El mensajero de Marte (Final)

De nuevo él me preguntó, tomando mi dibujo para hacerlo. Yo le entendí lentamente pero era evidente que me quería decir: «¿Esta lista tu gente para viajar a la Luna?».

Respondí «si», y asentí tratando de cualificar con mímica para mostrar que esto no será posible por algunos años. Entonces se mostró serio. Leyendo entre líneas no es difícil entender porque. Nuestros conocimientos sobre los vuelos espaciales y la posible visita a la Luna y otros planetas no estaba favorecida por los marcianos y venusinos. ¿Y quién puede censurarlos? Aún no hemos probado ser capaces de seguir las reglas de nuestro propio planeta y visitar otros y tal vez influenciarlos.

Aquí hay algo que tal vez sorprenda a los que han leído el libro de Adamski. Uno puede inferir, de su relato, que el venusino que lo contactó era un ser superhumano de infinita sabiduría que ciertamente no necesitaba preguntar cosas como «¿están preparando una guerra?» o «¿están listos para volar al espacio?» No tengo razones para cuestionar sus declaraciones, particularmente cuando él «“y no yo- fue capaz de comunicarse telepáticamente y por lo tanto obtuvo mucha más información.

Existe una explicación más simple para las preguntas del marciano, y se me han ocurrido dos alternativas, o bien los venusinos son más avanzados que los marcianos o hay diferentes grados de inteligencia en Marte y Venus, exactamente como los hay en la Tierra, y el visitante de Adamski tenía más conocimientos que el mío. Creo que la segunda explicación es la más acertada. He establecido que hay un contacto cercano entre Venus y Marte, así que es muy probable que los avances científicos sean intercambiados para el bien común.

El marciano miró hacia arriba y me di cuenta que el tiempo estaba corriendo. Él tenía razones para no demorarse. Era vital que yo usara cada momento que me quedaba. Tomé mi cámara y la señalé y luego al platillo, que estaba a unos 20 metros. Él estuvo de acuerdo y tomé una serie de fotografías. Estaba oscureciendo, pero a pesar de la oscuridad pienso que estarán de acuerdo en que los resultados son razonablemente buenos. Tuve que seleccionar las mejores fotografías para incluirlas en este libro.

Recuerdo que Adamski preguntó si podía subir al platillo pero se le negó. Yo pregunté lo mismo y obtuve la misma respuesta. Fue bastante cortés pero muy definitivo. Caminé hacia el platillo (Debo añadir que el panel deslizante estaba arriba, así que no pude ver el interior; la carcasa no era transparente ni traslúcida), y busqué signos para ver si podía tocarlo con seguridad.

Él asintió. Entonces recordé que Adamski había tenido una mala experiencia, había tocado el cuerpo del platillo venusino y había recibido una fuerte descarga, por lo que su brazo se paralizó durante varias horas. Por lo tanto estaba un poco aprensivo pero me controlé y lo toqué rápidamente. Afortunadamente no hubo nada «“ni una ligera descarga. En ese entonces no supe por qué, aunque la respuesta es obvia.

El platillo venusino nunca había aterrizado, permaneció volando a pocos metros del terreno, y por lo tanto sus motores estaban trabajando, aunque Adamski no menciona esto y aunque no hacía ningún ruido. El platillo marciano estaba sobre el terreno y sus motores estaban parados, así que Adamski recibió el «shock» y yo no. Parece razonable concluir que el cuerpo del platillo sólo es peligroso si se le toca cuando los motores están encendidos y esto de nuevo confirma que los motores son más o menos convencionales «“al menos no algo tan obtuso como una fuente de poder mental.

Ciertamente el cuerpo del platillo se sentía extrañamente tibio. Esto puede, por supuesto, deberse a mi imaginación «“yo esperaba una descarga- pero pienso que no enteramente. La respuesta puede ser que el platillo viajó a través del aire en su jornada hacia la Tierra y su carcasa exterior pudo calentarse por la fricción, por lo que le tomaría tiempo enfriarse.

Se me ocurrió otra cosa. Pregunté por qué algunos platillos hacen ruido y otros no. Traté de explicarle este punto pero tuve muchas dificultades. Finalmente lo conseguí y creo que su respuesta fue que los verdaderos platillos son virtualmente silentes «“aparte del ligero zumbido provocado por su desplazamiento en el aire cuando bajan y el casi inaudible ronroneo de sus motores. Esto significa que los así llamados «platillos aulladores», incluyendo varios enlistados por Leslie, no son platillos, probablemente sean meteoritos.

Era claro que mi tiempo se había acabado. El marciano había caminado hacia debajo de la colina, me apartó y se dirigió hacia el platillo. Obviamente tenía prisa. Repentinamente recordé que no le había fotografiado. Pensé que sería criminal perder tal oportunidad, así que, mientras él caminaba hacia la nave espacial me las arreglé para tomar una foto. Si no hubiera estado tan apresurado y hubiera sido mejor la luz, hubiera conseguido una fotografía más satisfactoria. Por otra parte, en mi tentativa de tomar un mayor ángulo de su perfil, erré en encuadrar también al platillo; pero aún así muestra algo de la prenda de una sola pieza que usaba el hombre espacial.

Siguió caminando. A lo lejos levantó su mano una vez más en el típico saludo terrícola con el que yo lo había recibido; yo hice lo mismo. El momento de la despedida había llegado y los cientos de preguntas que deseaba hacerle volaban en mi cabeza. Sentía que nunca más tendría la oportunidad de encontrar las respuestas.

Di unos pasos hacia delante, pero el marciano movió su cabeza y me hizo regresar. No tuve otra opción. La rampa se abrió; él saltó ágilmente dentro del platillo y el panel se cerró nuevamente, impidiéndome la vista y el tomar una fotografía del interior del platillo.

El zumbido comenzó de nuevo, de un modo más bajo que el de una mosca al volar. Lentamente el platillo se elevó en el aire, el domo giró lentamente y en silencio y gradualmente se elevó el maravilloso aparato «“suavemente al principio, y luego, cuando alcanzó una altura de 35 metros, a una tremenda velocidad. Desapareció en los cielos dirigiéndose hacia el norte. Por un momento me quedé contemplando pero luego sólo observé unos cuantos pájaros y las nubes.

Miré mi reloj, eran las 4:25. La totalidad de aquella maravillosa entrevista se había hecho más o menos en media hora; aunque a mí me pareció de sólo pocos minutos desde que vi por primera vez el platillo volando sobre el mar grisáceo, pero en este corto periodo aprendí cosas que los científicos han tratado de conocer desde los días de Aristóteles.

Supongo que la reacción automática a una experiencia maravillosa es preguntarse si fue un sueño «“aunque realmente haya ocurrido. No puedo decir que me pregunté esto. Después de todo, había ocurrido antes, por lo menos dos veces, la única cosa maravillosa desde mi punto de vista era haber tenido el privilegio de ser el testigo.

Examiné mi cámara. Admito que estaba partido en dos. Si las fotografías que había tomado resultaban ser buenas, creí que debía publicar la historia de lo ocurrido; sería un error guardármela (el Dr. Darbishire se enfrentó con el mismo problema, y llegó a la misma decisión «“aunque por supuesto yo no sabía nada en ese tiempo). Por otra parte, ¿y si las fotografías eran malas»¦?

Aparentemente no había testigos. Creo que el platillo pudo haber sido visto desde Lossiemouth pero venía desde el mar y a baja altura. Para contar una historia como esta, sin el respaldo de las fotografías, era invitar a que me ridiculizaran en la escuela Clarke-Novell-Astronomer Royal. Pensé en esto antes de regresar a Lossiemouth y tomar una decisión. Si las fotografías eran buenas publicaría la historia completa y se la daría al mundo; si no lo eran les diría la verdad sólo a aquellos que hicieran buen uso de mis conocimientos especiales.

Entonces, cuando comencé a regresar a Lossiemouth vi a un hombre que se dirigía hacia mí. Cuando se aproximó logré reconocer al amigo que había tomado como pescador y que había visto en el pueblo hacía cerca de 3 horas.

Para mi sorpresa y alegría me dijo que había visto al platillo y los últimos instantes de mi entrevista con el ocupante. No era capaz de creer que se trataba efectivamente de un platillo «“ya que estaba a 450 metros cuando lo vio- pero me contó, que desde su posición en una colina cercana lo había visto y por lo tanto llegó a la única conclusión posible.

Le pregunté su nombre y me dijo que era James Duncan, un pescador local. Estaba maravillado de la historia que le conté, y ya que él personalmente había visto parte de los eventos, estuvo de acuerdo en que lo llamara como testigo. Dijo no tener objeciones a esto. Así que tomándole la palabra, corté un pedazo de papel de mi cuaderno en el cual escribió su declaración. Con alguna ayuda mía él escribió:

«4:35, 18 de febrero de 1954».

«Juro solemnemente que entre las 4:00 y las 4:15 PM del 18 de febrero de 1954 observé una conversación entre Cedric Allingham y un hombre que era el piloto de un platillo volador que aterrizó cerca de Lossiemouth en el condado de Moray. Después vi al piloto regresar al platillo que se elevó y se dirigió hacia el norte».

«James Duncan. Firma»

(Una fotostática del papel original se reproduce como ilustración de este libro)

Mis fotografías eran la única evidencia concreta que podía ofrecer. No quise enviar el rollo a un químico o a un fotógrafo local y decidí esperar. Permanecí en el área durante la siguiente semana, esperando tener otro avistamiento del platillo pero no vi nada. Así que regresé a Londres.

Pasó una semana después de mi reunión con el marciano y antes que revelara el rollo, que oí por primera vez del platillo de Coniston. Las primeras noticias las obtuve de un periódico que compré en Edimburgo. Como dije antes intenté interrumpir mi viaje para llamar a los Darbishire; pero no lo hice «“lamentablemente.

Por supuesto puedo estar equivocado en suponer que el platillo de Coniston y el de Lossiemouth eran uno y el mismo. Simplemente porque un aeroplano visto sobre Brighton y luego sobre Norwich no implica que sea la misma máquina. Pero creo que hay fuertes bases para sustentar mi creencia. Aquí en Inglaterra no tenemos observatorios como Palomar o bases de cohetes de prueba como White Sands, así que por lo menos los hombres espaciales no están interesados en nosotros como en los norteamericanos. Dudo mucho que los platillos que han sido vistos sobre las islas británicas sean genuinos. Cuando un platillo baja atrae la atención; y la nave espacial que visitó aquellas playas en febrero, pienso que era una nave de reconocimiento. Después de un largo periodo de que no se vieron platillos, parece increíble que nos visitaran dos en el espacio de tres días. Es por eso que pienso que el platillo de Stephen era el mismo que el mío. Nuestras descripciones y fotografías son, después de todo, muy parecidas, y en cualquier caso, si se pide describir un objeto corriente, tal como un automóvil ¿podrán dos tipos concordar en el más pequeño detalle?

Tan pronto como revelé los rollos, y obtuve lo que creo era un éxito como el de Adamski, supe que tenía que escribir este libro. La pregunta era: ¿debería hacer un anuncio preliminar o debería esperar hasta haber hecho mayores investigaciones y escribir el libro?

Supongo que moralmente debía haber hecho un anuncio, pero no lo hice porque quería presentar mi caso tan completo y de una forma tan desapasionada como fuera posible.

Le escribí a Adamski, pero ha pasado muy poco tiempo para recibir su respuesta. No obstante deseo ir a California, con la esperanza de reestablecer contacto con los platillos marcianos aunque creo que mis oportunidades de éxito son pocas. Espero reunirme con Adamski en Palomar[1].

He tratado de escribir estos acontecimientos tan fríamente como me es posible. No quiero que nadie piense que desprecio mi privilegio de ser el primer británico en hablar con un visitante de Marte; sin embargo nada ganamos con excitarnos y emocionarnos particularmente con esto (como yo he estado excitado más de una vez) ya que no hay nada intrínsecamente improbable en una visita marciana. ¿Qué habría sentido Julio César de haber visto un aeroplano? En primera instancia se debió haber alarmado. Si al pasar el tiempo ve más y más aeroplanos hasta que llegue a saber lo que son, dejará de sentir miedo. Esto es lo que pasará en el caso de los platillos.

Debo admitir sin embargo, que no puedo ocultar un sentimiento de orgullo de que esto me haya ocurrido a mí «“aunque no haya hecho nada para merecer tal honor.

COMENTARIOS

Casi toda la comunidad ufológica británica cree que el caso del aterrizaje en Lossiemouth el 18 de febrero de 1954 es un fraude. Algunos creen que el perpetrador fue el jovial astrónomo amateur inglés Patrick Moore. Existen fuertes rumores de que el libro fue escrito por Moore, quien es una institución en Inglaterra, al estilo de Carl Sagan. Moore es un reconocido divulgador de la ciencia, reputado escéptico, escritor y periodista. Pero quizás una de las características por las que es más conocido es su afición a hacer bromas.

Moore, por ejemplo, esta involucrado con el caso del cráter de Charlton. Los medios de comunicación ingleses entrevistaron a un tal doctor Randall, quien dijo que el cráter fue formado por una nave espacial fuera de control de cerca de seiscientas toneladas, tripulada por 50 extraterrestres. Moore verificó las credenciales del doctor Randall entre los empleados de Woomera y encontró que no existía, exactamente como Cedric Allingham.

El 1 de abril de 1976 (april fool»™s day) Moore anunció en Radio 2 de la BBC que a las 9:47 AM el planeta Plutón pasaría por detrás de Júpiter, «creando una fuerte atracción gravitacional que haría que mucha gente de la Tierra se sintiera más ligera». Afirmó a sus escuchas que podrían experimentar esta sensación saltando en el aire en el momento justo del fenómeno.

El día del evento astronómico, la estación de radio recibió cientos de llamadas de escuchas que afirmaban haber experimentado esa sensación de ligereza. Una mujer dijo que ella y once de sus amigos, sentados en una mesa, se elevaron del suelo hasta llegar al tocar el techo.

Durante la oleada de Warminster, una serie de casos fraudulentos[2], Arthur Shuttlewood, recibió varios informes de avistamientos, incluyendo los mensajes de un tal Byron, quien le envió «documentos oficiales relacionados con el habla y la escritura de algunos de nuestros visitantes espaciales». Los investigadores encontraron que se trataba de Bernard Byron.

Moore se refiere a Bernard Byron en Can you Speak Venusian, indicando que Byron fue el ultimo de los personajes que entrevistó para su serie de televisión One pair of eyes (que dio origen al libro Can you Speak Venusian). Byron aseguraba canalizar los mensajes de seres extraterrestres. Estos eran los mismos que presentó Shuttlewood en su libro.

Moore examinó los ejemplos de escritura alienígena que le envió Byron. Shuttlewood refiere que un experto del gobierno estuvo involucrado en la investigación (en realidad había sido Moore). Aún más, según Shuttlewood, los investigadores encontraron que la escritura no se asemejaba a ninguna de las conocidas en la Tierra, excepto a las «sagradas escrituras Boggah de los indios Abluti del Paraguay». Los expertos no estaban seguros si era un lenguaje venusino o pertenecía al Krxyzcs del planeta Kruger 60b. Estaban escritos por una mano que tenía cinco meñiques. Pero otro experto disentía. Shuttlewood escribió:

«Un experto en astrofilología indicó que los Krxyzcs tienen cuatro meñiques y no cinco, como lo dedujo el primer doctor, junto con otros dos miembros parecidos a dedos, que por alguna razón mantienen extendidos cuando hablan con los hombres de la Tierra».

Pero Shuttlewood, como buen ufólogo, se creyó todo, sin ponerse a reflexionar que no existen ningunos indios Abluti en Paraguay, y mucho menos unas sagradas escrituras Boggah; y que el los Krxyzcs son parientes de los Krabccs, del planeta Freddy 60a.

Cedric Allingham informaba a sus lectores que pronto se reuniría con Adamski. Tal vez el encuentro se llegó a dar finalmente en abril de 1959. En esa fecha George Adamski fue entrevistado por Patrick Moore en el programa de televisión Panorama de la BBC.

Sin embargo Moore continúa diciendo que él no escribió el libro de Allingham.

LA VERDAD DEL CASO ALLINGHAM

El libro de Cedric Allingham, Flying Saucers from mars, se publicó en 1955. Cuando el libro comenzó a tener cierto éxito, Allingham se negó a dar entrevistas. Se decía que estaba enfermo de tuberculosis, que estaba internado en una clínica de Suiza, y finalmente, que había muerto en 1956.

El investigador Christopher Allen, haciendo una verdadera labor detectivesca, descubrió la verdadera identidad de este contactado. Por principio de cuentas Allen revisó el estilo literario y encontró varias pistas fascinantes. También analizó las fotografías en donde aparecía Allingham y su telescopio. Se trataba de un aparato de 12 pulgadas de fabricación casera cuyo dueño y diseñador era precisamente Patrick Moore. Todas estas pistas lo llevaron a sospechar que la verdadera personalidad de Cedric Allingham era la de Moore, el astrónomo amateur más famoso en el mundo, y una de las mayores estrellas de televisión británicas de aquellos días[3].

Moore era considerado uno de los últimos grandes excéntricos ingleses. Frecuentemente ridiculizaba a los ovnis en muchos de sus libros. Escribió al menos dos libros satíricos en relación con los ovnis: ¿Puede hablar en venusino? y Cómo ganó Inglaterra la carrera espacial (cuyo coautor, irónicamente, fue el mismo Desmond Leslie, quien también había sido coautor de uno de los libros de Adamski). También escribió, curiosamente, un libro de divulgación científica sobre el planeta Marte.

No obstante de haber sido señalado como el responsable del fraude del platillo de Lossiemouth, Moore no hizo ningún esfuerzo en descubrir la verdad del caso en los debates que mencionaban la historia de Allingham.

Tiempo después la ufóloga británica Jenny Randles hizo sus propias investigaciones en torno a este asunto. Preguntó a los amigos y parientes de Moore si en verdad él había escrito y publicado las fotografías de los platillos marcianos. Todos ellos dijeron que sabían que Patrick Moore estaba involucrado en la creación de este fraude, pero no tenían idea del porque él nunca lo admitió.

Con estos datos Randles no tuvo más remedio que escribir al propio Moore en 1983, indicándole que ella no tenía intención alguna de publicar la historia si así se lo pedía Moore. La respuesta fue que Moore la demandaría si publicaba cualquier cosa sobre esa historia.

Tres años después Chris Allen, con la ayuda de Steuart Campbell y una computadora, llegaron a reunir las pruebas suficientes como para publicar la historia en las revistas ufológicas y en los periódicos. Por pura coincidencia Jenny Randles conducía un programa de radio para la BBC de Londres y había invitado a participar al propio Moore, sin saber que ese mismo día se publicaba la investigación de Allen y Campbell. Moore había aceptado la entrevista.

Cuando Randles leyó los periódicos se comunicó telefónicamente con Moore. Patrick mencionó los recientes «ataques a mi persona de un hombre loco que dice que yo escribí un libro de ovnis». Jenny le dijo que ella había visto la evidencia, la había verificado con sus propios amigos (de Moore) y todos le habían confirmado que era cierta, pero que no diría nada ni le preguntaría al respecto en la entrevista que, por otra parte, no sería transmitida en vivo.

Moore estaba muy disgustado, gritó y colgó el teléfono. Se negó a aparecer en el programa diciendo que si salía hablando de ovnis su credibilidad, como divulgador de la Ciencia, se vería afectada. En su opinión todos los investigadores de ovnis eran unos locos.

Desde entonces esta historia se ha publicado en diversos medios ufológicos, aunque en México era totalmente desconocida, hasta ahora.

Pocos meses después Moore y Randles aparecieron en un programa de televisión debatiendo el tema de los ovnis. Nuevamente Moore negó hacer cualquier comentario sobre el asunto del platillo de Lossiemouth.

En 1986, según escribe la misma Jenny Randles en su libro The UFO Conspiracy, Moore reconoció implícitamente, durante una conversación con Allen y la propia Randles, haber inventado el relato. Lo curioso es que dos años después, en 1988, la misma ufóloga no menciona nada de esto en un artículo escrito por ella para la revista americana UFO Universe.

Al parecer, a Patrick Moore se le ocurrió inventar la historia porque esa mañana del 18 de febrero en que, supuestamente, ocurrió su avistamiento, los periódicos de Londres habían anunciado el caso de los primos Darbishire y habían publicado la fotografía del platillo volador con una crónica en la que se señalaba la similitud entre este platillo y la nave en la que viajaba el venusino que, supuestamente, se contactó con George Adamski[4]. Moore había leído el libro de Adamski y de hecho conocía al coautor, Desmond Leslie, por lo que decidió publicar una sátira del mismo, con evidentes errores científicos (como lo de los canales marcianos que en realidad no existen) para, posteriormente, poder burlarse de todos aquellos que creían en los platillos voladores. Sin embargo la broma se le escapó de las manos y cuando era necesario que se retractara, ya era demasiado tarde y le fue imposible.

El caso pasó así a la historia oficial de los ovnis y se formó una especie de culto en torno a él. No sería sino hasta muchos años después que otro ufólogo, Chris Allan, descubriera la verdad. Lo que no descubrió fue que Patrick Moore estuvo realmente en Marte, y contactó con los grises, como lo demuestra este video: http://www2.b3ta.com/patrickmoore/

REFERENCIAS

Allan Christopher & Campbell Steuart, Flying Saucer from Moore’s?, Magonia No. 23, July 1986.

Allingham Cedric, Flying Saucers from Mars, Frederick Muller Books Ltd, London 1956.

Bowen Charles, The humanoids, Henry Regnery Co., Chicago, Illinois, 1969, pags 14-15.

Dewey Steve & Ries John, Deconstructing Warminster, Chapter 10 (The Hoaxes, the Hoaxers, and the Hoaxed. The Confounding Problem of Patrick Moore), sin publicar, 1998-2002. http://www.stevedewey.pwp.blueyonder.co.uk/ufo/hoaxing.htm

Humphreys Geoffrey, Fooled by the Media, Contemporary Review, 4 January 1999; ver también http://www.museumofhoaxes.com/af_1976.html

Shuttlewood Arthur, Warnings From Flying Friends, pags 146-150.


[1] Desde que se recibieron las pruebas, he recibido una cordial invitación del señor Adamski para ir con él a su casa en las laderas de Monte Palomar. En una carta reciente, él escribió: «Nuestros hermanos de otros mundos se están moviendo a través de la atmósfera incrementando su número conforme pasa el tiempo». (Nota original de Allingham).

[2] Ruiz Noguez Luis, El caso Simpson Warminster, Perspectivas Ufológicas No. 4, México, enero de 1995, pags. 70-72.

[3] Patrick Moore tenía un programa de televisión en el que trataba temas de divulgación científica. Ese programa duró poco más de treinta años. Por aquel entonces Moore era una verdadera personalidad en los medios de comunicación electrónicos. (Nota LRN)

[4] Ver marcianitos verdes http://marcianitosverdes.blogspot.com/2006/11/el-platillo-adamskiano-de-coniston.html

Un pensamiento en “El mensajero de Marte (Final)”

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