La muerte es dulce y viene embotellada

IMPACTO AMBIENTAL

La muerte es dulce y viene embotellada[1]

Juan José Morales

Tomar bebidas azucaradas «”sean carbonatadas o no»”, conlleva algo más que el peligro de aumentar de peso. Se ha convertido en un grave problema de salud pública, a tal punto que, según se estima, cada año mueren en el mundo más de 184 mil adultos debido al consumo de tales bebidas.

El dato aparece en un informe de investigación publicado a fines de junio en la revista médica Circulation, que se especializa en temas de cardiología. Previamente un resumen del trabajo había sido presentado en 2013 en una reunión del Consejo de Epidemiología y Prevención de la Asociación Norteamericana de Cardiología.

clip_image001El cartel es parte de una campaña de las autoridades de salud del condado de Sonoma, en el estado norteamericano de California, para reducir el consumo de bebidas azucaradas. En su lugar se recomienda beber agua, leche baja en grasa o sin grasa, té sin azúcar, o jugo 100% puro en cantidades limitadas.

El Dr. Dariush Mozaffarian, quien encabeza al grupo de científicos autores de la investigación, comentó al respecto que se debe dar prioridad mundial a los esfuerzos para eliminar o al menos reducir sustancialmente las bebidas azucaradas de la dieta, ya que son causantes de un elevado número de muertes en muchos países.

Este es el primer estudio a escala global acerca del impacto sobre la salud de este tipo de bebidas, e incluye no solamente a las gaseosas como había sido usual, sino también refrescos a base de frutas, bebidas energizantes, tés endulzados y otras por el estilo que contengan al menos 50 kilocalorías por cada 236 mililitros. Prácticamente todas las gaseosas y los tés endulzados, además de las bebidas energizantes, rebasan ese límite. Y aquí debe señalarse que por bebidas azucaradas se consideran también aquellas que son preparadas con frutas pero a las cuales se añade una cantidad importante de azúcar, como es costumbre de mucha gente. Los jugos naturales de frutas 100% puros, sin edulcorantes añadidos, no entran en esta categoría.

El estudio comprendió a unas 612 mil personas de 51 países y se prolongó por 30 años, entre 1980 y 2010. Adicionalmente se recopiló información sobre otros aspectos del consumo de azúcar entre la población de 187 países. Se tomaron también cuenta factores geográficos, el sexo de los consumidores, su edad y otros aspectos. Asimismo, se analizaron los resultados de otras investigaciones acerca de los efectos sobre la salud de las bebidas azucaradas.

Finalmente, se llegó a la conclusión de que un elevado consumo de dichas bebidas tiene serios efectos en cuanto a padecimientos cardiovasculares, diabetes y cáncer. Concretamente «”dice el estudio»”, en 2010 causaron 133 mil muertes por diabetes, 45 mil por males cardiovasculares y cerca de 6 500 por cáncer.

Desde luego, hay variaciones «”en algunos casos muy acentuadas»” entre la población de diferentes países. Pero México no sale precisamente bien librado. Dice el estudio que mientras en Japón sólo el 1% de las muertes de personas mayores de 65 años puede atribuirse a los efectos de las bebidas azucaradas, en México el 30% de los fallecimientos de adultos están relacionados con ellos. Y lo peor es que esas muertes no son únicamente de personas de edad avanzada como en Japón, sino también de menores de 45 años.

En México «”dice el Dr. Mozaffarian, quien es decano de la Escuela Friedman de Nutrición de la Universidad Tufts en Boston»” la tasa de mortalidad atribuible al consumo de bebidas azucaradas es la más elevada entre las 20 naciones más pobladas del mundo, con unas 405 muertes por cada millón de adultos. Estados Unidos ocupa el segundo lugar mundial con 125 muertes por millón de adultos, o sea menos de la tercera parte.

Y lo que ocurre en México se repite «”aunque en menor grado»” en otros países del Tercer Mundo. Se estima que tres de cada cuatro fallecimientos debidos a tales productos se registran en naciones de bajos o medianos ingresos per cápita.

Desde luego, además de la mortalidad, hay que considerar la morbilidad. Es decir, las enfermedades debidas al consumo de bebidas azucaradas. El problema, subraya el Dr. Mozaffarian, es particularmente grave entre los jóvenes, ya que al desarrollar ese hábito de consumo, al llegar a mayor edad sus efectos se sumarán a los que pueden considerarse naturales debidos al envejecimiento. El resultado será una mayor proporción de casos «”a menudo mortales»” de diabetes y padecimientos cardiovasculares.

Parece, pues que ahora la muerte es muy dulce y viene embotellada.


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 4 de septiembre de 2015

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.