El “misterio” de la Patrulla Perdida

El “misterio” de la Patrulla Perdida

El caso que dio origen al mito del Triángulo de las Bermudas

Por Luis Ruiz Noguez

**********Introducción**********

En la tarde del 5 de diciembre de 1945, el mal tiempo se había ido de Fort Lauderdale. Los fuertes vientos, nubes oscuras y lluvia se dirigían hacia el mar, el mismo sentido en que una misión de entrenamiento estaría volando al final del día. Se trataba del Flight 19 o Vuelo 19 que se haría famoso en los libros de misterio sobre el Triángulo de las Bermudas[1], un área que representa entre 1.3 y 3.9 millones de Km2 y tiene forma de triángulo, delimitada por Florida, Puerto Rico y las islas Bermudas.

_4601949800px-Grumman_TBF-1_Avengers_of_VGS-29_in_flight_over_Norfolk,_Virginia_(USA),_on_1_September_1942_(80-G-427475)1000px-Tbf-19-5The Lost Squadron-Bob Jenny-NASFL MuseumEl Vuelo 19, que se creía que se había perdido en el Triángulo de las Bermudas, el 5 de diciembre de 1945, volaba este mismo tipo de avión, el TBM Avenger.

Una patrulla de 5 TBM[2] Avenger de la US Navy (USN), con una tripulación de 14 pilotos, salió de la Base Naval de Ft. Lauderdale en una misión de rutina. La patrulla volaría, a una altitud de 1000 pies, hacia oriente sobre el mar, unas 56 millas náuticas, hasta llegar a Hen and Chickens Shoals, cerca de las Bahamas. Allí lanzarían cohetes en un ataque simulado sobre varias rocas pintadas para fácil identificación. Luego volarían 73 millas también hacia el Este, entonces virarían hacia el Norte y después de avanzar unas 73 millas girarían hacia el Suroeste, para completar la última parte del recorrido triangular.

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Ejercicio de navegación programado del vuelo 19 el 5 de diciembre de 1945.

1. Salida de NAS Fort Lauderdale a las 14:10 en rumbo 091°, lanzar bombas en Hen and Chickens Shoals (B) hasta aproximadamente las 15:00 y luego continuar en rumbo 091° durante 73 millas náuticas (140 km)

2. Girar a la izquierda hacia el rumbo 346° y volar 73 millas náuticas (140 km).

3. Girar a la izquierda hacia el rumbo 241° durante 120 millas náuticas (220 km) para finalizar el ejercicio al N de NAS Fort Lauderdale.

4. La triangulación de radio de las 17:50 establece la posición del vuelo dentro de las 50 millas náuticas (93 km) de 29°N 79°O y su último rumbo informado, 270°.

5. PBM Mariner sale de NAS Banana River a las 19:27.

6. 19:50 el Mariner explota cerca de 28°N 80°O.

Los 5 aviones torpederos dejaron Ft. Lauderdale un poco después de las 2:10, un poco más tarde de lo programado, para una misión breve de 3 horas. Debían regresar a las 5:23 p.m. Cuatro horas más tarde, ninguno de los 5 aviones podía ser encontrado. El vuelo hizo un giro programado, pero el líder del vuelo, el Teniente Comandante Charles C. Taylor, dijo que sus 2 brújulas habían funcionado mal. Desde ese punto, parece que dieron varias vueltas, primero volando en una dirección y luego en otra hasta que se quedaron sin combustible. Los 14 hombres nunca fueron encontrados. Después de perder el contacto de radio con su base, los 5 aviones desaparecieron.

Poco después de que se perdió la comunicación comenzó una búsqueda de 5 días. El misterio se amplió cuando uno de los aviones de búsqueda, un Martin PBM-5 Mariner[3] con 13 hombres a bordo, también desapareció.

CCTaylor1CCTaylor2CCTaylor3CCTaylor4Teniente Charles Carroll Taylor – Líder de vuelo y piloto de FT-28. Instructor de vuelo en NASFL. Tenía 27 años. Entrenamiento USNR de Corpus Christi, TX. Graduado de la Universidad Texas A&M. Se convirtió en instructor de vuelo en 1942. En 1943 voló con el Scouting Squadron 62 hasta noviembre de 1943 cuando se convirtió en piloto de aviones torpederos con el Squadron 7. Desde abril de 1944 hasta diciembre de 1944, estuvo a bordo del USS Hancock como parte de la Task Force 38. También formó parte de Acorn 36, NAS Miami Opa Locka y Squadron 79. El 21 de noviembre de 1945, fue trasladado a Fort Lauderdale. Tuvo 2,509.3 horas de vuelo, 616 en Avengers. Fotos de www.SpecialBook.com.

En el transcurso de la búsqueda por los 6 aviones perdidos, se reportaron avistamientos de bengalas e incluso un par de informes de balsas salvavidas abiertas con hombres a la vista. Sin embargo, nada pudo ser documentado. En el informe final de la Marina[4], la desaparición del Vuelo 19 se atribuyó a un error del piloto. Se dijo que estaba “irremediablemente confundido” y no tuvo en cuenta los fuertes vientos que empujaban al escuadrón hacia el Este de su curso previsto. Por sus transmisiones de radio, parece que Taylor pensó que estaba sobre los Cayos. Luego condujo a los aviones en un rumbo zigzagueante al Noreste, pensando que eso lo llevaría a Miami. En realidad, estaba llevando los aviones más lejos de la costa Este de Florida y hacia aguas más profundas.

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El Informe oficial de accidentes se puede leer en las seis tarjetas de accidentes de aeronaves (NAVAIR339C). En este caso es la de Taylor, pero también están las de los otro cuatro instructores y la del piloto de la aeronave de búsqueda Martin Mariner. Estas tarjetas también enumeran la pérdida de los otros miembros de las tripulaciones.

Cómo se creó el misterio

Según los escritores de misterios, cuando los aviones despegaron el cielo estaba claro. Cinco minutos después de despegar la torre de control recibió un mensaje desesperado del líder de la patrulla, Taylor, el cual estaba claramente espantado. “Llamando a la Torre, esto es una emergencia”, dijo en un voz preocupada. “Parece que nos hemos desviado del rumbo. No podemos ver tierra… repito… no podemos ver tierra”. “¿Cuál es tu posición?” respondió la torre por radio. “No estamos seguros de nuestra posición”, fue la respuesta. “No podemos estar seguros donde estamos. Parece que estamos perdidos”.

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La torre de control de la Estación Aérea Naval de Fort Lauderdale, alrededor de 1945.

Sorprendidos, los operadores de la torre se miraron unos a otros. Con un vuelo en condiciones ideales, ¿cómo podrían perderse 5 aviones con tripulaciones experimentadas?

“Supongamos que nos dirigimos hacia el Oeste”, instruyó la torre. Había alarma inconfundible en la voz del líder de vuelo cuando contestó. “Parece que estamos fuera de curso… no podemos ver la tierra… no sabemos hacia dónde está el Oeste… todo está mal, extraño… No podemos estar seguros de ninguna dirección. Incluso el océano no se ve como debería… parece que estamos…” En este momento el contacto por radio se interrumpió abruptamente. Un hidroavión de rescate, un Martin Mariner con 13 hombres de tripulación, se despachó inmediatamente. El hidroavión también desapareció. Nunca se encontró ninguno de los 6 aparatos ni a los 27 tripulantes.

Esto es lo que dice la leyenda, pero casi todo está equivocado. En primer lugar el supuesto mensaje del Teniente Taylor en el que está basado casi todo el misterio, nunca ocurrió, ninguna de las bases en contacto con el Vuelo 19 recibió tal mensaje, ninguno de los operadores de radio oyeron a Taylor decir tal cosa. La historia del mensaje (palabra por palabra) ha pasado de mano en mano desde la publicación de un artículo de Vincent Gaddis.

TheAmericanLegionMagazine-April-1962Vincent_Gaddisargosy_196402Vincent Gaddis fue quien le dio su nombre al Triángulo de las Bermudas. Se basó en un artículo aparecido en The American Legion Magazine de 1962 para escribir el suyo para la revista Argosy de febrero de 1964

El hombre que bautizó al Triángulo

Gaddis, nacido en Ohio en 1913, había trabajado en varias profesiones a lo largo de los años 40 y 50, antes de convertirse en escritor independiente. También fue autor de una serie de libros sensacionalistas sobre “misterios” antiguos.

En febrero de 1964 apareció en la revista Argosy[5], un artículo firmado por Gaddis: The Deadly Bermuda Triangle[6]. En este artículo por primera vez se le llamaba a esa región del océano Triángulo de las Bermudas. Para escribir su artículo Gaddis había consultado varios autores[7], pero fue el artículo The Mystery of the Lost Patrol[8], de Eckart W. Allan, aparecido en la American Legion Magazine, de abril de 1962, el que sentó la base de su propia obra.

Su artículo en el Argosy aterrizó en los principales puestos de periódicos estadounidenses. Gaddis lo siguió un año después con un libro sobre misterios del mar[9], en que un capítulo dio un nombre alternativo, aún más siniestro para el área, El Triángulo de la Muerte.

A pesar de haber sido Gaddis el padre del Triángulo de las Bermudas (por lo menos le dio el nombre), y de haber organizado y ordenado todos los relatos que circulaban sobre naves desaparecidas en esas aguas, su libro no tuvo tanto éxito como los de autores posteriores, principalmente los libros de Charles Berlitz[10].

250px-Charles_Berlitzcharles-berlitz-81003b4e-8875-48e5-92a0-f810689c207-resize-7509780385111393El heredero de las academias de idiomas Berlitz al lado de dos de sus obras más famosas.

En ausencia de conocimiento o comprobación de hechos, la especulación sobre el Vuelo 19 se convirtió en una industria en crecimiento. Además de Gaddis, y los mencionados más arriba, muchos otros autores se subieron a la ola del Triángulo. El escritor Arti Ford, por ejemplo, aseguró que el último mensaje de Taylor fue: “No vengan por mí, parece que son del espacio exterior”. Por su parte Berlitz afirmó que Taylor envió un mensaje al avión del Teniente Cox[11]: “Ya se dónde estoy. Estoy volando a 2,300 pies. No es necesario que vengan”. Pero todo eso no era más que ficción.

Algunos hechos básicos

Los aeroplanos no desaparecieron a las 4:25 en un tiempo en calma, como lo afirman los escritores de lo paranormal, sino que estuvieron volando hasta después de las 7:00 cuando ya el tiempo había cambiado: amenazaba tormenta y el mar estaba encrespado.

Según el informe de investigación de la Armada, la tripulación no tenía experiencia en vuelo, a excepción de Taylor, ya que eran pilotos novatos en periodo de adiestramiento. Esto significa que no se les enseñó correctamente cómo usar todos los instrumentos de la aeronave cuando volaban de noche o con mal tiempo. Muchos de ellos eran nuevos en el lugar y no conocían el área. Algunos piensan que es extraño que Taylor, de 28 años, un veterano de combate con 2,500 horas de vuelo, pudiera haber estado tan equivocado. Pero Taylor tenía un historial de perderse mientras volaba. En 2 ocasiones anteriores tuvo que abandonar su avión en el agua y fue rescatado.

El reporte oficial de la USN revela que Taylor había perdido completamente su posición. Él creía que volaba sobre Florida Keys, una cadena de islas al Sur de Florida, en efecto muy similares a las cadenas de las Bahamas en el Este. Por lo tanto tomó un curso Noreste para regresar a su base, pero ese curso lo llevaba hacia el Atlántico y no a su base. Por este error, se adentraron en el mar, se les acabó el combustible y se estrellaron en el océano. El informe dice:

Aproximadamente a las 1600, se interceptaron mensajes de radio que nos hicieron creer que este vuelo se había perdido en las cercanías de las islas Bahamas. Se hicieron esfuerzos inmediatamente para comunicarse con este vuelo por radio y ordenarles que volaran en un curso de 270 grados o hacia el Sol. Si estas instrucciones se hubieran escuchado y llevado a cabo, estamos seguros de que este vuelo habría regresado a la base de manera segura.

Los TBM Avenger eran conocidos como aviones extremadamente resistentes. Los pilotos a veces los llamaban “Pájaros de Hierro” o “Herraje Grumman”, dijo Mark Evans, historiador de la rama de Historia de la Aviación Naval del Centro Histórico Naval: “Fueron construidos como tanques. Una y otra vez volvían de la batalla todos baleados y todavía funcionando”. Los voluminosos aviones también eran muy pesados, con un peso de más de 4,535 Kg vacíos y 8 toneladas con carga total. Tenían una velocidad de crucero de aproximadamente 150 mph y un alcance de aproximadamente 1,100 millas. Sus motores generaban 1,700 caballos de fuerza. Cuando caían al agua, se hundían fuerte y rápido. El tiempo máximo de flotación era de 45 segundos, por lo que no es sorprendente que en la búsqueda ocurrida pocas horas después, no se encontrara nada. La posibilidad de que alguien sobreviviera a una caída en alta mar era escasa, la posibilidad de sobrevivir a la noche en las frías aguas era nula, la probabilidad de que los restos descendieran rápidamente al fondo era alta.

Lo que sucedió con los aviones puede ser atribuido a la falta de un buen sistema de navegación. Las 2 brújulas de Taylor comenzaron a funcionar mal. Los pilotos que volaban sobre el agua en 1945 tenían que confiar en las brújulas y saber cuánto tiempo habían estado volando en una dirección particular y a qué velocidad. Las transcripciones de las comunicaciones durante el vuelo sugieren que Taylor no llevaba reloj. No hay puntos de referencia en medio del océano. Las transcripciones de radio antes de que la patrulla desapareciera dejaron claro que Taylor estaba inseguro de su posición. Muestran que el teniente pensó que sus brújulas habían funcionado mal y que estaba por encima de Florida Keys, una cadena de islas que se extiende al Suroeste del continente americano, cuando de hecho un análisis posterior por parte del personal de tierra demostraría que estaba al Sureste, cerca de una isla en las Bahamas. Según la investigación, los aviones no estaban sobre tierra sino muy lejos en el mar. Los pilotos que no formaban parte de la misión y que escucharon las transmisiones de Taylor y otros pilotos dijeron más tarde que parecía confundido y ansioso.

A las 3:40, 90 minutos después del despegue del Vuelo 19 (y no 5 minutos después, como dice la leyenda), Taylor comunicó por radio que estaba en problemas. Pensó que había perdido sus brújulas. “No sé dónde estamos”, le dijo a un compañero piloto. “Debemos habernos perdido después de ese último giro”.

Mis 2 brújulas están apagadas y estoy tratando de encontrar Ft. Lauderdale, Florida. Estoy sobre tierra, pero está descompuesta. Estoy seguro de que estoy en los Cayos, pero no sé qué tan abajo.

Estamos entrando en aguas bravas, nada parece correcto. No sabemos dónde estamos, el agua es verde, no blanca.

En las siguientes 2 horas, la Estación Aérea Naval de Miami pudo obtener una vaga señal de radio sobre el escuadrón, colocándolo a unas 150 millas de la costa de New Smyrna Beach. Taylor finalmente dirigió los aviones hacia el Oeste, hacia la costa. Pero fue demasiado tarde. El mal tiempo y la noche se habían asentado. El combustible estaba casi agotado. Según los registros disponibles, a las 5:22, se escuchó al líder del vuelo decir: “Cuando el primer hombre llegue a 10 galones de gasolina, todos aterrizaremos juntos en el agua. ¿Todos entienden eso?”

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¿Posible Avión #117 del Vuelo 19 en la Estación Aérea Naval de Fort Lauderdale alrededor de 1944? Fecha desconocida.

Si bien los aviones eran robustos, también pesaban y se hundirían rápidamente. Teniendo en cuenta el clima, era poco probable que alguien de la tripulación pudiera sobrevivir en alta mar. A las 7:04, se recibió la última llamada de radio del Vuelo 19, pero era demasiado débil para poder leerla.

En pocas palabras, la misión de entrenamiento se había perdido a causa de la mala suerte, el mal tiempo, y algunos errores fatales que se hicieron.

A las 7:27, un Martin Mariner, un gran hidroavión bimotor, fue enviado desde la Estación Aeronaval de Banana River, cerca del sitio actual de Cabo Cañaveral. El hidroavión había sido cuidadosamente revisado antes de la salida y se había llenado con combustible para 12 horas de vuelo. Los Martin Mariner se ganaron el ominoso apodo de “tanque de gasolina volador” debido a su tendencia a incendiarse debido a la cantidad de combustible que llevaban consigo y a que cualquier chispa los podía hacer explotar. En efecto, 23 minutos después de partir desapareció de las pantallas del radar. El avión no hizo llamadas de socorro pero hubo testigos de esta parte del desastre. La tripulación de un barco mercante en el área vio una explosión aérea en el momento exacto en que desapareció de las pantallas en la base de Ft. Lauderdale. Cuando llegaron a la escena del accidente, vieron una mancha de aceite y escombros flotantes, pero el mal tiempo los obligó a abandonar la búsqueda. Después del desastre, la USN puso a tierra todos los demás hidroaviones PBM-Mariner. La USN detuvo la producción de ese avión en 1949.

Martin_PBM-3S_Mariner_of_VP-50_in_flight,_in_April_1956Martin_PBM-5_Mariner_in_flight,_circa_in_1945_(SDASM_00006374)Martin PBM-5 Mariner NSFL MuseumEl Martin PBM-5 Mariner BuNo: 59225, también conocido como “el tanque de gasolina volador”.

En los siguientes 4 días, se enviaron 200 aviones desde 11 estaciones aéreas navales diferentes a lo largo de la costa de Florida y las Bahamas. Más de 300 barcos peinaron el Atlántico al Este de Florida en una de las búsquedas marítimas más grandes de la historia. Los aviones cubrieron un área de 200,000 millas cuadradas, pero nunca encontraron rastro del Vuelo 19.

El Triángulo de las Bermudas: solucionado

A principios de los 70s Lawrence David Kusche, aviador y bibliotecario de la Universidad de Arizona, se empezó a interesar en los sucesos ocurridos en el Triángulo. Gracias a su trabajo logró recopilar toda la información: artículos, revistas y libros relacionados con el Triángulo. En esta tarea de recopilación le ayudó la señora Deborah Blouin. Producto de esta labor de investigación fue su primer libro[12].

The Bermuda Triangle Mystery SolvedThe Disappearance of Flight 19LarryKuschePopcorn ManDos de los libros fundamentales para entender los “misterios” del Triángulo de las Bermudas y la desaparición del Vuelo 19 son los escritos por Larry Kusche: The Bermuda Triangle Mystery: Solved y The Disappearance of Flight 19.

Kusche fue al material original. Encontró los papeles del seguro originales, las investigaciones iniciales y los primeros artículos periodísticos. Se dio cuenta que muchos de los relatos que habían hecho famoso al Triángulo no eran más que mitos, interpretaciones erróneas y cuentos novelados de los autores del Triángulo. Encontró que en algunos casos jamás sucedieron sino que fueron inventadas o se refieren a buques de los cuales no hay pruebas de que hayan existido siquiera, como un imaginario Stavenger. Otras fueron reales pero no ocurrieron en el triángulo sino a miles de kilómetros en el Atlántico del Norte, en las cercanías de Irlanda, o “el naufragio” del Freya[13], en el Pacífico. Incluso Berlitz vinculó al Mary Celeste con el Triángulo, a pesar de que el barco había sido encontrado abandonado en las Azores, al otro lado del Atlántico, y su ruta Nueva York-Italia no lo habría llevado al triángulo. La mayoría de las “desapariciones” no tenían nada de enigmáticas, pues se sabía perfectamente que se debieron a tormentas, explosiones, incendios y otros accidentes, o a hechos de guerra.

Kusche analizó más de 55 casos de los así llamados “misterios del Triángulo” y probó que todos ellos eran malinterpretaciones, mistificaciones y evidencias falsas. En su último libro sobre el Triángulo (Sin rastro) Berlitz ataca a Kusche diciendo que este nunca estuvo en el Triángulo por lo que no tiene bases para opinar. Sin embargo, Kusche analizó concienzudamente cientos de reportes e informes oficiales y relatos de primera mano. Kusche escribió un segundo libro[14], en donde analiza estos casos. En este libro Kusche afirma:

Los autores en su afán de dar mayor dramatismo a los aspectos sensacionales de cada caso, se olvidaron de realizar investigaciones profundas. Varios barcos y aviones que, según los diarios, habían desaparecido mientras navegaban en aguas tranquilas del Triángulo, de hecho enfrentaron violentas tempestades. Datos importantes mencionados en la prensa, fueron ‘olvidados’ por los autores de los libros que explotan el tema. Se concretaron a documentarse con libros de otros y, por tanto, los mismos datos se repiten una y otra vez.

Kusche, quien publicó un tercer libro[15], dice que Taylor fue simplemente descuidado. Al hablar con su familia y muchos de sus compañeros pilotos, Kusche se enteró de que Taylor era algo así como un alma perdida y solitaria. Aunque era guapo, Taylor no estaba tan interesado en las mujeres, ni en nada más. La única razón por la que se quedó en la Marina después de la guerra fue porque no sabía qué más hacer. No tenía una meta, no era un emprendedor, pero era un buen piloto. Tal vez parte de su problema era que era tan bueno que se descuidaba.

¿Restos de los Avengers?

En mayo de 1991, el cazador de tesoros Graham Hawkes dijo que había encontrado el restos de los 5 aviones. El número de cola de uno de los aviones era de un accidente unos 2 años antes. Más tarde, Hawkes dijo que el Pentágono y, por lo tanto, la Armada lo habían presionado para que el caso “desapareciera”. Luego, en 2012, dijo que creía que había encontrado el Vuelo 19, pero que no podía probarlo.

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La noticia del hallazgo de Graham Hawkes, capitán del barco Deep See, apareció en la portada del diario El Nuevo Herald, de Miami Florida, del 5 de junio de 1991, con el título “Aviones descubiertos en la costa no corresponden a Patrulla Perdida”.

En 2015, hubo una afirmación de que se había encontrado un avión cerca de Sebastián, Florida, con 2 cuerpos adentro. Aunque la USN inicialmente dijo que era parte del Vuelo 19, luego se retractó. Las solicitudes de FOIA para obtener más información no proporcionaron ninguna evidencia concluyente. Poco antes se había informado del hallazgo de otro posible sitio de choque.

En 1982 la historia captó el interés de Jon F. Myhre, un escritor y ex piloto de helicópteros del Ejército de EE.UU., luego controlador de tráfico aéreo, y convertido en piloto corporativo. En uno de sus viajes a Nassau, en las Bahamas, leyó un artículo acerca de la desaparición del Vuelo 19. Myhre había hecho un gran esfuerzo de volar en la zona y decidió “estudiar lo que podría haber sucedido”. Myhre, ha estudiado el Vuelo 19 hasta el punto de la obsesión. Publicó un libro[16] sobre el Vuelo 19 que sugería que se había encontrado el avión. Lo más interesante son los restos de un Avenger que se encontraron durante la búsqueda de partes del Transbordador espacial Challenger. Myhre levantó los restos, que pensó que era parte del Vuelo 19.

MyhreDiscovery of flight 19Jon F. Myhre y su libro Discovery of Flight 19: a 30-year search for the lost patrol in the Bermuda Triangle, en donde ha vertido todos los datos que ha encontrado a lo largo de su investigación de 30 años.

Lo que comenzó como una leve curiosidad se convirtió en una obsesión. Myhre pronto encontró suficientes pistas que se convirtieron en una investigación de 30 años en busca de respuestas. Llevó a cabo una intensa investigación y se conectó con las personas que le podían ayudar a recaudar dinero para las inmersiones en aguas profundas en busca de restos, pero también determinó que había razones para creer que 2 de los aviones regresaron a tierra. Anduvo a través de pantanos y entrevistó a personas que decían que habían encontrado restos en el área a la que él se dirigía. En el camino, su historia apareció en Misterios sin resolver, en el Discovery Channel, en Larry King Live y otros programas de noticias.

Treinta años después de que comenzó, Myhre describió en su libro lo que se sabía sobre el Vuelo 19 en ese momento. El libro sigue a través de todas las pistas que fueron reportadas durante la búsqueda de 5 días por los aviones, y Myhre junta las piezas en una explicación muy creíble de lo que pasó con cada avión y su tripulación. Descubrió que Taylor había llegado a la sesión informativa previa al vuelo con 25 minutos de retraso porque se había detenido para pedirle a un amigo que volara la misión por él. Supuestamente le dijo a su oficial al mando: “No quiero dar el salto”. El rumor que corría por la base era que Taylor había estado bebiendo en el club de oficiales la noche anterior. Cuando se despertó el 5 de diciembre de 1945, no se sentía muy bien. Y no estaba de humor para liderar un escuadrón en una práctica de bombardeo. “Hubo rumores de que tenía tanta resaca que le costó mucho llegar a la línea de vuelo”, le dijo John Evans.

Shane Satterley candidato a PhD por la Universidad Griffiths en Queensland declaró a la prensa:

Más allá de la bebida reportada, han surgido otros rumores sobre el comportamiento de Taylor ese día. Una historia sostiene que estaba ansioso por llegar a casa después de la misión para tener una cita caliente, posiblemente con Jinx Falkenberg, una conocida actriz de la época. Otro rumor fue que recientemente había roto con una novia. Recibió una carta ese mismo día con algún tipo de noticia inquietante. Nunca le dijo a nadie lo que decía, sino que la metió en su chaqueta de vuelo y se la llevó a la muerte.

O-Club1O-Club2Jinx FalkenburgEn el O-Club la noche anterior a la salida del vuelo, los recién llegados de Miami fueron recibidos con una fiesta. Stivers, Taylor y Powers estaban entre ellos. Foto NASFLHA. Taylor y Stivers siempre buscaban la fiesta. Sin embargo, el segundo tenía el control total mientras que el primero no. En la foto del centro Stivers es el de la izquierda, en la parte de atrás. Foto NASFLHA. Arriba Jinx Falkenberg, una hermosa actriz nacida en Barcelona y que por aquel entonces hacía papeles de mujer latina para las películas de Hollywood.

Otro de los rumores más extraños es que Taylor fue rescatado por un barco pesquero de las Bahamas y fue el único tripulante que sobrevivió, pero se negó a presentarse por temor a una corte marcial. ¿Charles Taylor realmente estaba borracho? Todo eso son un montón de tonterías, dicen los historiadores, los militares y las personas que conocían o estaban relacionadas con los pilotos del Vuelo 19.

Los aviones habían salido temprano en el día, no todos ellos habían sido re-alimentados, y más de un avión sufría problemas técnicos. Una de las 2 brújulas del teniente Taylor estaba fuera de servicio y su radio de alta frecuencia estaba dañada, aparato que hubiera sido su única esperanza para la comunicación, ya que volaba con mal tiempo en la zona.

Myhre utilizó las transcripciones de radio, boletines meteorológicos, dirección del viento, y las coordenadas de vuelo para investigar lo que probablemente sucedió, y él comenzó a encontrar un escenario muy diferente. Sus hallazgos indican que Taylor, pudo haber estado muy desorientado, y cuando uno de los otros pilotos se dio cuenta de cuán lejos los estaba llevando, pudo haber girado para volar a lo que era en realidad la dirección correcta hacia la tierra. Este piloto fue seguido por otro de los aviones, y aunque llegó a Florida, se quedó sin combustible antes de poder aterrizar con seguridad.

Lost Patrol 7Lost Patrol 6Lost Patrol 5Lost Patrol 1Lost Patrol 2Lost Patrol 3Lost Patrol 4Lost Patrol 8Los restos recuperados por Myhre el 13 de agosto de 1991. Para la USN el hallazgo es inconcluso. Abajo, un equipo de búsqueda que incluye a Jon F. Myhre examina los restos encontrados en los Everglades de Florida en 1989. En ese momento, Myhre y otros descartaron la posibilidad de que este fuera el barco líder del Vuelo 19. Foto Naval Air Station Fort Lauderdale Museum. La placa de datos que desveló el misterio de los Everglades. Foto de Andy Marocco\AeroQuest.org. Marocco publicó los detalles informando que la placa almacenada durante años en el Museo Naval contenía un número de identificación fuera de lugar. Recorriendo las bases de datos, Marocco pudo determinar que los restos de los Everglades procedían de un accidente bien conocido en 1947, pero olvidado en 1989: un TBM-3E Avenger pilotado por el alférez Ralph N. Wachob que se estrelló en 1947 después de que Wachob se desorientara por el vértigo.

En 1991, Myhre formó parte de un importante proyecto de salvamento de Hawkes que extrajo un TBM Avenger de 400 pies de profundidad, a unas 35 millas al Este de Cabo Cañaveral. Ese avión tenía un número parcial, L-209, en su ala. Bien podría ser el avión del Capitán George William Stivers, cuyo avión tenía el “número de oficina” oficial de la Marina de 73209. “Tengo pruebas que se mantendrían en la corte”, dijo Myhre. La Armada, sin embargo, no pudo confirmar que el avión fuera parte del Vuelo 19. El avión fue vendido y desguazado.

Myhre quedó devastado. “No importa si fue un avión del Vuelo 19 o no”, dijo. Él cree, a partir de la cartografía cuidadosa de los cursos, velocidades y vientos de los aviones, que el Vuelo 19 se estrelló en esa misma área. Pero dijo que no tiene el dinero ni los recursos para ir a otra expedición, y nadie quiere ayudarlo. “Encontré la respuesta a algo que se considera el misterio de aviación más grande del mundo. Tengo los datos para respaldar lo que digo. Y a nadie le importa”.

En su libro explica cuidadosamente qué avión se fue, donde y en qué momento, y explica los “avistamientos” que fueron reportados, pero en última instancia, se descontaron cuando ningún avión o sobreviviente fue encontrado.

Las tumbas de los pilotos

Douglas-WestfallDouglas Westfall de Paragon, la editorial que publicó el libro de Myhre, dijo que la sospecha de Myhre de que un aviador pudo haber sobrevivido ha sido impulsada por noticias de la familia después de que el libro fue publicado. Las pistas descubiertas por Myhre indican que el Sargento George Paonessa, que estaba en uno de los aviones que llegaron a la tierra, se lanzó en paracaídas desde el avión antes de estrellarse, él pudo haber sobrevivido, posiblemente tomó la decisión de desertar después de una experiencia horrible. Después de la publicación del libro, la familia envió a Myhre y Westfall un telegrama de Western Union que dicen recibieron de Paonessa; su novia también había informado a la familia que lo vio dos veces en la década de 1950.

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La familia Paonessa recibió un telegrama enviado desde Jacksonville Florida el 26 de diciembre de 1945: “Les han informado mal sobre mí. Estoy muy vivo”. Firmado “Georgie”, que según la familia era un apodo que solo ellos conocían. En años posteriores, una novia de George Paonessa informó haberlo visto dos veces en California. Foto de www.SpecialBook.com

Incluso en el Cementerio Nacional de Arlington existe una lápida con el nombre de George Paonessa, en la Sección MG, Tumba 191. Pero lo más extraño es que hay otra tumba (en la misma sección, Tumba 73) de Alfred J. Zywicki, uno de los miembros de la tripulación del Martin Mariner que explotó. Aunque el enigma se resuelve al saber que hay varias formas para que en el CNA se pueda incluir un marcador para conmemorar a un militar americano. Una de ellas es que cualquier pariente lo solicite. Es decir, en ambos cenotafios no hay ningún cuerpo descansando.

Por otra parte, en el Sunset Memorial Cemetery, en Montevideo, Chippewa County, Minnesota, se encuentra otro cenotafio, esta vez el del Alférez Lloyd A. Eliason, otro miembro de la tripulación del Martin Mariner. Y en el cementerio de Springside, Arkansas City, Cowley County, Kansas, está el del Alférez Joseph T. Bossi, quien piloteaba el FT-3 del Vuelo 19.

Paonessa1ZywickiBossiCenotafios para George Richard Paonessa, Alfred Joseph Zywicki y Joseph Tipton Bossi Ver: https://www.findagrave.com/memorial/7071480/george-richard-paonessa; https://www.findagrave.com/memorial/7071411/joseph-tipton-bossi

No obstante, Myhre, como la mayoría de las personas cercanas al Vuelo 19, espera que el escuadrón sea recordado por los hombres que murieron, no por ser objeto de un fenómeno sobrenatural. “Estos eran jóvenes excepcionales y merecen ser honrados por todos los estadounidenses. Creo que ese es el resultado final”.

“Todos quieren hacerlo místico”, dijo Evans, quien participó en la búsqueda del Vuelo 19 y hoy es arquitecto de Fort Lauderdale. “Pero eso de alguna manera abarata su memoria. Estos tipos no deberían haber muerto”.

Nuevas investigaciones

Andy Marocco, fundador de AeroQuest.org, también investigó el Vuelo 19 durante muchos años y cree que se han encontrado los restos del vuelo. Su teoría es ligeramente diferente a la de Myhre y Douglas y la presenta en dos volúmenes[17] en donde publica todos los “documentos originales”.

El Dr. Karl Kruszelnicki también ofreció explicaciones simples para la pérdida del Vuelo 19. Para empezar, dijo, a pesar de la sugerencia de Gaddis, de que la patrulla desapareció en condiciones de vuelo ideales, “No era buen tiempo, había olas de 49 pies (15 m)”. Kruszelnicki agregó que el único piloto verdaderamente experimentado en el vuelo fue su líder, el Teniente Taylor, y que su error humano pudo muy bien haber jugado un papel en la tragedia. “(Él) llegó con una resaca, voló sin un reloj, y tenía una historia de perderse y de zanjar su avión dos veces antes”.

Flight 19 The TestimonyFlight 19 The ExhibitsFlight 19 Naval Report Vol. I. The Testimony, los expertos y el personal que testificó en las Audiencias Navales de diciembre de 1945, comparten su conocimiento íntimo y opiniones sobre el Vuelo 19. El Volumen 1 hace referencia a los aviones, los hombres, su entrenamiento, la misión y, en última instancia, la búsqueda y el rescate fallidos. En Flight 19 Naval Report Vol. II. The Exhibits, como su nombre lo indica, se presentan las pruebas.

Kruszelnicki dijo que Taylor rechazó a un piloto menor que dijo que debían volverse hacia el Oeste e insistió en que la patrulla volara hacia el Este, involuntariamente llevándolos al Atlántico, sobre aguas profundas donde podría ser más difícil encontrar aviones o cuerpos hundidos. Si usted lee las transcripciones de la radio, algunos de los pilotos menores dicen: “¿Por qué no volamos hacia el Oeste?”, Y el piloto dice: “¿Por qué no volamos hacia el Este?”

Otro que ha investigado el asunto es el productor Josh Gates en su programa Expedition Unknown Curse of the Bermuda Triangle[18], en donde menciona que se han encontrado 300 naufragios alrededor de Bermudas. También muestra los resultados del experimento que realizó con un par de científicos. Lanzaron un globo a la atmósfera superior para descubrir si había alguna anomalía que explicara el problema con las brújulas y otros dispositivos electrónicos. Encontraron un pico en la radiación electromagnética que no pudieron explicar.

De igual forma, con otro equipo que utiliza un sonar de alta tecnología, pudo ver el fondo del océano en lo que parecía un detalle de alta definición. Al escanear el área, encontraron escombros que se parecían sospechosamente a los restos de un avión. Al sumergirse, Josh encontró lo que parecía el tipo de motor que había usado el Martin Mariner, y una pala de hélice, o más bien el cubo del motor con las tres palas. Dado todo eso, es casi seguro que habían encontrado los restos de Martin Mariner. Aunque Josh y la tripulación no pudieron recuperar el motor o la hélice, se sugirió que debería recuperarse en algún momento. Dado eso, y lo que aprendió sobre el Vuelo 19, Josh sugirió que una combinación de eventos condenó el Vuelo.

Fue una cascada de circunstancias que derribó los aviones y si hubiera habido alguna variación en esos eventos, incluso una leve, la tragedia podría haberse evitado. La conclusión es que no fue una fuerza misteriosa la que derribó el Vuelo 19, no fueron extraterrestres y no fue una especie de deformación interdimensional… fue el mal tiempo, la navegación defectuosa y una serie de otros eventos que se combinaron para condenar el vuelo.

**********Apéndice 1 **********

La conclusión de la USN molestó a Katherine Taylor, madre del Teniente Taylor, una maestra de secundaria en Corpus Christi, Texas, quien solicitó que cambiaran el veredicto. Ella sostuvo que, si la Marina no podía encontrar el avión, no podía decir con certeza qué había sucedido. Después de varias revisiones la Marina capituló un año después, ante la presión de Katherine y su abogado, y cambió el motivo de la desaparición a “por causas desconocidas”. Katherine tampoco aceptó nunca que su único hijo estuviera muerto. Ella pensó que los tripulantes del Vuelo 19 podrían haber ido a la deriva a una isla con sus chalecos salvavidas. John Evans, en ese momento miembro de la tripulación aérea de combate de la Armada, recuerda su vigilia: “Cada vez que venía a Fort Lauderdale iba a los muelles con la foto de su hijo y preguntaba: ‘¿Has visto a este hombre?’”

**********Apéndice 2 **********

img_1459-e1581813827171Algunos de los miembros de la tripulación del Vuelo 19 de la unidad de aviación de la Marina de los EE. UU. que desaparecieron en diciembre de 1945. (Imágenes de Getty)

Número de avión: FT-28

Número de serie: 23307

CCTaylor1Piloto: Charles C. Taylor, Teniente, USNR

Tripulación:

Devlin1George Devlin, Artillero 3° clase, USNR

ParpartWalter R. Parpart, Operador de radio 3° clase, USNR

Número de avión: FT-36

Número de serie: 46094

PowersPiloto: E. J. Powers, Capitán, USMC

Tripulación:

SargentoHowellOrrinThompsonHowell O. Thompson, Sargento segundo, USMCR

PaonessaGeorge R. Paonessa, Sargento, USMC, con su padre

Número de avión: FT-3

Número de serie: 45714

JosephTiptonBossiPiloto: Joseph T. Bossi, Alférez, USNR

Tripulación:

HermanAThelanderHerman A. Thelander, Sargento 1° clase, USNR

BalukBurt E. Baluk, JR., Sargento 1° clase, USNR

Número de avión: FT-117

Número de serie: 73209

StiversPiloto: George W. Stivers, Capitán, USMC

Tripulación:

RobertPGruebel2Robert P. Gruebel, Soldado raso, USMCR

RobertPGruebelRobert F. Gallivan, Sargento, USMC

Número de avión: FT-81

Número de serie: 46325

TenienteSegundoForrestJamesGerberPiloto: Forrest J. Gerber, Teniente segundo, USMCR

Tripulación:

WilliamEarlLightfootWilliam E. Lightfoot, Soldado de 1° clase, USMCR

AllanKosnarA este avión en particular le faltaba un miembro de la tripulación. El aviador en cuestión, el cabo de la Marina Allan Kosnar, había recibido un permiso especial para no volar ese día porque había tenido una fuerte premonición de peligro, según la revista de ciencia ficción Sapphire & Steel Annual 1981, publicada por World International Publishing Ltd. Ver el artículo The Bermuda Triangle, pero la realidad es distinta. Desafortunadamente la falta de espacio nos impide extendernos.

Número de avión: BuNo 59225

Número de serie: 59225

Piloto: Walter G. Jeffery, Teniente Grado Junior, USN

Tripulación:

HarrieGrimesConeHarrie G. Cone, Teniente Grado Junior, USN

RogerMurrayAllenRoger M. Allen, Alférez, USN

LloydAEliasonLloyd A. Eliason, Alférez, USN

CharlesDonaldArceneauxCharles D. Arceneaux, Alférez, USN

Robert C. Cameron, Suboficial de Radio 3° clase, USN

WileyDCargill-MartinMarinerWiley D. Cargill, Sr., Marino 1° clase, USN

James F. Jordan, Operador de radio 3° clase, USN

John T. Menendez, Artillero 3° clase, USN

Philip B. Neeman, Marino 1° clase, USN

James F. Osterheld, Artillero 3° clase, USN

Donald E. Peterson, Compañero de Maquinista de Aviación 1° clase, USN

ZywickiAlfred J. Zywicki, Marino 1° clase, USN

**********Apéndice 3 **********

JenniferBluminA medida que mejoran los sistemas de localización y navegación, por ejemplo con los equipos de posicionamiento global por satélite GPS, han ido disminuyendo las “desapariciones” no sólo en el Triángulo de las Bermudas, sino en otras partes del mundo. Estas se dan en aparatos pequeños y con tripulaciones novatas. Una de las más recientes fue la de la avioneta de Jennifer Blumin, directora ejecutiva de Nueva York, y sus dos hijos, de 4 y 8 años, así como el piloto Nathan Ulrich. Se encontraron escombros que parecían y una mancha de aceite en el área de búsqueda al E de Eleuthera, dijo Ryan Kelly, portavoz de la Guardia Costera.

**********Apéndice 4 **********

¿Realmente es peligroso cruzar por el Triángulo de las Bermudas?

Si eso fuera así las primas de seguros para viajes en esa zona serían más altas que para cualquier otro viaje marítimo de rutina, lo que no es cierto. Lloyd of London examinó las estadísticas y sugirió que el Triángulo de las Bermudas no era más peligroso que otras áreas del mundo. Encontró que el número de barcos y aviones desaparecidos ahí no es mucho mayor, proporcionalmente hablando, que en cualquier otra parte del océano. Y aquí debe recalcarse que por esa región del Atlántico cruzan cada año decenas de miles de buques y aviones de todos tipos y tamaños, sin que piloto o capitán alguno tema hacerlo. De hecho, si así fuera, casi todas las vacaciones en el Caribe se arruinarían. Es una de las regiones más transitadas del océano. Según Live Science, un tercio de todos los barcos registrados y de propiedad privada en los EE. UU. están registrados en el área que se considera parte del Triángulo de las Bermudas, y alrededor del 82 por ciento de los incidentes en 2016 se debieron a personas con poca experiencia en el mar.

Una verificación en vivo y en line a través de Flightradar24 mostrará que hay muchos vuelos que se entrecruzan sobre el Triángulo de las Bermudas, por lo que está claro que el área no se evita activamente.

Pero, tal vez, el “vórtice” sólo estuvo activo de los 40s a los 80s. El séptimo distrito de guardacostas de los Estados Unidos y la Lloyd publican catálogos de las naves desaparecidas en el mar cada año. Por ejemplo, el reporte del séptimo distrito de guardacostas de 1975 indica que 21 naves (sólo en Estados Unidos) desaparecieron y de estas sólo 4 en el Golfo de México y el área del Triángulo. Sin embargo, aun esto es sorprendente. La cantidad de naves desaparecidas en el Triángulo por año es escasa si consideramos el tremendo tráfico de esa zona. De los 150,000 pequeños botes que transitan por esos mares, aproximadamente 10,000 (en un año) piden ayuda al servicio de guardacostas. De hecho, desde mediados de la década de 1940 hasta mediados de la década de 1980, se han estrellado más aviones pequeños sobre los EE. UU. continentales que en el Triángulo de las Bermudas. Pero debido a que se estrellaron en la tierra donde se encontraron los restos, no se consideraron misteriosos.

Publicado originalmente en Enigmas de la historia como:

Ruiz Noguez Luis, La misteriosa desaparición del Vuelo 19, Enigmas de la historia, No. 49, México, abril de 2022. pp. 34-43.

Ruiz Noguez Luis, El Triángulo de las Bermudas. Donde el mar devora aviones y barcos, Enigmas de la historia, No. 49, México, abril de 2022. pp. 44-47.

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[1] También conocido como el Hodoo Sea, El Triángulo del Diablo, El Triángulo de la Muerte, Limbo de los Perdidos, Zona de Peligro, Mar del Diablo o Callejón de Huracanes.

[2] Torpedo Bomber General Motors.

[3] Fabricado por Glenn L. Martin Company.

[4] Se puede consultar en: https://www.worldcat.org/title/board-of-investigation-into-5-missing-tbm-airplanes-and-one-pbm-airplane/oclc/56553768

[5] Una revista que se promocionaba como “la revista de las obras maestras de la ficción”.

[6] Se puede consultar en internet: https://www.physics.smu.edu/~pseudo/BermudaTriangle/vincentgaddis.txt

[7] Alan J. Villiers, Frank Edwards, E. V. W. Jones, George X Sand -obviamente un seudónimo-, Harold T. Wilkins, John Wallace Spencer, y Morris K. Jessup.

[8] Se puede descargar de aquí: https://archive.legion.org/handle/20.500.12203/3950

[9] Gaddis Vincent, Invisible Horizons. True Mysteries of the Sea, Philadelphia, Chilton, 1965. Hay una edición en español: Verdaderos misterios del mar, México, Editorial Diana, 1966.

[10] Berlitz Charles, The Bermuda Triangle, Garden City, New York, Doubleday, 1974; y Berlitz Charles, Without a Trace, New York, Ballantine Books, 1978.

[11] Se trataba de Robert F. Cox, que aproximadamente a las 1600, mientras piloteaba un FT-74 en las cercanías de la Estación Aérea Naval de los EE. UU., escuchó una señal de radio del FT-28 que se desvanecía.

[12] Kusche L. David and Blouin K. Deborah, Bermuda Triangle Bibliography, Arizona, University Library, Arizona State University, 1973.

[13] Se dijo que había naufragado en el puerto de Manzanillo, Cuba, en el Atlántico, cuando en realidad lo hizo en el puerto de Manzanillo, México, en el Pacífico.

[14] Kusche L. David, The Bermuda Triangle Mystery: Solved, New York, Warner Books, 1975.

[15] Kusche L. David, The Disappearance Of Flight 19, New York, Harper & Row, 1980.

[16] Myhre Jon F., Discovery of Flight 19: a 30-year search for the lost patrol in the Bermuda Triangle, Orange, California, Paragon Agency Publishers, 2012. Se puede conseguir en: https://www.specialbooks.com/flight_19.htm

[17] Marocco Andy, Flight 19 Naval Report Vol. I. The Testimony, Florida, Blurb, Incorporated, 2019; y Marocco Andy, Flight 19 Naval Report Vol. II. The Exhibits, Florida, Blurb, Incorporated, 2019. Se pueden conseguir en: https://www.nasflmuseum.com/museum-books.html

[18] https://www.imdb.com/title/tt11991846/

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