James Randi, Magia contra brujería

Circuito Impreso

 

JAMES RANDI, MAGIA CONTRA BRUJERÍA[1]

 

Por Mauricio José Schwarz

La fantasía, la ciencia ficción o los relatos de terror no presuponen verdad alguna en las proposiciones que hacen como pretexto de la labor creativa. Este, que insistentemente se ha repetido, cae en oídos sordos cuando la gente decide creer en extraterrestres, duendes y brujos. Pero las creencias en si no son tan graves como el manejo que vivales de todos colores y sabores hacen de ellas utilizándolas para obtener dinero, poder, sexo o un bonito paquete que incluye todo.

JamesRandiPor ello es reconfortante encontrarse a gente como James Randi, más conocido en los círculos del ilusionismo como «Randi el asombroso», quien ha dedicado cuarenta años a desenmascarar charlatanes, farsantes y despistados de buena fe. Randi, a quien ya mencionábamos por su trabajo respecto al fenómeno de Uri Geller con el cual demostró que el niño bonito israelí era un simple engañabobos con entrenamiento de ilusionista, estuvo hace pocos días; en México asistiendo al congreso de magos organizado el Círculo Mexicano de Ilusionistas. De paso dio una conferencia sobre supuestos fenómenos parasicológicos en la Facultad de Sicología de la UNAM y para probar a algunos «síquicos» mexicanos con el resultado de siempre.

Nacido en Toronto, Randi se enamoró del ilusionismo a los doce años y a los quince inició su lucha contra el engaño, cuando asistió a una iglesia espiritualista y vio que ahí se usaban sencillos trucos de magia. Trató de descubrirlos y como resultado acabó en la cárcel y decidió luchar contra los embaucadores de todo tipo, labor que posteriormente lo llevó a la formación del Comité pare el Estudio Científico de Supuestos Fenómenos Paranormales.

¿De dónde surge la disposición de la gente a creer en las más descabelladas afirmaciones? Para James Randi es una forma de huir de un mundo desagradable, aceptando las promesas de algo fantástico que toman como verdadero aunque ello los inhabilite para enfrentar los problemas reales. Pero quien cree, quien tiene fe, no está dispuesto a escuchar razones. Por ello Randi afirma: «Me interesa influir en los jóvenes que están en el filo de la navaja, entre el creer y el no creer, ofreciéndoles un punto de vista alternativo de los fenómenos que observan».

Para apoyar su lucha contra los timadores, James Randi ha ofrecido diez mil dólares a quien pueda producir un fenómeno paranormal bajo condiciones controladas. En los veinte años transcurridos desde que estableció su oferta, seiscientas personas se han acercado a él para reclamar el premio, aunque solo setenta y cinco han permitido que se les pruebe. De ellos, ocho eran ilusionistas que pretendían engañarlo Todos han fracasado.

Además de dedicar toda su vida a la magia y a la lucha contra la charlatanería, Randi, se ha interesado en la ciencia ficción al grado de haber publicado dos relatos de ese género. Para él «la ciencia ficción es un entretenimiento como la magia. La belleza de la CF es que debe establecer sus reglas, aparente o verdaderamente científicas, y ajustarse a ellas en la narración». Estas reglas imaginarias, por supuesto, son muy distintas de la realidad. «Los escritores de CF no creen que sus postulados sean reales» dice Randi.

«Simplemente inventan sus reglas del mismo modo en que se hace para crear un personaje, un detective por ejemplo».

Por lo que se refiere a la CF mexicana o latinoamericana como tal, Randi no cree en ella, pues considera que aunque algunos países no tengan desarrollo científico, ello «no implica que no conozcan los avances que hay gracias a las comunicaciones. La CF es un fenómeno universal y así como no veo diferencia entre la CF estadunidense y la europea, imagine que la que se haga aquí será igualmente universal. Si se basa en la ciencia será CF».

RonHubbardPasar un rato con James Randi es verdaderamente mágico. Las cosas tienen una inquietante tendencia a desaparecer. Los panes saltan, en la mesa aparecen misteriosamente tenedores y cuchillos doblados «a la Geller» y se relatan las anécdotas de multitud de farsantes y de las ocasiones en que Randi ha sido amenazado a causa de sus investigaciones. Nos recordaba, entre tantos charlatanes, la historia de Ron Hubbard, fundador de la cienciologia o dianética que en Estados Unidos funciona como una religión organizada.

Hubbard, que tan mal nombre le ha dado a la CF, era originalmente escritor de cuentos hasta que un día de 1947, platicando con George O. Smith, apostó que podría crear una religión de acuerdo a la cita de Voltaire: «si quieres ser rico y famoso, inventa una religión, pero asegúrate de hacerla sobre la premisa más absurda posible. Si lo logras serás rico y famoso…, o te colgarán». Smith propuso la premisa, Hubbard aceptó la apuesta y al poco tiempo se inició el movimiento que tanta influencia ha adquirido sobre tantas personas. Por cierto que algunos de ellos ya han sido investigados científicamente sin resultados.

Pero no todos los escritores de CF son así. Arthur C. Clarke, recuerda Randi, se puso furioso porque alguien publicó que él creía en el fenómeno Geller, cuando lo único que había afirmado es que no sabía cómo explicarlo aún. Esa explicación científica la daría después Randi. Para el resulta grave que «los síquicos y los astrólogos se presentan como si usaran la ciencia, como si fueran científicos». Pero claro, que ninguno ha podido demostrar sus capacidades. Las afirman sin demostrarlas, lo que, según Randi, «es, como si alguien se presentara a una orquesta afirmando que sabe tocar el violín y pretendiera cobrar por ello sin tocarlo jamás».


[1] Publicado originalmente en agosto de 1988 en Excelsior.

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