LA TTT ORIGINAL
En el mismo año en que Corliss publicó sus primeras recopilaciones de artículos aparecidos en revistas científicas, 1977, también se publicó el primer libro dedicado a la teoría geofísica de estos fenómenos: Space-Time Transients and inusual events, de Michael A. Persinger y Gyslaine Lafreniére. En ese estudio encontraban correlaciones entre la actividad sísmica y los OVNIs. Había nacido la Tectonic Strain Theory (TST) o Teoría de la Tensión Tectónica (TTT).
El mecanismo específico en el que originalmente pensó Persinger para explicar los OVNIs, fue una versión particular del efecto piezoeléctrico, que podía generar una columna electromagnética de algunas decenas de centímetros hasta cientos de metros de diámetro. El fuerte campo presente que recorría la columna produciría la ionización del aire creando el fenómeno luminoso a cierta altura del suelo. Esta era la primera versión de la TTT para los OVNIs.
El origen de las luces de los terremotos es, según la TTT, la tensión tectónica de bajo nivel que existe en ciertos puntos dentro de la corteza terrestre. Puede ocurrir que los campos electromagnéticos producidos por esta tensión crucen ciertas regiones durante el leve doblamiento de la geología local. Esto provocaría un temblor de intensidad pequeña o mediana en los puntos en donde la corteza cede un poco, es decir, en las fallas, mientras que en las partes más resistentes de la geología se forman poderosos campos electromagnéticos, que a veces dan por resultado la manifestación de fenómenos lumínicos. Las irregularidades del terreno, como pueden ser las mismas fallas, las masas de agua, los yacimientos de menas y otros, intensifican la aparición de esas luces. Los aficionados a los OVNIs saben, desde hace tiempo, que muchos avistamientos se dan alrededor de lagos, ríos, embalses de agua, minas y líneas de transmisión eléctrica. Los mecanismos exactos por los cuales tiene lugar todo esto son desconocidos hasta el momento, y pueden constituir campos nuevos de la geofísica. Los científicos podrían acercarse a la literatura ufológica, espulgar el trigo de la paja y extraer conclusiones interesantes.
La segunda parte de la investigación de Persinger fue el detectar los posibles efectos que tales campos electromagnéticos podían tener en los cerebros de los testigos. Esta investigación ha producido casi 150 artículos de Persinger publicados en Perceptual and Motor Skills.
Persinger declara en su libro que algunos fenómenos eléctricos generados por los sismos pueden ser muy intensos y durar mucho tiempo. Para ilustrar lo dicho, cita la pérdida o interrupción de la transmisión de radio durante una hora antes del terremoto de Hilo, en Hawai, el 26 de abril de 1973. Expresa que los experimentos en el laboratorio han mostrado que hay pequeñas corrientes eléctricas que en contacto con el cerebro pueden causar parálisis, pérdidas de conciencia y alucinaciones. Por lo tanto, los testigos que sufren la influencia de campos eléctricos transitorios causados por las presiones subterráneas, pueden tener alucinaciones, que para ellos sería un suceso «real».
Los efectos de la proximidad de un efecto triboluminiscente puede afectar el funcionamiento del cerebro de los testigos. Persinger menciona que los campos electromagnéticos afectan las regiones de los lóbulos temporales del cerebro (entre las que está el hipocampo). Entre los efectos más notables están la perdida de la noción del tiempo, amnesia, visiones en estado de vigilia consciente, voces exteriorizadas, sensaciones corporales, especialmente en la zona genital, sensaciones de flotación, distorsiones en los recuerdos, etcétera. Los aficionados a los OVNIs podrán comprobar que muchos de estos fenómenos (prácticamente todos) se han reportado en los supuestos casos de abducción. Existe gran semejanza en los relatos de los abducidos, de episodios de viajes extracorporales y de encuentros cercanos con la muerte. Todos ellos son idénticos a los reportados, clínicamente por personas sanas y que no tenían relación alguna con OVNIs o con la literatura parapsicológica, en los experimentos de Persinger.
Además de los mecanismos que producen la piezoelectricidad, durante los terremotos se emiten ciertas cantidades de gas radón que puede producir efectos quimiluminiscentes. De ahí que concluya que las luces telúricas no están correlacionadas sólo con los terremotos sino con la misma actividad tectónica. Según el neurólogo los efectos energéticos tienden a acumularse y distribuirse a lo largo de las fallas. Esta acumulación de energía puede producir efectos en la corriente eléctrica, disturbios psiquiátricos leves, confusiones mentales, interferencia en los sistemas de comunicaciones, etcétera. Por otra parte, también pueden producir apariciones de «OVNIs» y otros fenómenos luminosos, generados por alucinaciones inducidas por las emisiones electromagnéticas sobre el lóbulo temporal. Incluso se podrían mostrar efectos «paranormales» e insólitos.
El doctor Persinger, psicólogo e investigador científico de la Universidad Laurentian, en Sudbury, Ontario (Canadá), junto con su ayudante Lafreniere, aplicó el análisis por computadora a una muestra constituida por 6,000 hechos paranormales (incluyendo OVNIs, serpientes marinas, luces fantasmas, big foot, etcétera). Sus resultados indicaron que la mayoría de estos casos tuvieron lugar sobre las líneas de falla o cerca de ellas. Persinger cree que el 85% de los avistamientos de OVNIs no son más que efectos electromagnéticos luminosos producidos por las líneas de falla geológicas.
«Cuando chocan las placas tectónicas presionan al cuarzo y a otros cristales en ciertas regiones y por breves periodos. Esto causa que los enlaces atómicos, al romperse, produzcan plasmas.
«Esta luminosidad rodeada por un intenso halo electromagnético llega a la superficie terrestre, y es vista por la gente.
«Ya que nuestras mentes son sensibles a los campos electromagnéticos, estos pueden producir alucinaciones (fantasmas, encuentros cercanos del tercer tipo, etc.)».
En cuanto a la interferencia de los OVNIs sobre radios de onda corta, televisores, luces de los autos, etcétera, Persinger declara que se trata de columnas eléctricas ambulantes, que parten de los campos eléctricos transitorios, y someten a su influjo los campos más débiles asociados con estos aparatos.
Los fenómenos debidos a campos eléctricos transitorios pueden ocurrir en zonas de bajos niveles sísmicos. Debido a que las rocas cristalinas están ampliamente distribuidas por todas partes, existen puntos débiles en la corteza terrestre, aún en las áreas que no son proclives a los terremotos.
MÃS ALLÃ DE LA TTT
En 1973, Harley D. Rutledge, un profesor de física de la Universidad Estatal del Sureste de Missouri, organizó investigaciones de campo para investigar los avistamientos de supuestos OVNIs en los alrededores de Piedmont. Los resultados fueron publicados en 1981 en el libro Project Identification. Sus conclusiones eran muy similares a las de Persinger.
Rutledge visitó Piedmont y vio por sí mismo doce de las misteriosas luces celestes. Durante siete años continuó con sus investigaciones, con la ayuda de cuarenta científicos, ingenieros, estudiantes y personas fuera del ámbito universitario. Su equipo era más sofisticado y costoso que el que había utilizado Akers. Valuado en más de 40,000 dólares, se contaba con varios telescopios, un analizador espectral, un magnetómetro, un gravímetro, cámaras y otros instrumentos. Se hicieron 157 avistamientos de 178 luces, y se tomaron varias fotografías.
Paul Devereux continuó la línea trazada por Persinger y presentó sus trabajos en diversas publicaciones y congresos, como en el Tercer Congreso Internacional de la Asociación Británica para Investigaciones OVNI (BUFORA), en agosto de 1983. Devereux publicó su primer libro en 1982. Un año después la ufóloga británica Jenny Randles publicó su libro Pennine UFO Mystery, sobre los fenómenos luminosos vistos en esa cadena montañosa. Inspirados por esta obra y por el proyecto noruego de Hessdalen, en 1986, David Clarke y Andy Roberts iniciaron el Project Pennine.
Devereux realizó experiencias en el campo de la piezoelectricidad en Inglaterra. Encontró que la famosa área de Warminster tiene un subsuelo cruzado por muchas líneas de falla de la corteza y que en la oleada de Dyfed (Gales), un 30% de los casos se verificaron a una distancia menor a los 50 metros de una línea de falla (fault line). Algunos de sus hallazgos son los siguientes:
«En Gran Bretaña y en Escandinavia se han encontrado indicios parecidos. En Gran Bretaña se localizaron zonas de luz terrestre en algunas partes de la cadena Penina, alrededor de Burton Dassett, Warwickshire, alrededor de Helpston, Cambridgeshire, en Dartmoor, Devon, en algunas regiones de Gales, en lagos específicos de Escocia y en otros muchos lugares bien definidos. En la cadena Penina un pequeño grupo de investigación llamado Project Pennine, a cuya cabeza estaban David Clarke y Andy Roberts, han encontrado casos notables de fenómenos que ocurren en las mismas regiones desde hace generaciones. Se han observado bolas de luz en repetidas ocasiones y a veces, en un valle con fallas llamado Longdendale, en el que hay una cadena de embalses, ¡se ilumina toda la ladera de un promontorio! Se ha observado que la temperatura baja mucho coincidiendo con este último efecto lumínico. Los escasos habitantes de la cadena Penina son reacios a hablar de los fenómenos, pero es claro que los padres y los abuelos de los actuales agricultores y pastores también vieron las luces y que éstas despertaban en ellos un fuerte sentimiento de superstición y temor. Leyendas, topónimos y tradiciones también reflejan la existencia de luces en las zonas que se sabe que son afectadas por los fenómenos.
«En una de estas zonas, los agrestes páramos de los alrededores de Grassington, en Yorkshire, muchos agentes de policía han visto las luces durante sus patrullas nocturnas y se han tomado algunas fotografías extraordinarias. Clarke y Roberts han podido mostrar correlaciones entre los fenómenos lumínicos, las fallas y la actividad sísmica. En Gales, Devereux y sus colegas también han podido detectar correlación entre ciertas zonas de luz terrestre y parecidos factores geológicos, y en Escocia siete de los ocho lagos donde se producen fenómenos lumínicos se encuentran sobre fallas importantes, mientras que el octavo se ve afectado por fallas menores, de índole local. El material británico incluye los relatos de numerosos testigos presenciales que vieron luces surgidas directamente del suelo».
Dan Mattsson han hecho un trabajo similar en Suecia. Ha identificado varias zonas de actividad de fenómenos lumínicos y ha comprobado la correlación entre la actividad sísmica, los yacimientos de menas de hierro, o de otro tipo, y las fallas.
En 1983 Devereux publicó otro libro, en colaboración con el geoquímico Paul McCartney, en el que desafiaba por completo a los ufólogos pro extraterrestres. En el libro se señalaban varias conexiones entre las fallas, epicentros sísmicos y los fenómenos aéreos luminosos en varios lugares de la Gran Bretaña. En septiembre de 1983 Devereux, McCartney y Don Robins, especialista de la química aplicada a la arqueología, suscitaron un debate a través de una artículo aparecido en New Scientist. En ese artículo incluían la teoría tradicional de la piezoelectricidad, pero, además, presentaban la triboluminiscencia y la termoluminiscencia como mecanismos posibles para la formación de las luces.
En 1986, John S. Derr se unió a Persinger para estudiar las luces que aparecían en la reservación india de Yakima, en el Estado de Washington. Guardabosques habían visto bolas naranja flotando sobre las rocas, así como pequeñas «bolas de ping-pong» de luces que saltaban los riscos. Este periodo de avistamientos también estuvo acompañado de nubes luminosas, lo que indicaba una atmósfera cargada, y de sonidos subterráneos, sugiriendo un tipo de asociación tectónica. Los guardabosques lograron fotografiar las luces y triangular su posición mediante el uso de la comunicación radial.
Derr, en colaboración con Greg Long escribió un libro sobre el asunto. Inicialmente constató que los fenómenos luminosos se daban tanto en las crestas de las colinas, como en derredor de las fallas. Derr introdujo una nueva variable, la consideración del rol de los líquidos en movimiento sobre la incidencia de las luces telúricas. Derr argumentaba que la presión sobre el agua la hacía fluir entre los capilares de la roca y eso producía un aumento en la intensidad del campo electromagnético que contribuía a las manifestaciones luminosas sobre el terreno. De esta manera, la lubricación de los estratos geológicos con el agua facilitaba el deslizamiento de los estratos en los puntos de falla y promovía los mecanismos generadores de las luces.
Otros casos importantes estudiados por Derr fueron Uintah, Utah, en medio de las ciudades de Vernal, Roosvelt y Duchesne. Luego, Persinger y Derr se ocuparon de los fenómenos de Colorado atribuyéndolos a la inyección de agua en las rocas de la zona de la ciudad de Derby. En este caso dedujeron que el presunto campo electromagnético estaba a unos 50-100 kilómetros a partir del epicentro.
CRITICAS A LA TEORIA TTT
En un artículo de 1989 el geólogo y ufólogo canadiense Chris Rutkowski, quien es un crítico de la hipótesis de Persinger, reexaminó la teoría TTT. En particular el caso de las luces fantasma. Citaba un detalle interesante en el caso canadiense de luces telúricas en Alberta y Manitota y se refería como la tentativa de aproximarse a estas fuentes luminosas fallaron regularmente porque estas se «apagaron» cuando se les acercaba. Había, entonces, que recurrir a una característica específica de estos fenómenos, que Rutkowski definió como LATER (Lights At The End of the Road, Luces al final del camino), por su tendencia en aparecer y mostrarse en el horizonte, al final de un camino.
El problema inherente de la TTT para las luces telúricas, según Rutkowski era parecido. La naturaleza de la energía producida por el roce de las tensiones no era clara. Las emisiones de radio registradas de repente en los terremotos resultaban débiles e inconstantes.
La idea de que los OVNIs pueden, en última instancia, revelarse como luces sísmicas (EQL) en las que la energía es confinada de manera particular en una zona limitada (mientras que la mayor parte de las luces sísmicas son en realidad descritas como destellos y luces poco definidas) fue criticada por Greg Long. Las diferencias entre el momento en que se verifica el temblor y las observaciones de las luces terrenas (EL) no son compatibles con el modelo actual de la teoría sobre la generación de las luces sísmicas. Además, el «radio de compresión» debido a la tensión tectónica no parece compatible con la claridad de las observaciones de los presuntos fenómenos aéreos insólitos muy alejados del centro de la tensión.
Para obviar esta objeción, Long, en 1988 había propuesto la localización de una región sísmicamente inactiva y, para convalidar la teoría, observar la existencia de Earth Lights (EL) (o de otros fenómenos aéreos insólitos) . Un último análisis, parece que, en la carencia de un mecanismo causal claro, las correlaciones de las observaciones OVNI y la energía tectónica descansan en gran parte únicamente en el tipo de estadística y no es directamente causal.
De las otras objeciones, Chris Rutkowski recordaba que el ufólogo francés Claude Maugé había presentado críticas sobre la significatividad de la base de datos usada por Persinger para construir la TTT, cosa que retomará en un artículo de poco éxito en 1990.
El ufólogo escéptico inglés Steuart Campbell ha sostenido que la solidez de las relaciones entre las observaciones OVNI y las fallas geológicas en Gran Bretaña de las que habla Devereux es del todo aleatoria y que sólo se sostiene en el hecho de que en las islas británicas existe un número elevado de discontinuidades de ese tipo.
Rutkowski ha hecho notar que no esta claro el medio a través del cual estas emisiones energéticas puedan superar grandes estratos de roca y manifestarse en la superficie en forma tan variada. Acepta que algunos tipos de roca pueden actuar como «transistores naturales», aunque permanece la dificultad.
A partir de febrero de 1973, alrededor de Piedmont, Missouri se comenzó a reportar la presencia de extrañas luces de diversos colores, en coincidencia con repetidas interferencias de las emisiones televisivas y de interrupciones en la energía eléctrica. El jefe del departamento de física de la Universidad estatal del Sudeste de Missouri, el Dr. Harley D. Routledge tuvo algunas observaciones de estos objetos celestes por lo que, con algunos de sus colegas, inició una serie de campamentos de guardia en las colinas cercanas a la ciudad. Durante una serie largísima (157 semanas) y sistemática de tales campamentos logró captar 178 fotografías de «objetos anómalos» que cambiaban de dirección de forma abrupta, aceleraban o se quedaban estáticas. A través de una triangulación y gracias al avistamiento simultáneo de varios investigadores, Routledge pudo calcular la velocidad y concluyó que se podía excluir las explicaciones de faros de vehículos, espejismos, refracciones, aviones, meteoritos e incluso centellas. Se hicieron estudios de radar y se encontraron disturbios en las señales de radiofrecuencia gamma VHF. Una de las cosas más embarazosas que describe Rutledge fue el hecho de que, al menos, treinta y dos casos parecían responder a las acciones de los observadores. Las luces parecían reaccionar a los mensajes verbales, señales de radio o a los pensamientos de los experimentadores. Por lo que Routledge pensó que el fenómeno poseía una forma de inteligencia, respondiendo a la objeción de la ufóloga Jenny Randles que creía se trataba de un fenómeno natural hasta el momento desconocido, o al escéptico Steuart Campbell. También en los setenta, otro grupo de apasionados de los fenómenos anómalos, de New Jersey, denominado «Vestigia» efectuó diversos estudios de campo en la localidad de Washington Township, cercana a New Jersey. Observaron, fotografiaron e hicieron varias mediciones instrumentales de un pequeño globo de luz que en su interior parecía contener un núcleo similar a un proyectil. En el momento de la aparición de esa EL se elevaron las lecturas en un contador Geiger y cambio la resistividad mientras el fenómeno se posaba. En cuanto partía el grupo de investigadores volvía a ver el fenómeno sólo de una parte de la carretera, pero no de la otra parte, cosa que sugería que se trataba de una emisión fotónica unidireccional.
El doctor Michael A. Persinger, neuropsicólogo que se arriesgo a entrar al mundillo de la ufología y desafió a los ufólogos con su hipótesis TTT.
Jenny Randless, la ufóloga inglesa más famosa, estudió la oleada de OVNIs en la cadena de montañas Pennina, en Inglaterra, y luego publicó su libro The Pennine UFO Mystery.
Uno de los OVNIs observados durante la oleada de los Pennine. La foto fue obtenida por el señor Anthony Vaivods, en Wyke Woods, a las 9:30 de la noche del 15 de octubre de 1981, con una cámara Polaroid. Se trata de una exposición de varios segundos.
«La Curva del Diablo», en la carretera B6105 en Longdendale, Pennines, Inglaterra. Sobre este punto corre una falla y se encuentra en una zona de gran actividad OVNI.
Un ejemplo del fenómeno LATER, o de luces al final del camino. En este caso dos fotografías de Paul A. Roales sobre la famosa Ruta 66.
Durante la oleada de OVNIs sobre la ciudad de Piedmont, Missouri, en 1973, el doctor Harley D. Routledge logró obtener varias fotografías de estas luces.
Según Dan Mattsson, las líneas Ley siguen las líneas de falla terrestre y sobre ellas se construyeron varios de los monumentos antiguos.
Paul Devereux ha viajado a diversos lugares, incluyendo México, en busca de las misteriosas luces. Aquí lo vemos en Australia investigando las luces Min Min.
Miembros del Project Pennine con Devereux, al fondo a la derecha.
Gráfico del magnetómetro durante la variación del campo magnético terrestre.
Devereux en el laboratorio de Persinger experimentando la estimulación del lóbulo temporal.
El 25 de marzo de 1905, en dos ocasiones se vieron emerger desde este valle, cercano a la capilla Llanfair, bolas de luz roja. La falla de Mochras corre directamente por debajo.
Erlin Strand preparando el equipo durante la expedición en busca de las luces Min Min.
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