Don Rudolf, su seudomedicina y su seudopedagogía

ESCRUTINIO

Don Rudolf, su seudomedicina y su seudopedagogía[1]

Juan José Morales

Me han llegado noticias de que en Playa del Carmen habrá en estos días una serie de conferencias sobre antroposofía y educación Waldorf. A propósito de ello, vale la pena resumir algo de lo que acerca de ambas cuestiones escribí hace poco más de un año en esta columna.

La antroposofía o conocimiento del hombre «”no confundirla con la antropología, una verdadera ciencia»” es una doctrina de carácter místico, espiritual o esotérico, según la cual el ser humano está formado por cuatro seres metidos el uno en el otro como las matrioskas, esas típicas muñecas rusas: el cuerpo físico, el cuerpo etérico, el alma o cuerpo astral, y el espíritu o yo. Fue inventada hace un siglo por el austriaco Rudolf Steiner, quien se decía vidente y ocultista, desde niño aseguraba ser capaz de comunicarse con espíritus y fantasmas y decía que sus conocimientos no los adquiría en libros o revistas, sino en una especie de enciclopedia universal esotérica de la sabiduría llamada «registro akáshico», el cual está escrito en el «éter» y él podía consultar durante sus trances místicos.

imageRudolf Steiner, ocultista, vidente e inventor de supuestos métodos curativos y educativos. Además de embaucar a un acaudalado empresario que financió sus proyectos, fundó una empresa, Weleda, fabricante de cosméticos y suplementos alimenticios disfrazados de medicamentos, la cual sigue en auge cien años después.

Steiner jamás estudió medicina, enfermería ni nada por el estilo, sino que se decía filósofo además de clarividente y ocultista. Sin embargo, inventó la llamada medicina antroposófica, una mescolanza de disparatadas ideas tomadas de la antigua herbolaria, la homeopatía y otras seudomedicinas y según la cual las enfermedades son bienvenidas porque constituyen la oportunidad que tiene el individuo «de enfrentarse a su propio karma de encarnaciones anteriores (y) le dan a la persona un mensaje que en última instancia le ayuda al autocrecimiento y autodesarrollo». También la medicina antroposófica se opone a la vacunación, para no destruir la susceptibilidad del niño a las enfermedades, ya que ello puede interferir con su karma y sus futuras reencarnaciones.

Además de inventar supuestos procedimientos curativos, Steiner se lanzó a desarrollar teorías pedagógicas inspiradas en los conocimientos que bajaba del más allá durante sus estados de trance, para aplicarlos en el más acá. Así, sin haber jamás estudiado pedagogía ni cosa que se le parezca, inventó la llamada educación antroposófica o educación Waldorf, que recibió este nombre porque fue financiada por un multimillonario alemán dueño de la fábrica de cigarros Waldorf Astoria.

Por supuesto, esa educación está teñida con los delirios y las ideas racistas de Steiner, quien decía que los negros tienen sólo una «vida instintiva» basada en la parte posterior del cerebro, los asiáticos una «vida emocional» que experimentan con el «cerebro intermedio», y únicamente los blancos tienen una «vida pensante» que disfrutan con el «cerebro delantero». En concordancia con esa mentalidad racista, en las escuelas Waldorf no se permite a los niños usar ciertos colores, como el negro y el marrón, porque se considera que «no son puros». Y por ignoradas razones, tampoco se les permite dibujar caras hasta cierta edad.

Igualmente, en concordancia con las confusas ideas de Steiner, a los alumnos se les clasifica en cuatro categorías: melancólico, sanguíneo, colérico o flemático, que corresponden a las viejas ideas precientíficas medievales sobre ciertas sustancias llamadas humores que supuestamente contiene el organismo humano.

En pocas palabras, esto son la antroposofía y la llamada educación Waldorf.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 12 de febrero de 2015

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