Crisis en la Universidad del Caribe

ESCRUTINIO

Crisis en la Universidad del Caribe[1]

Juan José Morales

Usualmente en esta columna de los lunes tratamos temas sobre medio ambiente. Pero hoy hablaremos de la preocupante situación por la que atraviesa la Universidad del Caribe en vísperas del cambio del rector, Arturo Escaip, que según la ley orgánica de la institución debe realizarse a más tardar este jueves 28 de febrero.

Por un lado, existe un ambiente opresivo y casi podría decirse represivo, que se manifiesta en el hostigamiento a catedráticos a los que se presiona para dejar su empleo, e incluso en la remoción arbitraria y humillante de varios de ellos, a quienes súbitamente se echó de sus cargos y se sustituyó por otras personas sin que mediara causa justificada.

Arturo-Escaip-Rector-unicaribeArturo Escaip, rector de la Universidad del Caribe. Sus actos, tachados de arbitrarios y represivos, han creado un tenso ambiente en la comunidad académica y estudiantil. También, por malos manejos financieros, se ha dejado de pagar al IMSS y el Infonavit las cuotas que se les descuentan a maestros y trabajadores, quienes ahora corren riesgo de quedarse sin protección médica y perder sus casas.

Por el otro, lo que debía ser un proceso de elección o reelección de rector transparente y abierto a la comunidad universitaria, se está realizando en condiciones oscuras e inciertas, sin que se sepa siquiera quiénes son los candidatos a ocupar el puesto.

La forma arbitraria y hasta humillante en que se ha destituido a algunos jefes de departamento «”prácticamente echándolos de su oficina sin previo aviso y recogiéndoles en ese momento sus computadoras para cambiarles las claves de acceso e impedirles seguir utilizándolas»” ha causado indignación entre la comunidad académica. Un grupo de distinguidos catedráticos envió a los miembros de la junta directiva de la universidad una carta en la cual denuncian tales atropellos, que «”además»” presumiblemente violan el estatuto orgánico de la propia institución, pues los nuevos nombramientos deben ser aprobados por la junta directiva y no se sabe que tal cosa haya ocurrido. Es más: en un caso, el nuevo funcionario ni siquiera cumple los requisitos que establece el propio estatuto para ocupar el cargo.

No se sabe por qué en la etapa final de su gestión el rector Escaip ha desatado esta persecución contra el personal académico, la cual se suma a otras acciones que habían motivado el descontento no sólo de los maestros sino también de los estudiantes. Por ejemplo, su decisión de cobrarles por el uso de las instalaciones deportivas.

La designación en 2009 de Escaip como rector por parte del entonces gobernador Félix González Canto «”su elección por parte de la junta directiva fue mero formulismo»” resultó desconcertante. De los tres integrantes de la terna que «”para cumplir formalmente con el reglamento, repetimos»” se presentó a la junta directiva aunque ya se sabía que él sería designado, era el único que carecía de antecedentes académicos, salvo unas clases por hora en una universidad privada. Siempre ha sido un empresario, sin la menor relación con actividades universitarias de ningún tipo, ni experiencia o conocimientos para dirigir una institución de educación superior. En ese entonces era director de la Oficina de Visitantes y Convenciones (OVC) de Cancún y aspiraba a ocupar una secretaría en el gabinete de González Canto. Incluso, se dice que al ser informado de que se le pondría al frente de la U del C, manifestó su disgusto diciendo que merecía algo mejor que «dirigir una escuelita».

Con tal mentalidad, no es de extrañar que sus cuatro años al frente de la institución hayan sido grises y anodinos. Dos quejas recurrentes sobre él fueron sus constantes ausencias y su poca o nula comunicación con estudiantes y maestros. En la práctica, se limitó a manejar la universidad con un criterio empresarial, más administrativo que académico.

En los últimos meses, echó a correr la versión de que sería reelecto. Ahora, dice lo contrario. Y en esos vaivenes, ha llevado la universidad a una situación que puede afectar muy negativamente su funcionamiento.

Lamentablemente, el de la Universidad del Caribe no es caso único. En general, en Quintana Roo la educación superior atraviesa por una crisis. Pero como el espacio se ha agotado, tendremos que dejar para después otros comentarios sobre el tema.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Fecha de publicación: lunes 25 de febrero de 2013

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