Nazca (2)

OTRAS HIPÓTESIS

Según el arqueólogo y matemático húngaro Zoltan Zelko, las líneas de Nazca conforman un mapa gigantesco trazado en el suelo, de la cuenca del lago Titicaca.

«Estamos a punto de realizar un gran descubrimiento en materia de lenguaje simbólico «“dijo-. Los gigantescos dibujos reflejan la realidad existente en el Lago Titicaca de aquel entonces».

Zelko afirma que ha logrado identificar en las líneas de Nazca a la mayoría de las ciudades, poblados y accidentes geográficos de la región. Dice que tanto las líneas de Nazca como la piedra de Chavín, la estela de Raimondi y otros monumentos preincaicos, son mapas geográficos.

Hans Horkheimer considera que «las figuras de las pampas, magistralmente estilizadas son reproducciones sagradas, dedicadas principalmente al culto totémico y trazadas para servir como escena a las coreografías totémicas».

En lo concerniente a los trazos geométricos, comulga con la opinión que afirmaba que estaban dedicados al grandioso culto funerario: senderos sagrados que eran recorridos en las ceremonias religiosas. Después de escuchar algunos de los relatos de los habitantes de la región de Nazca, llegó a saber cosas bastante inesperadas hasta entonces: que podría tratarse de fantasmagóricos «caminos de ánimas». Según los nativos, «el alma de los difuntos visitaba, a lo largo de los trazos, los lugares sagrados en los que cada clan se reunía en determinadas fechas para llevar a cabo la celebración de un culto teatral del recuerdo»[1].

En esta tradición secular y en los fantasmagóricos «diablos del polvo», las trombas de arena que bailan sobre las pampas, los nativos supersticiosos ven la manifestación tangible de estos espíritus que están condenados a errar por el desierto para siempre.

Algo similar propuso Tony Morrison. Las líneas eran senderos sagrados, los enormes trapecios eran zonas que servían para reuniones sagradas y las figuras de animales estaban relacionadas al culto a los muertos[2]. Morrison calculó que todos los geoglifos se pudieron construir en no más de tres emanas de trabajo utilizando unos 1000 trabajadores. Si bien conviene que los geoglifos fueron hechos a través de un largo periodo de tiempo (varios siglos), y que fueron construidos por relativamente pequeños grupos de personas durante épocas de poca actividad en el ciclo agrícola.

El profesor Anthony Aveni, de la Universidad de Lima, sugiere una comparación entre las líneas de Nazca y el sistema Ceque de Cuzco[3]. Está de acuerdo en que las primeras pudieron haber sido utilizadas para la celebración de ceremonias y ritos, pero no en que fueron pistas de carreras. Los Ceques eran rayas, términos, lindes, que sirven, según nos cuenta Fernando Silva Santiesteban «para ser caminados por los miembros del grupo. En efecto, en todas las figuras se advierte claramente una entrada y en algunas un corredor de entrada, como en la parte posterior del Perro, debajo de la cola del Mono y en la tercera pata derecha de la Araña»[4].

¿OLIMPIADAS EN AMÉRICA?

Georg A. Von Breunig, quien nació en München, Alemania, el año de 1934, tiene otra teoría sobre las líneas de Nazca.

Von Breunig se graduó como ingeniero eléctrico en 1957 en el Technische Houchschule de München. Obtuvo su doctorado con una tesis sobre física de bajas temperaturas en Grenoble, Francia. De 1960 a 1964 trabajó en el U. S. Naval Weapons, y en la Universidad de Las Américas, de Washington, D. C. De 1975 a 1977 trabajó en Río de Janeiro, Brasil. Fue aquí donde supo de la existencia de las líneas de Nazca, por lo que se trasladó al Perú para estudiarlas.

Con base en las medidas que tomó in situ, Breunig descubrió lo que parecía ser una distribución asimétrica de las líneas, misma que, en su opinión, sólo podía explicarse suponiendo que los habitantes de la zona hubiesen utilizado las líneas como pistas de carreras por largos periodos de tiempo, lo que probablemente hiciera desplazar el suelo hacia el borde externo del camino en las curvas pronunciadas. Los grupos de piedras que había en las curvas de las «pistas» indicaban los puntos de partida de la carrera[5].

Recordemos que ya antes Kosok había apuntado la posibilidad de que los constructores de las líneas de Nazca las hubieran utilizado en carreras ceremoniales.

Para Johan Reinhard[6] las líneas estaban relacionadas con el culto a la fertilidad, al agua y a las montañas. En una zona desértica el agua es lo más importante para una sociedad agrícola. Los antiguos nazcas tenían varios mitos que señalan a montañas y cerros como dioses que controlan la lluvia y fertilidad de los campos. En esta circunstancia, los Ceques servían para dirigir los pasos, como senderos sagrados, hacia cerros y elevaciones en donde se realizaban ceremonias de culto a las montañas. En los grandes rectángulos y triángulos se elevaban pequeños altares de piedra y se colocaban conchas de mar («Hijas del mar») como ofrenda para solicitar el agua. Incluso las espirales eran representaciones de esos caracoles, que simbolizaban el agua; mientras que los zigzag representaban a los ríos o los relámpagos

Debajo de algunos de esos cerros, en donde confluyen varias líneas se encuentran una serie de canales subterráneos de filtración construidos por los nazcas. Estas obras fueron mucho más difíciles de construir que las líneas. Las leyendas locales indican que el agua de estos canales proviene de una laguna en el interior del Cerro Blanco.

Al término de las cosechas se hacían trabajos de limpieza y restauración de estos canales subterráneos. Era la época de las festividades.

LA «TESIS» DE VON DÄNIKEN

Una de las hipótesis que ha suscitado más polémicas es la formulada por primera vez en 1968 por el escritor suizo Erich von Däniken en su libro Chaiots of the Gods? (Erinnerungen an die Zukunft)[7].

En esta obra (edición Corgi, reimpresión de 1975, páginas 31 y 32) el autor dice:

«Los arqueólogos consideran que (las líneas de Nazca) son caminos de los incas, pero, ¿por qué habrían de usar éstos caminos que corren paralelos?

«Vistas desde el aire, se tiene la clara impresión de que las 37 millas de planicie son de un aeropuerto».

Este último párrafo dio origen al mito del «aeropuerto extraterrestre».

Una de las equivocaciones fundamentales de Däniken consiste en su afirmación de que las líneas de Nazca fueron hechas por los incas, pues según se sabe, las trazaron culturas anteriores a ellos: los nazca.

Por otra parte, también «es falso que las figuras de Nazca sólo puedan apreciarse desde gran altura, ya que pueden verse desde los cerros circundantes», según explica el mayor Luis Mazzotti Pretell.

Ya en el siglo XVI, Pedro Cieza de León, uno de los cronistas españoles de mayor renombre en la conquista del Perú incaico, mencionó esto brevemente. Probablemente a fines de 1537, cuando Francisco Pizarro, el célebre conquistador, se dirigía hacia Cuzco, la antigua capital monolítica, fue cuando Cieza de León vio los trazos. De León notó «señales en algunas partes del desierto que circunda Nazca… para que las comunidades (indias) puedan encontrar el camino que debe seguir»[8].

En la misma época, un soldado español, Francisco Hernández de Ávila, acampó durante varias semanas en Nazca. En su «diario» manifiesta especial interés en las particularidades geográficas de la región y sólo hace una ligera alusión a que «los indios trazaban grandes líneas en el suelo»[9].

Un año más tarde, en 1586, el corregidor de Soras y Rucanas Luis de Monzón, menciona en uno de sus informes dirigidos al virrey don Francisco de Toledo, algunos hechos ambiguos. Relata que «antes de que los españoles dominaran a los incas, en tiempos antiquísimos, un pequeño grupo de otro tipo de gente, a la que llamaban los viracochas, llegó a estas tierras. Obedeciendo a sus sugerencias, los indios los siguieron e hicieron caminos que hasta ahora se pueden ver largos como una calle, a cuyos lados construyeron muros bajos»[10].

Aunque es posible que esta última cita se refiera a los caminos de los incas, que cruzaban los Andes y tenían unos tres metros de ancho y miles de kilómetros de longitud. Hoy día estos caminos atraviesan lo que es Ecuador, Bolivia, Perú y Chile, y algunos de ellos todavía son utilizados.

Varios pueblos precolombinos «“entre ellos los mayas y los aztecas- construyeron diferentes caminos. Existe un camino maya que va de Cobá a Yaxuma, y que se extiende unos 95 kilómetros en línea recta a través de la selva.

¡NO ES UN AEROPUERTO!

«Es una tontería sugerir que las líneas de la planicie de Nazca son un aeropuerto. Cualquiera que las vea comprobará que esto es imposible. Von Däniken probablemente las vio desde las alturas, como se infiere de sus libros, pero su hipótesis no debe tomarse en serio, por absurda. Las líneas constituyen un misterio; los científicos que las han estudiado no han sabido a ciencia cierta cuál era su fin, pero existen muchas otras teorías mucho más atendibles que las de Däniken»[11].

Esta es la opinión del reverendo Donald Bond, un misionero que reside en Perú, y que ha visitado en muchas ocasiones el valle de Nazca para estudiarlo.

Ciertamente, desde un aeroplano las líneas parecen pistas; sin embargo, después de medirlas, la teoría de Däniken resulta insostenible. La mayoría de las líneas tiene un grosor de 10.16 centímetros, por lo que Bond se pregunta: «¿Es que acaso se intentaba jugar con cochecitos de juguete?»

Las líneas ciertamente no son anchas; hay algunas de 91 centímetros, y muy pocas de 61 metros (sólo dos conocidas), pero éstas tienen sólo 91 metros de longitud. Otras tienen unos quince metros de ancho por 91 de longitud. «En realidad parecen campos de fútbol», dice Bond. Hay varias figuras de animales: un cóndor estilizado volando con alas extendidas que abarca 60 metros; una araña casi simétrica que llega a los 45 metros; un mono del tamaño de dos canchas de fútbol, con la cola enroscada en espirales perfectas[12].

Trato de imaginar (una escena bastante cómica, por cierto), cómo un supuesto astronauta de la antigüedad aterrizaría sobre la cola del mono. Si lo logra hacer, que lo dudo, terminaría con el estómago revuelto.

Las tomas de la película Recuerdos del futuro, enfocan sobre todo a sectores más anchos de estos bien conservados surcos, que dan realmente la sensación de pistas de aterrizaje. Pero, ¿por qué no aterriza realmente el avión en que viaja el cineasta Harald Reinl? ¿No sería eso la mejor demostración? No lo hace porque sabe muy bien que el suelo que alguna vez despedraron los indios es blando, y que el polvo levantado probablemente ahogaría tanto a los aviadores modernos como a los supuestos astronautas de la antigüedad. Además, las líneas conforman tres áreas separadas por sendos valles, y suben y bajan por las colinas, por lo que es imposible que un avión pueda aterrizar en ellas.

Uno de los monumentales trapecios lo atestigua plenamente: después de apuntar en una dirección hacia una colina escarpada, esta figura geométrica escala la pendiente en línea recta para volver a descender por la otra pendiente y proseguir su camino. ¿Porqué y cómo unos supuestos vehículos espaciales habrán estado jugando a saltar las colinas sobre innumerables pendientes accidentadas de las pampas que, además, ya estaban cubiertas con alineamientos en todas direcciones?

En su libro Return to the Stars[13] von Däniken nos cuenta su teoría:

«En el pasado, inteligencias desconocidas aterrizaron en una planicie no habitada cerca del actual pueblo de Nazca y construyeron un aeropuerto improvisado para operar en la vecindad de la Tierra».

Ronald Story[14] atacó a Däniken diciendo que una nave especial no necesita una pista para aterrizar. Fue entonces cuando Däniken modificó su teoría sobre el espaciopuerto:

«El argumento de que los extraterrestres no necesitan espaciopuertos debido a que despegan y aterrizan verticalmente es obsoleto por dos razones. Primero, yo no he dicho que los extraterrestres hayan construido las pistas de Nazca. Yo sólo dije que las pistas eran el resultado de algún tipo de culto de los nativos. Y segundo, ¿acaso no ha construido la NASA una pista en California para sus naves espaciales como el Space-Shuttle?»[15]

Nuevamente Däniken volvía a mentir. En la página 118 de su Return to te Stars establece claramente que los extraterrestres construyeron las pistas. Por otra parte, ¿podría el Space-Shuttle aterrizar sobre las colinas que suben y bajan por las pampas de Nazca?

También hay que considerar la Garúa, la niebla del invierno austral peruano, que está presente de mayo a septiembre en la costa. En el lugar reina la bruma durante unos 260 días al año.

El mejor punto de observación no es a miles de kilómetros donde uno supondría que estaría orbitando una nave espacial, sino a 150 metros sobre el terreno, aunque, como ya lo hemos dicho, son perfectamente visibles desde tierra. Es más, Toribio Mejía Xesspe, Fred Hoyle, Paul Kosok, María Reiche, así como otros arqueólogos realizaron sus estudios sobre el terreno, y fue mucho tiempo después cuando se intentó estudiarlas desde el aire.

A mediados de la década de los setenta el satélite Erts de NASA tomó un par de fotografías sobre la zona de Nazca. Las fotos llevan los números 81501142925A000 y 8164514255A000-5.

Los impresionantes acercamientos fotográficos que Eros Data Center de Sioux Falls (Dakota del Sur) ofreció a la revista de astroarqueología belga Kadath, muestran que a pesar de los objetivos espaciales Questar y las más avanzadas técnicas de detección óptica y filtraje del relieve geológico de la región, no se puede observar ninguna huella de pista o de línea cualquiera, que sea visible desde el espacio. Todo lo contrario, se distinguen con perfección sobre las mismas placas, los lechos de los ríos Nazca e Ingenio, que forman los límites del área de los dibujos. Esto lleva a Robert Dehon , fundador de la Association Fort de la Crèche y fundador de la misma revista Kadath, a la conclusión: «que una dirección artística desde las alturas es imposible», y anota que «sólo la observación desde alturas bajas permite observar perfectamente las figuras gigantescas»[16].

Continuará…


[1] Horkheimer Hans, Las plazoletas, rayas y figuras prehispánicas en las pampas y crestas de la hoya del Río Grande, Revista de la Universidad Nacional de Trujillo, Época II, No. 1, Trujillo, 1947, Págs. 46-63.[2] Morrison Tony, Pathways to the Gods. The Mystery of the Nazca Lines, Andean Air Mail and Peruvian Times, Lima, 1978.

[3] Aveni Anthony, Report on the Analysis of Data Obtained on the Nazca Project, National Geographic Society, Washington, D. C., 1982.

Aveni Anthony, Tha Nazca Lines: Patterns in the Desert, Archaeology, Vol. 39, No. 4, 1986, Págs. 32-39.

[4] Silva Santiesteban Fernando, Las líneas de Nazca: otra interpretación, La Insignia, Perú, junio del 2005.

[5] Breunig A. Georg von, Nazca: A precolumbian olympic site?, Interciencia, Vol. 5, No. 4, julio agosto de 1980, Págs. 209-219 y 259.

Breunig A. Georg von, The Nazca lines, Interciencia, Vol. 6, No. 1, enero febrero de 1981, Págs. 6-7.

Breunig A. Georg von, The Nazca lines, Interciencia, Vol. 6, No. 3, mayo junio de 1981, Págs. 6-7.

[6] Reinhard Johan, Las líneas de Nazca. Un nuevo enfoque sobre su origen y significado, Boletín de Lima, Lima, 1987.

[7] Däniken Erich von, Chariots of the Gods?, Corgi Books, London, 1975.

[8] Cieza de León Pedro, Grandeza de los Incas (1553), Fondo de Cultura Económica, México, 2003.

[9] Hernández de Ávila Francisco, Dioses y hombres de Huarochiri, (1585), Siglo Veintiuno Editores, México, 1975.

[10] Jiménez de la Espada Marcos (compilador), Relaciones geográficas de Indias, 3 tomos, Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1965.

[11] Wilson Clifford, The Chariots Still Crash, Signet Book, New American Library, New York, 1976.

[12] Wilson Clifford, Crash go the Chariots, Lancer Books Inc., New York, 1972.

[13] Däniken Erich von, Return to the Stars, Corgi Books, London, 1974, Pág. 118.

[14] Story Ronald, The Space-God Revealed, Harper & Row, New York, 1976.

[15] Däniken Erich von, Why do Critics Ignore the Positive Arguments for Ancient Astronauts, Second Look, No. 13, enero de 1979.

[16] Dehon Robert, Nazca, Kadath, No. 16, Bruselas, enero-febrero de 1976.

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