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Las cenicientas

ÉRASE UNA VEZ LAS CIENTOS DE CENICIENTAS

¿Cómo nacen los cuentos? ¿Quién es el autor de esas historias? ¿Cómo se transmiten y llegan a ser del dominio público? ¿Tuvo un origen europeo la Cenicienta? Muchas son las preguntas que nos vienen a la cabeza cuando leemos esta compilación de cuentos provenientes de diversas partes del mundo. Nos damos cuenta que algunas de esas preguntas tienen respuesta, pero otras no. Y seguro que hay muchas más que quedan en la incógnita que las que se esclarecen. Los cuentos de hadas no son cosa de niños. Por lo menos desde la óptica que presentamos. Tal vez nos sirvan para hacer dormir a los críos, pero a nosotros nos generan insomnio. ¿Cómo es posible que en diferentes partes del mundo se guarden tradiciones muy similares? ¿Alguna vez podremos rastrear el origen de estas leyendas que se mezclan con tradiciones y con relatos de índole religiosa? ¿Quién copió a quién? ¿Quién trató de vernos la cara contándonos un cuento chino? ¿Son los cuentos chinos simples mentiras? Comencemos este relato justo con algunos cuentos chinos. Escritos hace siglos, algunas de estas fábulas muestran una curiosa coincidencia con otros relatos más cercanos a nuestra cultura judeocristiana. Veamos entonces algunos ejemplos. UN JUICIO EN UNA DISPUTA (Tomado del Fengshut’ung)

En Linhuai, un comerciante en sedas transportaba una pieza de seda impermeable a la ciudad para su venta. Sucedió entonces que vino una súbita tormenta y la extendió sobre su cabeza para protegerse de la lluvia y otro hombre que transitaba con él corrió también a buscar amparo bajo la misma. Cuando la lluvia cesó, ambos dijeron que la pieza de seda les pertenecía. El Ministro Hsüe Hsüan dijo: «Esta pieza de seda impermeable vale solamente un ciento en efectivo. ¿Por qué pelear por ella?» E hizo cortar la misma en dos pedazos que entregó a cada uno de los litigantes. Continuó observándolos y vio que el verdadero dueño continuaba protestando por haberlo perjudicado el fallo, mientras que el otro parecía bien satisfecho. Y así supo a quien en verdad correspondía la seda, y pudo aplicar al otro el castigo que merecía.

¿Algún deja vu? En efecto se trata de un relato con un tema similar al del juicio de Salomón, pero acá no me refiero a un antecedente de aquella historia bíblica. Por una parte, ni tengo los conocimientos ni la capacidad para poder analizar los orígenes de las religiones judía y cristiana. Por la otra, el Fengshut’ung es muy posterior a la historia bíblica. Fue escrito por Yin Shao en el siglo II de nuestra era. La historia «Un juicio en una disputa» no la podemos leer en las copias que se conservan del Fengshut’ung (10 volúmenes). Sin embargo se sabe que pertenecía a esa obra porque Ma Tsung’s de la dinastía T’ang la menciona en su Yilin (hacia el 600 de nuestra era). También se sabe que el Fengshut’ung constaba, por lo menos, de 31 volúmenes. En el mismo Fengshut’ung hay otro cuento mucho más parecido a la historia de Salomón que se titula… EL JUICIO ENTRE DOS MADRES

En Yingch’uan había dos hermanos que vivían en la misma casa y dos cuñadas que esperaban dar a luz. La mayor de las mujeres tuvo un aborto que no comunicó a nadie. Cuando ambas mujeres se hallaban confinadas y la menor de las mujeres dio a luz un niño, la mayor robó la criatura durante la noche y durante tres años no hubo forma de zanjar la disputa. Cuando se presentó el caso al Ministro Huang Pa, éste ordenó que el niño fuera colocado a diez pasos de las dos madres. Cuando se dio la señal, ambas corrieron hacia él y parecía que le iban a despedazar disputándoselo. La criatura lloraba desesperadamente, y su madre, temiendo que se lastimara, lo soltó. La mayor de las mujeres se manifestó muy contenta, mientras que la menor se mostraba muy apenada. Entonces Huang Pa declaró: «El niño pertenece a la más joven de las mujeres». Acusó luego a la mayor de ellas y se la encontró culpable.

Impresionante ¿no es cierto? Pasemos ahora al cuento por antonomasia: el cuento de la Cenicienta. En esta ocasión me interesa la que al parecer es la primera versión de ese cuento clásico. Tal vez muchos se sorprendan de saber que existen cerca de 200 versiones de esta historia. Incluso hay una versión mexicana. La mayoría son anteriores a las versiones europeas. Espero que te guste este cuento titulado: LA CENICIENTA CHINA

Había una vez, antes de la época de Chín (222-206 antes de nuestra era, nota de LRN) y de Han, un jefe de una caverna de la montaña a quien los nativos llamaban el Jefe de la Caverna Wu. Desposó a dos mujeres, una de las cuales murió dándole una tierna hijita llamada Yeh Hsien. La niña era muy inteligente, como también muy hábil para trabajar el oro, y su padre la quería muchísimo, pero cuando falleció fue maltratada por su madre y a menudo forzada a cortar leña y enviada a lugares peligrosos para sacar agua de pozos profundos. Cierto día, Yeh Hsien cogió un pez de más de dos manos de largo con aletas rojas y ojos dorados y lo llevó a su casa y lo colocó en una vasija con agua. Cada día crecía más hasta que finalmente no cabía más en la vasija y entonces lo colocó en una fuente que había en la parte trasera de la casa. Yeh Hsien solía alimentarlo con lo que sobraba de sus magras raciones. Cuando se acercaba a la fuente, el pez subía a la superficie y apoyaba su cabeza en el borde, pero si algún otro se acercaba entonces se sumergía y no volvía a aparecer. Este curioso comportamiento fue observado por la madrastra, quien esperó que el pez subiera sin que éste lo hiciera en ningún momento. Un día valiéndose de una triquiñuela dijo a la niña: «¿No estás cansada de trabajar? Te compraré un nuevo vestido». Entonces hizo que Yeh Hsien se desvistiera y la envió a una distancia de muchos li para sacar agua de otro pozo. Se puso entonces la madre las ropas de Yeh Hsien y escondiendo un agudo cuchillo en su manga fue derecho a la fuente y llamó al pez. Cuando el pez asomó su cabeza fuera del agua lo mató. El pez tenía en ese entonces diez pies de largo y cuando fue cocinado tenía un sabor mucho mejor que cualquier otro pez. Y la madre enterró sus huesos en un estercolero. Al día siguiente, Yeh Hsien volvió y cuando se acercó a la fuente, encontró que el pez había desaparecido. Corrió entonces al bosque para llorar su desdicha, cuando un hombre con sus cabellos despeinados y sus ropas rotosas descendió del cielo, y la confortó diciéndole: «No llores. Tu madre ha matado el pez, y sus huesos se hallan enterrados en el estercolero. Vete a casa, lleva los huesos a tu habitación y escóndelos. Cualquier cosa que desees, ruega por ella, y tu deseo será concedido». Yeh Hsien siguió su concejo y no tardó mucho tiempo en que tuviera joyas de oro y telas tan hermosas que hubieran deleitado el corazón de cualquier doncella. La noche de la fiesta en la caverna se ordenó a Yeh Hsien que se quedara en la casa para vigilar el huerto con los frutales. Cuando la abandonada niña vio que su madre se hallaba a larga distancia se vistió con una túnica de seda verde y la siguió a la caverna. Su hermana, que la había reconocido, se volvió hacia su madre diciéndole: «¿No es esa niña extrañamente parecida a mi hermana mayor?» La madre también pareció reconocerla. Cuando Yeh Hsien se dio cuenta de sus miradas se alejó corriendo pero en su apuro dejó caer una de sus sandalias, que cayó en manos de la gente de la caverna. Cuando la madre volvió al hogar, encontró a su hija durmiendo con sus brazos alrededor de un árbol. Así que desechó los pensamientos que había tenido (acerca de la identidad de la dama tan finamente ataviada). Cerca de las cavernas había un pequeño reino en una isla llamado T»™o Huan. Por medio de su fuerte ejército gobernaba a una docena de islas, y sus aguas territoriales cubrían varios li. Y fue por eso que el pueblo de las cavernas vendió la sandalia al reino de T»™o Huan, donde consiguió llegar a ser vista por el rey. Hizo entonces el rey que las mujeres de su casa se la probaran pero era una pulgada más corta aun para la que poseía los pies más pequeños. Hizo entonces que todas las mujeres del reino se la probaran, pero ninguna pudo calzarla. Sospechó entonces el rey que los hombres de las cavernas hubieran obtenido la sandalia de fuentes dudosas y los encarceló y torturó. Pero esas almas infortunadas no pudieron decir de dónde provenía la sandalia. Finalmente, fue colocada en el camino y se enviaron correos a todas las casas para que arrestaran a cualquiera que tuviera la otra sandalia. Y el rey se encontraba muy asombrado. Se revisó la casa y se encontró a Yeh Hsien. Se hizo que se probara la sandalia y se encontró que las mismas calzaban perfectamente. Apareció entonces ella con las sandalias puestas y su túnica de seda verde, resplandeciente como una diosa. Se comunicó el hallazgo al rey, quien hizo traer a Yeh Hsien a su hogar en la isla, conjuntamente con los huesos del pez. Después que Yeh Hsien hubo dejado la caverna, la madre y hermanas fueron muertas por piedras que les fueron arrojadas. El pueblo de las cavernas se compadeció de ellas y las enterraron en un pozo y erigieron una tumba con una inscripción que decía: «La tumba de la mujer arrepentida». El pueblo de las cavernas las adoró entonces como diosas que procuran el matrimonio y cuando les solicitaban un favor de esa naturaleza, les era siempre concedido. El rey volvió a la corte e hizo de Yeh Hsien su primera esposa. Pero durante el primer año de matrimonio pidió a los huesos de pez tanto oro, jade y joyas que éstos se negaron a suministrar. Llevó entonces los huesos y los enterró junto al mar con cien sacos llenos de perlas con bordes de oro. Cuando sus soldados se rebelaron contra él, fue al lugar pero las mareas los habían llevado y nunca se volvieron a encontrar hasta el día de hoy. Esta historia me fue contada por un viejo sirviente de mi familia, Li Shingyün. Proviene del pueblo de las cavernas de Yungchiow y recuerda muchas extrañas historias del Sud.

UNA CENICIENTA EGIPCIA Aquí tenemos otra versión de este cuento de hadas. Esta ambientado en el antiguo Egipto y tiene un toque adicional que la hace singular. Este punto lo trataré más adelante. Mientras tanto disfruten de la historia de Rhodopis.

Hace mucho tiempo en la tierra de Egipto donde las aguas verdes del río Nilo fluyen hacia las aguas azules del Mediterráneo, vivía una niña llamada Rhodopis, que significa «mejillas atractivas». Ella había nacido en Grecia pero fue raptada por los piratas y llevada a Egipto, donde fue vendida como esclava. Su amo resultó ser un buen anciano que pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo bajo la sombra de una higuera. Debido a esto nunca vio como las otras muchachas de la casa, todas ellas sirvientas, la maltrataban y se reían de ella. Se burlaban de Rhodopis porque su aspecto era diferente. Su cabello era como el oro y ondulaba con el viento, y los de ellas era negro, lacio y rígido. Sus ojos eran verdes y los de las criadas, marrones. Su piel era el resplandor del cobre, pero Rhodopis tenía la piel pálida y se quemaba fácilmente con el sol por lo que le decían Rhodopis la rosada. Se aseguraron que ella hiciera todo el trabajo, como lavar la ropa, escardar el jardín, y hacer el alimento para ellas. La hacían trabajar duro gritándole todo el día, «Ve al río y lava la ropa», «remienda mi traje», «aleja los gansos del jardín», «hornea el pan». Ahora Rhodopis no tenía ningún amigo, sólo los animales. Ella había entrenado a los pájaros para comer de su mano, y a un mono para sentarse en su hombro. El viejo hipopótamo salía del banco de fango para estar cerca de ella. Al final del día si no estuviera tan cansada iría al río para estar con sus amigos los animales y si le quedara algo de energía bailaría y cantaría para ellos. Una tarde cuando ella estaba bailando, girando más ligera que el aire, con sus pies desnudos tocando la tierra, el anciano se despertó y la observó mientras danzaba. Admiró su baile y pensó que alguien con tal talento no debería estar sin zapatos. Dijo para sus adentros: «Â¡No hay diosa más reservada!». Y añadió: «Tal regalo merece una recompensa». Ordenó que le confeccionaran un par de sandalias especiales. Las zapatillas fueron doradas con oro de tonalidades rosa y rojizo, y las suelas eran de cuero. Cuando las sirvientas vieron las sandalias de Rhodopis se pusieron muy celosas. Ahora las sirvientas le querían menos porque estaban celosas de sus hermosas sandalias. Llegó la noticia de que el faraón iba a reunir a su corte en Memphis y todo el reino fue invitado. Habría música, baile y mucha comida. Oh cuanto ansiaba Rhodopis poder ir con las otras esclavas. Ella sabía que podría bailar, cantar y comer alimentos maravillosos. «Lo siento, Rhodopis. Tu no puedes ir», dijo Kipa. «Tienes que lavar el lino, moler el grano y escardar el jardín». Mientras las sirvientas se preparaban con sus ropas más finas le dieron a Rhodopis más tareas por hacer antes de que regresaran. Así que al día siguiente se dirigieron a la corte. Kipa usaba un collar de cuentas azules, la segunda tenía brazaletes coloridos, y la tercera vestía un ceñidor de colores. Subieron a la balsa y dejaron a Rhodopis triste en el banco de arena. Mientras lavaba las ropas en el río comenzó a cantar una triste canción «lava el lino, escarda el jardín, muele el grano». Pero el hipopótamo se empezó a aburrir ya que ella cantaba la misma canción una y otra vez. El hipopótamo cansado de esta canción salió del río y salpicó las sandalias de Rhodopis. Ella las limpió y las colocó al sol para secarse. A medida que ella continuaba con sus tareas el cielo se oscureció y al mirar hacia arriba vio un halcón que volando hacia la tierra, tomó una de sus sandalias y luego se alejó. Ella comenzó a llorar. Rhodopis estaba temerosa porque sabía que era el dios Horus quien había tomado su sandalia. Rhodopis ahora tenía una sola zapatilla y la guardó en su túnica. El faraón, Amasis, faraón del alto y bajo Egipto estaba sentado en su trono observando la gente sintiéndose muy aburrido. Él prefería estar montado en su carroza cruzando el desierto. Repentinamente el halcón llegó con el faraón, dejó caer la zapatilla dorada en su regazo, y como era brillante el faraón pensó que era un fragmento de sol. Entonces se dio cuenta de que era un regalo y dijo «Todos los dioses y diosas nos dan algo a los faraones, así que ahora sabremos quién es la esposa perfecta para mí». Sorprendido, pero sabiendo que esto era una señal del dios Horus emitió un decreto que decía que todas las doncellas de Egipto debían intentar calzarse la sandalia, y la dueña de la misma sería su reina. Al momento en que llegaron las sirvientas la fiesta ya había terminado y el faraón se había ido en su carroza en busca de la dueña de la sandalia dorada. El faraón había ordenado que se buscara a quienquiera que pudiera calzar la sandalia. Muchas doncellas trataron de calzarse la zapatilla pero ningún pie cabía en ella. Después de buscar en tierra y no encontrar a su dueña, el faraón ordenó que se buscara por todo el Nilo. Pidió su barco y comenzó a navegar por el río, recalando en cada tierra para que las doncellas se pudieran probar la sandalia. Finalmente encontró una pequeña casita mientras el barco rodeaba la curva delante del hogar de Rhodopis. Todos oían los sonidos del gong y las trompetas y veían las velas de seda púrpura. Las sirvientas de inmediato fueron hacia el barco para tratar de ponerse la sandalia, mientras que Rhodopis permanecía oculta. Cuando las sirvientas vieron la sandalia la reconocieron como la zapatilla de Rhodopis pero no dijeron nada y aún así intentaron calzársela. Ninguno de sus pies cabía en la pequeña zapatilla. El faraón observó que Rhodopis se ocultaba tras los arbustos y le pidió que se calzara la sandalia. Ella metió su pie dentro de la zapatilla y le calzó perfectamente. Luego sacó la otra de entre su túnica. El faraón declaró que ella sería su reina. Las sirvientas gritaron que ella era esclava y que ni siquiera era egipcia. El faraón respondió «Ella es la más egipcia de todas… sus ojos son verdes como el Nilo, su piel es tan suave como el papiro, y su color es el rosa de la flor de loto».

LA HISTORIA DETRÁS DE LA FANTASÍA Los historiadores y estudiosos de leyendas antiguas no se han puesto de acuerdo. Algunos creen que la historia de la cenicienta se originó en Persia y de ahí pasó a Egipto. Luego los griegos y los romanos la llevaron a Europa y de ahí se difundió por todo el continente. No conozco la versión persa de este cuento, pero sé que la egipcia fue registrada por primera vez en el Siglo I antes de nuestra era por el historiador romano Strabo. Esta versión se basa en hechos y en ficción. Los hechos: realmente existió una muchacha griega llamada Nitocris que se casó con el faraón Amasis (XXVI dinastía, 570 a 536 antes de nuestra era). Un compañero de Strabo, el esclavo Aesop, le contó muchas historias, entre ellas la de Nitocris. En la versión original la sandalia no es de oro sino de color rosa. De la reina Nitocris no existen rastros arqueológicos, aunque sí figura en la lista de monarcas del Imperio Antiguo. Hay referencias de los historiadores Manetho y Herodoto a su «cutis claro y sus sonrosadas mejillas», lo que hace que se le identifique con Rodophis. Herodoto contaba que Amasis fue muerto por sus rivales políticos. En venganza Nitocris los reunió en una sala so pretexto de darles un banquete. Luego mandó inundar la sala matando a los asesinos. Finalmente ella se arrojó al fuego para acompañar a su consorte en el más allá. En este sentido se le ha relacionado con una especie de banshee o espíritu malvado que ronda desnudo la pirámide de Gizeh, seduciendo a los hombres con su belleza para luego asesinarlos. Nos disgusta esta última versión. Nos quedamos con la versión de la cenicienta. Por cierto, el nombre en la mayor parte de las lenguas romances proviene de la palabra «ceniza» y hace referencia a las labores de sirvienta y cocinera: la ceniza que se produce en los fogones de las cocinas. COREA Y SU FLOR DE PERA Esta es la versión coreana. Vemos aspectos que la distinguen de las versiones que hemos incluido más arriba. No obstante se mantienen los puntos esenciales: las malvadas madrastra y la hija de ésta; el «hada madrina», que en este caso es un buey negro; la sandalia perdida; y el príncipe que rescata a cenicienta de su pobre destino.

En la tierra de Corea, donde las criaturas mágicas son tan comunes como las coles, vivió una niña llamada «Flor de pera». Flor de pera era tan encantadora como el peral que fue plantado para celebrar su nacimiento. Una mañana de invierno, cuando las ramas del árbol de pera aún eran palillos pelados, murió la madre de Flor de pera. «Â¡Aigo!» Se lamentó el anciano. «¿Quién atenderá ahora a Flor de pera?» Él se puso su sombrero alto con crines de caballo y fue con la casamentera de la aldea. Ella conocía a una viuda con una hija la misma edad que Flor de pera. «Peony será una buena hermana para Flor de pera», prometió la casamentera. Cuando Omoni y Peony vieron lo hermosa que era Flor de pera, se pusieron celosas de ella. Omoni la hacía trabajar de día y de noche y constantemente le encontraba defectos a su trabajo. Un día hubo un festival en la aldea. «Flor de pera puede ir», dijo Omoni con una voz tan dulce como la azúcar de cebada, «después de que escarde los campos de arroz». Luego le dio a Flor de pera una cesta con nabos marchitos para su almuerzo. «Estoy muy agradecida, honorable madre», dijo Flor de pera. Cuando llegó a los campos, en su consternación Flor de pera dejó caer la canasta. El arrozal onduló ante sus ojos como un gran lago verde. Escardarlo tomará semanas. «¿Quién podría hacer tal tarea?», gritó. «DO-O-O-O» mugió un buey negro que emergió de la larga hierba. El buey comenzó a mascar las malas hierbas, moviéndose entre las filas de arroz más rápidamente que el viento mismo. Antes de que Flor de pera pudiera decir «Ohhh», tanto el buey como las malas hierbas se habían ido. ¡El arrozal completo estaba libre de hierbas sin que ni una sola plantita de arroz hubiese sido pisoteada! Flor de pera ahuecó sus manos sobre la boca y gritó, «Â¡Mil gracias!» mientras el buey galopaba lejos en el horizonte. Flor de pera se apresuró hacia el festival de la aldea. El camino, que seguía una vereda sinuosa, era de ásperos guijarros. Flor de pera se había quitado una de sus sandalias para sacudir una piedrecilla cuando oyó un grito. «Â¡Abran paso! ¡Abran paso al magistrado!». Cuatro porteadores, un palanquín que se bamboleaba en los postes que se recargaban sobre sus hombros, se dirigían hacia ella. En la silla estaba sentado un noble joven vestido en ricos ropajes y usando joyas. Sorprendida, Flor de pera se quedó vacilante en una pierna sosteniendo su sandalia de paja. Sus mejillas se sonrojaron como la pimienta roja, y ella saltó detrás de un sauce que crecía al lado del camino. Al hacer esto, su sandalia cayó al agua y se comenzó a alejar como un barco, fuera de su alcance. «Â¡Alto!» ordenó el magistrado desde su palanquín. Les gritó a sus porteadores, pero Flor de pera pensó que le gritaba a ella. Asustada, huyó por el camino. El magistrado miró fijamente a Flor de pera y se asombró de su belleza. Entonces ordenó a sus hombres sacar la sandalia de la corriente y llevarlo de nuevo a la aldea. En el festival Flor de pera se olvidó de la sandalia que le faltaba. Vio a los acróbatas y a los que caminaban sobre la cuerda floja, hasta que se sintió mareada. Estaba feliz y sacudía los tambores y tocaba la flauta. Repentinamente, oyó que alguien le gritaba. «¿Qué estás haciendo aquí?» le gritó su madrastra. «Estoy aquí porque un buey Negro se comió toda la mala hierba de los arrozales», dijo Flor de pera. «Â¡Un buey negro lo hizo!», Eres una mentirosa… «antes de que pudiera terminar su frase, fue interrumpida por los porteadores del magistrado. «Escuchen esto», gritaban mientras conducían el palanquín entre la muchedumbre, «Â¡Buscamos una muchacha con una sandalia!». «Es Flor de pera!». Peony señaló a su hermana, «ella perdió su sandalia». Los portadores bajaron la silla al lado de Flor de la pera, y el noble señor cargaba la sandalia. «El magistrado ha venido a arrestarte,» chilló la madrastra, «Â¡debes haber cometido algún crimen y ahora lo pagarás!» «Ella debe aceptarme como su esposo», dijo el magistrado con voz dulce, «esta afortunada sandalia me ha conducido a ella». Se giró hacia Flor de pera y dijo «Sería muy afortunado si quien pueda calzar esto se hace mi novia». Flor de pera sonrió, muy apenada para hablar, y deslizó la sandalia en su pie. El magistrado subió a Flor de pera a su palanquín y los porteadores los alejaron de la muchedumbre. ¡Omoni y Peony se miraron fijamente, sin hablar, preguntándose si no sería una pesadilla!. De regreso a casa, una docena de árboles de pera había florecido. «Â¡Ewha! ¡Ewha! Cantaban los gorriones en sus ramas. En Corea, «Ewha» significa Flor de pera».

CENICIENTAS EN EL MUNDO Existen otras muchas versiones de este cuento y sólo pondré aquí un breve resumen de las mismas. En la versión rusa la hermosa Vasilissa, con la ayuda y protección de su muñeca, supera su destino y se casa con el zar. En la versión judía la heroína se llama Raisel. En este cuento, nuestra cenicienta es una muchacha para la cual el conocimiento es tan esencial como el amor y la felicidad. A pesar de la crueldad del cocinero celoso ella se levanta sobre su adversidad y su inteligencia brilla al final. La princesa Salmón, es una historia que se desarrolla en Alaska. Es una adaptación del cuento de la cenicienta, pero se conservan los caracteres principales: el padre que vive en las nubes y la madrastra que sigue siendo cruel y malvada. Aunque hay algunos cambios amoldados al folklore de Alaska. El hada madrina se transforma en el espíritu de un águila, y las famosas sandalias son ahora un kayak de mujer. La versión irlandesa es un tanto diferente. Es la única que conozco en la que el personaje es un hombre. Becan es un joven y pobre muchacho sojuzgado por su madrastra y sus hermanastras. Rescata a una princesa que pide ayuda después de reunirse con un toro mágico. Toro que nos remite a la versión coreana y a los mitos de Gilgamesh. Hay una versión proveniente de las Smoky Mountains, en los Appalaches. La protagonista, Rosa, pierde su zapatilla de cristal en una fiesta dada por un rico leñador que vive al otro lado de la cañada, y que está buscando una esposa. Abadeha es la cenicienta filipina. Es una joven doncella que es forzada por su mezquina madrastra a realizar tareas imposibles. Solamente el Espíritu de la Selva y su magia la pueden ayudar a completar sus trabajos y encontrar a su príncipe. En Camboya nos encontramos con Angkat, una muchacha pobre que se casa con un príncipe, pero que es asesinada por su familia política. Debido a sus virtudes vuelve a la vida para convertirse en reina. Zuni es el personaje central de la variante turca de esta historia. Aquí son unos pavos los que fabrican el vestido para que la niña pueda participar en una danza sagrada, pero luego la abandonan cuando ella no puede volver según lo prometido. La madrastra abusa de la pobre Jouanah, pero el espíritu de su madre muerta, que habla a través de una vaca, la toma bajo su cuidado y le ayuda a casarse con un apuesto aldeano de la aldea de Hmong (Vietnam). Mufaro tiene dos hijas, una con un mal temperamento y otra, llamada Nyasha, muy buena y dulce. Ambas van a la casa del rey que está escogiendo esposa. La tradición proviene de la tribu Shona del África. En la versión mexicana la heroína se llama Domitila, pero es muy posterior a los cuentos europeos.

Nuevo libro sobre Fátima

Nuevo libro sobre Fátima

El nuevo libro Secretos celestiales revela el encubrimiento de Fátima.

Los autores dicen que los Jesuitas conspiraron encubriendo el secreto original de Fátima en 1917.

VICTORIA, A.C. – Un libro nuevo de los principales historiadores del mundo sobre el incidente de Fátima revela cómo los Jesuitas conspiraron para encubrir el texto original del secreto de Fátima durante las famosas apariciones de 1917.

El incidente de Fátima fue el acontecimiento religioso más excepcional del siglo veinte. En 1917, tres niños portugueses encontraron a una mujer radiante, que les dio tres secretos sobre el destino de la Tierra. Durante «el milagro del sol,» el orbe solar fue visto bailar en el cielo por millares de testigos que se reunieron en Fátima.

Se supuso que las apariciones eran un caso de intervención divina en asuntos humanos, una señal del cielo de que la guerra mundial, que entonces azotaba Europa, pronto acabaría.

Fátima se incorporó tanto a los dogmas de la iglesia como a la cultura popular como la aparición mariana más importante de todos los tiempos. Se construyó una capilla en Fátima a la que llegan millones de creyentes, y se desarrolló y difundió el mito de que las profecías de Fátima se cumplirían algún día.

En 1978, los historiadores portugueses Joaquim Fernandes y Fina d»™Armada tuvieron acceso a los expedientes originales del incidente de Fátima, que había sido guardado en secreto por la iglesia católica en el santuario de Fátima desde 1917.

En Heavenly Lights -un trabajo que se publicó el año pasado y que Fortean Times (Reino Unido) cataloga como «invaluable»- Fernandes y d»™Armada exploraron las muchas similitudes que encontraron en los archivos entre las apariciones de Fátima y el fenómeno ovni.

En julio, d»™Armada y Fernandes publicaran su nuevo libro acerca del incidente enigmático de Fátima, que ha sido debatido por creyentes y escépticos desde su origen.

Celestial Secrets: The Hidden History of the Fatima Cover-Up (EcceNova Editions; July 1, 2006; $19.95) cuenta la fascinante historia de cómo la educación de Lucia dos Santos por los sacerdotes Jesuitas durante décadas, produjo una historia secreta distorsionada en 1941, la cual fue amoldada a nuestra visión moderna de los acontecimientos en Fatima en 1917.

Los historiadores muestran que el incidente de Fátima no implicó visitas de la Virgen Maria, como los Jesuitas pretendían, y también comparan el síndrome moderno del «contactee» con las clásicas experiencias religiosas y aparicionistas.

El periodista investigador Jim Marrs se impresionó tanto por esta exposición del encubrimiento de Fátima que escribió un prólogo en el cuál indica que Celestial Secrets es el «repaso mejor investigado, más detallado, y más comprensivo sobre las apariciones de Fátima que jamás se ha publicado»¦ Fátima, me parece, fue un episodio temprano en el Watergate cósmico.»

Sobre los autores

Joaquim Fernandes es profesor de historia en la Universidad Fernando Pessoa en Porto, Portugal. Dirige la Multicultural Apparitions Research International Academic Network (Project MARIAN). Sus intereses de investigación incluyen la historia de la ciencia y la antropología comparada de la religión, con un énfasis en fenómenos anómalos.

Fina d»™Armada está estudiando un master en estudios de las mujeres. Ella ha escrito cinco libros acerca del incidente de Fátima, basados todos en los documentos originales guardados en los archivos -tres como coautor con Fernandes- y centenares de artículos. Sus intereses de investigación incluyen fenomenología, historia local, historia de mujeres, y la era de los descubrimientos portugueses.

Sobre el libro

Celestial Secrets: The Hidden History of the Fatima Cover-Up By Dr. Joaquim Fernandes and Fina d»™Armada.

Traducido por Alexandra Bruce

Editado por Andrew D. Basiago

Prólogo de Jim Marrs

Ediciones de EcceNova

Fecha de la publicación: 1 de julio de 2006

Precio: U$19.95, CAD $24.95, £11.99

Páginas #: 276

ISBN: 0-9735341-8-4 (978-0-9735341-8-4)

Contacts with the Authors:

Prof. Joaquim Fernandes

University Fernando Pessoa

Praça 9 de Abril, 349

4249-004 porto

Portugal

Mujer golpeada por un relámpago mientras rezaba

Mujer golpeada por un relámpago mientras rezaba

DAPHNE, Ala. -Preocupada por la seguridad de su familia, durante un tempestuoso viaje a la playa para festejar el Memorial Day, Clara Jean Brown estaba parada en su cocina y rezaba por su vuelta segura, cuando una fuerte tempestad de truenos retumbó sobre el condado de Baldwin, Alabama.

Pero mientras que ella rezaba, un relámpago estalló repentinamente, corriendo a través del linóleo y dejando un área ennegrecida en el concreto. Brown fue golpeada y cayó al piso, deslumbrada y desorientada por la ráfaga pero, por lo demás, ilesa.

Cuando ella dijo «Amen» el cuarto fue engullido por una enorme bola de fuego. Brown, de 65 años, dijo que es afortunada por estar viva.

Los bomberos dijeron que probablemente fue golpeada por un relámpago que cayó fuera de la casa y luego viajó al interior, ayer por la tarde. Fue encontrada en el piso por su nieta de 14 años.

Los bomberos piensan que el relámpago cayó en la calle, viajó probablemente a la casa a través de una línea de agua. El relámpago continuó en el patio trasero y abrió una pequeña zanja.

Un miembro de la familia dijo que él ya no asumirá que es más seguro estar dentro de casa durante una tormenta de relámpagos.

http://www.wsbtv.com/news/9293414/detail.html

Nosotros ya tampoco estaremos seguros de que rezar traiga las bendiciones de dios. Por lo menos nos abstendremos de decir «Ame…»

Anexamos un video de las centellas que «fabrica» en el laboratorio Jean Louis Naudin.

Las luces de los terremotos (Primera parte)

 

LUCES DE LOS TERREMOTOS

«Los Estremecimientos de nuestro planeta van acompañados de fenómenos relacionados con la electricidad atmosférica. Cuando tiene lugar un fuerte terremoto, éste, muy a menudo, va acompañado de tormentas bajo el cielo despejado. Con frecuencia, se observa una luminiscencia enigmática con estallido retardado de relámpagos. Se ha observado también esferas claras y largas franjas similares a una aurora boreal, aunque no ha habido tormenta en aquel momento».

Vladímir Mézentsev

Helmut Tributsch, citando a H. Bonnet, menciona que tal vez la primera referencia a las luces sísmicas es la siguiente que proviene del Antiguo Egipto:

«Abriendo grietas en el monte y produciendo lluvia y luces, un terremoto acompañó el renacimiento del rey».

Cayo Plinio Secundo, el Viejo (23 a 79 d.C.), historiador romano, escribió en su Naturae Historiarum, sobre un evento luminoso durante el terremoto de Modena, en el 89 a.C.:

«Como se puede leer en los libros sagrados de los etruscos, hace tiempo, bajo el consulado de Marzio e Sesto Giulio, durante un terremoto en la zona modense, se verificó un avistamiento muy singular. En efecto, dos montañas se confrontaron, descuartizándose y retrocediendo con gran fragor, mientras a plena luz del día, a la vista de muchos caballeros romanos, de sus sirvientes y de otros viandantes que se encontraban sobre la vía Emilia, en medio de ese lugar se vieron en el cielo flamas y humo. Lo que quedaba a su paso fue destruido: todas las casas y murieron muchos animales que ahí se encontraban».

También menciona unos Clipei Ardentes o escudos llameantes que se vieron en el cielo nocturno durante el terremoto general que derribó el enorme Coloso de Rodas, una de las siete maravillas del mundo antiguo, en el año 224 a.C.

Una de las primeras descripciones del fenómeno fue dada por el estoico Publius Cornelius Tacitus (Tacito), quien en su Annalium describió que en el terremoto de la ciudad de Achaian, en 373 a.C. fueron vistas unas luces. Cita el terremoto del 17 d.C. que destruyó 13 ciudades del Asia Menor, bajo el consulado de Cecilio y Pomponio. Se vieron flamas inmensas al momento del terremoto.

Las crónicas japonesas describen efectos luminosos durante los terremotos. En el año 869 d.C. en Mutu, al Norte del Japón, durante un terremoto se vio recorrer el cielo una luz de intensidad fluctuante. En el terremoto de Kamamura del 1257 se observaron flamas azules, que emergían de las fisuras abiertas en el terreno y luego se arrastraban por el suelo. Se mencionan objetos luminosos voladores en el terremoto de Yedo (Tokio), durante el invierno de 1672. Se vio volar una bola de fuego, parecida a una linterna de papel, en el cielo, hacia el Este. En el sismo de Tosa del 1689 se vieron numerosas bolas de fuego, en forma de ruedas, volando en todas direcciones.

En una crónica de Antonio Ghiselli se dice que la noche del 20 al 21 de julio de 1399, Bologna fue presa de un terremoto que produjo grandes daños. En ese mismo momento se vio «una trabe de luz ardiente».

En Ferrara, las noche del 16 y 18 de noviembre de 1570 se registraron varios sismos. El segundo fue muy intenso. Se mencionan ruidos subterráneos y globos en el cielo, elevación de las aguas del Po, y emisión de un humo denso.

Más enigmático fue lo ocurrido la segunda mitad de febrero del 1600 en Arequipa, Perú. En palabras de Ignazio Galli:

«El 18 de febrero de 1600 comenzó una violenta erupción del volcán Hayna-Putina, a 70 kilómetros de Arequipa. Un día después, el padre Martino Del Río se enteró por una carta de los misioneros que presenciaron el hecho, que se vieron muchos globos de fuego en torno a la ciudad, uno de los cuales, muy grande, saltó de la iglesia del monasterio y se fue por su calle, en donde desapareció esparciendo una luz similar a aquella del candil de la entrada, mientras una fuerte temblor abatió muchas casas».

La tarde del 11 de febrero de 1692, los campesinos que vivían a las afueras de Alari, Sicilia, creyeron que la villa se había incendiado. Todas las casas parecían envueltas en llamas. El fenómeno duró poco más de un cuarto de hora. Los campesinos que se acercaron a auxiliar, encontraron que todo era una especie de ilusión. Horas después ocurrió el terremoto. Tres meses después, el 15 de mayo, dos horas antes de la puesta del sol, la atmósfera se aclaró de manera extraordinaria, y luego el cielo pareció estallar en llamas, sin relámpagos ni truenos. En Siracusa aparecieron dos arcos de colores extremadamente brillantes, y un tercero con sus extremidades invertidas, sin que en el cielo existiera ni una sola nube.
El 17 de junio del mismo año, le toco el turno a Jamaica. Se escucharon estruendos pavorosos en Port Royal y se vieron luces de formas indefinidas.
En el caso del Gran Terremoto de Genroku, del 31 de diciembre de 1730 en Tokaido, se reportaron «cuerpos» luminosos y «aire» luminoso durante las noches que precedieron al sismo. Después, se observo una especie de hoja o de lámina con una luminosidad parecida a la de los relámpagos, ¡durante 20 días¡, aún cuando no había ninguna nube en el cielo.
El terremoto de Londres, en 1749, también exhibió fuertes síntomas de una acción eléctrica. El Dr. Stephen Hales escuchó fuertes ruidos que terminaban en explosiones, que fueron atribuidas al escape del fluido de la torre de la iglesia de St. Martin»™s-in-the-Fields. Casi un siglo después, en 1842, el cielo de Cowrie, Perthshire se iluminó de tal manera, antes de la madrugada, que los pájaros de los árboles eran fáciles de distinguir.

El 1 de noviembre de 1755 la ciudad de Lisboa casi desapareció del mapa a consecuencia de los temblores y maremotos que la azotaron. Murieron miles de personas. El fenómeno atrajo la atención de estudiosos de la talla de Emmanuel Kant (1724-1804), quien con el tiempo publicaría sus resultados en donde menciona que, mientras Lisboa era arrasada, el agua de los manantiales, lagos y ríos de lugares a gran distancia de la ciudad portuguesa (Suiza, Suecia, Noruega) fueron sacudidas de una forma más intensa que la que produce una tempestad, a pesar de que el día era calmo y tranquilo. El agua del lago Neuchatel y la del Meiningen rebasaron sus niveles naturales. En Gemenos, Provenza, el agua de un manantial se transformó en lodo y luego se tiño de rojo.

Kant también encontró reportes de fenómenos luminosos que se observaron poco antes del terremoto. En Taum, Irlanda, apareció un fenómeno luminoso, de forma de bandera, sobre el mar, del cual se propagó una luz deslumbrante, seguida de un movimiento sísmico. Kant escribió:

«No puedo dejar de mencionar el hecho de que en aquel tremendo Día de Todos los Santos, en Augsburg, se dejó caer la calamidad y las agujas magnéticas se agitaron desordenadamente. Ya Boyle se refirió a que en, Nápoles, después de un terremoto, se verificó un hecho análogo. Conocemos poco de la naturaleza oculta del magnetismo para poder explicar el origen de tal fenómeno».

Se dijo que durante la noche que precedió al terremoto de Kyoto, en agosto de 1830, se vio un fenómeno luminoso en todo el cielo; a veces, la iluminación que se emitía hacia el suelo era comparable en brillo al de un día soleado. Uno de los reportes del Sismo de Shinano de 1847 dice:
«Bajo el cielo oscuro, apareció una nube ardiente en dirección del monte Izuna. Se le vio hacer giros y luego desaparecer. Inmediatamente después se escuchó un tremendo fragor, seguido por varios temblores».
El reverendo J. H. Murria mencionó fenómenos eléctricos en la costa Este de Sur América, en el mismo momento del terremoto de 1868.

Exactamente a las 21:10 del 25 de diciembre de 1884 un terremoto azotó Andalucía, en España. En Rubite y Vélez de Benaudalla se vieron «auroras boreales». En Granada el cielo se tiño de rojo y duró así durante mucho tiempo. En Niguelas, al mismo tiempo del terremoto, se vieron luces rojas en el campanario y en la alcaldía. En Murchas, Periana y Zafarraya se vieron nubes luminosas que, incluso, se dividieron dirigiéndose al este y al oeste, siguiendo la propagación del terremoto. En el terreno se formaron fracturas de las que salieron columnas de fuego, luces fosforescentes y pequeñas bolas de fuego.

La comisión que se instauró para investigar el fenómeno publicó un estudio titulado: Terremotos de Andalucía. Informe de la Comisión nombrada para su estudio. Madrid 1885″, en la que se puede leer:

«Respecto a la aparición de flamas o fuegos fatuos, que son cosa frecuente en los grandes terremotos, las ruedas luminosas, las columnas de gas y vapor, la iluminación del espacio, no ya como globos, sino como auroras boreales o luces fosforescentes, tienen una explicación sencilla cuando se acepta la teoría geodinámica, fundada principalmente en el vapor de agua. Esto es, en efecto, si el agua sale a la presión suficiente por las fisuras, puede dar origen a una manifestación eléctrica, como se obtiene artificialmente en el laboratorio de física con la máquina de Armstrong»¦ Respecto a los otros fenómenos, debidos a la electricidad atmosférica, se comprende bien que, si ésta se acumula, puede presentar todos o casi todos: por esta razón, no sólo se vieron luces eléctricas, de las cuales ya habíamos hablado a propósito del gas comprimido, además se observaron auroras boreales en Rubite y Vélez de Benaudalla. Y para que no quedara ningún vacío en este cuadro de fenómenos, en Orgiva se observó la aparición de un bólido o globo de fuego: este es el único fenómeno que no se explica con la teoría del vapor de agua o de gas, que circulando por la tierra producen una gran presión, cerca de su «˜salida»™».

El naturalista De Montessus De Ballore menciona luces vistas en el cielo durante el terremoto de Valparaíso el 16 de agosto de 1916.

La tarde del 23 de julio de 1885, a las ocho en punto, J. B. A. Watt se dirigía a su casa en Midlothian, England, cuando a unos 10 metros de él, sobre la calle apareció, repentinamente un objeto luminoso que se dirigió hacia él haciendo movimientos sinuosos, a una velocidad de aproximadamente 50 kilómetros por hora. En cierto momento el objeto pareció envolver a Watt y sus acompañantes.
«Mi mano izquierda experimentó la misma sensación que si hubiera recibido una descarga eléctrica de una batería galvánica. Tres minutos después escuchamos un tronido, pero, aunque esperamos algún tiempo, no vimos ningún relámpago».
Uno de sus acompañantes, el jardinero, describió así lo que vio:
«Pensé que era una nube de polvo centellando sobre la avenida, y antes de que pudiera pensar en cómo era posible que eso ocurriera si no había trazas de viento, vi que el fenómeno cubrió a mis tres acompañantes dentro de una luz brillante».
Otro de los testigos dijo que vio lo que parecía ser una nube luminosa corriendo por la avenida en un movimiento ondulante. Cuando alcanzó a los testigos, rozando el suelo, atravesó el cuerpo de dos de ellos y emitió una especie de destello en sus hombros. Todo ocurrió en dos o tres segundos. El día había sido muy caluroso y había alcanzado los 27°C a la sombra.
Posteriormente el jardinero proporcionó otros datos. La nube, inicialmente, parecía tener una altura de 1.20 metros, y conforme se iba acercando a los testigos, fue creciendo.
En el terremoto de Kwanto del 1 de septiembre de 1923, un miembro del equipo del Observatorio Central Meteorológico vio una especie de bola de fuego estacionada en el cielo.

Varios de estos reportes provienen de los anales del Dai Nihon Jishin Shiryo (Comité Imperial para la Investigación de los Terremotos), que fue publicado por vez primera en 1904. De estos testimonios Kinkiti Musya (Instituto de Investigación de los Terremotos de la Universidad de Tokio) extrapoló que todos los temblores estaban asociados a fenómenos luminosos, aunque en ocasiones no se les reportara debido a la ausencia de testigos. Torahiko Terada (1878-1935), de la misma Universidad, facultad y grupo de investigación, comparó la casuística nipona con la del resto del mundo, concluyendo que en cualquier parte del mundo, durante los terremotos, se manifiestan fenómenos luminosos. Terada afirmó que ese era un fenómeno recurrente.

En la parte central de Chipre se vio un enorme y brillante destello, la mañana del 20 de enero de 1941. Nicosia Hodja, quien estaba en un minarete en su rezo matutino, pudo observar el fenómeno. Dijo que primero escucho un gran ruido y creyó que se trataba del impacto de un proyectil y que, incluso, le hizo pensar en la posible caída del minarete. Posteriormente vio un relámpago globular de color rojo, moviéndose lentamente hacia el Este. El ruido desapareció lentamente.

Una gran emisión de luz de terremotos hizo la noche día sobre la República de Malgasy, en la costa sureste de África, el 30 de julio de 1977. Bolas de fuego brillantes cruzaron los aires, como grandes relámpagos esféricos. Media hora más tarde, un terremoto sacudió la isla. Se habían visto unas señales similares en los cielos de China, en el año anterior. Los geólogos mexicanos que visitaban la China, dijeron que el cielo nocturno «brillaba como de día», poco antes del terremoto de Tangshán.

SIGNOS QUE PRECEDEN A LOS TERREMOTOS

Recientemente los científicos han descubierto que cantidades excesivas de gas radiactivo radón, son vertidas en la atmósfera antes de algunos terremotos. El gas se produce dentro de las rocas por el decaimiento radiactivo del radio. Las grietas que forman la presión antes de un temblor, hacen que grandes cantidades de radón se escapen a la atmósfera, y así ayudan a indicar la inminencia de los terremotos.

El campo magnético de la Tierra también puede predecir la proximidad de un gran temblor. La primera vez que se descubrió esto fue en el siglo pasado. El campo se puso muy débil antes del severo terremoto de Tokio de 1923, y luego recobró su intensidad normal.

El comportamiento anómalo de los animales antes de los terremotos no es una leyenda popular que no tenga fundamento.

Los animales pueden comportarse de una manera extraña antes de un temblor. Hay muchas historias sobre perros y gatos que condujeron a sus dueños fuera de la casa sólo unos minutos antes de ocurrir un terremoto que destruyó la misma. Si estas historias son ciertas, los animales deben haber sentido el rumor de muy baja frecuencia (inaudible para los humanos) que precede los terremoto, o pudieron haber olido el gas radón que se vierte a la atmósfera por las vibraciones, y salieron afuera por instinto, para evitar ser aplastados con la caída de la casa. Es posible que los perros y los gatos puedan oír el grave rumor de las rocas que chocan entre sí debajo de la tierra, y las serpientes quizás puedan sentir las débiles vibraciones en su cuerpo, a tiempo para salir huyendo y evitar así ser enterradas vivas en sus madrigueras, al desmoronarse estas.

En la revista inglesa Nature se planteo la posibilidad de que la electricidad que hay en la atmósfera puede tener algo que ver con esto. En un artículo aparecido en dicha revista se sugirió que los terremotos podrían cambiar, de alguna manera, las cargas eléctricas de la atmósfera (los experimentadores del siglo XIX notaron más electricidad en la atmósfera antes y durante los terremotos) que podría inquietar a los animales.

La electricidad atmosférica podría, también, explicar uno de los fenómenos más raros relacionado con los temblores, la Luz de los Terremotos o Sismoluminiscencia.

Esta luz es un raro resplandor que se ve, a veces, en el cielo antes o durante los temblores. La luz puede ser de cualquier color. Puede aparecer en forma de un resplandor suave y difuso, como el de la aurora, o puede ser tan refulgente como los fuegos artificiales.

El experto en temblores Dr. Valentín Ulomov, de la entonces URSS, creía que estas luces eran algo parecido a los relámpagos. Sospechaba que la tierra emite, de alguna manera, electrones antes de un terremoto. Estos electrones, al interactuar con las partículas del aire, hacen resplandecer el cielo.

Esta teoría se relaciona estrechamente con las viejas leyendas sobre los «tiempos de terremoto». Las nieblas y ciertas nubes raras fueron en su tiempo tomadas como señales de advertencia de temblores.

Las partículas cargadas de electricidad estática en el aire, pueden crear nubes y neblinas donde el aire tenga una humedad menor del 100%. Así que, si las nubes y las nieblas aparecen en una atmósfera relativamente seca, cerca de una falla activa, quizás esté en camino un terremoto.

Estas nubes han dado origen a muchos reportes de OVNIs en California. En la década de los ochenta se les utilizó para predecir terremotos.

Lu Dajiong, presidente de la Sociedad de Nubes Terremoteras (sic), de Pekín, afirma que los terremotos se pueden predecir si se estudia con detenimiento las nubes. La sociedad cuenta con 100 miembros y fue capaz de predecir el terremoto del 7 de noviembre de 1983 en Shandong (Este de China), de 5.9 en la escala de Richter.

Ocurren otros fenómenos durante los temblores: la presión exprime el agua de la roca y eleva así los niveles freáticos cercanos; la roca se vuelve más resistente a las corrientes eléctricas; y se libera mayor cantidad del gas radón.

Poco antes del sismo, el agua se filtra de nuevo en las grietas minúsculas y todo vuelve a la normalidad. El regreso del agua también debilita la roca dilatada a lo largo de la falla y produce multitud de pequeños temblores previos, que rápidamente crecen. Esos temblores cesan de repente. La tierra adopta una siniestra quietud hasta que, de repente, la falla se divide en una ruptura gigantesca, los lados vibran convulsivamente, pasan al lado o por encima el uno del otro y sacuden la tierra. Suele haber choques posteriores, casi tan violentos como los primeros.

Los chinos, que han registrado esos fenómenos desde hace 3,000 años, sostienen que poco antes de un terremoto grande las ratas huyen de los edificios y los caballos y los cerdos corren espantados de un lado al otro. Creen que los animales sienten las vibraciones, oyen sonidos, huelen el radón y sienten cambios en los campos eléctricos, que los humanos no pueden percibir.

Los chinos lograron su mayor triunfo en el arte de predecir terremotos en 1975. Diez mil sismólogos profesionales, ayudados por unos 100,000 aficionados, estuvieron alertas a los síntomas de temblores en 5,000 lugares distintos. En los alrededores de la ciudad de Haicheng, en Manchuria, notaron ligeros cambios en la inclinación del suelo y en la conductividad eléctrica, variaciones en los niveles de radón en el agua de pozo y un rápido aumento de sacudidas ligeras. Cuando el 4 de febrero esos temblores terminaron repentinamente, las autoridades ordenaron la evacuación de la ciudad. Cinco horas y media después, Haicheng fue estremecida por un sismo que destruyó, o causó grandes daños al 90% de las estructuras de la ciudad.

Esta proeza indujo a algunos geólogos a anunciar, ufanos, que la predicción de los terremotos era ya un hecho. Pero su optimismo resultó prematuro. Dieciocho meses después ocurrió, sin advertencia, el gran terremoto de Tangshán, con un saldo de 750,000 muertos. De 31 predicciones hechas en China en un periodo de dos años, 18 fueron exactas, 7 dudosas y 6 erróneas por completo.

Posterior a los temblores, también se pueden producir fenómenos todavía más raros. El 6 de mayo de 1976 hubo un temblor en Friuli, Italia, en el que perecieron unas mil personas. Posteriormente varios pescadores afirmaron que bancos de peces morían en los ríos de la región y que sus cuerpos se descomponían con extraordinaria rapidez. Otros testimonios señalan que las hojas de los árboles se cubrían por la mañana de una sustancia viscosa que desaparecía misteriosamente durante la jornada.

En Japón se ha reportado la aparición de una misteriosa niebla que anuncia el arribo de un terremoto. Se observa a lo largo de los flancos de las montañas, llega desde el mar o puede oscurecer e impedir las labores en el interior de las minas. Los japoneses la conocen con el nombre de «Chiki», que traducido literalmente significa «el aire de la tierra». El químico italiano Helmut Tributsch ha estudiado el fenómeno. Desde el punto de vista meteorológico la niebla es el resultado de la condensación del vapor de agua en los estratos inferiores de la atmósfera terrestre. Estas minúsculas gotitas de agua en suspensión se forman cuando están presentes núcleos de condensación en torno a los que se coagulan las moléculas de vapor; ocurre si la temperatura del aire asciende a un valor específico, bajo el punto de rocío. El aire enfriándose no determina sólo un abatimiento de su propia temperatura, sino una contracción en el volumen ocupado por su propia masa, esto produce un aumento de la cantidad de vapor por unidad de volumen alcanzando contracciones a valores próximos al 100% de humedad, el aire se vuelve saturado e inicia el proceso de condensación, por lo tanto el punto de rocío no es un valor constante, sino que varía en función de la cantidad de vapor presente.

Tributsch observó que las cargas electrostáticas permiten la condensación del vapor de agua, aunque no se haya alcanzado la saturación. Es decir, este proceso, en conjunto con el posible aumento de los iones presentes en la baja atmósfera puede producir la particular neblina que antecede a los eventos sísmicos.

LAS LUCCI TELLURICHE Y GALLI

Probablemente el primer científico que investigo las luces que aparecían (o se reportaban) durante los terremotos, fue el sacerdote italiano Ignazio Galli. Este sacerdote, nacido en Velletri en 1841 y muerto en Roma el 10 de febrero de 1920, fue, durante 45 años, profesor de ciencias naturales de la preparatoria de Velletri. En esa escuela, en 1883, instaló un observatorio meteorológico en el palacio comunitario.

Alentado por Arcanuelo Secchi, se interesó en los fenómenos de la electricidad atmosférica y recolectó cientos de reportes de toda la geografía italiana. Su mayor interés se enfocó en la sismología, geofísica, meteorología y óptica atmosférica. Fue el primer investigador en Italia en interesarse en las centellas. También incursionó en el campo de la botánica e incluso en el de la música.

En el campo sismológico concentró su atención en el estudio, diseño y construcción de nuevos instrumentos sísmicos, por lo que fue premiado con la medalla de oro de la Esposizione Nazionale di Torino, en 1884.

El hecho de ser sacerdote le permitió acceder a los archivos eclesiásticos, de donde extrajo testimonios de varios misioneros, diseminados en todo el mundo, sobre los fenómenos luminosos que ocurrían durante los terremotos. A Ignazio Galli se le debe el primer catálogo que relaciona los fenómenos luminosos con los terremotos.

La primera exposición de sus investigaciones la hizo en el Congresso dei Naturalista Italiani de Milan, en 1907. Su obra cumbre sobre el fenómeno de las luces de los terremotos se publicó en 1910 con el título Raccolta e classificazione dei fenomeni luminosi osservati nei terremoto.

En el seno de la comunidad científica italiana se desató una disputa en torno a si los fenómenos reportados por Galli eran reales y merecían ser estudiados o eran cuentos sin fundamento. El profesor Agamennone G., tomó partido por Galli, pero atribuyó las luces a causas múltiples: fuegos en lontananza causados por incendios forestales, relámpagos, lámparas, daños en las líneas eléctricas y telegráficas, fenómenos inexistentes debido al estado de shock de los testigos que sufrieron los terremotos. Agamennone relata el caso sucedido en el terremoto de Bisignano el 3 de diciembre de 1887. Después del evento se vio una columna luminosa, pero después de estudiar el caso encontró que sólo había un testigo, por lo que se dudó de su testimonio. Sin embargo, uno de los casos mejor documentados por Galli fue el del sismo del 8 de septiembre de 1905, en el que se contó con varios testigos. Agamennone visitó el sitio, pero las noticias fueron totalmente insuficientes y discordantes, por lo que la objetividad del fenómeno se puso en duda.

El profesor Luigi Bombicci, en su artículo, en donde comprende y amplía el contenido del libro del profesor Bianconi (Storia naturale dei terreni ardenti, dei vulcani fangosi, delle sorgenti infiammabili, dei pozzi idropirici, e di altri fenomeni geologici operati dal gas idrogene e dell»™origine di esso gas), estudió los casos del territorio emiliano romagnolo y sus zonas limítrofes y reporta casos ocurridos en ausencia de terremotos. Los fenómenos iban de las explosiones de gas (grisú) en las minas de Bisano y luego en el valle del Idice, a las emanaciones gaseosas que produjeron una flama de tres metros en el valle del Reno, a la centella vista en abril de 1879 en Grecia (Lizzano en Belvedere), los fuegos de Pietramala y de Abrigazo producidos por la combustión de gases del subsuelo.

En la obra de Galli se informa de 148 casos ocurridos en todo el mundo (principalmente en Italia y Europa) distribuidos desde el año 89 a.C. hasta 1910 de la siguiente forma:

9 casos hasta el siglo X

4 de los siglos X al XV

4 en el siglo XVI

15 en el siglo XVII

37 en el siglo XVIII

74 en el siglo XIX

5 en el siglo XX

Galli dividió sus luces en cuatro categorías:

a) Luces y resplandores que desaparecen instantáneamente. Son luces difusas de corta duración que iluminan repentinamente el cielo, sin dar posibilidad de determinar su punto de origen. Sus colores van del blanco al rojo, pasando por el rosa. Conforman el 80% de la muestra de Galli.

b) Luces difusas y nubes luminiscentes que persistían durante algún tiempo. La luminiscencia de las nubes se ha intentado explicar como debida a la difusión/refracción de la luz solar de las partículas de polvo y vapor producidos durante el terremoto. En dos casos ocurridos en Filipinas (el 4 de marzo de 1862 y el 18 de junio de 1878), el padre Saderra Maso reportó la presencia de nubes con una coloración rosa, durante los terremotos.

c) Flamas y nieblas luminiscentes. Luces observadas casi a nivel del suelo que, incluso, penetran en las habitaciones en el momento de los sismos. Probablemente se deban a la combustión de gases liberados durante el terremoto. Se han reportado olores de compuestos bituminosos (petróleo), anhídrido sulfuroso y otros.

d) Formas estructurales con capacidad de movimiento y con tiempos de vida apreciables (globos, columnas, trabes y trompetas luminosas). Estos objetos se pueden mover muy lentamente o a velocidades increíbles en forma rectilínea o un zigzag.

Galli creía que los reportes de columna y de trabes luminosas eran el mismo fenómeno reportado por observadores en posiciones diferentes.

En algunos de estos reportes se habló de sonidos como los producidos por el viento. Esto le sugirió a Galli la idea de que el fenómeno era debido al gas que, en condiciones de calma, producía las columnas y, en condiciones de torbellino, formaba las trompetas. Pero esta explicación no se puede aplicar, por ejemplo, al caso del terremoto de Palermo en 1726, en el que las columnas se vieron sobre la superficie del agua por un tiempo considerable, y luego desaparecieron precipitándose en ella.

La noche del 20 al 21 de julio de 1399, en concomitancia con el temblor, apareció en el cielo una gran trabe luminosa que provocó gran inquietud en la población de Bologna. De mayor envergadura fue el fenómeno observado el 26 de julio de 1805 en el terremoto que convulsionó Campania y el Molise; similar a una trabe, fue vista elevarse en la zona de Bojano, sobrevolar todo el territorio de Isernia, en donde se precipito contra un muro de refuerzo produciendo un hueco de 16 por 8 palmos (4 por 2 metros). El día siguiente, en la zona de San Giorgio (Benevento) se observó en el cielo una trabe muy luminosa, de unos 25 metros de largo por 0.25 de diámetro, que viajaba a gran velocidad y que se disolvió en colores cambiantes. El 22 de marzo de 1821, en el momento mismo del sismo que azotó Umbria, se vio una columna de fuego sobre Cannara, luego se observó otra (¿o la misma?) sobrevolar la ciudad de Rieti, en el lago Cantalice. En Calabria, la noche del 24 al 25 de abril de 1836, muchos animales mostraron signos de inquietud y el mar se puso, repentinamente, agitado y tempestuoso; en la localidad de Calopezzati apareció una trabe en el momento de la sacudida.

Los globos luminosos se han visto surgir de la tierra, del mar y del mismo cielo. Se mueven en línea recta o zigzagueando.

El 16 de enero de 1780 uno de los miembros de la academia de Bologna vio salir del suelo un globo blanco de unos 1.20 m de diámetro, el cual voló al ras del suelo de su habitación y al alejarse emitió un fuerte silbido. No menos espectacular fue lo que ocurrió cerca de San Severino en donde un enorme globo de fuego pasó por sobre un olmo y desecó la mayor parte de las hojas para luego dirigirse a un establo que era usado como bodega de lino y heno incendiándolo por completo y dañado otras construcciones en la vecindad. En el mismo caso, la campana de la única iglesia del castillo Cessapalombo fue golpeada por un globo luminoso que dañó la estructura del muro y produjo un hueco circular en la cúpula. No tuvo mejor suerte la torre del campanario de la Collegiata, cerca de San Ginesio, en donde un globo luminoso elevó una pesada estructura metálica. Se dice que encima de la torre había una estructura de hierro compuesta de 4 columnas pegadas en arco en cuyo centro estaba una pelota de cobre y una cruz con una banderola de unos 3 metros de altura. La estructura entera pesaba unos 4 «quintali» y estaba empotrada en los muros hasta una profundidad de 1.5 metros. Al momento de la sacudida, del campanario cayeron varias partes de la torre, calcinadas, al pie de la misma; pero la estructura metálica cayó 6 metros más allá, hacia el centro de la plaza. Los testigos observaron un globo que acompañó la estructura hasta el suelo, pero que no llegó a tocar el suelo.

Helmuth Tributsch

Publius Cornelius Tacitus (55 a 120 d.C.)

El sismólogo y sacerdote italiano Ignazio Galli.

El doctor Stephen Hales.

El naturalista De Montessus De Ballore.

Grabado en madera del terremoto de Lisboa, ocurrido el día de todos los santos de 1755. En varios episodios sísmicos se ha podido observar luces y destellos en el cielo.

Emmanuel Kant en un grabado del Siglo XVIII.

Robert Boyle (1627-1691) fue el primer químico que rompió con la tradición alquimista.

Un timbre conmemorativo con la imagen de uno de los mejores físicos que ha dado el Japón, Torahiko Terada.

Reportes de luces de los terremotos, como esta, fue lo que estudió el padre Galli.

Entre 1965 y 1967 se dieron una serie de terremotos en la región japonesa de Matsushiro. En esa época se logró tomar varias fotografías de diversas luces sísmicas y fenómenos asociados. Entre ellas ésta de la misteriosa neblina llamada «Chiki».

Escena de la devastación en Tangshan, China del 28 de julio de 1976 (3:45 de la madrugada). En 23 segundos murieron entre 750,000 y un millón de personas, convirtiéndolo en el terremoto más mortífero de los últimos siglos.

Continuará…

Vea también los siguientes enlaces
https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/05/las-luces-de-los-terremotos-primera-parte/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/05/las-luces-de-los-terremotos-y-2/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/05/las-luces-de-los-terremotos-y-3/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/05/las-luces-de-los-terremotos-y-4/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/06/las-luces-de-los-terremotos-final/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/05/luces-de-los-terremotos/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/08/luces-de-los-terremotos-en-per/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/08/el-terremoto-de-per-y-las-luces-ssmicas/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/08/otro-video-de-las-luces-de-los-terremotos-en-per/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/08/transformadores-o-luces-de-los-terremotos/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/08/luces-rojas-en-el-terremoto-de-per/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/08/luces-elctricas-en-el-terremoto-de-per/

El caso de la centella asesina

CENTELLAS EN EL DESIERTO DE LOS LEONES

Muchos de mis allegados conocen mi interés por las centellas (los mal llamados rayos en bola). Incluso uno de los primeros artículos que publiqué en Cuadernos de Ufología se refería a este asunto. Lo que pocos saben es el origen de ese interés. El caso que voy a narrar resulta espectacular, y de haber caído en las garras de algún ufólogo, se hubiera convertido en un caso clásico de la ufología.

No recuerdo si fue en 1973 o 74, durante una visita a un lugar cercano a la Ciudad de México, llamado Desierto de los Leones(1), que me enteré de un curioso y fatal caso de centellas (o si se quiere, OVNIs).

El Desierto de los Leones es una zona de coníferas y densa vegetación al poniente de la Ciudad de México. Zona «pulmón» de la ciudad, muy visitada por los citadinos para hacer días de campo. Precisamente en un día de campo, acompañado por varios amigos de la preparatoria, fue que me enteré del caso.

El día resultó ser agradable hasta que, por la tarde, comenzó a llover. Era una verdadera tormenta. Alguien sugirió refugiarnos en una de las ermitas del lugar(2). Varios de nosotros, e incluso miembros de familias que hacían picnic, siguieron esta idea.

Dentro de una de esas ermitas nos acomodamos unas 15 a 20 personas. Luego llegó un vecino del lugar. Se trataba de un hombre de unos 60 años, de aspecto humilde: un campesino. Nos dijo que saliéramos de ahí pues ese era un lugar peligroso durante las tormentas.

Obviamente nadie le hizo caso, pues no nos queríamos mojar, y sabíamos que era mucho más peligroso estar bajo los árboles expuestos a los rayos.

El hombre, del que no tuve la precaución de tomar sus datos (por la inexperiencia de la juventud), nos contó una historia fantástica. El relato de la misma lo extraigo de mi memoria, y por lo mismo puede presentar muchas inexactitudes.

LA HISTORIA DEL CAMPESINO

«En 1950 «“inició su relato el anciano-, cuando en México se hablaba mucho de los platillos voladores(3), ocurrieron los sucesos que les voy a comentar.

«No recuerdo la fecha exacta pero era época de lluvias (entre julio y octubre). Un grupo de excursionistas, como ustedes, vino a visitar el Desierto. En la tarde comenzó a llover y varios de ellos se metieron en la ermita para atajarse del agua.

«Pasaron los minutos, cuando de pronto, en el cielo apareció un platillo volador. La gente de los periódicos hablaba de marcianitos verdes(4), pero nunca me imaginé que pudieran ser tan pequeños. Al menos los «marcianos» que tripulaban ese platillo, ya que el mismo era una bola de no más de medio metro de diámetro.

«Para que los «marcianos» pudieran entrar en ese platillo, deberían tener no más de 10 centímetros de alto.

Alguien preguntó al anciano si había visto a los «marcianos».

«No. De haberlos visto, no los vi. Sólo digo que si esa cosa estaba habitada, los tripulantes debieron ser mucho más pequeños que un enano.

«El caso es que el platillo volador tenía una forma de bola luminosa, como de una pelota de fútbol, sólo que más grande».

Yo no se si los demás le estaban creyendo al anciano, pero yo estaba fascinado con su relato. Era el momento y la situación adecuada para contar historias de misterio. Además, en esa época yo era un fanático de los OVNIs y creía, sin reflexionar, todo lo que me contaban al respecto. Hacía 4 o 5 años que me había iniciado en estos temas, a finales de la primaria, y mi odómetro apenas marcaba unos 4,323.3526 kilómetros tras los OVNIs. Por cierto que Séneca decía:

«Se el primero en callar si quieres que los demás callen».

Y Oscar Wilde apuntaba:

«El cínico conoce el precio de todas las cosas y el valor de ninguna».

¿Qué tiene que ver esto con lo que decíamos? Nada, pero son dos recursos indispensables con los que tiene que contar un ufólogo: el odómetro en los zapatos, que le indique cuantos kilómetros ha «pateado» detrás de los OVNIs; y un libro de «citas citables» para intercalar 3 o 4 en cada página del reporte.

«El platillo «“ continuó con su relato el campesino-, comenzó a descender desde la copa de los árboles. Volaba de una forma imposible de describir: como suspendido, como flotando, como un fantasma. No hacía ruido, o por lo menos yo no lo escuché. Sin embargo, otros dijeron que sonaba como un avispero. Tal vez fue la lluvia y la lejanía lo que me impidió escuchar el zumbido.

«Digo que comenzó a bajar muy lentamente. Todos lo veíamos atónitos. Era más brillante que el Sol, pero muy blanco, de una blancura cegadora. Cuando llegó a no más de un metro del suelo, se paro en seco, comenzó a vibrar y «¦ (el campesino hizo una pausa en su relato y trago saliva) «¦ ocurrió algo que no me puedo explicar».

Todos abrimos los ojos y, estoy seguro, hicimos un movimiento como acercándonos al anciano, para poder escuchar mejor. No podía decir que se escuchaba el silencio, porque afuera estaba lloviendo y se oían los relámpagos, pero yo sí sentía mi pulso.

«El platillo estaba vibrando cuando se partió en dos. No «¦ Se dividió en dos. No. Quiero decir que era algo como un fantasma que se separa en dos, pero que sigue teniendo la misma forma. El hecho es que el platillo se duplicó, permaneciendo con sus mismas dimensiones. Pero inmediatamente que se dividió, uno de los platillos se dirigió a toda velocidad hacia la ermita y el otro partió en sentido contrario.

«Fue entonces cuando ocurrió la explosión que quemó a esas personas. Murieron electrocutados. En la confusión, y debido a la enorme luminosidad que desprendió la explosión, no vimos hacia dónde se fue el platillo.

«Alguien llamó a la Cruz Roja, y también vino la policía. De acuerdo con las noticias que aparecieron a los pocos días, los jóvenes habían sido electrocutados por un rayo. Pero eso no es cierto, yo estuve ahí y les puedo asegurar que fue un platillo volador el que los mató».

Poco más o menos esas fueron las palabras de aquel anciano. Por lo menos es lo que recuerdo.

Tiempo después me dedicaría a revisar, uno por uno, todos los periódicos capitalinos de aquella época (1950). Aunque encontré una enorme cantidad de reportes de OVNIs (más bien de platillos voladores o «platívolos»), no descubrí ni una sola nota sobre «el platívolo asesino del desierto de los Leones». Tiempo después, sabría la razón.

¿COINCIDENCIAS?

Antes de continuar con el relato de este caso, creo que es el momento adecuado para apuntar que el periodista francés Girardin decía que

«La libertad es como el movimiento: no se define, se demuestra».

Publio Siro sentenció:

«El malo se hace pésimo cuando finge ser bueno».

Cumplida esta obligación, continuamos con la historia.

Todos mis amigos saben que yo no creo en las coincidencias. «Veo en el azar uno de los alias de Dios». Existe una fuerza interior, una «fuerza que parece guiar mis pensamientos».

Poco antes de terminar la carrera de ingeniero químico, ingresé al Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México. La intención era hacer mi servicio social, mi tesis y dedicarme a la investigación en dicho instituto.

En el Departamento de Radiación Solar, al que estaba adscrito, se acostumbraba organizar seminarios todos los lunes, a fin de que los miembros del mismo pudieran presentar los avances de sus investigaciones. Aquí hablaban todos, desde el director del departamento, hasta el último becario. Era común invitar a investigadores de otras áreas, para escuchar sus pláticas.

Una de mis pocas intervenciones se basó en una serie de trabajos sobre las centellas que habíamos venido preparando desde hacía tiempo. Antes de presentarla se me informó que iba a estar presente el Dr. Manuel Cerrillo, quizá el mejor experto mexicano sobre el asunto.

Recuerdo que el día de mi plática me levanté temprano; me dirigí a la Universidad y ordené las últimas ecuaciones para el cálculo de la energía generada por una centella. Al poco tiempo la sala de juntas estaba llena. Con algunos pequeños tropiezos (según yo), expuse mi tema. Uno de los investigadores del departamento indicó algunos errores en mis ecuaciones, que posteriormente serían corregidos. Al final se rompieron los formulismos académicos y escuchamos al doctor Cerrillo platicarnos sus experiencias con las centellas. Comentó algunos casos y de pronto, habló del suceso del Desierto de los Leones. Lógicamente aquí no se mencionó ningún plato volador ni marcianitos.

En términos generales la historia era la misma que me había contado el campesino. Es muy probable que el anciano fuera uno de los varios testigos que había entrevistado el doctor Cerrillo, luego de los fatídicos sucesos. Sin embargo la fecha no correspondía. Según el doctor Cerrillo esto había ocurrido en 1943 y no en 1950. Al insistir sobre este punto, me dijo que estaba completamente seguro, ya que poco después de sus entrevistas había elaborado un modelo que publicó en una revista científica(5) de la época.

Como es lógico ese mismo día busque la referencia y, efectivamente, ahí estaba. La centella del Desierto de los Leones había ocurrido en 1943. Lo anterior implicaba varias cosas: que el anciano se había equivocado en la fecha, y que el paso del tiempo había hecho que adornara su relato, introduciendo elementos ajenos al mismo, como el asunto de los platos voladores. No podían haber sido platos voladores por el simple hecho de que estos (con ese nombre) aparecieron hasta cuatro años después. En 1943 nadie hablaba de platos voladores, y por lo tanto el anciano, en el momento del avistamiento, seguro que no se puso a pensar en el tamaño de los tripulantes. Esto, seguramente, fue algo que adoptó tiempo después bajo la influencia de los medios periodísticos.

Antes de continuar con el modelo del doctor Cerrillo creemos que es el momento adecuado para introducir nuestras citas.

«Las tres cuartas partes de nuestros males proceden del pensamiento»

Anatole France

«El que se precia de ser algo, jamás menosprecia a los demás».

Goethe

Le doy gracias a Benítez por ser mi fuente de inspiración, y por ahorrarme la compra de un libro de «citas citables». Y ya que hablo de J.J., comulgo con él en aquello de «¿Existe la casualidad? ¿No será que alguien mueve los hilos?» O qué puede pensar el lector sobre las siguientes «casualidades».

Nunca hubiera descubierto la explicación a este caso si:

No hubiera estudiado ingeniería química; no hubiera hecho mi tesis sobre el ozono; no hubiera ingresado al Instituto de Geofísica; no me hubiera interesado en las centellas; no se hubieran hecho los seminarios los lunes; no hubieran invitado al doctor Cerrillo; no me hubiera levantado temprano; si se hubiera muerto el doctor Cerrillo (en mi caso, ni pensarlo, toco madera, perdón, ya descubrí que no soy tan escéptico); si se hubieran cancelado los seminarios; si me hubiera enfermado; si se hubiera incendiado el instituto; si hubiera jugado la selección nacional; si»¦

En fin «cuando uno vive sucesos como éstos ¿a qué conclusiones puede llegar? La lógica se desmorona. Y los mil ensayos para racionalizar lo acaecido terminan reducidos a cenizas. Ante hechos así, aferrarse al clavo de la lógica no es de hombres sensatos o comedidos; sino de necios» (JJ dixit)

No creo que nadie pueda negar argumentos tan claros; o por lo menos les va a ser muy difícil convencernos, a JJ y a mí, de lo contrario.

EL MODELO DE CERRILLO

Como ya expusimos más arriba, el doctor Cerrillo, que por aquel entonces trabajaba en el Departamento Electromagnético de la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica, estudió más de 30 observaciones de centellas, entre los años 1942 y 1943, entre ellas la del Desierto DE los Leones, encontrando que:

«Las paredes y techos son de mampostería y están cubiertos por una lama, que al estar empapada por la lluvia, son relativamente buenos conductores».

«Lo anterior hace que la explicación de la centella no sea muy adecuada ya que no se puede encontrar campos electromagnéticos en el interior de cavidades cerradas con paredes de tipo conductor (jaula de Faraday)».

Pero, antes de ver cómo resolvió este problema el doctor Cerrillo, enlistemos algunas de las características que él encontró para las centellas:

  1. La mayoría se presentan en lugares montañosos.
  1. Hay casos en cuartos aislados de mampostería o adobe.
  1. Se observan bolas luminosas, de contornos bien definidos y no chispas ni arcos eléctricos.
  1. Dichas bolas se mueven y «siguen a cada persona».
  1. Hay confusión en precisar si son silenciosas o van acompañadas de ruidos intensos o de explosiones, puesto que para un mismo caso hay datos contradictorios.
  1. En el mismo recinto, unas personas mueren electrocutadas y otras, cerca de las primeras, resultan ilesas.
  1. Ningún informante sintió el más leve choque eléctrico.
  1. «Entran por puertas y ventanas».
  1. El fenómeno es de rara ocurrencia, puesto que son contadas las personas que lo han visto.

Cerrillo considera que las centellas son formadas por una resonancia electromagnética en una cavidad. El tiempo de este fenómeno, calculado por la teoría, es corto, debido principalmente a una absorción en el aire ionizado. Los cálculos de Cerrillo indican que:

«La gran concentración de la energía en algunas regiones, indica que las luces son muy intensas: por su rapidez, (quizás algunos microsegundos) no se observan, fisiológicamente, como de extraordinaria intensidad, debido a que la excitación de los nervios ópticos se efectúa en tiempos pequeñísimos. Este efecto es bien conocido por las personas que tienen experiencia con lámparas de fotografía ultra-rápida.

«La persistencia de luces muy intensas, de muy corta duración, puede llegar a 1 o 2 segundos.

«Esta persistencia es la causa de que estas bolas se muevan, y única explicación posible de que «sigan a observadores colocados en puntos diferentes».

Cerrillo deriva una serie de ecuaciones que predicen que la región luminosa, para el modo 110, se debe observar en el eje vertical y central del cuarto, siempre que el recinto esté vacío. Para otros modos las luces se repartirían con regularidad a lo largo de la habitación. Es decir, el fenómeno sería más frecuente mientras mayor sea el tamaño del recinto (una frecuencia natural más baja).

«Rayos con impulso monotónico, tienen un espectro de frecuencia cuyos máximos están del lado de las bajas frecuencias y por lo tanto no excitan resonancia»¦

Cerrillo considera las centellas como fenómenos muy raros, que requieren de una intensidad de corriente alta, y una baja energía promedio.

«Por tratarse de fenómenos de muy alta frecuencia, no deben sentirse choques eléctricos»¦ la energía se concentra en lugares descritos por las ecuaciones»¦ en los planos donde las concentraciones son máximas son peligrosas, e inofensivas alrededor de los planos donde la energía es constantemente nula. La separación de estos planos de máxima y mínima es de unos cuantos decímetros.

«Aparece aquí la primera objeción: Tómese un tramo de un plano vertical (modo 110) donde la concentración de la energía sea máxima. Necesariamente esta energía es menor que la total de la cavidad. Supóngase, no obstante, que ahí se concentrara momentáneamente la energía total. Para el recinto de 10 m x 5 m el volumen es de 250 m3. Tomando ahora una energía inicial de 10 joules por metro cúbico, la concentración máxima posible será de 2500 joules, es decir, 0.6 Kg caloría, resultando pues difícil justificar la carbonización de personas.

«La observación insólita, quizás se puede explicar, suponiendo que una descarga exterior excite la cavidad. Aunque la diferencia en tiempo entre la descarga y la iniciación de las luces internas es del orden de décimos de micro segundo, la persistencia en la retina de las intensas luces exteriores, puede producir la sensación de la entrada del fenómeno de afuera hacia dentro(6).

Cerrillo predice la existencia de centellas negras, o de centellas que no se pueden ver.

«La resonancia electromagnética puede ocurrir sin que los gradientes internos sobrepasen el de ruptura del aire. Pueden estar muy cerca de la ionización pero no alcanzarla. Entonces, es conducente preguntar, cuál sería el comportamiento de estas centellas oscuras:

«1. El amortiguamiento de las oscilaciones sería menos pronunciado.

«2. Necesitándose menores energías iniciales, es probable que éstas se produjeran más frecuentemente.

«3. Si dentro de la cavidad se colocan pequeño tubos de cristal con gases a baja presión, con electrodos hacia el exterior y colocados verticalmente, se podrían iluminar con gradientes tan pequeños que permitieran detectar el fenómeno, aun cuando tuviera muy poca intensidad.

ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

El modelo de Cerrillo explica varios casos que no llegó a conocer en su momento. Centellas difusas u oscuras; testigos que afirman haber tocado las centellas sin sentir absolutamente nada; testigos que murieron por descarga eléctrica al tocar otras centellas.

Un caso particular fue el que ocurrió a mediados de los ochenta en la Ciudad de Cruz Azul, en el Estado de Hidalgo. Un joven pastor cuidaba su rebaño de ovejas cuando observó una «pelota de luz». El muchacho se le ocurrió patearla y la centella explotó matándolo junto a dos de sus animales.

Regresando al avistamiento del Desierto de los Leones quisiera hacer algunas puntualizaciones. El piso de las ermitas es de madera. Las paredes son de piedra pero tienen filtraciones. En época de lluvia las paredes se humedecen por completo y se forma lama (que ya fue observada por el doctor Cerrillo). Las paredes se vuelven conductoras. El piso es no conductor. ¿Qué pasaría a las personas que se cubren de la lluvia dentro de estas ermitas? ¿Qué pasa con las que se recargan en las paredes? ¿Qué ocurre con las que permanecen en medio de la habitación sin tocar las partes conductoras? Agreguemos un rayo»¦

Será esa la explicación del porqué varios de los protagonistas de esta historia murieron electrocutados y calcinados, mientras que otros vivieron para contarlo. En cualquier caso, no deseo hacer el experimento conmigo como conejillo de indias.

Varias fotos de centellas producidas por los doctores Sergei Emelin y Alexei Pirozerski del Instituto de Investigaciones Científicas (Radiofísica y Física), de la Universidad Estatal de San Petersburgo.

Daños producidos por una centella que entró al interior de un departamento.

Foto de una supuesta centella reflejada en una ventana.

Esta foto muestra las centellas producidas por los doctores Sergei Emelin y Alexei Pirozerski del Instituto de Investigaciones Científicas (Radiofísica y Física), de la Universidad Estatal de San Petersburgo.

Efectos luminosos producidos por centellas de laboratorio.

Este relámpago generó una centella después de desaparecer.

Cúmulo de centellas fotografiadas por un testigo al que sólo se le identifica como Bruce.

Werner Burger, de Montafon, tomó esta fotografía en 1978.

Centella filmada en Australia. Medía poco más de 100 metros de diámetro y duró unos 5 minutos. Fue estudiada por John Abrahamson de la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda.

Centella producida por un corto eléctrico en las terminales de un generador cercano a una catarata, tomada por A. Nelson. De W. Brand, Der Kugelblitz, Probleme der Kosmischen Physik, II/III, H. Grand, Hamburg, 1923.

Centella formada cerca de un generador eléctrico. De W. Brand, Der Kugelblitz, Probleme del Kosmischen Physik, II/III, H. Grand, Hamburg, 1923.

El señor M. R. Lyons, de Inglaterra, fotografió este objeto que se hallaba suspendido sobre su jardín. De N. Charman, Ball Lightning Photographed, New Scientist, Vol. 69, 1976, pág. 444.

Centella que permaneció estática mientras se producían otros relámpagos. De O. Prochnow, Zur Blitzforschung, Physik. Zeit., Vol. 31, 1930, Pág. 335.

Foto tomada en 1938 en el interior de una capilla en Kerizinen, Brittany, Francia.

Centella dentro del zoológico de Bastle, Suiza. Foto de 1907.

Chester H. Heath, de Georgia tomó estas dos fotos en una reserva India, utilizando una cámara Polaroid. En caso de no ser un fraude o una falla en la película, serían una excelentes fotos de centellas.

Secuencia fotográfica de una centella obtenida en Japón.

Plasma en vórtice.

Varias fotos de Ptjr Davidovich Kapitza, incluyendo una durante su estancia en el Ej´rcito rojo.

Portada del libro de Mark Stenhoff.

Recuento de varios casos de centellas en un periódico sueco.

Una centella que cayó sobre una casa en Paris.

(1) El sitio hace honor a su nombre, no en el sentido de que sea un desierto, sino que está desierto de leones.

(2) En ese sitio existe un convento rodeado de 12 ermitas en las que se encerraban a meditar los monjes.

(3) Eso es cierto. Ver los artículos y el libro de Héctor Escobar y mis notas al respecto.

(4) Y eso que aún no había nacido este blog.

(5) Cerrillo Manuel, Sobre las posibles interpretaciones electromagnéticas del fenómeno de las centellas, Anuario de la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica, Vol. 1, México, 1943, págs. 151-178.

(6) Se refiere al caso del desierto de los Leones.