Archivo de la categoría: Enlaces

Peña Nieto y la técnica de La Caja China

ESCRUTINIO

Peña Nieto y la técnica de La Caja China[1]

Juan José Morales

En La Dictadura Perfecta, esa excelente película de Luis Estrada «”todavía en cartelera y que recomendamos no perderse»” un productor de televisión asesora a un gobernador envuelto en un gran escándalo, que puede librarse del problema con la técnica de La Caja China. Consiste «”explica»” en crear un nuevo escándalo, así sea ficticio, para desviar la atención del primero y hacer que la gente lo olvide.

clip_image001Ante la ola de manifestaciones como esta, que en México y en el extranjero, demandan el esclarecimiento del secuestro y posible asesinato de los estudiantes de la normal de Ayotzinapa, el gobierno de Peña Nieto ha echado mano de La Caja China, uno de los métodos usados por los magnates de los medios de comunicación para desviar la atención pública.

Pues bien: en el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el gobierno de Peña Nieto ha echado mano de esa técnica. Desesperado porque a un mes de distancia el escándalo sigue creciendo, no sólo en México sino en el extranjero, ahora trata de desviar la atención pública prácticamente culpando del secuestro y presumible asesinato, nada más ni nada menos que»¦ ¡a López Obrador!

El procedimiento es burdamente sencillo: como ya hay claras evidencias de que quien dio la orden de atacar y secuestrar a los estudiantes fue el ahora prófugo presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, por radio, televisión y prensa, se ha desatado un aluvión de noticias y comentarios «”alimentados con flamígeras declaraciones de los líderes priístas»” en el sentido de que Andrés Manuel López Obrador sabía que Abarca estaba coludido con narcotraficantes, y sin embargo «apoyó su candidatura» a la alcaldía de aquella ciudad de Guerrero.

Anteayer domingo, en el gran mitin celebrado por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en el Zócalo de la ciudad de México, AMLO dejó muy claro que nada tuvo que ver con esa candidatura, que ni siquiera conocía a Abarca, y que «durante el tiempo que el señor Abarca fue presidente municipal, fui por lo menos tres veces a Iguala, y hasta dormí en Iguala, y nunca lo vi».

Este asunto es uno de esos típicos casos de manipulación informativa en que tan duchos son nuestras cadenas televisoras y ciertos medios radiofónicos e impresos: se lanza una grave acusación sin pruebas y sin más sustento que el dicho de alguien, pero se da por cierta y a partir de ella se bombardea sin piedad a la víctima. En este caso, las única «prueba» de la supuesta colusión entre AMLO y Abarca, es una nota del diario Reforma de la ciudad de México, según la cual «militantes del PRD advirtieron a Andrés Manuel López Obrador de los nexos criminales de José Luis Abarca y, aun así, el tabasqueño avaló su candidatura, que, a la postre, resultó en su llegada a la Alcaldía de Iguala».

Pero resulta que los «militantes del PRD» que hicieron tan grave denuncia fueron sólo uno: un tal Óscar Díaz Bello, aspirante también a la candidatura a la presidencia municipal, quien dice haberle entregado hace años a AMLO copia de un reportaje de la revista Proceso sobre la implicación de Abarca y su esposa en cuestiones de narcotráfico.

Y la única evidencia que la nota de Reforma presenta sobre el supuesto apoyo de López Obrador a la candidatura de Abarca es que durante un mitin de su campaña presidencial, en Iguala, «al llegar al templete»¦ el tabasqueño saludó a Abarca y a su esposa, quienes portaban playeras en apoyo al candidato presidencial», como sin duda saludó a su paso a cientos de personas más.

Pero, pese a la absoluta falta de pruebas, el asunto sigue manejándose «”evidentemente por instrucciones «de arriba»»” como si la acusación fuera cierta y ya hubiera sido probada, y los medios informativos están llenos de comentarios y declaraciones como la del presidente nacional del PRI, César Camacho Quiroz, quien afirma tajantemente que «López Obrador es cómplice, al menos por omisión (y) debe explicar por qué apoyó al alcalde de Iguala, sabiendo de sus nexos con narco».

Por supuesto, el escándalo continuará creciendo, pues se trata, como se dice en el lenguaje popular, de un «borrego», un bulo, un simple infundio, un escándalo artificial tipo La Caja China, con el cual Peña Nieto trata de desviar la atención del imparable escándalo nacional e internacional que no logra detener.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 28 de octubre de 2014

Aliento alcohólico y arbitrariedades policíacas

ESCRUTINIO

Aliento alcohólico y arbitrariedades policíacas[1]

Juan José Morales

Hace poco, la policía de Cancún me detuvo en uno de los retenes que «”especialmente los fines de semana»” establece en distintos puntos de la ciudad para detectar a conductores ebrios. Ya en alguna otra ocasión me había ocurrido lo mismo, y esperaba que, de sospechar que había yo bebido, se me sometiera a la prueba del alcoholímetro. Pero no ocurrió así. Simplemente se me acercó una agente, me puso ambas manos frente a la boca formando una especie de cuenco o cavidad, y me ordenó: «Â¡Sople!»

clip_image001Instrumentos como este, los alcoholímetros, se utilizan para determinar el contenido de alcohol en la sangre de las personas y por lo tanto su estado de ebriedad. Pero para muchas policías mexicanas, «aliento alcohólico» es sinónimo de embriaguez y lo usan como pretexto para realizar detenciones ilegales y extorsiones.

En un principio me negué a hacerlo. Pero luego decidí obedecer, para ver hasta dónde llegaría el asunto. Soplé. La dama uniformada se llevó las manos a la nariz, y al parecer decepcionada por no haber sentido olor a alcohol, me pidió soplar con más fuerza. Lo hice, nuevamente aspiró con fruición entre sus manos, y me indicó seguir adelante.

Recordé este incidente «”que demuestra la forma burda, rudimentaria, primitiva y antihigiénica en que ahora la policía cancunense practica las pruebas de alcoholimetría, que en el trienio anterior se hacían con instrumentos científicos»” a propósito del caso del estudiante jalisciense Ricardo de Jesús Esparza Villegas, cuya muerte en Guanajuato hace unos días durante el festival cervantino se atribuye a la policía de esa ciudad, que «”según atestiguan sus compañeros»” lo detuvo bajo el cargo de «tener aliento alcohólico».

Esta es una práctica muy común en las policías mexicanas, y seguramente si la agente policiaca que me hizo soplarle en las manos hubiera sentido el más leve olor a ron, vodka, ginebra o cerveza, hubiera yo ido a dar sin mayores averiguaciones a una celda. De hecho, al comentar el incidente, dos personas me dijeron haber sido detenidas y retenidas varias horas en circunstancias similares.

Pero en México la producción, venta y consumo de bebidas alcohólicas son perfectamente legales. Tomarlas, por tanto, no constituye un delito. Ni siquiera una falta administrativa. Y tener aliento alcohólico es una consecuencia lógica e inevitable de ese acto legal, sin que signifique necesariamente estar ebrio.

Lo que influye en las reacciones físicas y mentales de una persona que ha bebido, es la concentración de alcohol en la sangre, la cual varía debido a muy diferentes factores, desde «”obviamente»” la cantidad ingerida, hasta el peso y el sexo del individuo. El aliento alcohólico, a su vez, depende también de muchos factores, incluso el tipo de bebida. El vodka, por ejemplo, deja un aliento alcohólico mucho más acentuado que el whisky. Por eso, se dice, los diplomáticos prefieren beber este último.

El aliento alcohólico no es ni puede ser una medida del estado de embriaguez de una persona. Lo único que indica es que ha tomado alcohol. Para determinar cuánto, existen los dispositivos que, mediante una reacción química del aire expirado de los pulmones «”el cual contiene alcohol etílico»”, miden con cierta aproximación el nivel de alcohol en la sangre de una persona. Y si decimos cierta aproximación, es porque para tener mayor exactitud se requiere un análisis de sangre.

No vamos a entrar en detalles respecto a cuál es la concentración máxima de alcohol en la sangre de un conductor que permite la ley, y sobre lo cual no existe un criterio internacionalmente aceptado sino que varía considerablemente de un país a otro. En Canadá y México, por ejemplo, se tolera un nivel cuatro veces mayor que en Suecia.

La muerte del joven Esparza ha venido así a ser un triste y lamentable recordatorio de las arbitrariedades de las policías mexicanas, que usan el «aliento alcohólico» como un pretexto más para extorsionar a los ciudadanos. Y ha servido también esa muerte para mostrarnos, una vez más, en manos de quiénes está la (in)seguridad de los mexicanos.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 29 de octubre de 2014

La extinción voluntaria del género humano

IMPACTO AMBIENTAL

La extinción voluntaria del género humano[1]

Juan José Morales

Hace años, el Dr. Gómez Pompa, buen amigo y excelente biólogo «”uno de los mejores especialistas en botánica tropical de México»”, comentaba que un gran error de los hombres de ciencia fue no haber encabezado en su oportunidad los movimientos de protección y defensa del medio ambiente. Su lugar, entonces, lo ocuparon personas bien intencionadas y genuinamente preocupadas por defender la naturaleza, pero carentes de formación científica e impulsadas más por la emoción que por la razón.

Como resultado, la comunidad científica fue en gran medida marginada de las organizaciones y acciones ecologistas, pese a que la problemática ambiental pudo ser conocida precisamente gracias a sus investigaciones. Más todavía: de la bandera del ecologismo se adueñaron personajes como el bien conocido Niño Verde, que la usaron para los peores fines políticos.

clip_image001Bella, impoluta, perfecta»¦ Según ciertos ecologistas que culpan al hombre de haber arruinado el medio ambiente, así era la naturaleza antes de la aparición del ser humano, y así podría volver a ser si no fuera por nosotros. Conforme a esta línea de pensamiento, quizá deberíamos autoextinguirnos para salvar a la madre naturaleza.

El resultado de todo lo anterior, es que el ecologismo «”que no debe confundirse con la ecología, la cual es una ciencia en toda la extensión de la palabra»” se ha ido contaminando cada vez más con toda clase de influencias anticientíficas, de tipo esotérico, mágico, espiritualista y religioso, con las llamadas filosofías orientales, el rechazo a la medicina científica, con tendencias de la vuelta a un pasado que se supone bucólico y feliz, con la promoción de las llamadas medicinas alternativas del tipo de la acupuntura y el reiki, el vegetarianismo extremo o veganismo, las campañas antivacunación, las infundadas afirmaciones de que las ondas electromagnéticas de los celulares dañan el cerebro, y una interminable parafernalia seudocientífica de ese tipo, incluidas cuestiones mágicas como el tarot o la sanación a través de la energía del Universo.

Esta mescolanza del ecologismo con todo género de ideas místicas y esotéricas ha tenido dos consecuencias importantes: por un lado ha favorecido la proliferación del charlatanismo, y por el otro ha llevado a mucha gente a deificar la naturaleza. La miran como una especie de entidad superior o sobrenatural, perfecta por sí misma, que debería permanece prístina e intocada, pero ha sido corrompida y arruinada por la intervención de esa nociva criatura llamada hombre, que vino a desquiciar los ecosistemas, exterminar animales, contaminar el aire y el agua, calentar la atmósfera, arrasar los bosques y selvas y alterar aquel maravilloso equilibrio natural.

O, para decirlo en otros términos: para ese tipo de ecologismo, el gran enemigo de la naturaleza y el causante de todos los males habidos y por haber en este mundo, es el hombre.

Si uno siguiera esa línea de pensamiento, resultaría que la única solución a los problemas ambientales que aquejan al planeta Tierra, sería eliminar la causa de todos esos problemas. Es decir, al hombre.

Pero como no hay un ser superior que decida borrarnos de la faz del planeta «”o, si lo hay, es demasiado benévolo para exterminarnos»”, tendremos que ser los propios seres humanos quienes optemos por autoliquidarnos. No mediante un suicidio en masa al estilo de aquellos fanáticos religiosos norteamericanos de cierta secta en Guyana hace algunos años, sino por el sencillo expediente de ya no reproducirnos más. Bastaría esterilizar a todos los hombres y mujeres «”o, para simplificar las cosas, únicamente a todos los hombres o a todas las mujeres»”, para que al cabo de una generación se haya consumado la extinción voluntaria del género humano. Desaparecida la causa de sus males, la sabia y perfecta naturaleza podrá de nuevo florecer libremente, los ecosistemas recobrarán el equilibrio perdido, y las extinciones serán «”como en el pasado»” resultado únicamente de factores naturales.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Lunes 20 de octubre de 2013

Una película que todos deben ver

ESCRUTINIO

Una película que todos deben ver[1]

Juan José Morales

No soy ni pretendo ser crítico cinematográfico. Pero creo que no se requiere serlo para darse cuenta de que una película es buena. Y de La dictadura perfecta, la cinta de Luis Estrada que acaba de estrenarse en salas de todo el país, creo que todo aquel que la vea sentirá que es no sólo buena sino excelente. Excelente por su guion, su elenco, las actuaciones, la dirección y prácticamente todos sus aspectos. Pero, sobre todo, por la forma realmente magistral en que nos ofrece un retrato del México en que vivimos y de la forma en que es gobernado por una verdadera pandilla de empresarios, políticos, gobernantes, policías, funcionarios públicos, periodistas, criminales y «”muy especialmente»” la televisión.

No se trata, sin embargo, de una película panfletaria, de esas en que el espectador sale de la función con un amargo sabor de boca y el ánimo por los suelos, con una sensación de impotencia y desilusión. Nada de eso. La dictadura perfecta es una verdadera obra de arte, una aguda crítica al sistema político a través de la sátira y la comedia, en la que se lleva al espectador a la reflexión y el descubrimiento a medida que paso a paso, conforme se desenvuelve la trama, se va desnudando a quienes manejan los hilos del poder, que no son solamente los presidentes municipales, los diputados o los gobernadores, sino también los narcotraficantes, los publicistas y esos individuos que desde las pantallas de la TV se erigen en «formadores de opinión pública».

clip_image001Producida y dirigida por Luis Estrada «”a quien debemos también otras magníficas cintas como La Ley de Herodes y El Infierno»”, con un excelente reparto que incluye a Damián Alcázar, Joaquín Cosío, Alfonso Herrera, Dagoberto Gama, María Rojo y Salvador Sánchez en los papeles principales, esta película maneja hábilmente el humor y la sátira para desnudar a quienes detentan el poder en México.

A lo largo de la película, el espectador va conociendo los entretelones de la política y el periodismo «informativo», la complicidad entre policías y delincuentes, las razones por las que las grandes cadenas televisivas «denuncian» escándalos, y las monetarias razones por las que los ocultan, la manera como se arman enternecedores reportajes destinados a conmover a la opinión pública, los propósitos de tales reportajes y la forma en que terminan dejando buen dinero a las televisoras, al igual que contribuyen a sus ganancias los patronatos y fundaciones que encabezan y cuyas obras «benéficas» terminan siendo financiadas por los ingenuos telespectadores.

Ciertamente, es una película que todos los mexicanos debemos ver, porque nos quita muchas vendas de los ojos, esas vendas que «”como muestra la propia cinta»” nos han sido puestas por el gobierno y los medios de comunicación manejados por él a través de los llamados contratos de publicidad, que no son otra cosa que sobornos mediante los cuales, como alardea el gobernador Carmelo Vargas de la historia, se puede controlar a todos los periódicos de un estado para que no digan más que lo que el gobierno quiere.

Sabrán los espectadores qué es La Caja China, ese procedimiento periodístico mediante el cual se detona un escándalo para silenciar otro o para desviar convenientemente la atención del público. Sabrá cómo se fabrican, acallan, amplifican o distorsionan las noticias al gusto y conveniencia de los dueños del poder, cómo se calumnia a políticos limpios y honrados sin darles oportunidad de defenderse, cómo quien denuncia la corrupción se convierte en «un peligro para México» y cómo «”y por cuánto»” la televisión puede transformar la enlodada imagen de un gobernador a quien «”»por órdenes de arriba» y para desviar la atención pública de un asunto que involucraba al presidente de la República»” había exhibido como un auténtico pillo implicado en el narcotráfico, hasta convertirlo en un gobernante ejemplar, todo un dechado de virtudes, y finalmente llevarlo, nada más ni nada menos, que a la presidencia de la República.

Por supuesto, las semejanzas entre lo que ocurre en la película y lo que ocurre en México, no son producto de una coincidencia. Luis Estrada decidió retratar al México en que vivimos, y muy especialmente, mostrar a los mexicanos cómo se nos da atole con el dedo a través de la manipulación de las noticias.

Por eso creo que todos aquellos que deseamos saber cómo nos toman el pelo la TV y los políticos, debemos ver La dictadura perfecta y recomendar a todo mundo que la vea. Ciertamente, vale la pena. Mucho se le disfruta, y mucho se aprende de ella.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 21 de octubre de 2014

Las corridas de toros y los animalistas

ESCRUTINIO

Las corridas de toros y los animalistas[1]

Juan José Morales

Sé que tras la publicación de este artículo comenzaré a recibir mensajes de indignados animalistas acusándome de cómplice de criminales verdugos de indefensas criaturas. Pero, en primer lugar, creo que los aficionados a las corridas de toros también tienen derecho a que se conozca su punto de vista. Y en segundo término, no quiero volverme cómplice de los dueños de ese negocio llamado Partido Verde Ecologista, que han encontrado en la «defensa» de los animales una excelente pantalla para distraer a los mexicanos de los problemas realmente importantes, como la privatización de los energéticos o el aumento de impuestos, cuestiones ambas en las que entusiastamente los seudoecologistas apoyaron al PRI.

clip_image001Bien mirada, la tauromaquia no es simplemente un espectáculo bárbaro, cruel y sanguinario que busca torturar a los animales como la califican sus críticos, sino que tiene indudables aspectos estéticos en la forma como el torero maneja el capote para guiar y controlar las embestidas del burel. Ciertamente, también, el espectáculo culmina «”aunque no siempre»” con la muerte del toro, pero a fin de cuentas los bóvidos están destinados al sacrificio para aprovechar su carne y su cuero.

Dicen los enemigos de las corridas de toros que se trata de un espectáculo bárbaro, cruel y sanguinario cuyo objetivo es hacer sufrir a un animal indefenso y en consecuencia deben prohibirse por razones humanitarias. Pero en realidad el propósito de la llamada fiesta brava no son el dolor ni el sufrimiento del animal, ni tampoco los taurófilos acuden al ruedo en calidad de salvajes sedientos de sangre y deseosos de ver padecer al toro. Asisten para admirar la elegancia, agilidad y destreza del torero para evadir las embestidas del toro y hacer con él una especie de coreografía.

Y en cuanto al sacrificio del burel, no pocos de los que piden la prohibición de las corridas para no causar la muerte de los toros, no tienen empacho en comerse un buen filete de reses sacrificadas en los rastros, y unas chuletas de puerco o unos muslos de pollo de animales que pasaron prácticamente toda su vida inmovilizados en una especie de jaula para hacerlos engordar rápidamente, sin desperdiciar energía en caminar. Los toros de lidia, en cambio, durante toda su vida pueden correr libremente por el campo.

Ciertamente, entre los enemigos de las corridas de toro hay muchos vegetarianos que rehúsan «comer cadáveres», como ellos dicen. Pero, curiosamente, en su mayoría pregonan, dentro de su filosofía de retorno a la naturaleza, el rechazo a los productos sintéticos y en cambio prefieren, por ser natural, el calzado de cuero. De un cuero obtenido de la piel de animales sacrificados.

El toro de lidia, por lo demás, no es una inerme y apacible criatura. Se enfrenta casi de igual a igual con el torero. De hecho, es el único animal que muere luchando, el único al que durante la lidia se le da la oportunidad de defenderse; es decir embestir o cornear al torero. Es asimismo el único animal que puede salvarse del sacrificio, pues si durante la corrida muestra especial bravura y porte, es indultado y puede terminar sus días pacíficamente.

Los partidarios de la tauromaquia alegan «”y no les falta razón»” que así como sus oponentes tienen todo el derecho a no asistir a las corridas, los aficionados a ellas tienen también todo el derecho a presenciarlas. Prohibirlas sería atentar contra ese derecho. En todo caso «”y esta es mi opinión»” los animalistas deberían intentar convencer a la mayoría de la gente de no asistir a las plazas de toros. Las corridas, entonces, se extinguirían solas, por falta de público, sin necesidad de prohibirlas.

Por lo demás, me pregunto por qué los animalistas que con tanto empeño tratan de acabar con las corridas de toros no actúan de igual manera respecto al box, un deporte en el que el objetivo de cada contendiente es causar daño al otro.

Y para terminar, un detalle que muchos desconocen: la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, España, que los animalistas exhiben como prueba de que hasta los mismos españoles se han convencido de que son inhumanas, en realidad no obedeció a razones éticas sino políticas. La usaron los separatistas vascos como una forma de demostrar «”al prohibir una fiesta típicamente española»” que Cataluña es diferente de España y por ello debe independizarse.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 15 de octubre de 2014