¿Flota algo sobre el mundo?

A MODO DE PRESENTACIÓN

¿FlotaAlgoSobreElMundoA raíz de la aparición del tercer tomo de Érase una vez en Ovnilandia. El gran enigma de la imaginación ufológica, decidí entrevistar al autor de la obra, Sergio Sánchez, y al editor de la misma, Diego Zúñiga. Conforme avanzaban las entrevistas me di cuenta de que quería que muchas de las preguntas que les estaba haciendo a Sergio y a Diego también fueran contestadas por otros investigadores e interesados en los ovnis. Luego recordé que hace poco más de 50 años (55 para ser más precisos en este 2024) un periodista español llamado Carlos Murciano había hecho algo muy parecido entrevistando a los principales ufólogos de la época[1].

AlgoFlotaSobreElMundoDe hecho uno de ellos, Vicente-Juan Ballester Olmos, aparecía en esa obra. Es el único que se repite en ese y en este libro.

A medida que iba redondeando la idea le propuse a Diego, que dirige la editorial Coliseo Sentosa, publicar un libro de entrevistas y utilizar un título similar al de Murciano para esta nueva obra. Luego vino el trabajo de seleccionar a los entrevistados, sin importar la orientación y su posición respecto al tema ovni. Lo que sí se estableció es que fuesen inteligentes y que tuvieran alguna participación en la cultura ufológica iberoamericana.

Luego de algunas deliberaciones decidimos incluir a ufólogos, escépticos, aficionados a los ovnis, críticos y periodistas que, a nuestro modo de ver, tuvieran algo que aportar a esta narrativa. Decidimos dejar afuera a místicos, contactados, fanáticos o personas cuyas ideas en torno al fenómeno ovni fuesen cuasi religiosas. A estos, tal vez, los entrevistaremos para otra obra.

Otra disposición que se tomó fue dejar a un lado “las armas” y nuestras ideas e inclinaciones en torno a los ovnis y fungir sólo como un entrevistador, sin entrar en polémicas con nuestros entrevistados. Por nuestra parte nada se iba a censurar y sólo se publicaría lo que nuestras contrapartes autorizaran. Decidimos que fueran los propios entrevistados quienes decidieran qué se publicaba y qué se eliminaba. Sólo se hizo un juego de contrapunto cuando dos o más de nuestros personajes tenían una visión distinta. En esas ocasiones pedimos una discusión entre las partes.

En nuestra primera lista aparecieron casi 100 nombres que, luego de una primera selección, bajaron a 85. Ahora el trabajo consistía en conseguir una entrevista. Mi principal miedo era que, conociendo que soy un escéptico, muchos de nuestros candidatos podrían negarse a contestar. En tal caso el plan B era que Diego se encargara de hacer las encuestas. Afortunadamente hubo pocos rechazos y el proyecto continuó por su cauce normal.

Entre los entrevistados encontrarán a representantes de Argentina, Brasil, Chile, España, Estados Unidos, México y Perú. De Paraguay, Portugal, Puerto Rico y Uruguay no quisieron o no pudieron contestar. No pudimos encontrar representantes de los demás países latinoamericanos.

Lo que también se nos hizo difícil fue encontrar mujeres. Parece que la ufología casi es un “Club de Tobi”. Este es un tema que deberán analizar los sociólogos y otros interesados. Nosotros tuvimos la suerte de encontrar a algunas investigadoras, principalmente ?y como era de esperar? de los países más ufologizados.

La metodología consistió en un primer cuestionario que incluía una biografía para conocer por lo menos de manera superficial a cada uno de nuestros interlocutores. Posteriormente, y con la información extraída del primer cuestionario (y la biografía), se profundizaron las preguntas, haciendo otras más específicas. En esta segunda etapa se pierde la uniformidad encontrada al aplicar un mismo cuestionario a personas que, aunque tienen un interés en común, son seres individuales completamente distintos. Acá ya encontramos tonos y matices diferentes, únicos y personales. La etapa final consistió en contrastar los pensamientos y posturas más dispares. Por parejas, tratando de establecer una discusión (no una polémica y mucho menos una pelea) moderada por este coordinador (si se nos permite, una discusión a tres bandas) se hicieron preguntas sobre esas posturas aparentemente antagónicas.

Aunque, en efecto, hubo algunos ufólogos que, en principio aceptaron ser entrevistados, al final no respondieron el cuestionario. Uno sólo nos confirmó que no lo hacía porque pensaba que era una especie de trampa para burlarse de los que creían en el fenómeno ovni (palabras mías, no las de él), a pesar de que le aseguramos que no era así. Lamentablemente para nosotros, parece que mi fama de escéptico pesó más en este punto. En cuanto a los demás, sólo nos queda hacer suposiciones del porqué de la falta de respuestas.

Nos llevó más de un año completar esta empresa, pero fue bastante enriquecedor. Algunos de los entrevistados resultaron bastante esquivos, otros respondieron de inmediato, pero todos nos dejaron una enseñanza y un buen sabor de boca.

Aquellos lectores que hayan leído el libro de Carlos Murciano de inmediato encontrarán una enorme diferencia entre ese libro y el que ahora tienen en sus manos. La misma diferencia que se puede encontrar entre un poeta y un ingeniero. Acá usted encontrará un texto que probablemente carezca de la frescura del de Murciano. Aunque declaramos que estamos utilizando, más o menos, el título del libro de Carlos, es obvio que no tenemos sus habilidades, ni él las nuestras (o nuestras carencias), por lo que los resultados lógicamente son distintos.

Tratamos de tocar los temas, personajes o puntos más interesantes de la ufología, vistos desde la perspectiva del entrevistado, pero también empujando para que se pusiera en los zapatos de alguna figura ufológica, con el fin de que no sólo fuera un crítico, sino tratara de comprender lo que pudo haber experimentado o pensado ese “héroe de la ufología”. Esta pregunta se repite en casi todas las entrevistas, porque dio espacio para reflexiones enriquecedoras sobre la ufología y sus protagonistas.

De ninguna manera, como alguien sugirió, tratamos de hacer un análisis psicológico del entrevistado. No tenemos los conocimientos para hacerlo ni tampoco esa era nuestra intención.

Solo nos queda alentar al lector para que, a través de este libro, se acerque a la forma de pensar de los personajes más emblemáticos y conspicuos de la ufología iberoamericana.

Luis Ruiz Noguez

Dónde comprarlo:

[1] MURCIANO, Carlos (1969). Algo flota sobre el mundo. Tras las huellas de los platillos volantes. Editorial Prensa Española, Madrid. 375 pps.

Un pensamiento en “¿Flota algo sobre el mundo?”

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