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Kal Korff quiere llevar a juicio a Meier y a Horn

Capitán Kal Korff conduce a equipo de procesamiento para el fraude del consumidor en contra de Michael Horn y el culto «ovni» de Billy Meier

Para su inmediata publicación

CriticalThinkers anunció hoy que Kal K. Korff, un capitán de los Servicios Secretos Especiales, se ha unido al equipo de persecución como «jugador clave» quién ahora intentará procesar y condenar al Sr. Michael Horn por fraude al consumidor, entre otros cargos, junto al culto ovni de Eduard «Billy» Meier en Suiza. Horn es un «portavoz voluntario» del culto ovni de Meier.

«Por más de 32 AÑOS, se les ha mentido a los consumidores y al público en general con respecto al fraude ovni de Billy Meier. Es hora no sólo de exponer éstos artistas, sino de llevarlos a la justicia», declaró Kal Korff, quien también es el Presidente electo y Oficial en Jefe Ejecutivo de CriticalThinkers.

«Estamos preguntando que CADA CONSUMIDOR que ha comprado CUALQUIER material ovni relacionado, especialmente cualesquiera fotos y videos de Billy Meier, para entrar en contacto con nosotros aquí en CriticalThinkers. No sólo tiene derecho a un reembolso completo por cualesquiera materiales vendidos bajo falsas pretensiones, sino que también puedes ser elegible por daños financieros adicionales que intentaremos recuperar. Puedes contactarnos en kalkorff@kalkorff.com.» explica Korff.

El capitán Korff, que trabajo en los Servicios Secretos Especiales es sobre todo un analista y operativo de contrainteligencia, también lucha contra el fraude del consumidor, y ayuda en la persecución de criminales. Korff fue una testigo experto clave en el juicio CIVIL por asesinato de O.J. Simpson, que dio lugar a un juicio financiero legal y a la victoria y multi-millonaria contra Simpson.

«En enero del 2007, difundiremos en la TV mundial vía Internet, las primeras reuniones y las audiencias que marcarán el principio de esta nueva demanda legal. El Sr. Michael Horn, que es culpable de defraudar al público y de venderles materiales bajo falsas pretensiones, será nuestro primer blanco, él se lo ha ganado ciertamente. Nuestro presupuesto para el procesamiento del Sr. Horn, y otros defraudadores como Ray Santilli del fraude de la Autopsia Extraterrestre, es de $25 MILLONES de dólares americanos».

Todos los mecenas árabes, abogados, investigadores, operativos de inteligencia y funcionarios de aplicación de la ley, serán revelados eventualmente en un próximo show de TV, que se anunciará la PRIMERA SEMANA DE ENERO DE 2007. El nuevo show relatará intentos verdaderos de derrumbar a terroristas, artistas del engaño al consumidor, y a otros criminales.

Para información adicional, contacte con kalkorff@kalkorff.com. Por favor ponga en el ASUNTO de sus mail, el título Horn Fraud.

http://www.kalkorff.com/?p=14

La virgen de la regadera

Fiel ve la imagen de Maria en una mancha de agua

Mancha de vieja regadera deja el contorno en la pared de piedra

Por Abigail Goldman

Las Vegas Sun

De todos los lugares para que aparezca la Virgen Maria, lo hace aquí en Las Vegas, medio oculta detrás de un cepillo de fregar en el borde de una barda de piedra café.

Hace casi tres semanas, Freddy Montero encontró lo que parecía ser una imagen de la Virgen Maria en un muro de contención de roca unido a su garage. Desde entonces, la casa de la avenida Cobblestone cerca del bulevar del arco iris y Alta Drive se ha convertido en un faro para los fieles, que vienen a mirar fijamente la silueta del icono en diferentes tonalidades en la piedra.

Continúe leyendo esta historia en

http://www.lasvegassun.com/sunbin/stories/sun/2006/dec/19/566691984.html?virgin

Fuegos fatuos (Final)

LUMINISCENCIA

In ilo tempore se conocían sustancias y animales que resplandecían en la oscuridad. Este fenómeno generó muchas supersticiones, pero al mismo tiempo despertaba curiosidad.

Como en tantas muchas otras cosas, fueron los chinos quienes mencionaron por primera vez la existencia de las luciérnagas y de algunos gusanos luminosos. En el Shih Ching (Libro de las Odas), de 1500 a 1000 a.C. se hace una descripción de estos animales.

«»¦Algunas cosas no arden por su naturaleza, ni tienen fuego de ningún tipo, aún así parecen producir luz», escribió Aristóteles en su «De Coloribus», refiriéndose a la luz que emitían ciertos peces en estado de descomposición.

Cristóbal Colón en su primer viaje vio luces extrañas:

«… y era como una candelita de cera que se alzaba y levantaba, lo cual a pocos le parecía ser indicio de tierra, pero el Almirante tuvo por cierto estar junto a tierra…».

El primero en describir, en 1565, una solución acuosa extraída de la madera, que poseía un extraordinario color azul intenso fue el alquimista español Nicolás Monarde. Le dio el nombre de «lignum nephrilicum». Casi un siglo después (1655), Athanasius Kircher, la estudió, en Alemania, y luego Francisco Grimaldi en Italia, Robert Boyle e Isaac Newton en Inglaterra. Los dos últimos, científicos ingleses, encontraron que, cuando la solución se iluminaba con luz blanca, se transmitía una luz amarilla, al mismo tiempo que se reflejaba la luz azul que todos podía ver. En 1852, otro inglés, George Stokes demostró que la solución absorbía cierta longitud de onda de la luz blanca, mientras que emitía una luz de mayor longitud de onda. Esta emisión desaparecía de forma instantánea cuando se apagaba la luz. El mismo fenómeno fue observado en los espatos minerales (fluorspar), por lo que Stokes acuñó el término de fluorescencia.

Años atrás, en 1603, ya se había observado cierto tipo de luminiscencia en sustancias como el sulfato de bario (barita natural). Vincenzo Cascariolo, de Bolonia, al calentar esta sal con carbono, logró producir una sustancia que emitía luz en la noche. Aparentemente se cargaba durante el día con la luz solar y luego, durante la noche, brillaba con cierta intensidad. Por eso la bautizó con el nombre de «lapis solaris» o piedra del Sol. Gulio Lagulla y Galileo Galilei se interesaron por el fenómeno, al que dieron el nombre de «spongia solis» o esponja solar, ya que según ellos la sustancia absorbía los rayos solares. En Grecia ya era conocida como «litosforo» o piedra productora de luz.

Tendrían que pasar algunos siglos para que el químico alemán Eilhard Wiedemann acuñara el término luminiscencia, que incluía los fenómenos de fluorescencia y fosforescencia. Se definió a la luminiscencia como todos los fenómenos luminosos no causados solamente por el aumento de la temperatura (incandescencia).

Hoy en día, la luminiscencia se entiende como el proceso por el cual un material genera radiación no térmica. Así, la luminiscencia es la emisión de luz por medios diferentes a la combustión y por eso ocurre a temperaturas más bajas que las requeridas por la combustión. Un ejemplo de luminiscencia es la luz, o brillo, emitido por el dial de un reloj luminoso.

Cuando ciertos materiales absorben varios tipos de energía, una parte de la energía se emite como luz. Este proceso tiene dos pasos:

1. La energía incidente hace que los electrones de los átomos del material absorbente se exciten y salten de las órbitas internas de los átomos a las órbitas exteriores.

2. Cuando los electrones «caen» de nuevo a su estado original, emiten un fotón de luz.

El intervalo entre los dos pasos puede ser corto (menos que 0,0001 segundos) o largo (muchas horas). Si el intervalo es corto, el proceso se llamaba fluorescencia; si el intervalo es largo, el proceso se llamaba fosforescencia. En ambos casos, la luz producida es casi siempre de menos energía, es decir, de longitud de onda más larga, que la luz excitante.

No existe realmente una frontera clara entre fosforescencia y fotoluminiscencia ya que empleando métodos finos se comprueba que ciertos minerales, a priori sólo fluorescentes, en realidad siguen dando luz fracciones de segundo después de haber sido separados de las fuentes excitadoras. Sin embargo, por convención, el término Fluorescencia se restringe a la luminiscencia causada por rayos ultravioleta (U.V.).

Existen muchas aplicaciones para estos fenómenos. Van desde los materiales con que se cubren las pantallas de los televisores, que brillan cuando son excitados por los rayos catódicos, a las lámparas fluorescentes y los aditivos de los detergentes blanqueadores que dan una sensación de mayor blancura.

Existen diversas variedades de luminiscencia en función de la energía responsable del fenómeno:

La Quimiluminiscencia es aquella luminiscencia en la que la energía es originada por reacciones químicas, como cuando el fósforo amarillo se oxida en aire, emitiendo una luminiscencia verde. Si la reacción química ocurre en un organismo viviente, tal como la luciérnaga o los peces abisales, el proceso se llamaba bioluminiscencia.

Bioluminiscencia. Emisión de luz por organismos vivientes, sin calor apreciable. La luz resulta de una reacción química de enzimas y ciertas otras sustancias en los organismos. Bacterias, algas, hongos y varios animales invertebrados tienen especies bioluminiscentes. Algunos peces de mares profundos están equipados con órganos que producen luminiscencia hacia la que se ve atraída la presa. La luz emitida por la luciérnaga hembra atrae al varón para el apareamiento.

Roentgenluminiscencia. Luminiscencia producida por rayos X de altas energías al bombardear ciertos materiales; un ejemplo es la incidencia de los rayos X en una pantalla fluoroscópica.

Triboluminiscencia. Luminiscencia que resulta del rompimiento, rascado o despedazamiento de ciertos materiales; la palabra viene del griego «tribo» que quiere decir frotar, fricción, y «luminizenz» o luminiscencia, consiste en la mayoría de los casos en descargas eléctricas que tienen lugar entre partes diferentes del sólido, cuando estas se separan por acciones mecánicas externas. Hay cristales moleculares, como el azúcar; que al ser triturados emiten luz visible. Del mismo género es la luminosidad azul que se produce al separar la cinta adhesiva (masking tape, o cinta «Scotch»). En ambos casos las cargas eléctricas se producen por la separación de las superficies. La emisión de luz ocurre por la descarga, sea directamente por fragmentos moleculares, sea por excitación de los gases atmosféricos en la vecindad de las superficies separadas. El resplandor azul obtenido al desenrollar las cintas adhesivas se debe a la excitación producida por las descargas eléctricas en las moléculas de nitrógeno del aire.

Se denomina Electroluminiscencia a aquella causada por corrientes eléctricas, o excitación de electrones. Tiene lugar cuando ocurren descargas eléctricas en presencia de gases enrarecidos o con vapores de ciertas sustancias. Pueden ser de dos tipos:

Catodoluminiscencia ocasionada por rayos de electrones, o rayos catódicos que se utilizan en las pantallas de diferentes tipos de dispositivos, como: televisores, computadoras, osciloscopios, radares, etc.

Anodoluminiscencia e ionoluminiscencia. Corresponden a la luminiscencia en ánodos debida a la acción de iones positivos sobre la sustancia. Fue descubierta por Goldstein en 1886.

Radioluminiscencia. Es la luminiscencia producida por la acción de los materiales radiactivos. Observada por primera vez por Pierre y Marie Curie en el elemento radio que obtuvieron a partir de pechblendas procedentes de Johanngeorgenstadt, Sajonia (Alemania).

Fotoluminiscencia. Es la creada cuando ciertos materiales son irradiados por luz visible, rayos X, rayos catódicos, ondas de radio o luz ultravioleta; un ejemplo es la fosforescencia de pinturas.

Sonoluminiscencia. Se ha observado en algunos líquidos orgánicos, es la luminiscencia producida por ondas sonoras de ultra altas frecuencias, o ultrasonidos.

La Termoluminiscencia es la capacidad de ciertos cuerpos de producir luz visible cuando son calentados a una temperatura por debajo del rojo. Este tipo de fenómeno fue observado en 1663 por Robert Boyle. No debe ser confundida con la incandescencia que ocurre a temperaturas más elevadas. En termoluminiscencia el calor no es la fuente primaria de energía sino el que aumenta la reacción. En realidad los materiales son de por sí fosforescentes, pero esta propiedad aumenta con el calor. La variedad de la fluorita llamada clorofana emite una radiación verde característica y otros minerales termoluminiscentes son la calcita, el apatito, la escapolita, la lepidolita y ciertos feldespatos.

FOX FIRE

Foxfire es un fenómeno natural que ocurre en el bosque, y es común observarlo durante la noche. Es causado por la bioluminiscencia de algunos hongos, y por lo regular se le encuentra en cortezas podridas, en donde crecen estos hongos.

La bioluminiscencia es un tipo especial de quimiluminiscencia en donde la reacción química se genera dentro de algunos seres vivos (bacterias, hongos, algas, insectos, peces, invertebrados»¦). Se produce por el repentino decaimiento de una molécula en un alto nivel de energía a uno más bajo, emitiendo fotones. Es una especie de fotosíntesis inversa. En la fotosíntesis, el organismo vivo captura luz y dióxido de carbono (CO2) para producir materiales orgánicos y emitir oxígeno. En la bioluminiscencia, se emite luz y CO2 por medio de la descomposición de material orgánico, usando oxígeno. Este tipo de luz es de baja intensidad y energía. Se produce por reacciones químicas (se han encontrado más de 50 diferentes tipos de reacciones) a temperatura ambiente y no genera calor. La bioluminiscencia más conocida es la producida por las luciérnagas.

Pero también varias especies producen esta bioluminiscencia. El Armillaria mellea (hongo de miel) es el más común. Esta especie en particular emite un destello azul verdoso. Otras especies emiten distintos colores, como el Omfalotus illudens, conocido en algunos lugares como Jack-o»™-lantern, que emite un destello de color naranja; o el Panus stipicus, de color rojo.

El cuerpo fructífero de Armillaria es una zeta de color oro, que no es luminiscente, sólo su micelio y rhizomorphos lo son. Sigue patrones que van de las 7:30 p.m. a las 7:30 a.m., cuando deja de emitir luz. Este patrón no se ve afectado por la presencia o ausencia de luz solar.

Los hongos generan luz en dos etapas. La primera es recargándose de energía química a través de la respiración o un proceso fotosintético. Esta energía se almacena en ciertas moléculas. La segunda etapa es tomar esta molécula energetizada, llamada «luciferina» (del latín, «portadora de luz»), y combinarla con oxígeno en presencia de una enzima especial, llamada «luciferaza», ATP (Adenosina Trifosfato). Esta reacción produce agua, luciferina en un nivel energético más bajo, y luz.

Al foxfire también se le conoce con el nombre de Faerie Fire (fuego de las hadas). Aparece en otoño, cuando comienza a enfriar. La temperatura óptima es de 25°C. Por arriba de los 30°C o por debajo de los 2°C disminuye la luminosidad.

Ya Aristóteles hablaba de este «fuego frío». Plinio, el naturalista romano menciona los bosques de olivos luminosos. En 1780 se pensaba que el origen eran animales microscópicos que brillaban mientras se alimentaban de la madera podrida. Pero fue hasta 1800 que se encontró la relación entre la luminiscencia y minúsculos hongos. A mediados de ese siglo se encontró que dichos hongos requerían, para emitir su luz, la presencia de humedad y de oxígeno. A comienzos del Siglo XX se comenzó a reseñar todas las especies de hongos que producen el fenómeno. En la actualidad se conocen más de 40 especies de tales hongos, entre los que se encuentran los basidiomicetos.

En nuestros días es difícil ver esta maravilla de la naturaleza, especialmente debido a la polución luminosa de las ciudades. La intensidad de la luz del foxfire es muy débil. Para poder verlo es necesario estar en el bosque húmedo, en completa oscuridad y haber acostumbrado a nuestros ojos, durante 20 a 30 minutos, a dicha oscuridad. Evite usar cualquier tipo de luz. Solo utilice la de las estrellas. Un fotomultiplicador puede dar buenos resultados.

EL FUEGO DE LOS TONTOS

Olvidemos por un momento las hipótesis de Devereux y de Persinger y veamos otro enfoque de las luces fantasmas. Hemos Visto que algunos de estos fenómenos se pueden explicar si suponemos que son debidos al Foxfire o a otro tipo de luminiscencia, pero también existe otro fenómeno que puede explicar el enigma.

Los Fuegos Fatuos, del latín «Ignis fatuus», son luminosidades misteriosas similares a flamas débiles que se ven en muy raras ocasiones de noche sobre el suelo. También se les conoce como «Fuochi fatui» o «lambenti» (en Italia); «Feu follet», «Feux follets» (en Francia), «follets delfoe» (en Cataluña),«Marsh lights» (en Estados Unidos), etcétera.

Ignis fatuus, fuochi fatui, feu follet, follets delfoe o fuego fatuo, significa literalmente «el fuego de los tontos». Se le conoce así porque cualquiera que los sigue es un tonto. En la antigüedad se le temía a este fenómeno porque se creía que era portador de malas noticias o que traía consigo a la muerte. Cualquier tonto que seguía la luz podía caer en un precipicio. Esas luces se les podían seguir pero nunca se les podía alcanzar.

Usualmente son luces pequeñas y aparecen cerca del suelo. Su principal característica es que se localizan en área determinadas muy específicas. Algunas veces las luces se separan en varias pequeñas unidades, o éstas se combinan para formar una mayor, o dos revolotean alrededor una de la otra, sin juntarse. Evitan los objetos y, frecuentemente, se alejan de los espectadores cuando estos intentan aproximarse. Los fuegos fatuos son principalmente de color amarillo, rojo o azul.

Los fuegos fatuos han dado origen a muchas supersticiones y leyendas. A veces aparecen en los pantanos, en los cementerios, en los depósitos de basura o en cualquier lugar donde hay animales o vegetales en putrefacción. Los fuegos fatuos están íntimamente relacionados con los cadáveres en descomposición y los cementerios.

En los pantanos es, preferentemente, el hidrógeno protocarbonado, metano, el que arde en una llama azulada poco brillante, pero nítidamente perceptible en la oscuridad. En los cementerios es el hidrógeno fosforado, fosfeno, que se inflama muy fácilmente en contacto con el aire.

Estos fuegos fatuos, cuando son movidos por una ligera brisa o son atraídos por las personas que pasan cerca, son horripilantes para la imaginación popular que los ha designado con muchísimos nombres, cada uno más supersticioso: candelas de los muertos, fuegos de los Elfos (genios o espíritus del aire, de la mitología escandinava), linterna del monje, almas en pena, etcétera.

Desde hace por lo menos doscientos años se les considera un fenómeno natural, debido al gas producido por la descomposición del material biológico en el suelo. Ya en 1730, Isaac Newton, en su «Escritos sobre óptica», relacionó el gas de los pantanos, metano y otros gases debidos a la descomposición de la materia orgánica, con los ignis fatuus.

El metano (CH4) y otros gases de las marismas creados por los vegetales y animales en putrefacción suben en forma de burbuja a través de los pantanos, hasta la superficie, en donde se encienden y producen flamas y bolas de fuego que se mueven debido a la acción de las corrientes de aire. El metano no se enciende espontáneamente, pero en combinación con el fosfeno (PH3) si lo hace. El fosfeno es un compuesto que se enciende al entrar en contacto con el aire, lo que provoca que el metano, a su vez, se prenda.

En 1980 el Dr. Alan Mills del Departamento de Geología de la Universidad de Leicester inició una investigación sobre estos fuegos. No los pudo reproducir en el laboratorio, bajo condiciones controladas, usando metano, fosfeno y otras sustancias que se sospecha producen este fenómeno. Concluyó que el Will-o»™-the-Wisp no es producto del gas de los pantanos.

Sin embargo, en 1993 los biólogos alemanes Günter Gassmann y Dieter Glindemann supusieron que la causa de ascensión natural del metano, gas de los pantanos, puede ser otro gas, el difosfano (P2H4), que se encuentra en el tracto digestivo de muchos animales y que se enciende espontáneamente cuando se encuentra con el aire. Como agente natural reductor capaz de transformar el fosfato alimenticio en difosfano se debe a la presencia de algunos microorganismos.

El difosfano hidratado posee una alta presión de vapor si se encuentra entre 20°C y -30°C, por lo que puede entrar en combustión al contacto con el aire, aún en pequeñas concentraciones. Estos se pueden ver en los así llamados «corpse candles» que se ven en los cementerios.

Burford J. R. y Bremmer, J. M., en 1972 no pudieron detectar fosfeno en muestras de mezclas de terreno con fosfato, a través de cromatografía de gases, pero en 1993, Glindemann sí encontró, por medio de cromatografía de gases, presencia de fosfeno (CAS. 7803-51-2, PH3, fosfano), Difosfino (P2H4, difosfano) en el gas de los pantanos, biogás, landfill gas, marsh gas, wetland sediment, y en el tracto intestinal de los mamíferos, en sus heces fecales y en el estiércol. Inclusive se le puede encontrar en algunos alimentos.

No hay que confundir el fosfeno con el fosgeno (COCl2, cloruro de carbonoxido, carbonildicloruro o bicloruro de ácido carbónico). Tampoco hay que confundir los ignis fatuus (fuegos fatuos), con los «ignis flatus» (los fuegos de las flatulencias).

El gas formado durante las primeras etapas de putrefacción es flamable. Eso lo comprobaron en su oportunidad los enterradores y los primeros anatomistas quienes, en los cadáveres ya hinchados, hacían diminutos orificios y luego acercaban una antorcha. De inmediato se formaban largas flamas azules que podían quemarse como pequeñas pipas por varios días antes de que el gas combustible se acabara.

El investigador forteano Phil Reeder, en 1986, puso en duda la explicación para los fuegos fatuos. Según él existen varios informes de gente que a tocado dichos fuegos y que no ha sentido calor alguno. Si se trata de flamas ¿cómo es posible que no desprendan calor? En efecto, se sabe de varios testimonios de testigos que hablan de luminosidades frías.

En estos casos no se puede tratar de combustión, sino de quimiluminiscencia «“o fosforescencia- del fosfeno. A bajas concentraciones de oxígeno, el vapor de fósforo es luminiscente, y se puede formar fácilmente a través de la descomposición del difosfano.

Antiguamente en las morgues, cuando no se contaba con cámaras de refrigeración, se formaba el fosfeno, especialmente en los días calurosos, y se podía observar una ligera fosforescencia en los cuerpos. Este es el fenómeno que dio lugar a la leyenda de las «corpse lights».

Conocido en lenguaje coloquial como grisú, el gas de los pantanos es producto de la habitual descomposición o de los fósiles orgánicos (el carbón, por ejemplo). De él se dice que ha entrado en ignición al producirse dentro del cuerpo humano. El doctor Stephen Power, del Royal Homeopathic Hospital, describe un caso curioso en The British Journal citando el caso de un paciente en el que el metano se había generado a causa de una úlcera duodenal. El paciente, un sacerdote, estaba apagando las velas después de un servicio religioso, cuando «en su aliento se prendió fuego». Alarmado, pero sin haber sufrido lesiones, corrió a pedir consejo médico, y la curación de la úlcera terminó con la producción de metano.

Un técnico en medicina espacial supone que estos fenómenos pueden explicar varios casos de ovnis:

«Con los ovnis ocurre lo mismo que con las aureolas. Si el aire está quieto, el sudor vaporizado ascenderá alrededor del cuerpo hasta cierta altura y allí se mezclará con oxígeno. Esta reacción química puede generar también un proceso luminoso. Entonces el círculo luminoso sobre la cabeza semejará una aureola. Los ovnis son, por así decirlo, gigantescas aureolas formadas por el gas de los pantanos».

Demin y sus colaboradores propusieron un mecanismo que involucra las propiedades semiconductoras de cuerpos minerales polimetálicos. Su idea involucra descargas eléctricas de las fallas geológicas que son amplificadas por la presencia de minerales semiconductores. Esta teoría conlleva la generación de ondas de ultrasonido y emisión de electrones, además de la luminiscencia, y sugiere que el fenómeno luminoso puede estar asociado con cuerpos minerales polimetálicos cerca de la superficie.

Algunos microbiólogos creen que el fenómeno de luminosidades frías lo causa una bacteria fosforescente. Pero la verdad, a ciencia cierta, nadie la sabe, pues nadie, hasta el momento, ha capturado, analizado o reproducido en el laboratorio un fuego fatuo, y la literatura científica sobre el asunto casi no existe. Sin embargo, en vista a lo que hemos visto hasta el momento, bien podríamos decir que algunos ovnis son El Fuego de los tontos.

Fuegos Fatuos (3)

BROWN MOUNTAINS

Las «Brown Mountain lights», se pueden ver a 13 kilómetros al Noroeste de Morganton, North Carolina, cerca de Blue Ridge Parkway. Son bolas luminosas rojas, azules, verdes y blancas. Se ven por lo regular en las noches parcialmente nubladas, cuando la luz esta muy bajo, sobre el condado de Burke. También se les puede observar desde el Wiseman»™s View, o la Linville-Grandfather Mountain.El primero en reportar las luces fue el ingeniero alemán William Gerard de Brahm en 1771. De Brahm también fue el primero en ofrecer una explicación. Escribió:«Las montañas emiten vapores nitrosos que se inflaman por el viento, y cuando chocan dos de estos vientos, las flamas se sulfuran y desaparecen».Una de las referencias más antiguas en los periódicos sobre las Brown Mountain Lights, se encuentra en The Observer, Charlotte, North Carolina, del 23 de septiembre de 1913.Ese mismo año, 1913, el U.S. Geological Survey realizó una investigación y concluyó que las luces eran producidas por los focos de las locomotoras y de los automóviles. Probablemente las luces que se vieron durante esta investigación sí eran debidas a focos de autos y ferrocarriles, pero las que vio De Brahm no, porque en ese entonces no había línea férrea, y mucho menos automóviles. Sin embargo el fenómeno puede atribuirse a reflexiones y refracciones de las luces de Hickory, Lenoir, uno de los pueblos cercanos.El contactado Ralph I. Lael, afirma que las «Brown Mountain Lights», son aparatos extraterrestres.El astrónomo Daniel B. Caton, escribió para The Observer, sus experiencias con las «Brown Mountain Light» (Close Encounters of the Skeptical Kind). Encontró que eran simples reflexiones en la atmósfera.OZARKLa «Ozark Spook Light», también conocida como «Hornet Light», es una atracción turística en el medio oeste. Por más de 50 años, especialmente desde que se inició la era de los automóviles, los turistas que llegan a las montañas Ozarks (Shepherd of the Hills o Central Missouri) han visto la «Luz Fantasma».Fue tanto el éxito de las luces que, incluso Leslie W. Robertson construyó el Spooksville Museum, en el pueblo de Hornet, cerca de Joplin, Missouri. La mejor zona de avistamiento es un viejo y polvoriento camino, a 400 metros al oeste del museo. Las luces aparecen cerca de ahí a distancias que van de 70 a 1,500 metros. Su tamaño va desde el de una manzana hasta una pelota de basketball. Se expanden y contraen, y se mueven de izqierda a derecha, de adelante hacia atrás o viceversa. Su color va de dorado, ámbar, amarillo a rojo. Sus movimientos parecen ser aleatorios, y nunca se separan del camino. Aparecen y desaparecen repentinamente. Frecuentemente se observan dos luces. Aparecen cuando la atmósfera es clara. Pero nadie sabe cuál es la mejor época para verlas y no existen dos descripciones que coincidan en su totalidad. Lo más común es que aparezcan como una luz brillante en lontananza, que aumenta y disminuye de tamaño, se mueve acercándose o alejándose o moviéndose sobre las montañas con gran destello de luz.

Actualmente el propietario del museo es Garland «Spooky» Middleton, y hay una fotografía muy famosa de él afuera del museo, que fue publicada por la revista OK Magazine, del 28 de octubre de 1979.

John P. Bessor estudió las luces para la revista Fate en 1951. Entrevistó a varios de los residentes y encontró un operador de una estación de gasolina que tuvo un encuentro con las luces en la montaña. Cuando él y sus compañeros dejaban el trabajo, una fuerte luz tan larga como el brazo extendido de un hombre, se formó repentinamente a pocos metros sobre sus cabezas.
«Emitía un zumbido y se quedó sobre nosotros por algún tiempo. Entonces se agrandó y se encogió varias veces. Una de las chicas que estaba con nosotros se desmayó».

El Dr. George W. Ward, del Bureau of Standards, Washington, D.C., y socio del Midwest Research Institute, hizo una investigación en 1945. Escribió que vio la luz sobre las colinas. Tenían la forma de esferas de color amarillo verdoso de 1.5 metros de diámetro. La luz se dirigió a su auto y él, rápidamente cerró la puerta.

Se han tejido diversas leyendas en torno a esta luz. La Neosho, Cámara de Comercio de Missouri, publicó un librito en el que se menciona que los antiguos indios de la región ya hablaban de la luz antes de la construcción de la carretera. Otros dicen que se trata de un viejo minero que lleva su linterna y que cruza los campos y desaparce. También se menciona que el primer reporte que se conoce fue de 1886, pero hasta el momento no he encontrao tal reporte, ni se a qué se refiere el mismo.

Durante la Segunda Guerra Mundial el Cuerpo de Ingenieros de las Fuerzas Armadas estuvieron en el área durante semanas con equipos sofisticados. Se examinaron cuevas, depósitos minerales, autopistas y carreteras y se intentaron varias explicaciones sobre el origen de estas luces. Posteriormente varios científicos han visitado el área con el mismo propósito. Sus resultados han probado que la refracción de la luz de los autos que viajan por la ruta 66, 8 kilómetros al Oeste, son las causantes de las luces.

Quedaría la duda de casos como los del empleado de la gasolinera o el de George Ward. Si bien el primero fue dado a conocer en una revista sensacionalista (además que no se menciona su nombre), en el segundo se trata de un físico. Pero las nuevas investigaciones, como la siguiente, nos hacen suponer que tal vez Ward sufrió alguna confusión.

Incluso Joseph Allen Hynek, el padre de la ufología, escribió sobre las Tri-State Spook LightsNew Horizons. (como también se les conoce porque se pueden ver desde tres estados: Missouri, Oklahoma y Kansas), en la revista

New Horizons.

Según Leslie Kennon, de la Division of Resources and Development, del Estado de Missouri, la historia oficial de las Luces Fantasmas Hornet no es del todo cierta. En primer lugar, apunta, «existen varias fotografías de las luces y yo mismo he tomado algunas». «Mirando hacia el oeste, por el camino de la luz fantasma, con unos binoculares, se puede ver la autopista. Si se examina el mapa topográfico de Joplin, se puede observar parte de la Ruta 66 que corre del Este de Commerce a Ouapaw, en Oklahoma, después gira al Norte (coloreado de amarillo en el mapa). Desde mi locación sobre el Camino de la Luz Fantasma (con una X roja en el mapa) estaba a 9.7 millas al Este de la parte oriental de la autopista. Los binoculares revelan claramente la parte estrecha de la Ruta 66 y los ocasionales flashes de luz reflejante sobre los carros de la autopista causados por la puesta del Sol en el Oeste. Cuando abrió el museo, a las 6:00 PM, me quedé unos 40 minutos hablando con el Viejo Garland «Spooky» Middleton (de 70 años), sobre las luces y leyendo los recortes de periódico sobre las luces fantasma que él ha pegado sobre las paredes del museo. «Después de la puesta de Sol 6:40 regresé a mi punto de observación y pude ver una de esas famosas luces directamente del Oeste sobre el camino. Mis binoculares me probaron que esas luces no eran otra cosa que las luces de los autos que viajaban sobre la Ruta 66 a unas 10 millas de distancia. Ocasionalmente son visibles varias luces, vistos a través de binoculares, pero a ojo desnudo sólo se ve un punto luminoso. La presencia de uno o más autos puede explicar el aumento y disminución del brillo. Mis mejores fotos las tomé al ocaso con un rollo Kodachrome 64, a 1/15 de segundo con una Minolta de 50 mm a una abertura de lente de F 1.4. «Las luces que se reportaron antes de la era del automóvil se pudieron deber a luces de campamentos en las vecindades de lo que, en el futuro, serían los pueblos de Commerce y Ouapaw. Todas las fotografías de estas luces están en el mismo sitio, justo en el centro en forma de V de los árboles en el camino, exactamente en donde se verían al ser producidas por las luces de los automóviles sobre la autopista». Actualmente en el sitio en donde aparece la luz hay un contenedor en el que se ha pintado de naranja la leyenda No Tresspassig. Phil Campagna tomó ahí sus fotos (que aparecen en el clip de abajo), el 15 de abril del 2000.

MACO

La «Luz de Maco» aparecía a lo largo de una antigua vía férrea, de donde se han removido los rieles. Esta parte del camino es muy recto y se eleva lentamente entre una valla de madera y arbustos. La luz aparecía como un destello que se hacía cada vez más brillante hasta alcanzar el brillo de la estrella más brillante. Aparecía estática en el lado derecho del camino y luego se movía hacia el centro. Se tenía la impresión que subía por la colina en una trayectoria curva. Luego de pocos segundos la luz desaparecía. La distancia hacia la luz era difícil de determinar, algunos la estimaron en unos 500 metros. Algunas veces, luego de esta luz aparecía una de color rojo que se movía erráticamente de derecha a izquierda.

Maco se encuentra en el condado de Brunswick, Carolina del Norte, a 20 kilómetros al Noroeste de Wilmington, sobre la carretera 74/76, entre los pueblos de Saratoga y Bragg.

Se le veía sobre el Bragg Road, en Saratoga, Texas. Durante las noches de verano se puede ver otra luz misteriosa, sobre los pantanos. En 1960 el sheriff Whit Whitaker inició una campaña impidiendo el uso de armas de fuego en el área, ya que varios testigos habían disparado a la luz, sin ningún resultado.

A la luz de Maco también se le ha embellecido con una leyenda. Los creyentes de lo oculto dicen que en 1867 la Atlantic Coast Line Railroad tenía una ruta que pasaba por la pequeña estación de Farmer»™s Turnout (ahora llamada Maco). Joe Baldwin era uno de los conductores de la línea. Una noche en que el tren estaba parado, inexplicablemente el último vagón se soltó y comenzó a caminar colina abajo. Baldwin saltó al vagón para tratar de detenerlo, pues atrás venía otro convoy. Al no poder detenerlo, sacó su linterna e hizo señales al otro tren, pero no pudo evitar la colisión. Joe murió decapitado. Desde entonces los residentes comenzaron a ver las luces cerca de Hood»™s Creek. Se les veía sobre los rieles del Atlantic Coast Line. A veces eran dos luces, una encima de la otra. «Es el viejo Joe buscando su cabeza», decían los lugareños.

Pero la verdad es que la Atlantic Coast Line Railroad nunca tuvo una ruta que llegara a Maco en 1867, simplemente por que en ese año no existía. La que sí tenía una ruta era la Wilmington, Manchester and Augusta Railroad, pero se desconoce si en ese entonces trabajaba para esa línea alguien llamado Joe Baldwin.

Tal vez porque no se ha logrado demostrar la existencia del tal Joe, otros dicen que la luz es el espíritu de un guerrero indio muerto en batalla, mientras otros afirman que es el fantasma de una bruja negra.

Pero el hecho es que la gente veía luces, y existen muchos testimonios al respecto. Uno de los que le dieron mayor nombre fue el del presidente Grover Cleveland.

No se si el relato sea verídico, pero se afirma que en octubre de 1894 el presidente Cleveland vio las luces desde su Pullman. Maravillado, el presidente llamó al conductor del ferrocarril y le preguntó sobre la misteriosa luz. El conductor sonrió y dijo:
«Lo que usted acaba de ver, señor, es la Maco Station Light».

Se ha estimado que las luces Maco tienen una intensidad de un foco de 25 watts. Por eso es incomprensible la reacción de algunos conductores del ferrocarril que, según los defensores de las luces de Maco, han incluso detenido el tren creyendo que iban a chocar con otro viniendo de frente. Esto los ha llevado a adoptar dos linternas, una blanca y la otra verde.

A las luces también se les conoce como «Big thicket ghost light» y duran de pocos segundos (30, lo más común) a varios minutos. En una ocasión se trajo una ametralladora desde el Fuerte Bragg y se disparó hacia la luz. Pero esta siguió apareciendo.

Parte de los rieles fueron desmantelados en 1934. En 1977 se quitaron por completo las vías, y desde entonces se dejaron de ver las luces.

ESPAÑA

Otro país en donde también abundan las tradiciones de luces fantasmas es España. La «Luz Mala» o las»Luces Populares», recorren España.

En el siglo XII un grupo de soldados vio como una «estrella» caminaba sobre los cuernos de un toro que se encontraba en una colina en la que luego se fundaría la ciudad de Teruel. En el escudo de la ciudad aparece la imagen del toro y la luz, recordando su origen.

Es probable que estos fenómenos estén de alguna manera relacionados con la electricidad ambiental, del mismo modo como los Fuegos de San Telmo.

En Manresa, Barcelona se celebra la fiesta de la «Misteriosa Llum». Se trata de una misteriosa luz que se dice apareció el 21 de febrero de 1345, en las cercanías de la Iglesia del Carmen, para luego atravesar las paredes del templo y «bailar» ante los testigos.

En los bosques catalanes de Queralbs, Tregurá o Freixenet se han visto luces desde antaño, vulgarmente conocidas como «follets delfoe», añadiendo la leyenda que en el lugar donde éstas nacen se esconde un tesoro oculto. Para el folclore, estas luces representaban a seres sobrenaturales que bien podían corresponder a fantasmas, almas en pena de antepasados, dragones, duendes, hadas… y que solían adoptar esta especial forma ígnea para manifestarse.

También en Cataluña, en el monte Turó de I’Home, tiene sus luces, pero las más interesantes desde el punto de vista ufológico son las luces que aparecen en la montaña de Montserrat, y que le han dado gran fama al contactado Luis Grifol, quien ha desarrollado un método para descubrirlas.

En los países vascos se habla de Mari, una especie de hada que se transforma en bola de luz. En Galicia aparecen sobre el Pico Sacro, mientras que en Vizcaya, sobre el monte Amboto. Cádiz tiene su tradición de los «diablos luminosos».

Las islas Canarias tienen muchos lugares con luces fantasmas. En Jandía, por ejemplo, cuenta una leyenda que un par de esclavos, que tenían reputación de blasfemos y ateos, escaparon y huyeron con rumbo a la montaña Cuesta de Pedrea. Ahí encontraron un carnero que mataron y arrastraron para poder comerlo. En la montaña no había leña con qué cocinarlo, pero encontraron una cruz de madera que señalaba el cementerio que se encontraba en la cúspide. Tomaron la cruz y con ella hicieron la hoguera. Esta profanación, según cuentan, les fue fatal ya que a poco se cayeron despeñados por un barranco. Como castigo final Dios los condenó a vagar en la montaña en forma de bolas de luz.

Estas luces o llamas son de color y brillo metálico, en colores azules o rojas. A veces es diminuta, como la luz de un cigarro encendido, y otras más grandes, como una hoguera. Su rapidez de movimiento es muy grande. Cuentan que da saltos hasta de kilómetros en fracciones de minuto, hasta el punto de dar la sensación de estar a la vez en ambos extremos del salto.

Cuentan también que tienen el don de la palabra, aunque hay quienes dudan de su autenticidad.

Cerca de ahí, en los llanos de la Concepción y la charca de Los Molinos, se habla de la «Luz de Leme»; y en la Gran Canaria se encuentra el Puerto de la Luz, cuyo nombre tuvo su origen en una de estas luces. En Güimar, Tenerife, se aparece una luz en las partes altas de la localidad.

Un fenómeno similar se desarrolla en la Isla de Fuenteventura, Canarias, en un lugar conocido como Mafasca. Las gentes lo conocen como «Las luces de Mafasca». El fenómeno, que se desarrolla en el pueblo de Betancuria, esta rodeado de una leyenda.

En el actualmente deshabitado pueblo de Mafasca, en las islas Afortunadas, aparece una luz de color azul que termina tornándose rojo. El tamaño es el de una bola de brillar. Por lo regular se acerca a las personas y los guía en su camino.

En otra de las islas Canarias, en Tenerife, existe «La misteriosa luz de Martela», como la conocen en el pueblo de Granadilla de Abona, al Sur de la isla.

Según los habitantes de ese pueblo, esta luz sale de un lugar descampado en la carretera que va de Granadilla a Vilaflor. Sale en días y horas determinadas de la noche (a las 11), y dos a tres veces a la semana.

Esta luz, cuentan las gentes que se han topado con la misma, es clara, silenciosa, muy potente, e incluso, al paso de los coches y camiones, la han visto echarse fuera de la carretera y desplazarse por sobre un barranco volviendo de nuevo a la misma. En ocasiones llega hasta las primeras casas del pueblo de Granadilla, y allí da vuelta regresando por el mismo itinerario hasta el lugar de donde salió y allí de nuevo desaparece.

Continuará…

¡HE DESCUBIERTO Z!

La historia de Charles Fort (1 de 5 partes)

Más que un reformador de la Ciencia, Charles Hoy Fort fue un escritor visionario, en el sentido peyorativo, que abrió las puertas al mundo de lo insólito y lo extraordinario. Fort era un hombre de aspecto bonachón, grueso, de poco pelo, que usaba anteojos con montura de hierro, cuello muy corto y bigotes espesos y negros[1]. No es tarea fácil intentar una biografía de este personaje inconformista, iconoclasta, atrevido, incongruente e incluso absurdo, que reunió en sus libros un amasijo de datos más o menos extravagantes. El mismo Fort escribió:

«Escribir que soy un hombre de edad indefinible, bajo, regordete, con bigotes de morsa y gafas de montura metálica, rostro bonachón y mirada perdida en el infinito, no conduce en nuestro estado intermediario, absolutamente a nada. Decir que nací en Albany, estado de Nueva York, el 9 de agosto de 1874, que mis padres poseían una pequeña tienda de comestibles y ultramarinos en la que trabajé durante varios años, que ejercí simultáneamente el periodismo y la taxidermia, y que lo abandoné todo para dedicarme a coleccionar hechos extraños arrojados del seno de la ciencia por unas mentes encallecidas, es reunir una serie de datos positivistas que pueden ser aplicados a cualquiera; ya que cualquier persona es continua con todos sus semejantes, y todos los datos correspondientes a un ser determinado son hechos de una historia común a toda la humanidad, puesto que en nuestra cuasi-existencia cualquier persona puede ser baja, regordeta, con bigotes de morsa y gafas de montura metálica, tener rostro bonachón y mirada perdida en el infinito, cualquier persona puede haber nacido en Albany en 1874 y descender de los propietarios de una tienda de ultramarinos».

Su biógrafo Damon Knight lo describe de esta manera: «Tenía la corpulencia de una morsa… era un hombre muy pacífico y sedentario. Vivía apaciblemente con su esposa, y casi nunca salía ni recibía visitas… pasaba las mañanas trabajando en su casa, y las tardes en la biblioteca».

El fundador de la dinastía Fort fue Peter Van Vranken Fort, de extracción holandesa. En los escritos de Fort se menciona a una tía abuela que bien pudo ser hermana de Peter. Charles Fort recuerda un viaje a un hotel de Saratoga donde vivía esa tía abuela a la que le gustaba jugar a las cartas.

Su abuelo Peter se casó dos veces, pero se desconoce el nombre de su primera esposa. Estos abuelos tuvieron dos hijos, Lil y Will. La primera se casó con John Delehanty, también de Albany, «bajo circunstancias muy románticas en la iglesia Madeleine, en París. Una niña resultó de esta unión, Ethel. La unión terminó infeliz, Lil sacudió su sombrero sobre el molino de viento, y más adelante se divorció de su marido», escribió el propio Charles Fort. Se sabe que este John Delehanty llegaría a ser fiscal del estado.

Por su parte Will Fort se casó con Ana Baillie, de Albany, con quien tuvo una niña a la que pusieron por nombre Marian Fort.

Luego de enviudar Peter Fort casó con Catherine Farell, de Brooklyn, con quien engendró a Frank Fort y a Charles Nicholas Fort[2], el padre de nuestro personaje.

Frank se casó con Margaret Downey o Dowling -o algo similar- de Baltimore. «Dos niños resultaron de esta unión, Mortimer y Pauline. La familia vivió en Nueva York, en la West End Avenue, durante cuarenta y cinco años[3]«.

El padre de Charles Fort era el más joven de los hijos de Peter, pero cuando este último murió, al parecer a principios de 1896, Charles Nicholas, dirigía la tienda de comestibles y ultramarinos.

Charles Nicolás Fort, como su padre, también se casó dos veces. La madre de Charles Hoy Fort se llamaba Agnes Hoy. La segunda se llamaba Blanche Whitney.

Charles Nicholas, engendró con su primera esposa a Charles Hoy, a Clarence N. Fort, y a Raymond V. Fort, en ese orden, comenzando con nuestro Charles, quien nacería el 9 de agosto de 1874[4].

MUCHAS PARTES.

Charles Fort escribió un libro autobiográfico que nunca se publicó. El manuscrito[5] tiene por lo menos 261 páginas de las cuales la mayoría están perdidas. Sólo quedan 76. La última página todavía existente, es un fragmento de la número 261. No se sabe cuantas páginas seguían. Lo que queda de este manuscrito de Fort comienza en la página 12. Las que la precedían están ahora perdidas. Los fragmentos que quedan cubren el periodo de 1880 a 1891, cuando Fort tenía de 6 a 17 años de edad. El estilo es todavía más difícil de leer de lo que nos tiene acostumbrados Fort. Hay que considerar que fue escrito a la edad de 24-25 años.

Charles Fort comenzó a escribir su autobiografía en 1899, luego de una visita, que generó muchos conflictos, a su hermano Raymond hacia 1892, cuando la mayor parte de sus familiares aún estaban vivos. Este manuscrito, titulado Many Parts[6], fue su primer trabajo de gran envergadura pues ya había escrito relatos humorísticos cortos y algunas contribuciones para los periódicos. Fort rescribió Many Parts más de una vez.

Mucho después Fort menciona la época en que escribió su autobiografía: «De sept. de 1899 hasta sept. de 1904, el metafísico ha interferido y cubierto la espalda al escritor. Mi libro Many Parts fue simplemente el trabajo de un inmaduro metafísico, psicólogo, sociólogo, etc. Tratando de expresarse en una historia. También el individualismo, o el estilismo, no solo interfirió y me hizo no fácilmente legible, pero me dio la satisfacción o elación que apoyó desarrollos subsecuentes».

En efecto, Many Parts es difícil de leer no sólo por el extraño estilo de Fort (que luego puliría en sus libros más conocidos), sino porque describe a los personajes refiriéndose a ellos de una manera poco común. Él mismo se presenta como «nosotros»; «Ellos» es el término aplicado invariablemente al padre del escritor, Charles N. Fort (aunque al final del libro lo mezcla con «Nick»); la «madrastra» es Blanche Whitney; el «otro niño» es Raymond Fort; el «niño pequeño», Clarence Fort; el «abuelo», Peter van Vracken; el «otro abuelo», John Hoy; su tío materno John S. Hoy es «Nick»; «Martha» es su madre, Agnes Fort; hay una «tía abuela» de Saratoga a la que le gustaba jugar a las cartas; e incluso el primer periódico que le publico sus trabajos, el Argus de Albany, es mencionado como el «Demócrata». Nadie es presentado con su verdadero nombre y la lectura del manuscrito, que ofrece obstáculos a cada momento, se hace insoportable.

Su madre, Agnes, murió poco después del nacimiento de Clarence, cuando éste tenía un año y medio, mientras Charles Fort acababa de cumplir los 6, en 1880. En el manuscrito sólo hay una mención a «Martha». Pero a la «madrastra» se le menciona frecuentemente, principalmente por su trágica perdida de la visión.

Los caracteres, disfrazados con nombres falsos muestran a un Fort que no se preocupaba mucho por los elementos de una biografía verdadera, insistiendo en recordar su niñez y juventud en su propio estilo literario. No interesa la verdad ni los hechos, sólo el ego y la vanidad. Este sería su estilo característico utilizado en sus libros. Algunos fragmentos del capítulo 1:

«Estábamos a una milla de la familia: la bruja y el hombre loco y las dos viejas criadas. Preguntándonos lo que debíamos hacer para ser conocidos…

«Nos permitían jugar en la calle muy poco. Pasábamos mucho tiempo en el piso superior, que estaba lleno de columpios y un balancín para nosotros. …íbamos al parque cada tarde soleada…

«Un viejo nido. Subimos por él. Pusimos el viejo nido en nuestro bolsillo; los pájaros lo habían construido; alguna vez los pájaros habían vivido en él. Pero deseábamos un nido con huevos; pensábamos que en el campo había nidos en casi todos los árboles. Entonces corríamos de árbol en árbol, buscando nidos con huevos. Salpicándonos de lodo; sin ver el fango en nuestra excitación. Entonces alguien vino por nosotros, y nos condujo de nuevo al hotel, donde nuestro abuelo, aunque de clase, nos reprendió, ya que temía que nunca seríamos buenos hombres de negocios. Deseábamos ser buenos hombres de negocios; en nuestro medio teníamos la creencia de que los doctores, abogados[7], y otros estaban en una escala más baja de los que vendían comestibles, exceptuando los que lo hacían al mayoreo, por supuesto. Esperábamos ser un socio algún día, como «Ellos»[8] lo habían sido, o, incluso mejor, viajar para la compañía. Pero en todo alrededor había destellos y susurros de algo que parecía maravilloso y más significativo para nosotros. Oíamos y nos sentíamos en esa primera huerta y en nuestro recuerdo de la huerta. Cada paisaje de un lago o pradera nos decía cosas extrañas. No debimos haber expresado la herejía, pero sentimos que había un nivel más elevado de vida que el de un distribuidor de tiendas de comestibles. Aunque no sabíamos absolutamente cuál era, había algo que deseábamos en las cosas que no tienen nada que ver con las ciudades y bueno, los hombres de negocios».

Many Parts fue prologado y editado por Tiffany Ellsworth Thayer para su publicación. Nadie sabe qué ocurrió con el manuscrito y sólo se supo de él hasta que el escritor de ciencia-ficción Damon Knight publicó su trabajo sobre Fort[9]. Luego volvió a extraviarse y no fue sino hasta 1989 que un seguidor de Fort, Mr. X, lo encontró en la George Arents Research Library en la Universidad de Syracuse en Syracuse, Nueva York, dentro de los archivos de Damon Knight. Como se ha dicho sólo quedan 76 páginas de una obra de más de 261, dividida en 15 capítulos. Fragmentos del capítulo 4:

«Alguien descubrió que nuestra vista era pobre. Se explicó que habíamos dañado nuestros ojos con demasiada lectura. Esto no era verdad, pero entonces parecía más encomiable dañar ojos o perder una pierna en un accidente que nacer con defectos. Así que nos enviaron a que nos examinaran los ojos. Unos lentes como faros de automóvil en nuestros ojos; miramos las letras grandes y pequeñas asombrosamente negras y claras. Éramos un muchacho vestido con lentes y desdeñado por sí mismo. De los muchachos que conocíamos, los que usaban lentes parecían generalmente débiles y no de la clase de la cual estábamos hechos. Nos dijimos que usaríamos los lentes solamente para mirar. Pero cuando salimos, sabíamos que los lentes habían venido a quedarse. Nosotros habíamos vivido en una niebla y no lo habíamos sabido. Estábamos en un mundo diferente; los árboles no eran lo falto de definición como los habíamos pensado; cada hoja era nítida y contorneada; los objetos a la distancia eran más pequeños, porque se distorsionaban, pero de nuevo eran más claros, limpios; todo era tan diferente como una fotografía de un burdo bosquejo…

«Sobre coleccionar. Compramos alas de pájaros a un muchacho que vivía en el campo pero que venía a la escuela cada día. Encontrar un viejo almacén en donde, por muy poco, podíamos comprar estrellas de mar, erizos de mar, conchas, y frijoles de mar con manchas negras, grandes, grises unas y marrones otras. Relatos de tierras lejanas; relatos de tormentas, o palmeras en playas coralinas, profundidades marinas y tierras extrañas; todo lo contaba el sonido de las conchas y el olor de la sal de estas cosas del mar…

«Pasando mucho de tiempo en la lectura, dando vueltas por la tarde para ver a nuestros parientes, porque nos gustaba leer, y porque tenían libros. Nuestro abuelo era un hombre de poca educación, pero tenía, en alguna parte, además de todo lo que le hizo ser un «buen hombre de negocios», un interés por los libros. Tenía su biblioteca al lado del comedor, con libros tales como los trabajos de Carlyle y de Ruskin. Estos libros eran brillantes y se veían como nuevos. En el almacén, tenía dos oficinas privadas; una, donde atendía sus propios asuntos, porque poseía muchas casas, y prestaba dinero, usureramente, como lo supimos cuando fuimos más grandes; y arriba su oficina realmente privada, donde, con sus amigos, inventó y bebió bebidas extrañas en grandes cantidades. Aquí estaban los libros que leyó; biografías e historias, pero los libros de viajes en número más grande; por lo menos media docena que se ocupaban de la exploración del Ártico; diccionarios, pinturas de valor en las paredes. Una tarde nos enviaron con él; estaba leyendo un libro voluminoso, una bebida rosada a su lado, una bebida amarilla en el otro. Nos preguntó lo que sabíamos sobre la aurora boreal. Y estábamos impacientes por decirle, pero él tuvo que salir[10]…»

Aquel niño nacido en Albany, Nueva York, fue un niño inquieto que coleccionaba timbres postales, minerales, pájaros e insectos. Cursó sólo hasta la secundaria y durante algún tiempo fue periodista y embalsamador de pájaros y mariposas.

«Repasamos nuestra geografía, y deseamos tener una piedra u hoja o cualquier cosa de países extranjeros, hasta que encontramos que coleccionar estampillas era lo que deseábamos. Enviamos a Nueva York por mil, estampillas clasificadas. Vino un paquete abultado; las caras de reyes cayeron al piso en una lluvia de colores. Estábamos en Francia con las estampillas francesas; Napoleón, la Bastilla, la Revolución en el aire sobre nosotros. Estábamos en medio de castillos y de escenas de batalla en Alemania e Inglaterra. Aquí estaba una estampilla que realmente había estado en la inmensidad de la India, tropical, bárbara. Una estampilla que expresaba las maravillas de los largos viajes en el misterio y romance de Australia. La vida tenía más y más significados…

Según las memorias del propio Fort, él y sus hermanos eran más que traviesos: insoportables.

«Siempre acusándonos el uno al otro. Diciendo cada pequeña cosa, satisfechos de ver que castigaban al otro, lo que nos hacía sentirnos virtuosos. Haríamos el trabajo de detective para coger al «˜otro niño»™ cuando se robaba el pastel, de modo que pudiéramos acusarlo. Y los otros, también nos atrapaban en nuestras travesuras, y gritaríamos juntos, «˜!Te vamos a acusar!»™ Y nos chantajeábamos el uno al otro. Diciendo, «˜si no me das tu caramelo, diré lo que hiciste el otro día»™. Teníamos cuadernos con los cargos escritos en ellos. Cada uno tendría a veces una lista larga de ofensas; pero las travesuras se podían cancelar; si el otro niño decía que habíamos jugado con Biff Allen[11], podíamos decir que él había desenterrado las plantas en el patio.

«»™Te voy a acusar»™, diría el «˜otro niño»™; y miraríamos nuestro cuaderno para ver lo que podía decir…»

Años más tarde un incidente con un pastel haría que Charles Fort abandonara la casa paterna. Una versión de esta historia la contó su viuda Annie Filling al escritor Theodore Dreiser en septiembre de 1933:

«Charles era un niño salvaje, a él no se le podía decir lo que tenía que hacer, él hacía lo que quería… Ellos tenían una madrastra, y vivían en una casa hermosa en Albany… Una noche Charlie llegó a casa a las 10, y encontró que estaba cerrada. La casa tenía una gran puerta con cristales rojos, y él tomó una piedra y rompió cada pedacito del cristal. Le hicieron dormir en el sótano con los criados, y al día siguiente, cuando subió, no lo dejaron desayunar con la familia durante una semana. Prohibieron a los criados pasarle cualquier cosa, pero al otro día, cuando llegó el pastel, él hizo un gancho de una placa, y la madrastra intentó alejarlo de él. Charlie tomó el pastel y lo lanzó a su madrastra. Entonces hubo una pelea. Charlie fue con su abuelo, y su padre tuvo que pagar su manutención hasta que se hizo adulto, y entonces Charlie se fue al extranjero. Así fue cómo se fue lejos».

No sabemos a qué edad ocurrió esta partida, pero en una carta de Fort escrita en 1915 afirma que vendió algunas notas a un periódico de Nueva York «cuando tenía 17 en Albany», y a los 18 (1892) contribuyó «a la edición del World de Brooklyn», y a los 19 (1893) se convirtió en «redactor» de un periódico nuevo, The Independent de Woodhaven, publicado en o cerca de Jamaica Long Island. En ese sentido Tiffany Thayer reflexiona al respecto:

«Ahora bien, las contribuciones al periódico de N.Y. e incluso a la edición del World de Brooklyn se pudieron haber hecho por correo, pero para editar un periódico en Long Island -incluso un semanario- Fort debió haber vivido en la vecindad.

«La copia del artículo más temprano que tenemos es del Journal de Nueva York, del 27 de abril de 1897, pero unos anteriores seguramente se han perdido, porque Fort estaba muy involucrado en ese tiempo, y se ha sabido que vivió en la ciudad de Nueva York por más de un año. Él recibió correspondencia en la 170 East 32nd Street, fechada en julio 21 de 1896. Es una postal, en donde se lee: «˜Fort: estamos en la avenida Columbus número 32 «“ Cor 75th quédate ahí- Christopher»™.

«No tengo idea de quien era Christopher solamente sospecho que era un pariente o un amigo de Albany».

En el clip que se anexa se pueden ver diversas fotos de Charles Fort, «La Foca del Bronx», en su juventud y hacia el final de su vida.

Vemos una de las típicas tiendas de ultramarinos de finales del siglo XIX, como la de los padres de Fort.

También podemos encontrar diversos grabados e ilustraciones de «lluvias insólitas», como las que aparecen en el libro de Olaus Magnus, Historia de Gentibus Septentrionalibus (1555), en donde se muestran diversas lluvias de peces. O el grabado sobre madera de Expositio Canonis Misse (1496), del Obispo Odo de Cambrai, que muestra la escena bíblica de la caída de maná.

Varias otras ilustraciones se ocupan de este tema (Éxodo 16.4-36), pero también de la lluvia de piedras que cayó sobre los amonitas, cuyo relato lo podemos encontrar en el Libro de Josué. O la invasión de ranas mencionada entre las plagas de Egipto.

Entre las lluvias de objetos insólitos está la clásica lluvia de fuego mencionada en la Biblia.

Hay, también dos grabados de 1557 que muestra una lluvia de cruces ocurrida, supuestamente, en 1503, y otra de lingotes de hierro caidos sobre una aldea de Basilea, Suiza.

Continuara…

[1] Theodore Dreiser lo comparó con Oliver Hardy. Louis Pauwels y Jacques Bergier decían que tenía los mismos bigotes que Gurdjieff.

[2] O Charles Nelson Fort, como mencionan otros biógrafos.

[3] Hacia 1910.

[4] Otros, como Tiffany Thayer, apuntan que el nacimiento fue el 6 de agosto, pero como hemos visto, el mismo Fort menciona el 9 como fecha de su nacimiento. El error de Thayer proviene de una entrevista que le hizo a Raymond Fort, hermano de Charles. Quien menciona ese dato.

[5] Escrito hacia 1899.

[6] Probablemente el título proviene de la obra de Shakespeare As You Like It (acto 2, escena 7, línea 142): «And one man in his time plays many parts, his acts being seven ages»; Pero, curiosamente, también podríamos mencionar los «muchos fragmentos» que quedan de este manuscrito de Fort, las «muchas piezas» de literatura científica que Fort utilizó en sus escritos y las «muchas partes» que dio a luz este género literario.

[7] Parece que había una pugna entre las familias Fort y Hoy en definir quién estaba arriba en la escala social: los abogados o los vendedores de ultramarinos. Este podría ser el origen del desprecio de Charles Fort por la Ciencia y la Cultura.

[8] «En el margen superior, enfrente de «˜Ellos»™, que representaba a su padre, Fort ha escrito «˜C.N.»™ tres veces». Nota de Thayer

[9] Knight Damon, Charles Fort: Prophet of the Unexplained, Doubleday & Co., Garden City, New York. 1970.

[10] Una nota de Thayer al pie del manuscrito dice: «En los márgenes de este MS, Fort ha hecho algunas anotaciones a lápiz en una fecha mucho más reciente, para identificar sobre todo los personajes. En la mención antedicha de su abuelo él ha escrito dos veces «P.V.» en el margen. Observe también los principios del interés de Fort en el Ártico y la aurora.

[11] Este Biff Allen (seguramente un nombre ficticio) era un chico adolescente que gustaba de relacionarse con tipos mayores de mala reputación.