No más rostro en Marte

NO MÁS ROSTRO EN MARTE[1]

Mario Mendez Acosta

Hoagland2 En cumplimiento de su detallado trabajo de registro fotográfico de la superficie del planeta Marte, el pasado cinco de abril la sonda espacial de la NASA, denominada Mars Global Surveyor (Topó­grafo Global de Marte), colocada en ór­bita alrededor del planeta rojo, envió a la Tierra la reveladora serie de fotogra­fías con capacidad de resolución tal, que hace posible reproducir objetos o acci­dentes geográficos tan pequeños como de cuatro metros de diámetro. Las imá­genes muestran una comarca muy espe­cial de ese planeta, a la que se le puso el nombre de Llanura de Cydonia (nom­bre antiguo de Candia, capital de la isla de Creta), lugar en el cual los creyentes en el origen extraterrestre de los ovnis de todo el mundo aseguraban que se apreciaba una enorme escultura con for­ma de rostro humano, la llamada Esfin­ge de Cydonia, vestigio según ellos de una civilización marciana hace mucho tiempo extinguida. En 1976, las sondas estadounidenses Viking 1 y 2 enviaron miles de fotografías que cubrían casi toda la superficie del vecino planeta, y en una de ellas se veía un promontorio aislado de cerca de un kilómetro de diá­metro que, por las JamesHurtak2condiciones de ilu­minación y los defectos de interferencia y mala resolución de la imagen, parecía el adusto rostro de un ser humano con­templando el cielo. Varios oportunistas fantasiosos como Richard Hoagland, James J. Hurtak y Brian Crowley escribie­ron extensos libros y sustentaron nume­rosas conferencias describiendo la su­puesta escultura, así como diversas otras estructuras que según ellos demostraban que quizá millones de años antes hubo vida inteligente en Marte. La NASA y varios especialistas en geología planetaria advirtieron de manera enfática que esa versión no tenía base científica alguna, pero a pesar de ello el mito del rostro de Marte creció y se transformó en un tema inevitable para los creyentes, sin­ceros o no, en los platillos voladores, muchos de quienes insistían en la exis­tencia de una conspiración al interior de la propia NASA para ocultar el ha­llazgo; algunos llegaron a asegurar que la sonda anterior al Surveyor, una nave no tripulada llamada el Orbitador Marciano, que falló al llegar al planeta en 1993, había sido saboteada por dicha agencia espacial para evitar que se su­piera de la LifeonMars existencia de esa civilización marciana, mientras otros consideraban que los propios extraterrestres, a bordo de un platillo volador, la habían inter­ceptado y destruido. Todas estas patra­ñas han sido desmentidas ante el deta­llado paisaje que muestran las magníficas fotografías del Surveyor, y la NASA ha puesto en su página de Internet una inte­resante exposición del modo como esas fotografías, tomadas a más de cien kiló­metros de altura por el Surveyor en ór­bita, van cubriendo por fajas el terreno marciano y se amplifican y resaltan, mostrando hasta los detalles más dimi­nutos, gracias a la técnica computari­zada de reforzamiento de las imágenes.

Se exhibe de esta forma toda la lla­nura de Cydonia en pasos de amplifica­ción crecientes, y se hace fácil recono­cer lo que en la antigua foto del Viking aparentaba ser el ojo izquierdo del ros­tro, el cual no viene a ser más que la som­bra de un pequeño promontorio, casi inadvertible en la fotografía de 1976, la cual muestra un par de barrancos parale­los que parecían ser la boca y la barbilla del supuesto rostro. En las nuevas imá­genes del Surveyor, el Sol alumbra di­cha formación desde el lado contrario a como lo hacían las dos tomadas por el Viking, eliminando así el casual efecto de sombras que daban cuerpo a la ilu­sión, y ahora, sólo se aprecia una mon­taña ordinaria. De este modo, las demás supuestas estructuras piramidales y los pretendidos edificios hexagonales que afirman ver los ufólogos resultan ser formaciones geológicas por completo ordi­narias.

themisface No obstante, la tarea del Surveyor apenas se inicia. La misión de levantar un detallado mapa global de nuestro vecino será larga pero muy fecunda, aunque no haya habido ahí civilización alguna, pues existen detalles insólitos y formaciones misteriosas de gran inte­rés para todo tipo de científicos, vulca­nólogos, geólogos, exobiólogos y, desde luego, para aficionados a la astronomía planetaria.

Falta por ejemplo aclarar hasta dón­de llegaron las aguas que hace unos cua­tro mil millones de años cubrían buena parte del planeta, y si dejaron huella de posibles playas y de la erosión causada por sus olas, pero también explicar cómo las aguas de lluvia o deshielo fluían en torrentes hacia esos océanos perdidos hace mucho tiempo. Además el interior de los cráteres de algunos volcanes es­conde secretos inesperados, al igual que los helados polos, y queda también por esclarecer el mayor misterio de todos, es decir, si en efecto la vida se desarro­lló en Marte y si subsiste oculta en las profundidades de su corteza. Por ello se requiere hacer el inventario de recursos minerales con que contarán los prime­ros visitantes humanos, quienes podrán llegar allá Cara1998 no después del año 2025, y esos son los verdaderos misterios que deberán resolverse sobre ese mundo que, sin duda, nosotros poblaremos al­gún día. Por su parte, los negociantes de la superstición seguirán inventando conspiraciones para mantener en pie sus respectivos negocios, promotores de la ignorancia organizada.


[1] Publicado en Ciencia y Desarrollo, No. 141, México, julio-agosto de 1998.

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