de cartón o plástico de uno a dos centímetros de largo, que colocaba delante de la lente de la cámara sosteniéndolos con el pulgar y el índice, o con el pulgar, el índice y el dedo medio, «para ayudar a enfocar las ondas del pensamiento», según decía. Algunos de sus adminículos estaban cerrados en un extremo con celofán claro, y en el otro con película ennegrecida. Otros eran simples tubos abiertos. Todos los adminículos eran atentamente examinados por los observadores, antes, durante y después de las sesiones, ninguno parecía tener nada capaz de producir imágenes, o por lo menos eso era lo que decían los fanáticos de Ted Serios y la parapsicología.

Ese «atento examen de los gismos» era del tipo al que se había sometido las pruebas de McArthy, del que hablamos más arriba. Serios decía que sus «aparatos» sólo servían para evitar interferencias de luz (¿?), o que sus dedos oscurezcan el objetivo. Eisenbud escribió:

«Todo eso me parecía innecesariamente complicado, pero no ofrecí ninguna objeción después de examinar los «gismos» y no encontrar nada en ellos que justificara sospechas.

«… en efecto, no se ha descubierto aún ninguna otra razón para su existencia que la de facilitar la concentración».

En su artículo para el Journal of the American Society for Psychical Research de julio de 1967, Eisenbud insistió que Serios obtenía resultados sin el gismo «que no son diferentes a los resultados obtenidos con su uso». Parece que Eisenbud no revisó bien sus datos pues las únicas fotos en donde Serios obtuvo resultados positivos fueron la 15, 20, 22, 26 y 33, justo en las únicas en donde usó el gismo.

En el siguiente cuadro se muestran sus logros en sesiones con blancos. Nótese que Serios sólo hizo dos aciertos definidos, cada cual en una ocasión en que conocía el blanco. En un caso (número 5) él mismo eligió el blanco. En el otro (número 14) Eisenbud no estaba presente y quienes habían dirigido la sesión eran los reporteros de la revista Fate, espiritistas convencidos de los poderes paranormales.

BLANCO RESULTADO OBSERVACIONES
1. Estatua del Arco del Triunfo ¿Parte del Arco del Triunfo? La foto del Arco del Triunfo se había solicitado un día antes.
2. Cualquier cosa del periodo Olmeca (800 «“ 400 aC) Parte de una moderna puerta o ventana (¿?), poco claro.  
3. Ídem (¿?) Poco claro, un posible acierto. Un día después de que se había solicitado ese blanco.
4. Grabado de una ciudad medieval con techos inclinados. Edificios con techos inclinados. El grabado era un adorno que Serios había visto antes.
5. Escena en cierto pueblo de Colorado. Acierto. Serios sugirió el blanco.
6. El Salón de Espejos de Versalles (blanco oculto) Edificio redondo con cúpula y columnas. Serios mencionó un velero.
7. Edificio Thai (blanco oculto) Borde de techo común. Serios mencionó una casa con techo inclinado.
8. Plaza de San Marcos, Venecia, mostrando el Campanile. Fotos de partes de un molino de viento. Era un blanco oculto.
9. Chateau Maintenon. ¿Una cápsula espacial ? Forma de botella. Serios mencionó «alguna parte de Francia».
10. Primer plano de una pirámide (blanco oculto). Columna de Trajano, Roma, Cúpula de una iglesia romana. Serios mencionó «adoquines» y ambas fotos los tenían, de modo que ése es un acierto parcial.
11. Escena de Charleston, Carolina del Norte. Foto borrosa ¿una pirámide?  
12. (Desconocido) Plaza de San pedro, Roma. Blanco que se le había pedido tres días antes.
13. Universidad de Roma, una iglesia con torres gemelas. Torres gemelas de Frauenkirche, Munich. Un poste de piedra.  
14. Submarino Thresher. Partes del submarino Nautilus. Las fotos producidas eran de una revista de la casa de la madre de Serios.
15. Ídem Isabel II, con su corona. Las fotos (14 y 15) fueron a pedido de alguien de la revista Fate (cuando había desaparecido el Thresher). Eisenbud ausente.
16. Abadía de Westminster. Negra Blanco elegido por Serios.
17. Un edificio. Parte de la abadía de Westminster. Blanco 16 desfasado.
18. Iglesia austriaca con reloj en la torre. Big-Ben Borroso. Esto después de siete «negras», y después que se reveló el blanco.

Sus mejores resultados fueron cuando el blanco era conocido, pero, sospechosamente, Serios requería de un día o más para poder obtener la fotografía. Además, a menudo parecía saber de antemano cómo lucirían sus propias producciones.

John Sladek dice a este respecto lo siguiente[7]:

«El poder de Serios solía aparecer tarde en la noche, cuando los observadores eran presa del tedio, la fatiga y la negligencia. Además, su departamento estaba lleno de escondrijos para aparatos secretos (cortinas, muebles blandos), y Serios estaba toqueteándose la ropa continuamente (quitándose los zapatos y los calcetines, vaciando los bolsillos, etc.). Sólo una vez fue desnudado hasta la cintura y registrado.

«En cambio, una demostración pública ante la rama local de la Asociación Psiquiátrica Norteamericana fue supervisada más cuidadosamente. Aquí Serios fue desnudado, recibió ropa interior nueva y fue luego vestido con un mono. Se tomaron sesenta fotos en estas condiciones. Todas menos dos fueron negras; las otras dos eran burbujas blancas, tenues y redondas. Eisenbud las identificó entusiastamente como senos o medialunas, pero otros psiquiatras eran menos fáciles de impresionar.

«Eisenbud exploró extensivamente el carácter de Ted Serios. Había robado autos, asaltado tiendas y desertado de la Marina. Insinúa capítulos más oscuros de su vida. Serios fue alcohólico (pocos alcohólicos son completamente sinceros), exhibicionista e impostor (una vez, cuando lo arrestaron, se hizo pasar por el doctor Eisenbud).

«Por último, Eisenbud mismo lo pescó cometiendo travesuras (apretando subrepticiamente el obturador de la cámara cuando pensaba que nadie lo miraba) pero siguió creyendo en él.

«Eisenbud además interpretó algunos yerros del modo más amable posible. «˜Leyendo»™ en ellas retruécanos verbales y visuales. Por ejemplo, tómese las fotos que Serios produjo cuando buscaba el submarino Thresher: partes de la foto de una revista que tenía la madre, y la cabeza de Isabel II. La interpretación freudiana de Eisenbud destaca que el nombre de la madre de Serios era Esther, de modo que encuentra esta correspondencia entre nombres:

ESTHER

THRES HER

ElizabeTHREgina

«Si el inconsciente de Serios es capaz de códigos tan elaborados, deberían resistir el análisis, lo cual no sucede con el citado anteriormente. También podríamos comparar el apellido de soltera de la madre, MacNeil, el nombre del padre, August, y el submarino Nautilus:

MAc NE IL

SubMARINE NAUTILUS

AU g UST

«»˜August»™ desde luego alude a la augusta monarca. Él sólo hace coincidir cuatro letras de Elizabeth Regina con Thresher, pero tres pueden coincidir con el título completo de cualquier príncipe o princesa real (HRH[8]) y cuatro con el de HRH Eduardo.

«Mediante otra contorsión, Eisenbud equipara el blanco CHARleston, con el resultado, la pirámide de DaCHOUR. Una ecuación similar podría producir EiSENbud SENilidad».

No es de extrañar que el doctor Börje Löfgren, en un escrito aparecido en el Journal of the American Psychoanalytic Association, dijera que Eisenbud y otros parapsicólogos eran «mentes en decadencia con defectos de pensamiento y relaciones perturbadas con la realidad».

SERIOS DESENMASCARADO

Eisenbud recordó los experimentos de Serios de fotografiar el mapa del tesoro de Laffite. Entonces se le ocurrió hacer algunas fotografías haciendo que la mente de Serios viajara por el tiempo. Preparó una sesión experimental para el 27 de mayo de 1967 en el Museo de Historia Natural de Denver. Rodeado de objetos del neolítico y paleolítico, Serios empezó a producir la imagen de un hombre encendiendo fuego. La imagen se fue aclarando después de varias tomas. Finalmente aparece un hombre del Neandertal e cuclillas.

Un testigo, el profesor H. Marie Wormington, del Departamento de Antropología del Colorado College, se dio cuenta inmediatamente de que se parecía muchísimo a un conocido modelo a escala natural de un grupo de hombres de Neandertal que se halla en el Field Museum of Natural History de Chicago.

Es muy probable que Serios conociera la forma en que se podían hacer las «fotografías psíquicas», pues ya en 1954 Harold Kinney había publicado un artículo en la revista Fate, de la que ya informamos que Serios era asiduo lector, mostrando la forma de hacer fotografías espirituales[9].

En 1967 un grupo de magos experimentados y varios científicos fueron a Denver a estudiar de cerca de Serios. Una cadena de televisión de Denver había contratado al médium para que reprodujera fotos paranormales en una película de TV. Varios grupos de investigadores estaban presentes, cada uno con sus películas Polaroid. Persi Diaconis[10] , que estuvo presente durante esas pruebas, dice que revisó secretamente cada una de las veinte películas pertenecientes a los investigadores. Diaconis trataba de ver si alguna de ellas había sido previamente expuesta. No encontró ninguna, pero, sin embargo, el hecho es que ninguno de los equipos de investigadores había tenido el cuidado suficiente con su equipo como para que éste no fuera intervenido, ya sea por Diaconis o por Serios.

En cierta ocasión «“durante estas pruebas- Diaconis observó que Serios presionaba secretamente algo en uno de sus «gismos». Cuando Diaconis pidió examinar el aparato, se desató un pandemonium. Los «fans» de Serios saltaron de sus asientos diciendo cosas como: «Â¡Usted no puede hacer eso!» Este descuido fue aprovechado por Serios quien apresuradamente metió su adminículo a la bolsa y no dejó que lo examinaran.

Es probable que Serios colocara un pedazo de gelatina, saliva o una sustancia similar que pudiera producir formación de «ectoplasma» en la película. Este era uno de los métodos preferidos por los antiguos médiums, como ya hemos visto.

Diaconis encontró que los experimentos de Eisenbud con Serios «carecían de un control adecuado sobre los materiales esenciales» y había revelado «defectos metodológicos irreparables en todas las fases de los experimentos».

Resulta sospechoso que sólo las mejores fotografías de Serios se hayan realizado bajo condiciones de nulo control y cuando Serios se encontraba entre sus seguidores[11]. Cuando se establecía cierto control, no aparecía nada en las placas fotográficas o sólo ciertas manchas sin forma como las que se pueden producir con un trozo de gelatina o con saliva.

Serios mismo soltó la lengua cierta noche que se encontraba «calentando» en un bar. Le contó a un periodista del Chicago Tribune la forma en que trucaba sus fotografías utilizando el tubito de cartón. Lógicamente, al día siguiente, durante la cruda y al leer el periódico, desmintió todo.

Ya la misma señora Oehler había considerado la hipótesis de que Serios utilizara transparencias o microfilmes colocados en frente o detrás del tubito, pero la desechó debido al problema de la longitud focal de la lente de la cámara, lo que podría dar fotografías desenfocadas en su mayor parte (que fue lo que en realidad ocurrió).

Eisenbud escribe ingenua o neciamente, sin ver más allá de sus narices y sin sospechar el fraude:

«En un extremo hay ejemplos como los que me mostró la señora Oehler de su propia colección y de otras colecciones (no tengo ejemplos de mi propia colección), en los que las imágenes de Serios corresponden punto por punto, sombra a sombra, luz a luz, con fotografías de revistas y libros. Cuando la gente aparece en las fotografías, uno podría al menos asumir que lo que Ted estaba imaginando eran estas fotografías, o una contraparte exacta de ellas en la mente de alguien en un tiempo u otro (no habría, por supuesto, forma de determinar qué tiempo) y no, en un sentido fácilmente imaginable, la misma escena «tomada» por él mismo desde un ángulo idéntico y bajo idénticas condiciones de iluminación. Entonces cuando Ted produce porciones de fotografías del Nautilus y su tripulación, que corresponden a las fotografías del National Geographic, no hay necesidad de buscar más allá por fuentes físicas externas de esta altamente relevante respuesta a un blanco».

Durante el programa de Denver, Diaconis pudo explicar las fotos de Serios de varias maneras. Por su parte James Randi participó junto a Serios y Eisenbud en la emisión del programa Today imitando minuciosamente el truco de Ted. Randi afirma que le oyó decir a Serios: «Se acabó el sueño, han descubierto mi truco». El propio Randi declaró a la revista New Yorker[12]: «Entonces Eisenbud, muy excitado sacudió a Ted Serios por los hombros y le gritó: ¿Qué estas diciendo Ted? Puedes hacerlo, ¡tú sabes que puedes!»[13].

Randi describe algunos de los trucos de Serios en su libro Flim-flam![14]. Consiste en usar una lente de aumento de poco más de un centímetro de diámetro y una distancia focal de cerca de 4 centímetros, fijada en el extremo de un cilindro de unos 4 cm de longitud. En el otro extremo del cilindro se pega un trozo cortado en forma circular de una diapositiva de color (por ejemplo una de 35 mm). Para evitar que alguien lo note, el artefacto puede envolverse en un rollo de papel.

Si se sostiene el gismo con el extremo de la lente contra la palma de la mano, y se coloca muy cerca del objetivo de una cámara Polaroid enfocada a infinito y disparando el obturador, la imagen de la diapositiva quedará impresa en la película Polaroid. La imagen aparece en los márgenes de una Polaroid, con una forma circular rodeada de negro. Es posible tomar fotografías de este modo a pesar de que generalmente resultan de poca calidad, justo igual que las tomadas por Serios.

Thomas von Randow, en el suplemento científico del Zeit de Hamburgo, escribió sobre Serios y sus trucos bajo el título: «Aún sigue apareciéndose en las cabezas de los parapsicólogos el cuento del fotógrafo de pensamientos Ted Serios».

Uno de los trucos utilizados por Serios lo explica el psicólogo británico W. A. H. Rushton[15]. El psicólogo supone que Ted debe proyectar una imagen dentro de la cámara. «Si la imagen luminosa pasa inadvertida debe ser pequeña y estar cerca de la lente «“escribe Rushton-, probablemente en el «˜gismo»™ cuyo interior apunta a la cámara».

Rushton construyó personalmente versiones de un cuerpo semejante. Este adminículo es un hemisferio de vidrio con un cilindro de vidrio en la parte baja, en la forma (a), que tiene que estar embozado para impedir interferencias de luz. La forma (b), diseñada en ángulo de 45º, no necesita camuflaje. Este aparato tiene una media pulgada de longitud, o sea el tamaño aproximado de un grano de arroz. Si se le añade un microfilm puede proyectar una imagen clara a través de una cámara sin lente como las usadas por Serios. El truco es parecido al que usaba McCarthy.

El tamaño del adminículo es el adecuado para poder ocultar el fraude. Se le puede meter en la boca, ropa, manos, etc. No es de extrañar que no tuviera resultados positivos después que lo registraron y desnudaron.

Rushton es parapsicólogo, lo que le impide ir más allá de la descripción del adminículo. Evita deliberadamente manifestar escepticismo sobre Serios, pero con lo que reporta es suficiente para determinar la naturaleza del fraude.

Las sospechas del equipo de Popular Photography también se centraron en el cilindro de papel negro. Aunque Eisenbud decía haberlo examinado cuidadosamente, el equipo de Popular Photography señalaba que bastaba un pequeño juego de manos para sustituirlo por otro. Los investigadores sugirieron que ese otro podía tener oculta una micro diapositiva del tema elegido que se proyectaba hacia el objetivo de la cámara.

Poco después de la investigación de la revista, Eisenbud declaró que Serios había perdido sus poderes. ¡Que casualidad!

Serios ya había perdido sus «poderes2 en otras ocasiones. Él lo explicaba así: «Es como si se corriera un telón». La última de las fotografías del pensamiento de esa etapa que salió entera fue en junio de 1967… y mostraba la imagen de un telón.

La revista Fate intentó traerlo de nueva cuenta al candelero paranormal durante el rapto de Patty Hearst. Serios obtuvo dos fotos de la muchacha con pelo corto. Días después de la publicación del artículo Patty fue detenida: tenía el cabello largo.

Serios aún vive en Chicago. Su hijo es fotógrafo profesional.


[1] Oehler Pauline, Ted Serios, Bulletin of Psychical Research Institute, 1962.

Oehler Pauline, The Psychic Photography of Ted Serios, Fate, diciembre, 1962.

[2] A Puharich se le conoce más por ser el descubridor y principal impulsor de los inicios de la carrera de Uri Geller.

[3] Eisenbud Jules, Popular Photography, volumen 61, número 5, página 31, noviembre de1967.

[4] Eisenbud Jules, The world of Ted Serios, William Morrow & Company, Inc., New York, 1967.

[5] El también matemático Persi Diaconis.

[6] Eisendrath David & Reynolds Charles, Popular Photography, volumen 61, número 4, página 81, 1967.

[7] Sladek John, The new Apocrypha, Stein & Day, New York, 1974. Traducido en la revista argentina El Péndulo, números 3 al 10. El tema de Ted Serios se trata en el número 7.

[8] HRH, His Royal Highness o Su Alteza Real.

[9] Kinney D. Harold, How to make spirit pictures, Fate, noviembre de 1954.

[10] Diaconis Persi, Statistical problems in ESP research, Science, volumen 201, 131, 1978.

[11] Entre los que estuvieron presentes y participaron en estas sesiones podemos mencionar, curiosamente (¿o no tanto?) al ufólogo Joseph Allen Hynek.

[12] New Yorker, 10 de noviembre de 1973.

[13] Dreecken Inge & Schneider Walter, Señales del más allá, Editorial Bruguera, Colección Libro Amigo, No. 369, Barcelona, 1976.

[14] Randi James, Fraudes paranormales. Fenómenos ocultos, percepción extrasensorial y otros engaños, Tikal Ediciones, Girona, 1994.

[15] Rushton W. A. H., Serios photos: if contrary to natural law. Which law?, Journal of the Society of Psychical Research, volumen 44, número 736, páginas 289 a 293, junio de 1968.

La historia de la psicofotografía (3)

ALGUNOS FOTÓGRAFOS DE ESPÍRITUS FRANCESES

En Francia muchos fueron los atraídos por este nuevo «método fotográfico»: Bonet, Brandt, Colombés, Chaigneau, Darget, De Rochas, G. Durville, Fontenay, P. Girod, Ch. Lancelín, Lefranc, Eugène Thiébault etc[1].

Existían dos métodos a seguir en la fotografía psíquica: el método seco y el método húmedo.

El comandante Darget «“en 1882- empleaba lo que se conoce como método seco. Este consistía en cubrir una placa fotográfica con varias capas de papel y colocar la placa así preparada sobre la frente o el estómago del médium durante una o dos horas.

M. Guillaume de Fontenay[2] demostró que las borrosas impresiones que aparecían en las placas (algunos párrafos y frases), eran producto del sudor, humedad y calor desprendidos por el médium, factores que producían una reacción fisicoquímica que imprimía la placa con los encabezados de los periódicos, pues Darget utilizaba papel periódico para envolver la placa fotográfica.

El coronel Eugéne Auguste Albert De Rochas D»™Aiglun decía que «cuando el dedo está suficientemente cerca de la placa, se desprende un fluido… que se graba sobre la película sensible y se asemeja en todo a los efluvios que los sensitivos ven desprenderse de los dedos…»[3]

Sin embargo Georges Surbled respondía que «es necesario sobrecargar el organismo, y para conseguirlo se usa la electricidad. Es una confesión del reo… en una experiencia para demostrar la existencia del «˜fluido vital o psíquico»™, se apela a ala electricidad: naturalmente es la electricidad de la bobina de Ruhmkorff[4] la que actúa y produce sobre la placa la imagen fotográfica. ¿Dónde está la maravilla?»[5]

El doctor Luys, del Hospital de la Charité, de París, en colaboración del doctor David, fotografiaban «los fluidos de los dotados», sin utilizar la electricidad. Colocaban las manos sobre una placa inmersa en el revelador, un baño de hidroquinona, apoyando la palma sobre una placa de gel de bromuro de plata, durante 15 a 20 minutos en la oscuridad. En las fotografías se veían irradiaciones en el contorno de la mano y una aureola a su alrededor. Este es el llamado «método húmedo».

En esta ocasión fue el doctor A. Guébhard quien explicó el fenómeno:

«¿Queréis obtener sin dedos ni mano, ni nada de humano los efluvios digitales del fluido humano? Tomad una placa fotográfica y un guante de goma. Llenadlo de lo que queráis menos de aire; arena, agua, piedras, hasta darle la consistencia y forma de una mano humana. Colocad la placa fotográfica bajo unos milímetros de revelador, capaz de ennegrecerla e instalad la mano de goma montada sobre el borde de la cubeta una punta posando sobre la gelatina y la otra punta curvada hacia fuera bajo la acción de un contrapeso atado a ella: imitación completa de una mano viva. Después de 4 o 5 minutos veréis la placa cubrirse con una serie de manchas y después con verdaderos rayos que parecerán todos emitir bellísimas aureolas luminosas, cortadas en dos por un estrecho nimbo oscuro, alrededor de la impresión de la mano artificial».

«Todos los reveladores, o casi todos, abandonados sobre una placa capaz de ennegrecerse, presentan, sin la menor necesidad de fluidos, con tal que el baño no pase de unos milímetros de altura, una mancha no luminosa, a pesar de las apariencias: pero totalmente química, orientada según las líneas, no de efluvios eléctricos, sino del fluido líquido, y simulando, por su acción sobre la gelatina en las diversas fases, todos los aspectos que hemos visto ahora adornados maravillosamente con bellos nombres fluidos» [6].

El doctor Guébhard, que era profesor agregado de la Facultad de Medicina de París, publicó muchas obras sobre la psicofotografìa[7].

Por su parte Bertholet, empleando el método seco, calentaba agua a 38ºC y obtenía buenos resultados.

Yvon realizó experiencias con manos vivas y manos de muertos. Las manos de muertos no producían psicofotografías, pero si se calentaban a 35ºC mostraban la misma aura que dejaban las manos de personas vivas.

LOS FRAUDES

No sorprende que la fotografía de espíritus tuviera su máximo esplendor durante la guerra civil americana y la primera guerra mundial cuando el luto produciría un deseo de resucitar a los muertos.

Curiosamente, las entidades etéreas no aparecieron durante el período temprano de la fotografía (que comienza en 1839): no había Daguerreotipos de espíritus, Talbotipos de fantasmas, Cristalotipos psíquicos, Ambrotipos mentales, o Tintipos del pensamiento. No hasta que las dobles exposiciones fueron hechas posibles por el advenimiento de impresiones de papel fotográfico o de negativos de placa de cristal Estos avances tecnológicos hicieron de hecho que los espíritus eligieran hacer su debut fotográfico. Los médiums tomarían las placas de cristal y las pasarían con un procedimiento conocido como «pre-magnetización». Esto, en fin, significaba guardar las placas cerca del cuerpo del médium, y se pudo haber inspirado en las teorías del magnetismo animal presentadas por los mesmeristas. El sujeto entonces tendría sus fotografías tomadas por el médium, cuyos poderes psíquicos permitían que los «extras psíquicos» aparecieran en la fotografía revelada.

La fotografía de espíritus pronto se convirtió en un pasatiempo popular y miles de dólares fueron hechos literalmente de los que vinieron a tomar sus retratos. William Hope, afirmó haber tomado más de 2.500 fotografías de espíritus durante un período de cerca de dos décadas. Las fotos de los espíritus llegaron a causar furor ya que mucha gente creía que con esta nueva técnica «“la fotografía- no se podían hacer trucos.

Pero eso no era así. En su libro Photographic Amusements Walter E. Woodbury ofreció diversas técnicas para hacer las fotografías de espíritus. Una de ellas implicaba pintar un cuadro con una figura fantasmales con «sustancias fluorescentes, tales como bisulfato de quinina»¦ Este compuesto, aunque casi es invisible al ojo, casi se ennegrece en las fotografías. Si un pedazo blanco de papel se pinta con la sustancia, excepto en ciertas partes, aparecerá negro en la foto».

La imagen pintada de esta manera, cuando se seca es invisible al ojo, pero a es capaz de producir una imagen en una placa sensible.

El método más viejo de tomar una fotografía espectral es probablemente exponer la placa por un breve período, en la cámara fotográfica, con un esqueleto, o tomar la persona en ropa fantasmal, algún monstruo horrible, o aún un manojo de flores grande como tema, usando luego la misma placa otra vez en la cámara fotográfica, tomar una nueva imagen, con las imágenes espectrales, y después revelar la placa entera, en una operación.

Otro método de producir las fotografías espectrales es hacer una imagen positiva muy fina en el cristal, del mismo tamaño que la placa que se utilizará en producir la fotografía espectral, después colocar la placa en el sostenedor, como de costumbre, con el positivo débil sobrepuesto, y hacer una exposición a través del positivo, de tal modo dando en la placa negativa, junto con la persona, una imagen fantasmal de cualquier tema prearreglado. Ésta es una manera muy buena de producir un cuadro de fantasmas; pero es fácil detectarla si se usa otra vez el mismo positivo débil.

También en se usaron otros métodos para obtener fotografías fraudulentas. Las placas preparadas y cortadas de películas eran cambiadas y substituidas a menudo por leves trucos de mano, substituyendo los proporcionados por el investigador.

Con tiempos de exposición muy largos, como los que eran necesarios para las primeras fotografías,, era muy simple para el ayudante del fotógrafo aparecer detrás del sujeto, vestido en «traje apropiado de espíritu». El ayudante permanecía en el lugar por algunos segundos y después se retiraba. En la placa aparecería una «figura transparente».

El siguiente es uno de los métodos más elaborados proporcionados por Woodbury:


«En algunos experimentos recientes hay todavía otro método de producir las fotografías espectrales. Consiste en apoyar un espejo delante de la lente fotográfica, que es más pequeño en diámetro que la lente, para causar una imagen del objeto, a un lado de y perpendicularmente al eje de la lente, para ser reflejado en la cámara fotográfica, y producir una imagen simultáneamente con la imagen de la persona o del objeto, el mismo que es formado por los rayos marginales, que pasan a la lente fotográfica, alrededor de los bordes del espejo. El espejo que está enteramente desenfocado no aparece en la placa fotográfica. Por esta invención muy simple se pueden hacer las imágenes de varios objetos sobre la misma placa.


«La cantidad de luz reflejada en la cámara fotográfica por el espejo es regulada por la distancia del último a la lente, y los rayos marginales que entran en la lente se pueden regular por el diafragma. El aparato requerido para este experimento es muy simple de hecho. Consiste simplemente en una placa de apertura, deslizada sobre la lente, y afianzada con abrazaderas entre la lente y el collar. La placa está doblada perpendicularmente y se ranura los brazos horizontales. En la ranura se coloca un tornillo, teniendo un hombro que sea afianzado con abrazadera contra la placa por una tuerca molida. La cabeza del tornillo se ranura, y se le coloca una abrazadera, para sostener un alambre proyectado hacia abajo, al cual se une un espejo pequeño por medio de cera de abejas. Al alambre se le debe proporcionar una capa del barniz absolutamente negro, para evitar que aparezca en la placa. El espejo se debe variar de tamaño para satisfacer la lente a la cual se aplica. En el actual caso consiste en un microscopio plateado de 5/8 pulgada de diámetro, y cerca de 1-200 de pulgada de grueso. El cristal fino se utiliza para este propósito de evitar la formación de una imagen doble del espectro. La manera más simple de platear la cubierta de la diapositiva es raspar la amalgama de un pedazo pequeño de cristal, saliendo un disco del tamaño del cristal que se plateará. Poniendo una gota minuciosa de mercurio en el disco y permitiendo que permanezca por algunas horas y entonces barnizar con un barniz de goma laca. Si se ha utilizado demasiado mercurio, el exceso se puede tomar por medio de un pedazo fino de papel de estaño aplicado a la parte posterior del espejo.


«Por una poca práctica en el ajuste del espejo y del obturador, se puede regular la cantidad proporcionada de luz para el espectro y para el tema. El sujeto que representa al espectro se monta en el paño negro, preferiblemente terciopelo negro, de modo que por la reflexión no se represente ningún otro objeto mas que el espectro.


«Se puede colocar una pantalla entre el sujeto y el espectro, para poder hacer la ilusión completa. Cuando está parada se dobla la pantalla sobre el espectro, y se cubre la litera, de modo que mediante una manipulación cuidadosa, el truco no sea descubierto por el sujeto».

Grandes fraudes y engaños se hicieron con las fotografías de espíritus. Se usaban trucos manipulando los negativos. Los investigadores como Harry Houdini demostraron que todos los «fantasmas» eran maniquís, muñecas de cartón o personas vestidas para el efecto.

La misma Martha Beraud (Eva Carriere), quien era dama de compañía de la esposa del general Noél, residente en Argel, produjo fotografías trucadas.

En cierta ocasión materializó una cara que fotografió el barón Albert Scherenck von Notzing, y que luego se descubrió era un recorte del periódico Le Miroir, pues salieron los encabezados del periódico en la fotografía. Von Notzing, a pesar del hecho tangible, no aceptó el fraude. Uno no se puede explicar cómo personas como von Notzing o como Sir Arthur Conan Doyle[8], quien defendió a Buguet, actuaron de esa manera.

Otro médium inglés, de apellido McArthy, efectuaba su truco «“en la década de los cuarentas en pleno siglo XX- con una lámpara que proyectaba imágenes de «fantasmas» que posteriormente eran captadas en la placa fotográfica.

LOS TRUCOS

No sólo con la manipulación de negativos y con el uso de maniquís y modelos «vivos» se realizaron trucos en las fotografías psíquicas, pues además de una doble exposición, un movimiento brusco de la cámara podía producir «espíritus descarnados» en las placas fotográficas.

La forma de producir fotografías «psíquicas» por métodos fraudulentos ya se conocía desde el siglo XIX. Houdini y Joseph Dunninger[9] mostraban varios trucos para lograr estos efectos.

Una pequeña cantidad de albúmina, pasta transparente, saliva o gelatina, colocada en la lente delantera puede producir, por diferencia de índice de refracción, formaciones de ectoplasma en el negativo de la película.

Otra forma para producir fotografías psíquicas es colocar como lo hacía Ted Serios, un tubo de cartón delante de la lente. Al tubo previamente se le habrá hecho un orificio con un alfiler. Esta fuente adicional de luz producirá manchas en el negativo. Anteriormente no era necesario el tubo de cartón, pues como las máquinas eran de fuelle, una diminuta rotura en él bastaba para producir «fantasmas».

En la edición del lunes 9 de abril de 1923 de The Evening World, de Nueva York, apareció este reportaje hecho al padre Carlos María de Heredia, sacerdote jesuita interesado en desenmascarar los fraudes espiritistas:

«Es probable que no haya persona alguna en los Estados Unidos que más se halla interesado en el desenmascaramiento y exposición de las fotografías espíritas de Sir Arthur Conan Doyle, desde su llegada a los Estados Unidos la semana pasada, que el R. P. Carlos M. De Heredia, S. J., quien se ha dedicado al estudio de las manifestaciones espiritistas desde su juventud en la Ciudad de México.

«El Padre Heredia estaba indignado con la exhibición de fotografías de espíritus presentadas ante un gran auditorio por Sir Arthur…

«Vino pues al Evening World para dar una demostración de cómo se pueden producir estas fotografías fraudulentas bajo condiciones de prueba, lo cual hizo delante de tres miembros de nuestra redacción en el laboratorio fotográfico del Evening World.

«Uno de estos testigos era un artista que habiendo visto al Padre Heredia varias veces en sus conferencias reproducir, ante grandes auditorios, toda clase de fenómenos espiritistas, estaba seguro de que el Padre saldría triunfante en su experimento. Otro de los testigos era un reportero con veinticinco años de experiencia, gran admirador de Sir Conan Doyle, el cual se inclinaba a creer que lo que el Padre iba a hacer era un trampantojo fácil de ser descubierto por cualquiera, cuánto más por un reportero de su experiencia.

«El tercero era el fotógrafo oficial de nuestro diario con más de veinte años de experiencia fotográfica y que había hecho la mar de fotografías espíritas, por lo cual estaba seguro de que no se le escaparía el procedimiento del Padre, por oculto que fuera.

«A propuesta del Padre, l fotógrafo trajo una de sus propias placas ya puesta en su chasis. Los cuatro entraron al cuarto oscuro y pidiéndoselos el Padre Heredia, marcaron la placa con sus iniciales el artista y el reportero. El fotógrafo puso de nuevo la placa en el chasis, sin que el padre se acercara a ella, y saliendo fuera, tomó una fotografía del artista y del reportero sentados, estando de pie detrás de ellos, el Padre. El fotógrafo llevó la placa al cuarto oscuro y al revelarla él mismo, vio que en medio del grupo aparecía una cara, la del Almirante inglés Beatty.

«El artista, el reportero y el fotógrafo repitieron tres veces el mismo experimento observando constantemente todos los movimientos del Padre Heredia sin poder descubrir trampa alguna, obteniendo las tres veces otras tantas siluetas de espíritus representando una a un soldado presentando armas, otra a un borracho y la tercera el retrato mismo de Sir Arthur Conan Doyle…

«Intrigado el fotógrafo y los otros dos admiradísimos, el fotógrafo preguntó al P. Heredia: ¿Usa usted fósforo? «“Mi querido amigo, dijo éste, el fósforo no produce retratos, a lo sumo producirá manchas blancas que los espiritistas llamarían ectoplasma. -¿Se da usted por vencido? Dijo el Padre al fotógrafo. «“A la respuesta afirmativa de éste, el Padre lo llevó a un rincón, y allí, le descubrió el «modus operandi» recomendándole secreto. «“»Vaya usted ahora y engañe a sus compañeros», dijo el sacerdote al fotógrafo, y así mientras el Padre sentado en el cuarto observaba los movimientos del fotógrafo, éste, con toda habilidad reproduciendo el proceso que acababa de aprender, hacía aparecer un espíritu entre las figuras de sus dos admirados compañeros. Cuando la fotografía apareció, el Padre Heredia soltó una alegre carcajada, mientras el reportero tenía que reprimir con toda energía las palabras que le venían a la boca y que no debían ser pronunciadas delante de un siervo de Dios».

El propio padre Heredia, en su libro[10] nos menciona la forma en que realizaba algunos trucos para obtener fotografías espiritistas:


«Voy a dar otro procedimiento que es muy ingenioso y puede aplicarse cuando uno usa su propio chasis, aunque las placas sean llevadas por el cliente. Yo también lo he usado y me ha dado magníficos resultados. Tenía pues preparado un chasis cuya división interior estaba agujereada en una o varias partes. En estos agujeros había pegado «positivos» de retratos hechos en película. Al darme el cliente su placa, propia y marcada, la introducía yo en mi chasis preparado. Al llevarlo para ponerlo en la cámara, abría un poco la tapa opuesta a donde estaba la placa verdadera. La luz entraba, pasaba por el agujero donde estaba el retrato «positivo» sobre película, produciendo en la placa una cara «negativa», que era el «extra» o espíritu descarnado que aparecía junto al cliente. Este procedimiento bien ejecutado me ha dado siempre resultados sorprendentes. El procedimiento que use en el Evening World y que uso con más frecuencia, es enteramente distinto de los mencionados, ya que no está basado en la doble exposición. Es un secreto que no revelo, pues podría hacer muchísimo daño, ya que no pocos médiums, al saberlo, lo pondrían en práctica engañando irremisiblemente a sus infelices clientes».

En 1893, J. Traille Taylor, el editor de la revista The British Journal of Photography, repasó la historia de la fotografía de espíritus y detalló los métodos por los cuales las fotos fraudulentas fueron producidas[11].

En 1891, la práctica de la fotografía de espíritus ganó más credibilidad cuando Alfred Russell Wallace, afirmó que la fotografía de espíritus se debería estudiar científicamente. Escribió sobre sus propias investigaciones e incluyó una declaración de que él creía en la posibilidad de que fuera verdadera.

Después del desprestigio en que cayó la fotografía psíquica era de suponer que desaparecería de los «centros de investigación parapsicológica» (¿?). Empero, con lo que no se contaba era que en todas las épocas existen crédulos. A ellos no hay nada que los aleje de sus creencias. Su presunción es mayor que su ignorancia. Si usted les demuestra el fraude lo consideran como una persona insatisfecha de todo y lo único que harán será obstinarse, aún más, en sus convicciones descabelladas o en sus inocentes creencias. Y es que, como en una ocasión dijo L. Feuerbach, «el milagro seduce a la razón».

Pero recordemos que la creencia es la aceptación ciega de algo que uno no puede demostrar; pertenece al reino de la religión y no al de la ciencia. Y esto es lo que ha ocurrido con la parapsicología o los ovnis, disciplinas ambas que no han demostrado la realidad de sus asertos. Para tratar estos temas lo mejor es tomar en cuenta las palabras de James Rusell Lowell: «A wise skepticism is the first attribute to a good critic».


[1] Morse J. J., A Brief History of Spirit Photography, Two Worlds Publishing Company, Manchester, 1909.[2] Fontenay De Guy, La Photographie et l»™Etude des Phénomènes Psychiques, Paris, 1912.

[3] Rochas D»™Aiglun Eugéne Auguste Albert De, L»™exteriorization de la sensibilitè, Charconac, París, 6a edición, 1906.

[4] Se suponía que para obtener esas fotografías el médium debía previamente recargar su «energía vital» con una bobina de Ruhmkorff.

[5] Surbled Georges, Spirites et mediums. Chases de l»™autre monde, Vic et Amat, París, Segunda edición, 1901.

[6] Guébhard A., La photographie pour tous, París, 1897-1898.

[7] Guébhard A., Sur les prétendus enregistrements photographiques du fluids vital, Reveu Scientifique, (106), 1897.

Guébhard A., Sur les prétendus enregistrements photographiques du fluids vital, Reveu Scientifique, (108), 1897.

Guébhard A., Sur les prétendus enregistrements photographiques du fluids vital, Reveu Scientifique, (110), 1897.

Guébhard A., Le vrai fluide vital, Reveu Scientifique, (111), 1898.

Guébhard A., Sur les phénoménes de ségrégation moléculaire observables dans les liquides troublés adandonnés au repos, Bulletin de la Societé de Phisique, 18 de junio y 16 de julio de 1897.

[8] Doyle Conan Arthur, The Case for Spirit Photography, George H. Doran Co., New York, 1923.

[9] Houdiny Harry & Dunninger Joseph, Magic and Mystery, Liberty Library Corp. (reimpresión), 1963.

[10] Heredia Carlos María de, Los fraudes espiritistas y los fenómenos metapsíquicos, Imprenta Teresita, México, 1931.

[11] Traille J. Taylor, The Veil Lifted, The British Journal of Photography, marzo 17, 1893.

La historia de la psicofotografía (2)

FREDERICK A. HUDSON

Del otro lado del Atlántico las fotografías de espíritus de William Mumler inspiraron nuevas reacciones. La noticia de las fotografías espiritistas había llegado a Inglaterra de la mano de The Photographic Journal de Londres, en donde se publicó un artículo entusiasta sobre la nueva tendencia gráfica. La revista hacía un acercamiento cauteloso, pero al mismo tiempo también reconocía que estas fotografías eran el comienzo de algo grande, alegando que: «posiblemente ningún fenómeno podría despertar un interés más profundo…»

Pronto, otros fotógrafos, aficionado y profesionales, comenzaron a surgir afirmando tener la capacidad de hacer que los muertos aparecieran en las fotografías. El primero fue Frederick A. Hudson, quien emergió en la escena de Londres en 1872[1]. Hudson tenía su estudio en 177 Holloway Road, Londres.

La señora Samuel Guppy, una famosa médium de esa época, fue la primera que atrajo la atención sobre su persona. Hudson fue eventualmente investigado por el famoso fotógrafo profesional John Beattie en 1873. Beattie realizó una serie de experimentos con Hudson que fueron publicados más adelante en el British Journal of Photography[2]. En aquel momento, Hudson no cobraba nada por sus fotos, pero eso cambió con el tiempo. En su artículo, Beattie describió cómo, con un amigo, habían examinado el cuarto de cristal en el jardín de Hudson donde ocurrían los experimentos, el cuarto de operaciones con su luz ámbar y los baños de porcelana, la cámara fotográfica de 10 x 8 pulgadas con sus lentes de 6 pulgadas y toda la maquinaria implicada. Él también mantuvo que había marcado la placa fotográfica que se utilizaría y observó que estaba recubierta y preparada.

Para la primera fotografía que Hudson tomó, con una exposición de cerca de un minuto, Beattie se sentó de perfil mientras que al fondo la hija de Hudson (que actuaba como médium) estaba parada al lado de él. Ningún «extra» apareció en la foto. Beattie escribió que en e experimento siguiente: «Todo era igual salvo que la médium se sentó detrás del fondo. En la fotografía revelada, aparecen unas figuras sentada a mi lado, frente a mí, y entre mi y el fondo. Estoy sentando de perfil en la fotografía -la figura delante de mí está en una posición de tres cuartos-, pero en conjunto entre mí y el fondo. La figura está cubierta con una manta a cuadros blanca sobre la cabeza, y es como un hermano y un sobrino míos. Este último punto no lo puedo asegurar porque la cara es como la de una persona muerta y pobremente iluminada».

Beattie continuaba: «En mi última prueba -todo revisado más estrictamente que antes, si es posible, y en el mismo lugar en relación conmigo- apareció una figura femenina parada, arropada en falda negra, y con un vestido de lino blanco, algo como un patrón de mantón, sobre sus hombros, sobre los cuales colgaba libremente una masa del pelo negro. La figura está delante de mí y, parcialmente entre mí y la cámara fotográfica.»

Beattie había supuesto que Hudson falsificaba de cierta manera las fotografías pero ahora ya no estaba convencido de esto. Estaba seguro que las figuras no eran dobles exposiciones, no habían sido proyectadas, no eran el resultado de espejos o aún el resultado de imágenes que habían sido manipuladas sobre las placas durante el proceso de revelado. Sin embargo, lo que él no tomó en consideración fue que las imágenes habrían podido estar en las placas todo el tiempo -que sus propias placas habían sido cambiadas por «placas trucadas» por el fotógrafo. Éste parece haber sido la forma de trabajar estándar de muchos de los supuestos fotógrafos de espíritus de entonces y no fue sospechado por nadie. Muchos de ellos, incluyendo el señor F. M. Parkes, quien produjo un número de imágenes psíquicas, incluso permitieron que fueran observados mientras que trabajaban en las placas. Parkes, por ejemplo, tenía una abertura cortada en la pared de su cuarto oscuro de modo que los investigadores pudieran ver el interior mientras que él hacía el revelado. ¡El problema era que los investigadores no tenían ninguna idea de qué placas estaba revelando realmente!

El doctor Alfred Russel Wallace, que comparte crédito con Charles Darwin por el descubrimiento de la teoría de la evolución, era un cliente de Hudson y obtuvo dos fotografías que mostraban a su difunta madre. Russel recuerda este hecho en su libro de 1875[3].

«El 14 de marzo de 1874, fui con Hudson, a mi cita, por primera y única vez, acompañado por la señora Guppy, como médium. Contaba con que si conseguía una foto de espíritus sería la de mi hermano más grande, en cuyo nombre había recibido frecuentes mensajes a través de señora Guppy. Antes de ir con Hudson me senté con señora G., y tuve una comunicación por raps con el efecto de que mi madre aparecería en la placa si se pudiera. Me senté tres veces, eligiendo siempre mi propia posición. Cada vez apareció una segunda figura en el negativo conmigo. (…) No reconocí ninguna de estas figuras en los negativos; pero en su momento conseguí la prueba, el primer vistazo me mostró que la tercera placa contenía un retrato inequívoco de mi madre, -tanto en sus características como en la expresión; una semejanza no como en el retrato que le tomaron en vida, sino algo pensativa, idealizada- con todo aún, para mí, una semejanza inequívoca.»

Hudson fue atrapado de vez en cuando en el acto de falsificar sus imágenes, e incluso se le atrapó vestido para hacer el papel de fantasma. Sin embargo, se «convirtió en el fotógrafo psíquico británico más famoso y fue conocido por producir extras sobrenaturales en sus placas bajo el escrutinio más riguroso».

F. M. PARKES

El ya mencionado F. M. Parkes fue otro de los primeros fotógrafos de espíritus de Gran Bretaña. Comenzó su trabajo en 1872, el mismo año que Frederick Hudson. Sus imágenes más tempranas fueron hechas en sociedad con el propietario de un restaurante, que fungía como médium. Siguiendo las indicaciones de los espíritus, Parkes requería que las placas fotográficas estuviesen colocadas bajo su control en el cuarto oscuro antes de que fueran insertadas en la cámara fotográfica, de esa manera podían «ser magnetizadas». Si eso despertaba sospechas, Parkes intentaba compensar, como ya hemos dicho, haciendo un agujero en su pared del cuarto oscuro de modo que sus clientes pudieran atestiguar el proceso de revelado.

ÉDOUARD ISIDORE BUGUET

Hubo otros numerosos fotógrafos de espíritus que practicaron durante este tiempo incluyendo un francés, Édouard Isidore Buguet, que se incorporó al negocio en 1874 en Londres. Aunque él comenzó su negocio en Inglaterra, el espiritismo en Francia lo influenció para que se aliara a la doctrina del mesmerismo y fue el primero en ligarla al espiritismo. El espiritismo se unió al mesmerismo porque ciertos pacientes exhibían características que más adelante serían llamadas trance mediumnico mientras eran «curados» por mesmerismo.

Buguet fue el primero en ligar esta doctrina a la fotografía de espíritus. Él tenía rutinariamente a sí mismo y a su cámara fotográfica mesmerizada antes de hacer las fotografías de espíritus. Buguet tenía su estudio en Boulevard Montmatre en Paris.

La mayor parte de sus fotografías eran de gente famosa, la mayoría de ellos afirmaba reconocer sus difuntos y a miembros de su familia como «extras». Esto no le impidió ser arrestado por fraude en 1875. Él admitió el engaño y firmó una declaración completa. En ella, indicaba que sus fotografías habían sido creadas por doble exposición. Primero, vestía a sus ayudantes para hacer la parte de un fantasma, o vestía una muñeca con una sábana. Esta figura, junto con piezas de muselina que servían para crear a los vaporosos fantasmas, y una colección de cabezas recortadas de fotografías viejas de niños, jóvenes, ancianos, hombres barbudos y mujeres de larga cabellera, fue encontrada por la policía cuando revisaron su estudio. Se hallaron dos maniquís. El más pequeño se utilizaba para las fotos infantiles. También fue descubierto que un espíritu, supuestamente muerto 12 años atrás, que apareció en una de las fotografías, era realmente un hombre vivo y saludable, que era inconsciente de que lo habían utilizado como «espíritu» en una de las fotografías de Buguet. Confesó que mientras el cliente se encontraba en la sala de espera, la cajera les hacía hablar y obtenía, con disimulo, los datos suficientes para la evocación que había que hacer. Luego revisaban su archivo fotográfico en busca de alguna imagen que se pareciera a la pedida. La misma luego era trucada con una doble exposición con el retrato del interesado. El fotógrafo fue multado por 500 francos y condenado a un año en la prisión.

Pero a pesar de la confesión, sus víctimas insistían que sus fotografías eran genuinas, juraban que habían reconocido a sus seres queridos en las fotografías incluso después de que les presentaran las cabezas simuladas que la policía había encontrado en el estudio de Buguet. Decían que él había hecho la confesión bajo presión o en el interés de ganar clemencia o, incluso, que la iglesia le había pagado para declararse por culpable. El reverendo Stainton Moses, el famoso médium, estaba convencido de que por lo menos algunas de las fotografías de espíritus de Buguet eran auténticas. Dijo que el proceso del caso fue corrompido por los funcionarios religiosos, que el juez estaba polarizado negativamente o que Buguet debió haber sido sobornado o aterrorizado para confesar.

Los espiritistas admitieron sin embargo, que Buguet pudo haber utilizado algunos trucos cuando sus poderes no estaban en su capacidad máxima, una excusa usada a menudo en caso de que los médiums fueran acusados de fraude. Buguet retiró su confesión después del juicio en el Congreso Espiritista, en septiembre de 1875, en Bruselas. Se desdijo e insistió que los maniquís eran utilizados por sus empleados durante su ausencia por enfermedad, e insistió que dos terceras partes de sus fotografías de fantasmas eran genuinas.

Pero el propio Daniel Douglas Home escribió en su libro Lights and shadows in Spiritism[4]:

«Un fotógrafo, Buguet[5], asociado con un supuesto vidente americano llamado Firmann, se jactaba de evocar las sombras de las personas fallecidas y entregar su fotografía por pocos francos.

«El cliente entraba en el estudio, se le pedía que pensara insistentemente en la persona cuya imagen quería poseer. Firman hacía pases magnéticos sobre la cabeza de Buguet y éste desordenaba su cabellera con aire inspirado. Hacía posar a su cliente ante el aparato fotográfico y pocos minutos después mostraba a la víctima maravillada su propia imagen, detrás de la cual aparecía la de una forma vaga e indecisa que tenía el parecido de un espectro envuelto en un sudario, y del cual lo único que se advertía más o menos confusamente era la cabeza. La mayoría de los clientes reconocían en ese espectro a un hermano, un tío o una tía, y se retiraban con la preciosa imagen perfectamente convencidos del poder del fotógrafo».

En el juicio llevado a cabo los días 16 y 17 de junio de 1875 fueron juzgados Buguet y Leymarie, sucesor de Allan Kardec como editor de la Revue Spirite. Ambos se habían asociado con el médium americano llamado Firman para evocar a los espíritus y producir fotos espiritistas que cobraban a 20 francos por pieza.

Durante las sesiones solían aparecer las sombras de un joven inca o el mismísimo emperador Maximiliano. Se trataba de Firman que desempeñaba esos papeles, perfectamente disfrazado. Para representar al inca se ponía de rodillas, cubierto con un velo negro, y cascaba nueces, sin decir palabra y revolviendo unos ojos espantados.

Por su importancia reproducimos algunos fragmentos del juicio a Buguet, Leymarie y Firman.

El señor conde de Bullet (cuarenta y seis años). «He estado en casa de Buguet y en la imagen que me ha entregado he reconocido positivamente el retrato de mi hermana; estoy convencido de que es su imagen».

El presidente. «Pero se le ha enseñado a usted la cabeza recortada con la cual se ha hecho la imagen».

El testigo. «Poco me importa. El parecido es indiscutible y estoy convencido de la realidad del retrato».

El presidente. «Pero, ¿en el sumario, se ha hecho la operación delante de usted y se ha hecho funcionar el muñeco en su presencia?»

El testigo. «No es el mismo cliché.»

El presidente. «¿Qué hacer para combatir la credulidad de usted? Está probado que los procedimientos no tienen nada de sobrenatural, que los medios son fraudulentos y que está usted engañado por sus ilusiones. Vea usted la cabeza con la que se ha hecho el retrato de su hermana».

El testigo. «No, esa no se parece a ella».

El presidente. «¿No se ha hecho aparecer ante usted un príncipe indiano?».

El testigo. «No; un inca».

El presidente. «¿Y el emperador Maximiliano?… Todo esto le ha costado a usted cuatro o cinco mil francos».

María de Veb (diez y nueve años). «Fui a casa de Buguet por curiosidad, pedí una aparición y se presentaron dos espíritus; un amigo y mi tío».

El presidente. «¿Los reconoció usted?».

La testigo. «Perfectamente».

El presidente. «Y, sin embargo, Buguet confiesa que no es médium, sino solamente fotógrafo. ¿No habrá habido ilusión por parte de usted?».

La testigo. «No, señor; los reconocí perfectamente».

El presidente. «Tiene usted delante el cajón de los espíritus. De aquí se sacan, ¿ve usted?, ¿insiste usted en creer en ellos?».

La testigo. «Sí, señor».

El señor Veb, padre de esta testigo, explica que llevó a su hija a casa de Buguet por recomendación del príncipe Wittgenstein, «un espiritista convencido como todos nosotros», dijo. «Todos reconocimos el retrato», añade el testigo; «todo el mundo exclamó: ¡Es nuestro Carlos!».

El presidente. «Y bien, tiene usted delante el cofre del que se sacan los espíritus».

El testigo. «¿Se me ha hecho venir aquí para decirme que soy un imbécil?».

El presidente. «No, pero sí para decir a usted que se atentaba contra su bolsillo».

El testigo. «Jamás se me ha pedido dinero».

El presidente. «Es que se contaba con la generosidad de usted, que ha sido grande».

Jacobo Dessenon, comerciante en cuadros (cincuenta y cuatro años). «Yo no quería creer en las fotografías espiritistas, y para salir de dudas fui a casa de Buguet y en dos ocasiones me dio pruebas muy malas. Manifesté mi descontento a un cierto Escipión que estaba allí y que me dijo ser un médium muy fuerte. Y bien, le dije, pida usted al señor Buguet que me retrate otra vez y una usted sus fuerzas magnéticas a las nuestras para la evocación. Escipión consintió y la prueba fue de las más extraordinarias. La imagen era doble y las dos no se parecían; en una de ellas tenía yo una calavera sobre las rodillas. El parecido de mi mujer era tal, que mi prima, que estaba moribunda, dio un grito de sorpresa al ver la imagen. Mis hijos exclamaron: ¿Es mamá!»

El presidente. «Buguet, ¿no empleó usted entonces sus procedimientos ordinarios?».

Buguet (sonriendo). «Si existía esa semejanza sería por casualidad. La calavera que vio este señor fue un efecto confuso de un pliegue del velo».

Buguet nunca más intentó restablecerse como fotógrafo de espíritus. Algunas de sus fotos se guardan actualmente en la Bibliothèque Nationale de France, Département des Estampes et de la Photographie, Paris.

EDWARD WYLLIE

Para 1886 pocos recordaban el fraude de Mumler y la fotografía espiritista volvió a surgir en los Estados Unidos. Fue Edward Wyllie (americano, nacido en la India, 1848, muerto en Londres, 1911) el encargado de ese resurgimiento. Wyllie fue granjero, caricaturista, subastador y soldado en Nueva Zelanda, antes de emigrar a los Estados Unidos en 1886 y convertirse en fotógrafo en Los Angeles.

James Hyslop, un profesor de la universidad de Columbia escribió una introducción a una serie de experimentos realizados por Charles Cook con Edward Wyllie, de Los Ángeles, y Alex Martin de Denver. Cook hizo un gran trabajo con los dos hombres en 1916. Les proporcionó sus propias placas y las hizo revelar en un estudio comercial. De esta manera, hasta cierto punto eliminaba la posibilidad de que los dos hombres pudieran haber modificado las imágenes. Cook concluyó que las fotografías sometidas eran genuinas pero en estos casos pensó que el nombre de «fotografía psíquica» era el mejor para designar el fenómeno. Él creía que los dos hombres producían realmente las imágenes por algún medio psíquico, en lugar de fotografiar verdaderos fantasmas.

Un investigador de fenómenos psíquicos escocés, James Coates, envió estuches con su pelo y el pelo de su esposa a Wyllie. El fotógrafo utilizó los estuches con el pelo en fotografías de espíritus, y uno de los espíritus resultantes fue reconocido como la abuela de la señora Coates. Esto le ganó a Wyllie una invitación a Inglaterra, en donde su trabajo fue estudiado por Coates[6].

En una de las fotografías tomadas por Wyllie en la casa de Coates, en Rothesay, Escocia aparece Robert Whiteford, un fotógrafo que vivía en la misma ciudad. La foto fue tomada en octubre de 1909, y el procedimiento entero fue conducido bajo escrutinio de Coates y de Whiteford, que se describe como escéptico.

Sin embargo las supuestas emanaciones ectoplasmáticas muestran evidencia de trabajo de retoques con pincel. En un punto en su carrera, Wyllie fue acusado de usar dibujos fosforescentes que brillaban intensamente en la oscuridad, aparentemente proporcionando suficiente luz en los negativos para producir «extras». Otros fotógrafos de espíritus empalmaban los negativos de película, que subrepticiamente colocaban sobre el negativo.

ROBERT BOURSNELL

Robert Boursnell aseguró haber hecho fotografías de espíritus desde 1853, cuando aparecieron «extras» en los retratos que él tomaba. El fotógrafo, se dijo, no reconoció la naturaleza sobrenatural de estos personajes y culpó su aspecto a la limpieza incorrecta del cristal usado en el negativo. Un día, en un arranque de cólera, tiró los negativos al piso, maldiciendo la placa y a la gente que aparecía en ella. Los «extras» no volvieron a aparecer hasta 1886, cuando Boursnell conoció a los espiritistas.

Ya que los fotógrafos de espíritus y los médiums estaban sujetos a persecución en Gran Bretaña, Boursnell decía a sus clientes que los «extras» no eran espíritus sino «sombras en el fondo.» Los críticos apuntaron que los mismos espíritus aparecían sin cambiar en diversas fotografías, una muestra de fraude. La revelación parece no haber afectado a ningún de los partidarios de Boursnell.

Un centenar de fotografías de espíritus de Boursnell fueron exhibidas en la Psychological Society en Londres, y en 1903 los espiritistas de esa ciudad ofrecieron al fotógrafo un testimonial firmado y un monedero de oro.

Boursnell fue investigado por la Spirit Photography Commission organizada por el Daily Mail en 1908. La Comisión abarcaba a espiritistas y expertos técnicos de la industria de la fotografía. Un miembro del grupo, el señor A. P. Sinnett[7], contó cómo fue fotografiado por Boursnell: Sinnett compró un paquete de negativos de una tienda elegida al azar, entonces los abrieron y él mismo cargó las placas en la cámara fotográfica. Después de la exposición, observó mientras que el negativo era revelado en el cuarto oscuro. Sinnett dice que él también examinó la cámara fotográfica y que la encontró «ciertamente libre de trucos. No veo cómo habría podido ser engañado bajo estas condiciones.»

Sinnett ya era bien conocido en los círculos ocultistas, porque durante años había mantenido correspondencia con los «adeptos» en el mundo espiritual. Esta correspondencia, conocida como «las cartas de Mahatma,» ocurrió a través de la mediumnidad de la señora Helena Blavatsky, fundadora de la Teosofía.

A pesar del testimonio de Sinnett, la Comisión de fotografía de espíritus no pudo alcanzar un acuerdo sobre la validez del trabajo de Boursnell.


WILLIAM HOPE


William Hope nació en Crewe, Inglaterra en 1863 y de joven trabajó como carpintero. Comenzó a tomar las fotografías de espíritus en 1905. En ese año él y un amigo se tomaban fotografías uno al otro por turnos. En una foto que fue tomada por Hope, había un «extra» -la imagen de una persona que no estaba físicamente presente en el momento que la foto fue tomada. Resultó, que el extra era la hermana difunta de su amigo.

No mucho después de este incidente, Hope organizó un grupo de seis personas con el fin de obtener fotografías de espíritus. El grupo se hizo renombre como el «círculo de Crewe» con William Hope como su líder. Durante sus primeros intentos, el círculo destruyó todos los negativos de las fotos que tomaron por el miedo de ser acusados de brujería. Sin embargo, cuando el arzobispo Thomas Colley, entusiasta de lo sobrenatural y del espiritismo, se unió al círculo, ellos comenzaron a hacer público su trabajo.

Irónicamente, la primera exposición del fraude vino cuando el arzobispo Colley asistió a su primera sesión. Según la historia, Hope arregló la fotografía con el espíritu incorrecto, substituyendo a otra mujer mayor por la madre de Colley. Cuando Hope intentó confesar su fraude a Colley, éste descartó su confesión como «absurda»-él reconoció a su madre cuando la vio en el extra de la foto. Para probar su caso, él incluso puso un aviso en el periódico local y pidió que todos los que recordaban a su madre que llamaran a la rectoría. No menos de 18 personas seleccionaron el error de Hope entre de varias otras fotos y dijeron que mostraba definitivamente el fantasma de la finada señora Colley.

A través de su carrera, Hope ganó la ayuda de muchas figuras prominentes. En un libro acerca de la supervivencia después de la muerte, escrito por el reverendo Charles Tweedale, que entre otras cosas, poseía una casa encantada en la ciudad de Otley en Yorkshire, describe a Hope como fotógrafo de espíritus, e indica que no había fraude evidente en la mayoría de las fotos de Hope. Dice que en las sesiones fotográficas se invitaba a la gente sin anunciar, incluso con identidades secretas, y se obtenían imágenes de espíritus claramente reconocibles. Un caso fue el de señora Hortense Leverson, que vino a Hope y éste le dio una fotografía psíquica de su marido fallecido recientemente, el Mayor Leverson, que había estado en el personal de la oficina de la guerra. La señora Leverson estaba absolutamente convencida de que la fotografía era legítima.

Hope no concedía audiencias sino a personas de toda su confianza, como Sir Arthur Conan Doyle. Trabajaba en su propio gabinete, con su propio chasis y su propia cámara, bastante vieja y cuya lente no tenía tapa. Cuando algún otro mortal, no espiritista, quería ser admitido para una sesión, tenía que tomar turno de meses de espera y sólo se le concedía llevar sus propias placas, que deberían ser de determinada marca. Las placas deberían ser enviadas a Hope, con varios días de anticipación, para que, encerradas en su caja sellada, pudieran ser sometidas a «la influencia del médium»; como si dijéramos, para que las empollaran los espíritus. Después de esta «mesmerización» el dueño de las placas se debería presentar a la hora señalada, abrir la caja en el cuarto oscuro y ver cómo Hope la colocaba sobre el chasis. Luego, juntos, iban al gabinete a sacar la foto y regresaban al cuarto oscuro para revelar las placas. Todo un procedimiento lleno de huecos a través de los cuales se podían falsificar las fotos.

En febrero de 1922, Hope fue descubierto de nuevo. Por este tiempo, Hope se había mudado a Londres y se había establecido como médium profesional. La Society for Psychical Research (SPR) decidió investigar las afirmaciones de Hope y envió a un nuevo miembro, Harry Price, a investigar. Durante la investigación, Price afirmó haber detectado evidencia de fraude de Hope.

Aun cuando Price se había unido recientemente a la SPR, había expuesto ya un número de médiums fraudulentos, ganándose la aversión de mucha de la comunidad espiritista. Durante la sesión, que fue organizada con cánticos[8] y rezos de himnos como una sesión estándar, Hope y Price entraron al cuarto oscuro colindante. Price examinó la diapositiva fotográfica que Hope planeaba utilizar e imprimió secretamente 12 puntos pequeños en ella con una aguja. Luego pidió abrir un paquete de las placas que había traído. Estas placas provenían de la Imperial Dry Plate Co. y habían sido impresas (a sugerencia de Price) con su marca registrada en la esquina. La marca registrada entonces aparecería en el negativo de cualquier foto revelada. Price cargó dos placas en la diapositiva y después Hope pidió la diapositiva.

Cuando él la tomó de la mano de Price, Harry miró sus movimientos muy cuidadosamente, lo que era difícil de hacer en la oscuridad iluminada por el foco rojo del cuarto. Muy rápidamente, en un movimiento suave, Hope puso la diapositiva oscura en el bolsillo del pecho izquierdo de su abrigo y entonces, aparentemente, lo sacó otra vez. Price sabía que la diapositiva había sido cambiada pero se sentó para que la fotografía fuera tomada de todos modos. Cuando se tomó, rechazó firmar las placas, como lo quería Hope, y mientras examinaba la diapositiva, descubrió que sus 12 marcas de aguja «misteriosamente» habían desaparecido. ¡Era claro que no era la misma diapositiva que le había dado a Hope para que la utilizara! Él no acusó a Hope de un timo sobre la mancha, temiendo que su evidencia del engaño sería destruida, pero quitó dos fotografías que habían sido tomadas de Price, una de las cuales tenía un «extra» femenino hermoso -¡pero en ninguna placa estaba la marca registrada de la Imperial Dry Plate! Hope había cambiado las placas también. Él podía demostrar que no eran el mismo tipo de placas que él había dado a Hope para ser utilizado, ya que eran de un grosor, peso y color distintos y eran placas «rápidas», mientras que las que Hope regresó eran «lentas».

En el número de mayo del Journal of the Society for Psychic Research[9], la revista de la SPR de Londres, Price publicó un informe bajo el título «Cold Light on Spiritualistic Phenomena«. Inmediatamente, lo atacaron desde el campo del espiritismo. Sir Arthur Conan Doyle, que era un partidario del círculo de Crewe, denunció a Price y sus métodos. Él y los periódicos espiritistas acusaron a Price de hacer trucos y de cambiar las placas mismas en un plan para desacreditar al médium. Aunque sir Oliver Lodge, que era un autor espiritista, creyó que Hope era fraude y escribió a Harry Price diciendo: «No veo cómo sus pruebas de la duplicidad de Hope podrían ser más completas.»

Más de 11 años después de este incidente, la viuda de un hombre que trabajó para Hope admitió en un artículo que después de la sesión con Price, su marido revisó el equipaje de Hope y «encontró en una maleta una lámpara de destello con un accesorio de bulbo, algunas fotos de cabezas recortadas y algunos cabellos.» Desafortunadamente, estos hechos devastadores fueron suprimidos en 1922 y Price comentaría más adelante que si no hubiera sido por esta supresión, su relación con Conan Doyle habría podido ser preservada. «Esta información vital habría terminado mi controversia con sir Arthur», dijo. «Incidentalmente, también habría acabado con Hope!»

Aunque Hope tenía ciertamente sus detractores, también tenía sus partidarios, incluyendo Conan Doyle, que escribió su libro The Case for Spirit Photography en respuesta al incidente de Price[10]. El libro de Doyle supone una teoría de conspiración para atrapar a William Hope que Sherlock Holmes habría encontrado todo menos «elemental.» Hope también fue apoyado por sir William Crookes y sir William Barrett[11]. Muchos han sospechado que sir William Crookes también fue engañado. El físico estaba en sus 80 en 1916, cuando él tuvo su sesión, acababa de perder recientemente a su esposa. Su ayudante en ese entonces, J. H. Gardiner, dijo al biógrafo de Crookes que el negativo del cual la fotografía de Hope de la señora Crookes fue reproducida, mostró muestras claras de doble exposición pero que Crookes prefirió no hacer caso de esto.

La Society for the Study of Supernormal Pictures fue establecida como rival de la Society for Psychical Research (S.P.R.). La S.P.R. fue fundada en 1882 por un grupo de científicos que intentaban hacer una búsqueda e investigación organizada y sistemática de «un grupo grande de supuestos fenómenos llamados mesmerismo, psiquismo, espiritismo». La S.S.S.P. fue lanzada en 1918 en Londres, siendo su vice presidente, sir Arthur Conan Doyle. Doyle. Esta sociedad, que tenía representaciones en Estados Unidos e Inglaterra fue cerrada en 1923. En mayo de 1920 publicó un comunicado declarando:


«Los miembros aquí presentes desean registrar el hecho de que después de muchas pruebas y exámenes de miles de fotos, ellos son unánimemente de la opinión que los resultados se han obtenido sobrenaturalmente en las placas fotográficas sensibles bajo condiciones de prueba confiables. Los miembros actualmente no intentan explicar cómo se han obtenido los resultados, pero afirman que los han conseguido indudablemente bajo condiciones que evitan la posibilidad de fraude».

Hope continuó haciendo fotografías de espíritus, y Doyle siguió postulándolo como un mártir del espiritismo. Pero la teoría de la conspiración de Doyle y los mejores esfuerzos de la S.S.S.P. no fueron suficientes para contradecir el desenmascaramiento de los fotógrafos de espíritus y de los médiums físicos en general. En 1926, el investigador Harry Price escribiría, «nuestros médiums fotográficos se están haciendo menos. Uno tras otro, se están exponiendo. La fotografía de lo sobrenatural es el único fenómeno que no resiste una «prueba terminante» de la investigación científica pura»¦»

William Hope murió el 7 de marzo de 1933.

Hacia 1887 un reportero de The Star, de Nueva York, George W. Hows, escribía[12]


«Una de las curiosidades de la fotografía fue la manía de la fotografía de espíritus, que floreció y murió hace aproximadamente veinte años. Tenía muchos incautos. Uno de ellos fue un banquero muy conocido de esta ciudad, que era viudo. Él se había impresionado con la idea del espiritismo, y las hermanas Fox, y después de alcanzar la prosperidad, se hizo espiritista. Estas fotogrfías de espíritus fueron hechas en un cuarto oscuro con una luz de magnesio puesta sobre la cámara fotográfica. Una de las hermanas Fox se sentó al lado del sujeto y después de que la lente hubiera sido centrada en el tema, mandaron que el fotógrafo se dera vuelta.

«Â¡En una ocasión el viejo Gurney, que había hecho mucha investigación de esas fotografías de espíritus, repentínamente volteó su cabeza y ¡mira!, una de las hermanas Fox sostenía sobre la cabeza del viejo banquero un retrato de cartulina de su esposa muerta.

"El secreto de la fotografía de espíritus fue descubierto, y el banquero, que pensó que él había estado viendo el retrato de su esposa muerta, encontró que todo era una ilusión y una trampa".


[1] La primera fotografía de espíritus la obtuvo el 4 de marzo de 1872.

[2] Beattie John, A Description of Remarkable Experiments in Photography, British Journal of Photography, Junio 28, 1872.

Beattie John, Spirit Photography, British Journal of Photography, Julio 11, 1873.

[3] Russel Wallace Alfred, A Defence of Modern Spiritualism, London 1875.

[4] Douglas Home Daniel, Lights and shadows in Spiritism, Tinsley, Londres, 1895.

[5] Fue encarcelado junto a Leymarie, el editor de la Revue Spirite. Fueron condenados a un año de prisión por fraude.

[6] Coates James, Photographing the Invisible, Advanced Thought Publishing Co., Chicago Illinois, 1911.

[7] Uno de los creadores de la Teosofía.

[8] La señorita Buxton, ayudante de Hope, era la encargada de iniciar el himno Nearer My God to Thee, que parecía tener especial fuerza para llamar los espíritus.

[9] Posteriormente reimpreso como fascículo por Kegan Paul, Trench, Trubner and Co., London, 1922.

[10] Conan Doyle Arthur, The Case for Spirit Photography, George H. Doran Company, New York, 1925.

[11] Barrett F. William, On the Threshold of the Unseen, E.P. Dutton & Company, New York, F.R.S., Third Edition, 1919.

[12] Hows W. George, Caught in the Camera. Some of New York"™s Most Noted Photographers, The Star, New York, Vol. 20, No. 6,926, 6 November 1887, page 9.

La historia de la psicofotografía (Primera parte)

LA PSICOFOTOGRAFÍA[1]

Si la historia de la psicofotografía se parece al de la moderna ufología no es simple coincidencia, es la naturaleza humana.

Las primeras fotografías de «espíritus» muy probablemente fueron el resultado de accidentes. Por aquella época se requería que el objeto a fotografiar permaneciera quieto durante largos periodos de tiempo. Las viejas cámaras fotográficas exigían generalmente que el sujeto fotografiado permaneciera absolutamente quieto por períodos de hasta un minuto, todo ese tiempo, el obturador de la cámara permanecía abierto. Si en este tiempo alguien (el fotógrafo, su ayudante o cualquier otra persona presente) se movía o se atravesaba frente a la cámara, podría aparecer como una forma vaporosa. Sir David Brewster se dio cuenta de este efecto cuando tomó la foto de un muchacho que había estado sentando en un escalón cerca de un umbral y que se había parado antes de que terminara la exposición. Consecuentemente, la imagen sentada era transparente en la foto. Brewster escribió: «El valor y aplicación de este hecho no se me presentó al principio, pero después de que hubiera ideado el estereoscopio lenticular consideré que tales fotos transparentes se podrían utilizar para varios propósitos de entretenimiento».

En el capítulo XIV Applications of the Stereoscope to Purposes of Amusement de su libro sobre fotografías tridimensionales de 1856, The Stereoscope, Its History, Theory, and Construction[2] Brewster sugirió:

«Con el propósito de diversión, el fotógrafo puede llevarnos incluso a los reinos de lo sobrenatural. Su arte, como mencioné en otra parte, le permite dar un aspecto espiritual a una o más de sus figuras, y exhibirlas como «aire fino» en medio de las realidades sólidas de la fotografía estereoscópica. Durante una fiesta amenizada con chismes y comentarios, aparece una figura femenina en medio de los concurrentes con todas las cualidades de lo sobrenatural. Su forma es transparente, se puede ver el contorno vago pero bien delineado de cada objeto o persona atrás de ella… Para producir tal escena, los personajes que componen el grupo deben tener sus retratos casi terminados en la cámara fotográfica binocular, en la actitud que se supone deben tomar, y con la expresión que se espera asuman, si la visión fuera verdadera. Cuando la escena ha posado el tiempo apropiado, la figura femenina se colocará conveniente y rápidamente en el lugar asignado, y después de estar parada algunos segundos en la actitud apropiada, se retira rápidamente. Si esta operación se ha realizado bien, todos los objetos inmediatamente detrás de la figura femenina, se verán a través de ella, y ella tendrá el aspecto de un personaje etéreo, diferente de las otras figuras en la foto».

La primera firma en vender imágenes tridimensionales, la London Stereoscopic Company, publicó vistas, intituladas «The Ghost in the Stereoscope». Producidas a finales de los 1850s, a menudo llevaban un reconocimiento impreso por la contribución de Brewster. Estas estéreo fotografías se vendieron comercialmente en América en los 1860s y 1870s.

En 1860 un fotógrafo americano llamado W. Campbell que vivía en la ciudad de Jersey, New Jersey, tomó una fotografía de prueba de una silla vacía, mientras no había nadie más en el estudio, la placa revelada mostró la imagen de un muchacho pequeño. Campbell nunca pudo producir más fotografías de esta naturaleza.

WILLIAM H. MUMLER

La primera fotografía de «espíritus» se ha acreditado a William H. Mumler[3], un grabador que trabajaba para la Bigelow Bros. y Kennard, en la calle de Washington, uno de los mejores joyeros de Boston. En sus ratos libres se dedicaba a la fotografía. Cierto día, mientras revelaba algunos autorretratos, observó que una de las placas reveladas mostraba la imagen de una mujer joven que estaba parada al lado de él. Al examinar la foto, reconoció la figura como la de una prima que había muerto 12 años antes. Mumler recordó más tarde que mientras posaba para la fotografía, había experimentado una sensación extraña de temblor en su brazo derecho dejándole una sensación de agotamiento. La foto fue tomada en 1862.

La dueña de la joyería, la señora Helen F. Stuart, que había creado una colección de joyas de luto, tuvo la idea de agregarles a estos camafeos una foto de estudio de los «espíritus» para que los deudos pudieran buscar otra forma de hacer contacto con sus seres queridos.

Mumler pronto fue abrumado por la demanda de fotografías de espíritus y comenzó a tomar dos horas cada día de su trabajo regular. Pronto, creció su trabajo y dedicó por entero sus esfuerzos a la fotografía de espíritus.

Cobraba diez dólares por fotografía en un momento en que un retrato costaba en promedio sólo unos peniques. Las sesiones fotográficas de Mumler eran como cualquier otra, una persona se sentaba para ser fotografiado. La única diferencia era que se esperaba que su pariente o amigo, un espíritu «extra», apareciera, no en el estudio sino en el negativo y las impresiones.

La fotografía de espíritus tuvo gran éxito durante y después de la guerra civil cuando las familias buscaban una cierta forma de prueba tangible que sus seres queridos, perdidos durante la guerra, en cierta forma todavía continuaban su existencia.

Una de las pocas fotografías de Mumler que han llegado hasta nuestros días es la de Moses A. Dow con el espíritu de Mabel Warren. Dow (1810 «“ 1886) fundó la Waverley Magazine en Boston en 1850. La revista publicaba los trabajos de escritores aficionados y llegó a tener una circulación de 50,000 ejemplares, antes de la guerra civil. Continuó apareciendo hasta 1908. Dow publicaba los trabajos de colegialas y de otros escritores jóvenes; por un pago imprimía casi cualquier cosa que le fuera ofrecida. La táctica lo hizo rico, porque los amigos y los parientes de los autores se encargaban de distribuir o comprar todas las copias.

La historia la cuenta el propio Mumler en su folleto[4]. Mabel Warren era una joven protegida de Dow. Ella envió sus escritos en 1862, cuando ella, al parecer, acababa de salir de la secundaria. Él publicó su trabajo y la empleó como su ayudante, un puesto que ocupó hasta su muerte en julio de 1870.

Dow fue atraído al espiritismo por su ama de llaves, que le invitó a una sesión. Apenas una semana después de la muerte de Mabel, Dow sintió que su difunta ayudante se comunicaba con él. En las sesiones Dow recibió misteriosos mensajes escritos en pizarras o en tinta sobre papel. En la última sesión, el espíritu de Mabel le dijo que fuera al estudio de Mumler en donde ella, prometió, aparecería con una guirnalda de lirios en su cabeza. Dow explica, «La fotografía era pequeña, pero con la ayuda de un microscopio fue amplificada al tamaño natural de la cara humana, y en esa cara yo vi la perfecta fotografía de mi amiga. Estaba sorprendido y encantado y escribí al señor Mumler para decirle que estaba perfectamente satisfecho, y le di mi nombre verdadero».

El caso más sonado de Mumler se refiere a la fotografía del presidente[5]. El mismo nos lo cuenta en su libro. Mary Todd y Abraham Lincoln creían en la comunicación con los espíritus y mantenían sesiones espiritistas en la Casa Blanca y en las casas de los médiums locales. Un anécdota se refiere a la asistencia del presidente y de la primera dama en un seance de Nettie Coburn Maynard una amiga de Georgetown. Durante la sesión, levitó un magnífico piano que pesaba casi una tonelada, según se informa, mientras que Lincoln y otros tres hombres se sentaban sobre él para sujetarlo.

Después de la muerte de su hijo Willie Lincoln, en 1862, Mary Todd frecuentó médiums y clarividentes para entrar en contacto con el muchacho y con su hermano Eddie Lincoln, que murió en 1850 en la edad de tres años. En octubre de ese año, Mary escribió a su hermana «Willie vive. Él viene a mi dormitorio todas las noches y me sonríe. El pequeño Eddie está a veces con él, y ha venido dos veces con nuestro hermano, Alex.»

Después del asesinato de Lincoln, en abril de 1865, Mary procuró permanecer en contacto con su marido con lecturas y seances privadas. Mary también visitó el estudio de William Mumler, en Boston en donde se obtuvo una foto suya al lado del fantasma de Lincoln.

Escribe Mumler que la señora Todd llegó a su establecimiento vestida de negro y cubría su cara con un velo. Dijo que se llamaba «señora Tydall», pidió ser fotografiada. En palabras de Mumler: «Le pedí que se sentara. Entré a mi cuarto oscuro y cubrí una placa. Cuando salí la encontré todavía sentada con un velo sobre su cara. El velo del crepe era tan grueso que era imposible distinguir una sola característica de su cara. Le pregunté si quería ser fotografiada con su velo. Ella contestó, «˜cuando este listo, me lo quitaré»™. Dije que estaba listo, así que ella se quitó el velo y se tomó la foto». Fue entonces cuando Mumler vio que la impresión tomada era la de Mary Todd Lincoln -por detrás de ella estaba parada la imagen sonriente de Abraham Lincoln. No sabemos si eso fue lo que realmente ocurrió o si Mumler embelleció la historia.

Mumler también relata que en 1863, un tal doctor Child, de Filadelfia, le solicitó le permitiera investigar sus métodos para tratar de encontrar una solución racional al misterio. Mumler permitió que Child supervisara todas sus operaciones en el cuarto oscuro y le permitió examinar todos sus aparatos. Child tomó la precaución de marcar cada placa con un diamante antes de que fuera utilizada pero en cada una apareció la imagen de un espíritu.

Pero desde principios de ese año, 1863, las dudas sobre las fotografías de espíritus de Mumler fueron apareciendo. Charles M. Plumb, un espiritista de New York, rechazó cualquiera de las imágenes de espíritus producidas por William Mumler. En una carta publicada en el Herald of Progress escribió[6]:

«No ha habido hasta ahora una exposición satisfactoria de los métodos empleados por el señor Mumler para producir estas fotos, ni hemos visto ninguna imitación enteramente exitosa hecha por otros artistas.

«Sin embargo, hemos visto por lo menos una fotografía del señor Mumler en la cual la supuesta forma espiritual es sin lugar a dudas una copia de la fotografía de una persona viva, y esa foto estaba en las manos de señora Stuart[7]

«No los acusamos específicamente de fraude, aunque la evidencia es fuerte en algunos casos, pero advertiríamos al público contra la inversión de más dinero o credulidad en esa dirección. No merecen ni confianza ni patrocinio hasta que ellos despejen su último expediente y permitan el más completo escrutinio. Si hay la más leve evasiva de una investigación más rigurosa, todos los espiritistas se deberían alejar del estudio fotográfico de la señora Stuart y aconsejar a sus amigos hacer lo mismo.

C.M.P».

Un mes después el mismo periódico publicó otra carta. Esta vez venía firmada por otro espiritista, el señor James Thompson, de Davenport, Iowa. La carta había sido escrita el 22 de marzo y decía[8]:

«Sr. Editor:

«Los hechos han sido, son ahora, y deben continuar siendo el fundamento del gran evangelio del espiritismo. Una vez más la separación de los hechos de la ficción, ha sido, es hoy, y debe también continuar siendo la única manera de establecer, sobre una base eterna de verdad, el último triunfo de la realidad de la intercomunicación entre la vida interna y externa…

«Con este fin, y para este objeto único, tengo que presentar algunos hechos, que muestran la ficción inequívoca en las afirmaciones del señor Mumler sobre la fotografía de espíritus, en por lo menos un caso, el cuál probaré, y en otros que he oído (si tan sólo estas personas pudieran atestiguar; pero es una buena opción guardar silencio, como el hombre que entra una tienda de subastas y que es engañado en su compra; él se tragará la pérdida para que no piensen que es un tonto; incluso en este caso nada podría inducir a los testigos para que en un momento tuvieran sus nombres conectados con todo el asunto).

«Pero vallamos a los hechos. Siendo investigador de los fenómenos espirituales casi desde el primer rap, y convencido de su verdad desde muy temprano en mi carrera, por supuesto estuve satisfecho en la nueva fase de la fotografía de espíritus, y esperaba que se pudiera probar. Yo por lo tanto solicité a un amigo mío muy íntimo, cuando fue al Este, que intentara conseguir una foto. Este caballero tiene varios amigos en Boston, y a su llegada hace aproximadamente cuatro semanas, les mencionó sus propósitos. Estuvo de acuerdo en visitar las instalaciones de la señora Stuart, pero no pudo acompañarlos, ya que estaba ocupado ese día… Al mirar varios especimenes de espíritus, descubrieron que uno era una copia de una fotografía de la esposa de un caballero conocido, que fue a fotografiarse a ese sitio el verano pasado. El vestido, la manta, y una peculiar cabeza cubierta, allí no había ninguna confusión, la foto había salido tan mal que a la señora nunca le gustó, y había hecho solamente una o dos copias para llevar.

«No dijeron nada de todo el esto a mi amigo, pero lo acompañaron al día siguiente a la galería, en donde él también reconoció la semejanza con su cuñada. Él entonces preguntó al señor Mumler si ésa era la foto de un espíritu, y ese caballero le aseguró que si lo era.

«Mi amigo no dijo nada, pero no siendo un espiritista, y sin importar cuántos de esa clase son embaucados, por diversión, y sintiendo que él tenía algo bueno para mí, ordenó dos copias de la foto, y regresó. Una se la dio a la señora como su foto espiritual, la otra la recibí hace algunos días, y también fue reconocida aquí por los padres, las hermanas, y todos los amigos que conocen a la señora en Boston.

«Tales son los hechos simples en la historia de esta fotografía de espíritus. He oído hablar de otras, pero no tengo ninguna prueba. Cada quien puede sacar sus propias conclusiones»…

El estudio de Mumler comenzó a ser frecuentado por los ricos e influyentes. Aunque eran muchas las fotos que produjo en las que no se podía distinguir nada, la mayor parte de sus clientes creían adivinar el rostro de alguno de sus parientes muertos.

Mumler era bastante listo y había aprendido la lección: ya no utilizaría fotografías de personas aún con vida. De esa forma logró engañar a dos de los principales fotógrafos de Estados Unidos: James W. Black de Boston y Jeremiah Gurney de Nueva York. Black, era conocido por ser el inventor del baño de ácido nítrico (una mejora importante en el proceso fotográfico).

Según el folleto de Mumler de 1875, Black desafió a Mumler para tomar su fotografía de espíritu, permitiendo que él examinara el proceso entero. Si una forma espiritual fuera producida, Black pagaría a Mumler cincuenta dólares. Mumler aceptó el desafío. En la sesión en el estudio de Mumler, Black examinó cuidadosamente su cámara fotográfica, la placa, el cucharón y el baño e incluso echó un ojo a la placa a partir del momento que comenzó su preparación, hasta que fue sensibilizada y colocada en la diapositiva oscura. Después de que su retrato fuera tomado, Black lo quitó de la cámara fotográfica y lo llevó al cuarto oscuro donde, mientras era revelado, vio la figura de un hombre que se inclinaba sobre su hombro. Él no tenía ninguna explicación para su aparición. Mumler escribió que cuando el espíritu de un hombre apareció al lado de la figura de Black en el negativo, «El Sr. B., mirando con los ojos saltados exclamó: «Â¡Mi dios! ¿Es esto posible?».

Gurney, un famoso fotógrafo de Broadway, fue llamado para investigar a Mumler por el Sun de Nueva York, declaró más adelante que él había presenciado cómo Mumler preparaba y tomaba su retrato pero no descubrió ningún engaño; «En el revelado del negativo yo mismo apliqué los productos químicos, y sobre el negativo había una forma vaga.»

Pero no todos los fotógrafos profesionales estaban de acuerdo. Particularmente, según lo indicado por este editorial en el American Journal of Photography, «Â¡Cuán maravilloso es el progreso reciente de nuestro arte! Ahora de la misma forma que hacemos el proceso de tener nuestra foto, cuando se presenta la fotografía terminada, ¡mirad! ¡Al lado de nuestra encantadora imagen está el espíritu acompañante, un bebé, o un abuelo, o un desconocido! «¦ las fotografías espiritistas muestran, que los espíritus visten de la manera terrenal, se sientan en sillas, y se sientan para ser fotografiados y sonríen, lo que se supone es un gesto peculiar de los mortales».

En 1869 Mumler salió de Boston y se mudó a Nueva York en donde abrió un estudio nuevo. Pero las cosas no le fueron tan bien. Fue acusado de fraude, ratería, y la obtención de dinero bajo pretensiones falsas al vender fotografías que él aseguraba incluían imágenes de fantasmas o de espíritus. El caso, una audiencia preliminar para William H. Mumler, duró siete días. Del lado de Mumler, los testigos incluían a un antiguo juez, Johnn Edmonds del Tribunal Supremo de Nueva York. que era también espiritista. Edmonds quién había ido a ver Mumler convencido que era un fraude y salió convencido que podía producir realmente las fotografías psíquicas.

Mumler se defendió asegurando que él utilizaba métodos ordinarios para obtener las fotografías y que muchos individuos habían examinado sus métodos. Su discusión central era que muchos de sus clientes habían reconocido su ser querido en sus fotos. La fiscalía respondió que las formas de espíritus eran tan vagas que los clientes de Mumler vieron lo que creyeron o deseaban ver.

La defensa de Mumler confiaba en probar la existencia de los espíritus Mumler declaró: «Los seres inteligentes que han pasado a una vida más alta están conmigo, para sostenerme y para asistirme en la luchar contra la ignorancia, el fanatismo y la ceguera de la raza humana en estas sus condiciones terrenales.»

Entre los testigos de la oposición estaba P. T. Barnum. Barnum se ofreció voluntariamente a atestiguar contra él, dijo que los fotógrafos de espíritus se aprovechaban de los que tenían el juicio nublado por la pena de haber perdido un ser querido. Contrató los servicios del fotógrafo de Nueva York Abraham Bogardus, quien explicó cómo los mismos efectos se podían obtener con trucos del cuarto oscuro. Para demostrarlo preparó una imagen falsificada. En ella, la imagen del espíritu de Abraham Lincoln puede verse flotando detrás del hombro derecho de Barnum. Barnum deseaba demostrar que las fotografías de espíritus se podían fabricar fácilmente por cualquier fotógrafo competente.

En el juicio Barnum apunto la diferencia entre sus propios «embustes» y los de los fotógrafos de espíritus. Dijo que a pesar de su reputación de engañar al público, «nunca he estado en ningún negocio de embustes en donde no di el valor de lo cobrado».

Luego de terminar el juicio Barnum compró algunas de las fotografías de Mumler para exhibirlas en su museo como especimenes del embaucamiento.

La audiencia atrajo la atención a nivel nacional, incluyendo una portada (y la caricatura de la última página) del Harper Weekly.

Como ninguno de los dos lados pudo probar su caso, al final, el juez decidió renuente eliminar los cargos contra Mumler, citando una carencia de evidencia. Según The New York Daily Tribune, el juez explicó «sin embargo que él creía que el truco y el engaño habían sido practicados (por Mumler), como lo sentó en su capacidad de magistrado, estaba obligado a decidir… la fiscalía había fallado en probar su caso».

Así ambos bandos pudieron declarar victoria. La fiscalía había expuesto a Mumler, revelando que el mismo «fantasma» había aparecido en ciertas fotografías tomadas en Boston y Nueva York. un «espíritu» que resultó ser un bostoniano vivo.

Mumler regresó a la fotografía de espíritus y presumía un poco en un folleto que publicó en 1875. Pero su enfrentamiento con la ley le cobró peaje, a su reputación y sus finanzas. Mumler nunca se recuperó del coste de su defensa, $ 3000, una gran suma por esos días. Aunque Mumler no fue encontrado culpable cuando volvió a Boston, no pudo trabajar con éxito otra vez. Poco antes de su muerte, en 1884, destruyó todos sus negativos.

Mumler fue el primer investigador conocido que estudió esta técnica fotográfica, la cual se conocía en esa época con el nombre de «Fotografía espiritual», pero que luego tomó otros nombres, tales como: Fotografía fluídica, fotografía psíquica, psicofotografía, efluviografía, o simplemente fotografías paranormales. Barthes usa el término eidolon (una imagen insustancial, espectro, fantasma).


[1] Este trabajo fue publicado originalmente en Matemágica (Suplemento No. 5), México, Marzo 1985. Se ha actualizado para su publicación en este blog.[2] Brewster David, The Stereoscope – Its History, Theory, and Construction, John Murray, Albemarle Street, London, 1856.

[3] Dobran John, The Spirits of Mumler, Northlight – The Journal of the Photographic Historical Society of America, Vol. 5 No. 2 Summer 1978.

Dobran John, The Spirits of Mumler, NorthlightThe Journal of the Photographic Historical Society of America, Vol. 5 No. 3 Fall 1979.

[4] Mumler H. William, The Personal Experiences of William H. Mumler in Spirit Photography. Written by Himself, Colby & Rich, Boston, 1875, páginas 31 a 40.

[5] Mumler and Mary Todd, artículo en Internet, http://www.geocities.com/Area51/Shadowlands/5318/lincoln.htm

[6] Plumb M. Charles, «Spirit Photographs». A Word of Caution, Herald of Progress, New York, April 11, 1863.

[7] Se refiere a la antigua jefa de Mumler.

[8] Thompson James, Another Spirit-Photograph Recognized, Herald of Progress, New York, May 9, 1863.

Las mareas rojas y luminiscentes

MAREA ROJA

Por siglos nadie pudo explicarla satisfactoriamente. Los antiguos griegos la atribuían a la furia de Neptuno. En la Edad media se hablaba de una «purgación» de los lechos marinos. Algunos naturalistas estimaban que era el resultado de influencias lunares. Otros hablaban de silenciosas erupciones volcánicas, y no faltó el químico despistado que tratara de resolver el enigma con base en confusas explicaciones sobre sustancias químicas venenosas producidas bajo el efecto del fuego central en las entrañas del planeta.

La marea roja es un raro fenómeno que da un tinte sanguinolento a las aguas, en las que comienzan a flotar incontables peces muertos, que luego las olas arrojan a la playa. Del mar emanan vapores invisibles que causan escozor en los ojos y la nariz. Al inhalarlos, arde la garganta, la respiración se vuelve difícil, se sufre accesos de tos y, en ocasiones, la piel comienza a irritarse.

También conocida como Hemotalasia (de las palabras de origen griego hemos, hematos, sangre; y thalasos, mar), debido a que las aguas adoptan un tinte rojizo. En México se le conoce como Agua amarga o Agují. Ese mismo nombre se utiliza en Cuba, además de Tingui. En Perú es el Aguaje; Huirihue o Virigüe en Chile; El Turbio, en Venezuela; Purga do mar, en España (Galicia); Eau Rouges, en Francia; l»™acqua rossa, en Italia; red tides o red waters, en Inglaterra; Akashisho, en Japón»¦

Es el resultado de la multiplicación desorbitada de minúsculos habitantes de las aguas. Se trata, principalmente, de microalgas y otros microorganismos del fitoplancton, entre los que podemos mencionar a los dinoflagelados. En 1957 se descubrió que uno de los causantes era el Gymnodium brevis, que mide apenas de dos a tres milésimas de milímetro, pero que es capaz de reproducirse en cantidades prodigiosas, a tal grado que puede llegar a hacer espesa el agua: como si fuera sangre.

Es un dinoflagelado que posee finísimos apéndices, los cuales le sirven como órganos de locomoción. No es un animal ya que contiene elementos clorofílicos como los de las plantas. Tampoco es un vegetal, puesto que tiene una movilidad típica de los miembros del reino animal. Es más bien un organismo de transición entre lo vegetal y lo animal; aunque algunos científicos prefieren considerarlo como un alga microscópica.

Uno de sus pigmentos clorofílicos, la xantofila, ocasiona la peculiar coloración de las aguas. La xantofila es la que en otoño da a las hojas de los árboles, de las altas latitudes, sus característicos colores anaranjados, amarillos y rojizos. En el caso de los dinoflagelados, cuando su concentración en el agua es muy elevada, le imparten un tono pardo, amarillento, rojizo y aún rojo intenso.

Normalmente el número de estos diminutos organismos en un litro de agua marina es muy pequeño; del orden de unas docenas, o si acaso centenares de ejemplares por litro. Hasta mil se considera una concentración baja, que no implica ningún riesgo para los demás organismos. Pero cuando alcanza cifras del orden de 100,000 o más; la situación se torna peligrosa. Al llegar a cuarto de millón por litro, el agua adquiere el color típico de los mares de sangre y comienza la mortandad de peces y otros animales. Mueren de asfixia porque los dinoflagelados, con su intensa actividad biológica, consumen grandes cantidades de oxígeno y empobrecen las aguas. Mueren también envenenados ya que los dinoflagelados producen ciertas toxinas que afectan al sistema nervioso y desquician la actividad de músculos y membranas.

A ese aumento exagerado en la población de estos microorganismos se le conoce como florecimiento, floraciones algales o «bloom». Ocurre principalmente en la superficie del agua, y su espesor va de pocos centímetros hasta unos 100 metros. Por lo común, el fenómeno abarca extensiones reducidas, de unas cuantas hectáreas, o a lo sumo, de unos kilómetros cuadrados.

Existen otros microorganismos, como las algas unicelulares o coloniales, las diatomeas, protozoos ciliados e incluso algunas larvas de invertebrados que imparten otras tonalidades al agua. Los colores pueden ser: amarillo, anaranjado, azul, café, marrón, pardo, rosa, verde. Esas tonalidades se deben a los distintos pigmentos que poseen esos organismos.

En el caso de aguas dulces son las algas azules o cianofíceas, las verdes o clorofíceas y las flageladas, como las euglenas y también las diatomeas las que producen diferentes coloraciones. Para que estos microorganismos se puedan desarrollar es necesario que no exista mucha corriente. Son entonces los lagos, lagunas y charcas permanentes los hogares de estos microorganismos.

En Argentina la diatomea Asterionella japonica produce una coloración marrón, llamada «yodo», que es utilizada como bronceador. No todas las floraciones son peligrosas para el ser humano, pero algunas pueden llegar a ser letales.

La marea roja aparece con frecuencia en varias partes del mundo y la mortandad ha llamado la atención en la costa del sureste de la India, suroeste de África, sur de California, Florida, Perú, sureste de Asia, Indonesia, Polinesia y Japón.

HEMOTALASIA EN EL MAR ROJO

El naturalista inglés Charles Darwin tuvo oportunidad de ver en dos ocasiones este fenómeno. La primera en 1835 en Concepción al Norte de Chile, y meses más tarde al Sur de Valparaíso. En su diario de viaje (1839) escribió que el agua «rebullía de pequeños organismos, que se movían en todas direcciones y a menudo estallaban…». Estos microorganismos fueron identificados como Mesodinium rubrum.

Pero tal vez la primera descripción de una marea roja se encuentre en la Biblia. En Éxodo 7:20 a 7:21 se dice:

«Y todo el agua que estaba en el Nilo se convirtió en sangre. Y los peces que estaban el Nilo murieron, y el Nilo se tornó contaminado, tal que los egipcios no podían beber el agua del Nilo».

Según algunos autores, el Mar Rojo recibió ese nombre por que las hemotalasias son muy frecuentes en sus aguas.

Es hasta la primera mitad del siglo XX cuando se comienza a estudiar la hemotalasia. Myrtle Elizabeth Johnson y Harry Snook escribieron el primer libro sobre los animales de las costas en 1927 y en él hacen una breve referencia a las mareas rojas, que en esos días se les llamaba «aguas rojas»:

«Cuando aparece una gran cantidad de ciertos dinoflagelados a menudo vemos parches de «agua roja» en el día y exhibiciones luminosas que las acompañan durante la noche. Muchos animales marinos son capaces de producir luz pero estos protozoarios son la causa de la fosforescencia difusa vista frecuentemente en los rompeolas durante el verano y a comienzos de otoño. Esta luminiscencia es con frecuencia espectacular y hermosa cuando se le ve en una noche oscura. Los peces en el agua brillan con una luz azul verde cuando nadan en los alrededores, y la estela de un barco se convierte en un largo rastro de luz tenue. La resaca se ilumina brillantemente y si uno camina sobre la arena mojada, repentinamente aparecen y desaparecen puntos chispeantes de luz a varios pies a la redonda. Sacudiendo un poco de agua en una botella, se pueden producir repentinos destellos brillantes, porque los animales brillan de manera intensa momentáneamente cuando son agitados en vez de emitir una luz continua. Mientras que muchas especies de dinoflagelados son luminosas cuando son estimuladas, los más importantes en esta costa son Gonyaulax polyedra Stein y Prorocentrum micans Ehrenberg. Los dinoflagelados se llaman así porque generalmente están provistos de dos flagelos, o diminutos «látigos», que usan en su locomoción. Algunas clases de dinoflagelados producen una coloración verde amarillenta en el agua que, como agua roja, por la noche emite luz cuando se le molesta. Las consecuencias de brotes extensos de agua roja son el decaimiento de un inconcebible número de cuerpos microscópicos arrojados sobre la playa, causando olores muy ofensivos y envenenando el agua lo suficiente como para matar a animales como pepinos de mar, cangrejos, e incluso peces, con el resultado que sus cuerpos cubren las playas e incrementa la peste».

Ahora se sabe que las floraciones se deben a diversos factores, como la temperatura, salinidad, pH, luminosidad, corrientes oceánicas e, incluso, la contaminación debida al ser humano. En la literatura científica se le conoce como Florecimientos Algales Nocivos (FAN).

Aparentemente, esas mismas toxinas arrastradas por el viento causan las bien conocidas reacciones de irritación nasal y farínguea, accesos espasmódicos de tos, erupciones cutáneas y dificultades respiratorias que bien conocen quienes han estado en las proximidades de un área severamente afectada por la marea roja. Las sustancias despedidas por los dinoflagelados también parecen actuar químicamente sobre ciertos metales.

Por lo común el fenómeno abarca extensiones reducidas, de unas cantas hectáreas o a lo sumo de unos kilómetros cuadrados. Estos episodios aislados son los que por lo general se presentan en las costas del Golfo de México, particularmente en las proximidades de la Florida y en la península de Yucatán, Tabasco y Veracruz.

BIOLUMINISCENCIA

Pero existe una particularidad aún más extraordinaria de las hemotalasias: pueden emitir luz.

El enigma de los «Mares de fuego» presentó un misterio para los pescadores y marinos durante siglos. Es un resplandor que se ve en la estela de las embarcaciones cuando navegan por aguas tropicales. Ya desde el tiempo de los griegos se conocían espeluznantes relatos sobre regiones en las que las aguas chisporroteaban y llameaban amenazando con reducir a cenizas la madera del casco de la embarcación.

El supuesto fuego no es producto de la combustión de ningún material sino la luminiscencia debida a la presencia de una gran cantidad de dinoflagelados que emiten luz cuando son molestados.

Estos organismos, que deben su nombre a que se impulsan moviendo una larga y delgada cola en forma de látigo o flagelo, miden sólo unas cinco centésimas de milímetro. Se les puede encontrar en muchos lugares de los mares tropicales. Son organismos unicelulares que se desarrollan en las bahías cerradas y en las estaciones favorables logran proporcionar una coloración al agua misma y producen suficiente luz para dar al agua un aspecto realmente fantasmal, como si se encendiera.

Diversos ufólogos apuntaban a la posible existencia de bases submarinas de ovnis. Morris Karl Jessup, Harold T. Wilkins, Antonio Ribera e incluso Charles Hoy Fort hablaban de misteriosas ruedas luminosas que se habían visto flotando en el mar. Está el caso del buque de guerra británico Vulture, que el 15 de mayo de 1879 cuando navegaba por el golfo Pérsico, cuya tripulación observó unas «enormes ruedas giratorias» que emitían pulsaciones luminosas. El capitán escribió en el libro de bitácora:

«Estas ondas luminosas iban desde la superficie hasta gran profundidad bajo el agua».

Los marinos vieron por lo menos dos de estas ruedas luminosas, una hacia el Este que giraba en una dirección, y otra hacia el Oeste, que lo hacia en dirección contraria. El Vulture pasó sobre una de estas ruedas. Poco antes del anochecer la tripulación había observado zonas recubiertas con una sustancia flotante descrita como «fresa de aspecto oleoso».

Fort menciona que en el mes de mayo de 1880 la tripulación del buque de vapor inglés Patna, nuevamente en el golfo Pérsico, vio otra enorme rueda luminosa giratoria, cuyos radios parecían rozar el barco y medían unos 200 a 300 metros.

En 1960, el 8 de enero, otro buque británico, el Corinthio, que había partido de Londres con destino a Wellington, encontró una misteriosa sustancia flotando sobre el mar. Su color era como el de la miel y su consistencia viscosa. Era como una seda que se rompía en trozos al ser tocada por la hélice. La sustancia cubría todo el horizonte alrededor de la embarcación. El suceso ocurrió a unas 880 millas de la isla Pitcairn.

Y no eran exageraciones ni cuentos de marinos. En efecto, los dinoflagelados pertenecen al phylum llamado Pyrrophyta, que significa «planta de fuego» y coloquialmente se les conoce como «linternas vivientes» del mar. Estos microorganismos emiten luz en la oscuridad.

En América hay cinco bahías famosas por sus «fuegos»: tres en Puerto Rico, una en Jamaica y una en las Bahamas. Una de las más espectaculares es la de Bahía Oyster, cerca de Falmouth, en la costa norte de Jamaica; otra está al Sur de Puerto Rico, en Bahía Fosforescente, cercana al puertecillo pesquero de La Parguera. Las dos bahías están habitadas por los dinoflagelados Pyrodinium bahamense, que en español podría traducirse como «fuego giratorio de las Bahamas». Su concentración es inmensa: unos 185,000 en cada litro de agua.

Los dinoflagelados de esta especie tienen como peculiaridad el que solamente emiten luz de noche. No importa cuánto se agite el agua durante el día, en las horas diurnas no emitirán luz. Pero por la noche basta la más leve excitación para que produzcan sus característicos destellos. Mediante algunos experimentos se comprobó que el Pyrodinium bahamense sólo se «enciende» durante las horas correspondientes a la noche, aunque se le mantenga en la oscuridad total todo el tiempo. Con esto queda demostrado que los dinoflagelados tienen una especie de reloj biológico que les indica cuándo es de día y cuando de noche.

El investigador mexicano Javier Corro escribía hace algunos años:

«La Bahía Fosforescente de Puerto Rico funciona como una trampa natural que retiene a los dinoflagelados y favorece su multiplicación. Es bastante pequeña «“mide unos 800 metros en su parte más ancha- y su estrecha boca permite sólo una reducida comunicación con el mar. Esta rodeada de espesos manglares que aportan a las aguas de la bahía una gran masa de nutrientes, formando un verdadero caldo de cultivo en el cual prosperan los microorganismos.

«Además, el clima de la región es relativamente seco. Los vientos cargados de humedad que llegan desde el Noreste son atajados por una alta barrera montañosa antes de llegar a la zona de La Parguera, y en la bahía caen sólo unos 750 milímetros de lluvia al año contra 2,500 en las montañas próximas. Con tan escasa lluvia hay poco aporte de agua dulce a la bahía, lo que hace que las condiciones físicas y químicas del agua se mantengan casi constantes a lo largo de todo el año. Estas condiciones estables hacen que la concentración de dinoflagelados permanezca también casi sin variación.

«Desafortunadamente, las bahías de fuego corren el peligro de convertirse sólo en recuerdo. La de Nassau, en las Bahamas, perdió su brillo cuando su boca fue ensanchada artificialmente para permitir el paso de embarcaciones mayores. Al mejorar la comunicación con el mar, el lugar dejó de ser estanque natural para los dinoflagelados y el fenómeno nunca volvió a ocurrir. De las tres en Puerto Rico, dos ya han sido seriamente afectadas por la contaminación del agua y otros factores negativos que provocaron mortandad masiva de los microorganismos luminiscentes, y ya sólo conservan una parte de su luminosidad. La única que puede considerarse relativamente a salvo es la Bahía Fosforescente. Pero los científicos le dan poca vida. Temen que pronto corra la misma suerte de las demás».

Existen varias especies con esta propiedad bioluminiscente, pero el género contiene muchas especies bioluminescentes tales como G. Catenata, G. Digitale, G. Hyalina, G. polygramma, G. sphaeroidea, y G. spinifera. Unos pocos dinoflagelados en un frasco con de agua de mar pueden funcionar como una linterna. Esta fosforescencia se llama bioluminiscencia, que es luz producida en un organismo por medio de una reacción química. Los dinoflagelados son las únicas algas conocidas que tienen esta excentricidad especial.

En las costas del Pacífico el culpable es el Gonyaulax polyhedra, un dinoflagelado luminoso, que tiende a agruparse en círculos de algunas centenas de metros de diámetro, y que bien podría explicar algunos avistamientos de OSNIS fosforescentes.

La luz es de un color azul verde, cayendo en el espectro de luz entre las longitudes de onda de 474 y 476. En el Gonyaulax los destellos son rojos de entre 630 y 690.

El mecanismo de emisión de luz comprende dos etapas, una física y la otra química

La primera parte es puramente física. La membrana vacuolar se hiperpolariza manteniendo un voltaje más negativo con respecto a su entorno. Luego ese potencial expulsa los iones de hidrógeno de unas bolsillas externas de la membrana vacuolar, en las que se encuentra una enzima llamada luciferaza. Esta acción reduce el pH. En estas condiciones ácidas, la luciferina se suelta de su proteína y se activa. La luciferaza cataliza la oxidación de la luciferina, dando por resultado una luz y un producto intermedio llamado oxyluciferina. Se debe proporcionar energía en la forma de ATP para regenerar la luciferina.

La bioluminiscencia de los dinoflagelados se produce en la noche. Es un fenómeno cíclico, un reloj biológico perteneciente a los llamados ritmos circadianos. Ese reloj se puede alterar artificialmente. Se puede «entrenar» a los dinoflagelados para que emitan su luz a diferentes horas del día.

Se piensa que ese ritmo circadiano es una adaptación evolutiva que permite a los dinoflagelados anticipar la salida del Sol y migrar en una columna de agua para subir a la superficie tan pronto como la luz esté disponible para comenzar a la fotosíntesis.

Pero los dinoflagelados no siempre brillan. La bioluminiscencia de los dinoflagelados se puede producir por tres causas:

Estimulación mecánica. Fuerzas de corte o cisalladura, tales como las causadas por el movimiento del agua, de la estela de un barco, de un pez nadando o de una ola que se rompe, deforman la membrana de la célula de los dinoflagelados, lo que produce un destello corto de aproximadamente 1/100 un segundo de fotones 10^8.

Estímulo químico. La reducción del pH de su medio externo agregando ácido puede hacer que algunos dinoflagelados brillen intensa y continuamente.

Estímulo de la temperatura. Algunas especies de dinoflagelados, tal como G. polyhedra, pueden brillar intensamente si baja la temperatura.

El brillo lo utilizan como una especie de alarma sobre la posible presencia de predadores potenciales. Al encenderse, los dinoflagelados señalan la posición de su supuesto atacante. Los microorganismos se ponen en movimiento; la luz puede asustar al depredador y los más pequeños, incluso, pueden quedar tostados.

Los dinoflagelados luminosos han dado lugar a varios reportes sobre sus características, el más antiguo que conozco es este reporte aparecido en una revista mexicana de 1836:

«El autor de la relación de un Viaje a Siam y a la Conchinchina (Mr. Finlayson) explica así la causa de este magnífico y singular espectáculo que presentan los mares de la India, durante la noche: «˜En muchos golfos, y singularmente en la rada de la Isla del Príncipe de Gales, los cuerpos que producen esta fosforescencia se encuentran en tanta abundancia, que se puede distinguir fácilmente un navío a la distancia de algunas leguas. La luz que resulta no es menos viva que la de un hacha, y parece saltar del seno de las olas surcadas por el timón, o batidas por los remos. Durante el día hemos notado que las olas eran de un color verduzco, semejante al de la capa vegetal que se ve comúnmente en la superficie de los estanques o ciénagas; y habiendo recogido una gran cantidad de esta agua, nos aseguramos de que el color que la distingue de día, y la claridad fosfórica con que brilla de noche, eran debidos a la presencia de la misma sustancia. Las causas de este fenómeno luminoso, varían en diversos puntos del Océano. Sabemos que el pez de mar cuando está muerto, comunica a la olas una claridad del mismo género, y nos hemos certificado de ello arrojando a la mar un pez que matamos. Se distribuye este hecho al desove, así como a la putrefacción de las materias animales. En la experiencia que hemos practicado, observamos que la claridad de que se trata, provenía del movimiento impreso a un montón inmenso de moléculas viscosas, del grueso de una cabeza de alfiler. Tomada el agua n el hueco de la mano, se les veía moverse con una extrema rapidez, por espacio de uno o dos segundos, y cuando volvían a entrar en su estado de inercia, no daban ya ninguna luz»™»[1].

En el 2005 se logró captar esa luminosidad desde el espacio exterior mediante fotografías con satélites artificiales.

La marea roja y la marea fosforescente han generado muchos mitos. Mitos que comenzamos a desentrañar en este nuevo milenio.

REFERENCIAS

Anónimo, La marea roja: efecto natural del ecosistema marino, Información Científica y Tecnológica, Vol. I, No. 5, págs. 5-8, México, septiembre 15 de 1979.

Corro Javier, Fosforescencia de la mar, Información Científica y Tecnológica, Vol. 6, No. 97, pág. 53, México, octubre de 1984.

McElroy D. William & Saliger H. Howard, Biological «luminescence», Scientific American, Vol. 207, No. 6, págs. 76-89, diciembre de 1962.

Morales Juan José, Mitos y leyendas del mar, Editorial Posada, Colección OMNIA, México, 1984.

Shimizu Y., Dinoflagelate toxins, en Paul J. Schever (editor), Marine Natural products: Chemical and Biological Perspectives, Vol I., págs. 1-42, Academic Press, New York, 1978.

Página en Internet, http://www.mbari.org/staff/conn/botany/dinos/alimon/biolumin.htm

Gymnodium brevis

Gonyaulax polyhedra

Gonyaulax polyhedra

Gonyaulax polyhedra

Gonyaulax polyhedra

Gonyaulax polyhedra de día

Gonyaulax polyhedra de noche

Gonyaulax polyhedra de día

Gonyaulax polyhedra de noche

Marea roja

Marea roja en Corea del Sur

Marea roja en La Joya, California

Marea roja en Hong Kong

«Laguna de sangre» en Valle de Santiago

Dibujos de «círculos de fuego» vistos por los marinos del siglo XIX

Ondularía

Marea fosforescente en playas brasileñas

Marea fosforescente vista desde el espacio


[1] El Mosaico Mexicano, Tomo I, No. 6, México, 15 de diciembre de 1836.