Archivo de la categoría: Divulgación científica

Alerta: ahí viene el chikungunya

ESCRUTINIO

Alerta: ahí viene el chikungunya[1]

Juan José Morales

Por si el dengue no fuera un problema, ahora se presenta la amenaza de un padecimiento parecido transmitido por los mismos mosquitos: la fiebre chikungunya, o CHIK como la denominan en forma abreviada los epidemiólogos, quizá para no enredarse la lengua.

Al igual que el dengue, el CHIK es causado por un virus y sus síntomas principales son malestar general, dolor difuso en todo el cuerpo, fiebre y fuertes dolores en las articulaciones y los tendones, además de dolores musculares y jaqueca, náuseas, fatiga y sarpullido. Como algunos de estos síntomas son parecidos a los del dengue, a veces se le confunde con él, sobre todo en lugares donde este último es frecuente.

clip_image001Regiones y países afectados por la fiebre chikungunya hasta 2010. El año pasado comenzó a aparecer en América. El nombre proviene del swahili, un idioma africano, y significa «el que se encorva», por alusión a la postura que adoptan los pacientes aquejados de fuerte dolor en las articulaciones. Es una de las llamadas enfermedades emergentes, así denominadas por ser de reciente aparición o no haber sido identificadas como padecimientos específicos. El virus que la causa fue aislado por primera vez en la sangre de un enfermo en Tanzania, África, en 1953.

No hay vacuna ni cura para este padecimiento. Tampoco hay medicamentos específicos para aliviar los dolores y molestias, que es lo único que puede hacerse, con analgésicos, antifebriles y otros remedios durante el tiempo que dura la enfermedad, la cual puede limitarse a un par de días o prolongarse durante diez o doce.

Como decíamos, el chikungunya es transmitido de persona a persona por los mismos mosquitos que el dengue, los de las especies Aedes aegypti «”también transmisor de la fiebre amarilla»” y Aedes albopictus. Se presenta de manera súbita entre tres y siete días después de ser picado por un mosquito portador del virus.

Hasta hace poco, la enfermedad estaba limitada a África, Asia y la India, pero en 2007 se registró por primera vez un brote en Europa, aunque no se extendió más allá de Italia. En el continente americano solamente ocurrían casos aislados, en personas que lo adquirían al viajar a países donde el CHIK es común y lo desarrollaban a su regreso tras el período de incubación.

Pero el año pasado se encendieron los focos de alarma cuando la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud comenzaron a informar de casos autóctonos en países americanos. Es decir, casos de enfermos que no habían salido del país en que residen sino que fueron contagiados localmente.

A las autoridades sanitarias les preocupa la posibilidad de que esta nueva enfermedad viral siente sus reales en América, pues las experiencias de Asia y África indican que puede convertirse en un importante problema de salud pública. En aquellas regiones, el chikungunya ha causado brotes masivos y sostenidos, que afectaron a más de dos millones de personas. En algunas áreas, los brotes han sido de tal magnitud que hasta casi 70% de los habitantes resultaron infectados.

Por supuesto, la gente más expuesta a este padecimiento es precisamente la que ya está expuesta al dengue por vivir en condiciones insalubres, que propician la proliferación de mosquitos. Por ello la OPS y la OMS han lanzado alertas epidemiológicas y están orientando a los gobiernos de los países donde podrían ocurrir brotes «”México inclusive»” sobre cómo detectarlos tempranamente y tomar medidas para evitar o al menos mitigar su propagación.

Afortunadamente, la mayoría de los pacientes se recuperan totalmente y sin sufrir secuelas ni complicaciones, aunque en algunos casos el dolor y la afectación de las articulaciones pueden persistir de manera crónica. También, se debe prestar especial atención a los adultos mayores, los niños y las embarazadas, que por su condición física son más susceptibles a los efectos de la enfermedad.

En fin, ahí viene el chikungunya, y hay que prepararse para ello.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 18 de febrero de 2014

Cuando las “llantitas” cambian de ubicación

ESCRUTINIO

Cuando las «llantitas» cambian de ubicación[1]

Juan José Morales

Hacer bajar de peso a la gente sin dietas ni ejercicios «”o más bien hacerle creer que bajará de peso en esa forma»” es uno de los negocios más productivos en estos tiempos. Pero hay un método que sí tiene ese resultado. Es la llamada liposucción, lipoaspiración o lipoescultura como también se le llama un tanto elegantemente. Sólo que…

Pero antes de seguir adelante, conviene explicar en qué consiste ese procedimiento.

La liposucción es un proceso bastante rudo, que consiste en extraer la grasa de diferentes partes del cuerpo «”especialmente el abdomen, los glúteos y la cintura»” mediante un tubo conectado a una bomba de vacío, que se introduce bajo la piel hasta alcanzar las zonas donde hay mayor acumulación de grasa. Es algo así como una limpieza con aspiradora.

clip_image001Las autoridades médicas advierten contra la tentación de recurrir a la liposucción como medio para adelgazar y dicen que sólo debe usarse en casos especiales de acumulación de grasa. Subrayan que es un procedimiento quirúrgico complicado y puede implicar una recuperación dolorosa, además de las posibles complicaciones.

Se ha venido utilizando desde hace más de 30 años, y a quienes tienen el dinero suficiente para pagarlo, les resulta una manera sencilla y cómoda de librarse de unos kilitos de más y eliminar las adiposidades en sitios estratégicos del cuerpo. Hay que tener cuidado, sin embargo, pues si bien cuando es realizado por un médico bien capacitado, el procedimiento en general es seguro, no está del todo exento de riesgos. Pueden ocurrir infecciones, reacciones a la anestesia, perforaciones de órganos abdominales «”sobre todo cuando se realiza bajo anestesia general»”, edema pulmonar, problemas de coagulación de la sangre y algunos inconvenientes menores, como cambios en la pigmentación de la piel.

Pero, independientemente de tales peligros, hay un problema: la grasa no se va para siempre. Reaparece. Y no precisamente en los mismos sitios de donde fue retirada, sino en otros. Una investigación realizada hace algún tiempo por investigadores de la Universidad norteamericana de Colorado mostró que alrededor de un año después del procedimiento, ya se han formado nuevas acumulaciones de grasa, pero en otras partes del cuerpo, sobre todo alrededor de los hombros, en los brazos y en la parte superior del abdomen.

El estudio comprendió a 32 mujeres de entre 30 y 40 años de edad y peso promedio que sin embargo presentaban problemas de acumulación de grasa del tipo que popularmente se denominan «llantitas» y «chaparreras». A 14 de ellas se les removió una moderada cantidad de grasa de las caderas y los muslos, en tanto que las restantes 18 constituyeron el grupo de control y no se les aplicó el procedimiento. Al cabo de un año se encontró, como decíamos, que las que fueron sometidas a liposucción seguían siendo más delgadas en esas zonas del cuerpo, pero en cambio habían engordado en el estómago.

Esto sucede, según explicó Rudolph Leibel, especialista en el estudio de la obesidad en la universidad norteamericana de Columbia, debido a que el organismo controla el número de células de grasa de la misma manera que controla la cantidad de grasa existente en el cuerpo. Si una de esas células muere, se forma una nueva para reemplazarla. Normalmente, esto ocurre en el mismo sitio donde se encontraba la célula original. Pero la liposucción no simplemente succiona grasa, sino que al hacerlo destruye la estructura a manera de red en la cual se encontraban alojadas las células que son extraídas durante el procedimiento. Esto impide que las nuevas se formen en el mismo lugar, y el cuerpo compensa tal situación haciendo que crezcan otras en diferentes zonas.

Para decirlo en otras palabras: al parecer la gordura no desaparece con la liposucción. Sólo cambia de ubicación.

Quizá parezca ocioso repetirlo, pero la única manera de combatir el sobrepeso y la obesidad es tener una dieta adecuada y realizar ejercicio físico, lo cual también ayuda a mantener en buen estado el corazón y los pulmones, órganos ambos fundamentales para una buena salud.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 12 de febrero de 2014

El clima y las travesuras de El Niño

IMPACTO AMBIENTAL

El clima y las travesuras de El Niño[1]

Juan José Morales

De acuerdo con ciertos pronósticos a largo plazo, este año será, a nivel mundial, uno de los más calurosos desde que se tienen registros meteorológicos, y tal vez el más caluroso de todos, y es posible que la ola cálida se prolongue hasta 2015.

Los científicos alemanes autores de este vaticinio «”Armin Bunde y Justus Liebig, de la Universidad de Giessen»” se basan en que, según sus previsiones, este año se manifestará con especial intensidad el fenómeno conocido como El Niño, una irrupción de grandes masas de aguas cálidas en el Pacífico, frente a las costas de Perú, donde normalmente la temperatura del océano es muy baja. Cada vez que eso ocurre, se alteran los patrones meteorológicos debido a que la energía térmica del océano se transmite a la atmósfera y caen lluvias torrenciales en Sudamérica «”principalmente en la zona de Perú y Ecuador»”, en tanto que hay sequía del otro lado del Pacífico, en Indonesia y Australia. Pero El Niño no se limita a esas regiones, sino que repercute también en otras partes del mundo y sus efectos usualmente se extienden a lo largo de un par de años.

clip_image001La imagen, elaborada con datos de satélites meteorológicos, muestra en falsos colores las diferencias de temperatura en distintas regiones del océano en la época de El Niño. Las zonas rojas corresponden a las más cálidas. Como puede verse, frente a Perú y Ecuador en Sudamérica hay una gran masa de agua cálida que al transmitir su energía térmica a la atmósfera detona ese fenómeno.

Prever cuándo El Niño será de gran intensidad, resulta difícil. De hecho se presenta con mucha irregularidad. Pero los investigadores australianos creen haber encontrado una correlación entre las temperaturas del aire imperantes en la zona ecuatorial respecto a las del resto del Pacífico, que indica la posibilidad de que tal cosa ocurra. Y, según sus cálculos, las probabilidades de que este año El Niño sea muy intenso son del 75%.

El caso más reciente de un Niño severo se registró en 1997-98, y sus efectos se dejaron sentir en una vasta región del mundo. En Sudamérica hubo inundaciones, en México tuvimos fuerte sequía, en Canadá hubo grandes tormentas de nieve, en el Pacífico occidental se registraron violentos tifones, y así por el estilo.

Desde luego, no todos los expertos comparten esa opinión. Hay quienes critican el trabajo de los científicos australianos diciendo que se basa en información incompleta y en modelos matemáticos discutibles. Y, en general, se considera que cualquier pronóstico sobre la intensidad de El Niño resulta en extremo difícil y es preferible ser muy cautelosos.

Aquí cabe señalar que la mayor o menor intensidad de El Niño no está directamente ligado al cambio climático y el calentamiento global. Ese fenómeno ha venido ocurriendo durante siglos y depende de las corrientes oceánicas. Pero sí podría acentuar o atenuar ciertos efectos del cambio climático, como los cambios en la distribución de la precipitación pluvial.

Y, desde luego «”como ya se ha visto en ocasiones anteriores»”, en general un Niño severo repercute sobre el clima de vastas regiones y puede afectar de manera importante a la agricultura. En América Latina, donde buena parte de los cultivos son de temporal, las cosechas pueden, como sucedió en 1997, disminuir entre un 15 y un 20 por ciento si El Niño es intenso.

En fin, ahí está el pronóstico. Para saber si es correcto, habrá que esperar hasta abril, mayo o junio, que es cuando ya se manifiesta claramente el cambio en las condiciones del océano frente a Sudamérica que indica el inicio e intensidad del fenómeno. Pero no estaría de más tomar medidas preventivas por si el infante nos juega alguna travesura. Después de todo, bastante mal anda la agricultura mexicana gracias a las políticas neoliberales como para dejarla totalmente expuesta a los caprichos de la naturaleza.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 14 de febrero de 2013

El oso polar y el calentamiento global

IMPACTO AMBIENTAL

El oso polar y el calentamiento global[1]

Juan José Morales

El animal que podría considerarse víctima emblemática del calentamiento global y el cambio climático es el oso polar. Como está estrechamente adaptado a la vida en la región ártica, al reducirse el casquete polar de hielo y nieve encuentra cada vez menos zonas adecuadas para sus correrías de caza. Y es que su alimento principal son las focas, a las cuales atrapa cuando salen a respirar por agujeros entre el hielo.

Pero resulta que al parecer el oso polar está adaptándose a las nuevas condiciones climáticas. Así se señala en un estudio recientemente publicado en la revista Ecology and Evolution por Linda J. Gormezano y Robert F Rockwell, del Museo Norteamericano de Historia Natural. Ese soberbio depredador «”el más carnívoro de todos los osos»”, cada vez más incluye en su dieta a otros animales aparte de las focas, así como una creciente cantidad de vegetales.

clip_image001El oso polar «”Ursus maritimus en la clasificación científica»” es una especie que se originó hace unos 150 mil años a partir de osos terrestres. A lo largo de la evolución fue adquiriendo una forma hidrodinámica que le permite desplazarse mejor en el agua, e incluso algunos biólogos opinan que está en camino de convertirse en mamífero marino. Pero el calentamiento global, al reducir la extensión de los campos de hielo en los cuales realiza sus correrías de caza, lo está obligando a retomar hábitos terrestres.

El estudio fue realizado en la bahía de Hudson, en el norte de Canadá, dentro del Círculo Polar Ártico y permitió comprobar que los osos que habitan en esa región cazan con mayor frecuencia caribúes y gansos de las nieves, y que también más a menudo comen huevos de esas y otras aves. Igualmente, consumen una mayor cantidad de plantas.

Los osos polares «”hay que recordarlo»” se alimentan principalmente durante la primavera. En esa época, cuando las masas de hielo todavía cubren grandes extensiones de la bahía, se les facilita la cacería de focas. Pueden comer en abundancia y de esta manera acumulan en su propio organismo reservas alimenticias en forma de grasa. Luego, a mediados o fines de julio, ocurre el deshielo, los osos ya no pueden moverse sobre las aguas marinas «”puesto que ya no están congeladas»” y como perseguir focas nadando les resulta imposible, deben volver a tierra y durante meses tienen lo que los científicos denominan un balance energético negativo. Es decir, consumen más energía de la que pueden obtener a través del poco alimento que encuentran en tierra y se ven obligados a vivir básicamente de sus reservas de grasa, Finalmente, a la llegada del siguiente invierno, pueden reanudar la cacería de focas.

El calentamiento global, al reducir la extensión de las áreas cubiertas de hielo en el mar, y disminuir la duración del período anual de congelación, hace que las posibilidades de que los osos polares obtengan suficiente alimento en la forma habitual sean menores. Por eso se les considera seriamente amenazados. Pero, según relata este estudio, al parecer están encontrando la manera de superar el inconveniente.

En realidad, como dicen los autores del trabajo, cazar otros animales y comer hierbas, líquenes y otros vegetales, no es cosa nueva. Investigaciones que datan de 40 años atrás indican que ya lo hacían desde hace tiempo. Lo que ocurre es simplemente que ahora recurren más a ese tipo de alimentación en tierra para compensar las dificultades a que se enfrentan debido a los cambios ambientales.

Lo que todavía no tienen muy claro los investigadores es si esto lo hacen impulsados por el hambre como un recurso desesperado, o si significa un cambio permanente en sus hábitos alimenticios. Para saberlo se requieren nuevos estudios.

Y para terminar, un comentario sobre la manera como trabajan los zoólogos: a fin de averiguar qué come un animal y en qué porcentaje consume cada tipo de alimento, pueden recurrir al examen del contenido estomacal de ejemplares muertos o, como en el caso de los osos polares de la bahía de Hudson, a estudiar sus excrementos.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Lunes 3 de febrero de 2013

Los hongos y la vitalidad de la selva

IMPACTO AMBIENTAL

Los hongos y la vitalidad de la selva[1]

Juan José Morales

Usualmente no se presta mucha atención a los hongos, excepto a unas pocas especies notables por ser comestibles o «”al contrario»” venenosas. Y ni qué decir de los alucinógenos. A estas plantas, pequeñas, poco visibles y en general no utilizables, se les considera elementos poco importantes de los bosques y selvas. Pero una reciente investigación realizada en Belice por botánicos de las universidades británicas de Oxford y Sheffield, ha revelado que los hongos tienen un papel crucial en la selva, que gracias a ellos puede mantener la gran diversidad florística que la caracteriza.

clip_image001Casi toda la gente los considera plantas, pero los hongos no lo son. Tampoco animales. Pertenecen a un reino especial llamado Fungi. Los hay pequeñísimos o muy grandes. A la fecha se han descrito unas 80 mil especies en todo el mundo, pero existen muchísimas más. Algunos son muy coloridos, como este, de la especie Amanita muscaria, venenoso.

Lo que ocurre «”explican los autores del estudio, publicado en la revista Nature«” es que los hongos eliminan aquellas plantas que crecen demasiado cerca de otras de su misma especie. De esta manera evitan que esa especie pueda volverse dominante en el área y desplace a las demás. Así, como resultado de la acción de los hongos, otras muchas plantas sobreviven y pueden también ocupar parte del espacio.

Ya desde hace tiempo se sabía que cuando hay demasiadas plántulas «”o sea plantas recién nacidas»” de una misma especie en un sector de la selva, ocurre una gran mortalidad entre ellas, hasta que finalmente quedan sólo unas pocas. Nadie sabía a qué se debía tal fenómeno y había diversas hipótesis. Se sospechaba que aquello era ocasionado por algo presente en el suelo, pero las opiniones estaban divididas respecto a si se trataba de insectos o de hongos.

Para salir de dudas, los investigadores marcaron varias áreas de tamaño semejante. En algunas aplicaron sistemáticamente insecticidas, y en otras fungicidas. Al cabo de un tiempo, se vio que en las primeras «”o sea donde se exterminaba a los insectos»” no ocurrieron mayores cambios en el número de especies de árboles. En cambio, en las segundas, donde eran eliminados los hongos, la diversidad de especies arbóreas se redujo significativamente, en más de 16%.

De este modo quedó demostrado que son los hongos y no los insectos los que ayudan a mantener el gran número de especies característico de las selvas tropicales. Los hongos «”explica el Dr. Owen Lewis, de la universidad de Oxford, quien encabezó la investigación»”, se propagan rápidamente entre plantas de la misma especie muy cercanas, y les causan la muerte, dejando sólo unas pocas sobrevivientes.

Esta investigación permite explicar también por qué las selvas, que son los bosques de zonas tropicales, tienen mucho mayor diversidad de especies de árboles que los bosques de coníferas de las zonas frías y templadas. Mientras en una hectárea de selva se puede encontrar hasta cien especies diferentes de árboles, en un bosque de coníferas no hay más de tres o cuatro, y a veces sólo una. La razón de ello, según se deduce de la investigación realizada en Belice, sería que en el trópico las condiciones de elevada temperatura y humedad ambiente favorecen la proliferación de hongos que mantienen la diversidad, en tanto que en los bosques de zonas frías y templadas las condiciones ambientales no permiten la abundancia de hongos.

Igualmente, el resultado de la investigación arroja una incógnita sobre el futuro de las selvas ante el cambio climático. Si, como temen algunos, grandes regiones selváticas sufren sequía o al menos una reducción importante en la cantidad de lluvia, el resultado sería presumiblemente una disminución de las poblaciones de hongos, y ello tendría consecuencias difíciles de prever sobre la composición florística de la selva. Es decir, sobre el número de especies que la integran.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 7 de febrero de 2014