Los niños salvajes (33)

CARACTERÍSTICAS

Varias son las características comunes entre los niños salvajes

Algunos de los sentidos de estos niños eran a menudo más agudos que los de los seres humanos en sociedad, principalmente la vista, la audición y el olfato.

Vista. Muchos de ellos podían ver bien en la oscuridad (las niñas de Midnapore, Kaspar Hauser»¦).

Olfato. Otros reconocían el olor de los alimentos a gran distancia. Kamala podía oler la carne desde un extremo del jardín del orfanato al otro – unos tres acres y medio; Jean de Lieja podía reconocer su guarida a cierta distancia por el olor; y muchos niños salvajes olían los objetos de misma forma que lo hacen los gatos y los perros.

Extrañamente, reportan varios niños como teniendo un olor ofensivo que no los dejaría a pesar de lavarse, y las semanas o meses con una dieta normal.

Gusto. Los niños criados por los animales adoptaban generalmente la dieta de su familia adoptiva, y eso significaba generalmente, carne cruda. Esto daba lugar a una aversión de cualquier otro comestible, incluyendo la carne cocinada y cualquier forma de vegetales. De hecho, desarrollaban verdadero anhelo por la carne cruda, y varios se registran como teniendo un deseo por la sangre fresca. Para comer, muchos de ellos buscaban la carne cruda olfateándola y al beber lo hacían a cuatro patas.

Audición. Victor de Aveyron, el primer niño de Sultanpur (1847), Kamala y Amala tenían un sentido auditivo inusualmente agudo. Otros desarrollaron un oído afilado para la música. Peter disfrutaba la música, y aplaudía y cantaba. Memmie era una imitadora perfecta del canto de los pájaros tales como el ruiseñor. El niño de Overdyke llamaba a cada pájaro imitando su silbido. Una joven de 15 años, atrapada en los bosques cerca de Uzitza, Yugoslavia, en 1934, podía imitar el sonido de los animales y los pájaros. La niña oso turca respondía asombrosamente a la música, estallando a veces en canciones salvajes, ininteligibles. John Sesebunya cantaba en un coro.

Sabemos que las personas con discapacidades desarrollan más otros sentidos. Los niños ferales privados del contacto con la sociedad podrían haber agudizado sus sentidos. Hay un dato particularmente interesante que apunta en esta dirección. Misha Defonseca, la huérfana judía que vagó a través de la Europa ocupada por los Nazis nos cuenta en sus memorias:

«En ese tiempo todos mis sentidos fueron aumentados – mi visión, mi oído, incluso mi sentido del olfato. Esa hipersensibilidad permaneció en mí por un muy largo periodo después de que saliera del bosque».

Pero hay otros sentidos y habilidades que se atrofian. Estos niños mostraban insensibilidad al frío, al calor y a la lluvia. Sus cuerpos se deformaron por la costumbre de desplazarse a gatas. Eran incapaces de comprender y utilizar el lenguaje escrito u oral, no desarrollaron la capacidad de socializar y perdieron todo deseo sexual.

Tacto. La insensibilidad a los extremos de temperatura fue vista en el niño oveja irlandés, Victor, el niño de Kronstadt, el primer niño de Sultanpur, las niñas de Midnapore, y el niño gacela del Sahara. El último fue visto asir un puñado de ascuas calientes y sostenerlas por cierto tiempo sin dolor evidente, mientras que Victor tomaba las papas de un tarro con agua hirviendo. Por lo menos ocho ferales se arrancaban airadamente cualquier ropa con la que fueran vestidos.

Rochom apareció desnuda y sin capacidad para hablar. Victor de Aveyron, según naturalista J. J. Vivey, tenía la piel oscura y Mimmie LeBlanc parecía incluso de raza negra, pero era por la capa de suciedad que la recubría.

Por otra parte, varios ferales eran hirsutos, incluyendo Jean de Lieja, el segundo niño oso lituano, Goongi, la niña de Kranenburg, el niño salvaje de Kronstadt, el segundo niño lobo de Hasunpur, los niños lobo de Shahjehanpur, Kronstadt y Husanpur, el niño oso de Naini Lal y John Ssebunya. Un hombre joven capturado en los bosques cerca de Riga, Latvia, en noviembre de 1936 supuestamente «cubierto con pelo largo y grueso».

Ya en el siglo XVIII Linnaeus reportaba que el género entero Homo Feri es melenudo («hirsutus»). Una causa de la hipertricosis es la deficiencia dietética. En casos de desnutrición, la glándula tiroides, una fuente de las hormonas de regulación del folículo del pelo, puede ser afectada negativamente. Éste es por lo tanto un probable activador de la hipertricosis.

Desplazamiento. Al igual que la heroína griega Atalanta, la mayoría de los niños salvajes presentan una extraordinaria habilidad para correr a altas velocidades. El niño gacela del Sahara alcanzaba los 11 Km/h, superando a cualquier medallista olímpico. Memmie Le Blanc se movía con «una especie de galope». Lo más curioso es que muchos lo hacían a gatas. Kamala, aunque había aprendido a caminar erguida, continuaba corriendo a gatas y lo hacía más rápido que alguno de los sirvientes del reverendo Singh. Con las debidas reservas, ya que el caso parece ser un fraude, Armen menciona que el niño gacela de Siria podía dar saltos gigantescos. Los hombres que lo atraparon le cortaron los tendones para que no pudiera escapar.

Aquel galope de Memmie Le Blanc o el movimiento a gatas de Kamala y otros niños ferales se debía a una atrofia producida por la costumbre de desplazarse en forma flexionada la mayor parte del tiempo. Esa posición poco natural modificó los empalmes de las piernas y los tobillos. En las palmas de las manos y en las rodillas desarrollaron callosidades que los protegían contra la abrasión. También tenían cicatrices y dedos alargados, les permitían trepar a los árboles con extraordinaria facilidad para subir a los árboles.

Escribe Paul Sieveking: «Peter, Memmie, Victor y John Sesebunya eran ágiles trepadores de árboles; los últimos tres fueron acorralados encima de árboles antes de su captura. El niño lobo de Overdyke en Holanda, abandonado durante las guerras Napoleonicas, subía los árboles con agilidad maravillosa para conseguir huevos y pájaros, que devoraba crudos. Tarzancito, el niño salvaje de El Salvador (1935) dormía en los árboles para evitar los predadores».

Lenguaje: Muy pocos fueron capaces de desarrollar un lenguaje, aunque casi ninguno de ellos aprendió a hablar apropiadamente o con un vocabulario superior a las cincuenta palabra. Mientras más temprano fuera su aislamiento y más tardío su hallazgo, las probabilidades de desarrollar lenguaje disminuían. Esto también dependía del grado de interacción con animales y con personas durante su período al margen de la sociedad.

Un producto de la evolución es la llamada Neotenia. El ser humano, nace con una organización cerebral muy poco activa. Está prácticamente indefenso y requiere de tiempo para desarrollar sus sentidos. Este tiempo también se aprovecha para aprender y formarnos en la cultura y sutilezas sociales peculiares de nuestra especie. Barbara Noske nos dice que hay un periodo crítico para el desarrollo del lenguaje, «limitado a los años anteriores a la pubertad, y después de esta los cambios en el cerebro hacen que resulte extremadamente difícil adquirir la capacidad de comunicarnos mediante un lenguaje.

«El cerebro humano necesita de estímulos para desarrollarse, y las neurociencias actuales han demostrado de manera sumamente gráfica cómo las conexiones neuronales se multiplican en cerebros sometidos a estímulos interesantes, atractivos y cercanos, mientras que la falta de estímulos ocasiona que el cerebro sea más pequeño y con malformaciones. En el debate entre la genética y el entorno, entre lo innato y lo aprendido, finalmente parece estar claro que ambos elementos son esenciales para hacernos lo que somos».

María Jesus Mardomingo, jefa de psiquiatría infantil del Hospital Gregorio Marañón nos aclara:

«Durante los seis primeros años es cuando el cerebro tiene la capacidad para que, en un ambiente que lo permita, aprender el lenguaje del grupo al que pertenece».

La especialista participó, cuando era residente, en el estudio realizado en los años setenta con niños menores de tres años abandonados en hospicios madrileños.

«Aquellos en los que la normalización del ambiente en el que crecían fue posterior a dos años ya no tenían la misma facilidad para adquirir el nivel adecuado de lenguaje y de socialización».

«A partir de los seis u ocho años ya va a ser muy difícil que adquiera un lenguaje normal, no que adquiera un cierta capacidad de expresión, pero sí la que le correspondería a su edad en circunstancias normales».

Socialización. Por lo regular preferían la compañía de los animales domésticos a la de los humanos. Les era complicado establecer relaciones con estos últimos. Mantenían las mismas pautas de comportamiento animal y entre sus hábitos estaba comer aislados de las personas. Todos los niños lobo olfateaban su comida y se olfateaban entre sí como lo hacen los perros. Poco después de la captura, el Reverendo Singh vio una vez a la mayor de las niñas lobo, Kamala, ir con los perros del orfanato a la hora en que les echaban de comer, cuando suelen ser bastante feroces. Se sometió al olfateo de que fue objeto y luego se les unió a cenar carne cruda, desperdicios y huesos. Ella bajaba su cara al plato y sujetaba la comida al estilo perruno, dejando a Singh sumamente desconcertado por la manera en que los perros la habían reconocido como una de los suyos.

Lo que más llama la atención es que difícilmente algunos de ellos aprendieron a reír o sonreír y se mostraban sexualmente indiferentes.

Dormían desde el anochecer al alba, de acuerdo con las estaciones. Kaspar confundía sueños con la realidad y hablaba de sí mismo en tercera persona. Ni Victor ni Kaspar podían reconocer sus reflejos en un espejo; la niña oso turca se sentaba por horas en su sitio mirándose en un espejo. Auger observó que el niño gacela miraba su reflejo en una piscina de agua como si fuera un extraño.

Tampoco pudieron adquirir otras funciones humanas como utilizar el pulgar oponible.

Suelen pasar de un hogar adoptivo a otro y es frecuente que mueran jóvenes.

ContinuarỦ

2 pensamientos en “Los niños salvajes (33)”

  1. los chimpances y gorilas se reconocen a si mismos en un espejo.
    filosoficamente hablando, no poseían la consciencia de un dios. y a pesar de ello no necesitan de este estímulo intelectual para su desarrollo existencial y biologico
    es curioso que algunos de ellos tienen miedo a la luz

  2. Estoy haciendo un trabajo sobre los niños salvajes y me esta sirviendo de mucho toda esta información, muchisimas gracias =)

  3. la informacion esta bien redactada…estoy en la escuela y me ha servido mucho pues estoy viendo ese tema…gracias=)

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