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No es cierto. Aunque usted no lo crea

EL ATAUD DE CHARLES COGHLAN

No está muy claro cuando nació Charles Francis Coghlan. Mientras algunos autores[1] afirman que fue en 1814, otros aclaran que fue en 1841[2][3]. Sin embargo, la fecha más probable es esta última. Tampoco se ha establecido, sin lugar a dudas, el sitio de nacimiento. Dwight Whalen dice que fue en París, mientras que Richard Winer, Vincent Gaddis, Tom Slemen[4] y Frank Edwards[5], apuntan a que fue en la isla Príncipe Eduardo. Para la leyenda lo más conveniente es la isla Príncipe Eduardo.

Su padre fue John Coghlan, unos dicen que era un rico inmigrante irlandés que vivía en Príncipe Eduardo, en las costas al Este de Canadá. Otros afirman que eran pobres, por lo que sus estudios primarios sólo los pudo hacer gracias a un subsidio del gobierno.

El hecho es que, tiempo después, Charles partió a estudiar a Inglaterra. Entre parientes y amigos (o gracias a la fortuna del padre) se reunió el dinero suficiente para enviarlo a estudiar leyes. Se graduó con honores pero desilusionó a su padre cuando decidió convertirse en actor profesional.

La leyenda afirma que cuando salió de su hogar, dijo, dirigiéndose a sus parientes:

«Si un día consigo la fama y la gloria en los escenarios, regresaré a ésta, mi ciudad natal, por muchos que sean los obstáculos que pudieran impedírmelo. Dios me devolverá a mi tierra».

Pero esto se contrapone con el altercado que tuvo con su padre debido a su decisión de convertirse en actor. El anciano sentenció que en caso de que Charles no dejara sus ambiciones en el teatro, se debería olvidar de su herencia. Charles declaró que entonces él nunca más regresaría a Príncipe Eduardo.

EL ACTOR

De carácter extrovertido, de fácil palabra, Coghlan poseía una habilidad dramática excepcional. Sus estudios teatrales los realizó en París y Bristol. Su primera aparición la hizo en Londres en 1860 y se convirtió en el primer actor de la compañía Prince of Wales. A la edad de 19 años debutaba en los escenarios londinenses. Poseía una naturalidad y espontaneidad que pronto lo convertirían en figura prominente del espectáculo. Fácilmente se hizo de un lugar en los escenarios.

La carrera de Coghlan fue muy exitosa. Su fama como actor y su físico (alto, de pelo negro y de facciones viriles) atraían a las mujeres. Se dice que siempre estaba envuelto en algún escándalo amoroso. Le llamaban «el hipnotizador de mujeres» y corrían chismes sobre la cantidad de mujeres que se habían cruzado en su vida.

A los veintisiete años cosechaba aplausos de la crítica mundial al interpretar a Shakespeare. Trabajó con los más notables artistas de la época: Sir Johnston Forbes Robertson, Lillie Langtry, Minnie Maddern Fiske, Harrison Grey Fiske, Ellen Ferry Beatrice (Ellen Alice, como se llamaba realmente), Kate Ferry, Madge Robertson, George Rignold, y William Rignold, entre otros.

Su fama atravesó el Atlántico. Regresó a América en 1876. En la ciudad de Nueva York realizó varias representaciones. Actuó para la compañía de Augustus Daly, y luego para la Union Square durante la larga temporada de The Celebrated Case. Formó su propia compañía, Royal Theater Company, que se especializaba en los dramas de Shakespeare. Se presentó en Broadway y en el medio Oeste americano. Hizo papeles secundarios para la su hermana Rose Coghlan y para las señoras Langtry y Fiske, y en 1898 produjo la versión de Kean de Dumas, llamada The Royal Box, que estelarizaría con gran éxito hasta el final de sus días.

LA PREDICCIÓN

Se decía que Coghlan era demasiado supersticioso y regularmente visitaba a los adivinos y astrólogos. Un día Coghlan visitó una gitana que le vaticinó:

«Charles, serás muy famoso, pero tendrás una muerte a la altura de tu fama. No descansarás hasta que hayas retornado al lugar de tu nacimiento».

Charles se impresionó por esta predicción y constantemente la relataba a sus amigos.

Según Winer, esta gitana o algún otro vidente le hizo esta otra predicción:

«No vivirás para ver el siglo XX. Serás enterrado en una ciudad del Sur, pero una gran tempestad se abatirá sobre esa ciudad y tus restos serán arrojados al mar».

En noviembre de 1899 la compañía de Coghlan representaba Hamlet en Galveston, Texas. El 27 de ese mes, poco antes de un llamado a escena (o en medio del escenario, según Slemen), Coghlan se quejó de un malestar y al poco tiempo murió.

Al siguiente día los restos de Coghlan fueron colocados en un ataúd de madera de ciprés forrado de plomo, y fue enterrado en el cementerio de Galveston. El ataúd fue puesto en una cripta de granito.

Dos años después, el 27 de agosto de 1900, una de las tempestades tropicales más terribles, se gestaba en el Océano Atlántico. Al llegar al Caribe era todo un huracán, el peor que haya azotado las costas de los Estados Unidos. Los vientos eran de más de 350 kilómetros por hora. La presión bajó hasta 27.64 pulgadas.

El huracán llegó a Galveston el 8 de septiembre. Más de 6,000 personas perdieron la vida. Algunos suben el conteo de víctimas hasta 8,000. Se calcula que cerca de la sexta parte de la población de Galveston murió en la inundación. Los cuerpos eran recogidos en carretas para ser arrojados al mar. Cuatro mil casas fueron reducidas a despojos de madera, ladrillo y lodo. Las aguas del mar subieron casi siete metros. Los daños superaron los treinta millones de dólares.

Las aguas arrastraron hacia el mar no solo los restos de edificios, árboles y personas, sino que también llegaron al cementerio destruyendo criptas y desenterrando los muertos. Los cadáveres de gente fallecida hacía mucho tiempo se mezclaron con los muertos hacía poco y con los que había generado el huracán. Los ataúdes se hacían pedazos por la violencia de las aguas y sus restos fueron arrastrados hacia el golfo de México.

A la mañana siguiente las autoridades observaron que varios ataúdes habían sido arrastrados al mar. Uno de esos ataúdes arrancados por el huracán contenía los restos mortales de Coghlan. Los autores de libros de misterio creen que las aguas lo llevaron al Sudeste, arrastrado por la corriente occidental y la corriente del Golfo, cuya velocidad es de 120 kilómetros por día.

EL ATAUD FLOTANTE

En 1906, según Winer sin apuntar la fecha exacta, el Sky Plover encontró algo aterrador. La tripulación había terminado la comida del mediodía, cuando el vigía anunció:

«Â¡Naufragio! ¡Dos puntos proa babor!»

La tripulación oteo el horizonte y diez minutos después, los asombrados marinos vieron, en lugar de restos de naufragio, ¡varios ataúdes!

En efecto, eran cuatro ataúdes cubiertos de coral, conchuela, barnaclas, lama y otras protuberancias marinas. ¿Se trataba de los restos arrancados del cementerio de Galveston? Nunca lo sabremos pues según Winer los miembros del Sky Plover se negaron subir a bordo tan macabro hallazgo.

Pero, por otra parte, parece que esta es otra parte inventada de la leyenda. Nunca existió ninguna embarcación llamada Sky Plover.

Edwards, Gaddis y Winer afirman que la corriente del Golfo de México llevó el sarcófago hasta las cercanías de Terranova. Allí fue sacado de la corriente por una galerna. Luego flotó sin rumbo frente a la costa oriental del Canadá, hasta que en octubre de 1908, ocho años y un mes después de que el huracán azotara Galveston, llegó a las cercanías de la isla Príncipe Eduardo. Varios pescadores de la isla habían echado sus redes en el Golfo de San Lorenzo, cuando de pronto notaron una caja oblonga, cubierta con barnaclas, que flotaba en el agua, muy cerca de la isla.

Los marineros la amarraron a sus botes y la remolcaron a tierra. La caja estaba cubierta de moluscos marinos y escaramujos. Se le quitó la gruesa capa de conchas y deposiciones de las barnaclas, descubriendo que se trataba de un ataúd con una placa de plata en la cubierta que decía:

«Charles Francis Coghlan. Nacido en el año 1841. Muerto en 1899».

A unos cuantos kilómetros se encontraba la aldea en donde había nacido y crecido el actor. Los restos fueron sepultados cerca de la iglesia donde había sido bautizado. Charles Francis Coghlan, al fin, había regresado a casa.

Bueno, eso es por lo menos lo que cuenta la leyenda, pero ¿Qué hay de cierto en todo esto?

¡AUNQUE USTED NO LO CREA!

Coghlan se casó en 1893, a la edad de 52 años, con Kuche Beveridge. Compró una residencia de verano en una granja de Fortune Bay, en la isla Príncipe Eduardo, donde poco después nacería su hija, Gertrude Coghlan.

El actor había «regresado» a la isla en vida y no como dicen los escritores, muerto y conducido por un ataúd.

Gertrude había casado con Augustus Pitou, promotor y actor que tiempo atrás había sido representante del propio Charles. Ambos habían gastado una fortuna en la búsqueda de los restos de su padre.

Consultó con los amigos de su padre, como Harrison Grey Fiske quien fuera el editor de teatro del New York Mirror; crítico y escritor notable, que también había producido las puestas en escena más notables del siglo XIX en Nueva York; propietario y editor del Dramatic Mirror[6]. Contrató detectives en Bayside, Long Island, en donde vivía la pareja, pero todo fue inútil. No se encontró ni la más pequeña pista.

El 15 de septiembre de 1927, la señora Coghlan leía Evening Post. Al final de su lectura se dirigió a la sección de Robert L. Ripley, Believe it or not! Su sorpresa fue mayúscula al ver que la nota principal[7] se refería a su padre:

«Charles Coghlan regresó a casa. El murió en 1897 y fue enterrado en Galveston. Cuando un trágico diluvio arrastró su ataúd hacia el mar y la Corriente del Golfo lo llevó, alrededor de la Florida, y después hacia el Norte, hasta la costa de la isla Príncipe Eduardo -a 2,000 millas de distancia-, donde había nacido»[8].

El corazón de Gertrude latió con fuerza. Si bien era cierto que Ripley estaba equivocado en dos cosas (Coghlan había nacido en París y su muerte ocurrió en 1899), tal vez el ataúd de su padre, finalmente, había sido encontrado.

La señora de Pitou se comunicó a la redacción del Evening Post. El editor la puso en contacto con Ripley. El dibujante afirmaba que aquellos datos procedían de la biografía de Lillie Langtry[9] y las memorias de Sir Johnston Forbes Robertson[10].

Gertrude sabía que esos dos actores habían trabajado con su padre, por lo que de inmediato compró un ejemplar de cada libro para leerlo.

En realidad en la autobiografía de la señora Langtry, The Days I Knew (Los días que conocí), se dice que el ataúd de Coghlan fue barrido hacia el mar, pero no se menciona el posterior hallazgo del ataúd, en la isla Príncipe Eduardo. El primero en mencionar este dato es Johnston Forbes en A player under three reigns (Un actor en tres reinos), en donde escribe:

«He hablado de Coghlan y sus actuaciones, pero me han contado un hecho curioso acerca del final de este excelente actor que debo hacer constar. Después de actuar en Romeo y Julieta, se comprometió para una obrita en el teatro Shaftesbury, que no tuvo mucho éxito. Retornó a América y nunca volvió a Inglaterra. Creo que al año siguiente murió en Galveston. Poco después de su entierro, azotó una violenta tormenta del Golfo, y las aguas barrieron su ataúd, entre otros, hacia el mar. La Corriente del Golfo lo arrastró alrededor de la Florida y por la costa Este, 1,500 millas, hasta isla Príncipe Eduardo, arrojándolo a la costa, no lejos de su casa».

RASTREANDO UN ATAÚD

El Evening Post recibió una carta de Gertrude Coghlan:

«Por favor, verifique esta información. Si supiéramos que hay algo de cierto en esa versión, comenzaríamos de inmediato una búsqueda en la isla Príncipe Eduardo».

El periódico se comunicó con Robertson, quien por cable contestó desde Londres:

«Me apena mucho no poder contestar categóricamente su mensaje. No recuerdo el conducto por el que me enteré de la suerte del cadáver de mi amigo; lo único que se es que quien propaló la noticia es una persona de toda mi confianza. En realidad creo que dos personas me contaron la historia. Realmente es chocante que este mito evidente haya sido incluido en mi libro. Supongo que su hija ha consultado a George Tyler, quien fue el agente de Coghlan por algún tiempo».

Inmediatamente la señora Pitou y el Post se comunicaron con Tyler.

«He oído la historia del ataúd de Coghlan no una, sino varias veces. Amigos cercanos de él me han dicho que apareció en la isla Príncipe Eduardo. Fue arrojado por el mar a la costa, en Fortune Bridge. Recuerdo que una vez, hace años, cuando mencioné que había sido encontrado en la playa de Galveston, alguien me corrigió «“no me acuerdo quién-, y me dijo que había sido llevado por la Corriente del Golfo hasta la isla canadiense. Me lo han dicho varias personas en quienes tengo confianza».

Poco más se pudo averiguar en ese entonces. La leyenda continuó y pasó a ser un clásico de lo insólito, a pesar de que todo indicaba que era un fraude. Charles Coghlan no había nacido en la isla Príncipe Eduardo, aunque había comprado una propiedad en Fortune Bay, en donde está el Fortune Bridge que menciona la leyenda. Algunos mencionan que el ataúd se encontró, poco después del huracán, muy cerca de Galveston. ¿Cómo pudo flotar un ataúd recubierto con placas de plomo? Una placa de plata sobre el ataúd resulta muy ostentosa, aún para un actor de fama. ¿Inventó Robertson la historia, y luego que vio que su broma había llegado demasiado lejos (hasta la hija de Coghlan), trató de escurrir el bulto?

La historia del ataúd de Charles Coghlan se menciona en uno de los coros de The Dog Beneath the Skin. Otra mención se hizo en 1934 en The Chase (1934). Se puede leer una versión abreviada, en la página 178 de Players: 1928-1938, editada por Edward Mendelson en 1988.

CASI UN HOMÓNIMO

Años después saldrían a la luz nuevos datos que darían un giro a la historia.

El 10 de junio de 1965 The Guardian publicó el artículo Pintoresca y fantástica historieta del cadáver de Coghlan, firmado por Neil A. Matheson, quien había entrevistado al doctor A. A. «Gus» MacDonald, de 91 años por aquel entonces. El médico declaró al periodista que tanto él «“que había practicado la medicina en Fortune Bay en 1908, cuando supuestamente se encontró el ataúd de Coghlan-, como la demás gente del pueblo, sabían que la historia era puro invento. Nadie conocía ninguna tumba de Charles Coghlan en esa sección de la provincia.

Por su parte la señora Beatrice Johnston, de Fortune Bay, calificó la historia de «pura patraña».

Matheson concluía su artículo así:

«Lo único cierto acerca de la leyenda, hasta donde he podido averiguar, es lo concerniente al cementerio que fue barrido por las aguas en Galveston».

Por las mismas fechas en que desapareció el ataúd de Coghlan, murió el también actor de teatro Charles P. Flockton, en Los Angeles, California (1904). De acuerdo con The Guardian de Charlottetown, del 5 de octubre de 1950, el último deseo de Flockton había sido que su cuerpo fuera cremado y que sus cenizas fueran enterradas en su casa de Cabo Abell, en Fortune Bay, isla Príncipe Eduardo. Todo esto se cumplió y los restos de Flockton descansan actualmente bajo un monumento de piedra.

Parece que en el asunto esta involucrado una confusión de nombres. Charles Coghlan y Charles Flockton suenan parecidos. Los dos eran actores con propiedades en Fortune Bay, y los dos murieron alrededor del año en que ocurrió la tragedia de Galveston.

Recientes investigaciones apuntan a esta hipótesis[11][12].

La historia del ataúd de Coghlan fue tomada por Albert A. Brandt para la revista Fate[13] y es probable que esa haya sido la fuente de Edwards. Posteriormente Gaddis la incluyó en su libro, de donde la tomó Winer, quien además inventó el caso del Sky Plover. La historia de los ataúdes flotantes es apócrifa. No se conoce de la existencia de ningún Sky Plover, se sabe que un Sky Dove se hundió en 1908, pero no se recuerda que haya tenido un encuentro con ataúdes en el mar.

Los escritores de temas paranormales constantemente reciclan sus mentiras, por lo que dudo mucho que a esta historia la podamos meter en un ataúd para enterrarla. Continuará flotando por años en el mar de las leyendas.

BIBLIOGRAFÍA

Anonym, Drama at Abell’s Cape, The Island Magazine, Spring/Summer, Canada, 1979.

Anonym, The Charles P. Flockton Comedy Company, The Island Magazine, Spring/Summer, Canada, 1982.

Barret Andre, Les Premiers Reporters Photographes, 1848-1914, Paris, 1977.

Brandt A. Albert, The man who came home, Fate, June 1952.

Edwards Frank, Strange world, Lyle Stuart, New York, 1959.

Gaddis Vincent, Verdaderos misterios del mar, Editorial Diana, México, 1974, pág. 57.

Langtry Lillie, The Days I Knew,

Ripley L. Robert, Believe it or not!, Evening Post, September 15, 1927.

Ripley L. Robert, The Omnibus Relieve It or Not!, Stanley Paul, London, sin fecha.

Robertson Forbes Johnston, A player under three reigns, Little, Brown & Co., Boston, 1925.

Slemen Tom, The coffin came home. Charles Coghlan, Artículo en Internet, 2001.

Whalen Dwight, Charles Coghlan nunca volvió a casa, Destino, Volumen 1, Número 4, Florida, 1979, pág. 30.

Winer Richard, Nuevos casos en el Triángulo de las Bermudas, ATE, Barcelona, 1977, pág. 75.

Charles Francis Coghlan.

Lillie Langtry.

Minnie Maddern Fiske.

Ellen Terry Beatrice.

En primer plano, de barba blanca., Harrison Grey Fiske.

Cartel de la obra The Royal Box.

Diversos aspectos de la destrucción dejada por el huracán de 1900.

La ciudad quedó en ruinas.

El huracán destruyó y arrasó casi por completo la ciudad de Galveston.

Cuando bajaron las aguas, la destrucción era más que evidente. El mar fue la fosa común para cientos de las víctimas del huracán.

Cartel de The Privateer, en la producción de Morrison.

El actor inglés Sir Johnston Forbes Robertson.

Fotografía de Charles P. Flockton, en la época en que murió Charles Coghlan.


[1] Gaddis Vincent, Verdaderos misterios del mar, Editorial Diana, México, 1974, pág. 57.[2] Whalen Dwight, Charles Coghlan nunca volvió a casa, Destino, Volumen 1, Número 4, Florida, 1979, pág. 30.

[3] Winer Richard, Nuevos casos en el Triángulo de las Bermudas, ATE, Barcelona, 1977, pág. 75.

[4] Slemen Tom, The coffin came home. Charles Coghlan, Artículo en Internet, 2001.

[5] Edwards Frank, Strange world, Lyle Stuart, New York, 1959.

[6] Barret Andre, Les Premiers Reporters Photographes, 1848-1914, Paris, 1977.

[7] Ripley L. Robert, Believe it or not!, Evening Post, September 15, 1927.

[8] En una de las colecciones de los libros de Ripley, Ripley L. Robert, The Omnibus Relieve It or Not!, Stanley Paul, London, sin fecha, se proporciona esta información adicional:

«El actor Charles Coghlan fue enterrado en Galveston, Texas, en 1897. Después de un huracán y un diluvio que azotó el sitio en 1900, su ataúd fue arrastrado al mar y llevado por la Corriente del Golfo por más de 2,000 millas, bordeando Florida, hasta la isla Príncipe Eduardo, en donde había nacido el actor».

[9] Langtry Lillie, The Days I Knew,

[10] Robertson Forbes Johnston, A player under three reigns, Little, Brown & Co., Boston, 1925.

[11] Anonym, The Charles P. Flockton Comedy Company, The Island Magazine, Spring/Summer, Canada, 1982.

[12] Anonym, Drama at Abell’s Cape, The Island Magazine, Spring/Summer, Canada, 1979.

[13] Brandt A. Albert, The man who came home, Fate, June, 1952.

Bola de Corrientes

En el título no me refiero a los ufólogos (¿o sí?); en realidad me ocupo de la esfera que cayó en la ciudad argentina de Corrientes.

El martes 20 de enero del 2004, como a las 10 de la mañana, los residentes de la Colonia Pando, en el departamento de San Roque, 150 kilómetros al sur de la ciudad de Corrientes, Argentina, escucharon una explosión. Estaba lloviendo por lo que muchos pensaron que se trataba de algún trueno. Al parecer sólo Miguel Benítez, un niño de entre 11 y 12 años, fue testigo de la caída.

«Yo estaba en mi casa cuando escuché una explosión que me asustó. El ruido era parecido al mal tiempo. Entonces salí a mirar. Divisé algo que no se veía bien porque estaba nublado. Primero era chiquitito, pero después se hizo grande. Vi cómo venía cayendo esa cosa redonda y que largaba mucho humo. Me asusté porque pensé que a lo mejor caía sobre mi casa y me escondí».

«No pudimos salir a mirar rápido porque estaba lloviendo, pero cuando al rato vino mi papá de trabajar le contamos y se fue a avisarle a los vecinos para que vengan a ver, y después nos fuimos todos a mirar».

José Abel Alegre, periodista de Radio Sudamericana de Corrientes, estuvo en el lugar, 3 kilómetros campo adentro del camino más cercano, y habló con la familia Benítez, y cuenta de esta manera su entrevista:

«Felisa, la mujer, contó que esto pasó el martes a las 10 de la mañana. Escucharon dos estruendos que movieron la tierra (por eso seguían buscando un segundo elemento) y vieron un objeto que venía largando fuego. Pasó por arriba de la casa y fue a parar a 400 metros de ahí».

La mujer y sus cuatro chicos se asustaron y se encerraron en la casa.

«Al rato largo, unas tres horas después, llegó Roberto Benítez, que había ido a buscar los animales, y encontró el objeto».

– ¿Quién dejó eso ahí? -preguntó Benítez a su familia.

– No, papá -contestó Darío, uno de los chicos-. Eso cayó del cielo.

El objeto fue a caer en la estancia de Ramón Tomás «Tito» Bolo, ubicada zona conocida como «El Rosado», de la Segunda Sección de Gustavino, a unos 20 kilómetros de la Colonia Pando. La esfera impactó a unos 300 metros de la casa de la familia Benítez, y a unos 800 metros del río Santa Lucía, en un lugar de difícil acceso.

Los integrantes de la familia Benítez, caseros del campo, fueron algunos de los testigos de la llegada del objeto. José Benítez, cuidador de la estancia de «Tito», dijo haber escuchado el ruido, parecido a un trueno primero y luego emitiendo un sonido metálico similar al que produce un golpe en un tambor vacío. La tierra tembló bajo sus pies.

Los periodistas de El Clarín entrevistaron a Melina Álvarez, 27 años, «coloniera», contó:

«Esa mañana estaba soleado como para llover. Sentimos como un trueno. Pero también pensamos que pudo haber sido una explosión lejana. Recién ayer a la mañana nos enteramos de lo que pasó».

En toda la colonia viven unas 2.000 personas. En el área urbana, de unas pocas manzanas, ni siquiera la policía tiene teléfono: el único servicio disponible es un semipúblico. Como continuaba la fuerte lluvia, Roberto Benítez tuvo que esperar hasta las 18 horas para salir a la ruta y avisarle a las autoridades y a los bomberos voluntarios de San Roque. La Policía correntina se enteró a las 10 de la noche.

Los primeros bomberos llegaron al lugar la madrugada del día siguiente, dirigidos por el jefe de bomberos de la zona, Adolfo Soler, tras lo cual pusieron en conocimiento de las autoridades provinciales sobre el hecho.

A primera hora de la mañana del 22 de enero el grupo de bomberos de la Brigada de Riesgos Químicos «“a cargo del subcomisario Félix Cemborain– llegaron al lugar para tomar contacto con el objeto, pero además para buscar muestras para su posterior análisis.

En el lugar los expertos levantaron muestras tanto de la pieza como del suelo donde había caído donde quedó -como toda señal- una especie de círculo de pasto quemado. Los efectivos de la Brigada de Riesgos Químicos decidieron trasladar el objeto hasta la subcomisaría de Colonia Pando para que permaneciera custodiada.

«Se tomó esta decisión porque el objeto no tenía a simple vistas marcas, señas ni sellos que indicaran que estaba compuesto por algún tipo de elemento radiactivo como tampoco sería tóxico, además consideramos que estaría mejor resguardado en la subcomisaría».

Los vecinos «Peto» Benítez, los Ríos, Juana Monzón, Dominga Ibarra y Claudia, Karina y Rocío Maidana contaron tanto a los periodistas como a los bomberos, policías y demás que llegaban hasta el campo de «Tito» Bolo para saber lo que había pasado.

UNA ESFERA METÁLICA

Luego, en una improvisada rueda de prensa realizada en la comisaría departamental, Cemborain daría los primeros resultados de su investigación:

«Es una especie de esfera que tiene 3,90 metros de diámetros, 1,40 de alto, una sola boca que mide 70 centímetros y adentro tiene unas válvulas; no dejó un cráter porque es liviano, es un cilindro que pesa 40 kilos y posee signos claros de combustión».

Desde un primer momento, los vecinos se habían acercado y -por lógica curiosidad- comenzaron a revisar y a tocar el objeto, más allá de que al parecer no revestía peligrosidad para sus vidas.

«Incluso «“dijo Cemborain- nos enteramos que los chicos se habían metido adentro del cilindro y lo hacían rodar de un lado para otro, por lo que tal vez lo mejor fue llevarlo a un lugar donde estuviese a resguardo».

Según el Ministro de Gobierno de la provincia, Jorge Barrionuevo, el aparato dejó en el lugar un hueco de algunos centímetros y el pasto quemado alrededor. El Ministro dijo que el objeto fue removido del lugar donde cayó y colocado bajo custodia de fuerzas de seguridad hasta tanto sea identificado por especialistas del ministerio de Seguridad de la Nación o de la Fuerza Aérea Argentina.

«Tenía un fuerte olor a combustible, en sus laterales posee la inscripción «Made in Italia» y un número: 06037-501 (F). Es de chapa muy liviana, ya que no alcanza a pesar unos 30 kilos».

Otras versiones indican que el número grabado era «060 – 370 – 501- F», «060370-501(F)» o «A 41-8 1060370501-S». En cuanto a los otros códigos las versiones son mas vagas y confusas ya que la -S se leería como -F o -7. También se dijo que se podían leer las letras «ITI» o «IN I».

El Subsecretario de Seguridad de Corrientes, Manuel Aguirre, manifestó que el objeto tiene una inscripción en letras y números «A 41-8 1060370501-S». Y concluyó que:

«Si tiene esa identificación, alguien lo estaba usando, y no es algo extraño a los terrestres».

El Subsecretario indicó que se tomó conocimiento de la caída del objeto el mismo 21 a las 21:55.

«En ese momento nos llegó una información del jefe de la Regional de la zona, manifestándonos que había caído un objeto no identificado».

Añadió que de inmediato se tomaron las medidas del caso, disponiendo que fuera hasta el lugar un equipo especializado en productos químicos, ya que «aparentemente se había desprendido un producto químico del envase o del objeto que había caído».

A partir de ese momento se desató la vorágine de conjeturas e hipótesis sobre qué era en realidad ese objeto no identificado. Desde que era un pedazo de avión, un OVNI, hasta que despedía algún tipo de líquido, todo era posible.

Los ufólogos también hicieron su aparición. Las señoras Silvia y Andrea Pérez Simondini, del grupo Visión OVNI, apoyaron la hipótesis de que el objeto era de procedencia italiana:

«Sres. directores Corrientes Noticias: De nuestra mayor consideración Tenemos el agrado de dirigirnos a ustedes para poner a disposición de ustedes los conocimientos que nuestra organización (visión Ovni) ha adquirido a lo largo de los años en virtud del estudio de los sucesos de Victoria Entre Ríos. Allí hemos investigado un objeto caído en la localidad de Montoya, del cual poseemos una parte y tenemos la posibilidad de comentarles que el objeto caído en La región es de procedencia efectivamente Italiana, de una empresa Lazio media, cuyo director es el reconocido científico Arnaldo Valenzuela (argentino radicado hace años en Italia y consultor de la nasa en proyectos espaciales). Creemos que en la zona se desarrollan investigaciones vinculadas con las corrientes electromagnéticas con prácticas de bombardeo de bario en la alta atmósfera. Tenemos un equipo en victoria en este momento, a cargo de Silvia Pérez Simondini, que pueden contactarla únicamente por esta vía y en Buenos Aires, con quien escribe Andrea Pérez Simondini al teléfono xyz Quedamos a vuestra disposición Atte. Andrea Pérez Simondini webs.sinectis.com.ar/rdva»

El coordinador de prensa del Gobierno de Corrientes, Óscar Nicliz, indicó a un grupo de periodistas que el lugar donde se detectó el objeto se encuentra acordonado.

«En el lugar donde cayeron los restos el césped estaba quemado y había una especie de aceite».

CONFUSIÓN Y CONJETURAS

Pero parece que muchas de estas noticias eran simples conjeturas. Incluso no se llega a un acuerdo en cuanto a las dimensiones y características del objeto. Se dijo que medía 3.60 metros de diámetro por 1.60 de altura; otros mencionaron 3.30 por 1.60. Que tenía una abertura de 70 centímetros o de 60. Que pesaba 30 kilos o 40. Que el lugar del impacto presentaba quemaduras en el pasto (un círculo de un metro y otros manchones varios metros de distancia). Y que el aparato despedía un líquido amarillento.

Sobre este último punto el que escribe sugirió que pudiera tratarse de algún combustible, mismo que hubiera quemado el lugar del impacto. Pero como bien señaló el investigador catalán Manuel Borraz, un objeto de este tipo, cruzando la atmósfera hasta llegar a tierra difícilmente podría contener restos de combustible.

«Así que una posibilidad alternativa sería la de que el líquido que escapaba del objeto, según algunas versiones, fuera quizás agua «teñida» al entrar en contacto con el mismo. Lo apunto como una mera posibilidad».

Considero que esta es la respuesta más apropiada. El agua de la lluvia, al entrar en contacto con la esfera que se encontraba a alta temperatura, contribuyó a enfriarla, tiñéndose de algún subproducto generado por las altas temperaturas.

Coincidentemente sobre el asunto del líquido amarillento, el director ejecutivo de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CONAE), Conrado Varotto, precisó que, «por la temperatura que tuvo que soportar ese artefacto», se descarta que «aún tenga restos de combustible, por lo que llama aún más la atención como llegó hasta el suelo».

Manuel continuaba:

«Por asociación de ideas, un «depósito» agujereado algo debía perder. Y «una bola que venía por el cielo largando fuego», «un bulto oscuro y humeante» que se precipitaba a tierra, algo debía quemar».

Tampoco existe consenso en cuanto al grabado que aparece en la esfera. Esto es debido a que sobre su superficie quemada puede leerse con dificultad una marca o un número. La primera versión indicaba que se leía «Made in Italy» o «ITI» o «IN I». Esto llevó a las autoridades argentinas a comunicarse con la Embajada italiana, pero ahí desconocían del asunto. Luego, el comodoro Jorge Retta, jefe de prensa de la Fuerza Aérea Argentina, informó que se trató de una información incorrecta.

Retta explicó que «hubo una apreciación equivocada» de las fuerzas policiales y los bomberos que llegaron primero al lugar.

«Nuestra gente que viajó al lugar donde cayó el satélite no ha encontrado ninguna identificación, pues la parte donde podría haber algún código, algún indicio sobre el origen, está chamuscada y no se lee nada con claridad».

«Adjudicar el origen a Italia ha sido una equivocación de la Policía, que llegó primero».

La versión de una fuente italiana para esta esfera quedó enterrada al identificar su verdadero origen: la tercera etapa de un cohete Delta II. Ningún contratista italiano participo en el programa Delta-II.

El objeto fue trasladado hacia la Capital provincial y luego a Buenos Aires para ser estudiado.

SE IDENTIFICA EL OBJETO

Pero ya el mismo 21 se había identificado el objeto. La CONAE emitió un comunicado que decía:

COMISION NACIONAL DE ACTIVIDADES ESPACIALES

Comunicado de prensa

La Comisión Nacional de Actividades Espaciales comunica que acorde a la información recabada, el objeto que cayo en el municipio de San Roque, Provincia de Corrientes, seria parte de la tercera etapa de propulsión de un cohete lanzador Delta 2, utilizado para colocar en orbita el satélite GPS Navstar 35, lanzado desde Cabo Cañaveral, Estado de Florida, el 26 de octubre de 1993.

Si bien la trayectoria final de reentrada a la atmósfera de la etapa de propulsión mencionada pasaba por la zona del litoral argentino (información provista por el Orbital Information Group de NASA), ha sido necesario conocer con mayor precisión la hora de caída, a fin de determinar con certeza que el objeto podría ser el indicado.

Independientemente de ello, los técnicos de la CONAE y de otros entes del Sistema Federal de Emergencias están trabajando en el sitio, a fin de efectuar los análisis técnicos correspondientes.

Buenos aires, 21 de enero de 2004, 20,30 hs

Efectivamente, se trataba de la tercera etapa de propulsión de un cohete lanzador Delta II, modelo 7925, utilizado para colocar en orbita al satélite GPS Navstar 35, lanzado desde Cabo Cañaveral, estado de Florida, el 26 de octubre de 1993. La caída coincide aproximadamente en el lugar, en la fecha y hora predicha para la reentrada (12 horas UT del 20/01/04), y en el tamaño (2.3*1.2 m) y forma de la etapa 3 (PAM-D).

APÉNDICE

El investigador Luis Augusto Reggiardo, proporciona los siguientes datos que corroboran lo dicho:

OBJETO RECUPERADO:

[Población: 18.000

Coordenadas aprox. de impacto: 28° 36′ 37″ S – 58° 34′ 49″ O

Hora de impacto: 20.01.2004 11:40UTC / 12:40 UTC / 13:30 UTC [Difieren versiones]

El objeto que se encontró es solamente la carcaza del motor de la 3era fase de un cohete Delta-II 7925 (pero sin el). Esta carcaza que es muy dura pero liviana (hecha de Titanio) se encontraba originalmente dentro de un modulo llamado PAM-D que es la 3er fase del Cohete Delta II, cuya misión fue poner en orbita un satélite del sistema GPS en 1993.

Finalizo su misión (quemando todo su combustible) y quedo orbitando alrededor de la Tierra desde 1993, durante 11 años sin ningún uso práctico, formando parte de la «chatarra espacial». La madrugada del 20 de enero reingresó ferozmente a la Tierra

COHETE AL QUE PERTENECE EL OBJETO RECUPERADO:

Tipo: DELTA-II MLV (Medium Launch Vehicle) de 3 etapas e inyector largo.

Numero: 7925

Código NORAD: 22877

Fabricante: McDonnell Douglas Astronautics Corp. en Huntington Beach, CA. y Boeing Corp. en Canoga Park, CO

Numero de serie: 223

Fairing: 9.5 pies

Masa: 1882 T

Carga máx.: 1869T

Peso bruto de despegue: 230,88T

Peso bruto de combustible: 194,73T

Largo total: 39,38mt

Máx. diámetro: 4,60mt

Sobre el modelo:

Operacional del 26.11.1990 al 10.06.2003

50 Vuelos orbitales.

MISION DEL COHETE: Poner en orbita el satélite NAVSTAR-34 (GPS)

Lanzamiento: 26.10.1993 – 17:04 UTC; Estación LC 17B de Base de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, Florida, USA

Puesta en orbita del satélite: 28.10.1993

SATELITE NAVSTAR-34:

Satélite: GPS Navstar 34 – Block IIA-23, PRN-04

Fabricante: Rockwell Space Systems

Cliente: Departamento de Defensa de USA (DOD)

Nombre NORAD: NAVSTAR 35 R/B (PAM-D)

Código NORAD: 22879

Designación Internacional: 1993 068C

Entrada en operaciones: 22.11.1993

Masa: 1665kg

Tiempo de vida: +7.5 años

Orbita de la misión: MEO / 20.200 km (10, 900 nmi)

Slot orbital: D4

Reloj atómico en uso: 2 de Rubidio (Rb)

Capacidad: SA (Selective Availabity) y A-S (Anti-spoof), sensor de detonaciones nucleares.

Señales de navegación: 2 en banda L (1575.42 MHz (L1) y 1227.60 MHz (L2))

Estado: ACTIVO [Fuera de uso entre el 21.01.2004 19:00 UTC al 22.01.2004 07:00 UTC por mantenimiento de relocación.]

Etapa 3 – PAM-D (Payload Assist Module – Delta Model / Modulo de Asistencia de la Carga Útil – Modelo Delta)

Modelo: Star 48B

Fabricante: Thiokol

Largo: 2,03mt

diámetro: 2,44mt

Masa: 2144kg

Masa vacío: 114kg

Motor (dentro del PAM-D):

Modelo: TE-M-711-18 [Código] – Star 48B

Fabricante: Thiokol

diámetro: 1,245mt

Largo: 2,032mt

Masa: 2.140,5 Kg.

Cámaras: 1

Tiempo de quemado: 84,5s

Peso combustible: 2011kg

Cobertura (carcaza, tanque combustible): Aleación de Titanio Ti-6Al-4V (Titanio-6Aluminio-4Vanadio)

Combustible: Sólido TP-H-3340

Composición Combustible:

Perclorato de Amonio (AP) – 71%

Aluminio (AL) – 18%

HTPB Binder (HTPB)- 11%

Tobera: Semi-sumergida con cono de carbono-fenólico (es lo que le falta al objeto recuperado, se encontraría en la abertura, pero se perdió en el reingreso)

Sobre el modelo:

Primer vuelo: 1982

Ultimo vuelo: 1999

Numero de vuelos: 97

Usado también en: Black Colt, Conestoga, Delta 6925, Delta IV Small

FABRICANTE DEL MODULO PAM-D Y MOTOR STAR 48B:

ATK Thiokol propulsión (Contratista del sector aeroespacial y de defensa de USA)

Tel: 435-863-3511, 952-351-3000. Fax: 952-351-3009

Brigham City, UT 84302-0707

Una investigación final del caso de los ovnis boludos podría comprender: un análisis de los reportes ovni archivados en las asociaciones ufológicas, ocurridos en las fechas de reentrada de chatarra espacial. Un buen punto de partida son las fechas señaladas en esta serie de artículos. ¿Querría alguien acompañarme y ayudarme a hacer este análisis comparativo?

Originalmente no se podía ver claramente las cifras grabadas sobre la esfera. Luego de tratamiento con ácidos se encontró que una de las cifras era 1060370-501 (F)

REFERENCIAS

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Los ovnis boludos (final)

CONCLUSIONES

Ya en nuestro artículo original de 1996 apuntábamos a que se trataba de restos de naves espaciales fabricadas en la tierra por la Unión Soviética y por los Estados Unidos. Varios de los nuevos casos que hemos reseñado apuntan a esa solución. Incluso recientemente se ha desclasificado un estudio que demuestra esta hipótesis. En mayo de 1972 la Oficina de Impresión del Gobierno de los Estados Unidos, publicó una lista de reentradas de objetos que habían sido estudiados por el Senate Committee on Aeronautical and Space Sciences. Llevaba por título «Convention on International Liability for Damage Caused by Space Objects: Analysis and Background Data».

Esta lista ha sido actualizada y se encuentra como Summary of Recovered Reentry Debris. El lector la puede encontrar en el Apéndice 1.

Este resumen comprende 54 casos que incluyen tanto esferas como otros restos de satélites y cohetes que han caído a la Tierra. Nosotros apuntábamos en 1996, 27 casos, hoy hemos subido la lista a 154.

En el resumen se puede observar que varios de los casos que reseñamos ya tienen una explicación:

Los autores del resumen advierten que únicamente proporcionan los casos por ellos conocidos. A su lista tendrían que sumar, por lo menos, otros 79 casos que menciono en este artículo. ¡Seguro que existen muchos más!

En julio del 2000 se publicó el número 97 de la revista Contacto OVNI en el que varios ufólogos (entre los que se encontraban Antonio Díaz Altamirano, Rafael Lara Palmeros, Luis Ramírez Reyes y Mario Torres Lujan), retomaba la hipótesis de este autor, misma que había sido objeto de burla cuando se expuso por primera vez en 1996. La razón es que algunos de ellos habían viajado al Centro Espacial Johnson, en Texas, a hacer un reportaje y, mientras tomaban fotografías de las naves espaciales, pudieron observar que muchas de ellas contenían las famosas esferas. ¡Después de todo tenía razón el maldito escéptico de Noguez!

Se calcula que hay de 100 a 200 reentradas de grandes objetos por año. En casi 40 años han caído a la Tierra unas 14,000 toneladas métricas de desechos, esto es entre el 20 y el 30% de la masa de todos los satélites y cohetes que han sido lanzados al espacio. El mayor de ellos fue la estación MIR, de 120 toneladas.

La probabilidad de ser herido por chatarra espacial es de menos de 1 en un billón. La probabilidad de ser alcanzado por un rayo es de 1 en 1.4 millones. La de ser alcanzado por una esfera debe ser todavía menor a 1 en un billón. Sólo se conoce un caso de una vaca, en Cuba, que fue impactada por chatarra espacial en 1960.

En el Apéndice 2 se incluyen varias tablas que resumen los casos aquí presentados. Analizar esos datos puede dar información adicional. Pero hay que aclarar que no se pueden sacar conclusiones, a menos que se esté consciente de que estarán sesgadas. El sesgo proviene de múltiples fuentes. La primera, obvia, es que este autor escogió únicamente los casos de «chatarra espacial» en los que estaban involucradas las esferas y los cilindros. Sólo consideró los restos que no presentaban una forma bien definida, sí estaban relacionados a las caídas de esferas o cilindros.

Una segunda fuente de sesgo es que el autor no lee lenguas como el ruso, suahili, cantonés, etcétera. Quiero decir con lo anterior que sólo la literatura en español e inglés que estuvo a mi disposición, es la fuente de este trabajo. Seguramente deben existir muchísimos otros informes en otras lenguas. Por ejemplo, resulta más que curioso que Rusia (la antigua Unión Soviética), siendo una de las principales fuentes de «chatarra espacial», y teniendo la mayor extensión territorial, no presente ningún caso en esta lista. Los Estados Unidos aportan 27 casos (el 17.53%). También este dato me sorprende. Supongo que el porcentaje debería ser mayor, por razones similares a las de Rusia. Avanzo dos hipótesis explicativas:

– Los americanos saben de antemano en dónde van a caer estos objetos y tienen algún programa de pronta recuperación, como el que se puso en acción durante el desastre del Columbia, (lo que explicaría varias de las leyendas de OVNIs estrellados en los que se menciona a gente de la NASA o del Ejército).

– Los americanos hacen lo posible por controlar que estos objetos no caigan sobre su territorio. Si lo hace en otros países, es lo de menos.

En cuanto a las fechas de caída tenemos que el 2.04% lo hizo en la década del 50; el 47.62% en los 60; 22.45% en los 70; 4.08% en los 80; 13.61% en los 90; y 10.20% en lo que va de este siglo.

El único dato que me sorprende es el de la década de los ochenta. Es lógico que la cantidad reportada en los 50 sea baja: comenzaba la carrera espacial en 1957. Luego, la inexperiencia hizo que en los 60 se dispararan los fallos. Un refinamiento en la tecnología disminuyó los casos en los 70. Los 90 presentan una cantidad razonable; lo mismo que el despunte de este siglo. Los 80 tienen un valor bajo.

Una posible explicación viene del lado de la ufología. Recordemos que la principal fuente de estos casos es la literatura ufológica. Se relaciona con OVNIs la caída de estas esferas. La década de los 80 fue llamada «la década perdida», por el escaso interés en los OVNIs. ¿Será esta la razón del bajón en los 80?

En cuanto a la predilección por un lugar de caída, las palmas se lo lleva Argentina con 30 casos (19.48%) y los Estados Unidos con 27 casos (17.53%). Le sigue México con 19 casos (poco más del 12%), lo que no es raro ya que el autor puede verificar la casuística nacional por la cercanía. En seguida está Brasil con 12. Nueva Zelanda y Australia tienen 8 y 7 casos, respectivamente. España aporta 6 o el 4.08%. Suecia tiene 5 casos. Colombia, Sudáfrica y Nepal cuentan 4 cada uno. Chile, Guatemala y Bolivia, 3. Arabia Saudita, Perú, Venezuela y Canadá van con 2. Finalmente, con 1 caso cada uno: Chad, Irlanda, Italia, Sudan, Uganda, Martinica, Yugoslavia, Francia, Filipinas y Angola. Por cierto, serían los mares y océanos los que tendrían la mayor colección de restos de OVNIs. Obviamente su destino serían las profundidades. Esta es la razón por la que sólo se menciona 1 objeto caído en el Atlántico y otro en el Pacífico, ambos sobre embarcaciones (alemana y japonesa).

Un último dato sin sitio de caída conocido, completa el total de 154 casos.

Hay 93 esferas de diversos tamaños y pesos. Ocho de ellas vienen en una presentación con antenas (58.5% y 5.44% respectivamente). En 23 casos no se describe la forma del objeto, probablemente sean placas sin forma definida. Los casos que se indican como placas son 4. Si reunimos esos 19 con estos 4 tenemos un 15.65%. Los cilindros comprenden 21 casos. Las formas ovales son 4, pero supongo que en realidad se refieren a esferas. Hay 2 discos (nuevamente tal vez se trate de placas). Finalmente hay 1 casos de cada uno de los siguientes tipos: tetraedro, bolitas, clavos, cono, conector, cubo, válvula y varillas.

Los tamaños de las esferas van de 4 a 48 pulgadas (para las de origen americano), y de 9 centímetros a 140 (para las de origen soviético). Esta es una de las principales razones para apuntar un origen terrestre: las esferas están fabricadas usando el sistema métrico decimal o el sistema inglés.

Entre esferas y cilindros hay 30 con medidas desconocidas. Tenemos 13 esferas de 15 pulgadas, la medida más común (15.12%). Hay 9 de 24; 7 de 16; 5 de 32 y 36 pulgadas, cada una. Las esferas de 6, 20, 22 y 48 pulgadas son 3 (cada una). Se cuentan 2 de 4, 8 y 18 pulgadas, cada una. Y por último, con un solo ejemplar: 14, 23, 28, 33, 39 y 40 pulgadas.

En medidas decentes tenemos: la medida más común es de 40 centímetros (5 casos). Dos casos de 38 centímetros. Un por cabeza: 9, 15, 36, 37 y 140 centímetros, siendo este el mayor tamaño.

En las esferas los pesos se reparten de la siguiente forma:

hasta 25 Kg

2

2.33%

hasta 35 Kg

2

2.33%

hasta 3 Kg

3

3.49%

hasta 30 Kg

3

3.49%

hasta 5 Kg

4

4.65%

hasta 20 Kg

4

4.65%

más de 100 Kg

4

4.65%

hasta 10 Kg

7

8.14%

hasta 15 Kg

16

18.60%

sin datos

41

47.67%

Los cilindros muestran esta distribución:

hasta 50 Kg

1

4.76%

hasta 100 Kg

1

4.76%

hasta 5 Kg

2

9.52%

hasta 10 Kg

2

9.52%

más de 100 Kg

4

19.05%

desconocido

11

52.38%

Pero los datos no son significativos y no nos dan mayor información puesto que no sabemos cuanto de su materia se perdió al reingresar a la atmósfera.

La composición es más interesante. Eliminando el caso extraterrestre del Remio, hay 25 casos de restos construidos con aleaciones de titanio (17%); 4 con aleaciones de aluminio, 2 con plomo, y 1 caso con Acero y otro con una aleación de Cobre Estaño. Pero en la gran mayoría, 72 casos, se desconoce de qué están hechas.

En general los componentes hechos de aluminio o materiales con puntos de fusión similares no sobreviven las reentradas, mientras que las piezas hechas con materiales con altos puntos de fusión, como el acero inoxidable, titanio y vidrio, sí lo hacen.

Algunas de las esferas fabricadas con aluminio están relacionadas con cierto tipo de refrigeradores. Parte de la carcasa de los cohetes también se fabrica con este tipo de aleaciones, debido a su bajo peso.

Varias de las esferas y restos espaciales tienen grabados marcas, letras y números que denotan, indudablemente, un origen terrestre. Son total 20 este tipo de casos. Probablemente todas tengan, originalmente, este tipo de identificación, el cual se pudo haber perdido gracias a los efectos de la reentrada en la atmósfera.

Se han identificado sin lugar a dudas 98 casos (62 americanos y 36 soviéticos). El resto seguramente se identificará en el futuro.

Los tanques a presión del Agena D (construido por Lockheed) fueron usados con varios fines: a) para almacenar nitrógeno o freon (CFC) utilizado para orientar y posicionar los satélites, b) para almacenar helio para presurizar los tanques de combustible an su etapa Estas esferas tienen diferentes usos, desde cambiar o mover de orbita los satélites, hasta impulsar o ayudar a bombear el combustible de los cohetes. En su interior hay diversos gases (hidrógeno, helio, tetróxido de nitrógeno, etcétera), pero es el helio el más común. El helio a alta presión impulsa los propelentes hipergólicos desde los tanques hasta el inyector del motor. El proceso esta controlado por válvulas. Se almacena en tanques esféricos de doble pared: un tanque metálico y una chaqueta exterior. Entre estos dos se coloca un aislante aluminizado de mylar, y se genera un vacío para minimizar la transferencia de calor. El helio debe estar en condiciones supercríticas (una densidad de 8 veces la del helio a condiciones ambientales), a temperaturas criogénicas (-269 °C, 4 grados por arriba del cero absoluto), y a una presión de 14.7 psia. El recipiente tiene conductos de llenado y de vaciado, un disco de expulsión, y un intercambiador de calor interno helio/helio. Al cerrar la válvula de llenado e introducir gas helio, en esas condiciones, se alcanza el nivel supercrítico y el helio se vuelve líquido, aumentando su densidad (de vapor a líquido). Al final de la presurización la densidad del helio supercrítico es de aproximadamente 8.7 libras por pie cúbico y la presión final es de aproximadamente 178 psi.

El disco de expulsión evita una sobrepresurización en la esfera. Consiste de dos discos de expulsión en serie, con una válvula entre ambos, que abre a baja presión (150 psia) y se cierra cuando se excede esa presión. Los discos de expulsión son idénticos; se activan a presiones entre 1,881 y 1967 psia.

La forma en que se usaron en el programa Saturno Apolo la describe John Ducan en Internet.

Tenemos pues la solución al «enigma de los mini-OVNIs esféricos». Se trata de objetos manufacturados por el hombre. No obstante, dudo mucho que los ufólogos acepten este veredicto. Para ellos estas esferas seguirán siendo los «OVNIs boludos», porque ellos, los ufólogos, nunca dejarán de ser unos pelotudos.

¿Continuará?

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APÉNDICE 1

Summary of Recovered Reentry Debris

1. An unknown number of pieces of debris from a space object were reported to have fallen in South Africa in September 1960. May have resulted from unsuccessful attempt to launch an Atlas/Able.

2. An unknown number of rocket motor and propellant tank pieces were reported to have fallen in Cuba in November 1960. Believed to be sub-orbital debris from failure of a Thor booster used to launch the Transit-IIIA satellite on 30 November 1960.

3. In March and June 1962 eleven pieces of stainless steel skin (average mass 2.7 kg) and one sustainer rocket engine spherical pressure bottle (0.56 m diameter, mass 21.7 kg) were found in Brazil and South Africa. Identified as pieces from Atlas booster for Mercury MA-6 mission, launched 20 February 1962.

4. In July 1962 a spherical pressure vessel about 0.4 m in diameter was found near Porto Allegre, Brazil. Part of a U.S. Air Force test satellite.

5. In September 1962 a cylindrical metal piece (diameter 0.15 m, mass 9.5 kg) fell on a street intersection in Manitowoc, Wisconsin. Identified as part of Soviet Sputnik IV, launched 15 May 1960.

6. In October 1962 three pieces of stainless steel skin (average size 0.9 x 1.2 m) and one piece of aluminum with steel nut, bolt, and washer attached (about 5 x 5 cm, mass 0.22 kg) were found in the Ivory Coast and Upper Volta. Identified as pieces from Atlas booster for Mercury MA-8 mission, launched 3 October 1962.

7. In April and June 1963 two spherical pressure vessels were found near Broken Hill, New South Wales, Australia. Believed to be from U.S. Agena rocket stage used to launch U.S. Air Force test satellites on 14 December 1962 and 7 January 1963. Both rocket stages reentered from orbit in January 1963.

8. In May 1963 a piece of stainless steel skin (0.42 m², mass 2.7 kg) was found near Concordia, Argentina. Identified as part of the Atlas booster for Mercury MA-9 mission, launched 15 May 1963.

9. In May 1963 a piece 0.3 x 0.38 m was found about 200 km north of Pretoria, South Africa. Believed to be part of a Soviet spacecraft.

10. In March 1964 a metal spherical pressure vessel (mass 11 kg) fell near Belem, Brazil. Believed to be part of a DoD Agena rocket stage.

11. In March 1964 an undetermined number of fragments fell in British Columbia, Canada. Believed to be of Soviet origin.

12. In May 1964 a charred piece of electronic equipment (mass 79 kg) was found near La Fria, Venezuela. Identified as part of a DoD satellite launched 27 April 1964, which reentered 26 May 1964.

13. In December 1964 and January 1965 a metal sphere (diameter 0.84 m), an aluminum cylinder (4 x 1.5 m) and four fragments of a rocket nozzle were found in northern Argentina. Identified as pieces from a DoD Titan III booster stage, possibly from a Trans-stage launched 10 December 1964, which reentered 13 December 1964.

14. In January 1965 a piece of woven asbestos sheet was found in Malawi. Identity not confirmed.

15. In early 1965 an object having the appearance of a space fragment was reported washed ashore on Abaco Island in the Bahamas. Possibly from the Atlas-Mariner I booster which was destroyed by the range safety officer shortly after launch on 22 July 1962, and landed in the designated ocean impact area.

16. In June 1965 three pieces believed to be space fragments were found in the Madiya Pradesh and Kota districts of India. Believed to be pieces from a DoD Titan IIIC development test launched 18 June 1965.

17. In September 1965 a titanium sphere (diameter 0.5 m), called the Merkanooka ball, and was found in Australia. Identified as a tank used for drinking water in Gemini V spacecraft launched 21 August 1965, components of which reentered in late August 1965.

18. In December 1965 three metal spheres fell near Seville, Spain. Believed to have been parts from Soviet Luna 8 rocket stage, launched 3 December 1965, parts of which reentered on 5 and 6 December 1965.

19. In March 1966 a piece of plastic shroud (about 1.2 x 1.5 m) was found in Australia. Identified as part from Echo II, launched 25 January 1964, one part of which reentered 23 February 1966.

20. In April 1966 a helium pressure sphere (diameter 1 m, mass 113.3 kg) was found by crew of Brazilian fishing boat at sea off coast of Brazil. Identified as part of S-IVB stage of Saturn booster sub-orbital test that was launched 26 February 1966, and landed in the designated ocean impact area.

21. In May 1966 a piece of lightweight metal (0.5 x 0.3 m), an oval-shaped metal piece (0.4 x 0.2 m), a black beehive-shaped piece (10 x 12 cm), and four pieces of fragile wire were found in the Rio Negro District of Brazil. Identified as parts of S-IVB stage of Saturn development test (SA-5) launched 29 January 1964, which reentered 30 April 1966.

22. In June 1966 a fragment believed to have returned from space was found in Colombia. Identified as part of Atlas booster used to launch Agena target vehicle either for Gemini 8 or Gemini 9A (launched 16 March and 1 June 1966). Probably from Gemini 9A target vehicle booster.

23. In July 1966 a piece of lightweight metal (4.7 x 2.6 m) and a piece of aluminum (3.3 x 5.1 m) were found in Peru and Zambia, respectively. In August and November 1966 a truncated cone metal piece (5.4 kg) and a smaller piece were found in Swaziland. Identified as pieces from S-IVB stage of Apollo-Saturn development test (AS-203) launched 5 July 1966.

24. In October 1966 a titanium spherical pressure vessel (diameter 0.37 m, mass 13.6 kg) was found near Tomahawk, Wisconsin. Identified as Soviet in origin.

25. In January 1967 a metal sphere (diameter 0.58 m, mass 15.8 kg) was found in Peru. Identified as part of Delta booster used to launch Biosatellite-1 on 14 December 1966.

26. In February 1967 two spherical pressure vessels were found in Mexico. One sphere was titanium with a diameter of 0.6 m and a mass of 30 kg; the other sphere had a diameter of 0.36 m. Believed to be Parts from the upper stage or experiments associated with a U.S. Air Force Titan IIIC.

27. In July 1967 a titanium sphere (diameter 0.6 m), a flat metal piece with bolts, and a titanium sphere (circumference 0.98 m) were found in Mexico. Identified as parts from Agena target vehicle launched 11 November 1966, in connection with Gemini XII mission.

28. In September 1967 a spherical pressure vessel (diameter 0.6 m) was found in Saudi Arabia. Identified as part of Delta booster used to launch Explorer 35 on 19 July 1967.

29. In December 1967 a metal piece (1 x 1.8 m, mass 10 kg) was found in Finland. Believed to be part of a Soviet vehicle.

30. In February 1968 a metal fragment (1 x 3 m, mass 57.5 kg) and in June 1970 a metal sphere (diameter 0.9 m) were found in Colombia. Identified as parts of lunar module descent stage used in Apollo V test mission, launched 22 January 1968.

31. In March 1968 a triangular cone-shaped piece (0.3 x 1.2 m, mass 10-15 kg) a metal disc (10-12 cm in diameter), and a small oval-shaped metal piece fell in the Gandaki Zone of Nepal. Believed to be of Soviet origin.

32. In April 1968 a metal sphere (diameter 0.6 m, mass 29 kg) was found near Mudgee, Australia. Identified as pressure vessel from Delta booster used to launch Biosatellite-II on 7 September 1967.

33. In April 1968 several pieces of plastic material in panel sections (0.23 x 0.23 m) were found in Angola. Identified as pieces of insulation from 3rd stage of Apollo VI booster, launched 4 April 1968.

34. In August 1968 a metal sphere (diameter 0.71 m, mass 20 kg) was found in eastern Colombia. Believed to be of U.S. origin.

35. In September 1968 a spherical pressure vessel (diameter 0.37 m, mass 14.5 kg) was found near Nome, Alaska. Identified as Soviet in origin.

36. In June 1969 numerous fragments (about 10 kg each) fell on a Japanese freighter off De Kastri Fort U.S.S.R. Pieces believed to be of Soviet origin.

37. In July 1969 a small fragment (about 30 cm long) fell on the deck of a German ship in the Atlantic Ocean. Other pieces fell in the water near the ship. Identified as debris from the first stage of the Saturn booster used to launch Apollo 11 on 16 July 1969.

38. In September 1969 a metal pressure sphere (diameter 0.38 m, mass 13.8 kg) was found near Ostersound, Sweden. Believed to be of Soviet origin.

39. In December 1969 a cylindrical piece (about 1 m in diameter) washed ashore hear Marie Galante, Martinique. Believed to be from the shroud of an Atlas booster that had been jettisoned in the designated ocean impact area.

40. In April 1970 a metal fragment was found in the West Cape area of South Africa. Believed to be part of Soviet spacecraft.

41. In July 1970 a spherical pressure vessel was found near Lai, Chad. Probably part of a Soviet vehicle.

42. In August 1970 five oblong pieces of steel (0.6-0.8 m long, mass about 70 kg each) and one flat steel plate (1.2 x 1.2 m, mass 290 kg) fell in Kansas, Texas, and Oklahoma. Identified as parts from Soviet Cosmos 316, launched 23 December 1969, which reentered 28 August 1970.

43. In March and April 1971 three spherical pressure vessels were found in North Dakota. Determined to be of U.S. origin.

44. In April 1972 four titanium pressure spheres (diameter 0.38 m, mass 13.6 kg each) were found in an area near Ashburton, New Zealand. A fifth sphere was found six years later near Eiffelton, New Zealand. Probably from Soviet Cosmos 482, launched 31 March 1972, part of which reentered 2 April 1972.

45. In January 1978 numerous fragments fell in the Northwest Territories of Canada. The debris consisted largely of rods (2 x 10 cm, average mass 55 g), and cylinders (10 x 40 cm, mass 3.6 kg) constructed mostly from beryllium. Identified as debris from Soviet Cosmos 954, launched 18 September 1977, which reentered 24 January 1978.

46. In June 1988 a titanium pressure sphere (diameter 0.37 m) was found in region of Marble Bar, Australia. Probably from Soviet Foton 4, launched 14 April 1988, reentered 28 April 1988.

47. In February 1991 numerous fragments fell on and around the town of Capitan Bermudez, Argentina. Identified as debris from Soviet Salyut 7/Cosmos 1686, launched 19 April 1982, which reentered 7 February 1991.

48. In December 1994 a metal plate (2.4 x 2.4 m, mass 20 kg) was found in Cosala, Mexico. Probably from Russian Cosmos 2267, launched 5 November 1993, which reentered 10 December 1994.

49. In January 1997 a steel propellant tank (1.7 x 2.7 m, mass 270 kg) landed near Georgetown, Texas. A titanium pressure sphere (diameter 0.58 m, mass 32 kg), and a composite combustion chamber (0.76 m long, average width 0.25 m) landed near Seguin, Texas. A lightweight fragment of charred woven material (10 x 13 cm) struck a woman in Turley, Oklahoma. She was not injured. Identified as debris from 2nd stage of Delta II booster, used to launch Midcourse Space Experiment on 24 April 1996. Stage reentered 22 January 1997.

50. In April 2000 a steel propellant tank (1.7 x 2.7 m, mass 270 kg), a titanium pressure sphere (diameter 0.58 m, mass 32 kg), and a composite combustion chamber (0.76 m long, average width 0.25 m) landed near Capetown, South Africa. Identified as debris from 2nd stage of Delta II booster, used to launch GPS IIA-25 on 28 March 1996. Stage reentered 27 April 2000.

51. In October 2000 a metal fragment (10 x 18 cm) was found near Wichita, Kansas. Probably part of 4th-stage casing from Russian Proton booster, used to launch three Glonass navigation satellites on 13 October 2000. The casing reentered on 14 October 2000.

52. In January 2001 a titanium rocket-motor casing (diameter 1.2 m, length 2 m, mass 70 kg) was found in Saudi Arabia, 240 km west of Riyadh. Identified as debris from 3rd stage of Delta II booster used to launch GPS IIA-20 on 13 May 1993. Stage reentered 14 January 2001.

53. In March 2002 a titanium pressure sphere struck a home in Kasambya, Uganda. No injuries were reported. Identified as debris from 3rd stage of Ariane 3 booster used to launch GStar 1 and Telecom 1B on 8 May 1985. Stage reentered 27 March 2002.

54. In August 2002 a large sphere (diameter ~0.5 m, mass ~10 kg) landed near the village of Manzau, Angola. Probably debris from 3rd stage of Ariane 4 booster used to launch Atlantic Bird 2 satellite on 25 Sep 2001. Stage reentered 11 August 2002.

Esfera en exhibición en el museo del Centro Espacial Johnson, en Texas.

Muchas naves espaciales soviéticas fueron diseñadas para que sus tripulantes pudieran regresar a la Tierra. La cápsula Vostok es un ejemplo. Esta se exhibe en un museo de Moscú.

Los ovnis boludos (6)

CAE OTRA ESFERA EN BRASIL

El vaquero Gilberto Braga, quien vive en Nova Brasilandia, encontró una esfera en la región de Matto Grosso (13S, 57W), Brasil. Los sucesos ocurrieron aproximadamente a las 22:00 UTC del 1 de julio de 1997.

La «bola de hierro», como la denominaron los vecinos, dejó un cráter de tamaño regular. La esfera es de unos 3 a 4 pies de diámetro. (Caso 138)

José Calixto de Alencar, de la agencia JB, escribió:

«»¦ Mucha gente dijo que fueron testigos de la caída de un objeto incandescente sobre la región. El objeto produjo una gran explosión»¦ El granjero (señor Fogoio) dijo que pudo observar el objeto durante 6 minutos, antes de que cayera».

Según el especialista John Locker, al parecer se trató del Progress M-34, que a las 22:42 UTC del 1 de julio debería estar sobre las coordenadas 13.3S, 58.1W (muy cerca del sitio del cráter).

Pero para Ron Lee no podía ser el Progress M-34, porque, aunque el tiempo y las coordenadas coincidían, el objeto se encontraba todavía en el aire a las 04:00 UTC. Vladimir Agapov (de la lista Seesat & Hearsat) confirmó la caída del objeto a las 05:34:58 UTC, señalando que algunas piezas habían caído sobre el Océano Pacífico en 34.4 S, 154.7W (06:30 UTC).

CAIDA DE ESFERAS EN EL SIGLO XXI: ÁFRICA

El 27 de abril del 2000 cayeron unos misteriosos objetos luminosos sobre Western Cape. El más grande de ellos cayó en una granja a unos 37 kilómetros al Noreste de Cape Town, y sólo a 13 kilómetros de una comunidad en Durbanville. Otro cayó a unos 70 kilómetros al Este Sureste de Lemoenpoort (100 kilómetros Enoreste de Cape Town, y 25 kilómetros al sur del pueblo de Worcester. Un tercero golpeó la tierra a unos 24 kilómetros al Este Sureste, cerca del pueblo de Robertson.

La «bola espacial» de Lemoenpoort, que cayó el jueves y dejó un hueco de 8 pulgadas sobre el terreno, es una esfera de 23 pulgadas de diámetro y un peso de 32 kilogramos, fue vista por primera vez por un chico de 15 años, Theodore Solomons, quien dijo:

«Una bola incandescente llegó, de ninguna parte, hasta mi. No cayó del cenit, sino siguiendo un ángulo. Luego corrí y escuché algo como dos disparos, cuando la bola golpeó el suelo, a tan sólo unos metros de mí, aunque no hizo más que una ligera depresión».

Estaba todavía muy caliente como para tocarla cuando llegó al sitio el granjero Pieter Viljoen, dueño de la finca. Los trabajadores de su viñedo le dijeron que una bola brillante había caído a unos 50 metros de donde estaban trabajando. El granjero espero a que se enfriara el objeto (tardó más de una hora y media en enfriarse lo suficiente como para tocarlo), y lo colocó en su pickup para llevarlo al granero.

Los técnicos del Departamento de Aviación Civil, del Cape Town International Airport, informaron que esto no era parte de ningún tipo de avión conocido.

El superintendente de la policía Andre Kellerman dijo:

«Los testigos dijeron que, cuando cayeron, estaban blancos por el calor. Eran tres piezas que cayeron en una granja al Este de Cape Town». (Casos 139 a 141)

También dijo que el Departamento de Aviación Civil había pedido que la policía recuperara los objetos y entrevistara a los testigos que los había visto caer.

El astrónomo, Chris Koen, del SAAO (la Sociedad Astronómica de Sudáfrica), tuvo que informar a los medios que ellos tampoco tenían idea de lo que era el objeto, pero que suponían se trataba de algo manufacturado en la Tierra.

Greg Roberts, un astrónomo retirado del SAAO que actualmente se dedica a rastrear satélites artificiales como hobbie, sugirió que era parte de un satélite artificial que pudo haber caído sobre Sudáfrica.

Al final de la semana se reportó la caída de un objeto oblongo, mucho más grande, sobre la granja de Philip Scher, en Buurmanskraal, cerca de Durbanville.

«Escuchamos un sonido como de relámpagos, aunque no había una sola nube», dijo Philip Schew, un granjero de Worcester.

Su vecino, Lampies Lampbrecht, escuchó «una especie de crak seguido de una explosión», y varios de sus trabajadores vieron que «una bola incandescente» caía sobre la granja de Scher. Lampbrecht dijo que parecía como un tanque de agua de unos 3000 litros.

El lunes 1 de mayo, no fue un día festivo para Dave Laney, del SAAO, ya que tuvo que enfrentar a la prensa dando explicaciones sobre el enorme y oxidado tanque. Consultando en Internet, encontró que un objeto similar había caído el 22 de enero de 1997 cerca de Georgetown, Texas. Se trataba de un tanque de combustible de la segunda etapa de un cohete Delta II. La «bola espacial» de Durbanville es casi idéntica a la texana.

Alan Pickup en Edinburgh realizó algunos cálculos encontrando que este nuevo objeto pertenecía a otro cohete Delta II, que había puesto en órbita un satélite GPS en marzo de 1996. Se había calculado su caída justo cuando los testigos reportaron los objetos incandescentes (entre las 13:00 y las 13:30 UTC).

El doctor Cees Rijswijk, del Observatorio de Cape Town declaró:

«Son definitivamente de un cohete Delta II. Podría haber más en camino, pero las probabilidades de que alguien fuera golpeado por uno de estos objetos son menores de las de ser arrollado por un autobús. Existen más de 8,000 piezas de basura espacial sobre nosotros, la mayoría de ella esta siendo monitoreada. Como la mayor parte de la Tierra esta cubierta por agua, la probabilidad de que caigan sobre la tierra son más bajas».

Dos de los objetos fueron descritos como «grandes bolas de metal» que tenían una especie de pernos. La primera pesa cerca de 30 kilogramos (65 libras) y la segunda 50 kilos (110 libras), y su forma es más parecida a la de un huevo. Los testigos dicen que tenía unos 4 pies de longitud por 3 de diámetro (1.3 por 1 metros). La primera cayó el jueves, mientras que la segunda lo hizo el domingo.

El 3 de mayo se reprodujo un reporte que había aparecido en el periódico The Afrikáans, en la columna Die Burger. Se decía que Bertie Nel, gerente de Le Grande Chasseur, una bodega de vinos cercana a Robertson, había escuchado un ruido «como el de un helicóptero», y luego vio un objeto luminoso que caía rápidamente desde una altura de unos 150 metros. Un segundo más tarde dejaba una perforación en los terrenos de Mnr Wouter de Wet, a unos 200 metros de la bodega. El objeto escurrió parte del metal al caer. Una pieza de algo que parecía ser hule, se había fundido por el calor. Esta era la «cámara de inyección» (tubo de escape), que era «tan grande como un barril de 20 litros» (de vino). Este objeto golpeó el suelo a las 15:30 (tiempo estándar de Sudáfrica) del 27 de abril. Se calcula que viajaba a unos 30,000 kilómetros por hora.

Pronto Laney y Case Rijsdijk, también del SAAO partieron a la estación de policía de Kraaifontein, a donde se había llevado el objeto. Ahí tuvieron oportunidad de fotografiarlo y hacer los arreglos necesarios para trasladarlo al MTN ScienCentre de Cape Town, en donde se comenzó a exhibir. Actualmente se le puede ver en el South African Astronomical Observatory.

Nick Johnson, científico en jefe y gerente del programa de recuperación de residuos espaciales de la NASA, dijo que los objetos pertenecían a un cohete Delta lanzado en 1996. Afirmó que la NASA esperaba que cayeran en esa área. Afirmó que la NASA se pondría en contacto con las autoridades sudafricanas para examinar los objetos. Y según un acuerdo firmado en las Naciones Unidas:

«Aunque nadie ha sido herido por este tipo de objetos, por lo menos desde hace cuarenta años, el Gobierno de los Estados Unidos indemnizará a cualquiera que resulte herido».

Luego de inspeccionar los objetos declaró:

«De la inspección hecha el lunes por la mañana podemos afirmar que la esfera no pertenece a nuestro cohete, sino al satélite».

Un objeto esférico cayó en marzo del 2002, sobre la casa de Zewuliya Nabalagwa, en Kasambya, subcondado Kikandwa, del distrito de Mubende, Uganda.

El objeto fue recuperado por la policía. El vocero Asuman Mugenyi, dijo que se trataba de un objeto hecho por el hombre

Los testigos dijeron que el objeto parecía un globo metálico inflado, como una gran jarra, de un metro de diámetro, con la boca sellada con dos anillos. (Caso 143)

Cerca de la villa de Manzawu, Angola, al Norte de la provincia de Uije, cayó una esfera luego de que los vecinos escucharon una fuerte explosión en agosto del 2002. El objeto tenía unos 50 centímetros de diámetro y pesaba 10 kilogramos. (Caso 145)

Varios de los aldeanos huyeron de sus casas luego de la explosión. «Teníamos miedo de que explotara», dijeron los testigos a la Estación de Radio Católica Ecclesia.

Expertos del las Fuerzas Armadas Angoleñas viajaron hasta el sitio para examinar la esfera.

MAS ESFERAS FUERA DE ÁFRICA

Regresándonos un poco en el tiempo. Un gran motor sobrevivió la reentrada el 14 de enero del 2001, y fue a caer a 240 Kilómetros al Oeste de Riyadh, en Arabia Saudita. No se escucho ruido alguno ni se vio destello, simplemente se le encontró a la mañana siguiente sobre la arena. Su forma es casi esférica (en realidad un cilindro de una altura muy similar a su diámetro). Se trataba de un motor del cohete Delta II, tercera etapa, de 1.2 metros de diámetro por 2 metros de longitud (PAM-D, Payload Assist Module – Delta). Pesaba 70 kilogramos y estaba fabricado con titanio. El Delta II se utilizó para poner en órbita el satélite GPS II A-20, el 13 de mayo de 1993. (Caso 142)

El 10 de junio del 2002 una esfera de 90 centímetros de diámetro y 90 kilogramos de peso cayó en las playas de Isle of Palms, en Carolina del Sur. (Caso 144)

Marie Segneri la encontró cerca de su casa en la playa, en Isle of Palms.

«Creíamos que era una gran pelota de playa. Algunos de mis familiares nadaron hasta ella para traerla hacia la playa, pero era muy pesada. Era de metal y tenía números grabados. No había forma de traerla hacia la tierra».

La jefa de bomberos de Isle of Palms, Ann Graham dijo: «La llamamos OFNI «“ Objeto Flotante No Identificado».

Tenía una serie de números impresos en su superficie. Expertos de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) sugirieron que podría tratarse de un dispositivo de flotación usado en una nave de dragado, pero no quisieron asegurarlo. Otros dijeron que se trataba de aparatos utilizados en barcos petroleros. Los llamados «puercos». Uno de los expertos dijo que los «puercos» se usan de la siguiente forma:

«Cuando se va a bombear petróleo a través de las tuberías lo primero que se hace es enviar una de estas bolas por la línea para despejar y eliminar el aire entrampado. Hay en varios tamaños, dependiendo del diámetro de la tubería. Los números en la esfera corresponden al tamaño de la tubería. Esta bola parece haber sido dañada, está agrietada, por lo que fue lanzada al mar. No porque sean de metal o aluminio significa que no pueden flotar: están huecas».

Otra teoría exponía la posibilidad de que se tratara de una mina de entrenamiento MK 6, llamadas «marcas de sonar» que en efecto son ET (Exercise-Training), aparatos de ejercicio y entrenamiento. Se utilizan para calibrar el sonar para buscar minas. Pertenecen al Mine Warfare Command de la Base Naval de Charleston.

Una esfera metálica cayó en la región del Pantanal, en el Estado de Mato Grosso do Sul, al Suroeste de Brasil,

La esfera mide 60 centímetros de diámetro, con 1.9 de circunferencia. Pesa aproximadamente 30 kilogramos.

La gente en Campo Grande, capital de Mato Grosso do Sul la llama «El huevo de E.T.».

La Fuerza Aérea Brasileira (FAB) mantiene en custodia la esfera en la base de Campo Grande. (Caso 146)

CAIDA DE ESFERAS EN EL SIGLO XXI: COLUMBIA

El Columbia dejó algunos restos de este tipo.

Una enorme bola de acero inoxidable se encontró en el Condado de San Agustine, casi en el límite con el condado Sabine (Caso 147). Al menos otras dos esferas fueron encontradas en los condados de Nacogdoches (Caso 148) y Sabine (Caso 149).

El sheriff del condado de Nacogdoches, Thomas Kerss. Se encontró una esfera en el aeropuerto del pueblo. Cayeron piezas en un estacionamiento (Caso 150), en los terrenos para el ganado y en los bosques.

En la presa Toledo Bend (Condado Sabine) cayó una pieza del tamaño de un auto compacto, dijo el sheriff, Tom Maddox.

Vecinos de San Agustine, Bob Ozee y Spencer Boaz, encontraron una de las esferas el sábado a las 10:30 de la mañana.

«De su interior salía una especie de luz amarillo dorada», dijo Ozee, quien comenzó a percibir un «olor como de azufre».

Danny Brashear, un bombero voluntario de Hemphill se encargó de la esfera de 4 pies de diámetro cerca de la Magnolia Baptist Church fuera del camino 4305 del condado de San Augustine, en los terrenos pertenecientes a Temple-Inland Inc.

Ozee y Boaz estuvieron con la esfera por unos 45 minutos antes de que llegara Brashear. Luego, el bombero cercó el área y ordenó a los testigos que fueran al Puesto de Comando de Chinquapin, y de ahí al hospital para ser revisados.

En el hospital les tomaron rayos X del pecho para tener un parámetro a comparar, en caso de futuras complicaciones.

«No nos dejaron usar nuestras ropas, hasta que fueran lavadas. No nos querían regresar la ropa, pero decidieron llevarnos a nuestras casas y regresar con la ropa en una bolsa».

Para Brasher

«Era la cuarta de 5 piezas que pude hallar. Los otros objetos eran muy pequeños. Es de acero inoxidable brillante. No parece haber caído del cielo, y no hay un cráter de impacto. Estaba tan caliente que tenía un color naranja. Del interior escapaba un líquido. Había un olor a cloro. Podía ver cómo se vaporizaba formando una bruma amarilla que hacía que los árboles también se vieran amarillos. Eso fue suficiente y me alejé».

Brasher llamó a la Oficina del Sheriff del condado de Sabine, pero de ahí lo comunicaron con el condado de San Agustine. Luego llegaron los militares. El vocero de la NASA, Michael Braukus, dijo que la esfera contenía tetróxido de nitrógeno (N2O4), un combustible de cohetes. Este es un agente oxidante con un fuerte olor a cloro. Puede irritar la piel, los ojos y las membranas mucosas. Puede producir «una reacción a las 24 horas: genera que los pulmones se llenen de fluido, provocando una falla respiratoria».

Otras esferas contienen amoniaco y Monometil hidracina (MMH). Este último es un agente cancerígeno con olor a amoniaco, que también puede afectar las membranas mucosas e irritar la piel y los ojos. Es altamente explosivo, tiene un flashpoint de 70 ° F.

Thomas Draus, del Orbital Maneuvering System/Reaction Control System de la NASA, en Kennedy Space Center, dijo que la esfera de 48 pulgadas de diámetro estaba hecha con titanio y acero inoxidable y que al caer tenía 5 galones (algunos dicen que 60), de los 120 totales, de MMH.

En las operaciones de recuperación de la esfera estuvieron involucrados el 6th Civil Support Team (Weapons of Mass Destruction) de la Guardia Nacional en Texas, el TCEQ (Texas Commission on Environmental Quality) y la EPA (Enviromental Protection Agency). El CST (WMD) fue creado en 1999 para responder a ataques terroristas en los que estuvieran involucradas armas químicas y biológicas. Su comandante es el mayor Maj. Michael P. Dietz.

El bombero Jesse T. Ybarra del Houston»™s Hazardous Materials Response Team, esta asignado a este comando. La recuperación del tanque esférico les llevó unas 12 horas. La operación resulta bastante reveladora. Imaginemos esta situación en otro contexto: en otro país y sin saber que lo que ha caído es un objeto de tecnología de la NASA. Las historias de testigos de avistamientos OVNI se ven clarificadas. Ahí tenemos el OVNI incandescente volando a gran altura. Luego el OVNI cae y un grupo de técnicos de la NASA llegan al sitio para recuperarlo. Finalmente el gobierno niega todo conocimiento. ¿Será esta la respuesta a algunos reportes OVNI?

Pero en Texas se seguiría encontrando partes del Columbia. T. C. Wright y su esposa Janice Wright encontraron otro tanque esférico, cerca de su granja, en Melrose, Texas. (Caso 151)

GUATEMALA 2003

Poco después de las nueve de la mañana del domingo 27 de mayo del 2003, a las 15:35 TU, se escuchó una fuerte explosión en las localidades de Jalapa y Escuintla, en Guatemala. Luego de la explosión se encontraron tres fragmentos metálicos, dos de ellos esferas de poco peso, con un eje metálico, que se supuso eran partes de un sistema generador de energía. El objeto más grande, era una esfera de 1.2 metros de diámetro. Había golpeado una colina y rodado hacia abajo.

La otra era una pieza de acero de un metro 60 centímetros de largo por 20 de ancho. (Casos 152 a 153)

Los primeros reportes se dieron en el barrio El Calvario, de Mataquescuintla, Jalapa, donde el mismo día se supo de la caída de una de estas esferas. El objeto fue descrito «como una bola de lana», con eje. Pesaba unos 15 kilogramos, a pesar de su volumen.

La segunda esfera cayó en terrenos de la finca Tehuantepeque, jurisdicción de Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla; su tamaño era un poco diferente, pues tenía una circunferencia de 60 centímetros.

Los reporteros de la revista La Hora informaron de esta forma, del extraño suceso a sus lectores:

«El administrador de esta finca, Leonel Hernández Cruz, dijo que en la mañana del domingo se escucharon una o dos explosiones lejanas, luego se vio el artefacto, que cayó en un cañaveral sin causar mayores daños; una versión similar se obtuvo en Mataquescuintla, Jalapa, donde los vecinos que vieron caer la bola también afirmaron que se produjeron dos explosiones antes de la caída del fragmento».

«El tercer trozo metálico cayó en una plantación de piñas, de una parcela ubicada en la calle 2, área 92 del parcelamiento Velasquitos, de La Democracia, departamento de Escuintla. El reporte de las autoridades señaló que la pieza, un poco quemada, tenía un metro 20 centímetros de largo, por 60 centímetros de ancho, y debido a su tamaño no fueron mayores los perjuicios causados. Este objeto, igual que los dos anteriores, cayó en la mañana del domingo, tras dos explosiones que muchos vecinos escucharon, pero que no lograron explicarse; hasta ahora que ya hay publicaciones relacionadas con la explosión de un aparato espacial, cuyos restos cayeron en el territorio nacional poco después de las nueve horas del domingo».

De inmediato se dio aviso a las autoridades competentes. Los primeros en ocuparse del asunto fueron los técnicos del Servicio de Desactivación de Explosivos de la Policía Nacional Civil (PNC). El segundo jefe de la Unidad de Explosivos, Otoniel López, dijo que su unidad se limitó determinar si se trata de un artefacto explosivo. Se le preguntó si los objetos podrían estar contaminados por sustancias tóxicas o por radiación, y López contestó:

«A nosotros sólo nos compete establecer si es algo explosivo, los demás análisis le corresponden al Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh)», añadió.

Dicho lo anterior, llegó personal del Departamento de Protección Radiológica del Ministerio de Energía y Minas, MEM, quienes determinaron que no contenían ningún tipo de radiación.

«Los objetos no muestran radiación, de tenerla, ya se habrían tomado medidas fuertes de seguridad».

Dijo Verónica Martínez, del MEM. También informó que, quienes han tocado estos objetos han sufrido comezón, por lo que notificarían a las autoridades de Salud Pública.

Se sospechó que los objetos pertenecían a algún artefacto estadounidense. La agregada de prensa de la Embajada de los Estados Unidos, Kay de Mayfield, explicó que el primero de estos objetos encontrado en Mataquescuintla, Jalapa, era un fragmento de un tanque de helio perteneciente a un cohete llamado Atlas, lanzado en 1998, propiedad de una empresa privada.

Hasta este momento (agosto del 2003) es el caso más reciente de una esfera metálica caída en la Tierra.

Continuará…

Aspecto general de un cohete Delta.

Una de las esferas encontradas en Sudáfrica (Aarhus Enver Essop).

A la derecha, los fragmentos de la cámara de combustión.

Andre Kellerman y la cámara de combustión.

El tanque de acero pertenecía a un cohete Delta.

Dave Laney y Case Rijsdijk en el estacionamiento del SAAO con toda la colección de objetos caídos en Cape Town.

Preparativos para trasladar la chatarra espacial, del MTN ScienCentre al SAAO.

Es notable el estado de conservación de la esfera.

El cilindro ya presenta signos de evidente corrosión. Obviamente fue fabricado en acero al carbón.

Gráficas del impacto de los micrometeoritos sobre el tanque de acero. La placa fue atravesada limpiamente.

El desierto Saudita fue el destino final de este motor.

La esfera de Isle of Palms.

Parte de un conector del Columbia caído en un estacionamiento.

La esfera de Nacogdoches aún tenía parte de su capa de mylar.

Jesse Ybarra dirigiendo la operación para cubrir el tanque con una capa de plástico. Fotos Ken Walter.

El sargento Jay L. Rimel (de gorra), Anthony Buck y el sargento Eduardo Velásquez.

Jesse T. Ybarra vistiendo su traje para contingencias químicas. A su lado, ayudando a colocar las botas, Don Taylor.

Walter J. Sneed, revisa los cierres del traje del sargento Jay L. Rimel. Cualquier chispa puede causar una explosión.

Jesse T. Ybarra, de botas naranja, dirige a los sargentos Eduardo Velazquez, Jay L. Rimel y Anthony Buck.

Anthony Buck y Jay L. Rimel ajustan sus trajes por el interior para iniciar el nivel A y seguir con la fase de neutralización.

El tanque se cubre con una lámina plástica.

Finalmente los especialistas se descontaminan con el rociado de productos químicos.

La esfera antes de que llegaran los equipos especializados en contingencias químicas y biológicas.

Los esposos Wright (T. C. y Janice) frente a una de las esferas del Columbia que cayó en sus sembradíos.

Verdaderamente el aspecto de esta esfera es el de una «bola de lana», como lo describieron los testigos.

Las esferas fueron llevadas a la Unidad de Explosivos de la Policía Nacional Civil.

La noticia apareció en los principales diarios y revistas de Guatemala. Durante días fue el principal tema de sobremesa.

En primer plano la esfera «normal». Detrás de ella la «bola de lana».

El aspecto más extraño y uno de los mejores estados de conservación es el que presenta esta esfera caída en Guatemala.

Los ovnis boludos (5)

¿EL COSMOS 2238 ES EN REALIDAD UN OVNI?

El joven estudiante de astronomía, Martín Fragoso, menciona que durante una conferencia, en abril del año 2000, Jaime Maussán comentaba acerca de los supuestos OVNIs caídos en México, y decía al respecto:

«Se dice que en 1977 cayó un objeto en la sierra de Puebla[1] que fue recuperado por el ejército[2], sin embargo no sabemos ni dónde está o si realmente fue (sic)[3]. Por otro lado el 30 de diciembre de 1994 cayó a la tierra una esfera desde el espacio, esta esfera fue analizada y se encontró que tenía titanio, vanadio y aluminio, que resistía temperaturas de mas de mil 800 grados centígrados, se encontró que han caído esferas similares desde 1887, como lo reportó el Time de Londres, que incluso cayeron algunas de estas esferas antes de que se iniciara la carrera espacial…»

Podríamos suponer que se trata de fragmentos del Cosmos 2238, el mismo de la placa de Cosala, que hubieran sido encontrados hasta el 30 de diciembre, pero Maussan no da la referencia del lugar en donde fue hallada. (Caso 125)

El Cosmos 2238 ya había estado asociado a reportes OVNI. La noche del 31 de marzo de 1993, entre las 2:10 y las 2:14, muchos testigos en el Norte de Portugal, España y Francia, observaron el trayecto luminoso de la reentrada de una de las etapas (la tercera, como la identificó la Agence Spatiale Française) del cohete Cyclone-M, que puso en órbita al satélite Cosmos 2238. El dato fue confirmado por la NASA, la NORAD, y el Service d’espertise des phénomènes de rentrée atmosphériques (SEPRA) del CNES francés.

Incluso Juan José Benítez se llegó a ocupar del asunto en uno de sus libros escribiendo la siguiente perla (boludes o pendejada):

«Parece como si el fenómeno ovni gozara de la asombrosa facultad de «saber el futuro». Desde mi punto de vista -a juzgar por las investigaciones efectuadas-, toda una «colección» de naves no humanas, de los más dispares «modelos», se precipitó sobre buena parte de Europa. Y lo hizo justamente, de forma y manera que «coincidiera» con la reentrada de los restos de un cohete espacial humano. Ello, en el fondo -y así sucedió-, restó un máximo de hierro a la pequeña-gran oleada de objetos no identificados».

Es decir, los tripulantes de los OVNIs aprovechan los momentos en que nuestros satélites comienzan a caer, para entrar en nuestra atmósfera y no ser detectados.

Como decía Don Pedro Ferriz Santacruz, decano de los ufólogos mexicanos: no sabemos si ponernos a reír, a rezar o a llorar. Tal vez hubiera sido mejor que a esta serie de artículos los hubiéramos titulado «los ufólogos boludos».

LA ESFERA DE PIJIJIAPAN

La noche del domingo 28 de enero de 1996, alrededor de las 20:00, miles de personas en el territorio nacional observaron el paso de luces verdes, rojas, amarillas y azules, moviéndose en la franja central del país, del Noroeste hacia el Sureste. Según los testigos, los objetos luminosos cruzaron el cielo a gran velocidad y en su recorrido parecían desbaratarse, dejando escapar a su paso destellos similares a las lluvias de estrellas.

Los objetos fueron vistos en diversos Estados, como Chiapas, Distrito Federal, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz. Se cuenta con diversas filmaciones del caso. Jaime Maussan ha comercializado varias de ellas.

En el Distrito Federal, por ejemplo, la torre de control del Aeropuerto Internacional Benito Juárez confirmó inicialmente el registro del fugaz y colorido fenómeno.

Corrió la versión de que se trataba de una avioneta, perteneciente a la Presidencia de la República, que había explotado en el aire. Los controladores del aeropuerto de la Ciudad de México descartaron que pudiera tratarse de una avioneta, debido a la velocidad con que surcó el cielo.

En la misma capital de la República, la policía preventiva, el Grupo Cóndor de la Secretaría de Seguridad Pública, bomberos y un nutrido grupo de fotógrafos de diversos medios de comunicación, iniciaron una infructuosa búsqueda de los restos en la Delegación Tláhuac, en donde se dijo que había caído la avioneta o lo que fueran los objetos, poco después de haberlos observado. Se decidió continuar con la búsqueda a la luz del día. Al finalizar el segundo día el resultado había sido negativo. La búsqueda se suspendió.

También en los Estados de Jalisco y Morelos se dijo que habían caído fragmentos del «meteorito». En este último Estado, el comandante Roberto Rodríguez Guerra, director de Protección Civil del Estado de Morelos, aseguró que, de acuerdo con algunas versiones, cayeron fragmentos de meteoro en tres zonas de la entidad. También la policía preventiva de Morelos informó haber recibido cientos de llamadas de la población civil, sobre el incidente.

En Chiapas los objetos fueron observados como provenientes del Noroeste (del Estado de Veracruz). El periodista Oscar Gutiérrez, del Diario de Chiapas, escribió:

«Calificado por el pueblo tuxtleco como fenómeno OVNI, decenas de «bolas de fuego» fueron vistas toda la noche de este domingo en la inmensidad del cielo capitalino, alrededor de las 20:30 horas en medio de la sorpresa y estupefacción de los observadores, que no alcanzaban a dar crédito a lo que en ese momento contemplaban en el infinito espacio».

Días después el señor Cándido Solo Ruiz encontró una esfera metálica en el primer potrero del Rancho Miramar, ubicado en Pijijiapan, Chiapas. (Caso 126)

Los señores Roberto de la Cruz Velásquez y su esposa, la señora Cristina Pineda Vázquez, son los dueños del Rancho Miramar, y de la mueblería La Princesa.

«Ese día, recuerda el señor Roberto de la Cruz, miércoles 28 de enero (sic)[4], eran como las 8:30 de la noche cuando estábamos en el patio de la casa en un convívio (sic) con motivo del cumpleaños de una niña, cuando una de las personas que se encontraba ahí gritó que había algo en el cielo y vimos pasar las luces; éstas traían una trayectoria de Noroeste a Suroeste. Eran unas luces brillantes, como fuegos pirotécnicos.

«No pudimos escuchar ruido alguno porque en la fiesta había luz y sonido. Hasta ahí, para nosotros, no sucedía nada anormal y no le dimos mayor importancia. Pero a mediados de la semana que vine al rancho, llegaron los vaqueros de juntar el ganado, lo traían del cerro para contarlo. Uno de los trabajadores que labora aquí en el rancho conmigo, Cándido Solo Ruiz, encontró la esfera metálica que estaba tirada en el primer potrero.

«Al momento pensé que era el residuo de un satélite, porque se ve que es un objeto que está elaborado por el hombre. Hasta ahí mis conclusiones, pues no podemos saber qué tipo de metal es, o con qué material está hecho.

«Me dirigí a mi casa, le informé a toda mi familia y uno de ellos llamó a Televisa México. Vinieron a realizar el reportaje, me entrevistaron y en efecto, lo pasaron en los noticieros en México.

«Después que se dio la noticia vinieron muchas personas, familias enteras a ver, pues tenían curiosidad de conocer el objeto. También vinieron reporteros de los periódicos locales en Tonalá. Llegó el Ejército que estaba destacamentado (sic) aquí en Mapastepec, pero en plan de recabar información, pues tomaron nota del hecho y apuntaron todo en una libreta. Ellos recibieron órdenes de Tapachula. El jefe del destacamento que vino nada más reportó el suceso.

«Les pedí que se identificaran y me dijeron que no, que sólo era una visita de rutina, que solamente iban a informar lo que yo les dijera».

Efectivamente, la noticia apareció en los telediarios de Televisa. En ellos se dijo que había caído una esfera del cielo, en la población de Pijijiapan, Chiapas, y que el Ejército estaba custodiando la zona, que había acordonado, y no dejaba pasar a la gente.

Como hemos visto, en la declaración del señor Roberto de la Cruz, los militares se limitaron a entrevistarlo para informar a sus superiores. Ese era su trabajo y el que se espera de quienes se supone tienen como misión salvaguardar la seguridad e integridad física de los mexicanos. Las exageraciones propias de los reporteros sensacionalistas sólo contribuyeron a acrecentar más las mentiras en torno al fenómeno OVNI. Es así como se generan las leyendas ufológicas.

HABLA EL TESTIGO PRINCIPAL

Cándido Sólo cuenta así su versión:

«Era el miércoles (31 de enero), como a las 9 de la mañana, andábamos juntando ganado por el cerro, cuando encontré la esfera por un paraje que le decimos La Cañada, en el primer potrero del rancho.

«Bajé del caballo y estuve observándola, dándole vueltas. Después le dije a mi compañero, José Nanduca Avendaño, que estaba una cosa extraña ahí tirada. Digo extraña, porque un día antes no la habíamos visto en ese lugar, por donde pasamos a diario.

«»¦ al terminar (el trabajo) la levanté y la traje arriba de mi caballo.

«»¦ Don Javier Ordóñez, que vive cerca de donde cayó, sí escuchó un golpe seco ese día (28 de enero). Comenta que fue como un tronido fuerte al momento del impacto.

«»¦ creo que cuando la esfera se impactó en el terreno, dejó un agujero de 10 centímetros de profundidad y 70 de diámetro. El terreno en esta zona es muy duro, por lo que considero que este objeto traía una velocidad enorme. Después del impacto, rodó cuesta abajo como unos cinco metros de distancia, ahí en el lugar llamado La Cañada, donde la encontré. Posteriormente la llevé al rancho y les avisé a mis patrones. Ellos me dijeron que la dejara por ahí y me preguntaron que dónde la había hallado y les conté cómo sucedió».

A la pregunta del reportero en torno a la apariencia de la esfera, como si hubiera estado sometida a altas temperaturas, Solo Ruiz respondió:

«Pues estaba igual, de ese mismo color que está ahora; así, toda quemada».

Aunque Cándido Solo Ruiz afirmó que la bola no se encontraba el día anterior al hallazgo, es decir, el martes 30 de enero, ya que al pasar por el sitio no la vieron, probablemente se equivoca y la esfera haya caído desde el domingo 28 de enero. Los elementos de juicio que nos hacen afirmar lo anterior son:

– La esfera se había enfriado ya que el mismo Cándido afirma que le estuvo dando de vueltas y, posteriormente, la cargó y subió a su caballo.

– El señor Javier Ordóñez, vecino del lugar, escuchó un golpe seco del impacto el mismo domingo 28 de enero.

– La señora Cristina Pineda, esposa del señor De la Cruz y dueña del Rancho Miramar, donde se encontró la esfera, dijo que la misma fue hallada «Después de que pasaron los aerolitos, al tercer día, el 31 de enero».

La esfera en cuestión es hueca. Mide 30 pulgadas (76 centímetros) de circunferencia, 20 pulgadas (51 centímetros) de altura y tiene un peso aproximado de 10 a 12 kilogramos. Es de un material férreo, que al parecer estuvo expuesto a altas temperaturas. En la parte superior tiene un agujero de una pulgada, y en la de abajo muestra una abolladura y tres orificios de media pulgada[5]; en medio se ve claramente soldadura uniendo las dos partes.

Según el ufólogo mexicano Oscar Zapién Jimeno:

«Expertos en meteorología se muestran desconcertados por la forma en que los objetos espaciales se presentaron y rechazaron que pudiera tratarse de aerolitos precipitándose al planeta, ya que estos se proyectan del espacio de una forma vertical o perpendicular, mientras que los cuerpos luminosos daban la impresión de navegar en el espacio, «por la forma horizontal como se movían», además de que si alguno de ellos hubiese aterrizado en la tierra, la catástrofe hubiera sido de dimensiones impresionantes».

Quizá el primero en darse cuenta con lo que se enfrentaba fue el señor Juan Antonio González, reportero del periódico Récord, El Diario de Chiapas, quien comentó:

«Yo pienso que es parte de un satélite que cayó por aquí, lo increíble fue el fenómeno celeste del día 28 de enero, ya que éste dejó a todos sorprendidos, porque explotó en el aire; no sabemos si esto es parte de un aerolito o de un misil que cayó aquí».

Si lo que surcó los cielos de la República Mexicana la noche del 28 de enero de 1996 fueron los restos de algún satélite artificial que se fue disgregando a todo lo largo de nuestro territorio, era de esperar que se encontraran restos no sólo en Chiapas sino también en otras partes del país. Los reportes de objetos caídos en la Delegación de Tláhuac, (Caso 127), en el Distrito Federal; en el Estado de México, rumbo a Amecameca, (Caso 128); en Morelos (Caso 129); en Jalisco (Caso 130); y en Querétaro (Caso 131), confirmarían esta hipótesis. Se sabe que también se encontró una placa metálica muy cerca de donde cayó la esfera (Chiapas), y que esta misma posee algunos números un tanto borrados por la abrasión que sufrió al caer desde el espacio.

LA ESFERA DE CIUDAD VICTORIA

Ocho meses después, precisamente el 24 de septiembre de 1996, se recuperó otra esfera que había caído en Ciudad Victoria, Estado de Tamaulipas. El ingeniero Rodolfo Etienne Villegas, Director de Bomberos y Protección Civil Municipal, redactó el siguiente informe:

«Cd. Victoria, Tam., septiembre 25 de 1996.

«Lic. Gustavo Rivera Rodríguez

«Secretario del R. Ayuntamiento de Victoria.

«PRESENTE.

«Por medio del presente, informo a usted que el día 24 del mes en curso, a las 21:30 horas, fue recibida una llamada en la central del H. Cuerpo de Bomberos, de una persona residente del Fraccionamiento Fuego Nuevo, quien señalaba que había visto caer una bola de fuego a la altura de la calle 40 Juárez, y que ésta emitía una luz muy intensa. Por lo que al lugar antes mencionado acudieron la Unidad No. 4 del Departamento de Bomberos, así como personal de la Dirección de Protección Civil Municipal Ing. Juan Jesús Acuña Cabrera y Sra. Zoila Pimentel Amezcua, para investigar el área en donde presumiblemente había caído la bola de fuego.

«En la calle 35 Morelos y Matamoros, de la Colonia Miguel Alemán, un grupo de personas se encontraba observando el cielo, a quienes se les preguntó sobre la luz roja que habían reportado, coincidiendo todos que ésta se había perdido de vista a la altura del cerro donde se encuentra la bandera del 77° Batallón de Infantería.

«Por lo antes señalado, se acudió a las instalaciones del Cuartel Militar, donde el personal que se encontraba de guardia manifestó no haberse percatado del fenómeno antes indicado.

«En la Comisión Nacional del Agua, el policía hidráulico (sic) que se encontraba de guardia, Marco Antonio Hernández García, informó que efectivamente había observado la luz y que se había dirigido al Norte a la altura de la vía.

«Por parte del Aeropuerto local «Gral. Pedro José Méndez», el comandante Víctor Manuel Eguía García, recibió el informe del controlador de vuelo que observó dicho objeto, el cual se perdió en la sierra, no pudiendo definir lo que era o su procedencia.

«Por lo anterior, no se pudo identificar el objeto que fue visto por muchas personas. En lo concerniente al área donde se determinó su posible caída, no se encontraron huellas o daños que esto pudiera haber causado, así como no se encontraron indicios que pudieran determinar su origen.

«Atentamente

«Sufragio efectivo no reelección

«Ing. Rodolfo Etienne Villegas

«Director de Bomberos y Protección Civil».

Así hubieran quedado las cosas. Incluso los ufólogos hubieran comenzado a hablar de ocultamiento por parte del Ejército Mexicano. Otro OVNI crash que se ocultaba a la población.

Sin embargo, poco después de redactado el informe, un par de campesinos encontraron la esfera, que fue enviada a la ciudad de México para su análisis. (Caso 132)

Martín Fragoso[6] informa los comentarios de Maussan al respecto de esta esfera, durante un ciclo de conferencias a finales de 1998, en el Teatro de Los Insurgentes. Jaime dijo que la esfera cayó en Ciudad Victoria, en el rancho Tres Arroyos y según él:

«Con el impacto al caer a una velocidad de miles de kilómetros por hora, le reventó el cuerpo a una vaca y de acuerdo con algunos testimonios, cuando se le metió a una bodega donde había varios automóviles, éstos amanecían con las llantas desinfladas[7].

«Al parecer, las bolas que cayeron del cielo (Miramar y Victoria), representan un verdadero reto; como dicen los ufólogos: únicamente los escépticos dogmáticos pueden negar el origen extraterrestre del fenómeno OVNI.

«Después de Victoria, mucha gente reportó la presencia de extrañas luces que descendían considerablemente por esa zona de Tamaulipas y hasta se registró una deserción de trabajadores de la naranja por el temor que les provocaban esos objetos».

Martín se ha convertido en un escéptico sarcástico y escribe:

«Para Maussán, la esfera «junto con otras evidencias» mostraba que los extraterrestres deseaban comenzar a comunicarse con nosotros. No sé si Jaime estaba en lo correcto o no, ya que las actividades de los alienígenas me resultan incomprensibles: ¡venir hasta nuestro planeta a ponchar llantas!

En una entrevista, Jaime Maussán aseguraba que:

«Actualmente esta esfera está siendo exhibida en Sydney Australia como una de las más grandes evidencias de la realidad del fenómeno ovni. La NASA ha aceptado que la esfera no es de su propiedad y que sólo nos falta la declaración de los rusos para establecer con cierta certeza que es una esfera de origen desconocido y por tanto la posibilidad de que sea extraterrestre».

A lo que Martín apuntó acertadamente:

«Tenemos entonces que, para los ufólogos, la chatarra espacial es una de las mejores evidencias de las visitas de extraterrestres a la Tierra».

Yo supe que Maussán presentó esta esfera en el programa Otro Rollo. Algunos de sus colaboradores (de los cuales obviamente no puedo dar el nombre), me dijeron que la esfera mostraba algunos números grabados. Si esto es así, no comprendo cómo Maussán la presentó como una prueba alienígena. Le pregunté sobre este punto a Martín y el me contestó:

«Lo de los números no lo sé, asistí a una plática que dio el año pasado y comentó algo sobre esferas en el espacio, le pregunté -con toda mala intención- si podrían tratarse de esferas como la que presentó. Le pregunté eso con la intención de que me dijera si consideraba todavía a esa esfera como material extraterrestre. Me contestó que posiblemente sí, que aunque «algunos dicen que es chatarra espacial, la duda continúa abierta» cito de memoria, porque no la tengo a la mano, grabé parte de la conferencia, no recuerdo si tengo esa parte, ya que en ese momento me interesaba preguntarle sobre el platillo volador de las Lomas. Y fue casi lo único que grabé.

MINI OVNIS PARA UN MUSEO

También en 1996, en la isla Panay, Filipinas, se encontró una bola de aluminio del doble del tamaño de una pelota de baloncesto (20 pulgadas) y 3 kilogramos de peso.

Se informó que cayó en un paracaídas y fue encontrada colgada de un árbol. La cuerda del paracaídas tenía la inscripción Heyco 2H-4.

El Ministerio de Ciencia y Tecnología examinó los restos. (Caso 133)

El 21 de enero de 1997, a las 9:01 «“ 9:09 (CDT), la segunda etapa del cohete Delta II, que había colocado en órbita al satélite MSX (Midcourse Space Experiment), cayó a la Tierra. Se recuperaron 4 objetos: un tanque de acero inoxidable de 1.7 por 2.7 metros y 270 kilogramos; una esfera de 32 kilos y 22 pulgadas de diámetro, que contiene el gas que se utiliza para presurizar el tanque de combustible; una cámara de presión de 30 pulgadas de largo por 10 de ancho, y 45 kilogramos de peso; y una pieza ligera sin forma, de 10 por 13 centímetros, que golpeó en el hombro a la señorita Lottie Williams, de Tulsa, Oklahoma, pero no le hizo daño. (Casos 134 a 137)

El miércoles 22 de enero, aproximadamente a las 3:40 de la mañana, mucha gente al Norte de Texas y otros 4 estados del Sudoeste americano (incluyendo un policía de Arlington), vieron una «bola de fuego» volar de Norte a Sur, que explotó en docenas de pedazos que volaron en diversas direcciones. En las noticias de la mañana se dijo que había caído un cohete Delta II. La CBS entrevistó a Randy Peters del Museum of Science and History de Forth Worth quien reiteró que se trataba de la explosión de un cohete Delta II

Tres días después, el 24 de enero, un ganadero de Kingsbury, cerca de San Antonio, Texas, Ed Longcope, encontró un objeto esférico en su propiedad. No supo de qué se trataba. De acuerdo con el Houston Chronicle del 26 de enero, el señor Longcope describió al objeto como:

«Es una gran bola hueca de acero, del tamaño aproximado de una bola médica. Tiene tornillos colocados en lados opuestos. Un cordón de soldadura la rodea por su parte central».

La esfera fue encontrada enterrada en un campo de pastoreo. Había marcas de «quemaduras» como si el objeto hubiese entrado a la atmósfera. La esfera fue llevada a la oficina del Sheriff del condado de Guadalupe, en donde se contactó con la Base Aérea de Randolph, quien se llevó la esfera para analizarla.

Al caer el Delta II se formó una bola de fuego que fue visible en Canadá. La reentrada fue vista por mucha gente en los Estados Unidos. Los restos cayeron tanto en Tulsa, Oklahoma como en Georgetown y Seguin, Texas.

La cámara cayó en Seguin, la esfera y el tanque en Georgetown, mientras que el pedazo de material tejido y chamuscado cayó en Tulsa.

Entre los restos se encuentra la cámara de presión que se exhibe actualmente en el UFO Museum de Texas.

Pero hay gente que no cree en la versión de que los restos pertenezcan a la segunda etapa de un cohete Delta II. Entre ellos se encuentran algunos ufólogos.

Jason Leigh vio la entrada y la reportó como un OVNI al departamento de Policía de Joshua, Texas. Leigh dedujo y «probó objetivamente que se trataba de una nave de otro mundo, haciendo señales». Este es el análisis de Leigh, que lo llevó a tal conclusión:

«La mañana del miércoles (enero 21), alrededor de la 3:40 a.m., mucha gente del norte de Texas y cuatro estados del sureste (incluyendo un respetado policía de Arlington, Texas), vieron una «bola de fuego» elevarse de norte a sur, cuando se rompió en una docena (12) de piezas que volaron en diferentes direcciones. En la mañana estaba viendo los noticieros de la TV para informarme del «Glowing Orb» que mis amigos y yo habíamos visto la tarde anterior, cuando el noticiero dijo que el objeto apareció a las 3:40 a.m. y que era una pieza de un cohete Delta II. Siendo un antiguo empleado de la NASA, encontré que la historia del cohete Delta II era una completa P(endejada[8]). En primer lugar, la «chatarra espacial» no se eleva horizontalmente de norte a sur como el policía declaró en su entrevista con la estación de la CBS: cae a la Tierra en un ángulo de 90 grados. Los «remanentes» de un cohete Delta II están diseñados para quemarse cuando entran a un nivel atmosférico. La misma estación CBS entrevistó al señor Randy Peters, del Museo de Ciencia e Historia de Forth Worth, quien reiteró que el objeto era un cohete Delta II: Llamé al señor Peters y hablé con él y con su director, el señor Don Garland, no solo de lo que yo había visto seis (6) horas antes, sino de la imposibilidad de que el reporte de las 3:40 a.m. pudiera haber sido un cohete Delta II elevándose (no cayendo) del norte al sur. Mencioné mis antecedentes de ser un experto en electrónica y un trabajador de la NASA, Nivel Top Secret. Les dije: «En todas las películas de entrenamiento que vi, no hay una que muestre un objeto elevándose: se queman en una gran bola de fuego rojo amarillento». Ambos estuvieron de acuerdo en que yo había visto algo completamente diferente: «Debe ser un OVNI». Dijeron después de que les informé que había llamado a la F.A.A. y a la policía de Joshua. Otros también reportaron los que yo había visto la noche anterior, que también pude filmar».

Luego Leigh hace una serie de suposiciones que lo llevan a afirmar que el objeto es una especie de generador de Van de Graaff (por su forma esférica) que se desarrolló como parte del SDI o Guerra de las Galaxias. La forma de tratar asuntos emparentados con su supuesta carrera en electrónica nos hace suponer que todo es una mentira. Leigh no tiene idea de estos temas y utiliza un lenguaje seudocientífico. El objeto encontrado en Kingsbury es, para Leigh, un arma utilizada para derribar OVNIs. «Tal vez se uso para derribar el OVNI de Roswell».

Casi un mes después se encontró otro fragmento de este cohete. Roger Arrick cuenta la forma en que fue hallada:

«Esta extraña esfera metálica fue encontrada en los bancos de arena del río Colorado, al sur de Brownwood, Texas, en julio del 2002 después de una inundación. Mis primos la encontraron y pensaron que era algo extraño por lo que la fotografiaron y me la enviaron. Mi respuesta fue ¿Qué diablos es esto? Mientras más miraba más curioso me sentía por lo que el 7 de septiembre se las pedí prestada. El 9 de ese mes la llevé a un taller industrial en Dallas especialista en Rayos X para descubrir lo que había adentro.

«Descripción.

«La esfera pesa 9.5 libras y tiene cerca de 12 pulgadas de diámetro. El exterior es de un metal no ferroso muy duro (quizá aluminio o titanio) que está deformado por abolladuras. No hay grietas. En las partes altas el metal es brillante debido a que fue pulido por las rocas del río, pero en los valles es de un color marrón oscuro «“posiblemente fue quemado. Las abolladuras se ven como si hubiesen sido causadas por una implosión debida a una presión extrema. Hay una soldadura perfecta alrededor de su circunferencia y en un extremo tiene una tapa circular que también fue soldada. Una pieza parecida a una manija doblada, con dos pernos y tres tornillos cada uno, también fue soldada. En esta manija hay un número estampado sobre el metal: «7052». No hay ninguna otra marca sobre la esfera. También hay 5 guarniciones soldadas alrededor de la esfera que se ven como si hubiesen sido diseñadas para aceptar mangueras o cables. Algunas, pero no todas, tienen rosca y dos de ellas poseen alambres que salen del interior pero que están rotos. Hay una pequeña correa de metal asegurada con un tornillo de cabeza Phillips que parece era utilizado como abrazadera para los cables.

«Interior.

«Se tomaron dos radiografías a ángulos rectos una de la otra. Las radiografías muestran que dentro de la esfera hay otra interna ligeramente más pequeña (quizá de un diámetro de ½» más pequeño) y está en muy buenas condiciones con sólo un par de abolladuras de menor importancia. Hay una serie de tres tubos que van de la tapa al fondo y que están uno dentro del otro. Los tubos tienen algunos agujeros. En la tapa y base está asegurado el tubo externo con un soporte que tiene 3 patas que se unen a la esfera interior con tuercas y pernos prisioneros con rosca. Hay un par de canales que van de las varias guarniciones a la cavidad que se encuentra entre las dos esferas y pasan apenas justo a través del centro de los 3 tubos en un extremo.

«No es radiactiva.

Sobre esta esfera ha habido mucha especulación y se han sugerido muchas hipótesis para explicar su origen. Se dijo que era: una maleta extraterrestre, un tanque flotador de fosa séptica, un tanque de combustible para un satélite, sensores de un globo meteorológico, un Sputnik, un tanque de combustible de un torpedo, un sensor de profundidad, un extintor de fuego de un aeroplano, un tanque compresor de corriente alterna, una bola medicinal de alta tecnología, una bola de boliche con truco, una antena flotante submarina, un dispositivo atómico (tal vez una bomba atómica), un resonador de «cavidad de microondas» como los que se usan en RADAR.

Otra conjetura basada en la localización del descubrimiento y del diseño sería una boya acuática, un faro, o un dispositivo geológico «“quizás un sensor para examinar el nivel y temperatura del agua del río.

La esfera fue presentada en el Show de Art bell del 9 de octubre del 2002.

Esta historia continuará…

La noche del domingo 28 de enero de 1996 hubo gran actividad. En diversas partes de la república se reportaron avistamientos, de lo que se creyó era un meteorito.

Muy cerca de la ciudad de México, entre los volcanes La Malinche y el Popocatépetl, se observó el fenómeno.

El potrero del Rancho Miramar, lugar en donde se encontró la esfera, en el Estado de Chiapas.

Uno de los periodistas, Juan Antonio González, del periódico Record el Diario de Chiapas, mostrando fotografías de la esfera.

Don Cándido Solo Ruiz, el vaquero que encontró la esfera.

Roberto de la Cruz Velásquez y su esposa.

Los dueños del Rancho Miramar mostrando la esfera metálica.

Todos los periódicos de Chiapas reportaron el incidente. Aquí la portada del Cuarto Poder.

Al caer, la esfera dejó un hueco sobre el terreno. Cándido Solo señala el lugar del impacto.

El hueco de 10 centímetros de profundidad y 70 centímetros de diámetro, en un potrero de suelos duros, muestra que el impacto fue tremendo.

Como un «trofeo del espacio» fue tratada la esfera que cayó en Pijijiapan.

La esfera muestra una superficie oxidada y atacada por las altas temperaturas. El impacto sólo causo una ligera abolladura en la parte inferior.

Diversos aspectos de la esfera de Pijijiapan.

La carta de los bomberos, dirigida al secretario del Ayuntamiento de Ciudad Victoria.

Dentro de la estación de policía federal de caminos, los campesinos que encontraron la esfera muestran su tamaño.

Aspecto de la parte más atacada de la esfera de Victoria.

Jimmy Mouse y la esfera de Victoria. Al parecer la esfera tiene algunos números grabados en su superficie.

La segunda etapa del Delta, en el lugar de su caída, Texas; y en su ubicación final como parte de una exhibición de chatarra espacial.

La esfera de Georgetown.

Otras vistas de la esfera de Georgetown.

La señorita Lottie Williams muestra los fragmentos del material ignífugo que la golpeó.

Estos serían los restos de una nave extraterrestre, según Jason Leigh.

Esta foto muestra una gran depresión en la esfera en donde el metal está realmente doblado. No hay grietas en el metal por ninguna parte. La «manija» de metal se puede ver a la derecha.

Otra vista de la gran depresión. Se puede ver una de las guarniciones en la posición 2:00.

Muestra el interior «quemado» de color café de una de las abolladuras. También se ve la soldadura.

Muestra la soldadura. Es un trabajo muy bien hecho.

Éste es uno de los 2 pernos prisioneros montados en la «manija». Tiene 3 agujeros pequeños con pernos insertados.

Éste es otro «perno prisionero» que se oculta bajo la «manija» doblada.

Este casquillo grande parece soldado y no puede ser desatornillado.

Una de las guarniciones que muestra un relleno o un alambre.

Esta guarnición no tiene ninguna rosca y parece abrirse hacia la derecha en la cavidad entre la esfera interna y externa. Puede verse la brillante esfera interna.

Número estampado en la «manija».

Aquí está la abrazadera con un tronillo.

Radiografía No. 1. El círculo brillante en el centro son 3 tubos sostenidos por soportes de 3 patas en cada extremo. ¿A sus lados hay 3 discos de hockey con bobinas de alambre a su alrededor? Se ve un tubo que va del exterior a través del centro de los tubos y de ahí nuevamente al exterior. Alrededor del tubo central más grande hay 2 bloques cuadrados que conectan con los alambres que van a 2 puertos en el exterior. La manija se ve en la tapa.

Radiografía No. 1 invertida y realzada.

Radiografía No. 2 (a 90 grados de la radiografía No. 1). Tubos visibles a través del centro. Las soldaduras de la tapa y el fondo. La manija está en el fondo. Los discos de Jockey están a la izquierda cerca de los tubos.

Radiografía No. 2 invertida y realzada.


[1] Se refiere al famoso caso Puebla que ya fue explicado en su momento por Héctor Escobar y Héctor Chavarría. Sin embargo los ufólogos no quieren aceptar que se trató de chatarra espacial.

[2] Eso es un mito. El único fragmento recuperado fue una placa que cayó en Jopala. Parte de la misma se encuentra en poder de Héctor Chavarría.

[3] La redacción de Maussán es peor que la mía. Es el único periodista al que no le conozco ningún libro, artículo, nota, o en general, nada escrito.

[4] En realidad era el domingo 28 de enero.

[5] Si somos un poco observadores nos daremos cuenta que todas las esferas poseen medidas exactas en el sistema de medidas inglés (pies, pulgadas, etc.). ¿Acaso no resulta extraño que un «aparato extraterrestre» haya sido fabricado utilizando este sistema de medidas? Esto más bien, es un punto a favor de la hipótesis de que se trata de objetos fabricados por el hombre. En este caso específico, objetos fabricados en los Estados Unidos.

[6] Martín tiene la confusión, generada por Maussán, de que este caso se refiere al número 109 de nuestra lista. Como ves, Escribe Martín: «Las fechas son distintas, Jaime Maussán mencionaba que la esfera había caído el 30 de diciembre de 1994 y la carta menciona el día 24 de septiembre de 1996. ¿Se trata de dos casos?» Efectivamente son dos casos. El primero es el de Cosala y el segundo de Ciudad Victoria.

[7] Esta es la forma un tanto enredada en que habla Maussán. Perdón si no se comprende.

[8] Leigh no se atreve a escribir la palabra y solo pone BS.