ESCRUTINIO
Inocentes tras las rejas[1]
Juan José Morales
El pasado jueves 5 de marzo, en la edición Yucatán de nuestro diario se publicó la noticia de que Gabriel Santos Morales, acusado de corrupción de menores e incapaces, había sido absuelto de los cargos por voto unánime de los magistrados del Tribunal Superior de Justicia del estado y puesto en libertad.
Aquello podría parecer uno de tantos asuntos más de índole policíaca sin mayor importancia, de no ser por un detalle: Santos Morales había sido inicialmente sentenciado a a cinco años y seis meses de prisión, y ya había pasado más de cinco años en la cárcel. O, para decirlo en otros términos: era inocente, pero purgó prácticamente la totalidad de su sentencia «”una sentencia injusta»” como si fuera culpable, mientras sus apelaciones se movían con exasperante lentitud por los vericuetos del sistema judicial.
El éxito de la película documental Presunto Culpable no sólo se debió a su buena realización sino a que refleja la realidad de la justicia mexicana, que hunde en prisión a miles de inocentes. Y cuando logran que su caso sea revisado y finalmente se les absuelve, no reciben compensación alguna por el tiempo que pasaron en la cárcel.
Por desgracia, este no es un caso único o excepcional. Con gran frecuencia se dan otros similares, y para las víctimas no hay a menudo ni siquiera el clásico «usted disculpe». A veces, como ya señalamos a propósito del caso de Manuel Canché, el «saboteador» encarcelado en Carrillo Puerto por protestar contra el cobro de tarifas de agua potable, las autoridades acusan deliberadamente a una persona de graves delitos «”a sabiendas de que son falsos»” para impedir que salga libre bajo caución y mantenerla injustamente meses o años en prisión.
Otras veces, los policías judiciales fabrican pruebas y culpables, inventan testigos, o arrancan falsas confesiones bajo tortura física o sicológica a fin de «resolver» los casos que se les encomiendan. Y en otras ocasiones, simplemente la ineficiencia y torpeza de los investigadores lleva a los tribunales a gente inocente.
Sea como sea, el hecho es que muchos miles de mexicanos han tenido que pasar largo tiempo encarcelados y visto arruinada su vida familiar, quebrados sus negocios y enlodado su prestigio por acusaciones de las que terminan absueltos. Ello sin contar los malos tratos, las vejaciones, la extorsión y demás sufrimientos en la cárcel.
No hablemos de aquellos que jamás logran una absolución aun siendo inocentes. Limitémonos a los que triunfan en su empeño por demostrarlo. Lo menos que podría esperarse del sistema de justicia, es que a esas personas se les compense por el daño que han sufrido. Pero ello no ocurre. Sencillamente se les pone en libertad y punto. Hasta se supone que deben agradecer a los jueces por ello.
Hace años, el PRD «”no el de ahora, sino el de entonces»” presentó en Quintana Roo una iniciativa de ley para que en situaciones como las descritas, se indemnizara adecuadamente a quienes fueran absueltos tras haber sido falsamente acusados y encarcelados. Sobra decir que los diputados del PRI, que eran mayoría en la legislatura del estado, bloquearon la propuesta, que «”si mal no recuerdo»” ni siquiera llegó a ser sometida a votación.
No estaría mal retomar la idea, aunque estoy seguro de que una vez más el PRI, su satélite verde, el Panal y muy probablemente hasta el PAN, unan fuerzas para impedir que prospere. Y tal vez uno de sus argumentos para oponerse podría ser que hay tantos casos de ese tipo que compensar económicamente a las víctimas de la policía, el ministerio público y los jueces exigiría cantidades inmensas de dinero y las finanzas públicas quebrarían.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 1 de abril de 2015