Peña Nieto y la publicidad de productos milagro

ESCRUTINIO

Peña Nieto y la publicidad de productos milagro[1]

Juan José Morales

Los jueves usualmente consagramos esta columna a la charlatanería, las seudociencias, las falsas terapias, los embaucadores, los productos milagro y otras cuestiones del mismo estilo. Por ello resulta muy apropiado referirnos hoy a la llamada reforma energética «”léase privatización de Pemex»”, pues sin el menor pudor, y con las mismas técnicas usadas en la publicidad de medicamentos y tratamientos milagrosos, el gobierno de Peña Nieto ha intentado justificarla con una serie de afirmaciones sin fundamento alguno y con las acostumbradas promesas carentes de toda garantía de que poner nuestro petróleo en manos de las grandes transnacionales extranjeras hará caer sobre los mexicanos una catarata de beneficios y el país entrará en una era de prosperidad sin límites ni precedentes»¦ aunque para ello «”advierten cautamente los panegiristas del gobierno»” habrá que ser pacientes y esperar todavía algunos años.

clip_image002Como sugiere esta caricatura, el águila de Pemex deberá ahora ser sustituida por un buitre, representativo de las empresas petroleras transnacionales que se apropiarán de nuestros hidrocarburos.

Todo ello suena a disco rayado, a ese mismo disco que nos han venido tocando una y otra vez con motivo de la privatización de los bancos, de la electricidad, de los ferrocarriles, de las carreteras, de los aeropuertos, de las terminales marítimas y de prácticamente todos los bienes que fueron de la nación y ahora dejan pingües ganancias a los inversionistas que los compraron a precio de ganga y que, en caso de quiebra de sus negocios, saben que serán pronta y eficientemente rescatados por ese mismo gobierno que se los entregó.

Dice la propaganda gubernamental, por ejemplo, que la privatización de Pemex permitirá abaratar las gasolinas y el diesel. Lo mismo se dijo respecto a los servicios bancarios, y hoy en México son los más caros del mundo. Pero los bancos extranjeros obtienen en nuestro país utilidades muchísimo mayores que en cualquier otro.

Dice también la propaganda del gobierno que con la privatización Pemex se convertirá en palanca del desarrollo nacional. Lo mismo se dijo también de los ferrocarriles y de los bancos. Los lectores saben muy bien cuál es la realidad en ambos casos.

El petróleo es y seguirá siendo de los mexicanos, aseguran muy campantes los voceros del gobierno. Sí, lo es y lo será mientras esté allá abajo. Pero en el momento en que salga a la superficie, dejará de ser enteramente propiedad de la nación, porque una parte de él pasará automáticamente a manos de las empresas extranjeras que lo extraigan.

Por el solo hecho de haber sacado al sindicato petrolero del consejo de administración de Pemex, se afirma que disminuirá la corrupción. Pero el hecho es que, mientras Pemex está sujeto a la ley federal de acceso a la información y ello facilita investigar actos de corrupción, las empresas privadas no. Ni los particulares ni el Instituto Federal de Acceso a la Información pueden por tanto legalmente exigirles información, con lo cual, obviamente, es mucho más fácil encubrir actos de corrupción.

Se afirma igualmente que al abrir la industria petrolera a la inversión extranjera, se crearán 500 mil empleos. Es sólo una de esas promesas tan bonitas como huecas. Uno de los argumentos que se vinieron manejando en favor de la privatización fue que con menos obreros las empresas extranjeras producen más que Pemex. Lo lógico, entonces, es esperar que despidan gente, no que contraten más.

Con la reforma «”se dice también»” se obtendrán recursos para el desarrollo. Actualmente, el gobierno sangra a Pemex con pesados impuestos, mucho mayores que los que paga cualquier otra empresa petrolera en cualquier país, y que son una parte muy importante del presupuesto de ingresos. Cuando operen en México, las transnacionales, obviamente, no pagarán tantos impuestos, sino muchísimo menos. ¿De dónde saldrán, pues, esos imaginarios recursos?

En fin, estamos ante un típico ejemplo de publicidad de productos milagro, que se nos ha aplicado para tomarnos el pelo con los supuestos beneficios de la privatización petrolera.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 12 de diciembre de 2013

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