Para el MoD británico los ovnis son una especie de plasma

LONDRES.- Una investigación del ministerio de Defensa británico concluye que la visión de muchos ovnis se debe a la formación en la atmósfera de masas gaseosas incandescentes. Los científicos, que han analizado datos recogidos a lo largo de treinta años, están convencidos de que los ovnis no proceden de otras civilizaciones o potencias hostiles. Las corrientes aéreas dan a esos plasmas formas aerodinámicas que parecen volar a velocidades extraordinarias por el cielo. El espacio entre dos plasmas forma a veces un área que no refleja la luz, lo que puede dar la impresión de una aeronave negra de tipo triangular y varios cientos de metros de longitud en algunos casos. Además, dado que los plasmas tienen una carga eléctrica, pueden cambiar rápidamente de forma o de color si sufren el impacto de otra fuente de energía como puede ser una señal de radio enviada por algún ufólogo, es decir un individuo que se dedica al estudio de los ufos (ovni en inglés). Según el estudio, ese tipo de plasmas pueden engañar y crear en el espectador impresiones muy vivas. Está demostrado médicamente, dicen, que los «campos (electromagnéticos) locales suscitan reacciones en los lóbulos temporales del cerebro». Quienes aseguran haber sido testigos de la aparición de algún ovni no están locos, sino que sufren «de una retención de memoria ampliada y repiten experiencias» inducidas por esos plasmas. El estudio recomienda, sin embargo, utilizar lo que se sabe hasta ahora sobre los presuntos ovnis para eventuales aplicaciones militares, algo en lo que, según los científicos británicos, los rusos están ya trabajando. El proyecto, en el que llevan trabajando los científicos desde 1996, según se ha sabido ahora, tenía como objetivo investigar los peligros que los ovnis pudieran representar para este país. La conclusión de los expertos es que no hay tal peligro.

http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/4981720.stm

http://www.timesonline.co.uk/article/0,,2087-2168694,00.html

http://today.reuters.com/news/newsArticle.aspx?type=scienceNews&storyID=2006-05-07T170047Z_01_L07780820_RTRUKOC_0_US-BRITAIN-UFOS.xml

http://www.telegraph.co.uk/news/main.jhtml?xml=/news/2006/05/07/uufo.xml

http://www.abc.net.au/news/newsitems/200605/s1632611.htm

http://tvnz.co.nz/view/page/411419/711482

http://townsvillebulletin.news.com.au/common/story_page/0,7034,19061233%255E401,00.html

http://www.abc.es/abc/pg060507/actualidad/sociedad/ciencia/200605/07/ovnis-fenomenos-atmosfericos.asp

http://www.elmundo.es/elmundo/2006/05/07/ciencia/1147008153.html

¡HE DESCUBIERTO Z! (3 parte)

NUEVOS MUNDOS

Pero tampoco estaba interesado en la escuela y cursó sólo hasta la secundaria. Los recuerdos de aquella época los menciona en los capítulos once y doce de Many Parts:

«Teníamos casi quince años de edad, y debíamos hacer los exámenes para la secundaria. Nos habían enseñado fisiología solamente de una manera general, pero habíamos disecado mucho y habíamos articulado torpemente muchos esqueletos pequeños. Pero como leímos mucho con el deseo subyacente de ser famosos, y como buscábamos la provocación más leve por la gloria, nosotros hicimos nuestra colección mucho más grande que la de cualquier otro muchacho que conociéramos. Detrás de todo lo que hicimos no estaba el desamparo y la indolencia sino el deseo y la animación de ser pintorescos o interesantes. Una vez tomamos a Bob Pavey como uno de los muchos socios que llegamos a tener. En la clase de la fisiología, la Srta. Williams nos mostró varios frascos de alcohol con especimenes en ellos. Haciéndolos pasar para que todos los viéramos. El corazón de un sapo, el hígado de un pájaro azul, el canal alimenticio de un lagarto; todos etiquetados cuidadosamente. Estábamos furiosos; eran los nuestros, y Bob los había traído a la escuela. Entonces todo el crédito era suyo. La Srta. Williams dijo, «˜¿donde está el corazón?»™ Lo habíamos puesto en nuestro bolsillo. «˜¿Dónde está ese pulmón?»™ Estaba en nuestro bolsillo. «˜Veo que todavía hay un hígado que falta»™. En nuestro bolsillo…

«»™Usted tiene una manera rara de actuar diferente a la de los demás»™, dijo la Srta. Williams, agudamente. Deseamos denunciar a nuestro socio. «˜Son los míos»™, dijimos, hoscamente. En la clase obtuvimos el perdón de un muchacho, pero, aunque eso fue hace quince años, no hemos hablado a Bob Pavey desde entonces. Él tomó el crédito que era nuestro crédito».

Fort también recuerda los experimentos realizados por su maestro de física, el profesor Ovebunk. Tal vez esto fue el origen de su desprecio por la ciencia. Pero la descripción que hace nos muestra su necedad (el experimento de la caída de los cuerpos en el vacío) y su falta de habilidad para realizar experimentos científicos (el experimento con los pañuelos). Tal vez ocurrió que su cuerpo estaba ahí, pero su mente no, porque de otra manera no se explica la forma en que entendió la teoría del color:

«Pensamos que el profesor Overbunk contestaba insatisfactoriamente, pero él parecía satisfecho otra vez. No obstante, aceptamos que casi todas las verdades y pensamientos de allí parecían tener algo mal alrededor de cada experimento. El profesor Overbunk demostrando que en el vacío una bala y una pluma caen con la misma velocidad. La bala cae primero. Nos enseña que el negro es la ausencia de color y el blanco son todos los colores. Mezcla de colores produce un gris parduzco. Poniendo un paño negro y un paño blanco al sol sobre la ventana todavía con nieve. Como el negro absorbe calor, el paño negro se hundiría en la nieve. Paño blanco hace una clara impresión; paño negro no muestra ni rastros de haber estado allí. Es muy difícil enseñar verdades cuando no se tiene la verdad»…

«Comenzamos nuestro estudio de álgebra, con la idea de que las letras eran utilizadas en lugar de los números, preguntándose cuántas veces «˜a»™ puede ser «˜b»™. Aprendiendo definiciones, aprendiendo que «˜x»™ es la cantidad desconocida y que los pequeños números en la parte superior son exponentes, no teniendo ningún problema de lo que se esperaba de nosotros, la Srta. Alberts nos envía al pizarrón, y entonces se nos olvida todo, por leer Puck y Judge[1]«.

Esta misma incultura científica lo hizo reunirse con otros que como él no tenían ni la más remota idea de lo que es la ciencia y la cultura. Entre ellos estaba el mismo Thayer, quien en una entrevista aparecida en el número del 9 de junio de 1956, del Saturday Review of Literature declaró:

«¿Literatura? Al infierno con la literatura».

Se puede valorar el calibre intelectual de estos tipos cuando leemos a Thayer que escribe en el número 1 de la Fortean Society Magazine: «Esto no es la edad de la iluminación, ¡ustedes idiotas perdidos!».

Para Thayer el lenguaje de las altas matemáticas era un guirigay incomprensible. Lo mismo que pensaba el mentecato de Fort. Pero a pesar de su ignorancia, o por la misma, se atrevían a promover «teorías» estúpidas, como la del propio Thayer quien afirmaba que todos los planetas, incluyendo la Tierra, están creciendo, evolucionando y transformándose lentamente de cubos a esferas; o la de otros miembros de la Sociedad Fortena como George Gillette, quien decía que el universo tenía la forma de una espiral; o Alfred Drayson, que postuló una rotación secundaria de la Tierra. El mismo Thayer que afirmaba que las tonsilectomías[2] causaban poliomielitis, que la vacuna de Salk era una «˜mixtura repugnante»™ y que la vacunación y la fluoración causan enfermedades. Ideas, muchas de ellas, aún vigentes en diversos medios pseudocientíficos.

Los patrones se repiten en la actualidad. Gente sin cultura y con escasa educación formal que creen descubrir el hilo negro cuando se enfrentan a fenómenos que no pueden explicar, debido precisamente a sus escasos conocimientos, y tomando esos fenómenos como bandera, se atreven a atacar a los científicos o, incluso, a la ciencia.

Fort llegó a hacerse periodista no por sus propios méritos, pues ni siquiera cursó la preparatoria, sino gracias al apoyo de su padre que, a pesar de haberlo corrido de la casa, le ayudó a entrar a trabajar en un diario. Fort nos lo comenta en el capítulo quince de su Many Parts:

«El final de nuestro segundo año en secundaria no estaba lejos. El «˜otro niño»™ se las arregló para dejarlo todo, parecería como si estudiara muy poco, pero se debía a nuestra desgraciada vida condicionada. Se unió a otra sociedad literaria, aunque diferente de nosotros, él se habría podido unir a cualquiera en su primera elección.

«No había, y nos parecía a nosotros que nunca podría haber, ninguna mejora en nuestro trabajo escolar. Nick[3] estaba interesado en nuestros escritos para la sociedad literaria, y frecuentemente pedía ver lo que habíamos escrito, mostrándonos en dónde debíamos trabajar más en un punto para expresarlo en pocas palabras. Momentos antes de que la escuela cerrara, él fue por nosotros. Diciendo, «˜¿le gusta el negocio del periódico?»™ Nosotros contestamos, «˜Oh, claro»™, lo cuál significaba que nada podría ser más atractivo para nosotros. Sería inútil esperar los exámenes, como sabía Nick, porque habíamos dicho siempre la verdad sobre nuestros gustos e intereses cuando nos había preguntado.

«Nick dijo, «˜Bien, vaya al Democrat[4]; Standish ahora es redactor allí, y él lo contratará. Al principio no habrá mucho para usted, pero le dará una idea, y algún día podremos conseguirle un lugar en Nueva York. Sólo mantenga sus gomas y no se resbalará»™.

«Standish era su mejor amigo. Habían crecido juntos, y fueron a la secundaria juntos, teniendo cierto renombre al interpretar «˜Brutus and Cassius»™ en pequeños teatros, según contaba Standish[5]«.

No sabemos nada de este periodo en la vida de Fort, sólo que dejó la secundaria para trabajar en el periódico, tal vez como mandadero. Charles Fort sólo menciona que en 1891 vendió unas notas para un periódico de Nueva York (¿había dejado de trabajar para el Argus?), y que en 1892 trabajó para el World de Brooklin y un año después era redactor de The Independent.

Según John A. Keel, cuando Charles cumplió 19 años, su abuelo materno, John Hoy, lo alentó para recorrer el mundo en busca de aventuras proporcionándole 25 dólares cada mes. Pero lo más probable es que la partida haya ocurrido poco después de los 19 años, pues a esa edad trabajaba en el periódico, y que el abuelo que fungió de mecenas fuera Peter van Vranken, el dueño de la tienda de ultramarinos. El hecho es que Charles Fort recorrió medio mundo y al llegar a Sudáfrica contrajo la malaria que lo perseguiría el resto de sus días.

En 1896 muere el abuelo Peter y Charles regresa a Nueva York, lo que podría confirmar el mecenazgo de van Vranken, ya que al morir cerraría la llave del dinero para los viajes de Fort. De ser así, su periplo habría durado unos tres años.

Fue por estas fechas que su padre lo corre de la casa y se va a vivir con su abuelo Al regresar a Nueva York vuelve a frecuentar a Anna Filling, con quien se casa el 26 de octubre de 1897. Dicen que la escogió por su completa falta de curiosidad intelectual. Esta etapa de su vida fue más bien dura pues difícilmente lograba reunir el dinero de la renta. Los pocos trabajos que conseguía (velador, lavaplatos, portero) los perdía por su afición a pasarse las horas en la Biblioteca Pública, devorando revistas científicas. También se dedica a escribir cuentos cortos de humor y otros trabajos. Es precisamente en 1899 cundo comienza la redacción de Many Parts.

¡MIRAD!

Al cumplir 30 años había escrito diez novelas, pero sólo una de ellas The outcast manufacturers (algo así como «los fabricantes inútiles» o «los fabricantes de parias») sería publicada en 1909, resultando un fracaso de ventas, aunque la crítica la acogió con benevolencia. Un crítico del New York Times dijo que la historia era rara pero los diálogos eran «inusualmente listos» [6]. La edición original fue publicada por B.W. Dodge and Company, y, más adelante, la novela fue serializada en la edición americana de la revista Pearson»™s Magazine. Pero Pearson publicó solamente cinco capítulos antes de que dejara de aparecer. En lugar de reimprimir la novela original, Fort revisó los primeros ocho capítulos de su novela y los redujo a cinco. La novela original se reimprimió en 1988 por Printed Heritage Preservation Society con un prologo de Leonard Leshuk.

Su sentido del humor le permitió escribir cuentos cortos muy comerciales que serían publicados en la Smith»™s Magazine. Theodore Dreiser[7], editor de la revista, recuerda:

«Fort vino a mí con los mejores cuentos cortos humorísticos escritos en América que he leído. Yo compré algunos de ellos, y otros editores hicieron lo mismo. Entre nosotros «“Richard Duffy del Tom Watson»™s, Charles Agnew McLean del Popular Magazine y otros-, disfrutábamos hablando de él y de su futuro: una nueva y rara estrella de la literatura».

Sus cuentos también fueron publicados en revistas como Broadway, Black Cat, Argosy, y en el Evening Post y el Herald. Los temas eran autobiográficos: la vida en el hogar; aventuras en los ríos; el campismo; cuentos de pensionistas y de vagabundos; relatos pícaros de la vida de los periodistas. Raymond N. Fort, su hermano, se refiere a estos cuentos en una carta dirigida a Thayer a la muerte de Annie Fort en 1937.

«No he conseguido ninguna de las notas, manuscritos, o datos de mi hermano, ya que a su muerte, hace varios años, su viuda, fallecida recientemente, donó éstos documentos a la Sociedad Forteana y a Theodore Dreiser.

«Pienso que no puedo serle de mucha ayuda pues no mantuvimos contacto muy cercano el uno con el otro. Sin embargo puedo ayudarlo un poco recordando su vida temprana.

«Mi hermano nació el 6 de agosto de 1874[8] y era el más viejo de los tres hermanos. Su padre y abuelo estaban en el negocio de mayoristas en una tienda de comestibles, una vieja firma llamada P.V. Fort & Son.

«Su vida temprana fue borrascosa, y pasó a través de la gramática y de la secundaria como los otros muchachos de su edad. En los últimos años en la secundaria demostró capacidades para la escritura y entre sus amigos era considerado como muy ingenioso. En la secundaria escribió numerosas historias y las envió a varias revistas en donde fueron aceptadas y publicadas. Todas estas historias estaban basadas en sucesos reales, una cierta broma de muchacho en la escuela o una expedición al campo. Él tomaba algún pequeño incidente lo embellecía y hacía una historia de él, y entonces todos teníamos el placer de leer sobre nosotros mismos en una revista. Él utilizó siempre nuestros nombres verdaderos[9].

«Después de dejar la escuela obtuvo una posición como reportero en el Eagle de Brooklyn y estuvo en este periódico por un tiempo, hasta que él y otro empleado del mismo periódico comenzaron un periódico propio en alguna parte en la Staten Island[10] pero después de un rato ellos recibieron el fuego de algunos de los grandes tiradores locales y eso terminó esa empresa.

«Entonces mi hermano comenzó a vagar, y por algunos años viajó por todo el globo pagando sus gastos en los barcos, que costeaba cuando era capaz de trabajar a su manera. De esta forma vio una gran parte del globo, la mayoría de los países de América y también de Europa y de África. Él estuvo en África del sur por un rato y lo recuerdo decir de un incidente que sucedió allí. Él dijo o hizo algo a un francés que no le caía bien y éste lo desafió inmediatamente a un duelo. Como mi hermano nunca había manejado una espada y no era muy experto con las armas de fuego, no sabía qué hacer pero acepto el desafío de todos modos.

«Como él era la parte desafiada él tenía la opción de escoger las armas y después de pensarlo mucho decidió usar los puños e informó a los padrinos del francés. Por supuesto se opusieron muy vigorosamente, pero mi hermano no se movió de su posición ni dejó que se retirara el desafío. Se hizo la pelea, y el francés fue vapuleado bien y bonito pues mi hermano sabía utilizar sus puños y poseía valor ilimitado[11]. Después de esto vagó por un rato más y luego se regresó a N.Y., en donde se casó con una muchacha que él conoció en sus días mozos en Albany. Entonces se colocó en un trabajo y comenzó a escribir. Pero le iría mal y tuvo que trabajar en cualquier cosa para poder conseguir para vivir y escribir. Aguantó todas las dificultades que son coincidentes a conseguir un equilibrio.

«Usted sabe probablemente el resto. Pasó años en el extranjero y estudió en todas las grandes bibliotecas de Europa y de Inglaterra y después regresó a N.Y. otra vez donde escribió varios libros y los hizo publicar.

«Deseo poder ayudarle más pero como dije antes sólo puedo ayudarle sobre su vida temprana. Si hay cualquier otra cosa que usted quisiera saber, estaré alegre de ayudarlo».

Alrededor de 1910 vivía en un modesto apartamento en el Bronx. Su personalidad era maniaca depresiva y en varias ocasiones intentó suicidarse; «Desde mayo no he recibido el pago de uno sólo de mis cuentos «“escribió en su diario-. Me quedan dos dólares. Watson»™s me ha timado 155. Dreiser me ha devuelto dos cuentos que prometió comprarme; uno hasta había sido anunciado para su próximo número. Todo esto es muy penoso. Me siento incapaz de escribir, no sé hacer otra cosa, por mi mente desfilan imágenes de mí mismo degollándome o saltando de cabeza por una ventana».

Su único aliciente era su colección de notas sobre acontecimientos inverosímiles: extraños objetos vistos en el cielo, lluvia de «sangre», desapariciones misteriosas. Todas esas notas las clasificaba en cajas de zapatos[12]. En total 25,000 fichas sobre hechos insólitos escritas con lápiz sobre minúsculos cartones, en un lenguaje abreviado de su invención Cualquiera de sus fichas se asemejaba más o menos a ésta: «1871/abril 22, etc. Gelat. Larvas, Bath, Ingl.». Había bautizado a sus cajas como «El sanatorio de las coincidencias exageradas».

«Acabé por tener cuarenta mil notas, repartidas en mil trescientos temas tales como: «˜armonía»™, «˜equilibrio»™, «˜catalizadores»™, «˜saturación»™, «˜oferta»™ y «˜metabolismo»™. Eran mil trescientos demonios aullando con mil trescientas voces a mi intento de hallar una finalidad. Escribí un libro que expresaba muy poco de lo que estaba tratando de conseguir. Lo recorté, de quinientas o seiscientas páginas, a noventa. Entonces lo tiré: no era lo que quería».

Un día se hartó de eso. Tuvo la impresión de que cuanto hacía no era sino la caricatura de aquello que deseaba hacer. Acababa de comprender que los hechos aislados no son sino muecas; sólo cuentan las relaciones entre los hechos. Entonces, ya no hace sólo colección y se lanza a reconstituir el rompecabezas de los mundos escondidos detrás de este mundo. Escribe un libro al que titula X. Continúa con Y, y luego dice haber descubierto Z. En X postula la idea de que la vida en la Tierra ha sido y es controlada por seres de Marte. «Somos propiedad», escribe. En Y presenta sus pruebas de que hay una siniestra civilización en el polo Sur. Le escribe a Dreiser y le dice: «Tienes al menos una cosa que agradecer, ya que bien hubiera podido comenzar por «˜A»™».

Las cartas que Fort le envía a Dreiser[13] son muy esclarecedoras de los sentimientos y ansiedad de Charles Fort antes de que se publicara «El libro de los condenados».

El 13 de enero de 1916 Fort le escribe a Dreiser: «Pienso que es la cosa más extraordinaria de la que he oído hablar, la manera en que usted está tomando «˜X.»™. Le deseo éxito con él. Pienso que será publicado o finalmente aceptado en marzo 13».

Dos meses después, el 26 de marzo, le envía una nota: «He acabado «˜Y»™ ¿Le gustaría verlo?» Y el 1 de junio le reclama porque no ha tenido noticias sobre la opinión de Dreiser:

«¿Pero por qué?

«Le envié «˜Y»™ hace dos meses. ¿Esta usted ocupado? ¿Incluso lo ha visto?

«Pero no mantenga silencio conmigo, porque usted está violando su única razón de ser, guardando silencio.

«¿Es usted un lirio? ¿Tiene usted una mayor gloria que la de Salomón? ¿Es suyo el misterio del pecho de un pájaro azul?

«¿Qué justificación tienen sus palabras?

«Envíeme algunas palabras.

«Palabras. Sonido. Fotos.

«Esas cosas. Envíelas a Charles Fort

«Por favor, o le golpearé violentamente».

En el Clip:

Dos fotografías de Tiffany Thayer. La primera en la época en que conoció a Fort y la otra hacia 1956.

Varios ejemplos de la literatura barata de Thayer: Three Musketeers, Old Goat, 33 Sardonics y Call her Savage.

Fotos de Theodore Dreiser y de libros en donde se compila su trabajo.

Dibujo de Alexander King en el que muestra a Sherwood Anderson y Dreiser observando los conflictos de la sociedad.

Fragmento de una carta autógrafa de Fort a Thayer.

Fort y Dreiser, en la casa de este último, el 4 de octubre de 1931.

Raining Cats…

Comic basado en el libro de Damon Knight.

Frontis del artículo de Planeta sobre Charles Fort.

Lluvia de ranas, ilustración de Christian Broutin.

Dibujo de Hannah Gluck: «Raining cats and dogs».

Continuara…

[1] Famosas revistas cómicas de aquella época.

[2] Extirpación de las amígdalas.

[3] Se refiere a su padre Charles N.

[4] En realidad se trata del Argus de Albany.

[5] Ése es el fin de la p. 211. Confirma el uso de «Nick» como apodo para Charles N., y vemos que el primer trabajo de Fort en un periódico – el Democrat de Albany- fue obtenido por el apoyo de su padre, y no por las energías compulsivas del escritor por un triunfo específico. Nota de Tayher.

[6] New York Times, 8 de mayo de 1909.

[7] Dreiser es el autor de la novela Sister Carrie, publicada por primera vez en 1900.

[8] Este es un error ya que el mismo Charles menciona la fecha del 9 de agosto.

[9] Esto resulta curioso porque en su autobiografía hizo todo lo contrario y utilizó nombres ficticios.

[10] Se trata de The Independent.

[11] Esto parece más bien uno de los cuentos de ficción de Fort.

[12] 32 cajas de zapatos en total, como apunta el propio Fort.

[13] Se pueden consultar en la Universidad de Pennsylvania en los archivos de la biblioteca, papeles y manuscritos de Theodore Dreiser.

¿Se acerca una nueva oleada de ovnis triangulares?

Los militares fijan su atención en el nuevo avión probado en Langley

Por Jeremiah McWilliams, The Virginian-Pilot

© 5 de mayo de 2006

La nave X-48B Ship No. 1 fue sometido a una prueba de baja velocidad en un tunel de viento, este jueves, en el Langley Research Center de la NASA. Jhon H. Sheally II Fotos/The Virginian-Pilot

HAMPTON – Colocado encima de un soporte permanece en las entrañas de un túnel de viento en el Langley Research Center de la NASA, el prototipo X-48B evoca visiones de un ovni. Sin embargo, emblemas de la NASA, de la Fuerza Aérea y de The Boeing Co.»™s Phantom Works sobre su cuerpo negro y verde de materiales artificiales da una mejor indicación de sus orígenes.

El X-48B Ship No. 1 es un vehículo de pruebas -a escala de 8.5 por ciento- del que los diseñadores esperan un día sea un transporte de tropas o de combustible. El jueves, los investigadores mostraron el avión para una prueba de baja velocidad de viento en el Langley»™s Full-Scale Tunnel.

El cuerpo del avión se asemeja a un ala volante, en oposición a la configuración más tradicional de tubo alas.

«Esta clase de aeroplanos tienen cierta aerodinámica extraña», dijo Norman Princen, jefe de ingenieros para el X-48B en Boeing»™s Phantom Works en Huntington Beach, California. «Un avión convencional tiene una cola y alas normales. Ésas son cosas que puedes ver y tocar y saber que harán su trabajo. Aquí, estamos hablando de otra cosa. En su lugar, estamos confiando en la inteligencia de la computadora».

Para estabilizar el X-48B en vuelo, el avión confiará en aletas dirigidas por computadora en los bordes posteriores de las alas en lugar de una aleta de cola vertical.

«Es poco convencional», dijo Drew Landman, un profesor asociado de la Old Dominion University que maneja el túnel de viento bajo contrato con la NASA, mientras estaba parado cerca del avión en la sombra de los propulsores gemelos del túnel de viento. «No ves muchas de estas cosas construidas a través de la historia. Son diferentes, pero no hay razón para que no pueden ser domesticadas».

El prototipo de X-48B tiene 21 pies alares, pero la versión completa podría tener cerca de 240 pies de extremo a extremo -tan grande como Boeing 747.

El perfil aplanado del X-48B puede dar ventajas importantes en la eficiencia del combustible, dijo Princen. El avión tiene una alta capacidad de carga comparada con el área superficial exterior, lo que significa que experimenta menos fricción del aire que los aparatos estándar, aclaró.

El potencial del X-48B, que sigue en una línea larga de «x», o aviones experimentales, ha atrapado el ojo de la Fuerza Aérea.

«El concepto del cuerpo fundido en el ala tiene el potencial rentable de jugar muchos roles requeridos por la Fuerza Aérea, tal como transportar combustible, armas, y comando y control», aclaró el capitán Scott Bjorge, el gerente del programa para el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea.

El avión es el resultado de la cooperación entre el gobierno y la industria a través del país. Boeing»™s Phantom Works en Huntington Beach lo diseñó. Boeing subcontrató Cranfield Aerospace Ltd. de Inglaterra para construir el X-48B.

El avión No. 1 -no confundir con el No. 2, que sigue estando en Inglaterra preparándose para volar- ha experimentado pruebas de tensión en el Langley»™s Full-Scale Tunnel desde el 7 de abril.

Los representantes de Boeing dicen que el programa sigue siendo joven y que el avión está quizás a 15 años de salir como aparato militar. Los ingenieros tendrían que resolver los numerosos desafíos para hacer que suceda, dijeron.

«Hay un largo camino para probar que esta cosa funciona», dijo Princen. «No es algo donde veremos el producto en el futuro inmediato».

El portavoz de Boing Thomas Koehler declinó decir cuánto ha gastado Boeing en el X-48B. Pero dijo que el proyecto implica al menos 50 empleados de Boeing distribuidos por toda la nación.

El X-48B está programado para aguantar 250 horas de prueba en el túnel de viento, por lo que la prueba terminará el 12 de mayo. Entonces irá a la base de la Fuerza Aérea de Edwards en California para las pruebas de vuelo a control remoto, a finales de este año. Se espera que el avión pueda alcanzar altitudes de 10.000 pies y velocidades de 138 mph.

En la tarde del jueves, los ingenieros encendieron los propulsores para conducir aire sobre el avión a 62 mph. Las alas del avión oscilaron levemente mientras que los ingenieros en la sala de mando levantaron la nariz del avión para simular un despegue o un aterrizaje.

«Esto es parte de la diversión del trabajo: ver que la teoría se hace realidad», dijo Dan Vicroy, ingeniero en jefe de Langley Research Center, cuando vio el avión desde la plataforma de observación, los propulsores vibraron en el fondo. «Eso es lo que hace todo tenga sentido».

http://home.hamptonroads.com/stories/story.cfm?story=103978&ran=172953

¡VAYA TIMO! Libros para crédulos

La editorial LAETOLI, en colaboración con ARP- Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, edita una colección de libros provocadores, escritos para ese crédulo que llevamos dentro. ¡Vaya timo! es la primera colección escéptica española, un esfuerzo que nace en la primavera de 2006. Vivimos rodeados de supercherías que se repiten y venden como ciertas. Algunas llegan a alcanzar notoriedad gracias a los medios de comunicación, que nos transmiten misterios aparentemente sobrenaturales o afirmaciones pseudocientíficas sin establecer antes un mínimo criterio de veracidad. Leer más en http://escepticos.blogalia.com/historias/39684 http://escepticos.blogalia.com/historias/39700 http://www.arp-sapc.org/vayatimo/

¡HE DESCUBIERTO Z! (2 de 5 partes)

La historia de Charles Fort

EL FABRICANTE DE PARIAS

El problema no era la nueva madre de Fort. Blanche Whitney no se comportaba como la típica madrastra, antes bien llegó a la casa en 1887, cuando Fort tendría unos 13 años, tratando de hacerse amiga de sus hijastros. Fort mismo recuerda el primer encuentro de esta manera:

«»™¿Ustedes coleccionan estampillas?»™ preguntó nuestra nueva madre. «˜Si ustedes me dicen dónde conseguirlas, iremos ahora»™. Y todos juntos gritamos la dirección donde vivía un viejo coleccionista de estampillas. Y fuimos con el viejo coleccionista, intentando no ser demasiado codiciosos, haciendo honores a la admisión de nuestra nueva madre en la familia tan razonablemente como podíamos. Y entonces caminamos detrás de ella, pensando que sería de mala educación dejarla en la calle, aunque mucho deseábamos conseguir el nuevo álbum con nuestras estampillas nuevas.

«Y la primera cosa que dijimos entre nosotros fue, «˜Â¡ella es buena!»™ Denunciamos todo lo que habíamos mentido sobre ella. Y la defenderíamos; y seríamos caballerosos. Todos excitados. ¡Qué no haríamos!

«El «˜otro niño»™ no tenía nuestra precipitación y entusiasmo, sólo asintió y dijo, «˜ella es buena»™».

El problema era el temperamento del propio Fort. Hay una escena en el capítulo 5 que refleja el carácter caprichoso de Charles Fort. Después de algunas travesuras Charles es detenido por su padre quien le pregunta:

«¿Porqué hacen estas cosas malas?

«»™Sólo por diversión»™. Nuestro cuerpo tieso no estaba allí; estábamos en alguna parte, o habíamos dejado de existir.

«Pero, aunque no estábamos allí, podíamos sentir que intentaban apoyarnos. Su mano estaba en nuestro hombro. Nosotros, que habíamos hecho mal, debimos haber llorado ruidosamente, debido a su amabilidad, sólo que, no estábamos allí.

«»™Ahora, dime; intenta pensar y no te asustes; ¿porqué haces esas cosas malas?»™

«Nuestros labios dijeron, «˜sólo por diversión»™[1]. Nos pegaron salvajemente; la sangre salió de nuestra nariz. Entonces sí estábamos allí.

«La señora Lawson[2] dijo, «˜la nariz de Toddy sangra tan fácilmente»™.

«Salieron; pero estábamos allí. Uno salvaje, nosotros enojados. Corriendo por las escaleras, nosotros todos sangrados. Corriendo a nuestro cuarto. Arrojándonos sobre la cama, frotando nuestra nariz sobre la colcha. Una bestia sucia, rastrera, pequeña, enloquecida por hacer daño, como la única manera de vengarse. Frotando nuestra nariz en los visillos, haciendo de la recámara un cuarto de horror. Llorando con gorjeos histéricos sin preocuparnos por nosotros. De hecho, deseando que nos mataran, porque el suicidio había estado en nuestra mente a partir de los días más tempranos. Golpeando nuestra nariz para renovar la fuente; pero la verdad es que la nariz sangrante era una dolencia para nosotros. Pero, al igual que los dolores y la respiración agitada, todo fue pasando poco a poco.

«En la mesa, no se nos permitió hablar; «˜Ellos»™ no podían oír nuestras voces. Una vez que, sentimos la tensión, reímos nerviosamente. Miraron sobre el periódico, diciendo, «˜!Quién es!»™ El «˜pequeño niño»™ guardó silencio. El «˜otro niño»™ contestó que él no había oído nada. Nosotros dijimos, «˜yo lo hice»™. La señora Lawson lo habría dicho de todos modos; deseábamos el crédito por la verdad.

«»™!Ve arriba!»™ Nosotros nos levantamos lentamente, comiendo la empanada mientras nos levantábamos. Nosotros nos levantamos pulgada a pulgada; la empanada iba abajo pulgada a pulgada. No podíamos dejar esa empanada. Y esto fue un desafío para «˜Ellos»™. Saltaron de su silla, nos cogieron por el cuello, nos golpearon en la cara con su mano abierta.

«Corrimos por las escaleras, pegando en las figuras del tapiz de la pared, empalmando nuestra cabeza contra la barandilla, intentando matarnos, mordiendo nuestros brazos, corriendo arriba y abajo del pasillo en frenesí. Salieron, y, cuando vinieron los otros niños arriba, nos inclinamos sobre la barandilla, dejando que la sangre goteara en el pasillo de abajo, para hacer daño. Sabíamos que era trabajo sucio; teníamos tanto sentido de la decencia como una persona mayor; solo que apenas éramos una pequeña bestia. Los otros niños maldijeron a su padre. Los tres hicieron los juramentos más viles que pensaron. Rogando que la muerte, en la forma más horrible los alcanzara…»

Edipo reencarnado en Fort. Había muy pocos días que no castigaran a Charles.

«Éramos a menudo profundamente religiosos. A menudo ansiosamente pensábamos en nuestros pecados, diciendo de rodillas nuestros propios rezos, sin decir los rezos formales dichos por la señora Lawson por la tarde. No perdía de vista nuestro comportamiento marcando en una pared la longitud del tiempo habíamos podido ser buenos. Había muchos cuartos de día, algunos medios días, y los grandes espacios en blanco nos animaban, e intentábamos conseguir días enteros o aún dos días para el expediente. Pero en nuestra creencia, había también incredulidad…»

Comprenderemos el porqué de esos castigos con la siguiente escena:

«Y entonces vendimos más alas de pájaros, porque hicimos una honda, buscando una tarde entera justo la clase correcta de madera, tirando a nuestros propios pájaros. En un árbol solitario con ramas bajas vimos nuestro primer pájaro azul, nosotros debajo, apuntando con entusiasmo feroz. El se agita y se va, y no habríamos podido sorprendernos más si un poco cielo azul hubiera caído a nuestros pies. Entonces tiramos a nuestro primer pájaro carpintero, vestido de puntos de polka y una capa roja, corriendo de arriba a abajo de un árbol, golpeando ligeramente como la señora Lawson en un cristal de la ventana.

«Pero parecía vergonzosamente derrochador cortar las alas, el cuero cabelludo, y la cola, pensando que se verían muy presentables si los montamos en tarjetas blancas. Nosotros éramos un espíritu que íbamos a hacerlo mejor, así que intentamos rellenar los pájaros, haciéndolos cosas de cuello largo, arrugado y de patas tiesas. Pero al practicar con muchos gorriones, llegamos a ser tan expertos con la honda que podíamos tirar una pequeña bola de plumas que caían de un alambre del telégrafo casi cada vez. Picos que se abren desamparadamente ante nosotros; las alas inútiles se separan hacia fuera, pegando débilmente sobre la tierra, nosotros ferozmente exultantes, no teniendo nada de compasión, aunque para terminar el sufrimiento, romperíamos cuellos sin dañar la piel.

«Aprendiendo a dejar el cráneo después de limpiarlo y rellenarlo con algodón, haciendo los ojos como los ojos de las estatuillas, llenando huecos con algodón, aprendiendo a cortar la piel debajo de una ala, para preservar el pecho. Finalmente, podríamos rellenar un pájaro tan grande como una paloma, de modo que las plumas fueran lisas y tuviera su propia forma, aunque tuvimos menos éxito en montar pájaros en alambres. Descuidando nuestros estudios de la escuela, incapaces de centrar nuestra mente en ellos, pero pasando muchas hora estudiando historia natural, teniendo muchos libros, nombres latinos que aprender y las clasificaciones bajo las cuales clasificar a todas las criaturas, leyendo las vidas de los grandes naturalistas. Haciendo etiquetar cada espécimen, como en un museo verdadero. Muchacho con una prensa que imprime etiquetas. En el mundo mineral, podríamos encontrar pocos especimenes, no mucho más que formaciones de arcilla y pedazos de piedras, de exterior feo pero de interior maravillosamente blanco o rozado. Para nosotros había una ciudad pavimentada con mármol; sólo que el mármol no aparecía. Nada se mostraba sólo marrón amarillento; pero los tintes del arco iris estaban debajo. Entonces, en nuestra notable ciudad, otras calles fueron tachonadas con piedras preciosas; por bloques de granito, después cavaríamos los granates minuciosamente. Sin embargo, hicimos una gran colección de minerales, adquiridos por compra o trueque. Toda clase de minerales de hierro; el que se desmenuza, la clase negra, la hematita roja, y las piritas de hierro que parecen oro; mineral de cobre en muchos tipos de verde; cristales, espato, ágatas; muchas piedras…»

EL CONDENADO DE CHARLES FORT

Las cosas se complicaron cuando se volvió adolescente. En el capítulo seis nos cuenta varias aventuras que muestran su sadismo irreflexivo:

«Entonces conseguimos una escopeta de aire comprimido; cuando esa escopeta de aire comprimido estuvo en nuestras manos no tuvimos ningún instinto civilizado y nuestra mente no podía pensar en nada más que intentar matar. Viendo un petirrojo fino en un prado, saltando alrededor, disparamos hacia su pecho. Había gente en la piazza, pero saltamos la cerca, nos arrodillamos y apuntamos. Una mujer gritaba; un jardinero caminaba hacia nosotros; otra mujer nos imploraba que no disparáramos. Matamos al petirrojo…

«A veces hacíamos negocios muy buenos. Veníamos a casa en la noche con una docena de pájaros muertos, algunos de ellos raros, un tángara escarlata y un oriol de Baltimore y un bobolink entre ellos. Que pelaba y rellenaba hasta tarde en la noche, el «˜otro niño»™ que «˜viajaba»™ por nosotros, yendo con los coleccionistas que llegaban a ver nuestra mercancía el día siguiente, porque de todos los muchachos nosotros sabíamos que solamente Mac Dobson podía rellenar pájaros como nosotros, y él había pasado su interés a las colecciones. Los venderíamos a ochenta centavos quizás; cuarenta en efectivo, veinte a crédito seguro y el resto en malas deudas…

«Biff Allen era un joven al que le gustaba estar con los hombres grandes. Nos gustaba estar con las personas mayores, y charlar seriamente con ellas; pero Biff pasaba mucho tiempo en la comisaría de policías, boxeando con nosotros, y una docena de policías en mangas de camisa que nos miraban. Nos golpeábamos hasta que nos cansábamos y no podíamos levantar las manos, y, los policías se apretujaban alrededor de nosotros, incitándonos. Pero no nos gustaba esto; nos agradaba y entusiasmaba la lucha y estábamos orgullosos de nuestra reputación como combatientes, pero luchar deliberadamente para el disfrute de otros hacía que sintiéramos una pérdida de dignidad de modo que nunca regresamos a la comisaría de policía. En el establo de Snyler teníamos peleas de gallos; Biff sostenía un «banty» y nosotros sosteníamos otro golpeando sus cabezas entre sí para hacerles luchar. Nos gustaban las peleas de gallos mucho pero había algo que no podíamos hacer en un establo. Cuando realmente queríamos tener una verdadera lucha, sacudíamos dos gatos en una bolsa».

En el capítulo 9 vemos el origen de la extraña escena que relata en Wild Talents y que es muestra de su singular «lógica»:

«Y entonces nos obligaron a ir al almacén también los sábados. Peor era venir. ¡Nos hicieron trabajar! Enviándonos arriba, al desván, a raspar las viejas etiquetas de las latas y engomar nuestras propias etiquetas nuevas. ¡Nos hicieron trabajar!

«Éramos infelices y el «˜otro niño»™ era absolutamente infeliz. Nosotros resentidos raspábamos descuidadamente; el «˜otro niño»™ raspaba tan bien como podía. Nosotros nos rebelábamos y quejábamos y evadíamos; el «˜otro niño»™ se rebelaba y se quejaba pero raspaba tan bien como podía. Nos sentamos en una esquina; el «˜otro niño»™ trabajaba. Entonces no quiso hablarnos, porque hicimos que él hiciera todo el trabajo. ¿Pero por qué debe cualquiera de nosotros trabajar excepto solo para tener algo de dinero y salir de un apuro? ¡Cómo somos perezosos odiamos el trabajo! El «˜otro niño»™ raspaba tan bien como podía, negándose a hablar».

El lector de Wild Talents recordará esto en el proceso de re-etiquetado, en donde Fort pega etiquetas de melocotón en otras frutas y vegetales, «como un científico». Si no lo recuerda o no ha leído Wild Talents, extraemos esta escena del capítulo 3 de este libro:

«En días de antaño, cuando era un joven especialmente perverso, mis castigos eran ir al almacén, los sábados, a trabajar. Tuve que raspar etiquetas de otros distribuidores de las mercancías en conserva, y pegar etiqueta de mi padre. Teóricamente, me forzaron a trabajar para enseñarme los errores de manera engañosa. Unos buenos palos te corrigen, y te llevan por el camino recto y estrecho, sin desviarte.

«Una vez tenía pirámides de mercancías enlatadas, conteniendo una variedad de frutas y de vegetales. Había utilizado todas las etiquetas menos las de los melocotones. Pegué etiquetas de melocotones en las latas de melocotones, hasta que llegué a los albaricoques. Y pensé ¿acaso no son los melocotones unos albaricoques? Y hay ciruelos que son virtualmente albaricoques. Fui, malo, o científico, pegando las etiquetas de melocotón en las latas de ciruelos, las cerezas, frijoles y chícharos. No puedo definir absolutamente mi motivo, porque hasta este día no se ha decidido si soy un humorista o científico. Pienso que era travesura, pero, más adelante vendrá un reconocimiento más respetuoso de que también era un procedimiento científico».

Esto mismo lo había descrito en The Book of the Dammned:

«Estudié todas las artes y ciencias de las que había oído hablar, e inventé media docena más de ellas… Las pegué en los botes de melocotones hasta que llegué a los albaricoques. Y pensé: ¿acaso los albaricoques no son melocotones? Y algunas de las ciruelas, ¿no son también albaricoques? En vista de lo cual me puse concienzuda o científicamente a pegar mis etiquetas de melocotones en los botes de ciruelas, de cerezas, de frijoles, y de chícharos. Ignoro aún cuál era mi motivo, y no he llegado a decidir si era un sabio o un humorista».

¿O un loco? Antes de decidir veamos lo que escribe al inicio del capítulo 4 de Wild Talents:

«Ninguna botella de salsa de tomate puede caer de una vivienda en Harlem que está siendo desalojada, sin ser notada -no solamente por la gente indignada abajo, sino -aunque infinitesimalmente- universalmente -quizá-.

«El precio de las pijamas en Jersey City se ve afectado por el mal carácter de una suegra groenlandesa o por la demanda en China de cuernos de rinoceronte para la curación de los reumatismos; ya que todas las cosas son continuas, están unidas entre ellas con una homogeneidad subyacente. Y de ahí la lógica subyacente del chiquillo, culpable de muchas cosas, salvo de haber oído pronunciar un silogismo, y que pegaba una etiqueta de melocotones en un bote de frijoles. La relación de las cosas entre sí es tal, que la diferencia entre un fruto y lo que se ha convenido en llamar legumbre permanece indefinible. ¿Qué es un tomate: un fruto o una legumbre?».

Fort mismo admitía que aunque todas las cosas son continuas también hay una «discontinuidad». Él lo expresaba en su forma característica. «Es imposible, decía, decir que ciertas formas microscópicas de vida son animales o plantas, pero eso no significa que no podamos distinguir entre los extremos de un hipopótamo y una violeta. Nadie enviaría un ramillete de hipopótamos como regalo».

Pasando a los juegos y otras actividades del interés de Fort mencionemos aquí los juegos de guerra que jugaba con su hermano Clarence y que tiempo después daría lugar a un complicado juego, inventado por el mismo Fort, llamado «Super Checkers» (algo así como «súper inspectores»). Es ampliamente conocida la fotografía en la que aparece Fort en una pose meditabunda frente a una mesa que pareciera tener un mantel a cuadros. En realidad se trata del tablero de juegos, pero no de ajedrez, sino de «Super inspectores». Cuenta Fort en Many Parts:

«Los soldados de papel habían marchado en nuestras vidas. Nosotros y el «˜otro niño»™ llevaríamos lejos al «˜pequeño niño»™, y él caminaría alrededor del patio mientras peleábamos con nuestros soldados. Y entonces hubo batallas. Cada uno deseaba los soldados vestidos de azul, porque eran los americanos. Los casacas rojas eran los Británicos…»

«Lanzábamos las cubiertas de los libros al otro ejército, tomando como presos todos los que tiráramos. Sentíamos un deseo de individualidad entre nuestros soldados, recordando y siguiendo las carreras de algunos, promoviéndolas y exaltándolas después, siempre que merecieran ser honradas. Queríamos que parecieran verdaderos; así que escribimos nombres en sus espaldas para hacerles personajes de la gran historia militar que vivían. Dándoles marcas, que eran medallas, siempre que hicieran cosas notables tales como aterrizar en sus pies cuando fueran golpeados y lanzados a través del cuarto. Pero el «˜otro niño»™ era severo con nuestros héroes cuando eran apresados; siempre que los suyos no pudieran vivir, él los degradaría, los colgaría, o quemaría en la estaca. No podíamos ver a nuestros héroes hechos de papel común como el resto; cuando eran deshonrados, fingiríamos no ver, aunque nos molestábamos con nuestros favoritos».

La practica de marcar los soldados con honores por sus logros en las batallas, la repitió Fort en su juego de Super Inspectores en donde «marcaba» a los hombres. Este es el mismo espíritu del «somos propiedad» en donde Fort mencionaba que había entidades superiores que regían el destino de la humanidad, «marcando» a los hombres. También nos recuerda los modernos relatos de abducciones en donde los extraterrestres «marcan» a sus víctimas para darles seguimiento y poder raptarlos una y otra vez. Pero la raíz de todos estos cuentos estaba en la mente de un niño desequilibrado. Todo se limita a un extraño, curioso y complicado juego de mesa.

«Remar. Nos gustaba muy poco remar ya que se tenía que hacer cierto esfuerzo. Jugamos al béisbol como los otros pero sobresalimos en la natación. De hecho, nos apodaban «˜Froggy»™. El cuál no volvimos a usar, aunque el resto de los apodos nos enfurecían, pero «˜Froggy»™, parecía un título honorífico».

Le gustaba que le dijeran «ranita», pero nunca aceptó el apodo de «la foca del Bronx». Tampoco le gustaba trabajar en la tienda de ultramarinos:

«Nuestro abuelo a menudo nos preguntaba qué queríamos ser cuando creciéramos. Lo cuál nos molestaba, porque no sabíamos que podríamos decirle. Preguntaba, «˜¿Ya te has decidido?»™ Nosotros estúpidamente contestábamos, «˜no sé»™. Pero una vez le dijimos directo. Diciendo que nos gustaría ser naturalistas. Nuestro abuelo parecía desconcertado; salió, por su diccionario, pensamos nosotros, entre un garrafón y un jarro, con una pintura del gran canal sobre él. Regresó, pareciendo desconcertado. La definición no lo satisfizo evidentemente; los naturalistas se ocupan de los pájaros y de los animales pero no en forma de latas de conserva. Nuestro abuelo parecía dolido, porque él tenía sus propios sueños, y los nuestros lo alarmaron. Los cuáles eran una gran tienda de comestibles fundada por él, yendo por generaciones, su nieto más grande cierto día sería la cabeza de la familia e importante entre barriles, cosas en botellas, y cosas en latas…»

En la foto de entrada podemos vera Fort jugando una partida de Super Checkers.

Mostramos nuevos grabados e ilustraciones forteanos, como el que se refiere a la lluvia de sangre que, supuestamente, ocurrió en Provence Francia en julio de 1608. O la lluvia de peces en Transilvania, siglo XVIII.

John Lewis, empleado de un aserradero, recibió una lluvia de pececillos el 9 de febrero de 1859, en Mountain Ash, Gales. La ilustración es de Charles Tomlinson.

En 1861 se registró una lluvia de peces sobre las calles de Singapur. Los vecinos llenaron varias cestas con ellos.

El Illustrated London News publicó una ilustración el 24 de julio de 1827 que refiere la historia de unos campesinos de Denbighshire, Gales, quienes afirmaron haber visto volar media tonelada de heno.

Los reportes de lluvias de piedras también son muy comunes. En el clip podemos ver una ilustración al respecto.

Edward Mootz, de Cincinnati, revisa su durazno marchito debido a una lluvia roja que cayó el 22 de julio de 1955.

Un policía de Capitolia, California, observa numerosos picotijeras que cayeron del cielo.

Fotogramas de la película Magnolia.

El video se cierra con un dibujoo de George Cruikshank, titulado «Very unpleasant weather… Raining Cats, Dogs and Pitchforks», en donde se satirizan las ideas de Charles Fort.

Continuara…

[1] Esta escena será clave en la vida de Fort. Hay que mantenerla en mente hasta el final de esta serie, porque nos muestra que lo que hizo fue sólo por diversión.

[2] Se trata de la institutriz o del ama de llaves.