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El chupacabras en Argentina

(RECORTES DE PRENSA)

«VISIONES MUTILADAS» DE LA REALIDAD

Vacas muertas, periodismo y alienación. De cómo se construye una oleada… de lo que sea y el papel del crítico informado sobre lo paranormal.

Por Alejandro Agostinelli

Argentina, mayo de 2002. La oleada de «mutilaciones de ganado» había madurado. Nadie, empezando por los organismos oficiales, explicaba las causas de ese aluvión de denuncias extrañas. Era el momento en que los diversos actores sociales peleaban por establecer su definición del problema. Los juegos de palabras oscilaban entre el asombro silencioso, la retórica vacua y profusión de citas al conocimiento popular.

«Presa de la prensa», la imaginación se había apoderado de las reflexiones de los argentinos. La mayoría de los medios, como cada vez que navegan en aguas desconocidas, explotaban la ausencia de respuestas oficiales impulsando el estado de perplejidad social. Cuando no del disparate. El novel ufólogo Francisco Fazio, por ejemplo, entró «por la puerta grande» de la pantalla chica pontificando sobre el «chupacabras», depredador invisible prestamente incorporado al catálogo de la zoología fantástica rural. Así, Fazio alternaba con otro ufólogo, el veterano actor Fabio Zerpa, uno de los responsables de haber encendido la mecha relacionando las primeras historias de reses tullidas con cuentos de «enanito orejudos» en el interior del país. El «escepticismo militante», representado por el efímero Christian Sanz, repartía spam a los medios quejándose de que «nadie lo invitaba» a decir que todo aquello eran «tonterías» cuya explicación «es más sencilla de lo que creen»[1]. Tan simple no debía ser: en sus mails decía más bien poco y nada sobre las posibles causas de la oleada. Pronto, Sanz iba a convertirse en otro ejemplo de que la arrogancia puede ser pariente cercana de la pereza, pero también hija de la deshonestidad intelectual[2].

Lo cierto es que, a diario, se difundían nuevas historias e interpretaciones, casi todas aportando un grado más al clima de confusión general. Por entonces, entrevistado por el noticiero de Azul TV, describí la leyenda del chupacabras como una mitología importada de los EE.UU. y Puerto Rico y señalé que «la experiencia sugiere no descartar la participación de animales depredadores o carroñeros».

¿Creer o saber?

En mi fuero íntimo estaba (casi) seguro de que aquella hipótesis iba a confirmarse. Pero, honrando el «casi», dije «no descartar». En esta salvedad aparentemente menor yace un asunto que, con el permiso del lector, no relegaré a una nota al pie. Porque se refiere al papel crucial que juega la «experiencia» (entendida como suma de conocimientos teóricos y prácticos sobre un tema dado) en la evaluación temprana de sucesos extraordinarios.

Quiero decir: no me siento especialmente orgulloso por haber anticipado las conclusiones del informe que dos meses después iba a presentar el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).

Entonces, como ahora, era consciente de que la prudencia se debe anteponer a la soberbia del que «cree saber». Es que, muchas veces, la especialidad nos expone al riesgo de introducir sesgos, desinformar y hasta desviar el curso de una investigación. ¿Exageraciones? Ojalá: transladar conclusiones remotas o ajenas a un escenario nuevo se parece más a una cornisa que a un atajo: adelantarse puede propiciar conclusiones falsas o crear estados de opinión injustificados.

No hace falta dar ejemplos «paranormales»: ahí están los incriminados por la prensa antes de que se pronuncien los fiscales (promoviendo un público «concientizado» en tal o cual dirección que «presiona»); los rumores que derrumban economías o destruyen carreras; los estigmatizados por portación de cara, apellido o carnet… Intento decir que -cuando «creemos saber»- no sólo nos debería importar reducir el (casi inevitable) margen de error sino la responsabilidad ética de evitar dar un mal ejemplo educativo.

El (d)efecto de la memoria

Esta preocupación por el uso de «conclusiones de archivo» es un asunto al que tarde o temprano nos enfrentamos todos los periodistas que tratamos de escapar a la fuerza de la costumbre. Naturalmente, es innegable que la «experiencia» sirve para obtener una perspectiva más profunda (y a la larga más precisa) de la actualidad. Pero eso no significa perder de vista que «creer saber» -y asegurarlo sin atenuantes- puede teñir el análisis con los prejuicios que la misma «experiencia» nos presta. Es decir: si bien la especialización nos permite otear más allá del horizonte plano de la noticia cruda, transferir conclusiones del pasado a fenómenos actuales puede ser precipitado. La sociedad, los grupos de interés y el mismo vértigo de los medios continuamente nos obligan a informar contra reloj. Es por esta razón que extremar el rigor informativo debe privar sobre la primicia.

¿Qué nos enseña la historia? Que «lo paranormal» (en su sentido amplio) sigue ciclos de actividad imprevisibles pero cuyo contenido (la casuística, el anecdotario) tiende a acomodarse a un marco de creencias preexistente, las cuales son «recortadas» culturalmente por los medios. A este efecto paradojal alguien (no recuerdo quién) le llamó efecto bucle: los medios le imprimen a la noticia (y a los relatos que ellas contienen) un perfil, un sentido y una identidad propios porque… los mismos medios son los que definen las características del problema del cual se ocupan y se encargan de potenciar.

Evidentemente, la utilidad de la memoria y, sobre todo, la capacidad para elaborar los datos que ella nos proporciona, son asuntos que están fuera de discusión. Pero rescatar experiencias pasadas, por ejemplo, no nos inmuniza de moldear las novedades en arreglo a los antecedentes. Además, si en ocasiones anteriores las causas de fenómenos semejantes -en principio tan «inexplicados» como los presentes- acabaron siendo individualizadas, la tentación de «anticipar el veredicto» se vuelve difícil de resistir.

¡Otra vez vacas!

El conocimiento nos contagia de cierto sentimiento de urgencia. «Decir primero» halaga a la vanidad. Y seguir el impulso más «empírico» que «escéptico» de la primicia nos puede alejar de la tensión a la objetividad que todo comunicador debería pretender. Y ejercer un sano escepticismo, recordémoslo, implica no pronunciarse a priori. Por eso, cuando la prensa comenzó a cubrir el caso de las «vacas mutiladas», esa tentación tenía un nombre: Informe Rommel. En efecto, la investigación que había realizado en 1979 el agente retirado del FBI Kenneth M. Rommel en los Estados Unidos parecía iluminar el camino. Al cabo de analizar 27 casos de «mutilaciones de ganado», Rommel atribuyó al efecto combinado de los medios de difusión, la influencia social de «expertos» y a la acción de diferentes depredadores la génesis, formación y extensión de la oleada[3].

¿Estábamos ante una reedición de aquel fenómeno? Quizá, aunque sólo estábamos seguros de algo: la oleada de «ganado despanzurrado» se presentaba en la Argentina post debacle del nuevo milenio, no en el dorado veranito texano de los ’70, y el SENASA no era la NASA. Dos meses antes de la oleada, la TV había difundido a una horda de pobladores hambrientos tumbando un camión con reses en las afueras de Rosario y poco antes, a fines de diciembre de 2001, la gente había salido a la calle, cacerola en mano, a derribar a un gobierno dormido en medio de la crisis más brutal de la historia reciente. Así, el misterio rural criollo aparecía rodeado por una aureola de extravagancia latina. Posiblemente, en la remake local de aquella loca epidemia ganadera (que entonces, como ahora, se anclaba en clisés ufológicos) podrían incidir causas cualitativamente diferentes. La aplicación automática de las conclusiones de Rommel ¿forzaría el hallazgo de «patrones comunes» en la oleada argentina o… los propiciaría?

Sin hilar tan fino, el show de arranque era casi copia fiel: las primeras noticias aparecieron vinculadas con informes sobre visiones de «enanos» misteriosos de la mano de Zerpa, el más conocido amplificador local de la creencia en ETs «abductores de vacas» y los portavoces fueron veterinarios influidos por la perplejidad alienígena del mismo «profesor». Los medios, por su parte, forjaban a diario un «retrato tipo» (que a la vez era un «criterio de selección») para establecer una «categoría» de animal mutilado[4].

Pero. ¿acaso esos personajes, con los medios, eran los únicos responsables?

En realidad, el espectáculo más surrealista no lo dio la fauna de opinators televisivos sino los propios expertos en sanidad animal: en el curso de tres meses de agitación mediática, los funcionarios del SENASA arriesgaron por su cuenta al menos cuatro explicaciones diferentes antes de presentar su «informe final». Algunos, como el veterinario Alejandro Martínez, infundieron temores sin fundamento advirtiendo sobre la presencia de cierta clase de «cuatrerismo tecno» ostentando el termocauterio (una barra metálica afilada y caliente utilizada para cauterizar las heridas) * para argumentar que los cortes que presentaba el ganado muerto podían ser causados por «cualquier organización»[5]; otros, como el patólogo Ernesto Odriozola, titular de Diagnóstico de Sanidad Animal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Balcarce, apostó a «la acción de algún loquito« ya que «aquí está claro que todo fue provocado por alguien»[6]; y el doctor Bernardo Cané, presidente del SENASA, no sólo señaló que había «indicios preliminares de algún tipo de acción humana» sino que descartó la actividad de «otros animales carroñeros», atribuyéndola a alguna clase de «práctica esotérica«[7].

Las andanzas del súper ratón

Por esos días, el denominador común era el asombro: aquellos malolientes cadáveres vacunos con sus panzas henchidas de gases presentaban «cortes netos, quirúrgicos» que aparecían «lejos de las rutas» y «sin signos evidentes» de haber recibido tarascones de carroñeros. Pero, semanas después, los mismos científicos que habían diseminado suposiciones contradictorias iban a cambiar diametralmente de parecer: el 1° de julio de 2002 la «oleada» ya no había sido provocada por sectas satánicas, veterinarios desquiciados o estudiantes contratados para probar virus de diseño en campos librados a la buena de Dios. Ese día, el presidente del SENASA (sí, el mismo Cané que había hablado de «esoteristas» envueltos en el asunto), dio una conferencia de prensa en la cual, no sin burlarse de «los marcianos, el pombero y otras tradiciones rurales argentinas», presentó las conclusiones a las que llegaron los doctores Alejandro Soraci, Ofelia Tapia y Ernesto Odriozola, de la Universidad Nacional del Centro: el protagonista de las enigmáticas «mutilaciones» era, ante todo, un roedor del género Oxymycterus, el llamado «hocicudo rojizo». El ratón ahora estaba entre los sospechosos de infligir los raros cortes al ganado, muerto por causas naturales. Si bien el informe del SENASA citaba el accionar de zorros, peludos y otros carroñeros «activos a causa de cambios en el ecosistema regional», el funcionario centró su charla en el roedor, sirviendo en bandeja los titulares del día siguiente. La noticia se había «reinventado»: previo recorte mediático de una realidad más compleja, el «misterio» de las vacas mutiladas era reemplazado por unos poco conocidos ratones rojos que invadieron las pampas argentinas asestando dentelladas «perfectas» ¿Qué credibilidad se le podía dar a esta (convengamos, razonable) explicación, propuesta por los mismos que poco antes habían defendido que tales cortes sólo podrían haber sido causados el hombre?

La explicación que faltó

Hasta fines de agosto se habían registrado más de 200 casos, en casi tres meses y a lo largo de diez provincias del país, desde el Chaco hasta la Patagonia[8]. En su informe a la prensa, el SENASA (basado en 20 necropsias de otros tantos animales recogidos en quince fincas de diferentes partidos bonaerenses), concluyó que el ganado murió a causa de «neumonías, desnutrición, enfermedades metabólicas o infecciosas de altísima incidencia en época invernal». El misterio, entonces, se reducía a la mitad: las «vacas mutiladas» ya estaban muertas. «Alguien» (difícilmente «alien»), se había hecho la panzada. La correlación entre mortalidad y estación del año no es un dato menor si, como se repitió 2003, las denuncias aumentan en invierno. De igual modo, que los tejidos afectados fueran los que estaban a la vista (el «mutilador» no completaba la faena volcando al animal de lado) revelaba otra cosa: el predador no lleva a su presa a platos voladores ni a laboratorios clandestinos, sino que cena «in situ».

El SENASA quiso sacarse de encima un fenómeno que había ganado estatus mitológico presentando un informe de dos carillas y un video del ratón hocicudo en acción, devorando carne cuando se lo creía insectívoro. ¿Estos elementos alcanzaban para satisfacer la demanda de una explicación científica? No, y de hecho el argumento convenció a pocos. ¿Por qué? Tal vez, porque faltó plantear una hipótesis psicosocial que no sólo permitiera explicar la proliferación de casos sino responder otras dudas, que aún acosan a muchos veterinarios y productores agropecuarios, a saber: ¿Por qué esos «experimentados hombres de campo» están tan seguros de que esos «cortes» difieren de los causados por otros predadores? ¿Por qué afirman que «antes esto no pasaba»?

A propósito de estos asuntos pendientes -sobre los que se deberá rendir cuenta en cualquier explicación definitiva- se me ocurrió oportuno recordar la llamada «epidemia de los parabrisas picados» de Seattle[9]. Cuando en 1954 la prensa norteamericana informó que los vecinos de esa ciudad habían detectado «pequeñas mordeduras» en los parabrisas de sus coches, en el curso de la oleada abundaron hipótesis sensacionalistas. El gobierno le encargó estudiar el caso a la Universidad de Washington y se determinó que esas marcas siempre estuvieron ahí: los vecinos habían puesto atención en un detalle en el que nunca antes habían reparado. Habían sido causadas por el reiterado «picoteo» de asfalto que saltaba en la ruta. Las partículas asfálticas de Seattle fueron el «ratón hocicudo» de las pampas argentinas. La explicación psicosocial –un caso percepción selectiva moldeada por un estereotipo provisto por los medios– fue más poderosa que la técnica.

Pasó medio siglo de la extraña fiebre de los parabrisas: la manía desapareció para siempre. Aunque, pensándolo bien, su fantasma nunca se fue del todo. Ya nadie se asusta en Seattle si descubre a su parabrisas picado. Pero seguimos siendo presas de aquel viejo espectro todos aquellos que, al tropezar con nuevas leyendas, somos espectadores -o presentamos- «visiones mutiladas» de la realidad.


[1] Sanz, Christian. «Vacas mutiladas «“ Indignación»/ «A los medios: Ref: Vacas mutiladas / programas Memoria y Va por vos…». Email a los medios del 21-06-02.

[2] Sanz aún no había sido expulsado de la ASALUP, acusado de plagios reiterados y de falsificar pruebas.

[3] Ver Operation Animal Mutilation Project, http://www.parascope.com/articles/0597/romindex.htm

[4] Según este «retrato tipo», los animales debían haber sido despojados de sus órganos o partes blandas (labios, lengua piel y músculos de la mandíbula, ojos, orejas, colas, glándula mamaria y genitales); aquellos cuya piel faltante presentaba bordes nítidos, circulares o con ángulos precisos; ausencia de sangre en algunos casos; inexistencia de rastros humanos en las cercanías y, por último, la presencia de animales evitando acercarse al cadáver.

[5] Kollman, Raúl: «Unas heridas bien terrenales», diario Página/12, Buenos Aires, 20 de junio 2002.

[6] Diario La Nueva Provincia, Bahía Blanca, 23 de junio de 2002.

[7] Diario Clarín el 22 de junio de 2002.

[8] Agostinelli, Alejandro : Vague de mutilations animales en Argentine, VSD Hors Série N° 5, Oct. 2002, pp. 56-61. Ed. GS Presse Com., Francia; traducido en español como «Vacas mutiladas y chupacabras en la ruta del ‘ratón hocicudo'»; en Dios! 20-05-03 (http://www.dios.com.ar/paginas/grupos/2-enigmas/fenomenos.htm). Ver también de Morales, Rubén O. «Â¡Todo por tu culpa, hocicudo rojizo!», Mitos del Milenio, Editorial N° 6, julio de 2002 http://www.advance.com.ar/usuarios/moralesr.

[9] Agostinelli, Alejandro: «El extraño caso de la epidemia de parabrisas picados de Seattle» en Dios ! 20-05-03 (http://www.dios.com.ar/paginas/grupos/2-enigmas/fenomenos.htm)
También ver Bartholomew, Robert; «The Seattle Windshield Pitting Epidemic: A Famous Mass Delusion of the Twentieth Century» (http://www.eskimo.com/~pierres/windshield.html).

* En una versión anterior confundí el termocauterio con un rifle de aire comprimido para tirar dardos tranquilizantes. Le agradezco al lector Julio Salas por salvar el error. / Alejandro Agostinelli

El chupacabras (Fin del capítulo mexicano)

CHUPACABRAS DEL DOMINIO PÚBLICO

Todo mundo conoce la gran capacidad del mexicano para asimilar a su forma de vida los nuevos modelos y patrones culturales que le son imbuidos por la televisión. El caso del chupacabras no ha sido la excepción.

Actualmente se venden camisetas con el retrato hablado del chupacabras. En Sinaloa se habla de chupacervezas, chupatacos y chupacamisetas. Habría que ver si Tutsi Pop no saca una nueva versión de su paleta Chupa-Pop (Chupacabras-Pop o Chupa-Popcabras). Hasta tenemos un peleador de lucha libre llamado el Chupacabras. Se le han dedicado corridos y se le escriben poemas. Uno de estos se debe a la pluma de Héctor Kiev:

«Una bestia sanguinaria

ha causado gran revuelo.

Traemos los mexicanos

Los ánimos por el suelo.

«Ha aparecido hace poco

causando terrible mal,

por los campos mexicanos

un sanguinario animal.

«¿Cómo es?, no se le conoce,

pero esta bestia asesina

a sus víctimas las deja

sin gota de hemoglobina.

«Es de apetito insaciable,

su fiereza es sin igual.

Dicen que tiene una forma

De Luzbel o de Belial.

«Por la manera en que mata

con saña y sin compasión,

debe tener una fuerza

igual que la de Sansón.

«Son decenas de animales,

si es que los cuentos son ciertos,

que destrozados, sin sangre,

han aparecido muertos.

«Chupa sangre, le han llamado,

por los datos registrados.

Con horas de diferencia

Mata en diversos estados.

«Comentan que es orejón,

que sus patas son deformes

y que además de pelón,

tiene unas garras enormes.

«Nada más a una criatura

recuerdo así señalada,

por cierto a nuestro país

lo trató de la patada.

«Pero no puede ser él.

Por más que causó terror,

Pues se encuentra en las Bahamas,

Irlanda o por Nueva York.

«¿Será algún enviado suyo?

Pudiera estar confundido,

Si bien existe un francés

De tipo muy parecido.

«Tal vez un gobernador

es quien actúa sin clemencia,

si bien el más sanguinario

hoy se encuentra con licencia.

«Bartlett sí no puede ser

el que arma tanto borlote.

Ese ya no chupa sangre,

Anda comiendo camote.

«Sócrates no puede ser

aunque lo traten de pillo,

ya que ese, si algo chupó

fue en la presa de «˜El Cuchillo»™.

«¿Otto Granados, Chirinos…?

No son de bestialidades,

Si bien tienen en u haber

Muy horribles amistades.

«Por otro lado, la bestia,

la que causa tanto mal,

chupa sangre de borregos;

¿será líder sindical?

«El que viene a mi memoria,

líder de varios ayeres,

en verdad ya está muy viejo

para tales menesteres.

«Ya no está para esos trotes

ni pa»™ transitar veredas.

Sería el único maloso

Que usara silla de ruedas.

«Además no es de uñas largas,

teniendo periodos varios.

Otros con puestos menores

Ya son multimillonarios.

«Existe uno, ha chupado

la sangre de mucha gente.

Si yo tuviera razón

Bien pudiera ser regente.

«El actual ha fastidiado

al pobre capitalino,

mostrando el terrible grado

al que nos lleva el destino.

«Más impuestos al predial,

impuestos a la gasolina,

sin saber esos dineros

a qué rubro se destinan.

«Pero este no es orejón

no tiene ojos de chamuco.

Si bien pa»™ estar en el cargo

Se sabe uno que otro truco.

«Difícil de averiguar.

«˜Súper Barrio»™, no lo creo.

El demonio «˜chupacabras»™,

Es malo, más no es tan feo.

«Si políticos chupara

si se dieran esos brotes,

ya no sería «˜chupacabras»™.

Gaviota, chupacabrones».

En Miami se patentó el sándwich chupacabras. En los Estados Unidos ya hay un videojuego. Y en Puerto Rico se le compuso una salsa. Esta es parte de la letra:

«La cabra es lo de menos (la, la, la, la, la)

El chupacabras es bueno (la, la, la, la, la, la)

Alegre y divertido.

Es un bandido simpaticón.

«La yegua y el caballo

Son parte del rebaño

Y si los dejara afuera

y el chupacabras se los chupa».

También en México se han escrito corridos y salsas para el chupacabras. Este es un corrido que se comienza a escuchar en Tamaulipas:

«El Barretal está triste

La gente no vive en paz

Porque llegó el chupacabras

Viene dispuesto a atacar.

«Venido de Puerto Rico

A Tamaulipas llegó

Matando muchos borregos

Así es como comenzó

«Decían que eran unos perros

Porque querían ocultar

Que el chupasangre llegaba

Y ya empezaba a matar.

«Pues ahora sí mi Goyo

ya no te podrán culpar

tus perros no han atacado

pues fue un extraño animal.

«Lo que grabaste comprueba

que perros no pueden ser

porque chuparon la sangre

y no quisieron comer.

«El carnicero está triste

porque en la vaca encontró

el bebé del chupasangre

y el pueblo ya se alarmó.

«La gente no come carne

la barbacoa se quedó

y el pobre del carnicero

ya su negocio quebró.

«En Victoria, Tamaulipas.

El Expreso publicó

Que a grabar el chupacabras

Telemundo ya llegó.

«Cuídense muy bien señores

amigos de la región

pues a esa cuadra maldita

el chupacabras llegó».

Pero a pesar de toda esta algarabía existe zozobra, temor y desinformación. Esto se debe a que ciertos comunicadores han perdido la brújula, por decirlo eufemísticamente. Uno de ellos[1] dio el siguiente consejo:

«La explicación debe ser muy seria, decir que son perros es bastante irresponsable».

No veo en donde está lo irresponsable al dar cuenta de los resultados que se están obteniendo de las autopsias. Sin embargo este mismo comunicador[2] dijo:

«Es un animal inteligente que debe haber tenido una evolución bastante larga.

«No creo que existan registros de sucesos como estos en nuestro país o en otros de América Latina.

«Hemos visto que, desafortunadamente, ha empezado a atacar a los seres humanos. Creo que el animal se confundió con la señora[3] dado que ella estaba en cuclillas, de tal forma que creyó que era un animal más pequeño y la atacó. Sin embargo, esto bien podría apuntarnos la posibilidad de que ataque a seres humanos más pequeños».

¿Quién es el que hace comentarios irresponsables? Esta declaración bien podría haber generado una casería de brujas en la que varios de los involucrados hubieran salido lastimados. A este respecto habría que anteponer las declaraciones de Rodolfo Díaz Fonseca, Vicario General de la Diócesis de Culiacán, Sinaloa, quien indicó:

«En lugar de atemorizar, lo que debieron hacer es una investigación científica, ya que se pueden crear confusiones que resultarían muy lamentables».

Tuvo más cordura que «el ufólogo de la televisión» una de las «brujas» de la santería. Silvia Téllez, una de las pocas Apeterbi de Orulla (sacerdotisa de la religión Yoruba), quien dijo:

«El caso debe resolverlo la Ciencia. Y toca a la Ciencia porque estamos en pleno Siglo XX, donde la gente ya no cae tan fácilmente en los engaños de los supuestos brujos, de falsos espiritistas y magos «˜balines[4]«™… La Ciencia no tardará en descubrir de qué se trata en realidad, como lo hizo cuando apareció aquella rata gigante en Ixtapalapa[5]«.

El único ufólogo que hizo una declaración razonable fue el señor Pedro Ferriz Santacruz, lo cual no es de extrañar ya que tiene años en estos asuntos y su nivel cultural está muy por encima de aquellos que ahora desean tomar su lugar. Don Pedro dijo:

«¿Qué evidencias existen, quién ha visto al chupacabras, por qué no hay fotografías, dónde están las víctimas, en qué sustentan la hipótesis, por que no se maneja con seriedad este asunto?»

El maestro en sociología por la Universidad Iberoamericana, Mauricio Saez dijo que el concepto chupacabras es muy acertado, porque ese vocablo conecta directamente con diferentes lenguajes que utiliza la sociedad.

«Chupa es una palabra de fácil identificación con el lenguaje de los albures[6], con el lenguaje que utilizamos para hablar de vampiros y también cuando queremos expresar otras formas de hablar: es metafórico. Decir que chupa, es como decir que roba. La «˜chupacabramanía»™ es una forma social de expoliación que explota el imaginario popular».

Indicó que la difusión que se ha dado en los medios a este término «no es gratuita; es una manera de inducir a la población a que construya un enemigo banal que pague por las penurias por las que pasa el pueblo. No quiero decir que es una estrategia deliberada del gobierno, aunque no lo dudaría».

El uso del fenómeno ovni como factor de distracción popular ha sido estudiado en otras partes de América. Está Argentina, Uruguay y Brasil con una rica casuística ufológica durante la época de las dictaduras. También México, en los mejores años del PRI, tuvo sus oleadas ovni que bien pudieron estar apoyadas por los medios de propaganda del gobierno. Nuestros gobernantes nos pueden manipular a tal grado que nos permiten vernos como estúpidos. Es una cosa patética: somos muy manipulables. No hay más que ver las reacciones a las declaraciones de Maussán, por ejemplo, que promueven la cultura del miedo y propicia conductas equivocadas, como la matanza de murciélagos y de mamíferos.

En el caso particular del chupacabras su enorme éxito en México obedece a una reacción de la gente ante la aguda crisis económica, política y social que aqueja al país. La conseja popular dice que en nuestro país sólo hay dos alternativas: o se es cabrón o se es pendejo. Bajo esta óptica ser un macho cabrio resulta ser un halago: es el todopoderoso dueño del harén. Alguien más poderoso que se puede chingar al macho cabrio o es un ser de otro planeta o es el propio sistema del cual somos víctimas: el gobierno, el narcotráfico, la crisis, los Estados Unidos… De ahí a identificar al chupacabras con los políticos (Carlos Salinas de Gortari). De ahí también el tributo pagado a los narcotraficantes en forma de corridos, y los mismos corridos compuestos para el chupacabras. Indudablemente los estados Unidos también tienen la culpa: el chupacabras es producto de experimentos secretos. Finalmente el chupacabras es tan poderoso como la crisis: no se le puede matar, como no hemos podido cambiar el sistema que tanto nos ha empobrecido.

Cerramos este artículo con una reflexión del doctor Ramírez.

«Lo preocupante en este momento es que la población sea engañada y que se lleguen a contaminar también las mentes pensantes del país».

DEUDA DE AGRADECIMIENTO

Deseo hacer público mi agradecimiento al ufólogo argentino José Luis Di Rosa por todo el material que puso a mi disposición para la realización de este trabajo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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FIN DEL CHUPACABRAS EN MÉXICO

Jaime Maussán. ¿Realmente cree en el chupacabras o se trata meramente de una manipulación comercial? Cualquier respuesta afirmativa nos da la altura de este ufólogo.

Libros sobre el chupacabras: Night of the chupacabras.

Maqueta del chupacabras en un museo.

Caricaturas de corte política con el chupacabras y Carlos Salínas como tema principal.

Juguetes del chupacabras.

Discos con canciones dedicadas al chupcabras.

Los productores mexicanos y americanos se han subido al la ola del chupacabras y han filmado varias películas con el tema.

El chupacabras sobre el ring.


[1] En el artículo original se me impidió decir que se trataba de Jaime Maussán, porque en ese entonces colaboraba con la revista que publicó el artículo. Por una cuestión sentimental (recuerdos de aquella época) hoy tampoco voy a decir que se trata de Jaime Maussán.

[2] Vuelvo a insistir que no mencionaré que se trata de Maussán.

[3] Se refiere al caso de Teodora Ayala.

[4] Magos «chafas» o de mala calidad. ¿Hay de otro tipo?

[5] En realidad se trataba de un tlacuache.

[6] El doble sentido de las palabras que se utiliza en México.

El chupacabras (y 3)

DEPREDADORES

De acuerdo con los veterinarios que realizaron algunas necropsias a las cabras y borregos, se concluyó que las muertes se debieron al ataque de un animal feroz, posiblemente un jaguar o puma.

Por ejemplo, el señor Jesús Espinoza Ramírez, técnico de la SAGAR, dijo que los borregos del rancho San Antonio Los Sauces, en Chiapas, murieron debido al ataque de una jauría de perros. Rafael González, jefe de ese departamento, apoyó la explicación y añadió que ya se habían presentado por lo menos dos casos similares en los últimos quince meses, uno en el rancho La Chocona y otro en el municipio de Osumacinta.

El presidente de la Asociación de Ovicultores de Chiapas, Ernesto Sánchez Yannini, señaló que en los 20 años que le ha dedicado a la ganadería jamás había visto que murieran tantos animales en un ataque, aunque no descarta la idea de que una jauría haya sido la causante. Sánchez Yannini apuntó que cuando estos animales son atacados o acosados, no emiten ningún sonido, y por ello suelen ser robados con facilidad.

Esto explicaría el supuesto misterio adicional de que nadie escuche el balido de las cabras y ovejas al ser atacadas. En el caso de La Chocona se dijo que nadie había escuchado los ladridos de los perros, ni los balidos de las ovejas.

El velador del rancho, Víctor Manuel Samoaya, dijo haber visto a una persona como de medio metro de estatura totalmente albina y desnuda.

En el rancho La Remolacha, ubicado a 5 kilómetros de Los Mochis, Sinaloa, fueron encontrados degollados 14 borregos, y no 40 como dijeron algunos ufólogos. Manuel Rodríguez, dueño del rancho, declaró:

«No sé si es obra de extraterrestres o del diablo, lo cierto es que los animales amanecieron con el pescuezo perforado y la gente está aterrada.

«Dicen que fueron perros, yo tengo diez y éstos jamás habrían atacado a los borregos. Además la noche del ataque se oyó mucha ladrazón (sic) y aullidos, pero el caporal no vio a nadie».

Es decir, los perros guardianes sí hicieron su trabajo: ladraron avisando de la presencia de algo al acecho. Esto desmiente también el mito de que los perros se quedan mudos y no hacen escándalo.

Antonio Moreno, vecino de La Remolacha, dijo que se trata de un mutante «producto de experimentos gringos. Tal vez a un murciélago le inyectaron una sustancia pa»™que (sic) creciera y después mandarlo a la Luna; y no sólo es uno sino varios animales».

El médico veterinario Feliciano García Carrillo, jefe del Programa de Salud de la SAGAR, envió al también médico veterinario Sergio Reséndiz Torres, de Zamora, Michoacán, para que investigara la muerte de 8 borregos encontrados muertos en el poblado de Guáscuaro, municipio de Tingüindin, a 40 minutos de Zamora.

«Bueno «“comentó García Carrillo-, en los días pasados se nos informó de un ataque a ocho borregos. Y en la medida en que se nos enteró, acudió un médico veterinario especialista en sanidad animal y todavía encontró animales que estaban moribundos, recabó los datos del propietario. El señor tiene aproximadamente unos 33 borregos y le amanecieron 8 muertos y algunos heridos, que aparentemente fueron atacados por algún depredador como un perro o algo parecido».

Se trataba del hato del señor José Linares Sandoval. Reséndiz Torres encontró que la mordida se debía a un animal canino (coyote o perro) y aclaró:

«Los animales muertos tenían toda su sangre, con una herida a la altura de la yugular normalmente se desangran por sí solos y no encontramos rastros de que estuvieran chupados, no hay un animal que beba tal cantidad de sangre como la que tiene un borrego que es de seis a ocho litros, es muy difícil, tendría que ser un animal tan grande que todo el mundo lo vería y más si son varios borregos. Bueno, ¿a quien le cabe tal cantidad de sangre? No está chupando sangre, simplemente los atacó y los mordió, y el ataque fue severo, y el propietario no se dio cuenta, bueno no estuvo pendiente».

Además, se encontraron huellas «como de perros».

¿Qué paso con eso de que los animales aparecen totalmente desangrados, sin una «pizca» de sangre? Bueno, al parecer, también es un mito. De todos los reportes que conozco en los que han intervenido veterinarios o los mismos han hecho una autopsia, no hay uno solo en el que se afirme que los animales estaban secos, sin sangre. Sólo la pediatra poblana, que hizo un remedo de necroscopia, sin tener ni idea, fue la única que afirmó que el animal estaba seco de sangre.

El director del zoológico de Culiacán, el médico veterinario Humberto Iriarte, investigó la muerte de 24 animales en aquel estado. No encontró ningún indicio de extracción de sangre. Los animales fueron muertos por «un ataque de una jauría de perros ferales» (animales domésticos que regresaron a la vida silvestre).

«Los ataques de perros son muy comunes; la gente lo sabe. Pero como ellos mismos no tienen para comer, menos para darles a los perros, que no siendo rabiosos no soportan la hambruna. Los perros por su naturaleza atacan a animales que son muy nobles e inofensivos».

En tiempo de sequía, como el que ahora padecemos, los animales silvestres, hambrientos, bajan hasta las rancherías. Incluso hay perros, de los llamados callejeros, que se unen en jaurías y atacan o matan a los borregos, al igual que lo hacen los coyotes. Los mapaches también pueden atacar a las gallinas, por ejemplo.

En el informe del doctor Iriarte al gobierno del Estado se indica que:

1. Los ataques de los animales fueron realizados por perros ferales y no rabiosos, como manifestaron algunas autoridades.

2. Los cuerpos de los animales muertos tenían sangre (un murciélago sólo puede absorber 17 mililitros de sangre).

3. Los pobladores del municipio tuvieron mala disposición para atender a los animales moribundos y los dejaron fallecer.

4. Una semana antes, los animales del lugar habían sufrido otro ataque de perros que no fue denunciado a las autoridades.

5. Los pobladores atraviesan por una difícil crisis económica, además participan en peleas constantes por rencilla antiguas entre ellos mismos, situación que hace factible algún tipo de venganza.

María Elena Hoyos, directora del zoológico de Chapultepec también recordó que en 1985 el mismo zoológico sufrió un ataque de perros ferales, los cuales mataron aves y otros animales pequeños.. Se trataba de una manada de perros que sobrevivía con los desperdicios que arrojan los visitantes al bosque. Cuando, en septiembre y en los meses sucesivos el zoológico fue cerrado por remodelación, disminuyó la afluencia de visitantes. Los perros quedaron sin comer y no tuvieron más remedio que atacar a los animales encerrados en sus jaulas.

El subsecretario de Agricultura, Romárico Arroyo declaró que se trataba de simples coyotes o animales predadores que, debido a la sequía, buscan cualquier mecanismo para saciar su hambre.

El funcionario puntualizó que en todos los casos reportados, especialistas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (SAGDR) coinciden en que se trata de ataques de animales depredadores, como lobos y coyotes.

LA OPINIÓN DEL DOCTO RAMIRO RAMÍREZ NECOCHEA

El doctor Ramiro Ramírez Necochea, de quien ya hemos hablado más arriba, ha hecho diversas observaciones muy acertadas. Las reproducimos aquí íntegramente por su interés en este asunto. Según el doctor Ramírez gran parte de los casos se deben a animales depredadores salvajes.

«Esos animales están viviendo una tremenda urgencia de alimento. Tenemos dos años de intensa sequía y aunque no sé de qué forma se han podido alterar los ecosistemas, pienso que estos animales se están acercando a las poblaciones para alimentarse, y que desde la aparición del chupacabras, todo se lo cargan a éste.

«Yo realicé en Sonora, hace dos semanas, un análisis de una vaca, que la gente juraba había sido víctima del chupacabras. Sin embargo, el animal había muerto por una infección en los intestinos, causada por la poca disponibilidad de alimento. Además, presentaba marcadas huellas de navajazos en su piel y, contrario a lo que pudiera pensarse, había presencia de sangre».

Efectivamente los cambios radicales en el hábitat, como son el incremento de la temperatura y la prolongación de las sequías estacionales son los causantes e una migración de animales como pumas, tigrillos, perros, zorros, coyotes, etc., quienes en busca de alimentos se trasladan a las rancherías y atacan a los animales de corral. La sequía amenaza convertir el estiaje en un desastre para la agricultura y la ganadería.

Algunos ufólogos han planteado la siguiente cuestión: ¿Por qué antes, en época de sequía, no se daban este tipo de fenómenos? La respuesta es obvia: sí se daban, pero pocos le tomaban importancia y nadie lo achacaba a seres extraterrestres o al chupacabras, ya que estaban conscientes que se debían a procesos naturales. Hoy, el chupacabras se ha convertido en un producto de la confusión, del sensacionalismo con el que se pretende explotar la capacidad de asombro de los incautos. Todo se le achaca a este mítico ser.

Como dato adicional diremos que en 1973 el Fish and Wildlife Service de los Estados Unidos publicó un estudio en el que proporcionaba los promedios estadísticos anuales de pérdidas de vacas, borregos, cabras, cerdos, caballos, etc., debidas a ataques por predadores. Curiosamente hace un análisis comparativo con la situación en México. Según ese estudio, en ese entonces, anualmente México perdía en promedio un total de 30,000 cabezas de ganado. Es decir, 2,500 cabezas por mes. Si la tendencia es la misma para este año de 1996, la cantidad de muertes reportadas (supuestamente debidas al chupacabras, 1,138) no cubre ni la mitad de este dato. Lo anterior quiere decir o bien que los predadores habituales han desaparecido en su totalidad dejando el trabajo sucio al chupacabras (algo que lógicamente no es cierto), o ahora los predadores naturales del ganado se encargan de ocultar los restos de sus víctimas, mientras que el chupacabras las deja a la intemperie (lo que también es una tontería), o no existe el chupacabras y ha disminuido significativamente el número de carnívoros en nuestro territorio (lo que puede ser una penosa realidad de nuestro desmoronamiento ecológico).

Otros análisis en ese sentido, debidos al doctor Ramírez, nos muestran la verdad del mito. El doctor Ramírez hizo el cálculo de la sangre que debió haber ingerido el chupacabras. Tomando en cuenta l factor de 60 mililitros de sangre por cada kilo de peso de animal, llega a la cantidad de 81 litros de sangre tan sólo en un día.

«Para que el chupacabras pueda ingerir esa cantidad de sangre se debe suponer que se trata de un animal que pesa más de dos toneladas. Para que pueda desplazarse por los aires sus alas deberían medir 2 kilómetros, pero en eso estamos quizá equivocados, porque nadie lo ha visto, ¿no es así?

«Sin embargo, cabe otra posibilidad. Tal vez se trata de varios chupacabras, uno por cada Estado de la República. Eso quiere decir que estamos invadidos por un enjambre de ellos y yas e hubiera atrapado alguno, cosa que no ha sucedido.

«Por otro lado, si son muchos chupacabras, de aproximadamente 25 kilos de peso cada uno de ellos, necesitamos 80 animales de este tipo en todo el país para que puedan causar tantos ataques. Es increíble que nadie haya podido atrapar alguno».

Su lógica es contundente pero me temo que nada servirá para la mente del ufólogo promedio. Para ellos todo es raro, extraño y no tiene explicación racional.

En lo único en lo que no estoy de acuerdo con el doctor Ramírez es en que él supone que todo se debe a un plan maestro del gobierno para alejar al hombre de la calle de los problemas primordiales que aquejan nuestro país. Según Ramírez:

«Si esto está orquestado dentro del gobierno, es un genio de la propaganda quien lo está manejando».

Más bien creo que, en caso de que lo estén utilizando con fines de distracción, fue un regalo que les cayó del cielo (aunque no precisamente un regalo extraterrestre).

Continuará…

El clásico garadiábolo fue hecho pasar como un auténtico chupacabras. Se trata de una mantarraya modificada para dale un aspecto humanoide.

Restos de un gato momificado por el intenso calor y sequedad de Hermosillo. Otro supuesto chupacabras presentado por la prensa.

Cabeza de perro modificada para adquirir un aspecto «chupacabresco». Durante la psicosis mexicana por el chupacabras, los periódicos amarillistas, como la Prensa, publicaron este tipo de fotografías como pruebas de la existencia del chupacabras.

Otra momia de gato. Estas fotografías son de las más conocidas en internet. Tal vez nuestra negativa de enfrentarnos con la muerte haga que veamos algo extraordinario en una deformación natural.

Diferentes interpretaciones del chupacabras.

El Chupacabras (Primera parte)

EL CHUPACABRAS O EL FRANKENSTEIN DE LOS MEDIOS[1]

Hace algunos días los editores de esta revista solicitaron mi opinión sobre el tema tan de moda y polémico del chupacabras. Escribir un artículo sobre un tema que no es de mi especialidad (aunque tampoco de la especialidad de nadie, hasta el momento), a muy poco tiempo de haberse desatado la «oleada» de avistamientos del chupacabras, y sin tener tiempo de analizar y reflexionar sobre el asunto, en definitiva no es mi forma de operar. En general no lo es de ningún escéptico o crítico del fenómeno ovni. En un principio me negué a dar mi opinión de forma tan precipitada. Además de las razones ya expuestas había otras: el tema no me parecía interesante (tan sólo una serpiente de verano, como se le conoce en el argot periodístico), y porque estaba enfrascado en otros proyectos ufológicos de mayor importancia. No obstante el tema se convirtió en un lugar común de toda conversación de sobremesa. Era la moda y la comidilla de todos los días. Periódicos, revistas, radio y televisión se ocuparon de difundir día y noche noticias sobre el fenómeno. El problema era que la mayoría de estas noticias eran de corte amarillista y en lugar de informar estaban creando una psicosis en la población mexicana. No podíamos quedarnos de brazos cruzados, necesitábamos proporcionar algo de cordura (si es que podíamos hallarla) a todo este galimatías.

CONJUNCIÓN DE MITOS

En la Edad Media todo buen europeo creía en brujas. De hecho aquellos que eran incrédulos corrían el riesgo de ser quemados en la hoguera por herejes. En el siglo pasado la literatura gótica diseminó el mito del vampiro. Mito que germinó en una época y en un público de escasa cultura. Con la llegada del cine la historia de los vampiros se vulgarizó y eso hizo que perdiera parte de su misticismo. La gente, por lo menos en México, dejó de creer en esas historias cuando veía El Santo o a Blue Demon luchar con unos vampiros ridículos y risibles. En otras partes del mundo se le perdió el miedo a los vampiros cuando se supo que existía una enfermedad, la protoporfiria, cuyos síntomas podían explicar el vampirismo. También se supo que el Drácula histórico, Vlad Tepes, aunque tenía un afán desmedido por los empalamientos, no poseía colmillos puntiagudos y mucho menos succionaba la sangre de sus víctimas.

Considero que en la actualidad sólo pocas personas siguen creyendo en la existencia de un conde de Transilvania que por las noches, ayudado de su capa, vuela hasta una joven doncella para succionarle la sangre a través de sus dos colmillos hiperdesarrollados. El problema es que el vampiro real, el animal, aunque está munido de esos colmillos, no los usa como popotes para chupar la sangre; su utilidad es producir una herida a través de la cual manará la sangre que posteriormente lamerán. Sólo algunas víboras, como la de cascabel, poseen colmillos huecos, pero estas tampoco los usan como popotes para chupar. Su función es inyectar el veneno con el cual paralizan a sus víctimas.

Si el mito de los vampiros es considerado actualmente sólo eso, podemos decir que se trata de un mito en decadencia. En el caso de los ovnis no ocurre lo mismo. En las décadas de los cincuentas, sesentas y setentas, el porcentaje de personas que creía en los ovnis, según algunas encuestas de la Gallup, era cercano al 20%. Hoy ha crecido gracias a la influencia de los medios de comunicación, y es muy probable que sea superior al 50%.

GÉNESIS

El origen de este nuevo mito no se encuentra como muchos han dicho en la pequeña isla de Puerto Rico. Hay que remontarnos al Estado de Colorado, más precisamente a Alamosa, en donde en 1967 apareció mutilado el famoso caballo que ha pasado a la litera­tura ufológica con el nombre de Snippy. Como de este caso nos ocuparemos en otro artículo, saltaremos hasta la década de los setentas. Durante esos años en varios estados de la Unión Americana se dieron diversos casos de animales mutilados, espe­cialmente reses, por supuestas entidades extraterrestres.

Desde los primeros reportes que se estudiaron científicamente se pudo encontrar una explicación racional a este fenómeno. Esta explicación nunca fue tomada en cuenta por los medios de comunicación, especialmente por las revistas ufológicas. Veamos algunos de los primeros estudios.

La señora Nancy H. Owen, antropóloga del Departamento de Antropología de la Universidad de Arkansas, en Fayetteville, recibió en 1978 una subvención de la Arkansas Endowment for the Humanities (AEH) para llevar a cabo la conducción de un estudio sobre las mutilaciones que se producían en Arkansas. Su estudio se limitó al condado de Benton. La AEH solicitó públicamente al gobernador de Arkansas la creación de una comisión investigadora, y el gobernador pidió que fuera personal de la Universidad de Arkansas quien hiciera el estudio. Algunos de sus descubrimientos fueron:

– Por lo menos en un caso, los análisis hechos por un toxicólogo funcionario del estado sobre una muestra de líquido pericardial (serosidad segregada por el pericardio), denuncia la presencia de mezcalina, una droga alucinógena extraída del peyotl o peyote, planta cactácea de origen mexicano. En la página 196 de su informe, Kenneth M. Rommel había señalado la presencia de hippies acampando en el sector concerniente a este caso.

– Se encontró que un policía falsificó los informes para hacer más enigmáticos los sucesos.

– Los veterinarios del estado jamás hicieron mención a lesiones de carácter quirúrgico en sus informes de autopsia. Sólo los ganaderos mencionaban esos «cortes quirúrgicos».

El Dr. James R. Stewart, sociólogo del Department of Social Behavior de la Universidad de Dakota del Sur, en Vermillion, hizo en 1975 un estudio sobre las mutilaciones de ganado producidas en ese estado en 1974. Lo actualizó en abril de 1980, para ser publicado en el informe de Kenneth Rommel. Stewart dijo que sólo dos veterinarios se habían involucrado en el estudio de las mutilaciones.

De entre los primeros estudios y necropsias practicadas a estos animales se encontró que las muertes habían sido debidas a coyotes (Canis latrans). El patólogo que hizo las autopsias informó que estos animales son capaces de hacer cortes lisos y netos como los que haría un cuchillo afilado. En otro caso el veterinario informó que la muerte fue debida a un zorro colorado (Vulpes fulva).

En el informe de la Universidad de Dakota del Sur, página 247, encontramos la carta de un director de laboratorio de ciencia animal dependiente de la universidad, que dice:

«En cada caso, pudimos establecer que las partes faltantes fueron llevadas por animales depredadores…

«Somos conscientes que en ningún caso pudimos demostrar que las partes faltantes hubieran sido quitadas por un ser humano…

«Es cierto que el animal depredador, cuando desgarra o quita una piel, deja los bordes muy similares a los que pudiera haber hecho un instrumento quirúrgico…

«En todos los casos pudimos establecer la evidencia que los animales depredadores tenían que ver en los restos faltantes de animales muertos de alguna causa natural…»

Rommel utilizó los informes de Owen y Stewart y publicó un reporte de 279 páginas. En él habla de los necrófagos, animales que se alimentan de carroña. En la página 34, por ejemplo, menciona el caso de un cuervo observado en Manitoba, Canadá, que despedazó un reptil al que le quitó el hígado «de una manera sumamente prolija, sin tocar lo demás. Sólo la piel estaba agujereada en la región del hígado. ¿Cómo hizo este cuervo un trabajo de cirugía con tanta precisión?, es un misterio».

Rommel llega a la conclusión de que todo tiene una causa natural, ya sean depredadores, actividad humana (sectas, hippies, bromistas, etc.), muertes de los animales por causas naturales y abusos de la publicidad en los medios de comunicación que crearon una histeria en el público.

En un artículo del ufólogo francés Jean Sider, traducido por los ufólogos argentinos José Luis Di Rosa y Graciela Iliev, encontramos más información al respecto. Veamos sólo tres ejemplos:

En 1983 se dio una serie de mutilaciones en caballos. Los animales eran siempre machos a los que se les había cortado el pene, con abundancia de sangre. Se trataba de actos cometidos por un maníaco sexual que había sido visto por varias personas corriendo tras un alazán cuchillo en mano.

Los científicos de la Universidad de Brookins afirmaron que los animales depredadores eran los únicos culpables de las mutilaciones.

El Colegio de Medicina Veterinaria de la Universidad de Colorado, en Fort Collins, realizó 19 autopsias entre julio de 1975 a enero de 1976. Nueve casos fueron atribuidos a la acción de un instrumento cortante y los diez restantes concernían a animales muertos por causas naturales.

De lo anterior podemos concluir que las tan famosas mutilaciones de animales que se dieron (y se siguen dando) en los Estados Unidos tienen una explicación natural.

Ahora bien, la relación con los ovnis y este fenómeno fue casi exclusivamente circunscrito al territorio de los Estados Unidos. Se conocen muy pocos casos en otros lugares del mundo, y sólo Puerto Rico, estado libre asociado, no presentó ningún caso de mutilación de animales. Pero esto pronto se remediaría. Los puertorriqueños no eran ciudadanos americanos de segunda y también ellos tenían el derecho a que sus animales fueran mutilados.

EL VAMPIRO DE MOCA

Y eso ocurrió por vez primera el 25 de febrero de 1975 en el pueblo de Moca. Fue el diario El Vocero quien difundió ampliamente los casos y bautiza al depredador con el nombre de «El vampiro de Moca». Surge entonces la creencia popular de que son «murciélagos vampiro» los causantes de las muertes de los animales. En todos los casos hay ciertos patrones:

– Las heridas parecen ser producidas por una especie de punzón o instrumento punzo cortante, que destruye a su paso los órganos vitales. En el caso de las aves tiene un diámetro de alrededor de 6.4 milímetros, y en el de las cabras de más de 25.4 milímetros.

«‘ La localización de la herida variaba, aunque en su mayoría era en el cuello o el pecho del animal.

«‘ Todos los casos ocurrieron por la noche, preferiblemente en horas de la madrugada.

Los miembros de la Comisión de Agricultura del Senado y la Comandancia de la Policía especularon que el causante fuera un ser humano desequilibrado o una secta satánica.

Sobre esta última hipótesis el mismo Allan Hynek escribió:

«La prensa ha especulado que los OVNIs son en alguna forma responsables de las mutilaciones de ganado que han estado sucediendo en algunas áreas de los Estados Unidos. No existe ningún informe documentado en el que la observación de un OVNI esté directamente conectada con una mutilación de ganado. Se ha investigado sobre el problema y a través de un informe gubernamental confidencial, se ha descubierto que un «culto satánico» es responsable de algunas de las mutilaciones. El informe debe permanecer confidencial, ya que no se han realizado arrestos en todos los casos y las fuentes de información deben ser protegidas. Debería hacerse notar que, a menudo, en reses que se dijo habían sido «mutiladas» se encontró, después de la autopsia, que habían muerto por causas naturales y fueron víctimas de otros animales depredadores».

El Vampiro de Moca no volvió a hacer de las suyas sino hasta casi veinte años después. En diciembre de 1994 se recibieron los primeros reportes desde el pueblo de Orocovis y Corozal, en el centro de la isla de Puerto Rico, y posteriormente en Canovanas (costa norte), Fajardo y Gurabo (este) y Naranjito (centro). También se le ha visto en Lajas y Bellavista en Ponce.

En esta ocasión los periodistas utilizaron un nombre con mayor penetración en la población: Chupacabras. Era la primera vez que se utilizaba tal apelativo. Y el éxito no se hizo esperar, pronto todos en la isla hablaban de ese «animal».

No obstante en los primeros reportes los testigos no se ponían de acuerdo en la descripción. Se hablaba de criaturas con estaturas que iban de 0.90 a 1.80 metros. Los brazos eran descritos como largas pinzas de cangrejo, o brazos pequeños con manos palmeadas de tres dedos. Algunos decían que la cabeza era redonda, pero otros afirmaban que era alargada, en forma de pera. De acuerdo con unos testigos las piernas del ser eran parecidas a las de los reptiles, pero otros afirmaban que se parecían más a las de las cabras. El Chupacabras tenía los ojos grandes y rojos, y una especie de escamas puntiagudas en su espalda que parecen membranas que cambian de color del azul al verde, rojo, púrpura, etc. Otros le habían visto el cuerpo completamente cubierto de pelo negro.

Tampoco había concordancia en la forma de moverse. Se decía que era capaz de correr muy rápidamente y trepar árboles y saltar más de 6 metros. Y por otro lado se afirmaba que tenía las patas atrofiadas; y era incapaz de caminar, mucho menos de correr, por lo que se desplazaba volando.

Luego, conforme fue pasando el tiempo y el pueblo de Puerto Rico fue conociendo más descripciones de Chupacabras, los periodistas publicaron algunos bocetos y estos fueron tomados como modelo para futuros testimonios. Una vez puestos de acuerdo, todas las descripciones a partir de ahí fueron las mismas. Esto mismo está ocurriendo en México, como se verá más adelante.

El sensacionalismo se apoderó de los medios de comunicación:

«‘ Se dijo que se habían capturado dos especimenes de Chupacabras, los días 6 y 7 de noviembre de 1995. Uno de ellos en el pueblo de San Lorenzo y el otro en el Parque Nacional El Yunque. Ambos estaban vivos y se supone que fueron llevados a los Estados Unidos por personal militar perfectamente entrenado.

«‘ Los periódicos de Puerto Rico lanzaron la teoría de que los Chupacabras eran extraterrestres que habían creado el virus del SIDA para destruir la raza humana y conquistar el planeta Tierra.

«‘ Se afirmó que se trataba de manipulaciones genéticas altamente sofisticadas.

¡ENIGMA!

Uno de los casos más sensacionales fue el del policía que el 1 de octubre de 1995 disparó sobre un Chupacabras que volaba sobre Campo Rico en Canovanas. Dos días después se vio, tal vez, el mismo ser cuando saltaba sobre una cerca fabricada con malla ciclónica. Los hechos ocurrieron a las 9:00 de la noche, y en la cerca y en un árbol cercano se encontraron rastros de sangre que fueron enviados a un laboratorio.

En los análisis se encontró que se trataba de sangre humana tipo A con Rh positivo. La sangre estaba contaminada con detritus o heces fecales que contenían bacterias E. Coli, gusanos y otros parásitos, además de células vegetales. Era más que probable que se tratara de los restos dejados por un isleño con una fuerte infección intestinal.

«‘ Las heridas dejadas en los animales eran pequeños hoyos de 6.4 a 12.8 milímetros de diámetro, que se presentaban a veces en pares o en formación triangular sobre los cuellos y mandíbulas de las víctimas. Parecían hechos con picahielo o con otra herramienta punzo cortante.

Las autoridades médicas tam­bién dieron su opinión. El Director de la División de Servicios Veterinarios del Departamento de Agricultura de Puerto Rico, el señor Héctor García declaró que:

«Pueden ser perros ya que las pequeñas punciones que se observan en los cuellos de las víctimas son similares a las producidas por la mordedura de los canes».

Otro veterinario, Ángel Luis Santana, de la Clínica Veterinaria Gardenville, en San Juan, informó que:

«Pueden ser seres humanos que pertenecen a sectas religio­sas. También podrían ser anima­les o hasta tipos que desean burlarse de la credibilidad de las per­sonas».

Las teorías que se barajaron iban desde el ataque de jaurías de perros salvajes, mandriles o animales exóticos introducidos ilegalmente a la isla, hasta ritos relacionados con la santería, un culto de origen africano que incluye el sacrificio de diversos animales hasta desangrarlos.

A este respecto hay que hacer notar que el área del Caribe es la cuna de diversas religiones, como la santería, el macumba, el vudú, el candomble, etc., todas ellas relacionadas con sacrificios de animales, principalmente cabras. No es difícil pensar que los primeros casos se pueden asimilar a este tipo de ritos y que posteriormente, debido a la psicosis generada por los medios de comunicación, cualquier supuesta «anomalía» entre los hatos (ataques de depredadores, muertes naturales, bromas macabras, revanchas y venganzas, etc.) se le achacara al chupacabras. ¿Chi lo sa?

El hecho es que hasta ese momento el fenómeno Chupacabras era únicamente local de Puerto Rico. Sin embargo eso no iba a durar mucho. A finales de 1995 el programa amarillista Inside Edition, de la televisión americana, realizó un reportaje sobre el Chupacabras. Los periodistas americanos se burlaron y trataron de ridiculizar la situación. No obstante poco después otros programas hicieron sus propia investigaciones: Hard Copy, Encounters, Ocurrió Así y Primer Impacto.

No era de extrañar que poco después de que los programas fueron transmitidos desde Florida se presentaran los primeros reportes del Chupacabras en la América continental, precisamente en Florida. Luego los reportes se extenderían en otros países del continente: Venezuela, Guatemala, Colombia, Honduras, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Estados Unidos, y finalmente México.

¿Qué tienen en común estos países? Todos ellos tienen costas en el Mar Caribe, en donde precisamente se encuentra localizada la isla de Puerto Rico. Todos ellos tienen un fuerte intercambio cultural, comercial y turístico con la isla. Y a todos estos países llega la señal de esos programas amarillistas. ¿Por qué no se han reportado Chupacabras en El Salvador o en Belice? Tal vez porque el primer país sólo tiene costas en el Pacífico y en el segundo existe la barrera del idioma.

Si bien no ha sido el ufólogo Jorge J. Martín quien ha inventado el mito del chupacabras, sí ha sido quien más lo ha difundido no sólo en Puerto Rico, sino en diversas partes del mundo. Martín es bien conocido por impulsar diversos fraudes ufológicos como el de Majestic 12, las fotografías trucadas de Amaury Ribera, el pájaro serpiente de Gurabo, las fotografías del extraterrestre momificado, etc.

¿ORIGEN ETIMOLÓGICO?

¿Existe un origen etimológico en la palabra chupacabras?

Algunos hacen remontar su origen a tiempos bíblicos. Hablan de que este animal ya fue descrito en el Apocalipsis de San Juan. En realidad en ese libro no se menciona nada sobre el asunto, como tampoco en el resto de la Biblia. Sin embargo, en el libro de Isaías (en la parte apocalíptica del mismo) se menciona a un monstruo femenino llamado Lilith[2], que en algunas versiones de la Biblia se ha traducido como Chotacabras (ojo, no es Chupacabras). En efecto Isaías describe el fin del viejo orden y la llegada de un mundo nuevo e ideal. En Isaías 34.11 se dice:

«Se adueñarán de ella (de la Tierra) el pelícano y el erizo, la lechuza (Lilith o el Chotacabras) y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento».

La palabra hebrea que se traduce aquí como lechuza es Lilith y es el nombre que se le daba al monstruo de la noche. Esta palabra también se traduce como fantasma que espanta de noche y chotacabras. Se deriva de Lilitu, nombre que se le daba en la mitología babilónica, que a su vez proviene de la palabra semítica para la «noche».

La oscuridad siempre ha asustado al hombre, quien en su imaginación la ha poblado de seres monstruosos y de ruidos extraños. El hombre moderno ha olvidado un poco todo este miedo por las sombras nocturnas debido al uso de la luz artificial. Aunque no todos olvidan sus viejos atavismos: ahí tenemos por ejemplo a los ufólogos que siguen encontrando monstruos en la noche.

Lilith, en la tradición rabínica, fue la primera esposa de Adán, mucho antes de que Eva fuera creada. Adán no pudo soportar a Lilith porque ésta era demasiado astuta (o tal vez ella no lo pudo soportar porque era demasiado aburrido), y ese fue el motivo de su separación. Ella se transformó en un demonio de la noche que, de acuerdo con ciertas leyendas, se alió con la serpiente para hacer pecar a Adán y Eva.

Isaías, capítulo 34, versículo 14, dice:

«Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo».

Chotacabras es el nombre común que se les da a diversas aves de la familia caprimúlgido, del orden caprimulgiformes. El chotacabras gris (Caprimulgus europaeus) mide unos 25 centímetros y presenta una coloración parda y manchada de gris que les permite camuflarse perfectamente en el terreno; tiene el pico muy corto, pero puede abrir mucho las fauces. Durante el día permanecen posadas en las ramas en la dirección de éstas; despliega su actividad durante la noche persiguiendo mariposas nocturnas; no construyen ninguna clase de nido, y depositan los huevos en el suelo. Se les encuentra en diversas partes de América, inclusive en Puerto Rico. La chotacabras parda (Caprimulgus rupicollis), algo mayor, presenta un collar rojizo en el cuello y es de distribución más meridional. Se caracteriza por presentar la abertura bucal muy ancha, ojos grandes, pies de reducido tamaño y cola larga. El plumaje es muy abundante, con coloraciones miméticas. En general son nocturnas y poseen gran maniobrabilidad cuando persigue a sus presas. El plumaje suave de las alas le permite un vuelo silencioso.

Una antigua leyenda indica que el chotacabras mamaba la leche de las cabras. Una versión del origen de esta leyenda dice que el chotacabras puede abrir la boca de manera tan amplia que podría mamar de las ubres de las vacas y las cabras. Otra, tal vez la más acertada, afirma que el nombre se debe a que el animal produce un sonido similar al de una cabra mamando. De hecho la palabra choto o chota se le da a la cría de la cabra mientras mama. Se trata de una voz onomatopéyica del sonido que producen estos animales al mamar.

Los periodistas puertorriqueños no se complicaron la vida con todas estas etimologías y simplemente cambiaron el «chota» por «chupa» y de ahí nació el Chupacabras.

Hay un detalle más. El pájaro serpiente de Gurabo[3], del que hablamos más arriba, fue otro de los fraudes que impulsó J. J. Martín. En sus revistas publicó una fotografía del animal. La fotografía representa ni más ni menos que una chotacabras gris y la descripción que de ella da la testigo que lo encontró también se ajusta a la de un chotacabras. El único detalle que no concuerda con la morfología de este animal son los dos «colmillos» tipo víbora de cascabel que, muy probablemente como se dijo, son un par de espolones de gallo incrustados en la boca del animal.

En México, en especial en el Sureste, también existen viejas tradiciones de animales mitológicos nocturnos que podríamos emparentar con la leyenda del Chotacabras. Está, por ejemplo, el Kakasbal que volaba por la noche alimentándose de los animales. El Uay Cen, que era el nagual de un brujo que tomaba la forma de un felino pequeño y se introducía por las noches en las casas para extraer la sangre de los que estaban durmiendo. Y el Huaychivo de las leyendas mayas.

Continuará…

Snippy es el primer caso conocido de una mutilación de animal relacionada con ovnis.

Las dueñas de la yegua muestran al alguacil los restos mutilados del animal.

Interpretación del dibujante de una revista de platos voladores del supuesto ataque a Snippy.

Diversas fotografías de ganado mutilado. Note que las partes arrancadas son principalmente las más suaves: los ojos, los belfos. Esto nos remite a los recientes ataques del chupacabras en Argentina achacados al ratón hocicudo.

Los Marcianitos Verdes mutilando una vaca.

Copia de un informe de Kenneth Rommel al FBI.

Respuesta del FBI a Kenneth Rommel.

El informe Rommel.

Perro atacado por el vampiro de Moca.

Jorge Martín entrevistando a un veterinario en un caso de mutilación de animales.

El pájaro serpiente de Gurabo y diversas fotografías de chotacabras. La identificación es completa, lo que demuestra el fraude ufológico.


[1] Artículos publicados originalmente en Contacto ovni números 21 (octubre de 1996, Pág. 4-9) y 22 (octubre de 1996, Págs. 4-9). Utilizo aquí la versión completa que fue editada para su publicación

[2] Pronto publicaremos una trabajo sobre este personaje tan interesante.

[3] También ya tenemos preparado un artículo sobre este caso.

La raya en el agua

LA RAYA EN EL AGUA[1]

En México es común decir al mesero que apunte la cuenta de consumo en el hielo. Con menos frecuencia se dice «te lo firmo en el agua». La idea es que al deshacerse el hielo, o la imposibilidad de escribir en el agua, nuestra cuenta de consumo desaparezca. Pero, ¿realmente no se puede escribir sobre el agua?

Lo que contaré a continuación puede hacer que lo pensemos dos veces.

Este es un bonito enigma que aún no ha sido corrompido por las revistas para-anormales. Supe de él hace ya varios años. He visitado el sitio en varias ocasiones (la primera en un viaje familiar, la segunda sólo para sacar fotos). No he hecho una buena investigación, pero creo tener la respuesta al enigma.

A no más de 100 kilómetros de la ciudad de México, o a 15 kilómetros de la ciudad de Toluca, capital del Estado de México, se encuentra el pueblo o Villa de Almoloya de Juárez, capital del municipio del mismo nombre. Almoloya es vecina de los municipios de Ixtlahuaca, San Felipe del Progreso, Zinacantepec, Temoaya, Toluca, Villa Victoria y Amanalco de Becerra.

Desafortunadamente el lugar es más conocido porque en sus inmediaciones se encuentra la prisión de máxima seguridad que llevaba su nombre. En dicha prisión se encuentran presos entre traficantes de drogas y multiasesinos, algunos de los dirigentes políticos de antaño (incluso el hermano del expresidente Salinas se encontraba ahí).

A tres cuadras de la plaza de pueblo, en el Barrio de San Pedro, podemos visitar la iglesia o Santuario Ojo de Agua. Desconozco cuándo se fundó o quién la construyó (ya he dicho que no he hecho una buena investigación).

En el atrio de la iglesia, justo a 3 metros frente a la puerta, se encuentra una pileta de unos 10 o 12 metros de largo por 3 o 4 de ancho. Fue construida para dar cauce a un ojo de agua (manantial) que ahí nace. La pileta es resguardada por una barda, que separa los terrenos de la iglesia de unas piscinas, que se construyeron para aprovechar el agua del manantial. Para tal fin (trasvasar el agua de la pileta a las piscinas) se construyó un rebosadero que mantiene constante la cantidad de agua en la pileta.

Es la pileta la que capta nuestra atención. Ahí, en medio de ella, sobre la superficie del agua, se puede apreciar una raya en el agua.

Esta raya, por lo regular es una línea recta que cruza transversalmente la pileta. Para el ojo no prevenido puede pasar inadvertida. Realmente es un tanto difícil localizar la raya, pero una vez que se le ubica, uno se queda con la boca abierta ante el «prodigio».

La raya, como digo, está sobre la superficie del agua, y divide la pileta en dos zonas a las que llamaré: delantera y trasera. La primera es la más cercana a la puerta de la iglesia. El agua de la pileta tiene, además, varias propiedades curiosas (milagrosas las llamarían los periodistas de lo insólito).

La pileta es el hogar de varios peces. La mayor parte del tiempo los peces se encuentran en la zona trasera de la pileta. Es raro que naden por la zona delantera. Peces herejes que se alejan de dios.

Pero hay otros herejes: las algas y musgos que crecen por debajo del agua también se encuentran concentradas en la zona trasera.

Todavía más. Los «mosquitos esquiadores», aquellos que «patinan» sobre la superficie del agua, también pululan en la parte trasera y nunca en la delantera, en donde se hunden.

Sólo la limpieza se acerca a las puertas de la iglesia. La zona delantera no contiene una sola mota de polvo, hojas (la pileta está rodeada de árboles), o suciedad. Todas las partículas se acumulan en la zona trasera.

¿Les parece poco?

Dos nuevos efectos de los que me di cuenta esta semana[2] que fui a fotografiar la pileta en exclusiva para (Hápax, La Nave de los Locos, Mitos del Milenio, Dios!…), se vienen a sumar al insólito comportamiento de estas aguas.

El día de mi visita estaba lloviendo y hacía algo de aire (por eso en la foto la raya no se ve completamente recta). Pues bien, las gotas que caían en la zona trasera, como es normal, se fundían de inmediato con el grueso del agua. Pero las que caían en la parte delantera formaban una pequeña esfera que rebotaba durante fracciones de segundo antes de asimilarse al cuerpo del agua. Parecía el efecto Leidenfrost, que todas las amas de casa conocen y que producen al tocar las planchas calientes con los dedos mojados: las gotitas (perfectas y diminutas esferas) revolotean antes de desaparecer por evaporación.

Finalmente (por el momento), en la fotografía se puede apreciar este último fenómeno que voy a describir. Decía que el día en que tomé las fotografías estaba lloviendo. La zona trasera mantiene su superficie más tersa. La zona más cercana a la iglesia forma múltiples y pequeñas olitas que le dan un aspecto irisado y rugoso.

Para terminar.

¿Conocen en sus países, o en cualquier otro lugar del mundo, un fenómeno parecido a éste?
Yo supongo que es bastante común, pero es necesario observar bien y saber en dónde mirar para poder encontrar la línea.

Aclarando que, no es una broma, ni una historia inventada por mi. Las fotografías que anexo no están modificadas digitalmente. ¿Sabrían ustedes explicar el fenómeno?

INTERCAMBIO DE IDEAS VIA MAIL

Este fue mi primer comunicado a la lista Hápax sobre el asunto de la raya en el agua. Este mensaje recibió varias respuestas. La primera provenía del sociólogo Ignacio Cabria, quien me preguntaba:

Luis, ¿no es algo parecido a lo que sucede en las desembocaduras de ríos, donde se mezclan aguas de diferentes temperatura y salinidad, y ves separados a raya un agua mate y rugosa de un agua de superficie brillante?

Mi respuesta.

Nacho:

En otra parte de la geografía mexicana, en particular el Estado de Hidalgo, existen unas grutas contiguas (10 metros las separan). En una de ellas cae agua fría; en la otra caliente. Luego siguen su curso por unos 15 a 20 kilómetros hasta reunirse más abajo. Ahí, efectivamente, se puede ver una especie de raya. Pero esta no es una línea recta y abarca desde la superficie hasta el fondo.

Aquí, en el río de agua fría (hasta antes de reunirse con el de agua caliente) existen peces y algas. No recuerdo muy bien pero creo que esta agua es más clara. En el otro río, el de agua caliente, no tiene vida (macroscópica).

Al inicio de las grutas, a unos 20 metros por arriba, se encuentra un lugar de pozas de agua caliente: jacuzis naturales. Las grutas se llaman de Tolantongo[3], por si alguien le interesa visitarlas.

En el caso de la pileta a la que me he referido, el problema es diferente, porque el agua (toda ella) proviene de un único manantial. Es decir, no existen dos corrientes de características distintas.

También recibí respuesta de uno de los miembros de la Fundación Anomalia, Luis R. González:

Luis, hay un detalle que no mencionas y que me atrevo a «predecir»: el rebosadero está en la parte donde el agua esta más tersa, hay menos bichos, etc….


¿Acierto?

Querido tocayo:

Aciertas, e incluso ese detalle (perdón si se me escapó) nos da parte de la solución a este enigma (al menos la solución que creo haber encontrado).

Otro punto que se me olvidó comentar.

Decía que los peces pasan la mayor parte del tiempo en la parte más alejada del estanque. En tres ocasiones, por el rabillo del ojo, seguido del sonido de gotas al caer, he observado en la parte cercana de la pileta una especie de «chorrito». Un lugareño me indicó que los peces «escupen» agua para atrapar los moscos. Yo creo que, cuando un mosco novato se posa en el lado cercano, y comienza a hundirse, genera un «alboroto» en el agua y los peces llegan y se lo comen. Como en los acuarios caseros, los peces suben, sacan la boca, tragan, y se vuelven al fondo, todo ello en muy pocos segundos. Todo el movimiento genera un chapoteo. Este fenómeno no lo he observado (ni con el rabillo del ojo) en el lado más alejado de la pileta.

Sin embargo el marcador 3 a 0 no es el que me convence de esta nueva asimetría. Es la declaración del lugareño que me indica que eso es común de este lado del estanque. Con todos estos datos, ¿alguien tiene alguna idea de lo que está ocurriendo?

Nuevamente Nacho comentaba sobre este «misterio»:

El vigilante de la pileta debe estar comentando en otra lista el raro fenómeno de un tipo llamado Luis que se pasa las horas mirando el agua de su pileta 😀

Y una observación del editor de la revista Pensar, Alejandro Borgo:

Es más… un pez le debe decir a otro: cuando escupo el chorro de agua para atrapar a un mosco, aparece un tipo con un aparato en la mano y hace clic. !!!Qué comportamiento extraño el de esta piscina!!! :-DD

Tienen razón (Ale y Nacho). Los visitantes, el párroco y el monaguillo, capellán (o como se llame al que cuida la iglesia) me ven como un perfecto extraterrestre cuando, además de observar la pileta, me les acerco con una interminable lista de preguntas: ¿cuándo se supo del fenómeno?, ¿se construyó la iglesia luego que se descubrió el manantial?, ¿existe algún registro de posibles milagros debidos al agua de la pileta? (sólo he visto dos exvotos dentro de la iglesia), ¿se habían dado cuenta de que las gotas de lluvia causan un efecto distinto según el lado de la pileta que caen?, ¿hay algún libro, folleto, boletín… que de cuenta del fenómeno?…

Pero estos personajes hacen una cara de fuchi y me dan la espalda. Parece que desean que sólo me limite a admirar el fenómeno y fotografiar a los peces mientras escupen agua.

Para mañana o pasado comentaré lo que creo ocurre en la piscina.

MI HIPÓTESIS

Encontré que Almoloya, en lengua náhuatl, significa: «Lugar en que mana la fuente de agua» («atl» agua, «moloni» manar la fuente y «yan» lugar, lugar de donde emana el agua). No se si se refiera a que en el sitio existan varios manantiales, o sólo hace referencia a este pozo en la iglesia del barrio de San Pedro. Tampoco he encontrado si ya los otomíes conocían en particular este manantial, y de ahí su nombre. También supe que personal de la Universidad Nacional Autónoma de México realizó algunos análisis del «bulk» (seno) en ambos lados de la piscina.

El resultado: no existe diferencia.

No he tenido acceso a tal estudio, pero lo anterior indica que la respuesta NO está en el bulk, sino sobre la superficie, y (afirmo) no es un hilo.

Dicho lo anterior, pongo a su consideración la siguiente hipótesis que, creo, puede explicar el asunto de la raya en el agua. Todo se debe a un tensoactivo.

No me refiero aquí a moléculas del tipo del dodecilbensensulfonato de sodio, lauril sulfonato de sodio, alquil sulfonato de sodio, o sustancias artificiales similares. Uso el término de tensoactivo de una manera más general, como grasas, aceites, solventes o cualesquiera que tengan la capacidad de modificar la tensión superficial del agua. En este caso en particular me refiero en particular a una sustancia natural, que permita que el agua «moje» o «humecte» más.

Mi suposición es que los organismos vegetales, o algunos de los peces, generan este tensoactivo, y que este es el causante de los «milagros».

La mayoría de los tensoactivos tienden a quedar sobrenadando en la superficie, formando una capa monomolecular de tan sólo unas micras de grosor.

De esta manera tenemos la formación de una interfase, que se forma en la parte inferior de la capa monomolecular del tensoactivo, uno de cuyos costados es la famosa Raya en el Agua.

La forma más estable de la raya es la línea recta. Esto se debe a un equilibrio de tensiones a ambos lados de la raya. Sólo en el caso de que exista viento, turbulencia o algún agente externo, la rectitud de la raya se verá afectada.

Esta sería la primera parte en mi hipótesis. Pero, veamos como se podrían explicar los demás fenómenos:

– La limpieza de la parte de la pileta más cercana a la iglesia.

El polvo y las pequeñas partículas que caen de este lado de la pileta, son recubiertos con el tensoactivo; el agua los moja, y se hunden. Los que logran flotar, van siendo alejados por la corriente, hacia el rebosadero. El resultado final es la limpieza de este lado de la pileta.

– Los moscos patinadores.

Como decía, la mayor parte de los mosquitos se encuentran «patinando» en la parte alejada de la pileta. Los que se atreven a «patinar» en la parte opuesta sufren el siguiente contratiempo: el tensoactivo disminuye la tensión superficial del agua, permitiendo que ésta moje de manera más eficaz las patitas de los moscos. Los moscos comienzan a hundirse y agitan sus alas para emprender el vuelo.

– Los peces que «escupen» agua.

Cuando los mosquitos dan sus «manotazos de ahogado» (pataletas de ahogado), los peces se dan cuenta y salen a comer: escupen agua o saltan para atrapar a los mosquitos.

– La asimetría en la población de la pileta.

Las algas y organismos vegetales acuáticos, junto a los peces, viven en la parte alejada de la pileta. Seguramente la capa monomolecular del tensoactivo forma un filtro que polariza o que impide el paso de ciertas longitudes de onda de la luz solar. Tal vez esa parte del espectro, que es filtrada, es necesaria para la vida de las plantas. Los peces comen estas plantas, por lo que la mayor parte del tiempo se encontrarán de ese lado de la pileta. Sólo pasarán al otro lado cuando tienen la oportunidad de atrapar a un mosquito.

– La asimetría que se presenta en época de lluvia.

Las gotas de agua que caen en la parte alejada de la pileta, encuentran el mismo elemento, por lo que se asimilan fácilmente. Las que caen en la parte delantera de la pileta, encuentran una sustancia diferente, por lo que primero tienen que vencer ese potencial antes de formar parte del agua de la piscina. Incluso creo que se debe formar una capa de agua que sobrenade la del tensoactivo (haciendo una especie de sándwich, con una de las rebanadas de pan-agua, muy delgada). Esa capa de agua no atraviesa el tensoactivo, fluye muy lentamente hacia la parte alejada de la piscina: por eso la superficie se ve mucho más agitada.

– Los resultados negativos encontrados por la gente de la UNAM

No encontraron nada porque los análisis se hicieron en el bulk. Se debe analizar la superficie del agua.

Pero lo más extraño de todo esto, según mi personal punto de vista, es que no se ha comercializado el asunto. La iglesia no saca (visiblemente) provecho alguno de este fenómeno.

ALGUNAS IDEAS PARA LOS «IMBESTIGADORES»

Afortunadamente, tampoco se han presentado algunos periodistas españoles con odómetro en los zapatos (o de tercera, generación) que hayan escrito artículos o libros sobre el asunto.
En este sentido creo que la razón es la siguiente: no se ha publicado ningún folleto que informe del «milagro»; no existen artículos o libros; no hay tradición, exvotos; en fin, no existe algo firme en qué basarse (plagiar) para poder escribir esos libros.

Pero aquí les doy algunas ideas (muy resumidas) para un nuevo bestseller.

«En un viaje de investigación, que tenía pendiente, finalmente llegué a Lourdes. Mis zapatos indicaban que ya era necesaria una afinación; y mi cuaderno de notas decía que tenía que establecer contacto con la prima hermana de la abuela de (XXXX), que vendría siendo la sobrina por parte materna del Mayor (el del caballito de Troya)….

«Finalmente (XXXX) me había dado copias de los manuscritos encontrados en Rennes Le Chateau. Los datos eran sensacionales: el agua de Lourdes provenía de mantos acuíferos que viajaban a través de cavernas que conectaban, literalmente, con el otro lado del mundo: México….

«Me alejé de Francia. Lo único que lamento es haber perdido, de nueva cuenta, mi anillo. Pero lo que había encontrado, a cambio, era muy valioso….


«Nuevamente en tierras aztecas.


«La sonoridad toponímica de Almoloya me decía que estaba en la pista correcta:
«Lugar en que mana la fuente de agua».


«Indudablemente, este era el sitio. No existe la suerte, todo está escrito por alguien que nos dirige desde lo alto….


«Todo lo que me habían informado queda pequeño al lado de la realidad. Esta piscina es asombrosa. Pero comencemos por el principio.


«Desde la época precortesiana, los antiguos habitantes de esta región ya adoraban a una deidad femenina. Cuentan las leyendas que por aquel entonces uno de los vecinos encontró este manantial, indudablemente milagroso. No se conoce el nombre de nuestro amigo. Lo que sí se sabe es que pronto se dio cuenta de que en el manantial aparecía una línea recta, como trazada por manos mágicas y pertenecientes a otros planos. No hay ningún desvío de la linealidad. La raya es perfectamente recta, ¡y está sobre el agua! En la época de la Colonia, los sacerdotes aprovecharon la gran atracción que este punto ejercía sobre los nativos. Construyeron una iglesia en el sitio y colocaron una barda que dejaba el manantial dentro del atrio de la iglesia. Con el tiempo se construyó un murete para formar una pileta….


«No podemos afirmar que Almoloya sea un lugar de peregrinaje tan grande como el cerro del Tepeyac, pero sí diremos que cientos de miles de peregrinos, de todas partes de México, se acercan al lugar para ver el milagro y llevarse un poco de esta agua «santa».
Ellos no lo saben, pero esta es la misma agua que mana de la gruta de Lourdes. En efecto, es un agua «santa».


«Cientos, tal vez miles, de devotos, han dejado constancia de los milagros de que han sido testigos, gracias al agua de la pileta. Dentro de la iglesia se acumulan los exvotos, esos pequeños cuadros pintados por los agraciados, que relatan los milagros que han vivido. También están repletas las bodegas de la iglesia de miles de muletas, sillas de ruedas y otros artefactos que han quedado obsoletos: sus usuarios han sanado de manera milagrosa….


«Me habían contado de otro extraordinario fenómeno, del cual aún no había sido testigo. Los peces lanzan chorros de agua, saltan de la piscina, dan un giro triple mortal, aletean en el aire y se comen los mosquitos que zumban por sobre la pileta.


«Digo que aún no había sido testigo de tal portento, pero lo que voy a relatar demuestra, una vez más, que alguien cuida nuestros pasos.


«Estaba fotografiando, por enésima vez, la pileta, cuando escuché el chapoteo de los peces. Al voltear, toda una fila de ellos, como coristas, una tras otro, en formación, escupían agua hacia fuera de la pileta. El último la escupió en mi dirección. Pero no sólo era agua. Un objeto metálico salió de la boca del pez, chocó con un plato volador que succionaba el agua de la pileta, luego pegó en la pata de un pájaro que pasaba por el sitio, rebotó en la rama del árbol que da sombra a la pileta, dio dos giros en el aire y fue a caer, justo, sin otro trámite, en mi dedo: ¡¡era el anillo que había perdido en Lourdes!!


«Esa era la prueba, irrefutable, de que los dos manantiales (Lourdes y Almoloya) están interconectados. También es la prueba de que alguien me quiere y cuida mis pasos».

Bueno. Ahí esta una idea general. En caso de que se escriba la novela…, perdón, el libro de investigación, no se olviden de las regalías.

ALGUNAS CRÍTICAS

Nuevamente Luis González nos hacía estas observaciones:

De entrada, debo señalar que soy un simple economista, así que nadie me pida datos concretos :-))


Me parece, tocayo Luis, que complicas excesivamente tu hipótesis. Como indiqué en mi predicción, si el desagüe está en el lado más impoluto, creo que la respuesta es simplemente el flujo superficial de agua al rebosar de forma continua.


Experimento: impedir el desagüe y comprobar si sigue apareciendo la línea.

En la primera ocasión que vi la «raya», el nivel del agua estaba un metro y medio por debajo del rebosadero. Pasé unos 5 a 10 minutos tratando de ubicar la raya hasta que un lugareño me la señaló.

En esta época de lluvias el nivel llega al rebosadero, por lo que es más «fácil» de observar la raya: se está más cerca de ella. En tiempo seco, cuando el agua no se desborda, la raya continúa apareciendo.

Ahora bien, si interpreto bien tu comentario, creo que tú supones que la raya se da en el sentido del flujo de la corriente, y que por lo tanto, sería una especie de ilusión óptica o que los testigos interpretan uno de los «surcos» de la corriente como la Raya en el Agua. Sin embargo, la raya se da en el sentido transversal a la corriente (que en general es mucho muy débil, por lo que no se forman «surcos»).

Remitiéndome a la foto que envié, en la parte inferior de la barda que se ve al fondo, se encuentra el rebosadero; el agua fluye desde el lado en donde está el fotógrafo hacia la pared. La raya se forma perpendicularmente a este eje (fotógrafo-barda).

Pero no estoy seguro de que así exactamente es como interpretas el fenómeno, sólo lo supongo. Además, existe una especie de «trampa» de mi parte (realmente sin dolo ni malas intenciones), en el sentido de que yo he estado ahí y conozco e interpreto los detalles involucrados. Por eso, cuando ustedes hacen alguna observación o comentario, puedo responder en el sentido que más conviene a mi interpretación.

Lo que digo es que, la hipótesis del tensoactivo me funciona, por el momento, para explicar los fenómenos de la pileta. No he encontrado otra forma de hacerlo (excepto la no-hipótesis del milagro). Si alguien propone otra hipótesis, y ésta se ajusta más a lo observado, aceptaré cambiar de opinión.

Por otra parte, me parece que la hipótesis propuesta es muy sencilla (nada complicada). Simplemente se trata de una sustancia que sobrenada el agua.

Propongo dos experimentos:

– En la tina de baño o en una pileta lo suficientemente grande, dejen caer una muy pequeña gota de aceite: ahí veremos la formación de la capa monomolecular sobrenadando el agua. La gota adoptará una forma circular hasta que llegue a tocar alguna pared; luego se formara la línea que cubra la mínima distancia, que será una recta.

– En el caso de la pileta. Extraer muestras de la superficie a ambos lados de la raya. Someterlas a una cromatografía de gases y analizar los resultados. Si existe un tensoactivo aparecerá en la gráfica del aparato, el cual nos dará la concentración e incluso la identificación de la molécula.

Sin embargo el asunto de la raya en el agua no es tan importante. Dudo mucho que tenga una aplicación práctica. Ni yo tengo el tiempo ni el dinero para hacer esos análisis.

Luis González continuaba:

Yo entendía que el rebosadero era todo el lateral, y que el agua caía continuamente. Por tanto ese flujo lateral de la capa superficial se extendería en el plano superior hasta cierta distancia que quedaría representada por la «línea», paralela al lado por donde rebosa. Todo sencillo.


Pero claro, si ahora resulta que no siempre rebosa y que la línea (y las dos superficies de aspecto y propiedades distintas) siempre permanece, me he quedado sin explicación…


Aunque la tuya tampoco me convence, ¿cuál sería el mecanismo para esa línea tan recta? ¿Quizá la incidencia de la luz solar?

Consideremos despreciable el espesor del tensoactivo. Concentrémonos sólo en la línea. A ambos lados de la misma existen tensiones producidas por los fluidos. El estado de equilibrio se alcanza, en este caso, precisamente al formarse la línea recta.

Un experimento:

Comprar o hacer una solución con detergente y glicerina, de las que usan los niños para formar pompas de jabón. Hacer un cuadrado de unos 20 x 20 cm con un alambre recubierto con estambre. Humedecerlo con la solución.

Romper la capa o burbuja en formación y dejar el cuadrado «hueco» pero con los bordes cargados de solución. Con un rasero, muy lentamente y con cuidado, extender de uno de los extremos (lados del cuadrado) hacia el centro. El resultado es una «Raya en el Aire». La raya es perfectamente recta (si no hay viento que la deforme). De un lado tendremos aire, del otro una película monomolecular de jabón.

Esto es lo que yo supongo ocurre en la pileta.

DIALOGO CON MANUEL BORRAZ

Hola Luis (R Noguez):


Aunque sea con retraso, como siempre, permíteme plantear algunas cuestiones. No he conseguido que todas sean inteligentes :-).


– No estoy muy seguro de si tengo localizada o no la famosa raya. En la foto adjunta, ¿sería la que va de 2 a C, aproximadamente? ¿Qué relación aproximada (proporción) de áreas hay entre las dos superficies separadas por la raya?

En efecto en el caso de la foto la raya va de 2 a C. La configuración en ese día particular sería, aproximadamente, 3/4 a 4/5 partes de la pileta cubiertas con el tensoactivo y 1/4 a 1/5 con agua (suponiendo la existencia de tal tensoactivo).

– Por cierto, no podemos estar seguros de que TODOS los fenómenos que mencionas tengan que estar relacionados…


No lo podemos asegurar, pero me haría muy feliz que así fuera, incluso apostaría a ello.

-¿Qué profundidad puede tener la pileta (nivel del agua)? ¿El fondo es plano y uniforme o bien tiene alguna particularidad a destacar? ¿Hay alguna posibilidad de que la «raya» sea fruto (estacionario) de reflexiones de ondas en las paredes o incluso el fondo?

La profundidad es variable. En las dos ocasiones que he visitado el sito, la profundidad ha variado aproximadamente en 1.5 metros. El fondo no es plano. Son rocas. La pileta se construyó alrededor del manantial, pero es lo único artificial. No creo que las reflexiones (producidas por el tiburón de tu fotografía, o por otros medios) produzcan una raya de esta configuración. De ser así, lo más probable es que se forme una raya perpendicular a ésta de la que hablamos (la piscina es 3 o 4 veces más larga que ancha).

– ¿Puede descartarse del todo alguna influencia de la temperatura? ¿Hay alguna zona delimitada de la pileta que quede la mayor parte del tiempo a la sombra o al sol (debido a la situación de los árboles, etc.)?

Yo creo que esto lo podemos descartar. Más o menos la distribución de árboles y edificios (la iglesia y las paredes que rodean la misma) se distribuyen de manera similar alrededor de la pileta. El Sol sale detrás del fotógrafo (más o menos), y se oculta por el frente. A la espalda del fotógrafo se encuentra la iglesia.

– ¿Puede influir alguna corriente de aire peculiar, cerca de la superficie de la pileta? ¿Podría influir, por ejemplo, en la desigual distribución de la suciedad, los animaloides patinadores, etc.?

Tampoco lo creo porque las paredes de la pileta la resguardan de vientos intensos. Pero sí existe una corriente de agua, que es generada por el desborde de la pileta (hacia el frente del fotógrafo).

– Esta es importante. ¿La raya siempre está en el mismo sitio? ¿Hay variaciones a lo largo del día, del año…? ¿Varía con el nivel de agua de la pileta?

Sólo la he visto en dos ocasiones diferentes y te digo que en las dos la pileta tenía un nivel distinto. En la primera visita la raya estaba (1.5 metros más abajo) en la posición aproximada 7-G (aunque G debería estar más hacia el fotógrafo, y por lo tanto, no aparecería en la foto). No tuve la precaución de anotar la época del año en que la visite por primera vez.

No se si existen variaciones a lo largo del día. Tampoco puedo asegurar que la variación de nivel este directamente relacionado con la posición de la raya en la pileta.

– ¿Alguna relación con los OVNIs? La línea ortoténica BABOSIN[4], que tú mismo descubriste, ¿pasa cerca del lugar?

No. Pero como dato cultural, a unos 25 kilómetros de ahí, se apareció el «Humanoide de Metepec». La película de Sara Cuevas de la que nos ocupamos en algún número de la PUS (Perspectivas Ufológicas). Formando un ángulo de 60 grados, y también a 25 kilómetros, se encontró un muy rústico crop circle sobre sembradíos de maíz. La dificultad de doblar las cañas de maíz (en lugar de las de trigo), impidió que esa «moda» se siguiera extendiendo en México.

¡Oh sorpresa! He encontrado que Metepec, Almoloya y el sitio en donde aparecieron los crops circles forman un triangulo de lados y ángulos iguales. Eso, seguramente, no es producto de la casualidad. Alguien desde lo alto nos envía señales.

Y ahora algunas cuestiones centradas en tu hipótesis:


– ¿Los orines humanos tienen algo de tensoactivo? Por otro lado, ¿habría alguna posibilidad de que el hipotético tensoactivo procediera de algún tipo de contaminación artificial (detergente…)?

Los orines también son tensoactivos. En términos generales, cualquier sustancia que modifique (disminuya o aumente) la tensión superficial, es un tensoactivo.

Lo del detergente también lo había pensado. En mi primer comunicado creo que mencioné que del otro lado de la barda hay dos piscinas (para nadar). Esas instalaciones, en ocasiones, las personas más pobres del lugar las usan para lavar su ropa. Esto lo vi en la primera visita. Sin embargo, el flujo de agua es hacia estas piscinas y no al contrario. Pero tampoco puedo excluir que alguien externo agregue ese tensoactivo. En este caso estamos hablando de fraude. En lo personal no creo que sea el caso. Al parecer el fenómeno viene de muchos años (antes de inventar los detergentes, aunque siempre han existido los jabones).

– En uno de tus mensajes decías:


«La asimetría que se presenta en época de lluvia».


«Las gotas de agua que caen en la parte alejada de la pileta, encuentran el mismo elemento, por lo que se asimilan fácilmente. Las que caen en la parte delantera de la pileta, encuentran una sustancia diferente, por lo que primero tienen que vencer ese potencial antes de formar parte del agua de la piscina. Incluso creo que se debe formar una capa de agua que sobrenade la del tensoactivo (haciendo una especie de sándwich, con una de las rebanadas de pan-agua, muy delgada). Esa capa de agua no atraviesa el tensoactivo, fluye muy lentamente hacia la parte alejada de la piscina: por eso la superficie se ve mucho más agitada.»


Químicamente soy bastante analfabeto, quizá por eso no he entendido esta parte. Veamos, si los tensoactivos disminuyen la tensión superficial del agua (mientras su concentración no sea muy alta), ¿no tendríamos el fenómeno inverso al que explicas? Es decir, ¿no se «hundirían» más fácilmente las gotas de agua en la zona cubierta por la capa de tensoactivo?

No. Porque en este caso el tensoactivo no se disuelve (ni emulsiona) con el agua. Existen tensoactivos que se disuelven en el agua y pasan a formar parte de un nuevo «compuesto»: solución de tensoactivo en agua o solución de agua en tensoactivo (según las proporciones). En el caso de los aceites, como decía en otro comunicado, no se disuelven con el agua. Se podría formar una emulsión si agregamos algún agente emulsificante. Este es el caso de la leche, que es una emulsión de grasas en agua. Luego, si mi hipotético tensoactivo es un aceite (o algo que actúa fisicoquímicamente de manera similar), las gotas de agua no se mezclarían (fundirían) en esta parte de la piscina

– Y para terminar, un posible experimento de comprobación. Propongo retirar (de manera clandestina o bien con ayuda del sacristán y el permiso del alcalde 🙂 ) una cantidad apreciable del agua superficial de la pileta de la zona donde presumiblemente se encuentra el hipotético tensoactivo. Si la hipótesis es correcta, una vez alcanzado el equilibrio, la raya debería quedar desplazada por haberse reducido la extensión de la zona cubierta de tensoactivo. Es un experimento sencillo que, si bien no supondría la demostración definitiva, reforzaría mucho la verosimilitud de esta hipótesis.

Si. Incluso ya algunos amigos me habían planteado lo mismo. En mi primera visita intenté otro experimento, pero no me dejó el sacristán (recibí una fuerte amonestación: ¡no se permite arrojar objetos a la pileta!, me dijo; pero en el fondo de la pileta hay varias monedas, que frecuentemente las recoge el personal de la iglesia, pero seguramente las monedas no son objetos). Hice una plomada con una piedra y trataba de arrastrarla de un lado a otro de la pileta, para atravesar la línea (la primera impresión que me dio fue que se trataba de un hilo muy delgado, pero eso ya no lo creo).

Manuel, quedan dos misterios por resolver:

¿El animal que surca la pileta es un tiburón o un pariente de Nessie?

¿Los escépticos españoles no duermen? ¿Que hacen casi a las cuatro de la mañana despiertos?

Aún me quedaban un par de preguntas:


– ¿Por qué el hipotético tensoactivo no sería arrastrado por la corriente y lo vemos «aguas arriba»? («…existe una corriente de agua, que es generada por el desborde de la pileta (hacia el frente del fotógrafo)» ).

Esta es buena. Supongo que puede ser por dos factores:

– La corriente es muy débil la mayor parte de las veces. Cuando llueve no: es bastante rápida. La lluvia y el flujo deberían acabar con el tensoactivo.

– La fuente generadora del tensoactivo (los vegetales o los peces) produce constantemente pequeñas cantidades del mismo. Pero en la época de sequía se podría correr el riesgo de que toda la pileta se cubra con el tensoactivo, ocasionando la muerte de algunos de los peces o de los vegetales; con la consecuente disminución del tensoactivo… manteniendo el equilibrio ecológico.

– ¿La raya es visible (fotografiable) desde cualquier ángulo?

No. Incluso tomé varias fotos pero sólo en tres se puede apreciar algo de la línea. La mejor forma sería tomar fotos con un filtro polarizador, pero yo no lo tengo. Por lo mismo, ciertos ángulos son propicios para poder ver mejor la raya. Otros, no.

– «En la primera visita la raya estaba en la posición aproximada 7-G…»


La posición variaba mucho de un caso a otro, ¿no? Esto hace más improbable que se trate de algo ligado estrictamente a la morfología de la pileta y más probable una hipótesis como la que planteas…

– Encontré esto que no sé si tiene alguna aplicación aquí. Es una definición en el contexto de vertidos de crudo en el mar:


«Convergence line: A line on the water surface where floating objects and oil collect. A convergence can be the interface between two different types or bodies of water, or it can be caused by a significant depth change, tidal changes, or other common phenomena. Convergences are common in the marine environment.» [REF.: http://response.restoration.noaa.gov/job_aid/glossary.html ]

Esto me parece muy interesante y, creo que tiene que ver con nuestra raya. Déjame, lo leo, y luego comento algo al respecto.

Tú decías que:


«…En mi primera visita intenté otro experimento, pero no me dejó el sacristán (recibí una fuerte amonestación: ¡no se permite arrojar objetos a la pileta!, me dijo; pero en el fondo de la pileta hay varias monedas, que seguramente no son objetos).»


– Quizás un oportuno donativo -todo sea por el avance de la Ciencia- cambiaría las cosas…

Y también preguntabas:

«¿El animal que surca la pileta es un tiburón o un pariente de Nessie?»


– Yo creo que es sólo un rumor…

«¿Los escépticos españoles no duermen? ¿Que hacen casi a las cuatro de la mañana despiertos?»

– Las temperaturas y el bochorno insoportable que estamos teniendo estos días nos mantienen tensos y activos. Probé a contar ovejas y otras triquiñuelas hasta que me acordé del tema de la raya en el agua y luego ya dormí de un tirón 😀

Esa es la primera aplicación práctica de la Raya en el agua.

Por cierto, pensando en lo que preguntabas, de si ondas que se reflejen en las paredes del estanque pueden formar la línea, creo que habría una posibilidad. Los mosquitos que se divierten patinando, al cruzar la alberca de un lado al otro, forman esas ondas. Al chocar las ondas de regreso, forman la raya. Cuando el alboroto es mayor (varios zancudos patinando) la onda en el estanque produce un fenómeno que ha dado lugar a las leyendas del Nessie de Almoloya 😀

Un saludo y felices sueños

Ya leí la nota de la NOAA que me enviaste. Pensé que se trataba de algún artículo más grande. En realidad las explicaciones que se dan en esta definición ya han sido tratadas por varios de los colisteros. Nacho mencionó lo de la convergencia de dos tipos diferentes de cuerpos de agua (los ríos de agua caliente y fría; o de ríos con diferentes solutos disueltos en sus aguas). Las líneas debidas a cambios en la profundidad del agua los mencionaron Luis y tú mismo. Las mareas y las olas (producidas por los moscos) fue otra alternativa tuya (modificada en tono de broma por un servidor). Jordi, Luis y tú comentaron lo del gradiente de temperatura. Etc.

Lo interesante es que en este asunto los del NOAA se están refiriendo a aceites (tal vez petróleo y crudos), que es lo que yo estoy suponiendo que ocurre en la piscina.
Además, explican que el fenómeno es muy común. Ya me estaba preocupando de que sólo en Almoloya se formara esa raya. Eso sería un verdadero milagro. Lo malo es que los gringos dicen que el fenómeno es común en el mar. ¿Habrá ejemplos en aguas dulces?

NUEVO VIAJE A ALMOLOYA

Nuevamente viajé a Almoloya de Juárez. En el camino iba pensando con quién contactar y pedir permiso para realizar el pequeño experimento que había propuesto Manuel: ¿sería con el alcalde o con el párroco? ¿Me permitirían sacar agua del pozo?

En realidad no tuve que pedir permiso. Diariamente se efectúa el experimento Borraz, pero a lo bestia.

Llegué al estanque y el día era claro. A pesar de la época de lluvias, el Sol se reflejaba en las aguas del manantial. En estas condiciones es, en cierta forma, más fácil y más difícil ubicar la raya. Me explico: es más fácil para el que conoce el truco (hay que ubicar el flujo de las motas de polvo y seguirlo; en el lugar en donde se concentran podemos encontrar la raya); es más difícil porque para poder apreciarla mejor es necesario ver el reflejo del Sol en el agua, para notar su presencia.

Estaba en esta labor, cuando comenzó el sonido de una motobomba. Detrás de la barda (que divide el atrio de la iglesia con las piscinas), había dos «pipas» o camiones cisterna, bombeando el agua hacia los tanques.

De inmediato se observó un mayor flujo del agua. La línea se hizo comba y luego desapareció detrás de la barda. Por unos minutos no hubo «raya en el agua».

Me acerqué a uno de los trabajadores y pregunté para qué utilizaban esa agua. Su uso es doméstico. En la zona abundan las rancherías que aún no tienen servicio de agua potable. Con las pipas se transporta el agua hasta esos sitios. Se le usa para el baño, lavar la ropa e incluso para beber.

También pregunté si no sabía si existían registros del curioso asunto. Me dijo que hablara con los «Fiscales» que se encontraban en las oficinas de la iglesia.

En diversos lugares de México existe la figura del «Mayordomo» (en Almoloya se le conoce como Fiscal). Son individuos que durante años (por lo menos uno) reúnen todos sus ingresos para pagar las fiestas de la iglesia. El Fiscal-Mayordomo debe pagar la comida y la bebida (y algunas otras cosas más) de todos los que asistan al festejo. Lógicamente los gastos son muy altos. Hace años, cuando las comunidades eran más pequeñas, había un solo mayordomo. En la actualidad el cargo recae en varias personas. De esta forma existe un Fiscal principal y varios ayudantes. La tradición sólo se da en comunidades rurales y dentro de etnias muy específicas.

Fui a localizar al Fiscal principal. A su lado estaban otros cuatro. Me presenté e hice mi pregunta acostumbrada (para averiguar la existencia de algún registro). Todos me oyeron.

El Fiscal principal (el que aporta más dinero), en este caso no era el más extrovertido. Señaló a uno de los presentes y le pidió que me contara. Este nuevo personaje en tono prepotente y tratando de confirmar su autoridad me dijo:

«¿Quién es usted? ¿Qué tanto pregunta? ¿Acaso es policía?»

Mi nombre ya lo había oído, pero lo volví a mencionar, así como mi solicitud de información.

Me dijo que en ese momento estaban muy ocupados porque recién terminaban las fiestas (del 29 al 30 de junio). Lo primero (que estaban ocupados) no era cierto, pues estaban tomando cerveza y recién les traían mole para almorzar; lo segundo (el término de las fiestas) era más que evidente, traían una cruda (resaca) que, junto con el aliento alcohólico, se podía percibir desde buena distancia. En realidad se la estaban «curando» con cerveza y con el picante platillo.

Insistí sobre el asunto y el Fiscal me dijo que sí había registros, pero que en ese momento no podía ayudarme. «Véngase el sábado o el domingo y platicamos».

Pregunté si en el curato o en el palacio municipal había más información. Me dijo que toda la información la tenían ellos.

Le dije que había visto la raya, en diferentes épocas, ocupando lugares distintos en el pozo. El me dijo que eso era normal.

Me agradeció mi visita, volvió a sugerir que regresara el fin de semana, y dijo que era bueno mi interés, pero que la raya no tenía nada de extraordinario (atención Luis R González y Nacho).

«Se ven rayas en otros manantiales y ríos cuando el desnivel de las aguas forma las rayas. Incluso en las mismas albercas (se refiere a las albercas que se encuentran detrás de la barda), cuando el agua está quieta, se forma una raya».

Nada más pude obtener con este personaje que, por la mala impresión que me dio inicialmente, olvidé apuntar su nombre.

Me dirigí a las albercas. Las pipas continuaban cargando agua y había dos o tres muchachos nadando. No pude ver raya alguna. Esperé a que terminaran los camiones cisterna. Los muchachos se sentaron al lado de la alberca. Nuevamente busqué la raya, pero nada.

Regresé a la pileta. El agua, toda, estaba llena de polvo. Los peces nadaban por todo el estanque, ya no estaban concentrados en un solo lugar. Vi un mosquito esquiando en el sitio en donde antes se encontraba la zona cubierta por (según yo) el tensoactivo. Pero de la raya, nada de nada.

Luego, en el fondo, algo más llamó mi atención. Eso no lo había visto antes. Nunca me había fijado en la zona de donde sale el agua. En el fondo de la pileta, en la parte más cercana a la iglesia, se puede ver como fluye el agua hacia arriba, pero hay dos cosas interesantes: la arena gris del fondo se ve agitada y se ve como una especie de volcán submarino; en medio de ese movimiento, claramente, se observan gotas de un «aceite» (¿mi tensoactivo?) que no se mezcla con el agua y que sale a flote para formar la nueva capa monomolecular y la raya.

Yo pensaba que ese tensoactivo lo fabricaban las plantas acuáticas del estanque, y hasta había elaborado un mecanismo de equilibrio ecológico para explicar el porqué el tensoactivo no cubría por completo el estanque. Pero en realidad la sustancia sale del fondo del manantial.

Como veo las cosas me parece que la idea del tensoactivo se sigue sosteniendo y es la más factible. Pasó la prueba Borraz y físicamente se puede observar su emersión en la pileta.

En la fotografía que anexo se puede observar, justo encima del reflejo del Sol, el «polvo» gris que se agita del fondo de la pileta. Los puntitos brillantes (hay uno encima de un pez) son las gotas del aceite o tensoactivo que surgen del seno del mismo manantial.

Por otra parte, me interesó el asunto de las otras rayas que mencionó uno de los fiscales. Si este fenómeno sólo se diera en esta pileta, entonces sí lo podríamos clasificar como milagroso, pero, como decía en otros mails, no creo que este manantial tenga algo especial y, seguro, el fenómeno se debe repetir en otros lugares. Agradecería su investigación al respecto.

Hay un detalle final. Las rayas que mencionan tanto el fiscal, como Nacho y Luis, las he visto y tienen un cierto volumen. La raya de Almoloya no lo tiene: esta en un mismo plano con el resto del nivel del agua.

En mi próxima visita trataré de obtener muestras de esa agua, con miras a un futuro análisis cromatográfico, cuando alguien aporte los recursos para ello.

UNA TELENOVELA

Rubén Morales editor de la página web Mitos del milenio nos hacía esta observación:

Luis, creo que nos tienes atrapados con el culebrón de la raya de Almoloya. Es maravilloso cómo has transformado un fenómeno anodino que todo mundo ignora en algo apasionante. Más allá del resultado final de la investigación, se diría que tienes futuro como guionista de telenovelas, desde aquí, espero con impaciencia el próximo capítulo. 🙂


Y -ahora más en serio- creo que tenemos que tener en cuenta este estilo de comunicación a la hora de escribir artículos o libros, para llegar a la gente no solo desde lo racional, algo que hace largo tiempo han aprendido los conocidos mercaderes de misterios.

Y digo yo…

Cierto Rubén, y eso me da pie para insistir sobre la conveniencia en que este colectivo elabore una publicación comercial, como creo que sugería Luis Alfonso Gamez. Una revista que compita en los kioscos con Más Allá, Año Cero y Enigmas. Sin dejar a un lado las revistas y páginas web que ya tenemos.

Gracias por estar

BLOQUEADORES SOLARES

Con esta información Manuel Borraz hacía las siguientes sugerencias:

Luis, en este capítulo ha habido un giro imprevisto. Parecen confirmarse tus sospechas de que todo se debe a la presencia de una sustancia particular, pero lo curioso es que la sustancia salga del fondo del manantial…


¿Tienes alguna sugerencia sobre qué puede ser? ¿Algún tipo de contaminación (natural o «artificial»)?


Dado que, como explicas, esa agua se utiliza para consumo humano, ¿no podrías sembrar el pánico y hacer que algún organismo oficial se preocupara de analizarla? O algo parecido.


Manuel

PDT.: Cuidado con los «Fiscales», creo que están ocultando algo… 🙂

Manuel:

La «posible» confirmación de mi sospecha sobre una sustancia extraña, no me cae del todo bien. La cuestión de que por lo menos algunos de los residentes conozcan este tipo de fenómenos, me deja una sensación que no alcanzo a definir. También me «molesta» que no se haya comercializado el asunto por parte de la iglesia. Antes bien, supongo que este templo no se ha convertido en un centro de peregrinación famoso, debido a dos posibles fuentes:

– Los sacerdotes han tratado de separar las cuestiones religiosas de esta curiosidad.

– Los vecinos conocen la vulgaridad (por lo común) del fenómeno, y no lo han elevado a mito religioso.

La idea de generar pánico en la población me parece buena. Sobre todo para elevar el IBOPE y el RATING de esta telenovela (como dice Rubén), pero tengo que pensar la forma de hacerlo.

Si. También creo que los Fiscales ocultan algo (la verdad está ahí adentro). Tengo que regresar a ver a mi cliente dentro de 2 o 3 semanas. Voy a insistir con estos señores.

Esa sustancia, en sentido estricto, forma una contaminación del agua. No creo que sea artificial por varias razones: parece ser que el fenómeno es antiguo; alrededor del sitio no existe ninguna industria, mucho menos alguna instalación de PEMEX (Hay una estación de gasolina a unos 500 metros cuesta arriba, pero esta sustancia no es ningún tipo de gasolina ni diesel, ya que su olor las delataría).

Dos cosas me vinieron a la mente:

– En Xel Ha, cerca de Cancún, se encuentra el balneario más hermoso que conozco. Las aguas son cristalinas y se puede ver claramente a profundidades de 10 metros o más. Los arrecifes de coral y los peces multicolores abundan.

Para impedir la contaminación, no se permite que los bañistas utilicen bronceadores o bloqueadores solares. En eso son muy estrictos, pero hace unos 10 años, durante mi visita, una gringa de buenas formas y escaso cerebro, se metió a la laguna, justo después de haberse untado bloqueador. De inmediato se formó una especie de nata que señalaba su fechoría. Esa nata me recuerda, vagamente, la raya en el agua.

– Pensé en conseguir un socio capitalista para comprar los terrenos de la fosa. Sé que no es un yacimiento de petróleo, es algo mucho más valioso: es un yacimiento de petróleo refinado y convertido en bloqueador solar. Luego. Compro el terreno, pongo una embotelladora y vendo el bloqueador solar a los que utilizan las piscinas detrás de la barda.

¿Alguien está interesado en el negocio?

Vista desde la parte izquierda del atrio.

Vista de la pileta desde la parte derecha del atrio.

Vista de la pileta desde la puerta de la iglesia.

Entrada de la iglesia Ojo de Agua.

Al fondo está el portón que separa el atrio de la iglesia de las piscinas.

Vista de la iglesia Ojo de Agua, desde el lado de las piscinas.

Vista parcial de las piscinas.

Aspecto del agua de la pileta mientras caía la lluvia.

En la parte derecha podemos ver el desagüe o rebosadero.

Durante la lluvia una de las partes de la pileta permanece más tersa que la otra.

Al centro de esta foto podemos apreciar la raya en el agua.

Otra toma de la raya.

Un pequeño escarabajo justo donde se forma la raya.

Anuncio que prohíbe arrojar objetos a la pileta.

Otra toma del mismo escarabajo pataleando cuando siente que se va a hundir.

Oscar García, de azul, y el tal Noguez tomando una muestra del agua (vigilados por el velador de la iglesia).

Del fondo de la pileta comienza a manar el agua agitando la arena.

Del fondo salen minúsculas gotas de una sustancia oleosa.


[1] Esta nota fue confeccionada gracias a una serie de visitas al sitio y varios comunicados en la lista de discusión Hápax.

[2] La primera semana de junio del 2003.

[3] Ver en Perspectivas el excelente cuento de Héctor Chavarría: El día que los extraterrestres invadieron Tolantongo.

[4] Ver el artículo Chuecoténias de la oleada mexicana de 1950, en Cuadernos de Ufología, No. 30, Santander, 2004, pags. 117-133.