Otra vez el cuento del peróxido de hidrógeno

ESCRUTINIO

Otra vez el cuento del peróxido de hidrógeno[1]

Juan José Morales

Si alguien le dijera que tiene un medicamento baratísimo capaz de curar prácticamente todas las enfermedades habidas y por haber, desde las paperas hasta el cáncer y el sida, pasando por la gonorrea, el mal de Parkinson y cualquiera otra que conozca o desconozca, seguramente sospechará que tal afirmación despide un intenso tufo a charlatanería.

Tal es el caso de las afirmaciones de un cierto Madison Cavanaugh, quien ofrece «una terapia natural sorprendente probada científicamente que crea un ambiente dentro del cuerpo donde las enfermedades no pueden desarrollarse. Esta terapia no cura la enfermedad pero permite al cuerpo curarse a sí mismo».

Y, en abono de sus aseveraciones, menciona «”sin citar uno solo»” que existen «más de 6.100 artículos publicados en la literatura científica europea que avalan la efectividad de esta sencilla terapia que no sólo mata las células enfermas sino que simultáneamente revitaliza y rejuvenece las células sanas, creando así una energía vibrante y una sensación de bienestar». Y afirma igualmente, que «más de 15.000 médicos, naturópatas y homeópatas europeos han administrado este método de curación seguro, barato y potente a más de 10 millones de pacientes en los últimos 70 años para tratar con éxito prácticamente todas las enfermedades conocidas», aunque tampoco menciona un solo hospital, universidad o centro de investigación que respalde tan extraordinarias proezas.

clip_image002Portada del libro. Se vende en formato electrónico por Internet y está lleno de grandilocuentes afirmaciones y vagas alusiones a médicos desconocidos o anónimos y supuestos pacientes que aseguran haberse curado aunque estaban al borde de la muerte, pero nada de lo que en él se dice se fundamenta en investigaciones científicas ni está respaldado por alguna universidad o institución médica de reconocido prestigio.

Todo esto viene a cuento porque un apreciado lector, Luis Gómez «”a quien agradezco la información»” me hizo notar que por la Internet «”medio de difusión favorito de charlatanes y timadores»” se promueve el libro «La cura en un minuto» «”cuyo solo título es más que suficiente para desconfiar»”, el cual sostiene la tesis de que cualquier enfermedad puede curarse casi instantáneamente con el susodicho producto.

Pues bien: esa especie de panacea universal, esa mítica sustancia que los alquimistas buscaron en vano y serviría para curar todas las enfermedades y prolongar la vida eternamente, es peróxido de hidrógeno. O, para decirlo con palabras más simples, agua oxigenada. Sí esa agua oxigenada que se puede comprar en cualquier farmacia por unos cuantos pesos y que al decir del tal Cavanaugh, cura hasta las enfermedades incurables, devuelve la lucidez mental a quienes padecen mal de Parkinson o Alzheimer y permitiría «erradicar las enfermedades y resolver la crisis sanitaria en el país».

Pero «”y aquí viene el viejo y manido cuento de las conspiraciones»” sus bondades se han mantenido en secreto debido para no afectar los intereses financieros de la industria farmacéutica y de los médicos, que son cohechados por sus agentes para que no receten la maravillosa agua oxigenada sino costosos medicamentos fabricados por esas compañías.

Claro; como usted sabe, todos «”absolutamente todos»” los médicos son unos buitres corruptos que se prestan para ser cómplices de las no menos corruptas empresas farmacéuticas, y los directores de todos los servicios de medicina socializada de todos los gobiernos de todos los países, son tan brutos que no usan este maravilloso remedio que les ahorraría el dineral que ahora gastan en atención médica y medicinas.

Engaños de este tipo sobre la supuesta capacidad del agua oxigenada de curar cualquier mal, se presentan en diversas formas. Hace poco más de un año, en agosto de 2013, escribimos sobre uno de ellos: cierto producto fabricado y comercializado en México llamado OxyTAM y presentado como «oxígeno líquido» con prodigiosas capacidades curativas, que no es otra cosa que agua oxigenada, aunque vendida a precios exorbitantes.

El agua oxigenada es un magnífico desinfectante y antiséptico. Pero nada más. Pretender que con ella puedan evitarse o curarse el sinfín de enfermedades que se dice en el libro de marras, no es más que pura y llana charlatanería.

Para terminar, y como una modesta contribución al buen éxito de la jornada de protestas de hoy por el caso Ayotzinapa, informo a todos mis amigos y lectores de Cancún que la cita para la marcha en pro de la justicia y la seguridad es a las seis de la tarde en el malecón Tajamar. Ahí nos vemos.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 20 de noviembre de 2014

Un pensamiento en “Otra vez el cuento del peróxido de hidrógeno”

  1. Lo que más extraña es que no existe dato alguno en Internet sobre esta persona. No encontré datos sobre su biografía ni su curriculum. Ni siquiera una foto. Eso parece muy extraño, pues nada avala a este presunto autor.
    Agradecería si alguien tiene alguna Info.
    De lo contrario el libro sería una farsa? Muchas gracias.

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