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Los ovnis boludos (6)

CAE OTRA ESFERA EN BRASIL

El vaquero Gilberto Braga, quien vive en Nova Brasilandia, encontró una esfera en la región de Matto Grosso (13S, 57W), Brasil. Los sucesos ocurrieron aproximadamente a las 22:00 UTC del 1 de julio de 1997.

La «bola de hierro», como la denominaron los vecinos, dejó un cráter de tamaño regular. La esfera es de unos 3 a 4 pies de diámetro. (Caso 138)

José Calixto de Alencar, de la agencia JB, escribió:

«»¦ Mucha gente dijo que fueron testigos de la caída de un objeto incandescente sobre la región. El objeto produjo una gran explosión»¦ El granjero (señor Fogoio) dijo que pudo observar el objeto durante 6 minutos, antes de que cayera».

Según el especialista John Locker, al parecer se trató del Progress M-34, que a las 22:42 UTC del 1 de julio debería estar sobre las coordenadas 13.3S, 58.1W (muy cerca del sitio del cráter).

Pero para Ron Lee no podía ser el Progress M-34, porque, aunque el tiempo y las coordenadas coincidían, el objeto se encontraba todavía en el aire a las 04:00 UTC. Vladimir Agapov (de la lista Seesat & Hearsat) confirmó la caída del objeto a las 05:34:58 UTC, señalando que algunas piezas habían caído sobre el Océano Pacífico en 34.4 S, 154.7W (06:30 UTC).

CAIDA DE ESFERAS EN EL SIGLO XXI: ÁFRICA

El 27 de abril del 2000 cayeron unos misteriosos objetos luminosos sobre Western Cape. El más grande de ellos cayó en una granja a unos 37 kilómetros al Noreste de Cape Town, y sólo a 13 kilómetros de una comunidad en Durbanville. Otro cayó a unos 70 kilómetros al Este Sureste de Lemoenpoort (100 kilómetros Enoreste de Cape Town, y 25 kilómetros al sur del pueblo de Worcester. Un tercero golpeó la tierra a unos 24 kilómetros al Este Sureste, cerca del pueblo de Robertson.

La «bola espacial» de Lemoenpoort, que cayó el jueves y dejó un hueco de 8 pulgadas sobre el terreno, es una esfera de 23 pulgadas de diámetro y un peso de 32 kilogramos, fue vista por primera vez por un chico de 15 años, Theodore Solomons, quien dijo:

«Una bola incandescente llegó, de ninguna parte, hasta mi. No cayó del cenit, sino siguiendo un ángulo. Luego corrí y escuché algo como dos disparos, cuando la bola golpeó el suelo, a tan sólo unos metros de mí, aunque no hizo más que una ligera depresión».

Estaba todavía muy caliente como para tocarla cuando llegó al sitio el granjero Pieter Viljoen, dueño de la finca. Los trabajadores de su viñedo le dijeron que una bola brillante había caído a unos 50 metros de donde estaban trabajando. El granjero espero a que se enfriara el objeto (tardó más de una hora y media en enfriarse lo suficiente como para tocarlo), y lo colocó en su pickup para llevarlo al granero.

Los técnicos del Departamento de Aviación Civil, del Cape Town International Airport, informaron que esto no era parte de ningún tipo de avión conocido.

El superintendente de la policía Andre Kellerman dijo:

«Los testigos dijeron que, cuando cayeron, estaban blancos por el calor. Eran tres piezas que cayeron en una granja al Este de Cape Town». (Casos 139 a 141)

También dijo que el Departamento de Aviación Civil había pedido que la policía recuperara los objetos y entrevistara a los testigos que los había visto caer.

El astrónomo, Chris Koen, del SAAO (la Sociedad Astronómica de Sudáfrica), tuvo que informar a los medios que ellos tampoco tenían idea de lo que era el objeto, pero que suponían se trataba de algo manufacturado en la Tierra.

Greg Roberts, un astrónomo retirado del SAAO que actualmente se dedica a rastrear satélites artificiales como hobbie, sugirió que era parte de un satélite artificial que pudo haber caído sobre Sudáfrica.

Al final de la semana se reportó la caída de un objeto oblongo, mucho más grande, sobre la granja de Philip Scher, en Buurmanskraal, cerca de Durbanville.

«Escuchamos un sonido como de relámpagos, aunque no había una sola nube», dijo Philip Schew, un granjero de Worcester.

Su vecino, Lampies Lampbrecht, escuchó «una especie de crak seguido de una explosión», y varios de sus trabajadores vieron que «una bola incandescente» caía sobre la granja de Scher. Lampbrecht dijo que parecía como un tanque de agua de unos 3000 litros.

El lunes 1 de mayo, no fue un día festivo para Dave Laney, del SAAO, ya que tuvo que enfrentar a la prensa dando explicaciones sobre el enorme y oxidado tanque. Consultando en Internet, encontró que un objeto similar había caído el 22 de enero de 1997 cerca de Georgetown, Texas. Se trataba de un tanque de combustible de la segunda etapa de un cohete Delta II. La «bola espacial» de Durbanville es casi idéntica a la texana.

Alan Pickup en Edinburgh realizó algunos cálculos encontrando que este nuevo objeto pertenecía a otro cohete Delta II, que había puesto en órbita un satélite GPS en marzo de 1996. Se había calculado su caída justo cuando los testigos reportaron los objetos incandescentes (entre las 13:00 y las 13:30 UTC).

El doctor Cees Rijswijk, del Observatorio de Cape Town declaró:

«Son definitivamente de un cohete Delta II. Podría haber más en camino, pero las probabilidades de que alguien fuera golpeado por uno de estos objetos son menores de las de ser arrollado por un autobús. Existen más de 8,000 piezas de basura espacial sobre nosotros, la mayoría de ella esta siendo monitoreada. Como la mayor parte de la Tierra esta cubierta por agua, la probabilidad de que caigan sobre la tierra son más bajas».

Dos de los objetos fueron descritos como «grandes bolas de metal» que tenían una especie de pernos. La primera pesa cerca de 30 kilogramos (65 libras) y la segunda 50 kilos (110 libras), y su forma es más parecida a la de un huevo. Los testigos dicen que tenía unos 4 pies de longitud por 3 de diámetro (1.3 por 1 metros). La primera cayó el jueves, mientras que la segunda lo hizo el domingo.

El 3 de mayo se reprodujo un reporte que había aparecido en el periódico The Afrikáans, en la columna Die Burger. Se decía que Bertie Nel, gerente de Le Grande Chasseur, una bodega de vinos cercana a Robertson, había escuchado un ruido «como el de un helicóptero», y luego vio un objeto luminoso que caía rápidamente desde una altura de unos 150 metros. Un segundo más tarde dejaba una perforación en los terrenos de Mnr Wouter de Wet, a unos 200 metros de la bodega. El objeto escurrió parte del metal al caer. Una pieza de algo que parecía ser hule, se había fundido por el calor. Esta era la «cámara de inyección» (tubo de escape), que era «tan grande como un barril de 20 litros» (de vino). Este objeto golpeó el suelo a las 15:30 (tiempo estándar de Sudáfrica) del 27 de abril. Se calcula que viajaba a unos 30,000 kilómetros por hora.

Pronto Laney y Case Rijsdijk, también del SAAO partieron a la estación de policía de Kraaifontein, a donde se había llevado el objeto. Ahí tuvieron oportunidad de fotografiarlo y hacer los arreglos necesarios para trasladarlo al MTN ScienCentre de Cape Town, en donde se comenzó a exhibir. Actualmente se le puede ver en el South African Astronomical Observatory.

Nick Johnson, científico en jefe y gerente del programa de recuperación de residuos espaciales de la NASA, dijo que los objetos pertenecían a un cohete Delta lanzado en 1996. Afirmó que la NASA esperaba que cayeran en esa área. Afirmó que la NASA se pondría en contacto con las autoridades sudafricanas para examinar los objetos. Y según un acuerdo firmado en las Naciones Unidas:

«Aunque nadie ha sido herido por este tipo de objetos, por lo menos desde hace cuarenta años, el Gobierno de los Estados Unidos indemnizará a cualquiera que resulte herido».

Luego de inspeccionar los objetos declaró:

«De la inspección hecha el lunes por la mañana podemos afirmar que la esfera no pertenece a nuestro cohete, sino al satélite».

Un objeto esférico cayó en marzo del 2002, sobre la casa de Zewuliya Nabalagwa, en Kasambya, subcondado Kikandwa, del distrito de Mubende, Uganda.

El objeto fue recuperado por la policía. El vocero Asuman Mugenyi, dijo que se trataba de un objeto hecho por el hombre

Los testigos dijeron que el objeto parecía un globo metálico inflado, como una gran jarra, de un metro de diámetro, con la boca sellada con dos anillos. (Caso 143)

Cerca de la villa de Manzawu, Angola, al Norte de la provincia de Uije, cayó una esfera luego de que los vecinos escucharon una fuerte explosión en agosto del 2002. El objeto tenía unos 50 centímetros de diámetro y pesaba 10 kilogramos. (Caso 145)

Varios de los aldeanos huyeron de sus casas luego de la explosión. «Teníamos miedo de que explotara», dijeron los testigos a la Estación de Radio Católica Ecclesia.

Expertos del las Fuerzas Armadas Angoleñas viajaron hasta el sitio para examinar la esfera.

MAS ESFERAS FUERA DE ÁFRICA

Regresándonos un poco en el tiempo. Un gran motor sobrevivió la reentrada el 14 de enero del 2001, y fue a caer a 240 Kilómetros al Oeste de Riyadh, en Arabia Saudita. No se escucho ruido alguno ni se vio destello, simplemente se le encontró a la mañana siguiente sobre la arena. Su forma es casi esférica (en realidad un cilindro de una altura muy similar a su diámetro). Se trataba de un motor del cohete Delta II, tercera etapa, de 1.2 metros de diámetro por 2 metros de longitud (PAM-D, Payload Assist Module – Delta). Pesaba 70 kilogramos y estaba fabricado con titanio. El Delta II se utilizó para poner en órbita el satélite GPS II A-20, el 13 de mayo de 1993. (Caso 142)

El 10 de junio del 2002 una esfera de 90 centímetros de diámetro y 90 kilogramos de peso cayó en las playas de Isle of Palms, en Carolina del Sur. (Caso 144)

Marie Segneri la encontró cerca de su casa en la playa, en Isle of Palms.

«Creíamos que era una gran pelota de playa. Algunos de mis familiares nadaron hasta ella para traerla hacia la playa, pero era muy pesada. Era de metal y tenía números grabados. No había forma de traerla hacia la tierra».

La jefa de bomberos de Isle of Palms, Ann Graham dijo: «La llamamos OFNI «“ Objeto Flotante No Identificado».

Tenía una serie de números impresos en su superficie. Expertos de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) sugirieron que podría tratarse de un dispositivo de flotación usado en una nave de dragado, pero no quisieron asegurarlo. Otros dijeron que se trataba de aparatos utilizados en barcos petroleros. Los llamados «puercos». Uno de los expertos dijo que los «puercos» se usan de la siguiente forma:

«Cuando se va a bombear petróleo a través de las tuberías lo primero que se hace es enviar una de estas bolas por la línea para despejar y eliminar el aire entrampado. Hay en varios tamaños, dependiendo del diámetro de la tubería. Los números en la esfera corresponden al tamaño de la tubería. Esta bola parece haber sido dañada, está agrietada, por lo que fue lanzada al mar. No porque sean de metal o aluminio significa que no pueden flotar: están huecas».

Otra teoría exponía la posibilidad de que se tratara de una mina de entrenamiento MK 6, llamadas «marcas de sonar» que en efecto son ET (Exercise-Training), aparatos de ejercicio y entrenamiento. Se utilizan para calibrar el sonar para buscar minas. Pertenecen al Mine Warfare Command de la Base Naval de Charleston.

Una esfera metálica cayó en la región del Pantanal, en el Estado de Mato Grosso do Sul, al Suroeste de Brasil,

La esfera mide 60 centímetros de diámetro, con 1.9 de circunferencia. Pesa aproximadamente 30 kilogramos.

La gente en Campo Grande, capital de Mato Grosso do Sul la llama «El huevo de E.T.».

La Fuerza Aérea Brasileira (FAB) mantiene en custodia la esfera en la base de Campo Grande. (Caso 146)

CAIDA DE ESFERAS EN EL SIGLO XXI: COLUMBIA

El Columbia dejó algunos restos de este tipo.

Una enorme bola de acero inoxidable se encontró en el Condado de San Agustine, casi en el límite con el condado Sabine (Caso 147). Al menos otras dos esferas fueron encontradas en los condados de Nacogdoches (Caso 148) y Sabine (Caso 149).

El sheriff del condado de Nacogdoches, Thomas Kerss. Se encontró una esfera en el aeropuerto del pueblo. Cayeron piezas en un estacionamiento (Caso 150), en los terrenos para el ganado y en los bosques.

En la presa Toledo Bend (Condado Sabine) cayó una pieza del tamaño de un auto compacto, dijo el sheriff, Tom Maddox.

Vecinos de San Agustine, Bob Ozee y Spencer Boaz, encontraron una de las esferas el sábado a las 10:30 de la mañana.

«De su interior salía una especie de luz amarillo dorada», dijo Ozee, quien comenzó a percibir un «olor como de azufre».

Danny Brashear, un bombero voluntario de Hemphill se encargó de la esfera de 4 pies de diámetro cerca de la Magnolia Baptist Church fuera del camino 4305 del condado de San Augustine, en los terrenos pertenecientes a Temple-Inland Inc.

Ozee y Boaz estuvieron con la esfera por unos 45 minutos antes de que llegara Brashear. Luego, el bombero cercó el área y ordenó a los testigos que fueran al Puesto de Comando de Chinquapin, y de ahí al hospital para ser revisados.

En el hospital les tomaron rayos X del pecho para tener un parámetro a comparar, en caso de futuras complicaciones.

«No nos dejaron usar nuestras ropas, hasta que fueran lavadas. No nos querían regresar la ropa, pero decidieron llevarnos a nuestras casas y regresar con la ropa en una bolsa».

Para Brasher

«Era la cuarta de 5 piezas que pude hallar. Los otros objetos eran muy pequeños. Es de acero inoxidable brillante. No parece haber caído del cielo, y no hay un cráter de impacto. Estaba tan caliente que tenía un color naranja. Del interior escapaba un líquido. Había un olor a cloro. Podía ver cómo se vaporizaba formando una bruma amarilla que hacía que los árboles también se vieran amarillos. Eso fue suficiente y me alejé».

Brasher llamó a la Oficina del Sheriff del condado de Sabine, pero de ahí lo comunicaron con el condado de San Agustine. Luego llegaron los militares. El vocero de la NASA, Michael Braukus, dijo que la esfera contenía tetróxido de nitrógeno (N2O4), un combustible de cohetes. Este es un agente oxidante con un fuerte olor a cloro. Puede irritar la piel, los ojos y las membranas mucosas. Puede producir «una reacción a las 24 horas: genera que los pulmones se llenen de fluido, provocando una falla respiratoria».

Otras esferas contienen amoniaco y Monometil hidracina (MMH). Este último es un agente cancerígeno con olor a amoniaco, que también puede afectar las membranas mucosas e irritar la piel y los ojos. Es altamente explosivo, tiene un flashpoint de 70 ° F.

Thomas Draus, del Orbital Maneuvering System/Reaction Control System de la NASA, en Kennedy Space Center, dijo que la esfera de 48 pulgadas de diámetro estaba hecha con titanio y acero inoxidable y que al caer tenía 5 galones (algunos dicen que 60), de los 120 totales, de MMH.

En las operaciones de recuperación de la esfera estuvieron involucrados el 6th Civil Support Team (Weapons of Mass Destruction) de la Guardia Nacional en Texas, el TCEQ (Texas Commission on Environmental Quality) y la EPA (Enviromental Protection Agency). El CST (WMD) fue creado en 1999 para responder a ataques terroristas en los que estuvieran involucradas armas químicas y biológicas. Su comandante es el mayor Maj. Michael P. Dietz.

El bombero Jesse T. Ybarra del Houston»™s Hazardous Materials Response Team, esta asignado a este comando. La recuperación del tanque esférico les llevó unas 12 horas. La operación resulta bastante reveladora. Imaginemos esta situación en otro contexto: en otro país y sin saber que lo que ha caído es un objeto de tecnología de la NASA. Las historias de testigos de avistamientos OVNI se ven clarificadas. Ahí tenemos el OVNI incandescente volando a gran altura. Luego el OVNI cae y un grupo de técnicos de la NASA llegan al sitio para recuperarlo. Finalmente el gobierno niega todo conocimiento. ¿Será esta la respuesta a algunos reportes OVNI?

Pero en Texas se seguiría encontrando partes del Columbia. T. C. Wright y su esposa Janice Wright encontraron otro tanque esférico, cerca de su granja, en Melrose, Texas. (Caso 151)

GUATEMALA 2003

Poco después de las nueve de la mañana del domingo 27 de mayo del 2003, a las 15:35 TU, se escuchó una fuerte explosión en las localidades de Jalapa y Escuintla, en Guatemala. Luego de la explosión se encontraron tres fragmentos metálicos, dos de ellos esferas de poco peso, con un eje metálico, que se supuso eran partes de un sistema generador de energía. El objeto más grande, era una esfera de 1.2 metros de diámetro. Había golpeado una colina y rodado hacia abajo.

La otra era una pieza de acero de un metro 60 centímetros de largo por 20 de ancho. (Casos 152 a 153)

Los primeros reportes se dieron en el barrio El Calvario, de Mataquescuintla, Jalapa, donde el mismo día se supo de la caída de una de estas esferas. El objeto fue descrito «como una bola de lana», con eje. Pesaba unos 15 kilogramos, a pesar de su volumen.

La segunda esfera cayó en terrenos de la finca Tehuantepeque, jurisdicción de Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla; su tamaño era un poco diferente, pues tenía una circunferencia de 60 centímetros.

Los reporteros de la revista La Hora informaron de esta forma, del extraño suceso a sus lectores:

«El administrador de esta finca, Leonel Hernández Cruz, dijo que en la mañana del domingo se escucharon una o dos explosiones lejanas, luego se vio el artefacto, que cayó en un cañaveral sin causar mayores daños; una versión similar se obtuvo en Mataquescuintla, Jalapa, donde los vecinos que vieron caer la bola también afirmaron que se produjeron dos explosiones antes de la caída del fragmento».

«El tercer trozo metálico cayó en una plantación de piñas, de una parcela ubicada en la calle 2, área 92 del parcelamiento Velasquitos, de La Democracia, departamento de Escuintla. El reporte de las autoridades señaló que la pieza, un poco quemada, tenía un metro 20 centímetros de largo, por 60 centímetros de ancho, y debido a su tamaño no fueron mayores los perjuicios causados. Este objeto, igual que los dos anteriores, cayó en la mañana del domingo, tras dos explosiones que muchos vecinos escucharon, pero que no lograron explicarse; hasta ahora que ya hay publicaciones relacionadas con la explosión de un aparato espacial, cuyos restos cayeron en el territorio nacional poco después de las nueve horas del domingo».

De inmediato se dio aviso a las autoridades competentes. Los primeros en ocuparse del asunto fueron los técnicos del Servicio de Desactivación de Explosivos de la Policía Nacional Civil (PNC). El segundo jefe de la Unidad de Explosivos, Otoniel López, dijo que su unidad se limitó determinar si se trata de un artefacto explosivo. Se le preguntó si los objetos podrían estar contaminados por sustancias tóxicas o por radiación, y López contestó:

«A nosotros sólo nos compete establecer si es algo explosivo, los demás análisis le corresponden al Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh)», añadió.

Dicho lo anterior, llegó personal del Departamento de Protección Radiológica del Ministerio de Energía y Minas, MEM, quienes determinaron que no contenían ningún tipo de radiación.

«Los objetos no muestran radiación, de tenerla, ya se habrían tomado medidas fuertes de seguridad».

Dijo Verónica Martínez, del MEM. También informó que, quienes han tocado estos objetos han sufrido comezón, por lo que notificarían a las autoridades de Salud Pública.

Se sospechó que los objetos pertenecían a algún artefacto estadounidense. La agregada de prensa de la Embajada de los Estados Unidos, Kay de Mayfield, explicó que el primero de estos objetos encontrado en Mataquescuintla, Jalapa, era un fragmento de un tanque de helio perteneciente a un cohete llamado Atlas, lanzado en 1998, propiedad de una empresa privada.

Hasta este momento (agosto del 2003) es el caso más reciente de una esfera metálica caída en la Tierra.

Continuará…

Aspecto general de un cohete Delta.

Una de las esferas encontradas en Sudáfrica (Aarhus Enver Essop).

A la derecha, los fragmentos de la cámara de combustión.

Andre Kellerman y la cámara de combustión.

El tanque de acero pertenecía a un cohete Delta.

Dave Laney y Case Rijsdijk en el estacionamiento del SAAO con toda la colección de objetos caídos en Cape Town.

Preparativos para trasladar la chatarra espacial, del MTN ScienCentre al SAAO.

Es notable el estado de conservación de la esfera.

El cilindro ya presenta signos de evidente corrosión. Obviamente fue fabricado en acero al carbón.

Gráficas del impacto de los micrometeoritos sobre el tanque de acero. La placa fue atravesada limpiamente.

El desierto Saudita fue el destino final de este motor.

La esfera de Isle of Palms.

Parte de un conector del Columbia caído en un estacionamiento.

La esfera de Nacogdoches aún tenía parte de su capa de mylar.

Jesse Ybarra dirigiendo la operación para cubrir el tanque con una capa de plástico. Fotos Ken Walter.

El sargento Jay L. Rimel (de gorra), Anthony Buck y el sargento Eduardo Velásquez.

Jesse T. Ybarra vistiendo su traje para contingencias químicas. A su lado, ayudando a colocar las botas, Don Taylor.

Walter J. Sneed, revisa los cierres del traje del sargento Jay L. Rimel. Cualquier chispa puede causar una explosión.

Jesse T. Ybarra, de botas naranja, dirige a los sargentos Eduardo Velazquez, Jay L. Rimel y Anthony Buck.

Anthony Buck y Jay L. Rimel ajustan sus trajes por el interior para iniciar el nivel A y seguir con la fase de neutralización.

El tanque se cubre con una lámina plástica.

Finalmente los especialistas se descontaminan con el rociado de productos químicos.

La esfera antes de que llegaran los equipos especializados en contingencias químicas y biológicas.

Los esposos Wright (T. C. y Janice) frente a una de las esferas del Columbia que cayó en sus sembradíos.

Verdaderamente el aspecto de esta esfera es el de una «bola de lana», como lo describieron los testigos.

Las esferas fueron llevadas a la Unidad de Explosivos de la Policía Nacional Civil.

La noticia apareció en los principales diarios y revistas de Guatemala. Durante días fue el principal tema de sobremesa.

En primer plano la esfera «normal». Detrás de ella la «bola de lana».

El aspecto más extraño y uno de los mejores estados de conservación es el que presenta esta esfera caída en Guatemala.

¿Gotas de ET sobre mi cabeza?

¿Cuándo nos visiten los extraterrestres, vendrán en platillos voladores? Ésa era la sabiduría popular de las películas convencionales de extraterrestres de los años 50. ¿Pero podrían los extraterrestres llegar en una poco cinematográfica lluvia? La lluvia roja de Kerala a caldeado el ambiente en la astrobiología y es considerada la primera evidencia para la teoría de la panspermia. Pero, ¿las pruebas realizadas en las muetras obtenidas en Kerala apoyan a la panspermia o simplemente son errores técnicos? Los nuevos ensayos aplicando la técnica DAPI parecen apoyar lo segundo. ¿Estamos entonces ante un nuevo fraude científico o simplemente es un error? En este artículo David Tenenbaum comenta sobre los errores de la revisión por pares.

http://whyfiles.org/shorties/207red_rain/

Los ovnis boludos (5)

¿EL COSMOS 2238 ES EN REALIDAD UN OVNI?

El joven estudiante de astronomía, Martín Fragoso, menciona que durante una conferencia, en abril del año 2000, Jaime Maussán comentaba acerca de los supuestos OVNIs caídos en México, y decía al respecto:

«Se dice que en 1977 cayó un objeto en la sierra de Puebla[1] que fue recuperado por el ejército[2], sin embargo no sabemos ni dónde está o si realmente fue (sic)[3]. Por otro lado el 30 de diciembre de 1994 cayó a la tierra una esfera desde el espacio, esta esfera fue analizada y se encontró que tenía titanio, vanadio y aluminio, que resistía temperaturas de mas de mil 800 grados centígrados, se encontró que han caído esferas similares desde 1887, como lo reportó el Time de Londres, que incluso cayeron algunas de estas esferas antes de que se iniciara la carrera espacial…»

Podríamos suponer que se trata de fragmentos del Cosmos 2238, el mismo de la placa de Cosala, que hubieran sido encontrados hasta el 30 de diciembre, pero Maussan no da la referencia del lugar en donde fue hallada. (Caso 125)

El Cosmos 2238 ya había estado asociado a reportes OVNI. La noche del 31 de marzo de 1993, entre las 2:10 y las 2:14, muchos testigos en el Norte de Portugal, España y Francia, observaron el trayecto luminoso de la reentrada de una de las etapas (la tercera, como la identificó la Agence Spatiale Française) del cohete Cyclone-M, que puso en órbita al satélite Cosmos 2238. El dato fue confirmado por la NASA, la NORAD, y el Service d’espertise des phénomènes de rentrée atmosphériques (SEPRA) del CNES francés.

Incluso Juan José Benítez se llegó a ocupar del asunto en uno de sus libros escribiendo la siguiente perla (boludes o pendejada):

«Parece como si el fenómeno ovni gozara de la asombrosa facultad de «saber el futuro». Desde mi punto de vista -a juzgar por las investigaciones efectuadas-, toda una «colección» de naves no humanas, de los más dispares «modelos», se precipitó sobre buena parte de Europa. Y lo hizo justamente, de forma y manera que «coincidiera» con la reentrada de los restos de un cohete espacial humano. Ello, en el fondo -y así sucedió-, restó un máximo de hierro a la pequeña-gran oleada de objetos no identificados».

Es decir, los tripulantes de los OVNIs aprovechan los momentos en que nuestros satélites comienzan a caer, para entrar en nuestra atmósfera y no ser detectados.

Como decía Don Pedro Ferriz Santacruz, decano de los ufólogos mexicanos: no sabemos si ponernos a reír, a rezar o a llorar. Tal vez hubiera sido mejor que a esta serie de artículos los hubiéramos titulado «los ufólogos boludos».

LA ESFERA DE PIJIJIAPAN

La noche del domingo 28 de enero de 1996, alrededor de las 20:00, miles de personas en el territorio nacional observaron el paso de luces verdes, rojas, amarillas y azules, moviéndose en la franja central del país, del Noroeste hacia el Sureste. Según los testigos, los objetos luminosos cruzaron el cielo a gran velocidad y en su recorrido parecían desbaratarse, dejando escapar a su paso destellos similares a las lluvias de estrellas.

Los objetos fueron vistos en diversos Estados, como Chiapas, Distrito Federal, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz. Se cuenta con diversas filmaciones del caso. Jaime Maussan ha comercializado varias de ellas.

En el Distrito Federal, por ejemplo, la torre de control del Aeropuerto Internacional Benito Juárez confirmó inicialmente el registro del fugaz y colorido fenómeno.

Corrió la versión de que se trataba de una avioneta, perteneciente a la Presidencia de la República, que había explotado en el aire. Los controladores del aeropuerto de la Ciudad de México descartaron que pudiera tratarse de una avioneta, debido a la velocidad con que surcó el cielo.

En la misma capital de la República, la policía preventiva, el Grupo Cóndor de la Secretaría de Seguridad Pública, bomberos y un nutrido grupo de fotógrafos de diversos medios de comunicación, iniciaron una infructuosa búsqueda de los restos en la Delegación Tláhuac, en donde se dijo que había caído la avioneta o lo que fueran los objetos, poco después de haberlos observado. Se decidió continuar con la búsqueda a la luz del día. Al finalizar el segundo día el resultado había sido negativo. La búsqueda se suspendió.

También en los Estados de Jalisco y Morelos se dijo que habían caído fragmentos del «meteorito». En este último Estado, el comandante Roberto Rodríguez Guerra, director de Protección Civil del Estado de Morelos, aseguró que, de acuerdo con algunas versiones, cayeron fragmentos de meteoro en tres zonas de la entidad. También la policía preventiva de Morelos informó haber recibido cientos de llamadas de la población civil, sobre el incidente.

En Chiapas los objetos fueron observados como provenientes del Noroeste (del Estado de Veracruz). El periodista Oscar Gutiérrez, del Diario de Chiapas, escribió:

«Calificado por el pueblo tuxtleco como fenómeno OVNI, decenas de «bolas de fuego» fueron vistas toda la noche de este domingo en la inmensidad del cielo capitalino, alrededor de las 20:30 horas en medio de la sorpresa y estupefacción de los observadores, que no alcanzaban a dar crédito a lo que en ese momento contemplaban en el infinito espacio».

Días después el señor Cándido Solo Ruiz encontró una esfera metálica en el primer potrero del Rancho Miramar, ubicado en Pijijiapan, Chiapas. (Caso 126)

Los señores Roberto de la Cruz Velásquez y su esposa, la señora Cristina Pineda Vázquez, son los dueños del Rancho Miramar, y de la mueblería La Princesa.

«Ese día, recuerda el señor Roberto de la Cruz, miércoles 28 de enero (sic)[4], eran como las 8:30 de la noche cuando estábamos en el patio de la casa en un convívio (sic) con motivo del cumpleaños de una niña, cuando una de las personas que se encontraba ahí gritó que había algo en el cielo y vimos pasar las luces; éstas traían una trayectoria de Noroeste a Suroeste. Eran unas luces brillantes, como fuegos pirotécnicos.

«No pudimos escuchar ruido alguno porque en la fiesta había luz y sonido. Hasta ahí, para nosotros, no sucedía nada anormal y no le dimos mayor importancia. Pero a mediados de la semana que vine al rancho, llegaron los vaqueros de juntar el ganado, lo traían del cerro para contarlo. Uno de los trabajadores que labora aquí en el rancho conmigo, Cándido Solo Ruiz, encontró la esfera metálica que estaba tirada en el primer potrero.

«Al momento pensé que era el residuo de un satélite, porque se ve que es un objeto que está elaborado por el hombre. Hasta ahí mis conclusiones, pues no podemos saber qué tipo de metal es, o con qué material está hecho.

«Me dirigí a mi casa, le informé a toda mi familia y uno de ellos llamó a Televisa México. Vinieron a realizar el reportaje, me entrevistaron y en efecto, lo pasaron en los noticieros en México.

«Después que se dio la noticia vinieron muchas personas, familias enteras a ver, pues tenían curiosidad de conocer el objeto. También vinieron reporteros de los periódicos locales en Tonalá. Llegó el Ejército que estaba destacamentado (sic) aquí en Mapastepec, pero en plan de recabar información, pues tomaron nota del hecho y apuntaron todo en una libreta. Ellos recibieron órdenes de Tapachula. El jefe del destacamento que vino nada más reportó el suceso.

«Les pedí que se identificaran y me dijeron que no, que sólo era una visita de rutina, que solamente iban a informar lo que yo les dijera».

Efectivamente, la noticia apareció en los telediarios de Televisa. En ellos se dijo que había caído una esfera del cielo, en la población de Pijijiapan, Chiapas, y que el Ejército estaba custodiando la zona, que había acordonado, y no dejaba pasar a la gente.

Como hemos visto, en la declaración del señor Roberto de la Cruz, los militares se limitaron a entrevistarlo para informar a sus superiores. Ese era su trabajo y el que se espera de quienes se supone tienen como misión salvaguardar la seguridad e integridad física de los mexicanos. Las exageraciones propias de los reporteros sensacionalistas sólo contribuyeron a acrecentar más las mentiras en torno al fenómeno OVNI. Es así como se generan las leyendas ufológicas.

HABLA EL TESTIGO PRINCIPAL

Cándido Sólo cuenta así su versión:

«Era el miércoles (31 de enero), como a las 9 de la mañana, andábamos juntando ganado por el cerro, cuando encontré la esfera por un paraje que le decimos La Cañada, en el primer potrero del rancho.

«Bajé del caballo y estuve observándola, dándole vueltas. Después le dije a mi compañero, José Nanduca Avendaño, que estaba una cosa extraña ahí tirada. Digo extraña, porque un día antes no la habíamos visto en ese lugar, por donde pasamos a diario.

«»¦ al terminar (el trabajo) la levanté y la traje arriba de mi caballo.

«»¦ Don Javier Ordóñez, que vive cerca de donde cayó, sí escuchó un golpe seco ese día (28 de enero). Comenta que fue como un tronido fuerte al momento del impacto.

«»¦ creo que cuando la esfera se impactó en el terreno, dejó un agujero de 10 centímetros de profundidad y 70 de diámetro. El terreno en esta zona es muy duro, por lo que considero que este objeto traía una velocidad enorme. Después del impacto, rodó cuesta abajo como unos cinco metros de distancia, ahí en el lugar llamado La Cañada, donde la encontré. Posteriormente la llevé al rancho y les avisé a mis patrones. Ellos me dijeron que la dejara por ahí y me preguntaron que dónde la había hallado y les conté cómo sucedió».

A la pregunta del reportero en torno a la apariencia de la esfera, como si hubiera estado sometida a altas temperaturas, Solo Ruiz respondió:

«Pues estaba igual, de ese mismo color que está ahora; así, toda quemada».

Aunque Cándido Solo Ruiz afirmó que la bola no se encontraba el día anterior al hallazgo, es decir, el martes 30 de enero, ya que al pasar por el sitio no la vieron, probablemente se equivoca y la esfera haya caído desde el domingo 28 de enero. Los elementos de juicio que nos hacen afirmar lo anterior son:

– La esfera se había enfriado ya que el mismo Cándido afirma que le estuvo dando de vueltas y, posteriormente, la cargó y subió a su caballo.

– El señor Javier Ordóñez, vecino del lugar, escuchó un golpe seco del impacto el mismo domingo 28 de enero.

– La señora Cristina Pineda, esposa del señor De la Cruz y dueña del Rancho Miramar, donde se encontró la esfera, dijo que la misma fue hallada «Después de que pasaron los aerolitos, al tercer día, el 31 de enero».

La esfera en cuestión es hueca. Mide 30 pulgadas (76 centímetros) de circunferencia, 20 pulgadas (51 centímetros) de altura y tiene un peso aproximado de 10 a 12 kilogramos. Es de un material férreo, que al parecer estuvo expuesto a altas temperaturas. En la parte superior tiene un agujero de una pulgada, y en la de abajo muestra una abolladura y tres orificios de media pulgada[5]; en medio se ve claramente soldadura uniendo las dos partes.

Según el ufólogo mexicano Oscar Zapién Jimeno:

«Expertos en meteorología se muestran desconcertados por la forma en que los objetos espaciales se presentaron y rechazaron que pudiera tratarse de aerolitos precipitándose al planeta, ya que estos se proyectan del espacio de una forma vertical o perpendicular, mientras que los cuerpos luminosos daban la impresión de navegar en el espacio, «por la forma horizontal como se movían», además de que si alguno de ellos hubiese aterrizado en la tierra, la catástrofe hubiera sido de dimensiones impresionantes».

Quizá el primero en darse cuenta con lo que se enfrentaba fue el señor Juan Antonio González, reportero del periódico Récord, El Diario de Chiapas, quien comentó:

«Yo pienso que es parte de un satélite que cayó por aquí, lo increíble fue el fenómeno celeste del día 28 de enero, ya que éste dejó a todos sorprendidos, porque explotó en el aire; no sabemos si esto es parte de un aerolito o de un misil que cayó aquí».

Si lo que surcó los cielos de la República Mexicana la noche del 28 de enero de 1996 fueron los restos de algún satélite artificial que se fue disgregando a todo lo largo de nuestro territorio, era de esperar que se encontraran restos no sólo en Chiapas sino también en otras partes del país. Los reportes de objetos caídos en la Delegación de Tláhuac, (Caso 127), en el Distrito Federal; en el Estado de México, rumbo a Amecameca, (Caso 128); en Morelos (Caso 129); en Jalisco (Caso 130); y en Querétaro (Caso 131), confirmarían esta hipótesis. Se sabe que también se encontró una placa metálica muy cerca de donde cayó la esfera (Chiapas), y que esta misma posee algunos números un tanto borrados por la abrasión que sufrió al caer desde el espacio.

LA ESFERA DE CIUDAD VICTORIA

Ocho meses después, precisamente el 24 de septiembre de 1996, se recuperó otra esfera que había caído en Ciudad Victoria, Estado de Tamaulipas. El ingeniero Rodolfo Etienne Villegas, Director de Bomberos y Protección Civil Municipal, redactó el siguiente informe:

«Cd. Victoria, Tam., septiembre 25 de 1996.

«Lic. Gustavo Rivera Rodríguez

«Secretario del R. Ayuntamiento de Victoria.

«PRESENTE.

«Por medio del presente, informo a usted que el día 24 del mes en curso, a las 21:30 horas, fue recibida una llamada en la central del H. Cuerpo de Bomberos, de una persona residente del Fraccionamiento Fuego Nuevo, quien señalaba que había visto caer una bola de fuego a la altura de la calle 40 Juárez, y que ésta emitía una luz muy intensa. Por lo que al lugar antes mencionado acudieron la Unidad No. 4 del Departamento de Bomberos, así como personal de la Dirección de Protección Civil Municipal Ing. Juan Jesús Acuña Cabrera y Sra. Zoila Pimentel Amezcua, para investigar el área en donde presumiblemente había caído la bola de fuego.

«En la calle 35 Morelos y Matamoros, de la Colonia Miguel Alemán, un grupo de personas se encontraba observando el cielo, a quienes se les preguntó sobre la luz roja que habían reportado, coincidiendo todos que ésta se había perdido de vista a la altura del cerro donde se encuentra la bandera del 77° Batallón de Infantería.

«Por lo antes señalado, se acudió a las instalaciones del Cuartel Militar, donde el personal que se encontraba de guardia manifestó no haberse percatado del fenómeno antes indicado.

«En la Comisión Nacional del Agua, el policía hidráulico (sic) que se encontraba de guardia, Marco Antonio Hernández García, informó que efectivamente había observado la luz y que se había dirigido al Norte a la altura de la vía.

«Por parte del Aeropuerto local «Gral. Pedro José Méndez», el comandante Víctor Manuel Eguía García, recibió el informe del controlador de vuelo que observó dicho objeto, el cual se perdió en la sierra, no pudiendo definir lo que era o su procedencia.

«Por lo anterior, no se pudo identificar el objeto que fue visto por muchas personas. En lo concerniente al área donde se determinó su posible caída, no se encontraron huellas o daños que esto pudiera haber causado, así como no se encontraron indicios que pudieran determinar su origen.

«Atentamente

«Sufragio efectivo no reelección

«Ing. Rodolfo Etienne Villegas

«Director de Bomberos y Protección Civil».

Así hubieran quedado las cosas. Incluso los ufólogos hubieran comenzado a hablar de ocultamiento por parte del Ejército Mexicano. Otro OVNI crash que se ocultaba a la población.

Sin embargo, poco después de redactado el informe, un par de campesinos encontraron la esfera, que fue enviada a la ciudad de México para su análisis. (Caso 132)

Martín Fragoso[6] informa los comentarios de Maussan al respecto de esta esfera, durante un ciclo de conferencias a finales de 1998, en el Teatro de Los Insurgentes. Jaime dijo que la esfera cayó en Ciudad Victoria, en el rancho Tres Arroyos y según él:

«Con el impacto al caer a una velocidad de miles de kilómetros por hora, le reventó el cuerpo a una vaca y de acuerdo con algunos testimonios, cuando se le metió a una bodega donde había varios automóviles, éstos amanecían con las llantas desinfladas[7].

«Al parecer, las bolas que cayeron del cielo (Miramar y Victoria), representan un verdadero reto; como dicen los ufólogos: únicamente los escépticos dogmáticos pueden negar el origen extraterrestre del fenómeno OVNI.

«Después de Victoria, mucha gente reportó la presencia de extrañas luces que descendían considerablemente por esa zona de Tamaulipas y hasta se registró una deserción de trabajadores de la naranja por el temor que les provocaban esos objetos».

Martín se ha convertido en un escéptico sarcástico y escribe:

«Para Maussán, la esfera «junto con otras evidencias» mostraba que los extraterrestres deseaban comenzar a comunicarse con nosotros. No sé si Jaime estaba en lo correcto o no, ya que las actividades de los alienígenas me resultan incomprensibles: ¡venir hasta nuestro planeta a ponchar llantas!

En una entrevista, Jaime Maussán aseguraba que:

«Actualmente esta esfera está siendo exhibida en Sydney Australia como una de las más grandes evidencias de la realidad del fenómeno ovni. La NASA ha aceptado que la esfera no es de su propiedad y que sólo nos falta la declaración de los rusos para establecer con cierta certeza que es una esfera de origen desconocido y por tanto la posibilidad de que sea extraterrestre».

A lo que Martín apuntó acertadamente:

«Tenemos entonces que, para los ufólogos, la chatarra espacial es una de las mejores evidencias de las visitas de extraterrestres a la Tierra».

Yo supe que Maussán presentó esta esfera en el programa Otro Rollo. Algunos de sus colaboradores (de los cuales obviamente no puedo dar el nombre), me dijeron que la esfera mostraba algunos números grabados. Si esto es así, no comprendo cómo Maussán la presentó como una prueba alienígena. Le pregunté sobre este punto a Martín y el me contestó:

«Lo de los números no lo sé, asistí a una plática que dio el año pasado y comentó algo sobre esferas en el espacio, le pregunté -con toda mala intención- si podrían tratarse de esferas como la que presentó. Le pregunté eso con la intención de que me dijera si consideraba todavía a esa esfera como material extraterrestre. Me contestó que posiblemente sí, que aunque «algunos dicen que es chatarra espacial, la duda continúa abierta» cito de memoria, porque no la tengo a la mano, grabé parte de la conferencia, no recuerdo si tengo esa parte, ya que en ese momento me interesaba preguntarle sobre el platillo volador de las Lomas. Y fue casi lo único que grabé.

MINI OVNIS PARA UN MUSEO

También en 1996, en la isla Panay, Filipinas, se encontró una bola de aluminio del doble del tamaño de una pelota de baloncesto (20 pulgadas) y 3 kilogramos de peso.

Se informó que cayó en un paracaídas y fue encontrada colgada de un árbol. La cuerda del paracaídas tenía la inscripción Heyco 2H-4.

El Ministerio de Ciencia y Tecnología examinó los restos. (Caso 133)

El 21 de enero de 1997, a las 9:01 «“ 9:09 (CDT), la segunda etapa del cohete Delta II, que había colocado en órbita al satélite MSX (Midcourse Space Experiment), cayó a la Tierra. Se recuperaron 4 objetos: un tanque de acero inoxidable de 1.7 por 2.7 metros y 270 kilogramos; una esfera de 32 kilos y 22 pulgadas de diámetro, que contiene el gas que se utiliza para presurizar el tanque de combustible; una cámara de presión de 30 pulgadas de largo por 10 de ancho, y 45 kilogramos de peso; y una pieza ligera sin forma, de 10 por 13 centímetros, que golpeó en el hombro a la señorita Lottie Williams, de Tulsa, Oklahoma, pero no le hizo daño. (Casos 134 a 137)

El miércoles 22 de enero, aproximadamente a las 3:40 de la mañana, mucha gente al Norte de Texas y otros 4 estados del Sudoeste americano (incluyendo un policía de Arlington), vieron una «bola de fuego» volar de Norte a Sur, que explotó en docenas de pedazos que volaron en diversas direcciones. En las noticias de la mañana se dijo que había caído un cohete Delta II. La CBS entrevistó a Randy Peters del Museum of Science and History de Forth Worth quien reiteró que se trataba de la explosión de un cohete Delta II

Tres días después, el 24 de enero, un ganadero de Kingsbury, cerca de San Antonio, Texas, Ed Longcope, encontró un objeto esférico en su propiedad. No supo de qué se trataba. De acuerdo con el Houston Chronicle del 26 de enero, el señor Longcope describió al objeto como:

«Es una gran bola hueca de acero, del tamaño aproximado de una bola médica. Tiene tornillos colocados en lados opuestos. Un cordón de soldadura la rodea por su parte central».

La esfera fue encontrada enterrada en un campo de pastoreo. Había marcas de «quemaduras» como si el objeto hubiese entrado a la atmósfera. La esfera fue llevada a la oficina del Sheriff del condado de Guadalupe, en donde se contactó con la Base Aérea de Randolph, quien se llevó la esfera para analizarla.

Al caer el Delta II se formó una bola de fuego que fue visible en Canadá. La reentrada fue vista por mucha gente en los Estados Unidos. Los restos cayeron tanto en Tulsa, Oklahoma como en Georgetown y Seguin, Texas.

La cámara cayó en Seguin, la esfera y el tanque en Georgetown, mientras que el pedazo de material tejido y chamuscado cayó en Tulsa.

Entre los restos se encuentra la cámara de presión que se exhibe actualmente en el UFO Museum de Texas.

Pero hay gente que no cree en la versión de que los restos pertenezcan a la segunda etapa de un cohete Delta II. Entre ellos se encuentran algunos ufólogos.

Jason Leigh vio la entrada y la reportó como un OVNI al departamento de Policía de Joshua, Texas. Leigh dedujo y «probó objetivamente que se trataba de una nave de otro mundo, haciendo señales». Este es el análisis de Leigh, que lo llevó a tal conclusión:

«La mañana del miércoles (enero 21), alrededor de la 3:40 a.m., mucha gente del norte de Texas y cuatro estados del sureste (incluyendo un respetado policía de Arlington, Texas), vieron una «bola de fuego» elevarse de norte a sur, cuando se rompió en una docena (12) de piezas que volaron en diferentes direcciones. En la mañana estaba viendo los noticieros de la TV para informarme del «Glowing Orb» que mis amigos y yo habíamos visto la tarde anterior, cuando el noticiero dijo que el objeto apareció a las 3:40 a.m. y que era una pieza de un cohete Delta II. Siendo un antiguo empleado de la NASA, encontré que la historia del cohete Delta II era una completa P(endejada[8]). En primer lugar, la «chatarra espacial» no se eleva horizontalmente de norte a sur como el policía declaró en su entrevista con la estación de la CBS: cae a la Tierra en un ángulo de 90 grados. Los «remanentes» de un cohete Delta II están diseñados para quemarse cuando entran a un nivel atmosférico. La misma estación CBS entrevistó al señor Randy Peters, del Museo de Ciencia e Historia de Forth Worth, quien reiteró que el objeto era un cohete Delta II: Llamé al señor Peters y hablé con él y con su director, el señor Don Garland, no solo de lo que yo había visto seis (6) horas antes, sino de la imposibilidad de que el reporte de las 3:40 a.m. pudiera haber sido un cohete Delta II elevándose (no cayendo) del norte al sur. Mencioné mis antecedentes de ser un experto en electrónica y un trabajador de la NASA, Nivel Top Secret. Les dije: «En todas las películas de entrenamiento que vi, no hay una que muestre un objeto elevándose: se queman en una gran bola de fuego rojo amarillento». Ambos estuvieron de acuerdo en que yo había visto algo completamente diferente: «Debe ser un OVNI». Dijeron después de que les informé que había llamado a la F.A.A. y a la policía de Joshua. Otros también reportaron los que yo había visto la noche anterior, que también pude filmar».

Luego Leigh hace una serie de suposiciones que lo llevan a afirmar que el objeto es una especie de generador de Van de Graaff (por su forma esférica) que se desarrolló como parte del SDI o Guerra de las Galaxias. La forma de tratar asuntos emparentados con su supuesta carrera en electrónica nos hace suponer que todo es una mentira. Leigh no tiene idea de estos temas y utiliza un lenguaje seudocientífico. El objeto encontrado en Kingsbury es, para Leigh, un arma utilizada para derribar OVNIs. «Tal vez se uso para derribar el OVNI de Roswell».

Casi un mes después se encontró otro fragmento de este cohete. Roger Arrick cuenta la forma en que fue hallada:

«Esta extraña esfera metálica fue encontrada en los bancos de arena del río Colorado, al sur de Brownwood, Texas, en julio del 2002 después de una inundación. Mis primos la encontraron y pensaron que era algo extraño por lo que la fotografiaron y me la enviaron. Mi respuesta fue ¿Qué diablos es esto? Mientras más miraba más curioso me sentía por lo que el 7 de septiembre se las pedí prestada. El 9 de ese mes la llevé a un taller industrial en Dallas especialista en Rayos X para descubrir lo que había adentro.

«Descripción.

«La esfera pesa 9.5 libras y tiene cerca de 12 pulgadas de diámetro. El exterior es de un metal no ferroso muy duro (quizá aluminio o titanio) que está deformado por abolladuras. No hay grietas. En las partes altas el metal es brillante debido a que fue pulido por las rocas del río, pero en los valles es de un color marrón oscuro «“posiblemente fue quemado. Las abolladuras se ven como si hubiesen sido causadas por una implosión debida a una presión extrema. Hay una soldadura perfecta alrededor de su circunferencia y en un extremo tiene una tapa circular que también fue soldada. Una pieza parecida a una manija doblada, con dos pernos y tres tornillos cada uno, también fue soldada. En esta manija hay un número estampado sobre el metal: «7052». No hay ninguna otra marca sobre la esfera. También hay 5 guarniciones soldadas alrededor de la esfera que se ven como si hubiesen sido diseñadas para aceptar mangueras o cables. Algunas, pero no todas, tienen rosca y dos de ellas poseen alambres que salen del interior pero que están rotos. Hay una pequeña correa de metal asegurada con un tornillo de cabeza Phillips que parece era utilizado como abrazadera para los cables.

«Interior.

«Se tomaron dos radiografías a ángulos rectos una de la otra. Las radiografías muestran que dentro de la esfera hay otra interna ligeramente más pequeña (quizá de un diámetro de ½» más pequeño) y está en muy buenas condiciones con sólo un par de abolladuras de menor importancia. Hay una serie de tres tubos que van de la tapa al fondo y que están uno dentro del otro. Los tubos tienen algunos agujeros. En la tapa y base está asegurado el tubo externo con un soporte que tiene 3 patas que se unen a la esfera interior con tuercas y pernos prisioneros con rosca. Hay un par de canales que van de las varias guarniciones a la cavidad que se encuentra entre las dos esferas y pasan apenas justo a través del centro de los 3 tubos en un extremo.

«No es radiactiva.

Sobre esta esfera ha habido mucha especulación y se han sugerido muchas hipótesis para explicar su origen. Se dijo que era: una maleta extraterrestre, un tanque flotador de fosa séptica, un tanque de combustible para un satélite, sensores de un globo meteorológico, un Sputnik, un tanque de combustible de un torpedo, un sensor de profundidad, un extintor de fuego de un aeroplano, un tanque compresor de corriente alterna, una bola medicinal de alta tecnología, una bola de boliche con truco, una antena flotante submarina, un dispositivo atómico (tal vez una bomba atómica), un resonador de «cavidad de microondas» como los que se usan en RADAR.

Otra conjetura basada en la localización del descubrimiento y del diseño sería una boya acuática, un faro, o un dispositivo geológico «“quizás un sensor para examinar el nivel y temperatura del agua del río.

La esfera fue presentada en el Show de Art bell del 9 de octubre del 2002.

Esta historia continuará…

La noche del domingo 28 de enero de 1996 hubo gran actividad. En diversas partes de la república se reportaron avistamientos, de lo que se creyó era un meteorito.

Muy cerca de la ciudad de México, entre los volcanes La Malinche y el Popocatépetl, se observó el fenómeno.

El potrero del Rancho Miramar, lugar en donde se encontró la esfera, en el Estado de Chiapas.

Uno de los periodistas, Juan Antonio González, del periódico Record el Diario de Chiapas, mostrando fotografías de la esfera.

Don Cándido Solo Ruiz, el vaquero que encontró la esfera.

Roberto de la Cruz Velásquez y su esposa.

Los dueños del Rancho Miramar mostrando la esfera metálica.

Todos los periódicos de Chiapas reportaron el incidente. Aquí la portada del Cuarto Poder.

Al caer, la esfera dejó un hueco sobre el terreno. Cándido Solo señala el lugar del impacto.

El hueco de 10 centímetros de profundidad y 70 centímetros de diámetro, en un potrero de suelos duros, muestra que el impacto fue tremendo.

Como un «trofeo del espacio» fue tratada la esfera que cayó en Pijijiapan.

La esfera muestra una superficie oxidada y atacada por las altas temperaturas. El impacto sólo causo una ligera abolladura en la parte inferior.

Diversos aspectos de la esfera de Pijijiapan.

La carta de los bomberos, dirigida al secretario del Ayuntamiento de Ciudad Victoria.

Dentro de la estación de policía federal de caminos, los campesinos que encontraron la esfera muestran su tamaño.

Aspecto de la parte más atacada de la esfera de Victoria.

Jimmy Mouse y la esfera de Victoria. Al parecer la esfera tiene algunos números grabados en su superficie.

La segunda etapa del Delta, en el lugar de su caída, Texas; y en su ubicación final como parte de una exhibición de chatarra espacial.

La esfera de Georgetown.

Otras vistas de la esfera de Georgetown.

La señorita Lottie Williams muestra los fragmentos del material ignífugo que la golpeó.

Estos serían los restos de una nave extraterrestre, según Jason Leigh.

Esta foto muestra una gran depresión en la esfera en donde el metal está realmente doblado. No hay grietas en el metal por ninguna parte. La «manija» de metal se puede ver a la derecha.

Otra vista de la gran depresión. Se puede ver una de las guarniciones en la posición 2:00.

Muestra el interior «quemado» de color café de una de las abolladuras. También se ve la soldadura.

Muestra la soldadura. Es un trabajo muy bien hecho.

Éste es uno de los 2 pernos prisioneros montados en la «manija». Tiene 3 agujeros pequeños con pernos insertados.

Éste es otro «perno prisionero» que se oculta bajo la «manija» doblada.

Este casquillo grande parece soldado y no puede ser desatornillado.

Una de las guarniciones que muestra un relleno o un alambre.

Esta guarnición no tiene ninguna rosca y parece abrirse hacia la derecha en la cavidad entre la esfera interna y externa. Puede verse la brillante esfera interna.

Número estampado en la «manija».

Aquí está la abrazadera con un tronillo.

Radiografía No. 1. El círculo brillante en el centro son 3 tubos sostenidos por soportes de 3 patas en cada extremo. ¿A sus lados hay 3 discos de hockey con bobinas de alambre a su alrededor? Se ve un tubo que va del exterior a través del centro de los tubos y de ahí nuevamente al exterior. Alrededor del tubo central más grande hay 2 bloques cuadrados que conectan con los alambres que van a 2 puertos en el exterior. La manija se ve en la tapa.

Radiografía No. 1 invertida y realzada.

Radiografía No. 2 (a 90 grados de la radiografía No. 1). Tubos visibles a través del centro. Las soldaduras de la tapa y el fondo. La manija está en el fondo. Los discos de Jockey están a la izquierda cerca de los tubos.

Radiografía No. 2 invertida y realzada.


[1] Se refiere al famoso caso Puebla que ya fue explicado en su momento por Héctor Escobar y Héctor Chavarría. Sin embargo los ufólogos no quieren aceptar que se trató de chatarra espacial.

[2] Eso es un mito. El único fragmento recuperado fue una placa que cayó en Jopala. Parte de la misma se encuentra en poder de Héctor Chavarría.

[3] La redacción de Maussán es peor que la mía. Es el único periodista al que no le conozco ningún libro, artículo, nota, o en general, nada escrito.

[4] En realidad era el domingo 28 de enero.

[5] Si somos un poco observadores nos daremos cuenta que todas las esferas poseen medidas exactas en el sistema de medidas inglés (pies, pulgadas, etc.). ¿Acaso no resulta extraño que un «aparato extraterrestre» haya sido fabricado utilizando este sistema de medidas? Esto más bien, es un punto a favor de la hipótesis de que se trata de objetos fabricados por el hombre. En este caso específico, objetos fabricados en los Estados Unidos.

[6] Martín tiene la confusión, generada por Maussán, de que este caso se refiere al número 109 de nuestra lista. Como ves, Escribe Martín: «Las fechas son distintas, Jaime Maussán mencionaba que la esfera había caído el 30 de diciembre de 1994 y la carta menciona el día 24 de septiembre de 1996. ¿Se trata de dos casos?» Efectivamente son dos casos. El primero es el de Cosala y el segundo de Ciudad Victoria.

[7] Esta es la forma un tanto enredada en que habla Maussán. Perdón si no se comprende.

[8] Leigh no se atreve a escribir la palabra y solo pone BS.

Los ovnis boludos (3)

LAS ESFERAS DE NUEVA ZELANDA

Unos meses después, en abril de 1972 habían caído en la localidad de Ashburton, Canterbury, South Island, Nueva Zelanda, cuatro esferas metálicas con letras del alfabeto cirílico. Por eso los periodistas dijeron que pertenecían a un satélite artificial de los soviéticos. (Casos 92 a 95)

A la 1 de la mañana del 3 de abril, se escuchó una fuerte explosión. Horas después aparecieron desperdigadas en un radio de unos 16 kilómetros una de la otra, cuatro bolas de una aleación de titanio. Las esferas pesaban unos 13.6 kilogramos y medían unos 38 centímetros de diámetro. Dejaron unos huecos quemados, pero nadie resultó herido.

Las esferas fueron encontradas por varios granjeros de la localidad. Uno de ellos, John Lindores, se sorprendió al encontrar dos de las bolas en su potrero. Cuando las encontró pensó que alguien le estaba jugando una broma. Avisó a sus vecinos y alguien dijo que podrían ser radiactivas. Luego llamaron a la policía.

Un tercer objeto esférico cayó en un club hípico.

Se ordenó a los guardias rurales que estuvieran alertas por si aparecían más, para tratar de recuperarlas. Después de varios días de una búsqueda infructuosa, finalmente el 8 de abril el guardia rural Jack McClure, al realizar un patrullaje por esa zona desértica, encontró una y la entregó a las autoridades.

Se dijo que el 23 de junio de 1972 se encontró otra esfera en Nueva Zelanda. Esta mostraba una abertura en uno de sus lados. Algunos ufólogos, incluyendo el mexicano Jaspersen, dijeron que fueron casi 50 las esferas que cayeron en Nueva Zelanda, cubriendo un radio de unos 80 kilómetros. Se dijo que estaban fabricadas de Cadmio, Bario, Remio (sic) y Níquel. (Caso 96)

Seguramente estas esferas sí eran extraterrestres, ya que estaban construidas con Remio, un elemento que pertenece a la familia de la Krypyonita y del elemento 115 de Bob Lazar, de los que nunca se ha sabido que existan en estado natural en la Tierra. ¿O acaso se trataba de otro de los vocablos pseudocientíficos a los que nos tienen acostumbrados los ufólogos?

En ese mismo año, sólo que el 28 de junio y a 90 kilómetros de distancia de donde se encontró la primera esfera, unos granjeros hallaron otra igual. Esta fue encontrada en Hakataramea Valley, South Canterbury. (Caso 97)

Originalmente The New Zealand Joint Intelligence Bureau clasificó los hallazgos en el nivel «Restricted».

Pesaba cinco kilogramos y medía 15 pulgadas de diámetro.

El 12 de julio se encontró la última esfera muy cerca del pueblo de Muloorina o Mullorina (Nueva Gales del Sur). Esta última medía 6 pulgadas de diámetro y pesaba tres kilogramos. Presentaba un orificio de una media pulgada (aproximadamente 12 milímetros). Había una oquedad recubierta con una delgada capa de plomo. (Caso 98)

En 2002 el gobierno de Nueva Zelanda desclasificó la información sobre las esferas caídas en Canterbury en 1972. Desde la caída se había sospechado que pertenecían a la Unión Soviética. Los archivos del Ministry of Foreign Affairs recientemente desclasificados contienen la correspondencia girada entre las autoridades de Nueva Zelanda, la Unión Soviética y los Estados Unidos. The New Zealand Herald publicó parte del reporte de investigación ya desclasificado. Los documentos dicen que las bolas fueron analizadas por los científicos de Nueva Zelanda. Estos científicos encontraron que las esferas eran de origen soviético.

La correspondencia de Sir Keith Holyoake, entonces Ministro de Asuntos Exteriores, concluía que eran, probablemente, recipientes de gas a presión del tipo usado en los cohetes y vehículos espaciales.

De acuerdo con Graeme Beere, antiguo consejero del Ministro de Defensa de Nueva Zelanda, las legislaciones, local e internacional, indicaban que los restos espaciales deberían regresarse a sus legítimos dueños.

En efecto, el Artículo 5 del Agreement on the Rescue of Astronauts, the Return of Astronauts and the Return of Objects Launched into Outer Space, un tratado internacional, indicaba que cualquier acontecimiento de este tipo debía ser reportado al Secretario General de la ONU. Pero Sir Holyoake dijo que los soviéticos formalmente habían negado la propiedad.

Un reporte de la división de tecnología extranjera del US Air Forces Systems Command indicaba que las esferas pertenecían uno de los cohetes que intentaron colocar en órbita la cápsula no tripulada Venus 9. Este intento falló. El 31 de marzo de 1972 la nave se partió en 4 pedazos, dos de los cuales permanecieron en una órbita baja, para finalmente caer a la Tierra. Luego el aparato fue renombrado como Cosmos 428.

Mientras las dos superpotencias discutían la propiedad del objeto, el Club de Ponis de Ashburton solicitó al Gobierno Neocelandés que retirara la pieza debido a que pronto tendrían una competencia.

Como los soviéticos negaron cualquier relación, los objetos quedaron en propiedad de los granjeros que las habían encontrado.

John Lindores, por ejemplo, la mantuvo en exhibición en su sala, pero luego la guardó en un closet cuando pasó la novedad, para finalmente donarla a Jim Chivers, curador del Museo de Aviación de Ashburton, cuando se mudó y vendió su granja.

PSEUDOCIENCIA Y DESINFORMACIÓN

Jaspersen había exagerado las cosas en el caso de las esferas de Nueva Zelanda. Pero no solo eso, también había utilizado pseudociencia en sus argumentos. Pero no fue el único. Otros ufólogos habían hecho lo mismo en el caso de Belem, Brasil.

Pero en el caso más famoso de «OVNIs esféricos» estaría involucrado el doctor Allen Hynek.

El 27 de mayo de 1974 cayó una esfera en Fort George Island, Jacksonville, Florida, EU, en la finca del señor Antoine Best. Pesaba 11 kilogramos y medía 8 pulgadas de diámetro. La esfera fue descubierta por la señora Gerry Betz y por su hijo Terry Betz. (Caso 99)

Este fue el caso más famoso, ya que el tabloide National Enquirer le otorgó el premio Ribbon Blue, máximo galardón para el mejor caso OVNI anual.

La esfera fue presentada en público en el congreso ufológico de Nueva Orleáns. Se decía que si alguien tocaba la guitarra cerca, el objeto despedía sonidos metálicos. Si alguien se alejaba corriendo, la bola lo perseguía. Y si se colocaba en un plano inclinado, no caía[1].

Desafortunadamente para los organizadores del congreso, la bola se comportó como una vedette y no quiso mostrar ninguna de sus facultades histriónicas delante del público.

Nuestro ya viejo conocido Luis Andrés escribió que la esfera fue estudiada:

«»¦en los laboratorios del ICUFON, en la Northwestern University de Illinois, ésta comenzó a flotar ante los azorados ojos del Dr. Hynek y ayudantes, ascendiendo gradualmente hasta el techo para luego dirigirse hacia la ventana abierta de la habitación y salir volando hacia las nubes, donde se perdió de vista».

Esto es realmente sorprendente, no por el hecho de que la esfera flotara (cosa que después el propio Hynek me comentaría que nunca había presenciado) sino porque una de las vacas sagradas de la ufología nacional nos dice que en «»¦en los laboratorios del ICUFON, en la Northwestern University de Illinois»¦» se realizó ese portento. En primer lugar, el ICUFON (Intercontinental Galactic Spacecraft UFO Research and Analytic Network, dirigido por el mayor Colman von Kevitzky) no tiene laboratorios y mucho menos pertenece a la Northwestern University de Illinois, ya que se trata de un grupo ufológico. ¿Cómo es posible que uno de los «máximos expertos» en OVNIs de México no conozca este organismo? Si se equivoca en eso, mucho menos le voy a creer que la esfera salió volando a través de la ventana, más al saber que su fuente de información (de donde se fusiló esos datos) fue una revista comic que se editaba en México hace algunos años.

El alumno de Jaspersen, el ufólogo Rubén Manrique todavía fue más lejos. Afirmó que Hynek mando analizar la bola a un laboratorio de la NASA, en Cabo Cañaveral.

«Los resultados fueron sorprendentes, de acuerdo con lo expuesto por Hynek en un simposium del rotativo Nacional Enquirer (durante el premio al mejor caso OVNI, organizado por esta empresa, denominado Panel Listón Azul) aseguró que dicha esfera al ser puesta sobre una superficie lisa de vidrio ésta comenzó a tener movimiento propio y tintineaba cada que se movía, poseía cierto grado de «inteligencia» (quizá tecnológica), pues cuando llegaba a los bordes de dicha mesa de análisis se detenía y retrocedía para no caer, Hynek y el Dr. Chris Benninger de la Marina de los Estados Unidos fueron testigos de esto; además cuando se le practicó una sesión de rayos X para ver su conformación interior se descubrió que ésta poseía tres esferas más pequeñas concéntricas que gravitaban en su interior, separadas entre sí, la misteriosa esfera fue presentada en dicho evento en ese año 1974 (marzo), pero lo más extraordinario sucedió durante otra sesión de investigación, ya que en la primera no se pudo determinar su composición material y química, cuando iba a ser bombardeada con rayos X, gamma e infrarrojos, ésta de pronto comenzó a moverse y a ¡elevarse en medio de la habitación!, y salió con estrépito por la ventana destrozando los cristales, los científicos que la analizaban quedaron estupefactos y sin saber qué hacer, pues ésta se remontó a las nubes, y ahí fue donde terminó esta historia real, que por cierto sucedió el 25 de abril de ese año».

También se dijo que hacía gemir al perro de la casa. ¡Claro! Si hasta bailaba tap, tocaba la trompeta y hacía pantomima. Seguro.

OVNIS EN SUBASTA

Según El Sol de México, el 8 de agosto de 1976 cayó un OVNI en Acapulco. El objeto explotó en el cielo. Era seguido por otros dos objetos que, al parecer, «lo cuidaban». Decenas de testigos en Acapulco y Zihuatanejo fueron capaces de observar las maniobras.

El objeto que explotó se desplazaba en línea recta. A su lado había otros dos objetos más pequeños, que intentaban interceptarlo. De pronto, el primer objeto aumentó de tamaño para luego transformarse en cuatro objetos más pequeños, que se perdieron en el espacio.

¿Un OVNI al estilo de Ubatuba? En realidad fue la caída de un meteorito. Días después, el 11 de agosto, uno de los testigos encontraría uno de los fragmentos. Se trataba de una roca de color dorado, una condrita de aspecto anómalo. Había hecho un cráter de unos 30 centímetros de profundidad. El meteorito cayó en la colonia El Quemado, en el Puerto de Acapulco, Guerrero.

Actualmente, varios fragmentos de este meteorito se encuentran a la venta.

El 19 de septiembre de 1976 Allan Johansson, de Sundsvall, encontró una esfera metálica a la orilla del bosque Porsi Jokkmokk. Estaba constituida, como muchas otras, de dos semiesferas soldadas entre sí. Fue investigada por el profesor K-G Andersson, de la secundaria técnica de Luleå. Era muy delgada, pesaba sólo 270 gramos y estaba hecha de titanio. (Caso 100)

LITERATURA DE TABLOIDE

Si bien estos últimos casos no parecen del todo serios, hay otros que caen francamente en el delirio.

Los tabloides son esos periódicos amarillistas que se editan en diversas partes del mundo. Entre los más famosos están el Weekly World News y el Sun. Ambos previenen a sus lectores, con letras pequeñísimas, que se trata de artículos para el regocijo y entretenimiento de sus lectores y que, por lo tanto, éstos deberán suspender todo juicio crítico al respecto, en beneficio de la diversión[2]. No obstante esta advertencia, varios ufólogos toman como una fuente confiable los artículos que aparecen en estos medios.

En el asunto que nos ocupa uno de estos diarios dio la siguiente noticia, misma que varios ufólogos tomaron como cierta:

En 1979 cientos de pequeñas bolas de metal fueron encontradas en el interior de rocas de unos 2.8 billones de años de antigüedad.

Las bolas tenían tres líneas que las cortaban en su ecuador. Las esferas fueron estudiadas por J. R. McIver, profesor de Geología de la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo, capital de Sudáfrica.

El profesor Andries Bissoff, de la Universidad de Potchesftroomm, dijo estar fascinado por el descubrimiento:

«Por la posición en que se encontraron estas esferas metálicas, suponemos que fueron construidas por alguien que vivió hace más de dos billones de años, es decir, cuando en nuestro planeta apenas se estaban desarrollando las primeras formas de vida primitiva».

Las esferas, cuyos diámetros varían entre 1 y 3 pulgadas, fueron halladas en un depósito mineral de la mina Wonderstone en Transvaal. Según los mineros, estas esferas han venido apareciendo desde hace más de veinte años.

«Para ser honestos «“dijo el oficial de la mina- nunca dimos importancia las bolas que aparecían al partir una roca. La mayoría de las que hemos encontrado, alrededor de unas doscientas, fueron sustraídas por turistas y visitantes que se las llevaron.

«Algunas de las esferas «“prosiguió el oficial- estaban cubiertas de una delgada cáscara metálica de menos de un centímetro de espesor. En su interior había un extraño polvillo que se deshacía al tocarlo. Este tipo de bolas pueden ser abiertas fácilmente.

«Otras esferas son completamente sólidas, el metal es de color azulado y en algunas partes se aprecia una especie de fibras. Son ovaladas y tienen tres líneas rectas que las parten exactamente por la mitad. Estoy completamente seguro de que fueron hechas por un hombre o un ser inteligente».

Roelf Marx, curador del Museo Klerksdopr de Sudáfrica, dijo que las esferas caben perfectamente en el puño de la mano, como si hubieran sido hechas para llevarlas en esa forma.

FINALES DE LOS SETENTA

Fue la agencia Reuter la encargada de difundir la noticia aparecida originalmente en el diario La Crónica. Un OVNI cayó y quedó suspendido en las ramas de un árbol en las inmediaciones del pueblo de Nauta, del Departamento de San Martín, en la amazonia peruana, a 800 kilómetros de Lima. El objeto tenía forma ovalada y medía unos 4 metros de largo por 3.8 de ancho. Poseía dos esferas del tamaño de una pelota de básquetbol, de unos 30 centímetros de diámetro cada una. Una de las esferas se había abollado por el impacto. La otra estaba intacta. También tenía una antena longitudinal con cinco transversales, de metal en forma de cruz.

Se observaba en su interior instrumentos en forma de cilindros con los extremos ovalados, finos cables y otros aparatos desconocidos. En la parte posterior del extraño artefacto, se apreciaba un tubo similar a una pluma fuente (estilográfica) de un gran tamaño, de la cual pendía un cable. Otra esfera menor, con cables y puntos brillantes como los de un transmisor de señales, se encontraba montada en la parte central. El diario indicó que de esta parte del aparato salían pequeños destellos luminosos al momento de precipitarse a la tierra.

El objeto fue recuperado por los miembros de la policía municipal y se desconoce su destino final. (Caso 101)

En enero de 1978 se encontraron diversos fragmentos en el Norte de Canadá. Eran varillas de 2 por 10 centímetros, y de 55 gramos de peso; y cilindros de 10 por 40 centímetros y 3.6 kilogramos. Estaban fabricadas con berilio. (Casos 102 y 103)

Seis Años después de la caída de esferas en Ashburton, cayó una quinta esfera cerca de Eiffelton, Nueva Zelanda. Era 1978. (Caso 104)

A las 2 de la madrugada del 21 de diciembre de 1978 diversos fragmentos metálicos cayeron en la estancia San José, de la localidad de General Campos, en la provincia de Entre Ríos, Argentina. (Caso 105)

Los vecinos fueron despertados por un enorme estallido y el posterior aullido de los perros. Algunos testigos lograron observar un objeto incandescente que se desplazaba de Oeste a Este. El objeto fue visto en Córdoba y en Santa Fe, ubicados en una línea recta imaginaria, al Oeste de General Campos.

Entre los testigos en Córdoba se encontraba el matrimonio compuesto por Américo Navarro y Amelia de Navarro, quienes declararon:

«Como a las tres de la mañana del jueves pasado no podía dormir y fue cuando dirigí mi mirada hacia la ventana, asombrado por la aparición del fenómeno que componían tres objetos iguales unos de otros, a los que compararía con sifones puestos horizontalmente, pero sin picos, con leves ovulaciones en la parte superior e inferior y que iban como unidos unos de otros o muy juntos, como un trencito. Me llamó la atención el marco de colores que rodeaba a los objetos, compuesto el objeto en sí de color verde claro y la luminosidad que lo rodeaba de color amarillo intenso que gradualmente se hacía más claro. Al llegar a dos cuadros dentro de la reja de la ventana desperté a mi esposa, quien vio el mismo cuadro. Para seguir su trayectoria mejor me levanté y me asomé por entre las rejas de la ventana, viendo que seguían avanzando con la misma velocidad del comienzo perdiéndose a lo lejos sin ningún cambio de altura, color, ni dirección ya que seguían como al comienzo o sea de Oeste a Este».

El objeto, o parte de él, cayó en San José. El periódico El Heraldo, de Concordia, tuvo acceso a los fragmentos:

«Pudimos tener en nuestras manos uno de los trozos metálicos desprendidos del objeto volador que surcó el espacio aéreo de General Campos en la madrugada del 21 Es una chapa metálica de 14 cm de ancho en su parte máxima, y de 12 cm de diámetro (sic) en su parte más angosta. Un espesor de 2 mm. Los bordes están derretidos como si hubieran sido quemados por un soplete de soldadura autógena.

«El metal era muy duro, con los bordes quemados, derretidos y en otros sectores como arrancados por la explosión. En la superficie había leves rastros de pintura contra la fricción de la atmósfera. También había rastros de oxidación. Nuestra impresión personal es que se trata de los restos de una chapa protectora de algún cohete de lanzamiento de satélites, aunque siempre queda la ilusión de que se tratara de un objeto extraño.

«Pudimos rescatar sólo ese trozo; los demás fueron desperdigonados por los peones del campo».

El ingeniero aeronáutico, del Departamento de Energía Eólica, Juan José Mañé, y el primer teniente Roberto Hugo Vázquez, Jefe del Departamento de Electrónica de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales, dependiente de la Fuerza Aérea Argentina, recogieron los trozos de manos de Carlos Liebermann, director del periódico El Heraldo.

Luego, en enero se encontrarían más restos en la finca San Miguel. (Caso 106). Fue Darío Sauer, de 18 años, hijo del dueño de la finca, Federico Sauer, quien encontró el fragmento:

«El trozo metálico tiene las siguientes características: 17 centímetros de largo, 14 centímetros de ancho, pesa 200 gramos, el espesor es de casi 2 milímetros en su superficie y casi 3 milímetros en su base.

«Tiene la forma de un cilindro o cápsula abierta, como por una explosión, conservando una de sus bases. La base del cilindro presenta números en bajo relieve: 04522 sobre el diámetro; 7312, en el borde de la circunferencia. Su consistencia es de un metal duro. Los bordes aparecen como quemados o arrancados por efectos de una explosión. El interior del cilindro, desde la base aparece oxidado. Hay vestigios de pintura. En el extremo opuesto a la base del sector abierto, exterior, puede verse un trocito adherido al parecer por soldadura, de 3 x 4 centímetros. Además, a lo largo de la circunferencia de dicho extremo, hay una hendidura característica de una cápsula o carcaza».

En enero de 1979, en Piamonte, cerca de la presa de Beinasco, en Italia, unos adolescentes encontraron una esfera de color blanco de unas 8 pulgadas de diámetro. Se le sometió al ataque de varios ácidos y agentes químicos corrosivos sin ser dañada. (Caso 107)

Una esfera de 36 pulgadas de diámetro cayó el 10 de agosto de 1979, muy cerca del pueblo Buen Retiro, en Bolivia, a 900 kilómetros de La Paz. Fue el campesino Benigno Roca el que le toco en suerte encontrar la esfera. Tenía una perforación opuesta a una especie de protuberancia lateral. (Caso 108)

La esfera estuvo bajo la custodia de los campesinos durante cuatro días y luego fue recogida, según dicen algunos ufólogos, por miembros de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB).

Días después se encontraron otras dos a 25 kilómetros al Sur de Buen Retiro, en el pueblo de Santa Cruz de la Sierra. La primera era idéntica a la encontrada por Roca. La segunda, mucho más pequeña, de 4 pulgadas, pesaba 7 kilogramos. Esta era la que se conservaba en mejores condiciones. (Casos 109 y 110)

Entre el 20 y el 21 de agosto de 1979 se encontró una en la hacienda El Buen Retiro. Gonzalo Menacho, un granjero local, indicó que había visto caer otra esfera desde el cielo a primera hora de la mañana del 19 de agosto. Antes del amanecer Menacho se despertó nuevamente al oír el sonido de un avión militar que hacía círculos sobre el área, como buscando algo.

Poco después, ese mismo día, en compañía de un amigo, Menacho encontró la esfera de metal aproximadamente tres veces más grande que una pelota de basketball (alrededor de un metro de diámetro). El artefacto era muy ligero, según sus propias palabras.

Luego llegaron los militares. Un coronel de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) indicó que la esfera no era extraterrestre:

«Se trata de un tanque de combustible de un satélite artificial».

Las esferas fueron enviadas a la Embajada Americana, en La Paz[3].

PRINCIPIOS DE LOS OCHENTA

La revista Contactos Extraterrestres publicó que el 15 de mayo de 1980, en Jolostititla[4], Jalisco, cayó un objeto envuelto en una luz violácea. En el lugar de la caída se encontró el objeto enredado en las ramas de un árbol. Se trataba de un artefacto metálico de 8 caras, de unos 60 kilogramos de peso que iluminaba los alrededores con una luz roja. No se menciona la presencia de un paracaídas, pero un objeto de ese peso sólo podría haber quedado enredado en caso de haber caído colgado de un paracaídas. (Caso 111)

El objeto fue retirado por las autoridades municipales y, posteriormente, entregado al consulado de los Estados Unidos en Guadalajara, ya que tenía una inscripción que decía «U.S. Government».

A las 6 de la mañana del 24 de noviembre de 1981 un fuerte ruido proveniente del cielo, seguido de un gran estrépito, como de objeto al chocar con la tierra, despertó a las señoras Edna Headrick y J. R. Bankson, de Siux Falls, Dakota del Sur. Se trataba, al parecer, de la caída de una esfera de unos 6 kilogramos de peso, que había quedado semienterrada en su jardín[5].

La señora Headrick se comunicó con la policía. Ahí le dijeron que probablemente algún bromista había arrojado la bola para después huir. Las señoras, al ver que no eran tomadas en cuenta por la policía, insistieron con los bomberos, la Fuerza Aérea, y finalmente, la NASA, para reportar el incidente. Un grupo de técnicos de la NASA llegó al lugar y retiró la esfera. (Caso 112)

El objeto mejor conservado de este tipo es una esfera que cayó el 6 de enero de 1984 en Huntsville, Alabama. Se trata de una esfera de 32 pulgadas de diámetro, con un peso de 25 kilogramos. La parte superior muestra un disco con nueve perforaciones en las que se introducen igual número de pernos que sostienen dicho disco pegado al cuerpo principal de la esfera. El diámetro del disco es de 6 pulgadas y media. Las perforaciones están distribuidas 8 en la periferia y una en el centro.

El dueño de la esfera informa que el material parece acero, pero le causa extrañeza que no sea magnético. El estado de conservación de la esfera, sin oxidación, podría indicar que el material es acero inoxidable o titanio. Esto también explicaría la falta de magnetismo. El relato de este testigo anónimo es el siguiente:

«El objeto se encontró en los bosques al Norte de Alabama a mediados de los ochenta. Parece que cayó de gran altura ya que estaba enterrado en el suelo (arcilla roja), dejando sólo una pequeña porción visible. Poco después de descubrirlo contacté con la U.S. Army en el Redstone Arsenal de Huntsville, Alabama, y les di la descripción de la esfera y mi nombre, dirección y teléfono. Esperaba que alguien me contactara, pero nadie lo hizo. Luego llamé a la NASA y les di la misma descripción y datos para que me contactaran. Tampoco ahí obtuve respuesta. Luego llamé al escuadrón de explosivos de la Policía de Hunstville, y dos oficiales me visitaron pocos minutos después de mi llamada. Después de una inspección me dijeron que probablemente fue fabricada en secreto por el gobierno, aunque no tenía marcas de origen. En el pasado ellos habían visto otros cachivaches, incluyendo tarjetas de circuitos. Les pregunté si podía ser extraterrestre. Ambos se rieron y me explicaron que eso era imposible ya que tenía tornillos, y que los tornillos eran una invención humana. Me pidieron permiso para llevarse el objeto, pero decidí quedármelo porque me explicaron que iban a destruirlo. (Su política es destruir todo lo que no pueden identificar). De cualquier forma he tenido en mi poder este objeto desde entonces y nunca he encontrado una explicación. Mucha gente lo ha visto (durante años lo mantuve en mi escritorio como pieza de conversación) y han propuesto varias teorías: Una simple Cápsula de Tiempo; un aparato para rastreo; parte de un avión; etcétera. Algunos creen que puede ser un artefacto extraterrestre».

«En alguna ocasión un amigo la azotó contra el concreto intentando romperla. El único resultado fue la fractura del concreto»¦ Nunca he intentado quitarle los tornillos»¦No tengo acceso a un contador Geiger o a un aparato de rayos X».

La esfera podría pertenecer a un cohete o satélite artificial, pero lo más intrigante es su aspecto terso y pulido. Probablemente se deba a los cuidados y manejos de su dueño. Pero habría otra explicación: tal vez sea uno de esos aparatos de refrigeración que se mencionan en el reporte Condon. (Caso 113).

Continuará…

Los periódicos informaron que los objetos pertenecían al Cosmos 428.

Una de las esferas encontradas en Nueva Zelanda. Muy parecida a la encontrada en Comitán, Chiapas.

La esfera encontrada en Hakataramea Valley.

La esfera de Jacksonville. Terry Bets muestra a los fotógrafos cómo se mueve la esfera sobre la mesa.

La esfera del nacional Enquirer. Ganadora del Ribbon Blue de 1974. Detrás de la pipa se encuentra Hynek.

La esfera de la Florida fue tan famosa que ocupó las páginas de varios libros de ovnis. Aquí uno italiano.

Una de las esferas supuestamente encontrada en una mina de Sudáfrica.

La esfera de Piamonte.

Fotografía del señor Benigno Roca, publicada originalmente en el periódico Presencia, de Bolivia. Su esposa y nieta posan con una de las esferas que cayeron en agosto de 1979.

¿La esfera de Siux Falls?

La esfera de Alabama.


[1] Entonces no entiendo ¿cómo pudo caer en la granja de los Bets?

[2] Cuando en septiembre de 1996 publiqué la versión original de este artículo, en el número 20 de Contacto OVNI, el editor (que también publica el famoso Semanario de lo Insólito, el tabloide mexicano en el que se traducen las notas aparecidas en sus similares americanos e ingleses) le sorprendió este párrafo. ¡El creía que las notas publicadas en esos medios sensacionalistas eran auténticas!

[3] Cable de la agencia UP, fechado en La Paz, 23 de agosto de 1979

[4] Probablemente se refería al pueblo de Jalostotitlán, a 20 kilómetros de la ciudad de San Juan de los Lagos.

[5] Tomás Doreste menciona este caso, pero dice que ocurrió a las 6 de la mañana del 11 de julio de 1979. Dice que la esfera era de color naranja, pesaba 8 kilos y era semejante a las que se usan para jugar a los bolos.

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