Chaneques incendiarios

EL CASO DE LOS CHANEQUES INCENDIARIOS

Juan Aldama y su hermano Demetrio quedaron sorprendidos. A unos cuantos metros de donde se encontraban, sobre la carretera 180, vieron un camión de carga que, incendiándose y haciendo ruido con la bocina, transitaba dando tumbos sobre la costera del Golfo de México. Los hermanos Aldama, campesinos y vecinos de Las Palmas, en el Estado de veracruz, declararon que vieron al camión cuando venía ardiendo sobre la carretera. Eran aproximadamente las 16:00 horas del 25 de mayo de 1973.El «camión incendiado por los chaneques».

De inmediato acudieron a prestar ayuda al conductor, una vez que éste logró detener el camión sobre la cuneta. Lo bajaron y auxiliaron: no tenía ninguna quemadura de importancia pero gritaba, exaltado, que se había quedado sin frenos y que se quemaba. Entre todos intentaron apagar el fuego, pero nada pudieron hacer para sofocarlo. Las llamas se propagaron rápidamente quemando las tarimas de madera y tdo el material combustible sobre el vehículo. Los asientos, en la cabina del conductor, se convirtieron en cenizas y algunos de sus resortes se doblaron por el calor; las llantas continuaron quemándose por varias horas. El conductor del camión, una vez repuesto del susto, huyó con rumbo desconocido.

El siniestro fue reportado en varios periódicos de la República Mexicana, llegando a aparecer en el Novedades, uno de los principales diarios de la capital mexicana.

Las compañías e seguros y los Miniserios Públicos reciben al mes varios reportes de autos y camiones quemados por diversas causas, principalmente debido a accidentes automovilísticos. Sin embargo, estos accidentes no son tan importantes como para que su crónica aparezca en la mayor parte de los periódicos del país. ¿Qué tenía de especial este caso para que se le diera tanta importancia?

Siete días antes había ocurrido otro siniestro similar muy cerca de ahí. Un caso que ha entrado en la historia de la ufología mexicana como «el caso del camión quemado por los ovnis». Este suceso ocurrió en el mismo estado de Veracruz y, supuestamente, estuvieron involucrados unos diminutos seres conocidos en la zona con el nombre de chaneques.

Como bien ha apuntado Héctor Escobar, el caso de Las Palmas no era más que una copia del suceso ocurrido el 18 de mayo en Cintalapa, aunque más simple. La diferencia entre ambos era que en Cintalapa, como veremos, los elementos que no se queman fácilmente fueron los que, supuestamente, ardieron, y en Las Palmas, se dijo, no se quemaron los productos combustibles.

Como elementos de extrañeza se apuntaron: que el parabrisas de cristal del camión no se había quemado; que en las cercanías del camión se hallaron fragmentos de cartón y de mica (silicato aluminicopotàsico hidratado con cantidades variables de Magnesio, Manganeso, Fierro y Titanio) sin quemar; y que también se encontró un costal de yute (fibra de henequén) sin dañar.

En cuanto al cristal y a la mica no era tan extraño que no hubieran sufrido daños, ya que el primero era un parabrisas del tipo de cristal templado y la segunda, como se sabe, en algún tiempo se utilizó como aislante térmico en algunos aparatos eléctricos. El pedazo de cartón tal vez no pertenecía al camión o llegó al lugar con l viento, y el costal del yute era del mismo tipo del que utilizan los campesinos de la zona para guardar sus cosechas. Los hermanos Aldama lo habían utilizado para tratar de apagar el fuego, probablemente lo dejaron olviddo. En realidad nada había e misterioso. Ni siquiera la huída del conductor, pues seguramente por algún error suyo en el mantenimiento o la conducción del camión, había sufrido este incendio o temía que le acusaran y le obligaran a pagar los destrozos.

Lo que hizo «famoso» este caso fueron los sucesos ocurridos días antes en la carrtera Tinaja a Tierra Blanca y de los que a continuación nos vamos a ocupar.

UN CAMIÓN CARGADO CON ASBESTO

Todos los autores que se han ocupado de este caso, desde Escobar hasta García, pasando por Salazar, han cometido el mismo error informando que los sucesos ocurrieron el 22 de mayo de 1973. En realidad fue el viernes 18 de mayo cuando Miguel Ángel González conducía un camión cargado con cemento y 50 láminas de asbesto, sobre la carretera 95, de La Tinaja a Tierra Blanca, y observó unos diminutos hombrecillos que le hacían señas.

Según el relato que hizo González, al acercarse al poblado de Cintalapa, aproximadamente en el kilómetro 18 de la citada carretera, vio a cierta distancia un grupo de hombres, cinco en total, a mitad del camino, quealzaban los brazos en dirección del camión, por lo que disminuyó su velocidad, y cuando ya los tenía a unos 20 metros, pudo observar que se trataba de hombre muy pequeños, ni siquiera del tamaño de un hombre enano, y que parecían chaneques (duendes o gnomos).

De inmediato paró el camión y trató de perseguirlos, pero los chanques se dirigieron hacia un monte cercano cubierto de maleza, en donde se perdieron.

Cuando González regresó al camión, grande fue su sorpresa al encontrarlo envuelto en llamas azules. En unos pocos minutos, según González, todo fue destruido, incluyendo el cemento y las láminas de asbesto, estimándose los daños en 35 mil dólares.

El camión era propiedad de Abel López, vecino de Catemaco, en el mismo Estado de Veracruz.

Al poco tiempo llegó la patrulla de caminos. El chofer no cesaba de reetir que el camión cargado con láminas de asbesto y costales de cemento fue pasto de llamas azules a pesar de que dichos materiales no son combustibles. González declaró:

Iba a la altura del kilómetro 18 de la carretera La Tinaja a Tierra Blanca, acercándome al poblado de Cintalapa, cuando de pronto vi un grupo de gentes a la mitad de la carretera y por eso disminuí la velocidad. Cuando ya los tenía a poca distancia pude observar que se trataba de hombres muy pequeño, ni siquiera del tamaño de un enano. Estaban vestidos de una manera muy extraña. Parecían duendes o gnomos que venían a mi encuentro con los brazos en alto.

Ya muy cerca de ellos paré el camión. Parece ser que al bajarme sorprendía a aquellos hombrecillos con mi presencia. Entonces huyeron precipitadamente y se perdieron en la maleza.

Después de buscarlos inútilmente, decidí regresar, y grande fue mi sorpresa al contemplar el camión envulto en gigantescas llamas azules.

Aunque no sentía calor, esas llamas consumieron el camión con todo y carga, no obstante que era cemento y láminas de asbesto lo que transportaba.

LOS CHANEQUES

El conductor del camión hizo su declaración, bajo juramento, ante las autoridades de la Policía de Tránsito Federal. El oficial Fernando Aportela Abad tomó conocimiento del caso y en su acta dijo que era posible que un cortocircuito en el motor produjera el incendio; sin embargo, testificó su incredulidad ante la conflagración del material no combustible:

Como policía es difícil comprobar la versión del conductor sobre duendecillos que arrojan bolas de fuego, por lo que soy incrédulo, pero como veracruzano conozco las historias de los chaneques, que coinciden con la descripción del conductor. Sabemos que lo de los chaneques o duendes es pura leyenda, pero no nos podemos explicar cómo es que ardió el cemento, láminas de asbesto y material no inflamable, y que requieren de potentes sustancias químicas y altas temperaturas para incendiarse.

La policía, aunque intrigada, ayudó a González y al propietario del vehículo, Abel López, a buscar a los gnomos responsables del siniestro.

La noticia, que corrió como reguero de pólvora, causó gran conmosión entre los moradores de La Tinaja, cuna de la leyenda de los chaneques. Los habitantes del poblado «a ojos cerrados dieron crédito al conductor de su encuentro con los chaneques», haciendo comentarios acerca de apriciones en diferentes lugares de Veracruz de los fantásticos personajes.

El señor Jesús «Chico» Rodríquez de Ramos, residente en La Tinaja y dueño de un negocio de mercado automotriz y de grúas, retiró de la carretera los restos del camión. El comentario del Rodríguez fue:

Aquí todos los habitantes escuchaon con demasiada atención la historia del chofer Miguel Ángel y los chaneques. Sin embargo, bien puede ser una vulgar mentira del conductor del camión para eludir la responsabilidad derivada del incendio, que pudo ser ocasionada en el sistema de frenos. Es decir, que pudo ocurrir que las balatas se hayan «pegado» y con la fricción se produjo el siniestro.

Sin embargo -añadió el señor Rodríguez-, la narración de Miguel Ángel ha corrido de boca en boca en todo el pueblo y propició que de la capital de la república varios medios de información telefonearan a este lugar con el fin de localizar al chofer para que diera nuevamente su versión sobre el extraño suceso.

EL RAYO LASER Y LOS OVNIS

Así estaban las cosas. Todo el mundo hablaba de la responsabilidad de unos duendes autóctonos, los chaneques, pero nadielos había relacionado con los ovnis, hasta que el 30 de mayo, un ingeniero industrial, José de Hora López, catedrático de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Veracruz, especialista en física y electrónica (según dijeron los periódicos) y aficionado a los ovnis, declaró que el incendio fue causado «por la proyección de un poderoso rayo luminoso de una longitud de onda de tipo selectivo y de origen desconocido, similar al rayo láser y que en ese momento debió haber producido un haz e luz de altísima intensidad con partículas ígneas de 2,500 a 3,000 grados de temperatura por lo cual el asbesto, que sí es un combustible fácil, quedó reducido a pedazos de carbón».

Fragmento del metal fundido recuperado en el siniestro.

De aquí a involucrar a losovnis en el asunto sólo había un paso. Ese paso lo dieron los redactores de la revista DUDA al escribir en uno de sus encabezados ¿Tiene que ver este misterioso incendio con los ovnis?, para luego sumergirse en elucubraciones fantasiosas.

Una vez establecida la relación ovnis-camión quemado, el único ufólogo mexicano que se acercó a investigar el caso en ese entonces fue Raúl Álvarez Ramos, quien se había intresado por los platillos voladores desde 1957, y que había diseñado un emisor de señales de radio de acuerdo con la distribución de los cuasares (sic). Raúl Álvarez se apersonó en Cintalapa y recogió muestras de los fragmentos «quemados» del camión, muestras qu veinte años después aclararían el caso.

ASBESTO Y CEMENTO

Antes de ver cuál fue la solución de este caso veamos qué cosas son, químicamente, el cemento y el asbesto.

El cemento es una mezcla de caliza CaCO3 y arcilla caolinítica. Durante la cocción del cemento ocurren las siguientes reacciones:

Trozos de las láminas de asbesto que transportaba el camión.

  • Evaporación del agua de la mezcla a 100ºC.
  • Disociación del carbonato de magnesio a 400ºC.
  • Eliminación del agua combinada con la arcilla a 500ºC.
  • Formación de aluminato cálcico (CaO Al2O3) y óxido ferroso cálcico (CaO Fe2O3) debajo de 800ºC.
  • Formación de silicato cá
  • lcico (CaO SiO2) entre 800º y 900ºC.

  • Formación de trialuminato cálcico (5CaO 3Al2O3) entre 900º y 950ºC.
  • Formación de silicato bicálcico (2CaO SiO2) entre 950º y 1,200ºC.
  • Formación de aluminato tricálcico (3CaO Al2O3) y aluminato tetracálcico (4CaO Al2O3) entre 1,200º y 1,300ºC.
  • Principios de formaciones líquidas a 1,260ºC.
  • Formación de silicato tricálcico (2CaO SiO2) con desaparición progresiva de la cal libre a 1,260º y 1450ºC.


Como se ve, en esta calcinación se eliminan todos los productos que se puedan evaporar y quemar por debajo de los 1,450ºC. Lo que queda es un material prácticamente no combustible a esas temperaturas.

Por su parte, el asbesto está constituido por silicatos fibrosos o minerales que se deshacen en fibras como la tremolina (Ca2Mg5Si8O22(OH)2) y el crisolito (Mg6Si4O11(OH)6H2O), es decir, silicatos dobles de calcio y magnesio con un poco de alúmina y óxido de hierro.

Antiguamente el asbesto era sinónimo del amianto, aunque hoy se da este nombre sólo a las variedades más sedosas. Su nombre proviene del latín asbestos y éste del griego ásbestos, incombustible, inextinguible. Se le utilizaba comunmente omo aislante, en la fabricación de trajes a prueba de fuego, en láminas canalizadoras y tuberías. El asbesto comercial comprende tres tipos de minerales: anfibolita, hornblenda y serpentina. Para fabricar tubería y láminas de asbesto se le mezcla con cemento y un exceso de agua. Este era el tipo de material que transportaba Migue Ángel González. Un material que efectivamente es incombustible, y sin embargo…

LAS MUESTRAS DEL CAMIÓN QUEMADO

Dentro de las leyendas ufológicas mexicanas ha quedado grabado el hecho de que un camión cargado con demento y láminas de asbesto fue consumido totalmente por unas misteriosas llamas azules, producidas por un rayo láser emitido desde un ovni que transportaba chaneques. Pero ¿es verdad lo anterior? ¿Se consumieron las láminas de asbesto y los acos de cemento?

Durante el programa ¿Y usted qué opina?, dirigido y conducido por Nino Canun, Raúl Álvarez Ramos nos entregó una muestra (fragmentos, residuos) de los restos del camión quemado.

Microfotografía con amplificación de 200X, en la que se observan inclusiones de calcio-silicio. La probeta fue atacada con ácido fluorhídrico al 0.5% durante 15 segundos.

Al observar los residuos y tenerlos en mis manos comprendí, de inmediato, la verdad del caso del «camión quemado por un ovni». Lo insólito del asunto se reducía a que, supuestamente, las láminas de asbesto se habían reducido a cenizas junto con el camión. Las láminas de un producto incombustible habían ardido, sin más.

Bueno, eso era lo que se decía y era parte de la leyenda; pero ahí, en mis manos y frente a mis ojos, lo que yo veía eran tres residuos perfectamente bien diferenciados. Por una parte, es cierto, había una gran cantidad de ceniza, para ser más exactos, tizne o carbón producto de la combustión de materia orgánica, posiblemente madera. Había, además, pedazos de un metal fundido de un color plateado, probablemente aluminio o algunaaleación del mismo ya que, a pesar del tiempo transcurrido, no presentaba signos de corrosión y era bastante ligero (posteriormente en casa comprobé que era material no magnético). Finalmente, habían pedazos de la famosa lámina de asbesto sin ningún signo de combustión o de que hubiese sido fundida. En una palabra, como ya dije más arriba, todo había sido un mito, una leyenda. El «camión quemado por los ovni» había ardido pero dejando intactas las placas de asbesto. No había mayor misterio, aunque quedaban varios cabos por atar. En primer lugar había que identificar las tres sustancias (¿carbón? ¿aluminio? ¿asbesto?); posteriormente había que identificar la causa del siniestro. Era necesario tratar de entrevistar a los testigos y ver si existía algún móvil (cobro de seguros, negligencia en el manejo o en los mantenimientos de la unidad, problemas de alcohol, robo de materiales, etc.)

El primer problema (la identificación de la sustancia) se resolvió en dos pasos. El análisis de la ceniza lo ealicé personalmente en los laboratorios de Ciencia Básica de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (hago la aclaración, para establecer una diferencia entre Jim Dilettoso y otros ufólogos que se arropan con el prestigio de las instituciones con las que colaboran o a las que le trabajan, y nosotros, que la UNAM no avala los resultados obtenidos por mí, sencillamente porque no fue un estudio oficial).

Los resultados arrojaron, simple y llanamente el veredicto de : residuos de materia orgánica quemada (madera) y restos de grasas y aceites minerales y diesel. Estas cenizas pudieron haber sido los restos del tandem de madera del camión que, seguramente, estaban impregnados con aceite mineral (del mismo que se utiliza para lubricar el motor). El diesel, obviamente es el tipo de combustible que utilizan estos camiones para su funcionamiento.

El problema de identificar el metal y los fragmentos de la lámina de asbesto era más complicado y escapaba de mis manos, recursos y conocimientos (soy ingeniero químico y no químicometalúrgico). Estas muestras, junto con un fragmento de un supuesto ovni que se había estrellado en el Norte de la República Mexicana (qu me había entregado el ufólogo Luis Andrés Jaspersen), y del que en otra ocasión hablaré, fueron enviadas a tres laboratorios independientes: dos casas de estudio, la UNAM y la Universidad Autónoma Metropolitana, y a una compañía metalúrgica: Fundidora Altzairu. Hago la aclarción de que tampoco estos organismos avalan los resultados, por la misma razón anterior. Hay que hacer notar, sin embargo, que los analistas de la UAM y de Altzairu son aficionados a los ovnis (pro-ovni).

Microfotografìa, ampliación 100X. Se observan fases de aluminio-silicio, así como zonas de silicio-calcio y pequeñas áreas de la fase alfa de aluminio-hierro-silicio. La probeta fue pulida y no se le atacó químicamente.

En términos generales los tres análisis concuerdan. Las placas de asbesto son efectivamente de asbesto (en uno de los laboratorios se identificó como «fibrocemento o asbesto»). Fueron desprendidas «no por corte o cisalladura, sino por movimientos manuales: doblar y desdoblar hasta su ruptura y desprendimiento». No hay evidencia de combustión: «las muestras están impregnadas de ceniza que no corresponde a los elementos en cuestión». Lo anterior puede tener una explicación ya que Raúl Álvarez Ramos guardó en un solo lugar sus «muestras», manteniéndolas en contacto.

En cuanto al metal, se trataba efectivamente de una aleación de aluminio. Los diferentes resultados de los laboratorios arrojaron una proporción de 85.5 a 86.5% de aluminio (en uno de los reportes se habla de Bauxita Al2O3.2H2O); 12.5 a 13.5% de silicio; 1% de hierro y trazas de calcio. Se menciona el nombre de la aleación (¿comercial?): Silumin. También se dice que la aleación es muy parecida a la producida por Alcan, en Arvida, Canadá. Finalmente se nos informa que esta aleación se usa en la fabricación de planchas, barras, perfiles y remaches. Los restos son, suponemos, de los perfiles que sstienen unidas las tablas de madera del tandem o de los remaches utilizados en los perfiles de aluminio o de ellos mismos.

Entre las varias pruebas que se hicieron estuvieron la preparación de pobetas según la norma NOM B-79-1986 y tomas de fotomicrografías con miscroscopio electrónico. En esas fotos se observan fases del aluminio-silicio; aluminio-calcio y fase alfa de aluminio-hierro-silicio.

¿QUÉ OCURRIÓ?

De los datos aquí expuestos se desprende lo siguiente:

Un camión que transportaba materiales de construcción como sacos de cemento y láminas de asbesto se incendió alcanzando temperaturas de al menos 659ºC (temperatura de fusión del aluminio); el asbesto, en contra a lo que dice la leyenda, no se quemó.

Probablemente el origen de los siniestros (los dos casos aquí narrados) fue el sistema de frenos. Las balatas se pegaron produciendo, por la gran temperatura alcanzada, que la madera del tandem, que estaba impregnada de aceite, se quemara. Posteriormente las llamas alcanzaron el tanque del diesel y entonces todo el camión se incendió.

¿Estaba ebrio Migue Ángel González? ¿Por qué no pudo controlar el incendio? ¿Fue esa la razón para que inventara lo de los chaneques? ¿Por qué las llamas eran azules (signo de una buena combustión)? ¿Transportaba algún comburente, además de los productos combustibles?, o ¿la explicación correta es la del oficial Fernando Aportela Abad, quien afirmó qu todo se debió a un cortocircuito (lo que también explicaría el color de las llamas)? ¿Por qué siempre aparecen «científicos», como José de Hora López, diciendo estupideces en el más puro estilo irracional y pseudocientífico? ¿Qué hubiera ocurrido si la revista DUDA no hubiera involucrado a los ovnis en este suceso? ¿Hubiera pasado inadvertido? ¿En este tipo de incendios se puede alcanzar temperaturas de al menos 659ºC?*

Aún quedan varias preguntas en el expediente por lo que este reporte sólo puede ser preliminar. A estas preguntas se intentará responder en una futur reencuesta del caso e el sitio. Por el momento sólo podemos decir que aquí no hubo ningún ovni y que en general, para todas las preguntas existen respuestas perfectamente racionales (aunque estas tarden algunos años en llegar).

REFERENCIAS

Anónimo, Un camión incendiado por chaneques, Novedades, México, 22 de mayo de 1973.
Anónimo, Otro camión consumido por el fuego, Novedades, México, 26 de mayo de 1973.
Anónimo, ¿Qué incendió aqueñ camión?, Duda, No. 103, México, 20 de junio de 1973, pág. 32.
Anónimo, Algo muy raro sucede en Veracruz, Duda, No. 108, México, 25 de julio de 1973, pág. 32.
Anónimo, Un camión incendiado por duendes, Oculto, Año II, No. 36, I Epoca, México, 18 de enero de 1979, págs. 36-38.
Escobar Sotomayor Héctor, Los fraudes ovni en México, Perspectivas Ufológicas, No. 2, México, abril de 1994, págs. 21-26.
Escobar Sotomayor Héctor, 500 años de ovnis en México I, Corporativo Mina, México, 1995, págs. 70-71.
García santiago, Los ovnis en México, Coleción Duda Semanal, Serie la Otra Cara, No. 58, Editorial Posada, México, 1973, págs. 85-87.
Montes de Oca Pedro, Fue un rayo luminoso el que incendió el camión, La Prensa, México, 30 de mayo de 1973.
Rodríguez Ángel Manuel, Si fueron chanecas los que incendiaron el camión, La Prensa, México, 23 de mayo de 1973.
Salazar Mendoza Alfonso, Los chaneques en Chiapas… ¿llegaron de otro planeta?, Reporte ovni, No. 31, México, agosto de 1994, págs. 11-13.

* En realidad esta pregunta sí tiene una respuesta. Para tratar de aclarar este punto veamos las gráficas 1 y 2. La primera muestra el comportamiento de diversos materiales con la temperatura. En ella vemos que la temperatura de un fuego del tipo celulósico (el producido por la combustión de madera, cartón, papel, etc.) es de cerca de 900ºC después de una hora. En ese mismo intervalo de tiempo la temperatura de un fuego de tipo de hidrocarburos (producido por la combustión de gasolina, diesel, combustóleo, etc.) es de 1,120ºC. En la gráfica 2 vemos que no es necesario que pase siquiera una hora para alcanzar la temperatura de fusión del aluminio: esa temperatura se alcanza a los 5 minutos en fugo celulósico y en 2 minutos en fuego de hidrocarburos. En ese misma gráfica se ve ue es necesario más que este tipo de fuegos para quemar cemento o asbesto o fundir el acero (1,500ºC). De hecho, las fotografías del camión muestran el tandem de madera carbonizado, pero la estructura de acero intacta. Para conseguir los resultados obtenidos no era necesario el uso de un rayo láser; una simple mezcla de fuegos celulósicos y por hidrocarburos (madera del tandem impregnada con aceite) produciría el mismo efecto. Para terminar; aunque utilicemos un rayo láser sobre una placa de asbesto, nunca obtendremos «pedazos de carbón» como lo afirmó en su momento José de Hora López, ya que en la coposición del asbesto sólo intervienen silicatos dobles de calcio y de magnesio. Transformar estos elementos químicos en carbón es un trabajo propio de alquimistas (o de ufólogos): una quimera.