La historia de la psicofotografía (2)

FREDERICK A. HUDSON

Del otro lado del Atlántico las fotografías de espíritus de William Mumler inspiraron nuevas reacciones. La noticia de las fotografías espiritistas había llegado a Inglaterra de la mano de The Photographic Journal de Londres, en donde se publicó un artículo entusiasta sobre la nueva tendencia gráfica. La revista hacía un acercamiento cauteloso, pero al mismo tiempo también reconocía que estas fotografías eran el comienzo de algo grande, alegando que: «posiblemente ningún fenómeno podría despertar un interés más profundo…»

Pronto, otros fotógrafos, aficionado y profesionales, comenzaron a surgir afirmando tener la capacidad de hacer que los muertos aparecieran en las fotografías. El primero fue Frederick A. Hudson, quien emergió en la escena de Londres en 1872[1]. Hudson tenía su estudio en 177 Holloway Road, Londres.

La señora Samuel Guppy, una famosa médium de esa época, fue la primera que atrajo la atención sobre su persona. Hudson fue eventualmente investigado por el famoso fotógrafo profesional John Beattie en 1873. Beattie realizó una serie de experimentos con Hudson que fueron publicados más adelante en el British Journal of Photography[2]. En aquel momento, Hudson no cobraba nada por sus fotos, pero eso cambió con el tiempo. En su artículo, Beattie describió cómo, con un amigo, habían examinado el cuarto de cristal en el jardín de Hudson donde ocurrían los experimentos, el cuarto de operaciones con su luz ámbar y los baños de porcelana, la cámara fotográfica de 10 x 8 pulgadas con sus lentes de 6 pulgadas y toda la maquinaria implicada. Él también mantuvo que había marcado la placa fotográfica que se utilizaría y observó que estaba recubierta y preparada.

Para la primera fotografía que Hudson tomó, con una exposición de cerca de un minuto, Beattie se sentó de perfil mientras que al fondo la hija de Hudson (que actuaba como médium) estaba parada al lado de él. Ningún «extra» apareció en la foto. Beattie escribió que en e experimento siguiente: «Todo era igual salvo que la médium se sentó detrás del fondo. En la fotografía revelada, aparecen unas figuras sentada a mi lado, frente a mí, y entre mi y el fondo. Estoy sentando de perfil en la fotografía -la figura delante de mí está en una posición de tres cuartos-, pero en conjunto entre mí y el fondo. La figura está cubierta con una manta a cuadros blanca sobre la cabeza, y es como un hermano y un sobrino míos. Este último punto no lo puedo asegurar porque la cara es como la de una persona muerta y pobremente iluminada».

Beattie continuaba: «En mi última prueba -todo revisado más estrictamente que antes, si es posible, y en el mismo lugar en relación conmigo- apareció una figura femenina parada, arropada en falda negra, y con un vestido de lino blanco, algo como un patrón de mantón, sobre sus hombros, sobre los cuales colgaba libremente una masa del pelo negro. La figura está delante de mí y, parcialmente entre mí y la cámara fotográfica.»

Beattie había supuesto que Hudson falsificaba de cierta manera las fotografías pero ahora ya no estaba convencido de esto. Estaba seguro que las figuras no eran dobles exposiciones, no habían sido proyectadas, no eran el resultado de espejos o aún el resultado de imágenes que habían sido manipuladas sobre las placas durante el proceso de revelado. Sin embargo, lo que él no tomó en consideración fue que las imágenes habrían podido estar en las placas todo el tiempo -que sus propias placas habían sido cambiadas por «placas trucadas» por el fotógrafo. Éste parece haber sido la forma de trabajar estándar de muchos de los supuestos fotógrafos de espíritus de entonces y no fue sospechado por nadie. Muchos de ellos, incluyendo el señor F. M. Parkes, quien produjo un número de imágenes psíquicas, incluso permitieron que fueran observados mientras que trabajaban en las placas. Parkes, por ejemplo, tenía una abertura cortada en la pared de su cuarto oscuro de modo que los investigadores pudieran ver el interior mientras que él hacía el revelado. ¡El problema era que los investigadores no tenían ninguna idea de qué placas estaba revelando realmente!

El doctor Alfred Russel Wallace, que comparte crédito con Charles Darwin por el descubrimiento de la teoría de la evolución, era un cliente de Hudson y obtuvo dos fotografías que mostraban a su difunta madre. Russel recuerda este hecho en su libro de 1875[3].

«El 14 de marzo de 1874, fui con Hudson, a mi cita, por primera y única vez, acompañado por la señora Guppy, como médium. Contaba con que si conseguía una foto de espíritus sería la de mi hermano más grande, en cuyo nombre había recibido frecuentes mensajes a través de señora Guppy. Antes de ir con Hudson me senté con señora G., y tuve una comunicación por raps con el efecto de que mi madre aparecería en la placa si se pudiera. Me senté tres veces, eligiendo siempre mi propia posición. Cada vez apareció una segunda figura en el negativo conmigo. (…) No reconocí ninguna de estas figuras en los negativos; pero en su momento conseguí la prueba, el primer vistazo me mostró que la tercera placa contenía un retrato inequívoco de mi madre, -tanto en sus características como en la expresión; una semejanza no como en el retrato que le tomaron en vida, sino algo pensativa, idealizada- con todo aún, para mí, una semejanza inequívoca.»

Hudson fue atrapado de vez en cuando en el acto de falsificar sus imágenes, e incluso se le atrapó vestido para hacer el papel de fantasma. Sin embargo, se «convirtió en el fotógrafo psíquico británico más famoso y fue conocido por producir extras sobrenaturales en sus placas bajo el escrutinio más riguroso».

F. M. PARKES

El ya mencionado F. M. Parkes fue otro de los primeros fotógrafos de espíritus de Gran Bretaña. Comenzó su trabajo en 1872, el mismo año que Frederick Hudson. Sus imágenes más tempranas fueron hechas en sociedad con el propietario de un restaurante, que fungía como médium. Siguiendo las indicaciones de los espíritus, Parkes requería que las placas fotográficas estuviesen colocadas bajo su control en el cuarto oscuro antes de que fueran insertadas en la cámara fotográfica, de esa manera podían «ser magnetizadas». Si eso despertaba sospechas, Parkes intentaba compensar, como ya hemos dicho, haciendo un agujero en su pared del cuarto oscuro de modo que sus clientes pudieran atestiguar el proceso de revelado.

ÉDOUARD ISIDORE BUGUET

Hubo otros numerosos fotógrafos de espíritus que practicaron durante este tiempo incluyendo un francés, Édouard Isidore Buguet, que se incorporó al negocio en 1874 en Londres. Aunque él comenzó su negocio en Inglaterra, el espiritismo en Francia lo influenció para que se aliara a la doctrina del mesmerismo y fue el primero en ligarla al espiritismo. El espiritismo se unió al mesmerismo porque ciertos pacientes exhibían características que más adelante serían llamadas trance mediumnico mientras eran «curados» por mesmerismo.

Buguet fue el primero en ligar esta doctrina a la fotografía de espíritus. Él tenía rutinariamente a sí mismo y a su cámara fotográfica mesmerizada antes de hacer las fotografías de espíritus. Buguet tenía su estudio en Boulevard Montmatre en Paris.

La mayor parte de sus fotografías eran de gente famosa, la mayoría de ellos afirmaba reconocer sus difuntos y a miembros de su familia como «extras». Esto no le impidió ser arrestado por fraude en 1875. Él admitió el engaño y firmó una declaración completa. En ella, indicaba que sus fotografías habían sido creadas por doble exposición. Primero, vestía a sus ayudantes para hacer la parte de un fantasma, o vestía una muñeca con una sábana. Esta figura, junto con piezas de muselina que servían para crear a los vaporosos fantasmas, y una colección de cabezas recortadas de fotografías viejas de niños, jóvenes, ancianos, hombres barbudos y mujeres de larga cabellera, fue encontrada por la policía cuando revisaron su estudio. Se hallaron dos maniquís. El más pequeño se utilizaba para las fotos infantiles. También fue descubierto que un espíritu, supuestamente muerto 12 años atrás, que apareció en una de las fotografías, era realmente un hombre vivo y saludable, que era inconsciente de que lo habían utilizado como «espíritu» en una de las fotografías de Buguet. Confesó que mientras el cliente se encontraba en la sala de espera, la cajera les hacía hablar y obtenía, con disimulo, los datos suficientes para la evocación que había que hacer. Luego revisaban su archivo fotográfico en busca de alguna imagen que se pareciera a la pedida. La misma luego era trucada con una doble exposición con el retrato del interesado. El fotógrafo fue multado por 500 francos y condenado a un año en la prisión.

Pero a pesar de la confesión, sus víctimas insistían que sus fotografías eran genuinas, juraban que habían reconocido a sus seres queridos en las fotografías incluso después de que les presentaran las cabezas simuladas que la policía había encontrado en el estudio de Buguet. Decían que él había hecho la confesión bajo presión o en el interés de ganar clemencia o, incluso, que la iglesia le había pagado para declararse por culpable. El reverendo Stainton Moses, el famoso médium, estaba convencido de que por lo menos algunas de las fotografías de espíritus de Buguet eran auténticas. Dijo que el proceso del caso fue corrompido por los funcionarios religiosos, que el juez estaba polarizado negativamente o que Buguet debió haber sido sobornado o aterrorizado para confesar.

Los espiritistas admitieron sin embargo, que Buguet pudo haber utilizado algunos trucos cuando sus poderes no estaban en su capacidad máxima, una excusa usada a menudo en caso de que los médiums fueran acusados de fraude. Buguet retiró su confesión después del juicio en el Congreso Espiritista, en septiembre de 1875, en Bruselas. Se desdijo e insistió que los maniquís eran utilizados por sus empleados durante su ausencia por enfermedad, e insistió que dos terceras partes de sus fotografías de fantasmas eran genuinas.

Pero el propio Daniel Douglas Home escribió en su libro Lights and shadows in Spiritism[4]:

«Un fotógrafo, Buguet[5], asociado con un supuesto vidente americano llamado Firmann, se jactaba de evocar las sombras de las personas fallecidas y entregar su fotografía por pocos francos.

«El cliente entraba en el estudio, se le pedía que pensara insistentemente en la persona cuya imagen quería poseer. Firman hacía pases magnéticos sobre la cabeza de Buguet y éste desordenaba su cabellera con aire inspirado. Hacía posar a su cliente ante el aparato fotográfico y pocos minutos después mostraba a la víctima maravillada su propia imagen, detrás de la cual aparecía la de una forma vaga e indecisa que tenía el parecido de un espectro envuelto en un sudario, y del cual lo único que se advertía más o menos confusamente era la cabeza. La mayoría de los clientes reconocían en ese espectro a un hermano, un tío o una tía, y se retiraban con la preciosa imagen perfectamente convencidos del poder del fotógrafo».

En el juicio llevado a cabo los días 16 y 17 de junio de 1875 fueron juzgados Buguet y Leymarie, sucesor de Allan Kardec como editor de la Revue Spirite. Ambos se habían asociado con el médium americano llamado Firman para evocar a los espíritus y producir fotos espiritistas que cobraban a 20 francos por pieza.

Durante las sesiones solían aparecer las sombras de un joven inca o el mismísimo emperador Maximiliano. Se trataba de Firman que desempeñaba esos papeles, perfectamente disfrazado. Para representar al inca se ponía de rodillas, cubierto con un velo negro, y cascaba nueces, sin decir palabra y revolviendo unos ojos espantados.

Por su importancia reproducimos algunos fragmentos del juicio a Buguet, Leymarie y Firman.

El señor conde de Bullet (cuarenta y seis años). «He estado en casa de Buguet y en la imagen que me ha entregado he reconocido positivamente el retrato de mi hermana; estoy convencido de que es su imagen».

El presidente. «Pero se le ha enseñado a usted la cabeza recortada con la cual se ha hecho la imagen».

El testigo. «Poco me importa. El parecido es indiscutible y estoy convencido de la realidad del retrato».

El presidente. «Pero, ¿en el sumario, se ha hecho la operación delante de usted y se ha hecho funcionar el muñeco en su presencia?»

El testigo. «No es el mismo cliché.»

El presidente. «¿Qué hacer para combatir la credulidad de usted? Está probado que los procedimientos no tienen nada de sobrenatural, que los medios son fraudulentos y que está usted engañado por sus ilusiones. Vea usted la cabeza con la que se ha hecho el retrato de su hermana».

El testigo. «No, esa no se parece a ella».

El presidente. «¿No se ha hecho aparecer ante usted un príncipe indiano?».

El testigo. «No; un inca».

El presidente. «¿Y el emperador Maximiliano?… Todo esto le ha costado a usted cuatro o cinco mil francos».

María de Veb (diez y nueve años). «Fui a casa de Buguet por curiosidad, pedí una aparición y se presentaron dos espíritus; un amigo y mi tío».

El presidente. «¿Los reconoció usted?».

La testigo. «Perfectamente».

El presidente. «Y, sin embargo, Buguet confiesa que no es médium, sino solamente fotógrafo. ¿No habrá habido ilusión por parte de usted?».

La testigo. «No, señor; los reconocí perfectamente».

El presidente. «Tiene usted delante el cajón de los espíritus. De aquí se sacan, ¿ve usted?, ¿insiste usted en creer en ellos?».

La testigo. «Sí, señor».

El señor Veb, padre de esta testigo, explica que llevó a su hija a casa de Buguet por recomendación del príncipe Wittgenstein, «un espiritista convencido como todos nosotros», dijo. «Todos reconocimos el retrato», añade el testigo; «todo el mundo exclamó: ¡Es nuestro Carlos!».

El presidente. «Y bien, tiene usted delante el cofre del que se sacan los espíritus».

El testigo. «¿Se me ha hecho venir aquí para decirme que soy un imbécil?».

El presidente. «No, pero sí para decir a usted que se atentaba contra su bolsillo».

El testigo. «Jamás se me ha pedido dinero».

El presidente. «Es que se contaba con la generosidad de usted, que ha sido grande».

Jacobo Dessenon, comerciante en cuadros (cincuenta y cuatro años). «Yo no quería creer en las fotografías espiritistas, y para salir de dudas fui a casa de Buguet y en dos ocasiones me dio pruebas muy malas. Manifesté mi descontento a un cierto Escipión que estaba allí y que me dijo ser un médium muy fuerte. Y bien, le dije, pida usted al señor Buguet que me retrate otra vez y una usted sus fuerzas magnéticas a las nuestras para la evocación. Escipión consintió y la prueba fue de las más extraordinarias. La imagen era doble y las dos no se parecían; en una de ellas tenía yo una calavera sobre las rodillas. El parecido de mi mujer era tal, que mi prima, que estaba moribunda, dio un grito de sorpresa al ver la imagen. Mis hijos exclamaron: ¿Es mamá!»

El presidente. «Buguet, ¿no empleó usted entonces sus procedimientos ordinarios?».

Buguet (sonriendo). «Si existía esa semejanza sería por casualidad. La calavera que vio este señor fue un efecto confuso de un pliegue del velo».

Buguet nunca más intentó restablecerse como fotógrafo de espíritus. Algunas de sus fotos se guardan actualmente en la Bibliothèque Nationale de France, Département des Estampes et de la Photographie, Paris.

EDWARD WYLLIE

Para 1886 pocos recordaban el fraude de Mumler y la fotografía espiritista volvió a surgir en los Estados Unidos. Fue Edward Wyllie (americano, nacido en la India, 1848, muerto en Londres, 1911) el encargado de ese resurgimiento. Wyllie fue granjero, caricaturista, subastador y soldado en Nueva Zelanda, antes de emigrar a los Estados Unidos en 1886 y convertirse en fotógrafo en Los Angeles.

James Hyslop, un profesor de la universidad de Columbia escribió una introducción a una serie de experimentos realizados por Charles Cook con Edward Wyllie, de Los Ángeles, y Alex Martin de Denver. Cook hizo un gran trabajo con los dos hombres en 1916. Les proporcionó sus propias placas y las hizo revelar en un estudio comercial. De esta manera, hasta cierto punto eliminaba la posibilidad de que los dos hombres pudieran haber modificado las imágenes. Cook concluyó que las fotografías sometidas eran genuinas pero en estos casos pensó que el nombre de «fotografía psíquica» era el mejor para designar el fenómeno. Él creía que los dos hombres producían realmente las imágenes por algún medio psíquico, en lugar de fotografiar verdaderos fantasmas.

Un investigador de fenómenos psíquicos escocés, James Coates, envió estuches con su pelo y el pelo de su esposa a Wyllie. El fotógrafo utilizó los estuches con el pelo en fotografías de espíritus, y uno de los espíritus resultantes fue reconocido como la abuela de la señora Coates. Esto le ganó a Wyllie una invitación a Inglaterra, en donde su trabajo fue estudiado por Coates[6].

En una de las fotografías tomadas por Wyllie en la casa de Coates, en Rothesay, Escocia aparece Robert Whiteford, un fotógrafo que vivía en la misma ciudad. La foto fue tomada en octubre de 1909, y el procedimiento entero fue conducido bajo escrutinio de Coates y de Whiteford, que se describe como escéptico.

Sin embargo las supuestas emanaciones ectoplasmáticas muestran evidencia de trabajo de retoques con pincel. En un punto en su carrera, Wyllie fue acusado de usar dibujos fosforescentes que brillaban intensamente en la oscuridad, aparentemente proporcionando suficiente luz en los negativos para producir «extras». Otros fotógrafos de espíritus empalmaban los negativos de película, que subrepticiamente colocaban sobre el negativo.

ROBERT BOURSNELL

Robert Boursnell aseguró haber hecho fotografías de espíritus desde 1853, cuando aparecieron «extras» en los retratos que él tomaba. El fotógrafo, se dijo, no reconoció la naturaleza sobrenatural de estos personajes y culpó su aspecto a la limpieza incorrecta del cristal usado en el negativo. Un día, en un arranque de cólera, tiró los negativos al piso, maldiciendo la placa y a la gente que aparecía en ella. Los «extras» no volvieron a aparecer hasta 1886, cuando Boursnell conoció a los espiritistas.

Ya que los fotógrafos de espíritus y los médiums estaban sujetos a persecución en Gran Bretaña, Boursnell decía a sus clientes que los «extras» no eran espíritus sino «sombras en el fondo.» Los críticos apuntaron que los mismos espíritus aparecían sin cambiar en diversas fotografías, una muestra de fraude. La revelación parece no haber afectado a ningún de los partidarios de Boursnell.

Un centenar de fotografías de espíritus de Boursnell fueron exhibidas en la Psychological Society en Londres, y en 1903 los espiritistas de esa ciudad ofrecieron al fotógrafo un testimonial firmado y un monedero de oro.

Boursnell fue investigado por la Spirit Photography Commission organizada por el Daily Mail en 1908. La Comisión abarcaba a espiritistas y expertos técnicos de la industria de la fotografía. Un miembro del grupo, el señor A. P. Sinnett[7], contó cómo fue fotografiado por Boursnell: Sinnett compró un paquete de negativos de una tienda elegida al azar, entonces los abrieron y él mismo cargó las placas en la cámara fotográfica. Después de la exposición, observó mientras que el negativo era revelado en el cuarto oscuro. Sinnett dice que él también examinó la cámara fotográfica y que la encontró «ciertamente libre de trucos. No veo cómo habría podido ser engañado bajo estas condiciones.»

Sinnett ya era bien conocido en los círculos ocultistas, porque durante años había mantenido correspondencia con los «adeptos» en el mundo espiritual. Esta correspondencia, conocida como «las cartas de Mahatma,» ocurrió a través de la mediumnidad de la señora Helena Blavatsky, fundadora de la Teosofía.

A pesar del testimonio de Sinnett, la Comisión de fotografía de espíritus no pudo alcanzar un acuerdo sobre la validez del trabajo de Boursnell.


WILLIAM HOPE


William Hope nació en Crewe, Inglaterra en 1863 y de joven trabajó como carpintero. Comenzó a tomar las fotografías de espíritus en 1905. En ese año él y un amigo se tomaban fotografías uno al otro por turnos. En una foto que fue tomada por Hope, había un «extra» -la imagen de una persona que no estaba físicamente presente en el momento que la foto fue tomada. Resultó, que el extra era la hermana difunta de su amigo.

No mucho después de este incidente, Hope organizó un grupo de seis personas con el fin de obtener fotografías de espíritus. El grupo se hizo renombre como el «círculo de Crewe» con William Hope como su líder. Durante sus primeros intentos, el círculo destruyó todos los negativos de las fotos que tomaron por el miedo de ser acusados de brujería. Sin embargo, cuando el arzobispo Thomas Colley, entusiasta de lo sobrenatural y del espiritismo, se unió al círculo, ellos comenzaron a hacer público su trabajo.

Irónicamente, la primera exposición del fraude vino cuando el arzobispo Colley asistió a su primera sesión. Según la historia, Hope arregló la fotografía con el espíritu incorrecto, substituyendo a otra mujer mayor por la madre de Colley. Cuando Hope intentó confesar su fraude a Colley, éste descartó su confesión como «absurda»-él reconoció a su madre cuando la vio en el extra de la foto. Para probar su caso, él incluso puso un aviso en el periódico local y pidió que todos los que recordaban a su madre que llamaran a la rectoría. No menos de 18 personas seleccionaron el error de Hope entre de varias otras fotos y dijeron que mostraba definitivamente el fantasma de la finada señora Colley.

A través de su carrera, Hope ganó la ayuda de muchas figuras prominentes. En un libro acerca de la supervivencia después de la muerte, escrito por el reverendo Charles Tweedale, que entre otras cosas, poseía una casa encantada en la ciudad de Otley en Yorkshire, describe a Hope como fotógrafo de espíritus, e indica que no había fraude evidente en la mayoría de las fotos de Hope. Dice que en las sesiones fotográficas se invitaba a la gente sin anunciar, incluso con identidades secretas, y se obtenían imágenes de espíritus claramente reconocibles. Un caso fue el de señora Hortense Leverson, que vino a Hope y éste le dio una fotografía psíquica de su marido fallecido recientemente, el Mayor Leverson, que había estado en el personal de la oficina de la guerra. La señora Leverson estaba absolutamente convencida de que la fotografía era legítima.

Hope no concedía audiencias sino a personas de toda su confianza, como Sir Arthur Conan Doyle. Trabajaba en su propio gabinete, con su propio chasis y su propia cámara, bastante vieja y cuya lente no tenía tapa. Cuando algún otro mortal, no espiritista, quería ser admitido para una sesión, tenía que tomar turno de meses de espera y sólo se le concedía llevar sus propias placas, que deberían ser de determinada marca. Las placas deberían ser enviadas a Hope, con varios días de anticipación, para que, encerradas en su caja sellada, pudieran ser sometidas a «la influencia del médium»; como si dijéramos, para que las empollaran los espíritus. Después de esta «mesmerización» el dueño de las placas se debería presentar a la hora señalada, abrir la caja en el cuarto oscuro y ver cómo Hope la colocaba sobre el chasis. Luego, juntos, iban al gabinete a sacar la foto y regresaban al cuarto oscuro para revelar las placas. Todo un procedimiento lleno de huecos a través de los cuales se podían falsificar las fotos.

En febrero de 1922, Hope fue descubierto de nuevo. Por este tiempo, Hope se había mudado a Londres y se había establecido como médium profesional. La Society for Psychical Research (SPR) decidió investigar las afirmaciones de Hope y envió a un nuevo miembro, Harry Price, a investigar. Durante la investigación, Price afirmó haber detectado evidencia de fraude de Hope.

Aun cuando Price se había unido recientemente a la SPR, había expuesto ya un número de médiums fraudulentos, ganándose la aversión de mucha de la comunidad espiritista. Durante la sesión, que fue organizada con cánticos[8] y rezos de himnos como una sesión estándar, Hope y Price entraron al cuarto oscuro colindante. Price examinó la diapositiva fotográfica que Hope planeaba utilizar e imprimió secretamente 12 puntos pequeños en ella con una aguja. Luego pidió abrir un paquete de las placas que había traído. Estas placas provenían de la Imperial Dry Plate Co. y habían sido impresas (a sugerencia de Price) con su marca registrada en la esquina. La marca registrada entonces aparecería en el negativo de cualquier foto revelada. Price cargó dos placas en la diapositiva y después Hope pidió la diapositiva.

Cuando él la tomó de la mano de Price, Harry miró sus movimientos muy cuidadosamente, lo que era difícil de hacer en la oscuridad iluminada por el foco rojo del cuarto. Muy rápidamente, en un movimiento suave, Hope puso la diapositiva oscura en el bolsillo del pecho izquierdo de su abrigo y entonces, aparentemente, lo sacó otra vez. Price sabía que la diapositiva había sido cambiada pero se sentó para que la fotografía fuera tomada de todos modos. Cuando se tomó, rechazó firmar las placas, como lo quería Hope, y mientras examinaba la diapositiva, descubrió que sus 12 marcas de aguja «misteriosamente» habían desaparecido. ¡Era claro que no era la misma diapositiva que le había dado a Hope para que la utilizara! Él no acusó a Hope de un timo sobre la mancha, temiendo que su evidencia del engaño sería destruida, pero quitó dos fotografías que habían sido tomadas de Price, una de las cuales tenía un «extra» femenino hermoso -¡pero en ninguna placa estaba la marca registrada de la Imperial Dry Plate! Hope había cambiado las placas también. Él podía demostrar que no eran el mismo tipo de placas que él había dado a Hope para ser utilizado, ya que eran de un grosor, peso y color distintos y eran placas «rápidas», mientras que las que Hope regresó eran «lentas».

En el número de mayo del Journal of the Society for Psychic Research[9], la revista de la SPR de Londres, Price publicó un informe bajo el título «Cold Light on Spiritualistic Phenomena«. Inmediatamente, lo atacaron desde el campo del espiritismo. Sir Arthur Conan Doyle, que era un partidario del círculo de Crewe, denunció a Price y sus métodos. Él y los periódicos espiritistas acusaron a Price de hacer trucos y de cambiar las placas mismas en un plan para desacreditar al médium. Aunque sir Oliver Lodge, que era un autor espiritista, creyó que Hope era fraude y escribió a Harry Price diciendo: «No veo cómo sus pruebas de la duplicidad de Hope podrían ser más completas.»

Más de 11 años después de este incidente, la viuda de un hombre que trabajó para Hope admitió en un artículo que después de la sesión con Price, su marido revisó el equipaje de Hope y «encontró en una maleta una lámpara de destello con un accesorio de bulbo, algunas fotos de cabezas recortadas y algunos cabellos.» Desafortunadamente, estos hechos devastadores fueron suprimidos en 1922 y Price comentaría más adelante que si no hubiera sido por esta supresión, su relación con Conan Doyle habría podido ser preservada. «Esta información vital habría terminado mi controversia con sir Arthur», dijo. «Incidentalmente, también habría acabado con Hope!»

Aunque Hope tenía ciertamente sus detractores, también tenía sus partidarios, incluyendo Conan Doyle, que escribió su libro The Case for Spirit Photography en respuesta al incidente de Price[10]. El libro de Doyle supone una teoría de conspiración para atrapar a William Hope que Sherlock Holmes habría encontrado todo menos «elemental.» Hope también fue apoyado por sir William Crookes y sir William Barrett[11]. Muchos han sospechado que sir William Crookes también fue engañado. El físico estaba en sus 80 en 1916, cuando él tuvo su sesión, acababa de perder recientemente a su esposa. Su ayudante en ese entonces, J. H. Gardiner, dijo al biógrafo de Crookes que el negativo del cual la fotografía de Hope de la señora Crookes fue reproducida, mostró muestras claras de doble exposición pero que Crookes prefirió no hacer caso de esto.

La Society for the Study of Supernormal Pictures fue establecida como rival de la Society for Psychical Research (S.P.R.). La S.P.R. fue fundada en 1882 por un grupo de científicos que intentaban hacer una búsqueda e investigación organizada y sistemática de «un grupo grande de supuestos fenómenos llamados mesmerismo, psiquismo, espiritismo». La S.S.S.P. fue lanzada en 1918 en Londres, siendo su vice presidente, sir Arthur Conan Doyle. Doyle. Esta sociedad, que tenía representaciones en Estados Unidos e Inglaterra fue cerrada en 1923. En mayo de 1920 publicó un comunicado declarando:


«Los miembros aquí presentes desean registrar el hecho de que después de muchas pruebas y exámenes de miles de fotos, ellos son unánimemente de la opinión que los resultados se han obtenido sobrenaturalmente en las placas fotográficas sensibles bajo condiciones de prueba confiables. Los miembros actualmente no intentan explicar cómo se han obtenido los resultados, pero afirman que los han conseguido indudablemente bajo condiciones que evitan la posibilidad de fraude».

Hope continuó haciendo fotografías de espíritus, y Doyle siguió postulándolo como un mártir del espiritismo. Pero la teoría de la conspiración de Doyle y los mejores esfuerzos de la S.S.S.P. no fueron suficientes para contradecir el desenmascaramiento de los fotógrafos de espíritus y de los médiums físicos en general. En 1926, el investigador Harry Price escribiría, «nuestros médiums fotográficos se están haciendo menos. Uno tras otro, se están exponiendo. La fotografía de lo sobrenatural es el único fenómeno que no resiste una «prueba terminante» de la investigación científica pura»¦»

William Hope murió el 7 de marzo de 1933.

Hacia 1887 un reportero de The Star, de Nueva York, George W. Hows, escribía[12]


«Una de las curiosidades de la fotografía fue la manía de la fotografía de espíritus, que floreció y murió hace aproximadamente veinte años. Tenía muchos incautos. Uno de ellos fue un banquero muy conocido de esta ciudad, que era viudo. Él se había impresionado con la idea del espiritismo, y las hermanas Fox, y después de alcanzar la prosperidad, se hizo espiritista. Estas fotogrfías de espíritus fueron hechas en un cuarto oscuro con una luz de magnesio puesta sobre la cámara fotográfica. Una de las hermanas Fox se sentó al lado del sujeto y después de que la lente hubiera sido centrada en el tema, mandaron que el fotógrafo se dera vuelta.

«Â¡En una ocasión el viejo Gurney, que había hecho mucha investigación de esas fotografías de espíritus, repentínamente volteó su cabeza y ¡mira!, una de las hermanas Fox sostenía sobre la cabeza del viejo banquero un retrato de cartulina de su esposa muerta.

"El secreto de la fotografía de espíritus fue descubierto, y el banquero, que pensó que él había estado viendo el retrato de su esposa muerta, encontró que todo era una ilusión y una trampa".


[1] La primera fotografía de espíritus la obtuvo el 4 de marzo de 1872.

[2] Beattie John, A Description of Remarkable Experiments in Photography, British Journal of Photography, Junio 28, 1872.

Beattie John, Spirit Photography, British Journal of Photography, Julio 11, 1873.

[3] Russel Wallace Alfred, A Defence of Modern Spiritualism, London 1875.

[4] Douglas Home Daniel, Lights and shadows in Spiritism, Tinsley, Londres, 1895.

[5] Fue encarcelado junto a Leymarie, el editor de la Revue Spirite. Fueron condenados a un año de prisión por fraude.

[6] Coates James, Photographing the Invisible, Advanced Thought Publishing Co., Chicago Illinois, 1911.

[7] Uno de los creadores de la Teosofía.

[8] La señorita Buxton, ayudante de Hope, era la encargada de iniciar el himno Nearer My God to Thee, que parecía tener especial fuerza para llamar los espíritus.

[9] Posteriormente reimpreso como fascículo por Kegan Paul, Trench, Trubner and Co., London, 1922.

[10] Conan Doyle Arthur, The Case for Spirit Photography, George H. Doran Company, New York, 1925.

[11] Barrett F. William, On the Threshold of the Unseen, E.P. Dutton & Company, New York, F.R.S., Third Edition, 1919.

[12] Hows W. George, Caught in the Camera. Some of New York"™s Most Noted Photographers, The Star, New York, Vol. 20, No. 6,926, 6 November 1887, page 9.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.