DRON O NO, LO DEL 737 DE AEROMÉXICO EN TIJUANA ES PREOCUPANTE
16 Ene, 2019
Juan A. José
El pasado 13 de diciembre ocurrió un serio incidente en el Aeropuerto Internacional General Abelardo L. Rodríguez de Tijuana, Baja California, cuando la tripulación de un Boeing 737-800 de Aeroméxico, matrícula XA-ADV, que operaba un vuelo regular de pasajeros procedente de Guadalajara, Jalisco, reportó un golpe en su aproximación y aterrizó con un importante daño en su radomo y sección de nariz, evento que, dada su magnitud y características, no es difícil atribuir al impacto de un objeto externo, llámese ave, misil o dron.
Ante lo que todo indica es una falta de evidencia de rastros propios de una colisión con aves y marcas de explosión o presencia de químicos asociados a un misil, a nadie debe sorprender que la opinión mayoritaria se incline hacia una colisión con un dron, hipótesis que, ante la falta también de restos, algunos tienden a descalificar, apuntando a una falla estructural, tal y como ocurrió en el año 2017 a otro 737 también en aproximación final, pero en Mozambique, incidente que inicialmente se atribuyó a un dron, alternativa que me parece tanto o más alarmante.
Hay paralelismos en estos dos eventos: 1) Presencia de drones mayor a la normal en el área de vuelo; es más, en el caso de Mozambique, el aeropuerto de destino era Tete, una localidad en la que la industria minera hace uso extensivo de drones.
Coincidentemente es de suponerse que los cielos del lado americano, por los que transitó el 737 de Aeroméxico en su aproximación a la pista 09 de Tijuana ese día, 13 de diciembre, pudieron también haber registrado una importante labor de vigilancia aérea por parte de las autoridades norteamericanas encargadas del resguardo de la frontera asociada a la presencia de las caravanas de migrantes que llegaron a dicha zona en las semanas anteriores.
2) En ambos 737 los daños fueron muy similares y magnitud y forma.
Trátese o no de un tema de drones, lo que aconteció en Tijuana se combina con el caos que se vivió durante tres días en diciembre pasado en el aeropuerto londinense de Gatwick y algunos instantes en enero en el de Heathrow, que tuvieron que ser inclusive cerrados ante la presencia deliverada de drones cerca de sus pistas, para recordarnos la amenaza a la seguridad y regularidad de las operaciones aeronáuticas, incluyendo la aviación civil, que en realidad suponen.
Hace tres años comenté en los espacios editoriales de Grupo T21 sobre la que es considerada la primera colisión de este tipo de aeronaves no tripuladas con una que sí lo era.
Expresé también que es muy probable que, en una de esas, la magnitud y complejidad del fenómeno dron es tan grande que estaría superando los alcances de cualquier normatividad, blindaje técnico o la capacidad de las autoridades competentes de supervisar su cumplimiento a fin de garantizar la seguridad de quienes comparten con ellos el espacio aéreo y la de quienes yacen bajo el mismo, algo que sin duda parecería preocupante.
Desde entonces me queda claro que es cuestión de tiempo para que un vuelo comercial choque contra un dron, si es que no haya sucedido, en Tijuana, en Mozambique o en donde sea.
No solamente en México, sino en el mundo entero, se deben acelerar los esfuerzos preventivos de carácter regulatorio y de supervisión, acompañados del blindaje de detección y anulación operativa, a fin de evitar que un dron termine por matar a alguien a bordo de una aeronave, o en tierra, producto de la caída de una.
No quiero ni pensar el tener que escribir un día un comentario derivado de ello, en especial ante la cantidad de llamadas de atención en relación a la amenaza que se ha evidenciado antes y después de los impactos y las casi colisiones que se han registrado en todas las geografías que, en mi opinión, deberían ser suficientes como para que se tomen mucho más en serio los riesgos asociados a la operación de este tipo de aparatos.
http://t21.com.mx/opinion/vuelo/2019/01/16/dron-o-no-lo-737-aeromexico-tijuana-preocupante