Construcciones ovni (38)

¿Ovni? No, es la cúpula voladora

La cúpula del Estes Park Memorial Observatory fue colocada en su lugar el martes

Por Juley Harvey

Jueves, 27 de noviembre de 2008

Domo1 Fecha estelar: martes, 25 de noviembre de 2008. Bitácora del Capitán: Ha pasado mucho tiempo en la Tierra, aunque sólo un parpadeo en el reloj sideral. El observatorio de Estes Park finalmente obtuvo su cúpula. El proyecto comenzó el verano de 2006.

Domo2 En un día escalofriante y ventoso, dos años más tarde, los operadores de grúa levantaron la cúpula de 16 pies de diámetro, de color blanco, frente a los terrenos de la escuela secundaria, donde flotó, balanceándose un poco en el viento, hasta que Domo3 llegó a la parte superior del Observatorio, a los brazos del astrónomo Mike Connolly y los trabajadores de la construcción. Se colocó con cuidado y los astrónomos presentes, más tarde, con impaciencia, subieron las escaleras hasta el interior de la cúpula para comprobar que todo estuviera bien.

Connolly dice que la operación de la grúa fue donada por Dennis Wyatt de Wyatt Crane & Rigging Company de Loveland Colorado. También colocaron una cúpula similar en el Observatorio de Little Thompson en Berthoud Colorado.

La cúpula es de 16 pies de diámetro y pesa 2100 libras. Está diseñada para soportar vientos y una carga de nieve de 3500 libras.

Cuando la cúpula se levantó en su sitio, parecía un gran sombrero derby flotando, o, más apropiadamente, como observó un astrónomo, un «platillo volante» o un ovni.

http://www.eptrail.com/news/2008/nov/27/ufo-no-its-flying-dome/

Muse. Exo-Politics

Muse: Exo-Politics

Open the skies over me,

I am waiting patiently,

I’ll wait for a sign.

As conspiracies unwind,

Will you slam shut,

Or free your mind,

or stay hypnotised.

When the Zetas fill the skies,

Will our leaders tell us why,

Fully loaded satellites,

will conquer nothing but our minds.

And I’ve waited patiently,

And I wait for the sign.

Carried through the centuries,

Secrets locked up,

And loaded on my back,

and it weighs me down.

When the Zetas fill the skies,

It’s just our leaders in disguise,

Fully loaded satellites,

will conquer nothing but our minds.

And I am waiting patiently,

And I’ll wait for the sign. (Yeah).

And I am waiting patiently,

I’ll wait for the sign

Latigazos terapéuticos

LATIGAZOS TERAPÉUTICOS

Juan José Morales

Si la algioterapia llega a popularizarse tanto como esperan sus fanáticos, los médicos tendrán que cambiar el estetoscopio por un látigo de 7 colas y la tradi­cional bata blanca por un atuendo -capucha incluida- de verdugo del Santo Oficio o el uniforme de los guardianes de campos de concentración nazis, con relucien­tes botas y elegante chaqueta de cuero.

Y es que la algioterapia o algos­terapia -como también se deno­mina-, una sedicente medicina alternativa, busca exactamente lo contrario de lo que durante siglos han intentado los médicos: pro­vocar dolor en lugar de evitarlo o aliviarlo. Aseguran sus promotores que una buena dosis de sufrimien­to ocasionado por azo­tes, pellizcos, golpes y otros tratamientos por el estilo hace más que cualquier medicamen­to o procedimiento qui­rúrgico para curar la depre­sión, la anorexia, la celulitis, las deficiencias en el desarrollo, la hiperactividad, las toxicomanías, las carencias de concentración, la pérdida de control sobre la propia vida, y otros muchos males físicos, psíquicos y emocionales.

Aquí conviene precisar que no debe confundirse la algioterapia con la algoterapia, que es un trata­miento cosmético a base de algas. A la algioterapia -del griego algos, dolor, y therapeuein, sanar o curar­se le define grandilocuentemente como «Una técnica de sanación complementaria consistente en la aplicación controlada de pequeños periodos de dolor intenso (general­mente de 15 a 30 minutos, aunque a veces puedan ser necesarios tra­tamientos intensivos, más prolon­gados)». En esencia, consiste en «La sobreestimulación dolorosa de determinadas zonas del cuerpo, donde se encuentran órganos pro­ductores de hormonas. Esta sobre­estimulación dolorosa puede ser sin duda desagradable, pero no conlle­va riesgo alguno para la salud».

Es ideal -se asegura- para trastornos físicos, psicológicos y emocionales que implican un des­balance orgánico.

Aunque, justo es decirlo, no ofre­ce curar el cáncer, el Alzheimer o la tuberculosis. Más bien es algo así como un sucedáneo muy sui géneris del diván del psicoana­lista, con la ventaja adicional de que si el paciente es maso­quista, la pasará de maravilla durante las sesiones, pues le resultarán en extre­mo placenteras.

TRATAMIENTO DE CHOQUE

Los llamados algioterapistas sostie­nen que la medicina, al concentrar sus esfuerzos en suprimir el dolor con analgésicos, calmantes, anestési­cos y otros productos, ha hecho que el ser humano olvide la importancia de esa sensación como mecanismo fisiológico fundamental, junto con la sexualidad y el hambre. El dolor, dicen, tiene efectos positivos, y al dejar de experimentarlo el hombre moderno ha perdido la capacidad de estimulación que un buen dolor provoca. Pero, agregan, así como algunos movimientos espiritualistas han redescubierto las virtudes del ayuno, la algioterapia es una especie de ayuno sensorial, de disparador que pone en marcha mecanismos olvidados por el ser humano pero fundamentales para el organismo.

Recomiendan, por lo tanto, co­mo tratamiento de rutina, someterse ca­da 2 semanas a una buena sesión de al­gioterapia. Si se apli­ca regularmente, ase­guran, el organismo se mantendrá sano y estabilizado. Y no es necesario acudir a un especialista. Pue­de uno autoflagelar­se o aplicarse unos buenos azotes en las nalgas, los muslos o la espalda con una tableta de madera. O bien se puede te­ner la ayuda de alguna persona de confianza que se encargue de administrarlos. Aunque, desde luego, lo recomen­dable es ponerse en manos de espe­cialistas, es decir, de algioterapeutas calificados. Por supuesto estos caba­lleros -o damas- no necesitan pasar por una escuela de medicina o enfermería (de hecho en ninguna se enseña algioterapia). El diplo­ma que los acredita como tales se obtiene en instituciones de nom­bre rimbombante y nula seriedad científica, como la llamada Escuela Internacional de Algioterapia o la Escuela Española de Algioterapia.

Pero como parece que no mucha gente se deja convencer de poner las nalgas al aire y permitir que le propinen una tanda de palme­tazos simplemente para mantener su equilibrio orgánico o combatir el estrés y la depresión, los algio­terapistas ya encontraron un par de anzuelos infalibles para atrapar a 2 tipos de potenciales pacien­tes más abundantes que los peces en el mar: los gorditos y los ado­lescentes. Afirman que su técni­ca permite adelgazar a cualquier persona como por arte de magia o hace desaparecer en un santiamén el acné más severo.

En cuanto a los barros y espini­llas, las «pruebas» de lo eficaz que es la algioterapia para acabar con ellos son los acostumbrados testimonios anónimos o de personas desconocidas, como el de una chica que «Estaba acomplejadísima e ir a clases era un martirio. Pero fue sólo cosa de comenzar el tratamiento y en 3 o 4 meses, ¡zas!, el acné de­sapareció».

Y respecto a la portentosa capa­cidad del dolor para hacer que las llantitas se desvanezcan sin dejar rastro no hay tampoco prueba clí­nica alguna que lo demuestre, sino tan sólo la afirmación, sin mayores explicaciones, de que «La sobreestimulación dolorosa es capaz de re activar los sistemas del organis­mo capaces de destruir la obesi­dad localizada, esté donde esté. Una sola sesión producirá pérdidas hasta de 5 kilos, y una o 2 sesiones al mes son suficientes para no vol­ver a preocuparse de la grasa nunca más. Sólo hace falta ser un poquito valiente».

Y ciertamente, hay que tener valor para someterse a los tratamien­tos algioterapéuticos, que pueden ser de 2 tipos: sostenidos, con sesio­nes de media hora a 2 horas una o 2 veces al mes, o de choque, en los cuales la sesión se prolonga entre 4 y 72 horas y la paliza se aplica con mayor intensidad y agresividad.

PAGO EN ESPECIE

Como es usual con las llamadas medicinas alternativas, de la algio­terapia se dice que sus orígenes se remontan a la época de la civiliza­ción griega, mas fue ocultada por la medicina oficial y -en los últimos tiempos-, por la próspera indus­tria del adelgazamiento, que la ve como una temible competidora.

En sus anuncios los algioterapis­tas aclaran que no cobran mucho sino, por el contrario, tienen muy en cuenta la situación económica y social de sus pacientes. Aunque barata, lo que se dice barata, esta pseudomedicina no lo es. Pero -añade la publicidad- «La mayoría de terapeutas aplican una generosa política de descuentos para personas con problemas eco­nómicos, tratamientos prolonga­dos, estudiantes o jubilados, etc». Son también, agregan, lo bastante considerados para no exigir el pago completo al momento, sino que lo aceptan diferido, en abonos men­suales y hasta en especie, aunque no precisan cuál es la especie.

En aldeas de Nueva Guinea asesinan a todos los bebés varones

Las dos aldeas donde las madres, durante diez años, han matado a todos los bebés varones

Por Richard Shears

28 de noviembre 2008

Papua La selva de Papua Nueva Guinea ha mostrado uno de sus más oscuros secretos – la masacre sistemática de todos los bebés varones nacidos en dos aldeas, para evitar futuros enfrentamientos tribales.

Prácticamente barriendo con la «población de sexo masculino», las mujeres de la tribu esperan poder evitar en el futuro las mortales guerras con arco y flecha entre los dos pueblos.

«Los bebés se hacen hombres y los hombres se convierten en guerreros», dijo Rona Luke, una mujer del pueblo que está asistiendo a una reunión especial de «paz y reconciliación» en la aldea montañosa de Goroka.

Masacre: Es en las tierras altas al oriente de Papua Nueva Guinea, donde se afirma que las mujeres, en dos aldeas, han matado a todos sus hijos varones durante una década para impedir las guerras tribales.

«Es a causa de la terrible lucha, que ha traído muerte y destrucción a nuestros pueblos durante los últimos 20 años, que todas las mujeres se han puesto de acuerdo para que todos los bebés varones recién nacidos sean asesinados», dijo la señora Luke.

«Las mujeres ya están hartas de los conflictos tribales de los hombres que sólo les ha traído miseria».

La sensacional declaración recuerda la historia bíblica del faraón del Antiguo Testamento que ordenó que todas las parteras mataran a los niños israelitas porque quería asegurar que nunca fueran lo suficientemente grandes para luchar en un ejército contra los egipcios.

La señora Lucas dice que las mujeres de las aldeas acordaron que si dejaban de producir hombres, permitiendo sobrevivir sólo a las bebés mujeres, se reduciría la población de niños en sus tribus y en el futuro no habría hombres para luchar.

Residente de la aldea Agibu, la señora Luke dijo que no sabía cuántos bebés varones fueron asesinados, pero había sucedido a todos los varones durante un periodo de 10 años – y sugirió que seguiría ocurriendo.

Bañada en lágrimas agregó: «Es un crimen terrible, insoportable, pero las mujeres tenían que hacerlo.

«Las mujeres se han visto obligadas a esto ya que es el único medio que tienen a su disposición, como mujeres, para poner fin a las luchas tribales».

Confirmando las escandalosas afirmaciones de infanticidio, la señora Kipiyona Belas de la aldea rival de Amosa, le dijo a un diario que es difícil conseguir alimentos para sus familias porque los maridos estaban luchando con otras tribus con arcos, flechas y lanzas.

A menudo los hombres no vuelven, después de haber sido asesinados en el «campo de batalla», por lo general un claro en la selva.

Ahora, con la ayuda del Ejército de Salvación y la iniciativa del pastor local Michael Hemuno, las mujeres tribales esperan que pueda terminar la masacre de los bebés y los hombres que siguen siendo guerreros depongan sus armas y hablen de paz.

«Estamos tratando de llegar a vivir en paz y poner fin a todas las muertes de jóvenes y viejos», dijo el Pastor Hemuno.

Las luchas tribales en la región de Gimi, en la sierra oriental del país, han estado sucediendo desde 1986, muchos de los enfrentamientos se derivan de acusaciones de brujería.

Las tribus de Papua Nueva Guinea, que se visten de guerreros con pintura y adornos de pluma para ocasiones especiales, son fuertes creyentes en la brujería y con frecuencia culpan a sus enemigos de asesinar a través de la brujería.

http://www.dailymail.co.uk/news/worldnews/article-1090131/The-villages-mothers-killed-EVERY-baby-born-boy-years.html