Dosier Yeti

Cómo surgió la leyenda de Yeti, el abominable hombre de las nieves que fascinó hasta a Alejandro Magno

8686b820-9b57-11ee-84bb-07160cedaa67FUENTE DE LA IMAGEN, GETTY Hay quienes siguen buscando al Yeti.

23 de diciembre de 2023

Autor, Jonny Wilkes

Role, BBC History Extra *

La expedición británica de reconocimiento al Monte Everest de 1921 partió de India para encontrar una ruta hacia la montaña más alta del mundo y, con suerte, escalarla.

Pero a su regreso el equipo tenía más que informar que los éxitos de su reconocimiento.

Entrevistados por el periodista Henry Newman, hablaron de haber encontrado grandes huellas en la nieve.

El líder de la expedición, Charles Howard-Bury, concluyó que habían sido hechas por las zancadas de un lobo.

Los guías y porteadores locales, sin embargo, dijeron que pertenecían al legendario metoh-kangmi, que traduce algo como “hombre-oso muñeco de nieve”.

Newman, intrigado, habló con algunos de los tibetanos que vieron las huellas similares a las humanas, y mencionaron historias de una criatura misteriosa y salvaje que se paseaba por el Himalaya.

Fascinado, necesitaba un nombre llamativo para los periódicos, ya que una mala traducción de metoh hizo que pensara que lo llamaban “muñeco de nieve asqueroso”.

Se le ocurrió algo mucho más evocador: el abominable hombre de las nieves.

Y así, la leyenda del Yeti –su nombre tibetano– se globalizó, capturando la imaginación e inspirando más de un siglo de estudios, búsquedas y avistamientos criptozoológicos.

El bípedo peludo, parecido a un simio, ha venido en diferentes formas y tamaños, a veces se dice que es mucho más alto que un humano y a veces pequeño pero terriblemente fuerte.

Aunque se lo representa con cabello blanco para mezclarse con el paisaje cubierto de nieve, puede también ser de color marrón rojizo y vivir en los bosques del Himalaya.

En el cine, el Yeti ha sido desde el monstruo asesino de la fantasía de horror de “El abominable hombre de las nieves” (1957), hasta el tierno habitante de las cavernas de “Monsters, Inc.” (2001).

imageFUENTE DE LA IMAGEN, GETTY IMAGES “¡Ve a verla con alguien valiente!”, recomendaba el poster de “El abominable hombre de las nieves”, la película británica de terror y fantasía basada en “La criatura”, de la BBC, ambas escritas por Nigel Kneale.

Sin embargo, tratándose de evidencia de la existencia del Yeti, lo más cercano que alguien ha tenido han sido huellas, aunque no las que descubrieron Howard-Bury y su equipo.

Durante otra expedición británica que reconocía las rutas del Everest 30 años después, en 1951, los escaladores Eric Shipton y Michael Ward vieron huellas extrañas que recorrían aproximadamente 1.6 kilómetros a una altura de más de 4,500 metros.

También había señales de marcas de garras.

Shipton tomó varias fotografías, huella era casi dos veces más ancha que la de un humano.

eaf36000-9a9f-11ee-8df3-1d2983d8814fFUENTE DE LA IMAGEN, GETTY IMAGES Una de las fotografías de las supuestas huellas del Yeti tomadas por Eric Shipton en 1951 cerca del Monte Everest.

Esas imágenes de Shipton se convirtieron en íconos de la fascinación del siglo XX por el Yeti.

Los cuentos tradicionales de la región del Himalaya se refieren al Yeti como un espíritu del glaciar que traía fortuna a los cazadores, o como una criatura que asustaba a la gente para que no se aventurara demasiado en las montañas.

Una creación así estaba lejos de ser inusual: hoy, el Yeti es parte de una familia de críptidos bípedos en todo el mundo, incluidos Sasquatch en América del Norte, Yowie en Australia y Mapinguari en el Amazonas.

La historia de la leyenda

La creencia en el Yeti como criatura física, por supuesto, estaba establecida desde mucho antes de que esos exploradores británicos se toparan con sus huellas.

Cuentan que cuando Alejandro Magno irrumpió en el subcontinente indio en 326 a.C. exigió ver uno, pero los lugareños se negaran a mostrarselo, alegando que no sobreviviría en altitudes bajas.

A lo largo de los siglos, los relatos continuaron hasta que se formaron distintos tipos de Yeti (el arquetipo Meh-teh, el más pequeño Teh-Ima y el enorme Dzu-teh o Nyalm) y la leyenda se convirtió en parte de la mitología budista a medida que la religión se extendía por la región.

El Yeti permaneció prácticamente intacto (de hecho, muchas creencias locales afirmaban que sería un mal augurio ver uno) hasta el siglo XX, que resultó ser una época fértil para la criptozoología.

Dos décadas después de que el periodista Henry Newman popularizara el término “abominable hombre de las nieves” en 1921, dos excursionistas afirmaron haber visto “dos motas negras” moviéndose sobre la nieve del Himalaya.

Luego, las imágenes de Shipton en 1951, ayudadas por la conquista del Everest dos años después, centraron la atención como nunca antes en la región y en el Yeti que posiblemente se escondía en ella.

a6abd160-9aaa-11ee-b9a7-c91b9dfa91e5FUENTE DE LA IMAGEN, LIBRARY OF CONGRESS Ilustración en ukiyo-e que muestra una escena de un cuento tradicional japonés en la que Yama-chichi, una criatura parecida a un Yeti, inhala la fuerza vital de los viajeros dormidos (1841).

Y el interés era grande.

En 1959, la embajada de Estados Unidos en Katmandú llegó incluso a emitir un memorando al Departamento de Estado en Washington DC sobre los grupos de cazadores de Yeti que acudían en masa al Himalaya.

El “Reglamento que rige las expediciones de montañismo en Nepal – Relativo al Yeti” constaba de tres reglas para cualquiera que deseara realizar un viaje.

El primero afirmaba que se debían pagar 5,000 rupias al gobierno nepalí por un permiso para buscar a la criatura.

La segunda norma decía: “En caso de que se localice al ‘Yeti’, se le podrá fotografiar o capturar vivo, pero no se le debe matar ni disparar, excepto en una emergencia que surja de defensa propia”.

Continuaba diciendo que todas las fotografías debían entregarse a las autoridades.

La tercera disposición garantizaba que cualquier “noticia e informe que arrojara luz sobre la existencia real de la criatura” también debía entregarse.

Mano, cráneo y avistamientos

Los visitantes soñaban por hacer algún progreso, y estaban atentos a cualquier cosa relacionada con el Yeti.

A finales de la década de 1950, una expedición financiada por el petrolero texano Tom Slick descubrió un objeto curioso en un monasterio budista en el pueblo de Pangboche: la mano momificada de un supuesto Yeti.

El explorador Peter Byrne logró adquirir uno de sus dedos, supuestamente después de hacer una donación económica al monasterio, y lo sacó de contrabando de Nepal.

Lo logró con la ayuda de la estrella de Hollywood James Stewart, amigo de Slick, quien escondió el dedo en el equipaje de su esposa, envuelto en ropa interior.

e2ed4a60-9aa4-11ee-8df3-1d2983d8814fFUENTE DE LA IMAGEN, GETTY IMAGES Un cráneo y una mano que se dice que son de un yeti, exhibidos en el monasterio de Pangboche, cerca del Monte Everest.

En 1960, apareció otra parte del cuerpo.

Después de haber visto huellas extrañas durante su histórico ascenso al Everest con Tenzing Norgay, Sir Edmund Hillary fue en busca del Yeti y regresó con un supuesto cuero cabelludo prestado de un monasterio en Khumjung.

Sin embargo, las pruebas revelaron que la piel con forma de casco procedía de un Capricornis, comunmente llamado seraus, un animal parecido a una cabra.

En cuanto a la mano de Pangboche, el análisis de ADN realizado en 2011 demostró de una vez por todas que era humana.

Al parecer, todas esas huellas vistas por los escaladores también podían explicarse.

Las huellas individuales podrían haber sido de piedras que caían y que se distorsionaban cuando la nieve se derretía

Las huellas múltiples posiblemente eran de un animal diferente, que creaba una huella más grande y aparentemente inexplicable cuando las patas delanteras y traseras aterrizaban en un lugar similar.

Michael Ward, el doctor de la expedición de Hillary, señaló que incluso podían ser de “pies de forma anormal” de una persona, ya que había conocido a tibetanos y nepaleses cuyo dedo gordo “estaba en ángulo recto con el resto del pie”.

Pero, ¿qué de los avistamientos?

En 1986, el físico inglés Anthony Wooldridge, que se encontraba en una carrera benéfica en el Himalaya, afirmó haber visto un Yeti a sólo 150 metros de él y logró tomar fotografías.

El mismo año, el experimentado alpinista italiano Reinhold Messner, famoso por escalar el Everest sin oxígeno suplementario, afirmó que él también tuvo un encuentro.

Pasó años intentando encontrar otro Yeti, sin éxito, mientras que la conclusión de la historia de Wooldridge fue que había visto un afloramiento de roca de forma inusual.

a8cbeae0-9aad-11ee-91bf-230bfab3fcbaFUENTE DE LA IMAGEN, GETTY IMAGES Alpinistas en el Himalaya divisando un abominable hombre de las nieves o Yeti en la distancia en Nepal, en un dibujo de ~1950.

¿Podría existir?

Han sido comunes relatos de segunda mano igualmente cuestionables sobre avistamientos de Yeti, incluido el informe del montañista nepalí Ang Tsering Sherpa, quien dijo que su padre había visto uno.

“Los Yetis no son tan grandes. Son aproximadamente del tamaño de personas de 7 años. Pero los Yetis son muy fuertes”, afirmó, antes de aludir a los poderes mágicos que en ocasiones forman parte de la mitología del Yeti.

“Si el Yeti hubiera visto a mi padre primero, mi padre no habría podido caminar. El Yeti puede hacer que las personas no puedan caminar. Luego se los come”.

Todos los análisis científicos y la desacreditación de las afirmaciones han hecho poco para extinguir la fascinación por el Yeti.

En 2011, expertos y entusiastas de la criptozoología celebraron una conferencia en Siberia occidental y anunciaron su “prueba indiscutible” de la existencia del Yeti, como el descubrimiento de nidos hechos con ramas de árboles retorcidas.

Sin embargo, poco después, un asistente, el antropólogo estadounidense Jeff Meldrum, reveló que las autoridades rusas habían falsificado la historia como un truco publicitario.

La criptozoología siempre ha estado plagada de engaños, motivados por la fama y la fortuna.

Posiblemente eso fue lo que llevó a los cazadores en China a acudir a los medios de comunicación en 2010 con la afirmación de haber capturado un Yeti de cuatro patas y sin pelo (en realidad, un animal parecido a un gato llamado civeta).

6e374740-9aa2-11ee-8df3-1d2983d8814fFUENTE DE LA IMAGEN, GETTY IMAGES “Un geólogo italiano descubre un monstruo fabuloso en los Andes que podría ser el Yeti de los Andes”, informó el semanario La Domenica del Corrierre en 1956 (grabado de Rino Ferrari).

Pero de todos los críptidos, el Yeti ha sido objeto de una asombrosa cantidad de investigaciones científicas, que han dado lugar a importantes avances en la última década.

En 2013, el genetista de la Universidad de Oxford, Bryan Sykes, hizo un llamamiento mundial para que se analizara cualquier “evidencia” del Yeti.

De las decenas de muestras que recibió, dos pelos (uno del norte de India, en el Himalaya occidental, y el otro, de cientos de kilómetros de distancia, en Bután), coincidían con un oso polar prehistórico, que se cree que vivió hace al menos 40,000 años.

Sykes presentó la intrigante teoría de que el Yeti existe, pero como un híbrido de oso.

Si no se trata de una anomalía prehistórica, otras razas raras de osos podrían ser el Yeti de la vida real.

Reinhold Messner concluyó en la década de 1980 que podría tratarse del oso azul tibetano o del oso pardo del Himalaya.

En 2017, el estudioso, conservacionista y figura destacada del estudio del Yeti estadounidense, Daniel C. Taylor, que había pasado décadas cazando a la criatura, finalmente publicó sus extensos hallazgos, entre ellos un análisis exhaustivo de las huellas de Shipton.

En “Yeti: La ecología de un misterio”, nombró al oso negro asiático como el contendiente más probable.

Es poco probable que estos hallazgos convenzan a todos.

Ha pasado más de un siglo de emoción y especulación sobre el abominable hombre de las nieves; un siglo de huellas, historias, avistamientos y muestras, que coincide con un siglo de mayor interés en otras bestias no comprobadas como el Monstruo del lago Ness y Pie Grande.

Para muchos de los que creen que existe, el Yeti representa las maravillosas incógnitas de la Tierra, y eso no se romperá simplemente por la falta de pruebas definitivas.

https://www.bbc.com/mundo/articles/c72yww3y7r6o

El ‘pelo de Yeti’ encontrado en el Himalaya es en realidad de un caballo, revela una serie de la BBC

19 de enero de 2024

Helena Satki

lpup9muekjrj9wykpnzpci-320-80La búsqueda del Yeti terminó el mes pasado con un solo mechón de pelo de caballo, según reveló un programa de BBC Radio 4 que cubría la caza en el Himalaya.

Andrew Benfield, escritor y profesor de meditación, ha pasado años buscando al Yeti con su amigo escéptico y analista político Richard Horsey. La pareja viajó por India, Myanmar, Nepal y Bután, escuchando historias sobre la criatura legendaria y finalmente haciendo “Yeti”, una serie de BBC Radio 4 sobre su búsqueda.

La serie terminó en un suspenso en junio: un cabello misterioso proporcionado por una fuente anónima en espera de un análisis de ADN. Un episodio adicional publicado el 20 de octubre reveló que el pelo provenía de un caballo.

Benfield le dijo a WordsSideKick.com que el resultado “no le pareció bueno” después de tres años de búsqueda. “Un caballo era lo más aburrido que podíamos llegar a ser”, dijo Benfield. Pero el análisis de ADN no invalida la serie ni las historias de las personas con las que hablaron, según la pareja.

Las historias de una criatura parecida a un simio que vagaba por el Himalaya se remontan a siglos atrás. El interés occidental por el Yeti, o Abominable Hombre de las Nieves, despegó a principios de la década de 1950, después de que el alpinista británico Eric Shipton regresara del Everest con fotografías de huellas gigantes. Las investigaciones posteriores dirigidas por occidentales no lograron encontrar ninguna evidencia científica de la existencia de la criatura.

Habiendo trabajado en desarrollo internacional, a Benfield no le gustó que las cuentas locales del Yeti fueran descartadas solo porque los exploradores blancos no habían encontrado ninguna. También lo tranquilizó una entrevista con Sir David Attenborough filmada en 2013, en la que Attenborough dijo que cree que “podría haber algo en el misterio del Abominable Hombre de las Nieves”. Attenborough no participa en la nueva serie de radio.

Benfield se propuso en 2019 escuchar historias de primera mano sobre el Yeti e invitó a Horsey, que tiene un doctorado en psicología cognitiva, a unirse a él. “Si podía convencerlo, sabía que estaba en lo cierto”, dijo Benfield.

La BBC se involucró en 2022, justo antes de que el dúo se dirigiera a Bután y al Santuario de Vida Silvestre Sakteng, un parque nacional de 286 millas cuadradas (740 kilómetros cuadrados) establecido, en parte, para proteger a los “Migoi” o Yeti, según al Daily Bhutan. Aquí, Horsey finalmente recibe una historia que sacude su escepticismo, y Benfield adquiere el supuesto cabello de Yeti.

El cabello medía aproximadamente 6 pulgadas (15. Este es un breve resumen.

https://infobarcelona.cat/noticias/el-pelo-de-yeti-encontrado-en-el-himalaya-es-en-realidad-de-un-caballo-revela-una-serie-de-la-bbc/

El yeti y su leyenda en Nepal: huellas, historias y avistamientos… aunque sin confirmación

Son varios los exploradores, alpinistas e incluso habitantes que aseguran haberlo visto.

Reinhold Messner, la segunda bota de su hermano Günther y el final de un cuestionado relato.

El diario nepalí The Himalayan Times publicó este lunes 1 de abril que el “Hombre Abominable de las Nieves”, conocido también por la denominación “Yeti”, acababa de ser designado oficialmente como uno de los símbolos oficiales de Nepal, afirmando asimismo que este aparecería en adelante impreso en una de las monedas del país. El rotativo hacía referencia también a varios organismos nacionales e internacionales que daban la bienvenida a esta decisión. Por lo visto, también se había confirmado que en los aviones de la línea aérea nacional aparezca el símbolo de Yeti, ese animal-humano que es un ser gigantesco, una especie de simio gigante bípedo, el guardián oficial del Himalaya.

Por supuesto, al haber sido publicado el día 1 de abril ya sonaba rara la noticia. El editor admite al final del texto que ha sido una de estas bromas que de costumbre se hace el primer día de abril. Sin embargo, la verdad es que no sería descabellado si Nepal eligiera a Yeti como símbolo cultural porque a lo largo de la historia del alpinismo algunos exploradores, alpinistas e incluso habitantes de las regiones montañosas dicen haber visto alguna vez a esta criatura enigmática.

Ya en 1832 un representante del gobierno británico en Nepal habló de un animal raro y enorme, sin cola, que se ajustaba a la descripción del Yeti. En las décadas posteriores el tema seguía siendo muy presente, y varios testigos dijeron haber avistado a estos extraños seres y sus huellas en diferentes partes del Himalaya. Al mismo tiempo, en otras cordilleras altas del mundo se fraguó la misma leyenda de encuentros, señales y huellas de seres parecidas. El propio Reinhold Messner, alpinista italiano destacado, durante más de una década estuvo buscando al Yeti en el Himalaya, y cantidad de expediciones se organizaron con el mismo objetivo.

Una de las pruebas más interesantes de la posible existencia del Yeti data de 1951 cuando tuvo lugar la primera expedición a la zona de Gaurishankar, una montaña de 7.134 metros, que se encuentra en la frontera entre Nepal y Tíbet. Los británicos Eric Shipton, Tom Bourdillon, Bill Murray, W.H. Ward, junto a sus amigos nepalíes Tarkay Sherpa y Tenzing Norgay (este último dos años más tarde realizaría la primera ascensión del Everest junto a Edmund Hillary), estuvieron buscando una ruta de aproximación idónea al Everest, y determinaron que la mejor de ellas sería cruzando la zona de Rolwaling desde el suroeste.

Durante esa larga expedición que empezó en el verano de 1951, un día, el 8 de noviembre, el famoso explorador Eric Shipton estaba justo cruzando junto a Ward y Norgay un paso de montaña cuando descubrieron unas huellas muy grandes. Norgay enseguida las identificó diciendo que esas huellas pertenecían al Yeti, y comentó a sus colegas que ya no era la primera vez que las veía.

Norgay alegó además que una vez él había visto al gigante Yeti incluso a 20 metros de distancia. El pequeño equipo empezó a seguir las huellas grabadas en la nieve durante más de un kilómetro, pero las pisadas de repente cesaron al borde de una grieta. En petit comité los exploradores llegaron a la conclusión de que el Yeti habría saltado por encima de aquella grieta, así que renunciaron a indagar más y siguieron con su expedición.

https://www.20minutos.es/deportes/noticia/5232248/0/yeti-abominable-hombre-nieves-simbolo-nepal/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.