El misterio de las centellas (509)

El misterio de las centellas (509)

A principios de este verano pasado (junio de 2006) mientras estaba sentado frente a mi computadora respondiendo e-mail (y teniendo en cuenta de apagar el equipo debido a una tormenta que se estaba gestando) algo me llamó la atención hacia la izquierda. Al mirar hacia la puerta de mi casa vi una bola de color naranja del tamaño de un melón en llamas que apareció a unos tres metros del suelo. Estaba a unos 15 metros de distancia.

Mis gatos, con los ojos abiertos, también vieron la cosa. Mientras estaba viendo la esfera tiró sobre sí misma, se volvió de un blanco brillante, y se apagó. La imagen era muy parecida a un viejo televisor de tubo cuando se apagaban. El ruido fue más fuerte que cualquier arco eléctrico que he escuchado. Mis gatos se asustaron.

Todo esto duró sólo unos 4-5 segundos. Supuse que nuestra casa había sido alcanzada por un rayo, llamé a mi marido para hacerle saber, y caminé a través de la casa (y más tarde fuera de ella) para ver si hubo algún daño. No encontré nada.

Me olvidé del asunto hasta que mencioné este episodio a un compañero de trabajo. Él dijo que él había hecho un informe, en la escuela secundaria, sobre los tipos de relámpagos y se acordó de las centellas. La descripción, dijo, sonaba exactamente a eso. Lo busqué en Internet. Y, sí, lo que vi fue definitivamente una centella.

Desde entonces, hemos encontrado que la esquina de nuestra casa es susceptible a ataques de rayos. Mi computadora ha sido golpeada dos veces. La última – a finales de septiembre – la hizo inservible – incluso a través de un protector contra sobretensiones. Las «barras» que atraen a los rayos de nuestra casa son dos enormes árboles de abeto, que se sientan a 15 pies de nuestro porche delantero.

Aunque estoy fascinada por este espectáculo de luz eléctrica todo pasa en mi casa, estamos invirtiendo en pararrayos.

Elizabeth A. H. Goss

Lancaster , PA USA

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