Archivo por meses: septiembre 2009
Mona Lisa (18)
The Ventures. The Ventures In Space
Cristales y charlatanería
CRISTALES Y CHARLATANERÃA[1]
Mario Méndez Acosta
A la charlatanería médica le gusta vesÂtirse con los ropajes de la ciencia, y aparentar cierta modernidad, aunÂque sus prácticas no se distingan en realiÂdad de los rituales de los brujos tribales de la edad de piedra.
Están ahora de moda, bajo el amparo de esa enfermedad intelectual que es el «new age» místico, que tanto admiran los esnobs más incultos en EU, una cierta técnica curativa mágica denominada cristaloterapia, o curación con los cristales de cuarzo, la cual se ha venido promoviendo ya en México.
Según Steven C. Okulewicz, géologo de la Universidad de Nueva York, y curador del Museo Americano de Historia Natural, la actual creencia supersticiosa en los podeÂres mágicas del cristal de cuarzo se basa en el hecho de que éste se usa en aparatos electrónicos: en especial en relojes. Se afirma que los cristales transmiten vibracioÂnes, y que supuestamente traen armonía vibratoria para la salud corporal. Aseguran también que aumentan el kilometraje de la gasolina en los autos al colocarlos en el carburador.
Gari Gold, terapista charlatán, asegura que curan hasta enfermedades graves, como el cáncer y el sida, si éstas «se tratan a tiempo». Además, proporcionan valor, optimismo, simplifican la toma de decisioÂnes y permiten «enfocar» la mente.
Sus llamadas «armonías» son manipuÂlaciones dizque curativas, mezcla de aplicaciones del cristal y de ritos de chamanes diversos. Lo curanderos presionan partes del cuerpo con una mano; localizan el sitio del mal, cuando sienten que el cristal que llevan en la otra mano vibra en sintonía o resonancia con la «frecuencia natural» del órgano en cuestión -¿quién determina ésta?-. Proponen tratamientos peligrosos, que a veces involucran el consumo de horÂmonas o tragarse algún cristal.
En la antigüedad, tratamientos como el descrito sólo condujeron a que se manÂtuvieran muy bajas expectativas de vida en todos los pueblos conocidos, con todo y desnutrición, plagas periódicas y sufriÂmientos innecesarios para muchos. La nueva cirstaloterapia viene a ser lo misÂmo, usada, sin embargo, en una época en la que sí existen tratamientos curatiÂvos y preventivos que no están basados en la magia.
Los creyentes en los cristales aseguran que existen profecías de los egipcios y referencias bíblicas acerca del poder curativo de los cristales. Ello es falso, en ningún luÂgar se sugiere que el cuarzo cure cualquier cosa. También afirman que existieron «geÂneradores» de cristal, en la Atlántida, lo cual no es más que una fantasía, ya que el desÂcubrimiento de la deriva continental y la tectónica de placas han demostrado que no existió tal continente.
Además de atribuirle «voluntad» al cuarÂzo, creen que los cristales «energizan» al cuerpo y favorecen el desarrollo del potenÂcial síquico. Pero ningún experimento controlado ha podido demostrar ya no tal afirmación, sino la simple existencia de esos poderes en forma incontrovertible.
El cuarzo es un mineral (SiO), sílice; es decir arena. Los creyentes aseguran que los cristales se forman en alineamiento con el magnetismo terrestre. Esto es falso, ya que el polo magnético de la Tierra ha cambiaÂdo de lugar, lo que no se refleja en los yacimientos. El cristal en sí desde luego no es magnético. Existen 25 variedades de cuarzo, la mayor parte de las cuales son desconocidas por los curanderos.
Si se funde la sílice con carbonato sódico, forma el vidrio ordinario. El cuarzo es un cristal hexagonal y se expande muy poco al elevarse la temperatura. Su propieÂdad más interesante es la piezoelectricidad: cuando son presionados con fuerza, proÂducen una breve corriente eléctrica y, viceÂversa, cuando se les aplica una corriente, vibran con un periodo muy exacto: 32,768 veces por segundo. El cristal comercial con que se hacen amuletos no produce electriÂcidad, no importa qué tan fuerte lo aprieÂten las manitas de sus adquirentes; necesita un martillazo. Ninguna energía entra o sale del mismo en condiciones ordinarias.
Aseguran que cada cristal se puede «programar», lo cual también es falso. Ni con una aguja magnética -una brújula-, ni con un contador Geiger se detecta nada. Dicen que se le puede «energizar», para ello proÂponen dejarlo bajo el Sol, la Luna, un choÂrro de agua o hasta al viento. Para «descargarlo» sugieren sumergirlo en sal, agua salada o bajo tierra. No se sabe cuánÂdo queda descargado o de qué. Lo cierto es que el cristal es inerte e inalterable, es una de las sustancias más inalterables que existen. Se supone que con el cristal en la mano uno puede comunicarse con su «yo más elevado». Se trata de una de las suÂpersticiones más difíciles de erradicar enÂtre algunos estudiantes de secundaria de EU y entre tribeños de la Polinesia.
[1] Ciencia y Desarrollo, Vol. 22, No. 127, marzo/abril 1996, Pág. 106.
Las cataratas de sangre
Cascada de sangre
Esta cascada de sangre roja, del tamaño de un edificio de cinco pisos, cae muy lentamente del glaciar Taylor en McMurdo Dry Valleys de la Antártida. Cuando los geólogos descubrieron por primera vez la cascada congelada en 1911, se pensó que el color rojo venía de algas, pero su verdadera naturaleza resultó ser mucho más espectacular.
Hace aproximadamente 2 millones de años, el glaciar Taylor selló un pequeño cuerpo de agua que contenía una antigua comunidad de microbios. Atrapados bajo una gruesa capa de hielo, han permanecido allí desde entonces, aislados dentro de una cápsula del tiempo natural. Evolucionando de forma independiente del resto del mundo viviente, estos microbios existen sin calor, luz u oxígeno, y son básicamente la definición de «lodo primigenio». El lago atrapado tiene muy alta salinidad y es rico en hierro, lo que da a la cascada su color rojo. Una grieta en el glaciar permite salir al lago subglacial, formando las cataratas sin contaminar el ecosistema en su interior.
La existencia del ecosistema de las cataratas de sangre muestra que la vida es posible en las condiciones más extremas. Tal vez podría existir vida en otros planetas con ambientes similares y organismos similares de agua helada – en particular en Marte y Europa, la luna de Júpiter. Pero, independientemente de la vida extraterrestre, las cataratas de sangre de la tierra son una maravilla para contemplar, tanto visual, y científicamente.