El año perdido de las tortugas

IMPACTO AMBIENTAL

El año perdido de las tortugas[1]

Juan José Morales

Uno de los enigmas que por más tiempo han persistido en el campo de la biología es el del año perdido de las tortugas marinas. El misterio estriba en que inmediatamente después de nacer en playas de tierra firme, estos reptiles se dirigen al mar, y una vez que entran al agua, prácticamente desaparecen durante todo un año o dos, sin que se sepa por dónde andan ni qué hacen en todo ese tiempo. Casi invariablemente, cuando se hallan tortugas en el mar, son ejemplares de más de un año de edad. Y esto se aplica a todas las siete especies de estos animales que hay en el mundo.

La incógnita aún persiste, pero empieza a aclararse. En una reciente investigación se pudo seguir el rastro a 17 tortuguillas con ayuda de pequeños radiotransmisores que les fueron adosados al cuerpo antes de que se les liberara en el mar para iniciar sus correrías. Las señales de los aparatos, captadas mediante satélites artificiales, permitieron registrar continuamente no solamente su posición y por ende sus desplazamientos, sino también la temperatura del agua y cuánto tiempo permanecían en la superficie o sumergidas. Esto último podía inferirse por la intensidad de la radiación solar que registraban los instrumentos del transmisor.

clip_image001Al rastrear los desplazamientos de las pequeñas tortugas marinas con radiotransmisores, se han tenido las primeras pistas sobre dónde y cómo pasan su primer año de vida. Entre otras cosas, se encontró que gran parte del tiempo se mantienen en la superficie o muy cerca de ella.

La investigación, cuyos resultados aparecieron recientemente en la revista británica Proceedings of the Royal Society B, fue encabezada por Katherine Mansfiel, bióloga del Grupo de Investigaciones sobre Tortugas Marinas de la Universidad de Florida. Las tortuguillas, colectadas en las costas de aquel estado norteamericano, fueron liberadas a los tres meses y medio de edad, cuando tenían un tamaño adecuado para poder llevar adosado el transmisor sin que interfiriera con sus movimientos y pudieran nadar normalmente.

Así se pudo establecer que, ya en plena libertad, se estuvieron moviendo a lo largo de la costa oriental de Estados Unidos, lo cual era de esperarse ya que la Corriente del Golfo o Gulf Stream corre por esa zona con rumbo al norte, y que penetraron a diferentes bahías y estuarios. Se observó asimismo que aparentemente se formaban congregaciones de tortugas en ciertos lugares donde había alimento y temperaturas benignas.

Se pudo comprobar también que las pequeñas tortugas pasan gran parte del tiempo en la superficie o cerca de ella. Se cree que la razón de ello es que buscan calentarse con la luz solar, y de este hecho puede deducirse que requieren mantener su temperatura más alta de lo que se pensaba. De esto puede a la vez inferirse que su metabolismo es bastante elevado y que probablemente esto implica un crecimiento más rápido de lo que se suponía.

Por supuesto, esta investigación no esclarece del todo el misterio del año perdido de las tortugas. Sólo arroja algunas buenas pistas. Pero, sobre todo, sirvió para poner a prueba una técnica que permite rastrear permanentemente a las tortuguillas, y que usada en mayor número de crías y en diferentes lugares, ayudará a conocer mejor la vida de las tortugas marinas, en particular aquellos que requieren de protección especial, como la tortuga de carey, que ha sido diezmada por la explotación para aprovechar su valiosa concha, o la tortuga lora, Lepidochelys kempii, especialmente vulnerable porque todas las hembras de esta especie se concentran en un solo lugar para desovar: la zona de Rancho Nuevo en Tamaulipas.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 28 de marzo de 2014

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