El gas de los pantanos (final)

LA VERSIÓN DE QUINTANILLA

En 1963 la nueva cabeza del Proyecto Libro Azul era el Mayor Hector V. Quintanilla. A su cargo estaban un oficial (Hill Marley), un sargento (David Moody) y un civil, como secretaria (Marilyn Beaumer Stancombe). Casi al entrar Quintanilla comenzó a tener problemas con el doctor Hynek, e incluso le comenzó a llamar «Doctor problemas».

«Antes de abril de 1964, sólo había tenido unos cuantos problemas con el doctor Hynek. El se quejó de que Dave Moody no lo trataba de acuerdo con su nivel científico o alguna puerilidad como esa. Yo hablé con Dave acerca de esto un par de veces y él me dijo que, de ser así, estaría tan ocupado en ser su niñera o en besarle el trasero que no tendría tiempo en evaluar los casos que le llegaran, por lo que había decidido en olvidarse de la «estatura» científica del doctor. El doctor Hynek y Dave tenían que resolver sus propios problemas. Después de analizar la situación, estuve de acuerdo con Dave. El doctor Hynek venía a la oficina y pasaba las dos primeras horas socializando o chismorreando o contándonos muchas tonterías acerca de quién había escrito libros, artículos, etcétera. Fue en una de estas sesiones de chismes que le dije firmemente a Hynek que se limitara a estudiar los casos y dejara al resto del personal hacer su trabajo. Hasta este momento, Hynek no había tomado tan en serio los OVNIs ni los fenómenos relacionados. Pero así como el viento cambia el desierto, Hynek comenzó a cambiar y yo nunca supe lo que estaba por venir. El nos avergonzó a la Fuerza Aérea y a mí en varias ocasiones; pero me mantuve ecuánime ante el público, y no gasté palabras con él en privado. Varias veces le pedí que clarificara sus comentarios y observaciones y todo lo que obtenía era una débil explicación en un tono chillón. Comencé a preocuparme porque en varias ocasiones no podía creer lo que veía escrito. Por ejemplo: en abril de 1966, el doctor Hynek dijo, ante el House Armed Services Committee que tenía veinte casos que él podía «certificar como buenos reportes» que no tenían explicación. En una carta a la revista Science del 21 de octubre de 1966, escribió que «Tengo en mis archivos varios cientos de reportes que son realmente rompecabezas y fácilmente podrían ser sujeto de discusión entre físicos y científicos sociales». El 17 de diciembre de 1966, en un artículo en el Saturday Post, declaró que, «de los 15,000 casos que he revisado, cientos son enigmáticos, y algunos de los incidentes más raros, quizás 1 de cada 25, son aturdidores». De acuerdo con mis cálculos esto podría ser unos seiscientos casos. Eso no me sorprende, algunos de los casos que le maravillaron a él, no eran tan impresionantes para mi, Dave Moody, Hill Marley o el doctor Menzel. El artículo del Post, que fue firmado como «J. Allen Hynek» decía lo siguiente: «Por años la fuerza aérea los ha relegado como fraudes, alucinaciones o errores. Hoy el mismo consultor científico de la Fuerza Aérea declara que muchos de estos avistamientos no son tan fáciles de explicar». Yo quisiera reiterar que el doctor Hynek nunca fue un buen consultor de la Fuerza Aérea sobre OVNIs»¦ En varias ocasiones trató de minar mi posición. Envió una carta al doctor Harold Brown, secretario de la Fuerza Aérea, en la cual recomendaba que me reemplazaran por el teniente coronel Robert J. Friend, mi antecesor. Tengo una copia de la respuesta de Brown a Hynek, fechada el 7 de febrero de 1967, en la que le expresa estar satisfecho con mi trabajo y al año siguiente recibí dos cartas de recomendación del general LeBailley y del general Giller».

Hynek, quien inicialmente no quería saber nada de la prensa, pronto le encontró el gusto por aparecer en los encabezados de los periódicos. Cuando Quintanilla le envió a investigar el caso de Socorro, el reporte que redactó era muy pobre.

«»¦ era uno de sus típicos reportes que contenían pocos detalles técnicos y que no añadían nada a lo que ya me habían enviado Connor y Moody. Realmente Hynek añadió muy poco a la investigación, sin embargo, sus típicas entrevistas de prensa si añadieron más leña al fuego».

Aún más frustrante fue lo que ocurrió en Dexter.

«Hynek llamó temprano en la mañana1 y me dijo que los reporteros y camarógrafos de la televisión le estaban siguiendo por doquier que él iba. Le dije que debía parar eso y hacer su mejor trabajo, pero me di cuenta que hizo un mohín. Me dijo que no podía hacer el trabajo con tanta gente alrededor. Me preguntó si podía dar una conferencia de prensa y yo le dije que no. Esto ya había ocurrido anteriormente y a mí no me gustaba. Al día siguiente2 Hynek llamó de nuevo, y me informó que tenía una posible solución al avistamiento de Frank Mannor, y yo le pregunté los detalles. Mi secretaria, Marilyn Beaumer Stancombe, estaba en la línea tomando toda la información en taquigrafía. El me dijo que la solución era «gas de los pantanos». Le dije que verificara eso con sus colegas en la universidad y luego me dijera su reacción. Al mismo tiempo yo lo checaría con los químicos y botánicos de la base. De nuevo me pidió que arreglara una conferencia de prensa en la Oficina de Información de la Base de la Fuerza Aérea de Selfridge. Yo estaba en contra de esto desde el principio, pero él insistió y yo le dije que lo verificaría con el Pentágono. Hablé con el mayor Davis y Sara Hunt del SAFOI sobre la conferencia de prensa y ninguno de ellos les pareció una idea apropiada, aunque, en este caso particular podía tener algunos méritos. Ya que esto iba a sentar precedente, la decisión debía venir de los altos mandos. Esa tarde, a las 6:30 p.m. tuve una llamada del Pentágono. Era el mayor Davis, quien me dijo que el general Garland había aceptado la conferencia de prensa, con ciertas recomendaciones. En esta ocasión él haría una excepción, pero yo no volvería hacer solicitudes de este tipo en el futuro. Hynek me llamó a mi casa alrededor de las nueve de la noche y yo le di la noticia. A primera hora de la mañana llamé a Selfridge y les dije que arreglaran la conferencia. Alguien sugirió el Club de Prensa de Detroit como el sitio para la conferencia y no tuve ninguna objeción al respecto. La razón para cambiar el sitio fue por conveniencia de los reporteros. El Club de Prensa de Detroit es mucho más accesible que la Oficina de Información de Selfridge. «Le di instrucciones específicas a Hynek de que quería ver una copia de su declaración a la prensa antes de que la distribuyera a los reporteros. También le pedí que leyera ese documento a Sara Hunt para el SAFOI, dos horas antes de la conferencia, para que así se prepararan copias para la Prensa Nacional de parte del Departamento de Defensa. Hynek leyó su comunicado a Sara y se distribuyeron las copias al tiempo asignado. Mientras Hynek llevaba a cabo su conferencia en Detroit3, el Pentágono enviaba las copias a los periódicos de Washington D.C. «El proyecto tuvo sus contratiempos porque mucha gente no había oído sobre «el gas de los pantanos», Miasma, Fogtails, Jack o»™ Lanterns, Will o»™ the Wisp, Foolish Fire, o Ignis Fatuees. Los periódicos pusieron este avistamiento en la primera plana. La publicidad que recibió el avistamiento fue increíble. Hynek se transformó en una celebridad y los avistamientos comenzaron a derramarse a cántaros por todo el país. Tuvimos un total de 1,112 avistamientos en 1966 y ese total nunca ha sido igualado desde entonces».

El flap de Michigan llegó hasta el congreso con el resultado de que tanto Quintanilla como Hynek fueron llamados a reunirse con el general Corbin y con el Secretario de la Fuerza Aérea. De acuerdo con Quintanilla, el general le pidió a Hynek que hiciera una declaración pública durante su audiencia en el Congreso, pero Hynek le dijo que no. Sin embargo, en la audiencia, Hynek inició su plática con una declaración pública.

«El general Corbin estaba sentado detrás mío y a mi izquierda. Cuando Hynek anunció que quería hacer una declaración, oí que el general dijo «Â¡Oh demonios!». No lo dijo fuerte pero supe que estaba disgustado. Nadie maldijo mientras Hynek hacía su declaración. Recuerdo que estaba muy disgustado. No estaba disgustado por su declaración; la verdad es que, desde que estuve en el programa, Hynek nunca hizo una observación profunda o con sentido, con respecto a los OVNIs. Estaba enojado porque sentí que Hynek estaba siendo desleal al general Corbin. Le había dicho al general que no iba a hacer una declaración y luego leyó una de cinco páginas. Del modo en que lo entiendo, él tenía motivos premeditados y deliberados para mentir al general Corbin. Perdí la confianza en Hynek y él nunca la recuperó».

Los continuos esfuerzos de Hynek para que tanto el mayor Quintanilla como la USAF se vieran mal, llevaron a que no renovaran su contrato en junio de 1969. Antes de la comparecencia de Hynek había hablado Quintanilla. El mayor utilizó un mapa y señaló los puntos en donde se habían visto los OVNIs.

«Hubo dos avistamientos: uno en Hillsdale y otro en Dexter. Tomando en cuenta los reportes originales de la Oficina del Sheriff, éste comenzó a las 8:35 P.M. Del 20 de marzo, cuando Frank Mannor llamó a esa oficina y reportó un objeto extraño sobre el área del pantano, al final del camino».

Luego leyó parte del reporte del Sheriff, que decía:

«Atendiendo al llamado, me dirigí, sobre el camino Dexter Pinckney hacia el camino Territorial y luego di vuelta en el camino Quigley… En donde se tenía un buen punto de observación… En línea directa con la casa. En este punto bajé del vehículo y me adentré en el bosque, en un intento de localizar el límite del pantano y el objeto. «Lejos de los límites del área boscosa se veía una luz brillante. Mientras me acercaba, la luz disminuía su brillo. Cuando llegué al límite del bosque, en la parte superior del risco, volvió a aparecer la luz, y luego desapareció. Se realizó una búsqueda continua en el área, sin ningún resultado. «Cuando regresé a la patrulla me informaron que uno de los objetos estaba sobre el área a donde apuntamos nuestros reflectores, pero que se había alejado hacia el Oeste a gran velocidad»

Quintanilla continuó con los antecedentes del caso:

«Una entrevista con Frank Mannor reveló la descripción del objeto: El objeto observado tenía un color café, y parecía tener una superficie aborregada. Parecía tener un fondo plano y terminaba en una especie de cono, sin embargo, cuando estaba mas bajo se podía ver una especie de ventana en el centro. En ambos extremos parecía tener dos pequeñas luces, destellando con luz azul verdosa y de un tono rojo intenso. Otros reportes concuerdan con el de Mannor».

Poco después de que el OVNI dejó de ser visto en el área de Dexter, el Departamento de policía de Chelsea recibió reportes similares de un objeto que se movía a gran velocidad sobre el pueblo. El patrullero Robert Huniwell reportó:

«Los objetos voladores que vi tenía luces rojas y verdes y uno bajó hasta unos 3 metros de mi patrulla. Cuando se volvió a elevar, se juntó con otros objetos similares…»

El policía de Milan, John Stewart dijo que el objeto siguió a su patrulla y cuando intentó comunicarse a su base «no pude utilizar la radio… El aparato continuaba a unos 25 metros sobre mí durante media milla. Parecía un enorme pastel, bien iluminado con luces rojas, azules y blancas que giraban a su alrededor. Quintanilla añadió:

«Debido al gran número de reportes de diversas fuentes respetables, le pedí al doctor Hynek fuera al lugar a investigar el caso».

RESUMEN Y CONCLUSIONES El excelente The New York Times siempre ha evitado, en lo posible, el tema de los OVNIs, pero en el caso de Michigan tuvo que enviar a sus reporteros para que investigaran el asunto. En uno de sus editoriales, escrito por Russell Baker, se puede leer lo siguiente:

«Los entusiastas de los platillos volantes muestran debilidades humanas que probablemente seguirán siempre entre nosotros»¦ La posibilidad de los platillos volantes es un sano antídoto contra el aburrimiento humano. Los cuidadores de los zoológicos de Pittsburg y Nueva York han estado buscando recientemente un antídoto similar para sus gorilas enjaulados».

En el flap de Michigan, todo comenzó con algunos rumores sobre luces que maniobraban en los pantanos de Dexter (14 de marzo). Mannor se enteró de ello a través de unos amigos. Era una persona muy sugestionable. Campo fértil para convertirse, el mismo, en testigo OVNI. No tardo en ocurrir un hecho fuera de lo común que, para la mente condicionada de Mannor se transformó en una nave de otro planeta. Las condiciones eran adecuadas: informes previos que prepararon el terreno, psicosis de OVNIs, un pantano con materiales putrefactos (según el informe de los patrulleros de Dexter), pésima visibilidad (había bruma), y una distancia de observación mayor a los 500 metros.

La descripción de los objetos coincidía, según Hynek, con la de los fuegos fatuos: forma de «pirámide o de gota de agua invertida», fulgor rojizo, blanco o azul, desaparición súbita»¦

Pero existe un suceso al que se le dio poca difusión y que podría dar un giro a la interpretación del avistamiento de Mannor y al flap de Michigan. Varios vecinos de Whitcomb, cerca de North Campbell observaron tres objetos circulares con una cola luminosa que se movían en forma de espiral, circundándose unos a otros. Un reportero del Daily Tribune of Royal Oak también vio los objetos pero dijo que eran anuncios luminosos del Universal City Shopping Center. Se trataba de reflectores que anunciaban la apertura del Key Oldsmobile, en el ala Este del centro comercial. Dick Hodges, gerente de la agencia de autos, dijo que efectivamente tenían en operación esos reflectores el día de la observación, pero que uno de ellos se apagó. Los reflectores consistían de luces blancas, rojas y azules. Si recordamos la mayoría de los avistamientos hablaban de, precisamente, luces blancas, rojas y azules.

Quien ha tenido oportunidad de ver este tipo de reflectores en días nublados o con bruma, puede confundirse fácilmente. En esas fechas los cielos en los alrededores de Ann Arbor tenían bruma. Los giros, subidas, caídas, movimientos espirales, paradas abruptas, etcétera son típicos de las luces de los reflectores. La apariencia, «como de waffle» o «como un coral» podría ser la reflexión de los conos de luz sobre la superficie irregular de las nubes o en la bruma misma. Las velocidades increíbles no tendrían mayor complicación en una velocidad angular pequeña en el reflector: mover ligeramente el reflector produce un movimiento acelerado en el cono de luz. Las desapariciones abruptas se obtienen con sólo apagar la luz.

¿Pudieron haberse confundido los testigos? Tal vez sí, ya que este tipo de publicidad no era muy conocida por entonces.

Mannor, aunque confundido, actuó de buena fe, sin tratar de mistificar. Esto no ocurrió en el caso de la escuela de Hillsdale, en donde unos bromistas, aprovechando la psicosis, lanzaron luces de bengala, tratando de engañar a los estudiantes. Luego llegaron los locos: los que trataban de entrar en contacto con los OVNIs a través de fórmulas matemáticas o de tonos musicales. O también aquel otro que trató de hacer pasar una fotografía de exposición prolongada de objetos astronómicos como un auténtico OVNI. O el que mostró una foto de un reflejo en la cámara como si fuera una nave de otro planeta.

Por otra parte Hynek no actuó de buena fe, ni para con la Fuerza Aérea, ni para con la opinión pública americana. Se comportó como un oportunista. La idea del gas de los pantanos no fue de él sino de dos profesores de física, los doctores Chihua Wu Hsiung y Tyler Pett, del departamento de física de Hillsdale College, quienes supusieron que se trataba de fuegos fatuos o fuegos de san Elmo, cuyo efecto se había magnificado por una condición de inversión de temperatura. Su explicación apareció en The Hillsdale Daily News, del 23 de marzo. Alguien se lo comentó a Hynek o él mismo lo leyó en el periódico. Llamó a un amigo botánico de la Universidad de Michigan y luego a Quintanilla. A este último le pidió que organizara una conferencia de prensa. Ya había experimentado lo que era estar ante los micrófonos y las cámaras y eso le había gustado. Por el resto de su vida buscó ávidamente estos espacios. Se dejaba fotografiar tomando poses de gran científico o intelectual, con su inseparable pipa. Pero en su carrera profesional como astrónomo nunca hizo nada interesante, y de no ser por los OVNIs no hubiera pasado a la posteridad. Sin embargo, después de que todo mundo se burló de su explicación del gas de los pantanos Hynek invirtió las cosas, quiso dar a entender que por las prisas y presiones había dado esa declaración. Acusó a la Fuerza Aérea de ser ella la que le había obligado a dar la conferencia, pero la realidad fue otra. Los ufólogos pensarán que la culpa la tuvo la Fuerza Aérea y no Hynek, pero hay más datos que nos pueden orientar sobre la verdadera imagen del astrónomo. Su explicación sobre el caso de los policías que habían visto la estrella Arturo, tampoco fue de él. La doctora Helen D. Prince, del Observatorio McMath Hulbert, en Lago Angelus, atribuyó los avistamientos a la estrella Arcturus, una estrella de primera magnitud que en ese momento se encontraba a unos 20 grados sobre el horizonte. Hynek nunca dio crédito ni a los profesores de física, ni a la astrónoma. Por la burla que le generó, Hynek trató de desligarse del asunto echándole la culpa a la Fuerza Aérea. Sin embargo nunca se desdijo, a pesar de la presión de James McDonald, y siguió sosteniendo su idea del gas de los pantanos como explicación a los sucesos de Dexter.

Visto así, parecería una confrontación entre las versiones de Hynek y la de Quintanilla. Sin embargo, hay un hecho muy importante ha considerar. Allan Hendry, quien fuera el director de investigaciones del CUFOS, fue el mejor investigador de OVNIs de todos los tiempos. Su obra The UFO Handbook es un libro imprescindible para la comprensión del fenómeno OVNI. Hynek contrató a Hendry para hacer las investigaciones de campo. Cuando Hendry publicó sus conclusiones, que derrumbaban la hipótesis extraterrestre, Hynek lo corrió del CUFOS. Esta es la verdadera personalidad del «Galileo de la ufología» (sic).

Las luces de Michigan fueron una serie de confusiones, bromas y malas interpretaciones de hechos naturales como los fuegos fatuos, las estrellas, reflectores luminosos, luces de bengala y otros. Pero los lectores pro OVNI dirán: «Ninguna de esas explicaciones toma en cuenta la detección en los radares de la Base Selfridge». Pero la verdad es que eso también fue una mentira. Los periodistas del Daily Tribune of Royal Oak (25 de marzo) lograron entrevistar a los controladores aéreos de la base quienes informaron que los objetos nunca se detectaron en el radar. «Si, pero todos sabemos que los militares siempre ocultan la verdad». Tal vez, ¿pero los civiles? Los controladores del aeropuerto de Willow Run dijeron no haber captado nada anormal en el radar (The Hilsdale Daily News, del 21 de marzo).

Los avistamientos de OVNIs se siguieron presentando, en Grand Haven, Macomb, Oakland, Bad Axe. Flint y Ann Arbor, (The Hillsdale News, del 29 de marzo), pero todos eran fraudes obvios que copiaban el avistamiento original, incluyendo los «avistamientos» del ex sheriff de Ann Arbor, Richard Sober, y del jefe de policía Ford Wallace de Linden. O como el del globo de cantoya que construyeron unos bromistas en Yipsilanti.

En abril se vieron unos destellos marinos en Frankfort y Marquette. Van Horn dijo que para ese entonces su organización se había concentrado en los objetos que se movían, ya que los estacionarios habían sido identificados como estrellas.

Al año siguiente se dio el fraude de las fotografías de los hermanos Grant Jaroslaw y Dan Jaroslaw. Al poco tiempo Hynek regresó a Hillsdale y continuó sosteniendo su teoría del gas de los pantanos. Hynek le dijo a la periodista Vivian M. Baulch, que él seguía creyendo que el gas de los pantanos era la explicación lógica para este avistamiento.

Cuando Guillermo Bravo, director del CIIIFOP y organizador del Primer Congreso Mundial de OVNIs en Acapulco, trajo a Hynek a México, para promocionar el congreso, como redactor del boletín del CIIIFOP le pregunté sobre el asunto del gas de los pantanos. No cambio su opinión, pero con una sonrisa forzada me contestó que prefería olvidar el asunto.

NOTAS

1 del 23 de marzo.

2 el 24 de marzo.

3 el 25 de marzo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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53. Zerpa Fabio, El OVNI y sus misterios, Colección Cuarta Dimensión No. 7, Cielosur Editora, Buenos Aires, 1978, p. 77.

Este artículo es una versión actualizada de uno de los capítulos de mi tesis de maestría: Análisis Discriminante para una población de Fenómenos Aéreos Anómalos.

APÉNDICE

El teniente coronel Hector V. Quintanilla Jr. nació en Monterrey, México. A los seis años, su familia emigró a los Estados Unidos (San Antonio, Texas). Trabajó como empleado postal. En enero de 1943 entró a los Army Air Corps y fue enviado a la Escuela Técnica de Radio en Wisconsin y luego a la Escuela Técnica de Radar en Boca Raton, Florida. En 1944 ingresó al 72 Escuadrón de Bombarderos, de la 13 Fuerza Aérea y fue enviado al Pacífico (Samar, Filipinas), en marzo de 1945.

Al final de la guerra se le asignó al Fuerte Bliss, Texas y se integró a la Universidad Sainte Marie en enero de 1946. Obtuvo su nacionalización el 25 de octubre de ese año.

Estudió Física y obtuvo su título en 1950. En abril de 1951 se le dio el rango de teniente segundo y entró a los servicios de Seguridad, en donde pasó 9 años antes de ser enviado a San Antonio y luego a Alemania y Japón.

De 1959 a 1963 se desenvolvió como Oficial de Proyecto de Sistemas en el Centro de Desarrollo Aéreo en Roma.

En abril de 1963 fue enviado a Wright Patterson a dirigir el Proyecto Libro Azul (julio de ese año), sustituyendo al coronel Friend. Dejó el proyecto en 1969. Murió en 1998.

El coronel Quintanilla fue uno de los primeros escépticos de los OVNIs a nivel mundial, y el primer escéptico mexicano e iberoamericano. Escribió dos libros, The investigation of UFOs; y UFO’s: An Air Force Dilemma. Ambos volúmenes, sin publicar, se pueden consultar en el National Institute for Discovery Science, o con el hijo de Hector, Karl Quintanilla.

En el video escena de una película japonesa que muestra la pelea de un samurai con luces del pantano. A mi manera de ver, los sucesos de Michigan no fueron producto del gas de los pantanos sino al uso de reflectores en una campaña publicitaria.

5 pensamientos en “El gas de los pantanos (final)”

  1. Que feo Luis ah, una cosa es criticar a Hynek por los errores que cometió y otra cosa distinta es denostarlo porque como cientifico no tuvo logros significativos dentro de su campo. Lo primero es aceptable, lo segundo es mala leche. probablemente el 95% de los cientificos no tiene logros significativos dentro de su campo. Es normal y no significa que sean unos fracasados.

    Dentro de la ufologia existe un concenso mayoritario, y es que los ovnis enigmaticos existen y de que hay evidencias de su existencia. Luis lamento decirte que tu te ubicas dentro de una minoria disidente, un tanto resentida que lo tiende a «creer» a otros investigadores igualmente disidentes y escasos, como si fueran heroes. Ahora resulta que el mayor Quintanilla es un heroe, y tan solo porque no se llevaba bien conm Hynek, automáticamente significa Quintanilla tenia razon. Increible.

  2. Hola Maor:

    Agradezco tu comentario.

    Mi forma de ver e asunto del gas de los pantanos es subjetiva, como la mayoría de los que se han acercado a este caso. Pero no le doy la razón a Quintanilla simplemente porque no se llevaba bien con Hynek. Estoy de su lado porque de acuerdo con lo que he visto (y expongo en el blog) Hynek hizo muchas jugarretas sólo para «salir en la foto» y hacerse famoso. No le interesaba buscar la verdad.

    A mi modo de ver Quintanilla tampoco dio respuesta a este flap y en ese sentido tampoco tenía la razón.

    Mi propuesta está compuesta de varias partes. Trato (por formación o deformación profesional) de partir el problema en fragmentos y luego intentar resolver cada uno de ellos para, finalmente, resolver el todo. No se si acerté, pero sería interesante analizar mi propuesta y en función de ella derimir si Hynek o Quintanilla tenían la razón.

    Aunque me pregunto si eso pueda tener importancia.

    Por otra parte, en la versión contada por mí, trato de presentar el reverso de la moneda. Si no contamos esta versión, todas las demás presentan a Hynek como el héroe de la película y a Quintanilla como el antagonista. Los dos eran seres humanos con defectos y virtudes y no podemos considerarlos ni héros ni villanos (aunque siento una especial antipatía por Hynek, lo reconozco).

    Finalmente. Como yo no soy ufólogo, ni me siento parte de la ufología, no puedo pertenecer a la minoría disidente. Soy un observador externo del mundo platillista. De lo que me he dado cuenta es de que la mayoría (la inmensa mayoría) de ufólogos no tienen ni idea, ni conocen, ni les importa la historia de la ufología. Lo único que les interesa es coleccionar fotos, videos, casos, relatos, kilómetros, aplausos, libros… Son coleccionistas no investigadores.

    Otros saludos.

  3. De acuerdo Luis,

    Espero que tu critica para los ufologos que no conocen la historia de la ufologia no sea contra mi, pues si bien aun me falta ponerme al dia con la historia de la ufologia, hago grandes esfuerzos por aprenderla. Estoy de acuerdo con tu critica, La inmensa (horriblemente abrumadora) mayoria de los ufologos no conocen la historia de la ufología. Lo cierto es que la historia de la ufologia es un campo tremendamente dificil de conocer, y muy pocos son lo suficientemente valientes para tomar ese reto.

    Con respecto a que tu no eres ufologo, creo que eso es solo una jugarreta publicitaria tuya. Fuiste ufólogo durante mucho tiempo y aun lo eres.

    Creo que la conclusion sobre Hynek a partir de este caso y de la opinion de quintanilla es muy apresurada y no refleja la opinion de otros ufologos. Por ejemplo, mencionaste a Vallee en un momento, pero no mencionaste cual fue su opinion sobre Hynek, al parecer.

    Concuerdo contigo en que finalmente no tiene mucha importancia el cuestionamiento. En verdad Hynek fue criticado por todos ufologos de todos los colores durante en su vida. De manera que una crítica más no le hará mucha mella.

    A estas alturas, creo que Hynek es un personaje que me provoca una gran cantidad de pensamientos encontrados. Gracias por confundirme aun más, jejeje.

    Un abrazo.

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