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Los extraterrestres de Beckjord

LOS EXTRATERRESTRES DE BECKJORD

De vez en cuando eBay, la agencia de subastas por Internet, nos da grandes sorpresas. A finales del 2003 apareció una extraña oferta: vendían «9 fotografías auténticas de extraterrestres» en el módico precio de un millón de dólares: una bicoca.

Además, el vendedor Jon-Erick Beckjord, ofrecía el envío gratis. Eso sí, sólo dentro del territorio de los Estados Unidos.

Por si esto fuera poco, se comprometía a ceder los derechos de autor de las fotografías al comprador.

No sólo eso. Como si fuera una oferta de esas que se anuncian por televisión, añadía los servicios de su laboratorio fotográfico para autentificar las fotografías.

Si aún no estaba convencido, Beckjord incluía una carta de un laboratorio fotográfico independiente que afirmaba que las fotos no habían sido trucadas, ni fueron modificadas con photoshop.

Para concluir la oferta anexaba otra carta de un zoólogo que declaraba que las entidades que aparecían en las fotos no eran de ninguna manera animales de la Tierra.

¡Toda una oferta! De haberse enterado Jaime Maussán, hubiera pedido dos para llevar.

El anuncio en eBay decía:

Fotos extraterrestres: Las primeras y genuinas.

Número de artículo: 3237766352

¿Vendedor de este artículo?: Firme para conocer sus datos.

Oferta inicial: US $ 1,000,000.00

Final:

Aug-23-03 20:45:06 PDT

Historia: 0 ofertas

Localidad: San Francisco, CA, Estados Unidos.

Información del vendedor: Beckjord (15*).

Taza de retroalimentación: 15

Retroalimentación positiva: 100%

Registrado: Mar-28-99 en Estados Unidos

Descripción:

Edad: 1940

Color: Color

Región/País: Norteamérica

Tema: Animales-Vida salvaje

Dimensión más grande: 6″ «“ 12»

Marco: Sin marco

Lo incomprensible fue que, a pesar de que eBay recibió 1866 visitas, nadie se animó a comprar las fotos.

¿Quién era este Beckjord? ¿Qué mostraban sus fotos?

DE CRIPTOZOÓLOGO A UFÓLOGO

Erick Beckjord es un personaje muy conocido en el mundo de la criptozoología. Por años se ha dedicado a investigar y tratar de probar la existencia del Bigfoot en el territorio americano. Para ello implemento diversos proyectos: Grendle, Bigfoot y Sasquatch Research Project (en realidad simples acampadas en busca del bigfoot). Sus centros de operaciones estaban en Seattle y Bellingham, en el estado de Washington.

En 1978 entró en contacto con Judy Grant, una dama del área de la bahía de San Francisco, quien decía poseer una foto de un bigfoot rubio. Beckjord había escuchado en el programa radiofónico del locutor Dr Don que la señora Grant había tomado esa fotografía en un lugar de El Dorado National Forest.

Erick se puso en contacto con la señora Grant y acordó trasladarse de Bellingham, su hogar de residencia, a San Francisco, para ver la foto e ir a investigar el área para buscar y fotografiar el bigfoot.

La señora Grant había tomado varias fotos de sus vacaciones con una cámara de formato 110 de $ 40.00. En una de ellas aparecía una gran figura del otro lado de una charca. Ella nunca vio nada cuando estuvo de acampada. Pero al regresar a su casa y revelar sus fotos, varios de sus amigos creyeron ver la figura de un bigfoot de cabello rubio.

El o la bigfoot rubio era de color marrón y estaba a unos 40 metros de la cámara, del otro lado de la cañada.

La foto fue tomada justo en la madrugada, cuando los rayos del sol caían sobre la arboleda pintándola de tintes dorados y rojizos. El sol estaba a espaldas de la fotógrafa. ¿Será este bigfoot una simple formación de la maleza?

Pero para Beckjord eso no es así. Según el criptozoólogo la fotografía muestra un verdadero sasquatch ¡con todo y cría!

Erick ve una pequeño sasquatch en el hombro de la bigfoot (porque para él se trata de una hembra), y un bigfoot adolescente (12 años, según Beckjord) al lado de su madre.

Estas otras figuras tampoco fueron vistas por la señora Grant, ni por sus amigos que analizaron las fotografías. Sería Beckjord el que las «descubriría».

Grant y Beckjord se dirigieron a El Dorado National Forest, para investigar el sitio en donde se habían tomado las fotos. A la mañana siguiente se internaron en el bosque para buscar huellas. Al regresar encontraron que la camioneta pickup tenía la puerta trasera abierta, pero no habían robado nada: todo estaba en su lugar.

Nuevamente se internaron en el bosque, esta vez llevando la camioneta. Llegaron al sitio en donde la señora Grant había tomado su foto, 30 días antes. Midieron el árbol utilizando como escala una rama que aparecía en la foto. La altura que calcularon al bigfoot era de ¡3 metros!

Beckjord bautizó a esta figura con el nombre de Connie. Dijo que además de ella y de sus crías había un sasquatch macho: Thom.

Durante la noche escucharon ruidos de pisadas sobre la hierba y aullidos, que no eran de coyote. Las pisadas llegaban hasta el campamento, pero nadie pudo ver de qué se trataba.

Al día siguiente subieron la montaña y encontraron unas extrañas formaciones: 6 a 8 pilas de bellotas, cada una de 1 a 1.2 metros de alto, que difícilmente pudieron hacer las ardillas o los osos.

Al bajar de la montaña escucharon que algo los seguía, pero no pudieron ver de qué se trataba. El crujir de las hojas era claro. Cuando caminaban, la cosa caminaba con ellos; y se detenía, cuando paraban la marcha. Al llegar al campamento dejaron de escuchar esos pasos. La cosa se había marchado.

Nuevamente por la noche escucharon los aullidos y el ruido de las hojas cerca del campamento.

Al día siguiente abandonaron el sitio y regresaron a San Francisco.

Beckjord tomó varias fotos del área y las llevó, junto con la de la señora Grant, a su amigo Alan Gilliespie, quien hizo unas ampliaciones en las instalaciones del JPL en Pasadera. Encontró que los realces en blanco y negro de la cabeza eran muy raros. Estaban como retorcidos y parecían tener dos caras traslapadas que compartían un ojo. Según él, pueden ver unos grandes dientes caninos, y hay por lo menos tres niños sobre la criatura adulta, uno aproximadamente de 12 años, agarrando el cuerpo; y dos más jóvenes en la parte posterior y en los hombros del adulto.

¿Por qué tantos pies grandes? Beckjord responde:

«Bueno, ellos viajan en familia o grupos tribales, como los gorilas, chimpancés y babuinos, o los humanos. Así que ustedes están viendo las fotografías de una gran familia o clan. ¿Por qué no?»

En las fotos tomadas por Erick Beckjord encontraron otros humanoides. Ahí estaban, por ejemplo, Peter-g, quien fue fotografiado a la derecha de Igor y su amiga.

Estas fotos fueron tomadas con una cámara Minolta de 35 mm, con una lente de 50 mm y utilizando una película Panatomic X, blanco y negro, Asa 125.

Igor y su compañera Linda muestran grandes ojos almendrados. Su cara es triangular, de cabeza plana y boca delgada. Están de frente, mirando la cámara. Aparecen en las fotos 3, 4 y 5 y se mueven ligeramente en cada una de ellas. Están a un lado de un árbol de sequoia de unos 65 centímetros de diámetro. Los niños se encontraban a la derecha de los humanoides.

Beckjord nos informa que al año siguiente (1979), organizó otra expedición para investigar el área. Esta vez le acompañaba su novia Susy Adams, de Seattle. Erick dice que pasaron un buen tiempo nadando desnudos en la charca, pero esa no era la razón principal para hacerse acompañar por Susy. Beckjord asegura que las mujeres y los niños atraen a los pies grandes.

La expedición fue cubierta por la prensa local. Beckjord llevaba, entre otras cosas, una cámara de 16 mm y cámaras de foto fija de 35 mm (Hollywood), una cámara Polaroid de 120, y mucha cinta de audio.

La cámara de 16 mm no funcionaba bien y continuamente se atascaba. Los expedicionarios no utilizaron la cámara de película de 35 mm ya que su rollo era muy costoso. Pero las fotos polaroid mostraron algunas imágenes extrañas al otro lado de las rocas, que vieron a simple vista. No así en las fotos infrarrojas de Susy y Erick.

Pronto fueron apareciendo más y más figuras. En una foto, con cámara de 35 mm y película blanco y negro, en donde aparecen unos niños pescando aparece otro personaje. Este se encontraba a unos 70 metros de distancia, según Beckjord, y no fue apreciado a ojo desnudo. Se trata de Carl. Es un ser que se mueve. En las fotos 27 y 28 aparece de perfil y tres cuartos. El movimiento de cabeza es en la dirección de los niños que estaban pescando. Tiene unos grandes ojos negros. Su cabeza es plana. Se le forma una leve sonrisa y tiene una especie de puente sobre la nariz.

En otra foto tomada a 70 metros de distancia y con una lente común, apareció otro humanoide al que bautizaron Roderick. Beckjord encuentra cierto parecido con el dibujo del bigfoot descrito por Thomas E. Smith en junio de 1972, en Cascade Mountains, Oregon.

En la mancha ampliada, Erick ve «cejas y grandes globos oculares, una gran nariz, con las fosas nasales en forma de raya, quijada larga, pero sin barbilla, cabeza plana, sin frente, con cantos supraorbitales». El humanoide tiene «dientes, y una franja de pelo sobre la cabeza. Hay un globo ocular muy oscuro en la otra cuenca ocular. El cuerpo permanece oculto por la hierba».

Roderick, nuevamente según Beckjord, tiene las mismas fosas nasales largas, cabeza plana, sin frente, cuencas oculares profundas, cejas pobladas y quijada extendida y colmillos traslapados que el pie grande visto por Smith.

La entidad Roderick se encontró en la foto 3. Estaba entre los arbustos, entre las entidades 1 y 2 y el agua. Beckjord dice que también aparece en las fotos 4 y 5.

Si vemos la ampliación de la foto y luego la comparamos con un dibujo del propio Beckjord, nos damos cuenta que esa figura (y todas las demás) están sólo en su imaginación. Son simples pareidolias.

Pero aquí no acaba la historia. En 1981 Erick Beckjord regresó al lugar acompañado de tres amigos («recientemente divorciados», informa Erick). Uno era un rastreador profesional de pumas, quien dijo que sus perros se negaron a seguir una huella de bigfoot.

Beckjord y sus compañeros acamparon por toda una semana. Escucharon los mismos aullidos y las pisadas en la hojarasca. Pero lo mejor es que lograron fotografiar una figura muy parecida a Roderick: Peter-b.

Nuevamente hay que ver las ampliaciones y el dibujo de Beckjord para «identificar» al humanoide. Pero otra vez se trata de una pareidolia.

Parece que Beckjord estuvo buscando imágenes en cualquier parte de sus fotos. Hay una foto en su sitio web en donde aparece el criptozoólogo en el mismo lugar en donde estaba el pie grande que fotografió la señora Grant.

En una piedra que se encuentra a la izquierda de la foto, aparece señalada una figura que, probablemente Beckjord identificó como la de un sasquatch. Pero como es más que evidente que se trata de una simple muesca en la roca, el criptozoólogo no abundó en ello.

En la misma expedición de 1981 se tomó la foto de otro supuesto humanoide, bautizado como Dmitri.

Este individuo se escondía detrás de un árbol muerto a la salida de la charca, y cerca de 45 metros a la izquierda de donde estuvieron las entidades 1-4 de 1979.

Beckjord describe esta nueva figura:

«La cabeza de esta entidad es plana. Posee dos ojos, una nariz larga, una quijada prognata y una boca levemente abierta. No hay frente. Es algo como una cruza entre babuino y lobo. Tiene algunos rasgos de las entidades 1 a 4. ¿Será el bigfoot una mezcla entre babuino, lobo, humano y mono?»

Algunas de las imágenes Beckjord y Grant estuvieron en exhibición en el UFO, Bigfoot, Loch Ness Monster and Crop Circles Museum, de San Francisco, entre 1997 y 1998.

Jon-Erick Beckjord habla de diecisiete criaturas sin clasificar fotografiadas en sus campamentos en las altas montañas.

Dejamos al final una foto de Susy Adams, que Beckjord dice fue tomada en 1980. En ninguna parte de su web menciona una expedición hecha en 1980. Afirma que Susy lo acompañó en su expedición de 1979. Es importante aclarar estas fechas porque Erick muestra la siguiente fotografía con el siguiente pie de foto:

«Susy Adams posando cerca de la mancha en 1980. En el mismo árbol. Hay otras entidades a su alrededor, pero ella no las ve».

Beckjord abunda en lo siguiente:

«Algunos ven otra entidad sobre su brazo derecho. Otros dicen apreciar uno más al lado izquierdo de su cabeza».

Según el criptozoólogo, la foto de Susy fue tomada con un telefoto.

Pero ¿por qué es tan importante esta foto? Porque en ella aparecen dos piedras al lado del árbol. Esas piedras son las que Beckjord confunde con los «extraterrestres» Igor y Linda. No hay duda de que la foto fue tomada en 1979 y no en 1980 como dice Erick. Compare la ampliación en donde está Igor con esta foto de Susy. Hay una rama de un arbusto que cubre parcialmente la parte inferior del árbol. Esta rama es la misma que aparece en la foto de Igor y Linda, aunque la perspectiva es un poco diferente. La probabilidad de que un arbusto haya crecido de una manera idéntica en dos años distintos, es prácticamente cero.

La conclusión es que Beckjord estaba viendo «extraterrestres» y «pies grandes» en las manchas y sombras de los árboles. No creo que alguien se crea estas fotos. ¿Se lo cree Beckjord? ¿Quizás Maussán?

REFERENCIAS

Beckjord Jon-Erik, Beckjord’s Genuine Alien Head Photo, articulo en Internet, 25 de noviembre del 2003, http://www.beckjord.com/bigfoottribephotos/index.html

Ver también:

http://www.beckjord.com/bigfootphjotosbybeckjord

http://www.beckjord.com/firstalienphotos/

http://www.coasttocoastam.com/gen/page254.html

La oferta en eBay se podìa consultar en:

http://cgi.ebay.com/ws/eBayISAPI.dll?ViewItem&item=3237766352&category=14895

Este es Igor, una de las entidades fotografiadas por Erick Beckjord.

La foto de Judy Grant con el bigfoot reflejado en la charca.

Ampliación de la foto. Los «cabellos rubios» parecen ser ramas de los árboles.

Beckjord pintó de rojo la silueta de la cara del bebé bigfoot.

Beckjord ve dos caras en una misma cabeza.

Según Beckjord esta es una ampliación digital en donde se ve la hembra Connie, el bebé Autumn y el adolescente Bobbie.

Esta es la fotografía de Igor. En la parte de atrás se puede ver su amiga. Haga un esfuerzo por identificarlo antes de que le mostremos su ubicación.

No se preocupe si no identificó al segundo humanoide. Aquí está el dibujo de Beckjord en donde aparecen Igor y su amiga.

Cabeza y torso de una criatura, «primate/homínido» con dos jóvenes sobre su pecho, según Beckjord. Foto tomada en la misma área de la charca.

La Sierra Ponds Expedition de 1979, del Project Bigfoot. Foto de un periódico.

Las fotos 27 y 28 en donde aparece Carl. En la parte inferior, la interpretación de Beckjord.

Roderick aparece ocultándose tras la arboleda.

Roderick señalado con una flecha.

Dibujo de Thomas E. Smith del sasquatch que vio en junio de 1972.

Ampliación de Roderick. El recorte de la figura lo hizo el mismo Beckjord.

Dibujo de Erick Beckjord que muestra la cabeza de Roderick.

Jon-Erik Beckjord en el mismo sito en donde apareció en bigfoot de la señora Grant. Foto tomada en su viaje de 1981.

Peter-b en negativo Peter-b en positivo Dibujo de Peter-b

Dmitri señalado con una flecha. Parece que la «cara» está sobre una piedra.

Foto del Bigfoot enseñando su «pilín»

Fotos del «Bigfoot» hechas por una pareja del Área de la Bahía de San Francisco, durante su viaje de campamento del 27 de septiembre. 100% serio. La «mejor foto desde la película del Bigfoot de 1967».

(Estas no son bromas ni falsificaciones. Ningún Photoshop, sólo fotos tomadas de una película de 35 mm.)

Después de imprimir y realzar su calidad, finalmente ahora se puede mostrar una foto del Bigfoot tomada el 9/27/06 durante una expedición a CA.

http://www.beckjord.com/bigfoot/septexpedition.html

Erik Beckjord es un criptozoólogo estrafalario que hace algunos años intentó vender unas fotografías de supuestos Bigfeet y de extraterrestres por un millón de dólares. Acá se puede ver una muestra de sus fotografías.

http://www.beckjord.com/bigfootphotosbybeckjord/

The Top Secret UFO Project

La película Boggy Creek Monster inspiración para documental cómico sobre los ovnis

Charles B. Pierce no puede ser un cineasta que se pueda comparar con el gran Orson Welles, pero su primera película hizo mucho más dinero que el «Ciudadano Kane.» En 1972, Pierce, un ejecutivo de publicidad de Texarkana, hizo «The Legend of Boggy Creek», un documental, medio en serio, medio enbroma sobre un monstruo tipo Bigfoot que vagaba por las áreas que rodean Fouke, un pequeño pueblo de Arkansas. La película, ahora una obra clásica de culto, es el tema a parodiar en «The Top Secret UFO Project», el cineasta R. J. Thomas fue el productor de docudramas de bajo presupuesto de los años 70 en general y en particular de ovnis.

«Esos documentales de suspense de los años 70 siempre prometían la respuesta a algún gran misterio, que podía ser los ovnis, Bigfoot, o el monstruo de Loch Ness», dijo Thomas. «Eran baratos, pero divertidos, especialmente si eras un adolescente».

Basado en la novela de Thomas de 2004 del mismo nombre, «The Top Secret UFO Project» relata acontecimientos relacionados con los ovnis experimentados en Jasper, una pequeña aldea al Sur de Denver, Colorado. Según la película, el pueblo se enfrenta a un acontecimiento inusual en el verano de 1956. Después que un granjero viera una nave espacial volar sobre su casa, los científicos llegaron a Jasper para investigar, los reporteros llegaron en busca de historias, y los oficiales del gobierno se presentaron para ocultar el secreto al mundo.

Thomas interpreta a un cineasta de documentales que, en 2003, descubre (por accidente) algunas películas altamente secretas del gobierno referente al incidente de 1956 en Jasper. Esto le inspiró a hacer un documental sobre la historia del ovni de Jasper, y a descubrir la verdad detrás de lo que realmente sucedió ese verano misterioso en Colorado.

«The Legend of Boggy Creek» puso Fouke en el mapa, y la ciudad lo lleva en el corazón. Hay camisetas del monstruo y muñecas rellenas a la venta y una festividad anual llamada «Monster days» para celebrar los avistamientos de la criatura misteriosa. En «The Top Secret UFO Project», la ciudad de Jasper se aprovecha de su propia leyenda mita verdad mitad broma, con los negocios locales trabajando temas de ovnis en su comercialización y festividades anuales que honran el extraño encuentro.

En 1972, Charles B. Pierce hizo «The Legend of Boggy Creek» con una cámara fotográfica de 16mm prestada, un puñado de estudiantes de secundaria, y algunos actores locales. Él estrenó la película en Texarkana, y su popularidad instantánea lo llevó a distribuirla por todo el país y a ganar $22 millones.

«Mi película es un tributo a Charles B. Pierce y gente como él», dijo Thomas. «Vi «The Legend of Boggy Creek» s los 15 años en un cine lleno de adolescentes y todos gritaban, especialmente las muchachas».

Thomas visitó Fouke al año siguiente, divertido por todos los artículos de noticias sobre avistamientos del monstruo fijados al tablón de anuncios de la gasolinera local. El dueño de la estación dijo al padre de Thomas, en un tono muy serio, que habían visto al monstruo la semana anterior cerca de la iglesia de la ciudad.

¿Pero Thomas cree en el monstruo de Fouke o en los ovnis? «Oh, no. Pero a todos les gusta el misterio», dijo Thomas. «Cada ciudad desea su propia leyenda».

http://www.pressbox.co.uk/detailed/Entertainment/Boggy_Creek_Monster_Film_Inspiration_for_UFO_Mockrumentary_84733.html

Se puede ver un video promocional en esta dirección

http://video.google.es/videoplay?docid=5417917063843471318&q=%22The+Top+Secret+UFO+Project%22

Críptidos de verdad

Una bola gelatinosa misteriosa ha desconcertado y fascinado a los investigadores después que el fotógrafo submarino Rudolf Svensen la fotografió mientras buceaba en la boca del fiordo Matre en Hordaland, Noruega occidental.

El 1 de octubre Rudolf y su hermano Erling estaban buceando cuando él vio el extraño objeto.

«Era de unos 50-70 centímetros (19.5-27.5 pulgadas) de diámetro y parecía una enorme pelota de playa. Era transparente pero tenía una especie de cuerda gruesa, roja en el centro. Era un pedacito de ciencia-ficción», contó Svensen al web site del periódico Bergens Tidende.

Los Svensens contactaron al profesor asociado Torleiv Brattegard de la universidad de Bergen, y fueron notificados otros expertos para intentar solucionar el misterio.

Brattegard se convenció que el objeto era orgánico, y posiblemente una especie desconocida en Noruega.

«Puede ser un animal, los restos de algas, algo que ha estado vivo, o una acumulación misteriosa de microorganismos», fueron algunas de las teorías iniciales de Brattegard.

El viernes Brattegard dijo a NRK (radiodifusora de Noruega) que el misterio pudo haber sido solucionado.

Su colega Arne Fjellheim, que trabaja en el Museo Stavanger, dijo a Brattegard que el organismo se asemeja a una fotografía de Nueva Zelandia que él había visto. Un profesor experto en zoología y calamares de Nueva Zelandia lo corroboró por email -la peculiar bola gelatinosa era un gran saco de huevos de calamar.

«El saco gelatinoso contiene varios huevos fertilizados. Esto no es común verlo, porque los calamares son algunos de los animales más inaccesibles que se conocen», dijo Fjellheim a iBergen.no.

Fjellheim dijo a Aftenposten.no que los calamares se encuentran en tales números a lo largo de la costa noruega que son capturados comercialmente, y utilizados sobre todo como cebo. A pesar de esto, se sabe extremadamente poco sobre su biología.

http://www.aftenposten.no/english/local/article1511398.ece

Vampiros (Primera parte)

VAMPIROS

Las leyendas de vampirismo, como las de licantropía, se fundan en temores ancestrales y en pocos hechos concretos. Esos temores comprenden el miedo patológico a ser enterrado vivo o el miedo a que los suicidas, que por este hecho fueron excomulgados y enterrados sin los ritos de rigor, regresen de su tumba.

Las tradiciones sobre los vampiros varían de región en región y, en ocasiones, se confunden con las leyendas de los hombres-lobo. Al igual que éstos, los vampiros tienen el poder de metamorfosearse, siendo capaces de transformarse en animales. Originalmente se transformaban en búhos, gatos, perros y principalmente lobos. En muchos cuentos, los vampiros, no sólo se transforman en lobos sino que dirigen manadas de estos animales, tal como en el caso del conde Drácula que tuvo una manada de lobos a su mando.

Para algunos, los vampiros son muertos a los que se les ha introducido un espíritu maligno. Poseen poderes hipnóticos y son capaces de poner a su víctima en trance, como si durmiera. Para otros, se trata de espectros de excomulgados que se aparecen en la noche. Para sustentarse necesitan alimentarse del más vital de los líquidos: la sangre.

Para librarse de la funesta influencia de los vampiros, el único método eficaz es desenterrar el cuerpo del espectro, hundirle una estaca en el corazón, y quemar los restos ensangrentados del cadáver hasta reducirlos a cenizas, después de haber recitado sobre él algunas oraciones.

Parece ser que la palabra «vampiro» es de origen húngaro (vampir) y que se incorporó a la lengua inglesa en 1743.

En toda Europa central existen tradiciones sobre los vampiros. En Polonia se les llama «Upiros». Los griegos los conocen como «Brucolacos» o «Vroucolaques». León Allatius escribía en el siglo XVI sobre estos monstruos asegurando que si un brucolaco llama a una persona y ésta contesta, muere al cabo de algunos días. Paul Ricaut, que viajó por Levante en el siglo XVII, añade que los turcos temen tanto como los griegos a los brucolacos. Los rumanos hablan de los muertos que abandonan su tumba para chupar sangre y los designan con los nombres de «Strigoiu» y «Moroiu». Los romanos los llamaban «Striges» y los describían como unas aves nocturnas que robaban niños y les chupaban la sangre. Más tarde se dio este nombre a las brujas que, durante la noche, hacían uso de sus maleficios. Estas Striges son las mismas «Empusas» de los griegos.

Petronio (siglo I) en El Satiricón pone las siguientes palabras en boca de Trimalción:

«En el tiempo en que todavía tenía pelo largo, pues desde niño llevé vida de sibarita, se murió el favorito de mi amo, por Hércules, una alhaja de chiquillo, perfecto en todo. Estaba su pobre madre llorándolo, y todos nosotros con ella acompañándola en su duelo, cuando de pronto, las estriges se pusieron a aullar de manera inimaginable; hubiérase dicho que se trataba de un perro persiguiendo a una libre. A la sazón vivía con nosotros un tipo de Capadocia, grandote, de muchas agallas que no tenía miedo a nada ni a nadie y que tenía fuerza para levantar en vilo a un buey enfurecido. Nuestro hombre desenvainó la espada al oír los aullidos y, después de liarse el manto al brazo izquierdo, salió como un rayo y atravesó a la primera bruja que halló al paso, como por aquí (salva me sea esta parte). Oímos un gemido angustioso; pero, si he de decir verdad, a las estriges no las vimos. Nuestro mozo volvió a la habitación y se dejó caer sobre un lecho. Tenía todo su cuerpo amoratado, como si le hubiesen apaleado, y era que le había tocado la mano maléfica. Nosotros cerramos bien la puerta y volvimos nuevamente a nuestra triste misión; pero, cuando la madre, en un transporte de dolor, fue a abrazar el cuerpo de su hijo, sólo halló un muñeco relleno de paja. No tenía corazón, ni entrañas, ni nada. Las brujas habían robado a la pobre criatura y habían puesto en su lugar aquel monigote de paja. Por favor, debéis creerme, hay mujeres sabihondas, hay hechiceras nocturnas, que ponen boca abajo lo que está boca arriba. En cuanto a nuestro capadocio, después de este suceso nunca más recobró su color normal; es más, poco después moría como un loco furioso»[1].

Fuera de Europa existen tradiciones vampirescas, como la de las brujas mexicanas que se «chupan a los niños». Del otro lado del mundo, los habitantes de la pequeña isla de Cagayan Sulu, en el archipiélago de las Filipinas, hablan de los berbalangos[2]. También en la literatura árabe encontramos vampiros llamados Golos, Gul, Algol o Lamias. En Las mil y una noches[3] (episodio correspondiente a la noche 538) se cuenta cómo un algol con apariencia de carnero blanco, trata de devorar a la hermosa Dalal. La desdichada invoca a una santa musulmana, quien envía en su ayuda a una genio, que acepta salvarla a cambio de un beso. Esta extraña historia de vampirismo y lesbianismo termina cuando la genio mata al algol de un puntapié en los testículos.

EL MURCIÉLAGO VAMPIRO

Como decíamos más arriba, los vampiros tenían el poder de metamorfosearse en animales. Lo curioso es que no fue sino hasta principios del siglo XX en que se habló de transformaciones a murciélago. La razón era que no fue sino hasta ese entonces cuando algunos centroeuropeos oyeron historias de un mamífero que habitaba las selvas de América. Era un murciélago pequeño y feo, que por las noches se posaba sobre el ganado que dormía, en los borregos o en los hombres, y les chupaba la sangre, y luego se retiraba a las cuevas y lugares oscuros del bosque para descansar y digerir lo comido. La coincidencia con las leyendas era muy buena para dejarla pasar. A ese murciélago se le bautizó como vampiro y las leyendas se ajustaron para que de desde ese entonces en adelante los vampiros se transformaran en murciélago-vampiro.

Los murciélagos-vampiro son mamíferos del orden quiróptero, familias desmodóntidos y filostomáticos. Los verdaderos vampiros pertenecen a la primera familia. Son murciélagos de pequeña talla, sin cola, que viven exclusivamente en América. Están provistos de un par de incisivos que utilizan para practicar pequeños cortes sin producir dolor. Lamen la sangre de la herida (no la succionan por los colmillos como dice la leyenda) y pueden transmitir gérmenes patógenos. Comprenden algunas especies de los géneros Desmodus y Diphylla. El más común es el Desmodus rotundus, de 7 centímetros de longitud, que vive desde México hasta Argentina.

Impropiamente, también se denomina vampiros a otras especies de la familia de los filostomátidos, como el «vampiro espectro» (Vampyrus spectrum) y el «vampiro de hierro (Phyllostomus hastatus), de gran tamaño, aspecto repulsivo y alimentación frugívora, distribuidos por América del Sur.

La costumbre de alimentarse con sangre no es exclusiva de los vampiros. El doctor Hans Banziger, entomólogo suizo que trabajó en Malasia, descubrió una mariposa nocturna que pica la piel y chupa la sangre. Es la Calyptra eustriga que se alimenta con la sangre de búfalos, ciervos, tapires y antílopes que habitan Malasia[4]. Finalmente están las pulgas, piojos, mosquitos, jejenes y otros animales que se alimentan de sangre.

LOS VAMPIROS EN LA LITERATURA

Además de las referencias del Satiricón y Las mil y una noches, existen varias alusiones a los vampiros en diversas obras. Varios autores les han dedicado algunas páginas.

William de Newburgh en su «Historia Rerum Anglicarum» nos cuenta que en 1196, durante el reinado de Ricardo I, apareció un vampiro en el condado de Buckingham:

«Un cierto hombre que murió de muerte natural, estuvo bajo el cuidado de su esposa y recibió las atenciones de su entierro en la víspera del día de la Ascensión»[5].

El vampiro estuvo atormentando a su esposa tratándole de morder el cuello.

«Habiendo sido rechazado por su esposa, procedió de la misma manea para molestar a sus hermanos que vivían en el mismo pueblo».

Tampoco esta ocasión tuvo suerte. Sus hermanos lo corrieron a palos. San Hugo, obispo de Lincoln, al enterarse de los sucesos escribió una cédula de absolución, misma que le envió al archidiácono Stephen, ordenándole colocarla sobre el pecho del difunto. Hecho esto, el vampiro no volvió a aparecer.

Dos años después, en 1198, ocurrió un hecho similar en el pueblo de Berwick a orillas del río Tweed, en el extremo Norte de Inglaterra. Un hombre que en vida había sido tan malvado como rico se había convertido en vampiro. Atacó a varias mujeres antes de que su cuerpo fuera exhumado, cortado en pedazos y quemado.

La epidemia de peste que azotó al pueblo fue atribuida a la destrucción del vampiro quien así se vengaba de sus enemigos.

Los brotes de peste, crímenes en masa no resueltos y otros sucesos similares, eran a menudo atribuidos a una invasión de vampiros.

Dom Agustín Calmet, benedictino del siglo de las luces que murió en 1757, que era un conocido comentarista de las Sagradas Escrituras, publicó en 1734, en Leipzig, un «Tratado sobre la mordedura y absorción de sangre de los muertos de las tumbas», al que le siguió su «Traité sur les apparitions des spirits et sur les vampires» y «Vampires de la Hongrie et de ses alentours» y la «Dissertation sur les apparitions des esprits et sur les vampires et revenants», publicado en dos volúmenes en 1746.[6].

Unos cuarenta años antes, en 1706 Karl F. von Schertz publicó «Magia Póstuma», en Olmütz. «De masticatione mortuorum in tumulis» (Sobre los muertos que comen en sus tumbas) se debe a la pluma de Miguel Raufft (siglo XVIII).

«Los vampiros «“escribía en 1733 John Heinrich Zopftsalen de sus tumbas de noche, atacan a las personas que duermen tranquilamente en sus lechos, les chupan la sangre y los destruyen».

Otras obras famosas sobre vampiros son la novela de Sheridan Le Fanu, «Carmilla» y las novelas por entregas de Thomas Preskett Prest, «El valle de los vampiros» y principalmente el bestseller «Varney el vampiro o festín de sangre» (868 páginas llenas de truculencias), publicada en 1847.

BRAM STOKER

Ese año de 1847 es muy importante dentro de la historia de los vampiros, pues no solo se publicó la novela de Prest, sino que fue el año del nacimiento del escritor irlandés Bram Stoker, a quien se debe la mayor divulgación de la leyenda de los vampiros a través de su novela «Drácula».

El origen de la novela fue la amistad entre Stoker y el profesor húngaro Arminius Vambery, de la Universidad de Budapest. Vambery contó a Stoker todo cuanto sabía sobre las leyendas de los vampiros que abundan en los Balcanes. Le contó también sobre el príncipe Vlad Tepes apodado «Draculya» que había vivido en el siglo XV en Transilvania. Este Tepes fue tan famoso por su crueldad que casi todas las historias de vampiros surgieron a partir de él.

Los relatos que le contara Vambery hicieron que Stoker se interesara cada vez más en la historia, folklore, geografía y supersticiones de Transilvania. Se convirtió en un asiduo visitante del Museo Británico en busca de mayor información.

Stoker estaba tan empapado de las leyendas y tradiciones válacas que una noche, después de haber comido mucho, tuvo una terrible pesadilla producto de una mala digestión. En esa pesadilla se reproducían los aspectos generales de lo que más tarde sería la novela. Al despertar sólo tuvo que ordenar sus pensamientos para escribir el clásico y escalofriante libro de Drácula.

El más famoso de los relatos de vampiros fue publicado en 1897. Su autor murió en 1922. De acuerdo con la leyenda, la última palabra que Stoker pronunció fue «Strigoiu», vampiro en rumano.

EL DRÁCULA HISTÓRICO

Perdido en el corazón de los cárpatos rumanos, el castillo del conde Drácula, en Transilvania, sobre el valle del río Argo, a 160 kilómetros de Bucares, despierta temores y aviva las supersticiones. Allí, en la ciudad de Sighisoara (Scassburg) nació en 1431, Vlad Tepes, segundo hijo de Vlad II «Dracul» (dragón), rey de Valaquia desde 1436, luego de liderar una violenta revuelta[7].

La madre de Vlad Tepes fue la hija del rey de Moldova. Vlad II debía pagar tributo tanto a cristianos como a musulmanes. Por un lado estaba el rey de Hungría, Ladislas Posthumus, y el voivoda de Transilvania (Juan Hunyadi), y por el otro el sultán Murad II. En 1442 los trucos invadieron Transilvania y Vlad II permaneció neutral. Al termino de la guerra los húngaros lo acusaron de traición y lo expulsaron de Valaquia. Vlad II pidió apoyo a los turcos para recuperar su territorio. Luego de ser reinstalado tuvo que pagar un alto precio: debía enviar diversos contingentes de jóvenes para que pasaran a formar parte de las tropas de jenízaros de Murad II, y entregar como rehenes a sus dos hijos: Vlad y Radu Tepes. Fue así como su padre lo entregó a los turcos como tributo, y fueron ellos quienes enseñaron al niño todas las técnicas de la tortura[8].

En 1444 Ladislas decide reunir todas sus fuerzas para expulsar a los turcos de Europa. Le ordena a Vlad II que prepare sus ejércitos. Como sus hijos aún se encontraban en Adrianópolis, en poder de los musulmanes, Vlad II envía a su primogénito Mircea Tepes, mientras él permanece en su castillo. La empresa resulta en fracaso y Hunyadi acusa a Vlad y Mircea de los resultados. Los boyardos (nobles rumanos) derrocan a Vlad y lo ejecutan junto a su hijo Mircea. Sube al trono el voivoda Vadislao II, apoyado por Hunyadi. Los musulmanes quisieron imponer a Vlad Tepes «Draculea» o «Draculya» (hijo de Drácula o hijo del Dragón), apoyándolo para que recuperara el trono; pero Draculya huyó y se dirigió a Hungría para pedirle ayuda al rey Ladislas. Mientras tanto, Vadislao II, comienza a tener una política de acercamiento a los turcos, por lo que Ladislas apoya a Draculya para que recupere el trono de su padre. A la muerte de Hunyadi, durante la batalla de Belgrado, en 1456, Draculya, que entonces tiene 25 años, llega finalmente al trono de Valaquia.

Su primer acto público consistió en ofrecer un banquete a los boyardos. Se dice que estando en los postres los mandó empalar para colgarlos después alrededor del castillo de Trigoviste. Con eso evitaba cualquier futura disputa al trono. Desde entonces se le apodó como «El Empalador».

El empalamiento consistía en atravesar los cuerpos de las víctimas en diferentes partes, principalmente el corazón. Lo que también era común era forzar a que las víctimas abrieran las piernas, con la ayuda de caballos, para poder empalarlos. Vlad sentía una morbosa atracción por los moribundos. Atravesaba con una estaca a sus enemigos para torturarlos hasta morir.

Guy de Bechtel y Jean-Claude Carrière escriben sobre este asunto[9]:

«Hizo cortar en trozos a los prisioneros, hervir juntos a madres e hijos… Practicó todas las torturas clásicas de su tiempo: hacer que los caballos tiraran de los miembros de las víctimas, cremarlas, privarlas de agua, poner sal en sus heridas, arrancarles las uñas…»

Hubo varios levantamientos en contra del tirano. Uno de ellos fue dirigido por Dan III (Dan-Ciul), pero el mismo Draculya lo decapitó y la aldea de Almas, que había sido el refugio de Dan, fue borrada del mapa y todos sus habitantes empalados.

En una ocasión, cuando varios embajadores turcos lo visitaron y se negaron a quitarse el turbante como señal de respeto; Draculya ordenó a sus soldados que clavaran los sombreros en las cabezas de los turcos para que jamás se los pudieran quitar.

Trató de reunir a todos los gitanos que vivían en sus dominios. Logró capturar a trescientos. Seleccionó a tres y los asó vivos. A los demás les dio a escoger entre comérselos o enrolarse en su ejército.

En otra ocasión invitó a todos los enfermos y pobres de su feudo a un banquete únicamente para prenderle fuego al comedor con ellos en el interior. De esa manera se aseguraba la erradicación total de la pobreza en su reino.

Tal era el terror que su pueblo tenía por Vlad III que una taza de oro que mandó colocar en la plaza central de Tagorviste, nunca fue ni siquiera tacada durante el periodo de su reinado.

Otra anécdota muy parecida cuenta que un vendedor trashumante, conociendo la fama de honestos de los habitantes de Tagorviste, dejó sin descargar su carreta. Al día siguiente descubrió que le faltaban 150 ducados. Rápidamente fue a poner su queja con Draculya. El Empalador le ofreció su castillo para que pasara la noche, mientras se hacían las investigaciones. Mandó anunciar que, en caso de que no aparecieran los 150 ducados arrasaría con todo el pueblo y empalaría a todos sus habitantes.

Por otro lado ordenó a uno de sus sirvientes que colocara 150 ducados en el carro de mercancías. Al día siguiente el vendedor encontró dos bultos con 150 ducados cada uno. Lo informó a Vlad III, quien ya había capturado al ladrón y se disponía a empalarlo. Cuando ya estaba en la estaca, se lo señaló al vendedor y le dijo que de no haber informado sobre la cantidad extra, en ese mismo momento estaría haciéndole compañía al ladrón.

Después de la victoria de Brasov, mandó empalar a docenas de nobles de la ciudad. Luego ordenó un banquete en medio del bosque de empalados. Uno de los boyardos invitados a la comida se tapaba la nariz para no inhalar el repulsivo olor. Vlad III pensó que esa era una delicadeza inadmisible en un militar, por lo que ordenó se le empalara en una estaca más alta, donde no llegaran los olores.

Se cuenta que a lo largo de seis leguas había constantemente dos hileras de estacas con húngaros, moldavos y válacos. Era el llamado «bosque de los empalados». Draculya acostumbraba comer en medio del «bosque»[10]. Esta escena fue inmortalizada en un grabado alemán del siglo XVI.

EL REINADO DE DRACULYA

Cierta vez que vio en sus campos a uno de sus súbditos que vestía un caftán que le quedaba muy corto, ordenó traer al campesino y a su mujer. A ella le recriminó el no atender bien a su marido; aunque él le dijo que estaba contento con el trabajo de su esposa, Vlad III la mandó empalar mientras le proporcionaba otra mujer, no sin antes aclararle que debía ser más diligente o de lo contrario sufriría la misma suerte que su antecesora.

Vlad Tepes, además de todos sus otros «atributos», era misógino. Empalaba a las mujeres adúlteras, no sin antes amputarles los senos y los genitales. Si las mujeres tenían hijos, éstos acompañaban a sus madres: no quería tener problemas de venganzas en el futuro. Desconozco si tenía algún castigo para los hombres adúlteros. Tal vez porqué él mismo era un adúltero. Tenía una amante en las afueras de Targoviste. No se sabe qué motivo a esta mujer a decirle que esperaba un hijo suyo. Draculya envió a las comadronas para que la revisaran. No encontraron ningún síntoma de embarazo. Entonces el propio Draculya tomó un cuchillo y se lo introdujo desde la vagina hasta la parte superior del pecho para cerciorarse del embarazo. Al no encontrar nada, dejó a la pobre mujer gritando de agonía.

En 1462 un poderoso ejército turco fue testigo de una de las más feroces carnicerías de Draculya. Más de veinte mil súbditos fueron empalados ante sus atónitos ojos. Era su mayor prueba de crueldad y sadismo. En una crónica contemporánea podemos leer:

«El ejército del sultán se encontró con un inmenso campo de estacas, muy largo y muy ancho, en el que podían verse unos veinte mil cuerpos empalados de hombres, mujeres y niños».

Se calcula que Draculya mató a unas cien mil personas durante su reinado de terror[11]. Cuando Matías Corvino, hijo de Hunyadi, subió al trono de Hungría, Vlad solicitó su ayuda para combatir a los turcos. Envió una carta y un paquete. En la carta dirigida a Matías, Vlad III escribe:

«He matado a hombres y mujeres, a viejos y jóvenes, desde Oblucitza y Novoselo, donde el Danubio entra en el mar, hasta Samovit y Ghigen. Hemos matado a 23,884 turcos y búlgaros, sin contar aquellos a los que quemamos en sus casas, o cuyas cabezas no fueron cortadas por nuestros soldados…; 1,350 en Novoselo, 6,840 en Silistria, 343 en Orsova, 840 en Vectrem, 630 en Tutrakan, 210 en Marotim, 6,414 en Giurgiu, 343 en Turnu, 410 en Sistov, 1,138 en Nicópilis, 1,460 en Rahovo…»

En el paquete se encontraban varias cabezas, narices y orejas, de turcos asesinados por sus tropas. Era la prueba de lo que afirmaba.

A la muerte de su esposa, Draculya se casó con la hermana de Corvino. En 1476 su hermano Radu se alió a los turcos para tratar de arrebatarle el trono, pero fue asesinado por los húngaros. Vlad se enfrento al sultán Mehmet II. Dice una crónica de Eslavonia que durante una batalla a las afueras de Bucarest:

«Su ejército había hecho una carnicería con las tropas turcas. Draculya se dirigió al campo de batalla para ver cómo se retorcían de dolor sus enemigos. Alejado de sus hombres y amigos, uno de sus propios soldados lo tomó por un turco y lo hirió con una lanza. Él logró defenderse pero fue rematado por varios de sus soldados».

Al término de la batalla, los turcos recuperaron el cadáver. El sultán ordenó que lo decapitaran. Su cabeza fue llevada a Constantinopla por uno de los turcos victoriosos. El cuerpo ensangrentado de Draculya, destrozado y sin cabeza, fue descubierto por unos monjes del monasterio de Snagov, una isla cercana a Bucarest, y secretamente enterrado en la cripta frente al altar de la iglesia principal. Estos cuidados se debían a que, paradójicamente, este monstruo sádico y engendro de crueldad era profundamente religioso y había mandado construir muchas iglesias y monasterios, entre otros el de Tismania y el de Snagov.

Los campesinos que lo odiaban, y que lo consideraban como el dios-vampiro de las viejas leyendas magiares, acudieron a su tumba para vengarse en los restos de todas las crueldades recibidas. Exhumaron el cuerpo de Draculya y al igual que él siguieron su costumbre y lo empalaron: le clavaron una estaca en el corazón (curiosa manera de decir «ojo por ojo…»). Sus restos fueron quemados y su cenizas arrojadas al pantano. De aquí es de donde parten los ritos para destruir a los vampiros.


[1] Petronio, Satiricón, Editorial Origen, S. A. y Editorial OMGSA, S. A., Colección Historia Universal de la Literatura, No. 47, México, 1984.[2] Arteaga Federico, Los vampiros reales de Filipinas, Duda, No. 565, México, 28 de abril de 1982, Págs. 2-4.

[3] Anónimo, Las mil y una noches, Editorial Porrúa, S. A., Colección Sepan Cuantos, No. 136, México, 1971.

[4] Banziger Hans, Nocturnal vampire-butterfly, Journal of Edmonton, Canada, 13 de diciembre de 1968.

[5] 29 de mayo.

[6] Citado por Keller Werner, Ayer era milagro, Editorial Bruguera, S. A., Barcelona, 1974.

[7] Vignati Alejandro, Drácula: el otro conde, Mundo desconocido, No. 3, Barcelona, agosto de 1976.

[8] Cevallos Edgar, Historia universal de la tortura, Editorial Posada, Colección DUDA, no. 10, México, 1972.

[9] De Bechtel Guy & Carrière Jean-Claude, Le livre des Bizarres, Robert Laffont, paris, 1991.

[10] Chávez Peón Luis, ¿Existió realmente Drácula el hombre vampiro?, Duda, No. 288, México, 5 de enero de 1977, Págs. 1-22.

[11] Cevallos Edgar, Vampiros vivos y vampiros muertos, Editorial Posada, Colección Duda, No. 13, México, 1972.