MAR DEL PLATA, BA.: CIELO DE OVNIS
Dr. Roberto Banchs
El viernes 20 de agosto de 1965, en la ciudad atlántica de Mar del Plata ocurre un desusado avistamiento. Aunque la versión más conocida haya sido quizá la que ofrece el diario La Razón (l), y reproducida en varios libros de edición extranjera (2), la inforÂmación original proviene del diario La Capita1 (3), Y dice así:
«Nuevamente, Mar del Plata visitada por un ovni. Renacerá hoy la discusión entre crédulos e incrédulos. Se intensificará la creación de las más insólitas explicaciones y teorías.
«Enfrentamos el riesgo de contribuir con psicosis colectiva y con «˜lances»™ de la reconocida viveza criolla, haciéndonos eco, una vez más, de la versión no confirmada, tampoco comprobada, pero sí reiterada de varios vecinos de la zona comprendida entre El Pino y El Monolito, quienes a partir de las 20 de ayer, nos hicieron llegar el inÂforme telefónico: vieron cruzar por el cielo marplatense un cuerpo luminoso con todas las características de los ya muy comentados ovni.
«La información corrió por la ciudad y muchos fueron los que pasaron largos ratos recorriendo con ojos curiosos todo el estrellado cielo de la fría noche[1].Pero en La Capital recogimos la versión más completa. Nos visitó un joven matrimonio, llevando una pequeña hijita que mañana cumplirá el primer año de vida. Eduardo Angel Yacobi[2], originario de Luján y radicado hace un mes y medio en Mar del Plata, 25 años y productor de una compañía de capitalización y préstamos con domicilio en un hotel de la calle San Luis 2060, acompañado por su esposa, Teresa Ernestina Acuña de Yacobi, de 18 años lleÂgaron a nuestra redacción a las 23, para informamos sobre lo que aseguraron fue «˜una extraordinaria experiencia»™.
«Salían de la casa de un familiar, donde habían cenado. Caminaban por la calle 216 en dirección a (la Avda.) Luro, cuando al cruzar (la calle) 9 de Julio notaron un ruiÂdo que sólo podían calificar como «˜fuerte zumbido»™ y súbitamente, a 50 metros de altuÂra sobre sus cabezas, casi rozando las copas de los árboles, un objeto luminoso, giraÂtorio y ovalado. Siguieron caminando y observando. El objeto se apoyó sobre la tierra a 200 metros de donde estaban ellos y parecían caminar delante de él algunas figuras no distinguidas por los fuertes destellos de la luz que tomaba tintes rojizos a violáÂceos.
«Eduardo Angel Yacobi, dice que quiso acercarse, pero ella -cuidadosa- se lo prohibió. Entonces, asegura el testigo que pensó en hacer partícipes de la experiencia a otros, ocurriéndosele así trasladarse de inmediato a nuestra redacción para hacer el relato.
«Transcribimos, aquí la versión. Nuestros cronistas concurrieron de inmediato al lugar señalado por Yacobi sin lograr seña o rastro del ovni que impresionó a nuestro azorado visitante. El juicio definitivo de la versión queda a criterio del lector, noÂsotros nos limitamos a cumplir nuestra labor objetivamente informativa».
BREVEMENTE:
Intentamos localizar en esa ciudad a los eventuales testigos. Habían transcurrido muchos años y la posibilidad era remota. El hotel donde se alojaban ya no funcionaba como tal y nadie supo darnos alguna referencia. Fuimos al lugar de los hechos, en el área suburbana. Grandes baldíos y pocos lotes forestados rodean a la no muy abundante edificación. Allí sólo unas cosas han cambiado: un par de viviendas bajas en varias hectáreas se han erigido, y una nueva denominación de la calle 216 (hoy llamada CanaÂdá). A los antiguos moradores les preguntamos si fueron testigos del supuesto ovni, o si conocían a los Yacobi-Acuña, y la respuesta ha sido en todos los casos negativa[3].
Hasta aquí nuestra primera tentativa por dar con los testigos del inusual encuenÂtro, y hacer un reconocimiento de la zona donde se habría producido el avistamiento. La tarea de encuesta queda abierta para un futuro, convocando a otros ufólogos para que colaboren o tomen la iniciativa de reanudar la investigación.
Al momento, no es posible agregar mucho más, ni sería conveniente hacer lucubraciones con tan paupérrimos elementos de análisis. Sólo la presencia de los testigos que, Âde existir en un hasta ahora inhallable lugar, pueden propiciar -en palabras de E. A. Yacobi – el hacernos «partícipes de la experiencia» narrada. Mientras tanto, el episoÂdio que hemos expuesto continúa engrosando el voluminoso anecdotario de los ovnis.
REFERENCIAS BIBLIOGRÃFICA
(1) La Razón, Buenos Aires, 21 agosto 1965.
(2) Ribera, Antonio. Platillos Volantes en Iberoamérica y España, Pomaire, Barcelona, 1968, p. 175.
Ribera, Antonio. Las máquinas del cosmos, Planeta, Barcelona 1983, p. 82.
Bowen, Charles Ed. The Humanoids, Neville Spearman, London, 1969, p. 118.
Lorenzen, Coral and Jim. Encounters whith UFO occupants, Berkley Medal1ion Books, New York, 1976, p. 156.
Lorenzen, Coral and Jim. Flying Saucer occupants, The New AÂmerican Library, New York, 1967, p. 113.
(3) La Capital, mat., Mar del Plata, 21 agosto 1965, p. 12.
Nota: En cuanto a los datos astronómicos, señalemos que la Luna se encontraba en su 21a. fase decreciente, con una fracción iluÂminada del 39,86%. A las 22 horas, su altitud era de 22’19’ y su azimut 40,05 grados.
[1] Esa noche se presentó fría, pero con tiempo bueno. La mínima anduvo por debajo del cero grado C y la máxima para esa jornada estuvo por encima de los diez grados, con vientos suaves y escasa humedad. No se registraron mayores variaciones.
[2] Por ejemplo, La Razón, del sábado 21, señala que se trataba de Eduardo Luján Yacobi. Agrega esta fuente que el ovni estuvo a menos de 40 m de altura, y que a su lado pareÂcían caminar figuras como si estuvieran solucionando algún desperfecto mecánico. Luego las figuras ascendieron al ovni y se alejaron en segundos.
[3] Consultamos las guías de Mar del Plata y Luján intentando dar con los supuestos testigos. Ningún Yacobi y numerosos Acuña, pero sin parentesco. Tampoco observamos que alguno de ellos resida en la zona del avistamiento.
Posteriormente, conversamos con vecinos de Pilar (localidad próxima a Luján) y de Luján, con apellidos similares (supoÂniendo un posible error del diario), que reconocieron no guardar relación alguna con el citado testigo, ni conocer a ese apellido de familia. Dicho sea de paso, la población de Luján (BA) y sus adyacencias era de unos 30.000 habitantes. En Buenos Aires tamÂbién dimos con un fabricante de guitarras, J. Yacopi, desconoÂciendo por igual quién es E. A. Yacobi, y agregando que «en su buen oído» se trata de la primera vez que escucha ese apellido
esto yo digo que es un echo real yo me quedo toda la noche despierto inbestigo y investigo con radios de sencasion de ruido de ovnis si no me creen busquenmen por facebook y agregenmeb me llamo nata tudela