Cuando los Volíbolos surcaban nuestros cielos

Cuando los Volíbolos surcaban nuestros cielos

En alguna de sus obras Antonio Ribera se maravillaba de la sonoridad del vocablo con el que los mexicanos habíamos bautizado a los platos voladores: «Platívolos voladores». Pero se hubiera emocionado más con el término «Volíbolos», que algunos medios de comunicación mexicanos utilizaron en la década de los cincuenta para dirigirse a este mito del siglo veinte. Tal es el caso de El Nacional, el periódico oficial que se editaba en la ciudad de México.

Para muestra dos portadas de aquel periódico. La primera, del 10 de marzo de 1950, tenía el siguiente encabezado:

EnWhiteSandsSeInsisteEnQueLosVolíbolosProcedendeMarteSIGUEN VIÉNDOSE PLATOS VOLADORES EN E. U.

 

En White Sands se Insiste en que los Volíbolos Proceden de Marte

 

California, marzo 9 (Reuters) «“ La policía informó hoy en esta ciudad, que se han recibido numerosas llamadas telefónicas de residentes locales, en el sentido de que éstos han visto un plato volador que cruza el espacio sobre el brumoso Valle de San Fernando.

 

Eddie Coffman, compositor de profesión, manifestó que él fue el primero en descubrir el extraño objeto, mientras conducía su auto.

 

Añadió que el plato volador parecía desplazarse como a unos 120 metros de altura, a velocidad sumamente considerable.

 

VENUS NO TIENE MOVILIDAD ALGUNA

 

«¿Venus, platillo volador? Hombre, no vengan ahora con tal cosa. El bellísimo astro no tiene movilidad alguna en el firmamento, como no sea su trayectoria en el eje planetario. Nadie ha dicho que Venus se mueva de aquí para allá, ni que tenga la forma de un trompo y despida rojizos destellos. Lo que se ha visto en el cielo es una especie de platillo-nave voladora, ni estrella, ni aerolito. Tampoco bólido. La presencia de los extraños visitantes está perfectamente confirmada, no sólo desde el punto de vista militar, sino científico».

 

imageCon este discurso nos recibió nuestro amigo, el sabio, ayer, después de leer los periódicos que afirmaban había una confusión, y que en Durango, Mazatlán, Chihuahua y Acámbaro, únicamente habían visto a Venus en toda su plenitud[1].

 

Además, nos dice sosteniendo su tesis, ¿qué de raro tiene que Marte nos envíe observadores si en la Tierra no hemos pensado en otra cosa, desde Julio Verne, que en llegar a la Luna el mismo plan?

 

¿Y el caso de White Sands? ¿Y la desintegración del aeroplano de Mantell?

 

Acaso el malogrado aviador llegó a aproximarse a unos centenares de metros del Plato Volador y recibió el impacto terrible de las materias atómicas que despide.

 

VoliboloWhiteSandsMuchas conjeturas se han hecho respecto a estas misteriosas naves, pero hasta que no se logre apresar una de ellas, haciéndola caer en la costra terrestre, no se sabrá a ciencia cierta su integración, ni se identificará a sus tripulantes[2].

 

La interferencia de Venus en este grave asunto, viene a ser como una renunciación a las investigaciones que deben hacerse en México, porque en los Estados Unidos del Norte se están realizando con todo detenimiento, habiéndose llegado a considerar la posibilidad de que la procedencia de los volíbolos sea el planeta Marte[3], al que más perspectivas de vida en su esfera se ha concedido siempre.

La segunda portada de El Nacional es del 15 de marzo de 1950 y dice:

AutomovilistasAcosadosPorPlativoloEnPlenaCarreteraAUTOMOVILISTAS ACOSADOS POR UN PLATÍVOLO EN PLENA CARRETERA

 

El Hecho Verídico Ocurrió al Sur de Durango, Colorado, a dos Hombres de Negocios

 

El Extraño Objeto Volador los Persiguió Largo Trecho y Luego Huyó al Detenerse el Automóvil[4]

 

Durango, Colorado, 14 de marzo, (U. P.) «“ Dos hombres de negocios que residen habitualmente en la parte meridional de este Estado, aseguran que fueron «perseguidos» por un extraño objeto que volaba, mientras ellos regresaban la semana pasada de un viaje que hicieron a Nuevo México.

 

Se trata de Lloyd Locke de Durango y de Harold Tanner, de Cortés, (Colorado), e indican que pretendieron guardar en secreto lo ocurrido, con objeto de que sus amistades no los hicieran víctimas de comentarios burlescos.

 

imageAseguran que una noche de la semana anterior, volvían de Bloomfield, Nuevo México, cuando ese objeto raro «comenzó a seguir» al automóvil en que viajaban. Uno y otro aseguran que no se trataba de un platillo volador.

 

«Pero era demasiado rápido para ser pájaro, y demasiado pequeño para ser avión» «“ dijo Tanner.

 

Cuando detuvieron el vehículo, por espacio de cinco minutos, aquel objeto estuvo describiendo círculos alrededor del carro.

 

«No quisimos decirlo antes, porque supusimos que nadie nos creería» «“ manifestó Locke.

 

También en Denver, capital de este Estado de Colorado, media docena de personas informaron haber visto platillos voladores.

 

PlativoloCarreteraCuatro empleados de un campo donde se juega golf, dijeron que pudieron ver «un disco con una larga cola blanca», que hizo algunas cabriolas ayer por la tarde, sobre el campo de golf.

 

Poco antes del medio día; John D. Padilla y su padrastro, informaron haber visto «cuatro discos que iban en formación» un poco debajo de las nubes.

Joseph A. Hynek se quejaba de que el nombre original asignado a los ovnis (Flying Saucers) había hecho que el tema se tomara a burla y chacota. Me pregunto si las cosas hubieran cambiado si se les hubiera llamado «Volíbolos»»¦ ¿Qué tal ovnis?… ¿Tal vez «Fenómenos Aéreos Anómalos»?… Hmm»¦ creo que no tiene nada que ver con el nombre. El tema de los ovnis es intrínsecamente ridículo.


[1] Al igual que los ufólogos actuales, el «sabio amigo de El Nacional» parece desconocer el efecto autocinético, que otorga un «movimiento ilusorio» a los objetos en el cielo que no tienen puntos de referencia. Desconocemos si lo que se vio fue Venus, o Marte (por lo de los «rojizos destellos»), pero esta posibilidad es infinitamente superior a la de que un «platillo-nave» haya recorrido el espacio para dejarse ver y luego desaparecer. (Nota de LRN)

[2] Aquí está el antecedente del Objeto Ufológico Permanente. (Nota de LRN)

[3] En esto estamos completamente de acuerdo aquí, en Marcianitos Verdes: los volíbolos son las naves de los marcianitos verdes. (Nota de LRN)

[4] Como diría la Tuzita: «Â¡Voy! ¡Voy!, ¡Tan grandote y tan collón!» (para los que se acuerden de aquellas películas de Pedro Infante)

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