Noticias de Marte. Cómo los ovnis invadieron la prensa chilena (extracto)

Exclusiva de Marcianitos Verdes

NoticiasDeMarteEl siguiente texto es un extracto del libro «Noticias de Marte. Cómo los ovnis invadieron la prensa chilena» (Lulu, 2013), del periodista Diego Zúñiga C. Este capítulo específico aborda el caso del avistamiento de unos globos en agosto de 1985, un caso dado por «inexplicable» por algunos ufólogos pero que, meticuloso trabajo de por medio, ha sido aclarado hace bastantes años por el experto Luis Eduardo Pacheco. En el texto de Zúñiga se reconstruye la historia, se pone relevancia al rol jugado por los medios en la difusión del mito ovni y se entregan detalles de la explicación ofrecida al «enigmático caso» de los globovnis.

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1985: VISITANTES DE SUDÁFRICA

Tras el vendaval que dejó a su paso la historia del soldado Armando Valdés, los ovnis siguieron visitando de forma constante, aunque sin mayores escándalos, las páginas interiores de los diarios chilenos. Para no perder la costumbre, durante buena parte de 1983, La Tercera lanzó una serie muy recordada entre los aficionados y que, con el paso de los años, podemos destacar como un interesante esfuerzo periodístico, dada la cantidad de entrevistados y de material que fue puesto a disposición de los lectores.

NoticiasDeMarte2Cada domingo, cuatro páginas del coleccionable Los extraterrestres acompañaban al suplemento Buen Domingo. En ellas se abordaron, habrá que decir que desde una perspectiva generalmente poco rigurosa (valga nada más mirar el título), distintos hitos del fenómeno ovni. Fue en este espacio en el cual Juan Jorge Faundes publicó una famosa entrevista a Valdés, quien hasta entonces había sido renuente a reaparecer en los medios. Faundes y La Tercera debieron incluso pedir permiso al Ejército para obtener la exclusiva. Tiempo después Valdés diría que los problemas no los ponían sus superiores, sino él mismo, que no quería conversar con periodistas (1).

Faundes recuerda que acceder al soldado fue «súper difícil. Él no quería hablar y de hecho fue poco lo que dijo. Yo hice un primer contacto con él y me dijo que no hablaba si sus superiores no lo autorizaban. Entonces le dije a la gente de La Tercera, quienes a nivel de dirección se comunicaron con el Ejército, que al final dio la autorización para que hablara». La importancia de contar con Valdés en el suplemento es bastante obvia: un golpe periodístico es imposible de rechazar para cualquier profesional. «Nadie lo había entrevistado todavía. Estaba ahí. Desde el punto de vista periodístico, comercial, sensacionalista, era una posibilidad de golpe noticioso», apunta Faundes.

Desde comienzos de 1984 hasta mediados de 1987 la revista infantil Pillán, editada por la Fuerza Aérea de Chile, dedicó una serie a los visitantes. Se tituló «Los misteriosos OVNIS» y estuvo a cargo del actor y presidente del Club de Ciencia Ficción de Chile, Andrés Rojas-Murphy. Gracias a eso, los niños podían mantenerse al tanto del desarrollo histórico de tan particular cuestión.

Pese a estas referencias, no sería hasta agosto de 1985 que los ovnis volverían a copar los espacios noticiosos no sólo de los diarios, sino también de la radio y televisión. Y cómo no, si el sobrevuelo de uno de ellos tuvo a más de tres millones de potenciales testigos.

SANTIAGO, UNA CIUDAD «GLOBALIZADA»

Eran más o menos las 16 horas. La tarde del sábado 17 de agosto de 1985 pasaba como de costumbre. La mayoría de las familias chilenas que estaban pegadas al televisor sintonizaban «Sábados Gigantes», el programa de Canal 13 de la Pontificia Universidad Católica de Chile conducido por Mario Kreutzberger, Don Francisco.

Repentinamente, un inusitado número de llamados recibidos en las centrales telefónicas de los diarios despertaron la atención de los periodistas. Las personas se comunicaban para informar de un ovni que se veía hacia el noroeste de la ciudad. El aparato irradiaba unas luces blancas y amarillas. Las radios, ya al tanto, informaban simultáneamente de tan extraño acontecimiento que rompía la modorra sabatina.

Días antes, algunos periódicos habían publicado noticias de avistamientos tanto en Chile como en Argentina, Bolivia y Perú. En el sur, especialmente en Valdivia, Osorno y Puerto Varas, el 14 de agosto se supo del paso de un extraño objeto, posiblemente un globo sonda. De esa información se hicieron cargo La Tercera, La Cuarta y El Llanquihue de Puerto Montt, entre otros. Al día siguiente, los dos primeros (de circulación nacional) informaron, en noticias de grandes caracteres, sobre una «flotilla de ovnis» que sobrevoló la Primera Región.

El viernes 16, los diarios se ocuparon de unos ovnis denunciados en el norte de Chile y otros países. La Cuarta de ese mismo día aprovechó para preguntar a la gente qué opinaba de estos objetos voladores no identificados. El sábado 17, la revista Sábado, que circulaba con varios periódicos de regiones, traía un reportaje titulado «Seres extraterrestres estarían impidiendo la tercera guerra».

Como vemos, el ambiente estaba caliente. Con esa cortina ufológica de fondo, ese 17 de agosto las cámaras de «Sábados Gigantes», que transmitían en directo un maratón de varias horas de concursos y cantantes generalmente de dudosa alcurnia, salieron a la calle a buscar el objeto. Lo encontraron y lo emitieron para todo el país.

En el noticiero de Canal 13 del día 14 de enero de 1999, Don Francisco rememoraría lo sucedido: «Sacamos un día las cámaras en pleno «˜Sábados Gigantes»™ a las tres y media de la tarde, para mostrar una esfera plateada que todos los telespectadores que estaban viendo televisión vieron y que logró trasladarse, comprobado por la Torre de Control del aeropuerto de Concepción con respecto de la Torre de Control del aeropuerto de Santiago, 500 kilómetros en un minuto y medio». Ese dato es falso.

LaVozDelNorte-17-8-1985En primera instancia, los diarios del 18 de agosto tomaron el tema con fuerza. En Las Últimas Noticias dedicaron una página completa al ovni, pero señalando que posiblemente se trataba de un globo sonda. Aun así, destacaron también que los meteorólogos y astrónomos negaban ser los dueños del objeto. La Fuerza Aérea, por su parte, respondía que se trataba de un globo sonda, posiblemente extranjero. A modo de curiosidad, Las Últimas Noticias del 18 de agosto publicó también un despacho recibido desde Italia con el testimonio de algunas personas que habían visto un ovni en Florencia.

La Cuarta, entretanto, tituló a toda página con un golpeador «Â¡OVNIS sobre la capital!», con el epígrafe «Â¡Ya están entre nosotros!». Dedicó dos páginas al suceso. En este diario se descartaba que fueran globos sonda, contrariando la postura adoptada por La Nación, que ponía las manos al fuego por esa hipótesis.

Los testigos, por su parte, aseguraron que el objeto tenía forma de pirámide, de disco volador, de pelota e incluso que giraba sobre sí mismo. Se recibieron reportes de aviones comerciales que lo captaron, entre ellos un Avianca y un Ladeco. Mucha gente salió a las calles, conmocionada por el hecho y azuzada porque en televisión estaban mostrando el artefacto. Una hora antes que en la capital, en Valparaíso, Viña del Mar y otras localidades de la Quinta Región también denunciaron la aparición de un objeto metálico que reflejaba los rayos del sol.

La novedad duró varios días, sobre todo porque los organismos que «“en teoría»“ tendrían que dar una explicación, no se ponían de acuerdo. En la Nasa afirmaban que el sábado todos habían visto un globo sonda enviado desde la base de El Belloto, donde a su vez respondían que no estaban lanzando globos sonda, mientras que científicos del cerro Calán, que obtuvieron una fotografía del punto brillante, aseguraban que era un satélite. Esta confusión resultó llamativa para los suspicaces.

Así las cosas, se entregó todo para que las especulaciones circularan libremente. Además, varios medios publicaron fotografías del fenómeno (algunas en portada), dando un toque más de misterio al extraño avistamiento. El lunes 19 La Tercera y La Cuarta dieron cabida a las diversas posturas adoptadas por los científicos, y resaltaron las dudas de estos con respecto al verdadero origen del objeto.

La confusión se acrecentó cuando el 20 de agosto los astrónomos se desdijeron de su anterior afirmación, y se declararon ignorantes con respecto al artefacto que habría producido el caos del día sábado. Ese mismo día, La Tercera publicaba una información que refleja el alcance de las noticias, al señalar que en el Valle de Chaca, 56 kilómetros al interior de Arica, se denunció el aterrizaje de un ovni. Lo que en verdad la gente vio esa vez fueron las fogatas de unos mochileros.

Los diarios extendieron la noticia a costa de consultas reiterativas a científicos o gracias a nuevos avistamientos en Chile, Bolivia y Argentina. Aprovechando el ánimo, también surgieron los que dicen tener contactos con los alienígenas. Pedro Castro, un ex funcionario de la Fuerza Aérea de Chile señaló a La Tercera que los ovnis nos visitan para evitar una guerra nuclear, según le habían dicho en contactos telepáticos unos seres del planeta Júpiter. Su principal interlocutora era la doctora joviana Joseo Lokpo Mani.

No sólo eso. Entre las 11 y las 15 horas del jueves 22 de agosto de produjeron tres explosiones en el sector alto de Santiago. La gente de inmediato las asoció con objetos voladores no identificados, aunque nadie hubiera visto uno ese día. La sensibilidad estaba en su punto máximo. Los «entendidos» sostenían que era probable que el ruido se debiera a que los ovnis habían superado la barrera del sonido…

Mientras, los diarios notificaban a la humanidad de nuevas apariciones en Antofagasta, Brasil, Paraguay y Uruguay y se aprovechaban de un comunicado recibido desde Australia donde se informaba que los objetos avistados en Chile el 17 de agosto no podían ser de la Oficina Meteorológica de esa isla, como se sospechó en algún momento. Así, La Tercera del domingo 25 dedicó nada menos que cuatro páginas al asunto, con entrevistas a varios expertos. El título: «OVNIS: ¿la hora del contacto?».

La repercusión alcanzó para las columnas de opinión y resúmenes semanales de prensa. Y, como en otras ocasiones, los humoristas aprovecharon la contingencia en sus historietas. En ellas se jugaba con la gente que miraba hacia el cielo, preguntándose si estaban buscando ovnis o el precio de la bencina. En otro se muestra a un tipo que hace que un amigo mire un supuesto ovni para robarle, astuta y limpiamente, la billetera. Mientras, el respetado programa televisivo «Informe Especial» del 29 de agosto se hizo eco también de la actualidad y puso al aire el reportaje «Contacto con extraterrestres».

Como conclusión inicial, podemos señalar que entre el 14 y el 22 de agosto la prensa no dejó pasar un día para informar de distintos casos de ovnis. Como es la lógica, posteriormente los reportes cesaron, un poco por aburrimiento, un poco por saturación.

Clarin-BuenosAires-23-8-1985Un mes después, una experiencia muy similar se vivió en Buenos Aires, Argentina. El 17 de septiembre un objeto de aspecto metálico dejó boquiabiertos a los porteños, algunos de los cuales lograron unas fotografías muy nítidas del aparato. En esta oportunidad, en cambio, la invasión de las esferas plateadas finalizó cuando los medios optaron por informar del terremoto que asoló a Ciudad de México el 19 de septiembre, situación que borraría rápidamente el interés por los ovnis. Una noticia más importante se imponía.

De todos los datos precedentes se valió el ufólogo uruguayo afincado en Buenos Aires Luis Eduardo Pacheco, quien tras una investigación de varios años logró determinar que los ovnis que sobrevolaron Santiago, Buenos Aires y otras ciudades del cono sur correspondían a globos MIR (Montgolfière InfraRouge) lanzados desde Sudáfrica por el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) de Francia. Dichos globos fueron enviados con dirección oeste-este e ingresaron a Sudamérica por el Pacífico.

Estos también son responsables de un conocido caso de la misma época, cuando dos aviones caza Hawk de la Fuerza Aérea de Zimbabue salieron en maniobra de persecución tras un ovni. La noticia apareció a comienzos de agosto en La Segunda, donde se aseguraba que el ovni había eludido a los cazas. Lo cierto es que ese «ovni» también era un MIR.

Un ufólogo, esos personajes tan llamativos, sentenciaba en su libro OVNIS, extraterrestres y otros en Chile que «el 17 de agosto del año 1985 marcará un hito histórico en la ingenuidad de algunos ciudadanos chilenos. Para algunos fueron globos. Para los expertos, ovnis». Para Jorge Anfruns, autor de esas líneas y una permanente fuente de consulta en la prensa de finales de los ochenta y comienzos de los noventa, lo de 1985 fue una visita de extraterrestres que vigilaban la Operación Unitas de ese año. Su lógica es la siguiente: «si nosotros vigilamos el espacio aéreo con más de siete mil satélites. ¿Por qué ellos, me refiero a los extraterrestres, no nos podrían vigilar a nosotros cuando jugamos a la guerra?». Pues a este tipo de personas suelen recurrir los periodistas cuando necesitan información sobre ovnis.

A Pacheco, quien explicó el caso, nadie le preguntó nada, replicando una vez más la mayor paradoja de la ufología: ese gusto por premiar la ineficiencia. Si explicas un caso, eres aburrido en términos mediáticos. ¿A quién le puede interesar la solución de un enigma? En cambio, si eres un inepto, si cada uno de los casos que llega a tus manos es calificado de «inexplicable», entonces sí eres carne de los medios, eres reconocido y aplicado como «ufólogo». Vaya ciencia han querido crear algunos astutillos.

NOTAS:

(1) Conversación de Armando Valdés con el autor y Alejandro Agostinelli en Temuco, noviembre de 2007.

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